EDUCACIÓN
VocTEO
 

Es el conjunto de acciones y de comportamientos dirigido a promover el desarrollo de la persona humana, que atiende a las múltiples dimensiones de la vida del hombre (física, moral, social, intelectual, religiosa), y que tiene como meta la realización cada vez más plena de la conciencia y del dominio de sí mismo, junto con la capacidad de comunicar y cooperar con las demás personas.

El término educación remite a los verbos edere (= alimentarse) y ex-ducere (= sacar fuera); esto significa que encierra siempre dos aspectos que no se pueden soslayar: por una parte, la misión de «alimentar, hacer crecer, guardar, cuidar, instruir»; por otra, la necesidad de favorecer la conquista de la madurez y el ejercicio de las múltiples potencialidades de las que están dotados todos los seres humanos. La meta de la educación es la madurez de la persona.

En todas las acciones educativas resulta fundamental el aspecto de la comunicación. Aunque se dan relaciones de proximidad entre la educación y otras actividades como la aculturación, la inculturación y la socialización, existe entre ellas una diferencia substancial: la educación tiende a favorecer la orientación autónoma hacia unos valores, conocidos gracias al ejercicio de la inteligencia formada correctamente, en contra de toda adhesión conformista a unas presuntas verdades o pseudovalores impuestos desde fuera.

La actividad educativa, entendida correctamente, pone a los sujetos en una condición de continuidad respecto al pasado y de apertura al futuro; en ninguna actividad dirigida a favorecer la educación se puede prescindir de las verdades, de los valores y del patrimonio que se ha ido acumulando a lo largo del tiempo: en este sentido, la fidelidad es una virtud imprescindible en los sujetos de la educación (educandos y educadores). Al mismo tiempo, la educación debe alimentar siempre el impulso hacia el futuro, la capacidad de ir más allá de lo ya conquistado; en este sentido, el coraje es la otra virtud que, presente en el maestro, tiene que contagiarse también en el discípulo.

Sobre las relaciones entre el maestro y el discípulo, es evidente la provisionalidad del primero respecto al segundo; los maestros existen... para desaparecer, es decir, para suscitar en los discípulos la conciencia de la propia identidad y dignidad y la capacidad de orientarse- de forma - autónoma en la experiencia y en la búsqueda continua de la verdad, en el ejercicio de la responsabilidad y de las relaciones con el ambiente.

En una perspectiva estrictamente teológica, es posible concebir la acción de Dios en la historia como un largo y amoroso esfuerzo de educación; algunos teólogos han interpretado la gracia precisamente como una « acción educativa» de Dios con el hombre (G.Greshake).

En el ámbito de la educación en la fe es decisivo el papel del testimonio personal de los creyentes, que, asociado a la recta profesión de la fe, consiente una inserción fecunda en la vida de la comunidad eclesial y en la historia humana.

G. M. Salvati

 

Bibl.: Pontificio Ateneo Salesiano, Educar 3 vols., Sigueme, Salamanca 1966-1966; A' Blanch, Autocrítica de la educación cristiana, en Razón y Fe 151 (1979) 485-496: C Cembranos - M, Bartolomé, Estudios ~, experiencias sobre educación en valores, Narcea, Madrid 1981.