CATECUMENADO
VocTEO
 

En la lengua griega, katechoumenos es un adjetivo verbal de katechein (literalmente, instruir de viva voz; en lenguaje cristiano, enseñar oralmente la fe). El término pasa al latín catechumenus. Así pues, en sentido literal, «catecúmeno» es el que escucha la enseñanza de la fe. En sentido técnico el término designa a los candidatos al bautismo. Y el catecumenado, por tanto, es el período de instrucción y de preparación para recibirlo.

En la antigua Iglesia la organización del catecumenado se presenta de diversas formas, aunque sobre la base de muchos elementos comunes. De todas formas, está ligado a la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia y para los recién convertidos, es el comienzo del proceso de iniciación a la fe cristiana. Hay algunos rasgos concretos de estructura catecumenal en la Traditio Apostolica de Hipólito. En el s. IV, los catecúmenos aparecen va distribuidos en dos clases : los catecúmenos (catechumeni audientes) y los «iluminados» (photizomenoi, o también baptizomenoi, competentes, electi). A estas dos clases corresponden dos períodos distintos de preparación. Más a largo plazo el primero, de preparación inmediata el segundo, que coincide generalmente con el período de la Cuaresma.

En la semana de Pascua se desarrollaba la mistagogia, es decir, la explicación de los sacramentos. La praxis del catecumenado conoce sensibles cambios cuando cambia la situación oficial de la Iglesia tras la paz de Constantino y aumenta el número de los que se hacen cristianos. Gradualmente, pero con rapidez, el catecumenado deja de ser una estructura pastoral de maduración en la fe de los recién convertidos para ser una estructura prevalentemente litúrgica. La imposición a nivel general de la praxis del bautismo de los niños llevará, en los ss. Y-VI, a la desaparición del catecumenado.

En la época moderna se da una forma de catecumenado en la historia de la actividad misionera, sobre todo por iniciativa del cardenal C. M. A. Lavigerie (1825-1892). En Europa se registran experiencias de catecumenado en Francia en torno al 1950. De ellas brota un nuevo momento de reflexión, El concilio Vaticano II representa un giro decisivo. En la Constitución sobre la sagrada Liturgia está presente una primera indicación: «Restáurese el catecumenado de adultos, dividido en distintas etapas, cuya práctica dependerá del juicio del Ordinario del lugar; de esa manera, el tiempo del catecumenado establecido para la conveniente instrucción podrá ser santificado con los sagrados ritos que se celebrarán en tiempos sucesivos» (5C 64). En la Lumen gentium 14 se enseña: «Los catecúmenos que, movidos por el Espíritu Santo, solicitan con voluntad expresa ser incorporados a la Iglesia, por este mismo deseo ya están vinculados a ella, y la madre Iglesia los abraza en amor y solicitud como suyos». El Vaticano II vuelve a hablar del catecumenado en el decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia (Ad gentes), Aquí el catecumenado se define como un «noviciado convenientemente prolongado de toda la vida cristiana, con el que los discípulos se unen a Cristo, su Maestro ». Consiguientemente, se dan algunas indicaciones : « Los que han recibido de Dios, por medio de la Iglesia, la fe en Cristo, sean admitidos con ceremonias litúrgicas al catecumenado." Iníciense, pues, los catecúmenos convenientemente en el misterio de la salvación, en la práctica de las costumbres evangélicas y en los ritos sagrados que han de celebrarse en tiempos sucesivos, la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de Dios» (AZJ 14). En enero de 1972 se publicó el Ordo Initiationis Christianae Adultorum (OICA), que vuelve a introducir un camino de maduración en la fe y en la pertenencia eclesial que recuerda muy de cerca la estructura del antiguo catécumenado. En el período posterior al concilio muchos han mostrado su interés por una potenciación y restauración del catecumenado. También han surgido realizaciones en sentido más estricto de formas nuevas de catecumenado.

Entre éstas se recuerdan las « comunidades neocatecumenales» de Kiko Arguello. Hay motivaciones de orden teo1ógico (relación evangelización-sacramentos), pastoral (son muchos los sacramentalizados, pero pocos los evangelizados) y socio-cultural (por ejemplo, el fenómeno de la secularización) que impulsan a diversas comunidades cristianas hacia opciones de tipo catecumenal .

M. Semeraro

 

Bibl.: J López, Catecumenado, en NDE, 1,0-167. D. Borobio, Catecumenado en CFP, 99~12O; Bautismo y catecumenado, en especial de Concilium 22 ( 1967); El catecumenado, en especial de Phase 64 (1971); E, Alberich, Catecumenado moderno. en DC, 149-153.