GOZO
VocTEO
 

El gozo es una de las experiencias más difíciles de definir Conocemos lo que es, dado que todos lo hemos experimentado en nosotros mismos o lo hemos descubierto en los otros, estableciéndose así una empatía con ellos. Se identifica con un sentimiento de plenitud, de armonía, de satisfacción de la propia realidad. Quizás sea más fácil describirlo y señalar las causas que la vida conducen al gozo verdadero, Para muchos es el resultado de la posesión de un bien que produce una satisfacción interna. Se identifica además como la consecuencia de un equilibrio entre todos los aspectos de la realidad humana: interioridad y exterioridad, corporeidad y espiritualidad, el terreno afectivo, el sensible y el intelectual. Una visión más psicológica descubre el gozo como un efecto de la dinámica de la realización personal y vive experiencias de plenitud en su actividad, en sus relaciones y en sus deseos. Están finalmente aquellos que creen que el gozo puede describirse sólo en términos negativos y lo descubren en las situaciones de ausencia de sufrimiento, de ansiedad, de preocupaciones y de soledad.

Resulta difícil conocer el gozo, la felicidad o la plenitud debido al carácter específico de esta idea, que sólo puede comprenderse en sí misma, ya que no es el medio, sino el fin de toda acción o conocimiento: sabemos más o menos cuáles son las cosas o las experiencias que nos conducen al gozo, pero sabemos también que el gozo no lo podemos reducir a nada de todo eso, ya que supera las realidades parciales. Representa, más bien, la meta de nuestra acción, de nuestro ser. Por eso el gozo, como todas las realidades centrales de la realización humana, es un sentimiento profundamente religioso, puesto que es un don de Dios, un fruto de sus relaciones amorosas con nosotros, y puesto que esta experiencia vivida en plenitud nos conduce hacia el encuentro con Dios.

El gozo pertenece al corazón del mensaje bíblico y tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento va siempre asociado a la experiencia de la salvación o por lo menos a su promesa, así como al encuentro con Dios y a las relaciones que el hombre puede establecer con él. En el mensaje de la nueva alianza la causa del gozo es en primer lugar el anuncio del Reino de Dios, luego la resurrección de Cristo entre los muertos, la vida de una comunidad basada en el amor y, finalmente, el don del Espíritu. Es frecuente encontrar en los escritos más significativos del Nuevo Testamento -Juan y Pablo- referencias a este gozo que surge de la aceptación del mensaje de salvación, de la adhesión a Cristo, del éxito de la predicación o de la experiencia de comunión entre las primeras comunidades cristianas. El contexto bíblico nos ofrece así una visión del gozo, que es don del amor de Dios y que puede identificarse con la salvación que Dios realiza a través de Cristo y de su Espíritu.

La espiritualidad cristiana no ha podido prescindir de esta idea en el momento de expresar la esencia de la vida de los creyentes. No es fácil reconstruir una línea o tradición en la Iglesia que se haya referido al gozo como motivo central. Por tanto, sería necesario servirse más bien de las experiencias de los grandes santos y de los maestros de espiritualidad. Este gozo se ha comprendido de varias maneras: como conocimiento profundo de los misterios de Dios en Orígenes, como experiencia de salvación y de contraste con el mundo en san Agustín, como realidad amorosa en san Bernardo, como experiencia de sencillez y de fraternidad en san Francisco de Asís, como disposición del alma a la gracia en santa Teresa de Jesús, como sentimiento afectivo en san Francisco de Sales, como experiencia del cariño de Dios en santa Teresa de Lisieux. La lista podría proseguir indefinidamente. Pero el punto común a todos estos hombres y mujeres es el hecho de haber encontrado su gozo en Dios; de una forma que a veces chocaba con los gozos del mundo y que a menudo era gozo en medido del sufrimiento; gozo que resiste a los ataques del maligno, a los cambios de humor de las personas y hasta a los momentos más negativos de la existencia humana.

L. Oviedo

Bibl.: S. Garofalo, Gozo, en NDTB, 695-700: E. Beyreuther, Alegría, en DTNT 1, 74-83; J, Moltmann, Sobre la alegría, la libertad y el juego, Sígueme, Salamanca 1972; E. Otto T. Schramm, Fiesta y gozo. Sígueme, Salamanca 1983,