ANTROPOLOGÍA BÍBLICA

En ese mundo tan complejo de la Biblia hay que distinguir dos modalidades diferentes de aproximación a la realidad humana. La primera es esencialmente una perspectiva teológica y sirve para atestiguar la comprensión del hombre, que va madurando a la luz de la fe. La segunda, por el contrario, es una perspectiva más estrictamente antropológico-estructural y define al hombre en su constitución natural de ser mundano.

Si tomamos en consideración la perspectiva antropológico-estructural, no es de extrañar el hecho de que el mundo bíblico se encuentre en sintonía con la cultura de síntesis que caracteriza a la mavor parte de los pueblos primitivos del área semítica, Y por lo que se refiere a una posible relaci6n con la cultura dualista de cuño grecorromano (sobre todo en textos tardíos como el libro de la Sabiduria), esto no constituye una asunción explícita de una antropología dicot6mica, en la que se considera al hombre como un compuesto de alma (principio espiritual) y cuerpo (principio material). La Biblia presenta substancialmente una concepción del hombre que resulta ser concreta y unitaria. Es decir, el hombre es considerado como una unidad de fuerza vital a través de la cual está en relación con Dios y con su ambiente; y es posible deducir este modo de considerar unitario y sintético del hecho de que las afirmaciones antropológicas se refieren tanto a cada una de sus partes como a todo el hombre.

Las afirmaciones más representativas de la antropología bíblica, respectivamente para la lengua hebrea y la griega, son: nefesh/psyche (alma), basar/sarx (carne), ruah/pneuma (espíritu), neshama (respiración), soma (cuerpo).

-A.  Nefesh/psyche.- Su significado es tan complejo que no puede encerrarse, en cuanto tal, en una sola categoría verbal (suele traducirse con el término alma). Nefesh/psyche tiene realmente una multiplicidád de significados en relación con los diversos contextos en que se emplea. Sin embargo, puede decirse que, mientras objetivamente nefesh/psyche es todo ser vivo, tanto animal como humano, subjetivamente es el yo del hombre, el ((centro de la con ciéncia» la naturaleza humana, en cuanto persona responsable que piensa y quiere y que es sujeto de sus propias accionés (cf. Gn 2,7; 12,10; Jos 10,28-39. Mc 34.

, Mt 10,39. Lc 12,2223; Jn lÓ,l 1; FI~ 2,19).

-B.  Basar/sarx.- No referido nunca a Dios, este término significa la substancia corpórea del hombre, la naturaleza humana, el género humano (con el añadido del adjetivo pasa, “toda”), la fragilidad física y moral del hombre (cf. Gn 2,21; sál 16,9" Job 10 4. Mt 24,22; Lc 24,39. Jn 1,14; 1 Cor 15,39. Rom 4,1; G~1 5,16-26).

Basar/sarx es el hombre en su dimensión horizontal, terrena, limitada y por tanto contrapuesta a Dios; semejante al polvo del que fue sacada con las caracteristicas de la fragilidad y - de la dependencia.

-C. Neshama - Indica el soplo vital como alimento del organismo humano, la sede de las disposiciones íntimas del ánimo, de los sentimientos, del conocimiento, el deseo (cf Gn 45,27. Nm 5,14. Prov 16,32; Mc 8,12; Mt 5,3; Lc 8,55; Jn 1 1,33). En particular, esta acepción indica la apertura del hombre a Dios, su dimensión vertical y por tanto en contraste con sarx (cf. bál 5,16-17; Rom 8,3-13). NeShama y soma.- Indican respectivamente al- ser vivo que respira, en cuanto que ha recibido de Dios el soplo de la vida (cf Gn 2,7. Dt 20,16; 1s 57 16); y la presencia externa del cuerpo, la dimensión sexual del hombre y sobre todo la persona capaz de relacionarse con Dios, con los demás y con el mundo (cf. 1 Cor 5,3; Rom 1,24. 6,1213.16; 12,1; Flp 1,20).

G. Ancona

 

Bibl.: X. Pikaza, Antropologia bíblica, Sígueme, Salamanca 1993: H. W Wolff, Antropología del Antiguo Testamento, sígueme, Salamanca 1975; F Pastor Ramos, Antropologia bíblica, Verbo Divino, Estella 1995.