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EN
NUESTRA SOCIEDAD: LAS PAREJAS DE HECHO
La
realidad constatada sobre el aumento de las “Parejas de hecho”,
ha motivado al
Movimiento Familiar Cristiano, que preocupado por la confusión
existente entre padres y jóvenes y por la fuerte presión social, haya
buscado la manera de clarificar ideas. Por este motivo, organizó en el
Colegio Mayor “Cardenal Cisneros”, una sesión, (tipo panel),
a fin de abordar desde los aspectos: social, jurídico y moral; una
cuestión de indudable complejidad e interés, con la presencia de
cualificados especialistas: Rosario de la Torre Prados (
profesora de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología), Eduardo Rodríguez Cano (Magistrado de la Audiencia
Provincial de Granada) y Eduardo López Azpitarte (Catedrático
de Moral en la Facultad de Teología de Granada). El lleno fue total,
apenas quedó sitio libre. ROSARIO
DE LA TORRE (SOCIÓLOGA): EL
MATRIMONIO NO SE VE COMO REQUISITO NECESARIO PARA
INICIAR LA VIDA
Rosario de la Torre Prados, es natural de Málaga, aunque
ahora reside en Granada, donde imparte la disciplina de la Historia de
la Teoría Sociológica. Madre y esposa del Fiscal Jefe, Luis Portero,
vilmente asesinado por la banda terrorista de ETA. Se licenció en
Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de
Madrid. Anterior a Granada, ha sido profesora, en la Universidad de Málaga
y de la Laguna.
Como socióloga, “vino a decir lo que hay, porque si dijera
lo que debe de haber estaríamos haciendo axiología”. Describió,
pues, con profusión de datos y porcentajes, la realidad que tenemos a
nuestro alrededor. A este respecto, dijo: “La evolución de nuevas
formas familiares que, en cierta manera han venido a quebrar el proceso
de homogenización del sistema familiar que se había dado hasta los años
sesenta, origina un gran cambio... El cambio más valorado, es el de
igualdad entre derechos y deberes de los cónyuges... La comunicación
con los hijos es más fluida, son más democráticas las decisiones, los
padres son más tolerantes. Descienden el numero de casamientos, aumenta
el numero de rupturas y de divorcios, se eleva la cohabitación y
aumenta el número de hijos de padres sin casarse” .
Luego pasó a
definir en qué consiste la cohabitación, o a qué llaman parejas
cohabitantes, los sociólogos: “La cohabitación consiste en la
formación de un hogar por parte de una pareja sin casarse, o lo que es
lo mismo; llamamos cohabitantes, a aquellas parejas heterosexuales y
homosexuales cuyos miembros sin estar casados mantienen una relación
sexual, intima y estable, compartiendo una residencia común. Aquí
debemos de excluir, a los cohabitantes de fin de semana. Las parejas
heterosexuales suelen tener una estructura de hogar igual que la de los
matrimonios, la diferencia estriba en el grado de libertad que quieren
mantener sus miembros. Suele ser una opción personal. En España la
idea de la cohabitación se ha ido abriendo camino en los últimos años,
aunque hay que destacar que las actitudes van muy por delante de los
comportamientos. La cohabitación se consolida de forma gradual. El fenómeno
ha sido considerado hasta hace poco como marginal, sin embargo, estudios
recientes, indican que es un fenómeno bastante extendido como forma de
unión”.
Posteriormente habló de cuándo, dónde y por qué surge la
cohabitación, analizando también los sectores de población afectados
por este hecho, terminando con el perfil del cohabitante. En este
sentido, apuntó: “El matrimonio no se ve como requisito necesario
para iniciar la vida en común con lo que existe una tendencia a una
mayor diversidad de relaciones familiares, formas de convivencia y tipos
de hogar. Frente al matrimonio, ha surgido la unión libre, basada solo
en el sentimiento, sin reglas ni papeles. Sin embargo, lo que era
informal por definición, aspira hoy a la protección jurídica y pide
los mismos derechos que el matrimonio, hasta las parejas homosexuales
aseguran que son una familia y reclaman el amparo legal.” EDUARDO
RODRÍGUEZ CANO (MAGISTRADO): LA
FAMILIA RESURGIRÍA CON UNA NUEVA ÉTICA, QUE
NO ES OTRA QUE LA ANTIGUA, LA
ANTROPOLÓGICA EVANGÉLICA
Eduardo Rodríguez Cano, nació en Tíjola, aunque vivió
desde pequeño en Granada. Licenciado en Derecho por la Universidad de
Granada, prepara sus oposiciones a la Adjudicatura, obteniendo plaza en
1967. Era el juez más joven que había en España, por entonces.
Actualmente es el Presidente de la Sección Segunda de la Audiencia
Provincial de Granada. En el año 1978 se le concede la medalla al mérito
de la justicia y su ingreso en la Orden de San Raimundo de Peñafort.
Casado y padre de tres hijos varones, ha sido pregonero de numerosas
Cofradías de la Semana Santa, amén de las muchas conferencias dadas
entorno al derecho y al humanismo cristiano. Sin querer, fue importante
noticia mundial, al haber pregonado a nuestro Padre Jesús de la
Sentencia; este pregón lo hizo utilizando un recurso literario, –en
el fondo es un gran poeta, por descubrir, aunque tenga algún que otro
premio al respecto-, que fue la de dictar una sentencia, como si fuera
real, en la que absolvió a Jesús el Nazareno.
Su disertación partió de los albores de la humanidad,
subrayando el carácter fundamental de la familia. Luego trató el tema
de la crisis de la familia: “Sólo vivimos para el placer. Hagamos
la convivencia de hecho. Premiemos el sexo. Alabemos el sexo. ¡Qué
pena!. Se han perdido los valores de naturaleza espiritual y, con ellos,
a la familia genuina. La familia supone sacrificio. Estaríamos más
unidos, pero a más unión, más casa y menos calle. El sexo se utiliza
como consumo y no como amor. El sexo como placer lleva al enfrentamiento
de los géneros. Ya la mujer no puede ser madre. ¿Por qué piensa el
Estado en ayudar a las parejas de homosexuales, o a las de hecho, y no
piensa en ayudar a la familia autentica que tiene verdaderos problemas
para sacar a sus hijos adelante?. Soy progresista, pero con los valores
de antes”.
Siguiendo esa línea, de hablar con el corazón y a unos amigos,
haciendo conciencia crítica en voz alta, censuró el sistema económico:
“Solo se piensa en la nueva diosa, la economía sin corazón, sin
alma, que no piensa en el desarrollo del hombre”. Por lo que se
refiere a las soluciones, entorno a la crisis de la familia, apostó por
tener en cuenta la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como
el artículo 39 de nuestra humanista Constitución –según sus
palabras-, dedicadas a la protección a la familia y a la infancia.
Siguiendo su comunicativa oratoria, dijo: “Fuera la guerra de los géneros.
Todos somos iguales, cada uno con una función distinta y todos con un
mismo fin, el de la voluntad del Creador: Creced y multiplicaos”.
También exaltó la maternidad, en sucesivas ocasiones. Según el
Magistrado, la familia resurgiría: “Con una nueva ética, que no
es otra que la antigua, una que tiene 2002 años, la evangélica, la que
yo llamo la antropológica evangélica, porque yo he dicho, y he
escrito, aunque no publicado, que el gran humanista de la historia toda
fue el Mesías, el Cristo, el único humanista, todos los demás sólo
podemos seguir su ejemplo, o acaso no fue Él, el que dijo, que el
hombre es antes que el sábado. ¿No significa eso, que las personas son
antes que la ley, y que el derecho debe estar al servicio del hombre?...
Como jurídico, quiero terminar. El retorno a lo antiguo, significa
también el retorno a
Ulpiano. Siguiendo los tres preceptos que él estableció, se conseguiría:
la paz social, una justicia mayor, una mayor familia y una mayor
igualdad. Esos tres principios eran : vivir honestamente, no dañar a
otro y dar a cada uno lo suyo”. EDUARDO
LÓPEZ AZPITARTE (MORALISTA): LA
GENTE VA AL MATRIMONIO SIN
UNA EXPERIENCIA AUTÉNTICA DE AMOR
Eduardo López Azpitarte, ingresó en la Compañía de Jesús
en 1947. Estudió Humanidades, obteniendo la licenciatura de Filosofía
en Madrid. Se doctoró en teología (1965) en París. Está considerado
como uno de los más insignes moralistas de la actualidad. Fue Rector
del Teologado de la Compañía de Jesús y Vicerrector de la Facultad de
Teología de Granada.
Su exposición también partió de la historia: “De una
manera, más o menos fluctuante, la pareja estaba compuesta por el
hombre y la mujer, y estaba orientada al matrimonio, para la procreación
y la subsistencia de la especie. Y por otra parte, la institución, que
buscaba la salvaguardia de esa fidelidad, de esa estabilidad que se
requiere para todo el proceso generativo y educativo, ha perdido el
ensamblaje. En el fondo, es que hay una añoranza de felicidad muy
grande, un vació interior, y quieren encontrar en el amor, esa especie
de nido caliente donde yo me pueda sentir al abrigo de la intemperie,
sin tener que experimentar el frío, las limitaciones, las frustraciones
que la vida lleva consigo. Hemos pasado a un matrimonio asociativo.
Vamos a ponernos de acuerdo y nos vamos a asociar para ser felices, para
vivir a gusto, para no tener problemas. Y esto es lo más importante,
por encima de todo. Lógicamente, la estabilidad y permanencia,
desaparece, no tiene valor”.
Posteriormente, reflexionó sobre tres problemas: El primero, es
que la gente va al matrimonio sin una experiencia auténtica de amor.
Quererse no es tener sentimiento. Amar es algo más profundo, más
autentico, más hondo, que el simple enamoramiento. En este sentido, señaló:
“No podemos querer a las personas de verdad, mientras no somos
capaces de prescindir de ellas”. Lo segundo, sí el amor fracasa ,
hemos de dejar patente la ternura, el perdón. El tercer punto de análisis,
giró entorno a la ley, la cual tiene que interpretarse y mostrar una
cierta benevolencia, apuntó. A renglón seguido, dijo: “Lo que si
yo quiero decir y defender, es que si en alguna ocasión la ley regula
otras situaciones de unión, no las equipare con el matrimonio de hombre
y mujer. Podré tener mucho respeto a las parejas de homosexuales, y,
hasta es posible, que ciertas demandas que piden haya que concedérselas,
como a lo mejor hay que concederlas a otros grupos hermanos, pero
evidentemente que no se haga una equiparación”. Finalizó
reflexionado, sobre la crisis de la sociedad, que en el en el fondo, es
una crisis de amor y cariño. En suma, resultó un acto esclarecedor; por cuanto se partió de la realidad sociológica, ahondando en lo jurídico y en lo moral, resaltando el matrimonio como un sacramento orientado a la permanencia y a la fecundidad, en una recíproca donación total, algo distinto a otras clases de uniones que están ahí y que están creciendo. Víctor Corcoba E-mail: corcoba3@airtel.net
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