AUTORIDAD

 

El concepto de autoridad se deriva del mundo romano, donde tiene una importancia fundamental tanto en el terreno jurídico como en el político.

Derivada etimológicamente del verbo augere (aumentar), la autoridad se sitúa en un nivel distinto del dominio y del poder, entendidos como opresión o coacción. El término "autoridad» fue introducido en el lenguaje eclesial por Tertuliano. En la Iglesia tienen autoridad los apóstoles y las tradiciones que se vinculan a ellos. Sucesivamente se atribuyó a ciertas personas (el papa y los obispos) o a instituciones (el Concilio) que tienen en la Iglesia el poder de tomar decisiones. Lógicamente, el término en cuanto tal no puede encontrarse en el Nuevo Testamento, pero hay otros que expresan esta idea. Por ejemplo, el término epitaghé, que indica la autoridad en el mando, con poder de vincular a los otros (cf. Tit 2,15). Más usado es el término exousía, que referido a Cristo indica la autoridad y la capacidad de obrar que le ha conferido el Padre y que él comunica a sus discípulos. En algunos textos (como Mt 10,1; Mc 3,151 etc.) se trata de la autoridad de echar demonios; en otros se trata de la exousía indispensable para desarrollar la autoridad apostólica. En este sentido, cf. 2 Cor 10,8 y 13,10, Cristo resucitado transmite a los Doce el poder apostólico para el tiempo de la Iglesia (cf. Mt 28,18-20. Jn21).

Así pues, la colación de una autoridad está implícita en la institución del apostolado realizada por Cristo. El término que en el Nuevo Testamento describe la forma que debe asumir el ejercicio de la autoridad entre los discípulos de Jesús es el de diakonÍa (servicio). Es un concepto que contiene siempre un reflejo cristológico. Es fundamental en este sentido el texto de Lc 22,26-27: "Entre vosotros, el más importante ha de ser como el menor, y el que manda como el que sirve... yo estoy entre vosotros como el que sirve ».

En eclesiología, el término " autoridad» se conjuga con el de "potestad» La reciben los sagrados pastores de la ordenación sacerdotal. Se trata de una autoridad "formal», entendida como participación en la autoridad de Cristo y que es al mismo tiempo carismática y jurídica. Según la doctrina católica, ia "suprema autoridad» en la Iglesia reside en el obispo de Roma, sucesor de Pedro y cabeza visible de la Iglesia universal.- El orden de los obispos, "junto con su cabeza, el romano pontífice, y nunca sin esta cabeza, es también sujeto de la suprema y plena potestad sobre la Iglesia universal, si bien no puede ejercer dicha potestad sin el consentimiento del romano pontífice» (LG 22). A cada uno de los obispos, "bajo la autoridad del sumo pontífice», se le ha encomendado el cuidado de una Iglesia particular (CD 1 1). Ba sándose en el testimonio bíblico y en el fundamento cristológico, el concilio Vaticano II recuerda que el oficio confiado por el Señor a los pastores de su pueblo « es un verdadero servicio, que en la sagrada Escritura se llama con toda propiedad diakonía, o sea ministerion (LG 24). El tema de la autoridad en la Iglesia es de los temas centrales en el diálogo ecuménico. Se trata inevitablemente de él siempre que se reflexiona sobre el tema del ministerio eclesiástico.

 M. Semeraro

 

 Bibl.: G, Alberigo, Autoridad y poder en  NDT 75-92; J L. McKenzie, La autoridad en la Iglesia, Mensajero, Bilbao 1968; K, Rahner Teologia del poder, en Escritos de teología, 1V, Madrid 1964, 495-517,