CONCIENCIA HISTÓRICA
VocTEO
 

 La aparición de una conciencia histórica, de la que generalmente se considera como padre a W Dilthey (+ 1911) con su objetivo de hacer que el pensamiento humano pase de una crítica de la razón pura a una crítica de la razón histórica, puede considerarse sin duda como una de las mayores adquisiciones de la cultura occidental en la época moderna. En efecto, nada ha caracterizado tan fuertemente a las diversas ciencias (historia, historiografía, filosofía, teología y todas las «Geisteswissenschaften» en general), hasta llegar a imponerse como forma normativa para un saber correcto.

Substancialmente, el concepto de  conciencia histórica puede interpretarse de tres maneras. En primer lugar como la autoconciencia que tiene el sujeto de que es un ser temporal y creador de historia. Este situarse del sujeto ante el devenir hace que experimente al mismo tiempo la gratuidad de su propio ser y la libertad de su propio querer ser. En efecto, el sujeto, al vivir en un momento particular del tiempo y de la historia, se da cuenta de que no se pertenece, sino que otros lo han precedido y han preparado todo lo que él está viviendo. Al mismo tiempo, descubre en sí ciertos ideales, ciertas aspiraciones personales, que comparten también los demás, y que él desea alcanzar. En segundo lugar, como percepción de un sentido histórico, pero no tanto como conexión e interdependencia de los sucesos, sino más bien como un ver y un saber inmediato de una tensión constante hacia una realización. En este segundo nivel, la conciencia histórica no permite asumir un absoluto, contingente y temporal, como único cumplimiento posible de la historia, sino que impulsa cada vez más allá en la búsqueda de un cierto equilibrio entre la fragmentariedad de los sucesos y la totalidad que los engloba, dándoles sentido. Finalmente -y aquí la filosofía de la historia y la historiografía han desempeñado un papel decisivo-,. como aquello que permite un conocimiento histórico. En este nivel, la conciencia histórica, en el estudio del pasado, impone al historiador un horizonte más amplio; en efecto, el  historiador camina entonces hacia el pasado cargado del presente y de todo su carácter problemático; interpreta lo que ha constituido historia a la luz del tiempo en que vive.

La conciencia histórica representa  desde luego una clara invitación a tomar seriamente en consideración nuestro estar constantemente insertos en la historia, hasta el punto de que no podremos comprendernos sin calificarnos como « personas históricas » .

 G. Occhipinti

 

 Bibl.: H. U. von Balthasar Teología de la  historia, Madrid 1964; M, Rivera de Ventosa, Presupuestos filosóficos de la teología de la historia, Salamanca 1975; K. R, Popper  La miseria del historicismo, Madrid 1961 : N A. Berdiaev El sentido de la historia, Madrid 1979; K. Lowith, El sentido de la historia, Madrid 1973; R. Fisichella, Historia, Conciencia histórica, 1, en DTF, 552-554,