APOSTASÍA

Del griego apostamai, indica de suyo una deserción de la propia misión o una renuncia al propio estado; es un ponerse fuera. A partir de Tomás de Aquino (5. Th. II-II, 12, 1), la teología distingue tres tipos de apostasía: 

1. apostasía de la fe, cuando se renuncia a la fe cristiana después de haber recibido el bautismo; 

2. apostasía de la religión, que tiene lugar después de haber hecho una profesión solemne; 

3. apostasía de la ordenación, cuando se abandonan las sagradas órdenes.

Sin embargo, en el lenguaje teológico común, con apostasía se hace referencia simplemente a la renuncia a la fe cristiana.

Las diversas épocas de la historia de la Iglesia han registrado la presencia de la apostasía. En 1 Jn 2,18-19 es ya posible ver una primera referencia de los tiempos apostólicos a la apostasía.

Sobre todo en los tiempos de persecución es fácil comprobar un uso frecuente de la apostasía por parte sobre todo de personas débiles que temían los dolores y las penas que se infligían a los cristianos. Sucedía entonces que algunos negaban públicamente la fe, pero no en privado. Según la culpa que hubieran cometido (quemar incienso a las divinidades = «turificados,; inmolar sacrificios a los ídolos = « sacrificados,), se les imponía una pena más o menos severa que, a lo largo de los siglos, dio origen a veces a formas cismáticas. Los apóstatas que volvían a la fe eran llamados lapsi. Hasta el penúltimo Código de derecho canónico del 1917 (can. 1325) se encuentran penas contra los apóstatas.

R. Fisichella

 

Bibl.: Tomás de Aquino, 5. Th, II-II, q, 12. a. ]. A. Beugnet, Apostasie, en DTC 112, ]60i-]6]2.