JANSENISMO
VocTEO
 

El jansenismo es un movimiento multiforme que influyó en la vida de la Iglesia a partir de los años 40 del siglo XVII, con reflejos en la dogmática, en la moral y en la espiritualidad, a lo que hay que añadir interferencias políticas.

 

1. Evolución histórica.- En la tormentosa discusión sobre la predestinación y el libre albedrío, fue el doctor lovaniense y obispo de Ieper (Ypres) Comelio Jansenio (1585-1638) el que decidió remontarse a los escritos auténticos de san Agustín, En su libro Augustinus, que salió dos meses después de su muerte, Jansenio presenta una doctrina en la que afirma que el hombre, después del pecado original, está dominado por la concupiscencia. Todas sus acciones están envenenadas.

Sólo la gracia de Dios le permite realizar obras buenas. Pero esta gracia resulta vencedora sólo con una renuncia total a sí mismo y una perfecta conformidad con la voluntad divina.

Pronto se encendió la polémica, iniciada con los jesuitas, desplazándose de los Países Bajos a Francia. Aquí Saint-Cyran (Jean Duvergier de Hauranne, 1581-1643), condiscípulo y amigo de Jansenio, se convirtió en el gran apóstol de la espiritualidad jansenista y conquistó para la causa al célebre monasterio cisterciense de Port-Royal.

Por iniciativa de la Sorbona, Roma condenó cinco proposiciones (DS 2001-2007), pero los jansenistas negaron que fueran de Jansenio. Vino a continuación un período de luchas y tensiones que sólo se aplacaron bajo Clemente IX con la «paz clementina» (1669). Después de este primer período de un jansenismo prevalentemente dogmático y espiritual, comenzó en el siglo XVIII una segunda época con la aparición de Pascasio Quesnel ( 16341719) y la condenación de 10 proposiciones suyas en la bula Unigenitus (1713). Hay que distinguir: a) el jansenismo popular o espiritual, con un ascetismo penitencial a ultranza que se extendió también fuera de Francia; b) el jansenismo aristocrático y teorizante, movimiento que, refugiándose en el parlamento galicano, adoptó todas las posiciones del episcopalismo y se relacionó con algunas formas de regalismo. A lo largo del siglo XVIII el jansenismo se mezcló con tendencias politizantes, encontrando su expresión más audaz en el Sínodo de Pistoya (1786), condenado por la bula Auctorem fidei (1794). Posteriormente sobrevivió en dos formas: la político-religiosa y la íntima de la espiritualidad.

 

2. Espiritualidad.- El jansenismo no intentaba ser más que un agustinismo coherente, dispuesto a reaccionar contra toda acomodación del humanismo y a recordar al hombre su trascendencia. Las bases de su pensamiento son la sagrada Escritura y . san Agustín. Entre los puntos concretos de la espiritualidad jansenista recordemos los siguientes: a) La exaltación de la majestad de Dios y de su trascendencia como dato esencial para plantear correctamente la vida espiritual. B) En contraste con esta realidad se encuentra la condición humana después del pecado original. La predestinación por parte de Dios es absolutamente gratuita. De estos hechos fundamentales surge la exigencia radical para el hombre de conciliar la misericordia de Dios con su justicia, la gracia y la libertad, el temor y el amor, la ley divina y los acontecimientos de la historia. c) La visión jansenista del mundo y del hombre es fundamentalmente pesimista; de aquí se deriva su intransigencia respecto a la naturaleza humana, dominada por instintos y sentimientos peligrosos, y también una «fuga mundi » tan radical que presenta en ciertos casos manifestaciones realmente aberrantes. d) La relación entre Dios y el hombre a través de la oración resulta bastante difícil. El jansenismo insiste mucho en la oración litúrgica, mientras que demuestra cierta indiferencia por la oración personal, especialmente la meditación, que debería estar siempre dominada por sentimientos de temor, de esperanza y de deseo, de arrepentimiento y de dolor por los pecados, y no tanto por los de gozo y de amor. E) No se excluyen la contemplación y la vida mística, pero se las mira con cierta desconfianza o prevención, ya que no se trata de vías ordinarias para relacionarse con Dios; por eso no hay que facilitarlas, sino más bien desaconsejarlas.

 

3. Valoración.- Resulta difícil hacer un balance espiritual del jansenismo, pero conviene exorcizar un «mito del jansenismo» que ve sólo sus aspectos extremos. Los mismos jansenistas no sabrían decir qué es lo que les distingue: no tienen más ambición que la de ser fieles a la más pura tradición católica. 5us adversarios, creando la palabra, los acusaron de «jansenistas». Al leer los estudios sobre el jansenismo, más que partir de los errores condenados por el Magisterio de la Iglesia, será importante atisbar las intenciones más profundas del pensamiento de los jansenistas y del comportamiento espiritual al que llegaron por coherencia con sus ideas.

La palabra «jansenista», que tuvo desde sus orígenes un matiz peyorativo, sirvió hasta el siglo xx para indicar fenómenos o personas contra las que se quería poner sobre aviso, independientemente de que tuvieran o no una relación real con Jansenio y sus discípulos. Por eso el término evoca un Dios severo, una rigidez sin inteligencia, una religión de terror y una vida sin amor, a veces en abierto contraste con la realidad histórica del jansenismo, que hay que juzgar sin prevenciones y teniendo en cuenta su carácter polivalente.

T Jansen

 

Bibl.: Jansenismo, en ERC, 1V 676-682: p, M, Abellán, Fisonomía moral del primitivo jansenismo, Granada 1942: M, Giovanno, El jansenismo en España. Estudio de las ideas religiosas en la segunda mitad del siglo XVlll Madrid 1972.