LA VIOLENCIA: 
¿"ECHARÁ EL CIERRE" POR VACACIONES?

 

Me gustaría anunciar a los cuatro vientos que la violencia ha cerrado por vacaciones y que todo el mundo superó las pruebas de acceso a la paz bajo el incienso del amor,  pues con el terror en los escaparates de la vida y las bombas haciendo calle, no se resuelven los problemas. Y adjuntar, en el anuncio, un festín de versos donde se ponga de moda la moda del beso al aire. Aunque suene a monda, no es la monda, es una invitación a redescubrir el verso y la palabra que, entiendo, puede resultar particularmente oportuna durante el período de descanso vacacional. Sería higiénico para un vivir mejor en la vida, donde –aviso- el dinero es lo que menos ayuda a mantener el aseo del alma, disfrutar de las vacaciones dejándose acompañar por el silencio, junto a los ritmos naturales y a los remos del diálogo.

 

Es necesario el descanso, y, no menos apacible, compartir rutas y voces con tantos turistas que nos visitan. El turismo es una ocasión favorable para este intercambio recíproco –propiedad biyectiva que diría un matemático- entre las civilizaciones, porque promueve el conocimiento de las riquezas específicas que distinguen a una civilización de otra, favorece una memoria viva de la historia y de sus tradiciones sociales, religiosas y espirituales, así como una profundización recíproca de las riquezas de la humanidad. Humanidad que ha de humanizarse y amenizarse, para no enzarzarse.

 

La bestia de la violencia es caprichosa. Nadie vale para la violencia nada. La violencia fuera de casa, la callejera, es un combate absurdo que no se bate con porras. La violencia dentro de casa, la doméstica, no se amansa y se ha vuelto áspera e indomable. La rudeza no entiende de derechos fundamentales ni de respeto a la dignidad de las personas. Nos hemos quedado en el estado de la superioridad, en la añoranza de querer ser Superiores a golpe de machacar, en ser más que nadie en la jerarquía materialista que tanto nos acorrala y nos esclaviza. Nos hemos quedado en el Don y no damos ni las horas, en el Ilustrísimo y no ilustramos con el ejemplo, en el Excelentísimo y no alzamos la bandera de una revolución interior; la del humanismo y la de la sensibilidad del espíritu.

 

“Echar el cierre” por vacaciones a la violencia es algo que me pide, solicitarlo a los posibles lectores de “Algo más que palabras”. Hagámoslo cadena. Toda vez que se pruebe el estado de la poesía, el gozo de la entrega y la escucha, a bien seguro que nos encadenamos a seguir con la brutalidad parada por vacaciones. Estos reposos son las que necesita el hombre, la humanidad. En esto de “echar el cierre”, todos debemos estar implicados y aplicados para contribuir a que la violencia no abra sus puertas de sangre y desconcierto, sobre el concierto poético de la existencia. Hay que insistir en que el servicio político –por aquello de que libremente han elegido ser servidores de lo público- funcione. Aún, en estado de pausa, hemos de pedir –y no es mendigar- que se ejerza día a día, algo que va consigo como deber, la política; y que se haga con una moralidad ejemplar en la gestión que ha de ser desinteresada y transparente del poder por el poder. “El cierre queda echado”, me lo ha dicho la paz. Sólo hace falta ponerse en reflexión y mirar a las estrellas o descubrir la luna en la mar. ¡Qué Vdes. lo disfruten!.

 

Víctor Corcoba
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