REALIDADES ALARMANTES

            De un tiempo a esta parte, se incrementan los desórdenes. La realidad es alarmante. Nadie respeta a nadie. Se trafica con la vida y con los seres humanos como si fueran una cosa. Todo es un tráfico de vidas y seres humanos, una mercadería que nos está llevando a un callejón sin salida. He aquí algunos ejemplos, que nos recuerdan el mundo animal, lejos del mundo del raciocinio, de los derechos fundamentales y de las libertades públicas:

 

- El tráfico de mujeres, propiciado por una cultura economicista y materialista, que ha olvidado la dignidad de la persona humana (art. 10 CE), es una de las más escandalosas formas de reducción del ser humano a mera mercancía. Hoy el mercado del sexo mueve importantes cantidades de dinero, es el negocio redondo. En este sentido es muy preocupante el aumento y proliferación de lugares de prostitución: además de los antiguos “barrios chinos”, se multiplican hoy los bares de alterne, las salas de masajes, los clubes de carretera, etc., donde  mujeres, casi siempre extranjeras o de bajo nivel económico,  se encuentran  con frecuencia secuestradas y sometidas a extorsión por las redes y mafias.

 

- Los traficantes de la muerte, propiciada por aquellos que piden la eutanasia sin más, son también una alarmante realidad. Si esto se consiente,  no tardará en llegar la desconfianza y el temor de muchos enfermos, de los ancianos, de los discapacitados; puesto que traerá consigo, la depreciación de la vida humana (art. 15 CE), valorada más por su capacidad de hacer y producir, que por su mismo ser. En el pasado se tenía un gran respeto por los ancianos. A este propósito, el poeta latino Ovidio, escribía: “En un tiempo, había una gran reverencia por la cabeza canosa”. Siglos antes, el poeta griego Focílides amonestaba: “Respeta el cabello blanco: ten con el anciano sabio la misma consideración que tienes con tu padre”. Si nos detenemos a analizar la situación actual, constatamos cómo, en algunos pueblos, la ancianidad es tenida en gran estima y aprecio; en otros, sin embargo, lo es mucho menos a causa de una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad del hombre. A causa de esta actitud, la llamada tercera o cuarta edad es frecuentemente infravalorada, y los ancianos mismos se sienten inducidos a preguntarse si su existencia es todavía útil.

 

- El tráfico de niños también aumenta. Cada día son más los niños que son víctimas inocentes del mundo adulto, en el adulterado mundo de la globalización. La pornografía infantil en Internet hemos de atajarla lo antes posible. La fácil accesibilidad de los menores a lo pornográfico es preocupante. Es suficiente encender la tele y conectarse con algunas televisiones, en plena tarde o mañana, para ver la basura que emiten. No hay ningún tipo de control. En la misma línea de preocupación, diré, que hace unos días, paseando por un cibercafé, repleto de adolescentes, pude comprobar como algunos chatean con cibersexo, sin el mayor de los escrúpulos, y lo que es peor, no había ningún tipo de control.  Una de las señales más conspicuas de la pobreza de los tugurios urbanos, es la presencia de niños en la calle, a las puertas de las Iglesias pidiendo limosna, cuando los niños han de gozar de protección (Art. 29 de la CE). Hemos de ser especialmente sensibles a la protección de los derechos humanos básicos que deben disfrutar los niños en todas partes, sin discriminación alguna: el derecho a la supervivencia; al desarrollo pleno; a la protección contra las influencias peligrosas, contra el maltrato y la explotación; y a la plena participación en la vida familiar, cultural y social. 

 

- El tráfico migratorio constituye uno de los grandes desafíos actuales, que han de tenerse en cuenta; puesto que, las sociedades del futuro serán multinacionales, multiétnicas, multiculturales, plurilingüísticas y plurireligiosas. Ahora es el momento del análisis, para evitar, por una parte, políticas y actitudes de absorción, sometimiento, asimilación forzosa y falta de respeto a las minorías; y, por otra, el peligro de ghetto, de atomización y anarquía. Es el momento de potenciar integraciones armónicas. Por ello, sería saludable, a nivel internacional, para que no se produzcan negocios ni las mafias campeen a sus anchas, una armonización de las políticas de migración, de refugio y asilo, y de ayuda al desarrollo, encaminadas hacia un "nuevo orden internacional". En esta política internacional, junto a los Estados, deben sumar fuerzas las Organizaciones Internacionales e Instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Resulta doloroso el momento actual que viven algunos extranjeros en España, cuando debieran gozar de las libertades públicas que garantiza la constitución (Art. 13 CE).

 

Resulta, pues, que la legislación pretendidamente humanista o social, olvida derechos fundamentales que propugna como valores, a juzgar por los hechos relatados anteriormente. Ahí están las nuevas miserias humanas, como: la drogadicción, el Sida, el abandono de los mayores, la marginación y discriminación social. Tampoco podemos olvidar problemas que siguen sin solucionarse y que hoy tienen macrodimensiones: como las guerras, el terrorismo internacional, el narcotráfico, las injusticias y la mala distribución de la riqueza, la deuda externa, el hambre en el mundo, el analfabetismo, la represión o falta de libertades. También surgen problemas nuevos que reclaman una respuesta: el desequilibrio ecológico, las nuevas potencialidades de la ciencia, sobre todo en el campo de la biotecnología, la amenaza de la vida en su comienzo y en su final; la desestructuración de la familia, que ocasiona tantos problemas personales y sociales, su indefensión política; la desfiguración y banalización de la sexualidad humana. Todo este cúmulo de realidades inquietantes debemos frenarlas para un proseguir despertar en armonía.

           

 

Víctor Corcoba

CORCOBA@telefonica.net