EDUCACIÓN SEXUAL
VocTEO
 

Por educación sexual se entiende la intervención pedagógica en el terreno de la sexualidad. No se trata de una simple instrucción sexual, entendida como descripción en clave bio-fisiológica de todo lo que afecta a la sexualidad y a su ejercicio, La educación sexual - se refiere al mundo de los valores y del deber ser; infunde a la instrucción un suplemento de alma: compromete al joven a situar la sexualidad en la intimidad de su ser: lo motiva a subordinar los impulsos personales a un proyecto de vida.

Én el actual contexto cultural se reconoce comúnmente la necesidad de la educación sexual. También la Iglesia reconoce esta necesidad cuando en el documento conciliar Gravissimum educationis declara: «(Los niños y los adolescentes), a medida que su edad avanza, sean instruidos en una positiva y prudente educación sexual» (n. 1).

La educación sexual no debe extrapolarse o apartarse del compromiso educativo general de la persona; en efecto, la educación sexual no es un hecho en sí mismo, sino un aspecto de la educación global de la persona. Afirmar esto significa reconocer que no existe ninguna estructura educativa a la que no corresponda, por lo que a ella se refiera, tocar el tema de la sexualidad.

Le corresponde en primer lugar a la familia, en la que los niños descubren su propia identidad sexual, se enfrentan con la realidad masculino-femenina de la pareja de sus padres, viven el dinamismo constructivo de la «separación» progresiva de los mismos, que tiene una función educativa primaria en orden a la educación sexual. Tiene una importancia fundamental el que, a través del diálogo, los hijos se sientan libres para interpelar a sus padres y no se sientan engañados por ellos; que se vean conducidos a valorar con naturalidad la evolución de su personalidad sexuada, a reconocer la naturaleza de sus impulsos, a afianzar la voluntad de dominarlos, situando este dominio en una proyección de madurez adquirida. Está luego la escuela, que, junto con la familia, tiene también aquí una misión específica. La atención de la escuela debe dirigirse a una información concisa y correcta y al mismo tiempo a una obra educativa y continua en el plano de los valores, que permita emprender un proceso de crecimiento de personas éticamente motivadas, interiormente libres y psicológicamente maduras. Sería un contrasentido querer hacer de la educación sexual una nueva disciplina o una materia suplementaria. La educación sexual no puede ser una acción especial y limitada: tiene que ser progresiva e inscribirse día tras día en una educación global de la persona dentro de la escuela y en otros lugares.

Junto con la familia y con la escuela, también la comunidad eclesial tiene su propia función educativa. Ante todo, en relación con las familias, para ofrecerles una iluminación, un apoyo, una ayuda en su tarea formativa, Además, los grupos de jóvenes no pueden dispensarse de arrostrar este aspecto de la educación, por la importancia que la sexualidad reviste en el desarrollo global de la persona, incluso en orden a la fe, y especialmente hoy por la preponderancia de los temas sexuales en la cultura dominante y a menudo en la experiencia de vida de la gente.

A fin de proponer los contenidos de la educación sexual que sean más oportunos en cada ocasión, los educadores deberán tener presentes algunos criterios metodológicos:

1) verdad: iluminar al menor excluyendo el engaño, el desprecio y todo tipo de morbosidad:

2) adecuación: hay que dar a conocer al interesado no «todo», sino lo que le sirva para su crecimiento:

3) oportunidad: seguir el mismo paso del desarrollo del educando, sobre todo en los momentos difíciles de la pubertad y de la adolescencia:

4) integración: Situar la información sexual en el ámbito de los valores éticos y del amor.

5) serenidad: infundir y reforzar una actitud de naturalidad sobre cualquier problema moral en el adulto y de tranquilidad confiada en el educando.

G. Cappelli

 

Bibl.: AA. VV. La educación sexual, Nova Terra, Barcelona 1968: J. L, Larrahe. Catequesis y educación del sexo, PPC, Madrid 1979; Melendo, Educación aféctivo-sexual integradora, PPC, Madrid 1986; F López y A. Fuentes, Para comprender la sexualidad, Verbo Divino, Estella '1994; Congregación para la educación católica, Orientaciones educativas sobre el amor humano, PPC, Madrid 1983,