LOS BELENES DE GRANADA

          

Callejeando por la ciudad, encontré muchas luces, pero también numerosos carteles que nos reclaman la presencia, la visita al belén de los belenes, al auténtico portal de vida, que se nos muestra para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Se percibe un aumento de los belenes en todas las casas granadinas, en las Iglesias, en los centros de mayores, en colegios, en casas de cultura,  en doquier rincón, hasta en plena calle. Algunas instituciones, tanto civiles como eclesiales, contribuyen con su apoyo a la realización de verdaderas obras de arte y a que, la tradición belenística, sea una viva realidad. Por citar algún ejemplo, tal es el caso, de la Federación de Hermandades y Cofradías que ha convocado incluso un premio. Es una manera gozosa de anunciar la esperanza, la Buena Nueva de que un niño nos ha nacido, el Niño Dios que es un Dios Grande.


 El belén, una manera gozosa de anunciar la esperanza, la Buena Nueva

En verdad, no puede faltar en nuestras casas, el belén. ¡Aunque sólo sea el Misterio! Es un buen motivo para recordar a todos y explicar a los más pequeños lo que celebramos. El belén habría que prepararlo inmediatamente antes de la Navidad y no colocar al Niño Jesús hasta la víspera por la tarde o por la noche. En ese caminar por los belenes de Granada, mis ojos siempre se van al misterio, para descubrir en el Niño el rostro humano del Creador. Siempre lo encuentro envuelto en pañales y acostado en la pobreza de un pesebre. Ésta es la señal de Dios, la de la luz, la del amor y del consuelo, para quien se siente solo y abandonado.


Alrededor del belén todo es alegría

La lista de belenes granadinos, que nos muestran el Misterio adorable del Verbo Encarnado, empieza a ser muy larga, (adiós gracias), pero es posible llegar a todos los lugares, tomar posada en silencio, permanecer pensativos ante el universo de voces que cada belén nos describe a su manera, bajo un denominador común, la alegría de que nos ha llegado el Salvador; un Niño, que es señal de esperanza para toda la familia humana. Si bien hemos sentido gran regocijo al contemplar los muchos belenes hechos, también nos hemos sumado a la fiesta, cuando hemos visto realizar alguno. En una parroquia sorprendimos a decenas de jóvenes ardientes, deseosos de llevar a buen término el belén. El encuentro con los jóvenes es siempre entusiasmante, y diría que nos regenera estar a su lado. Ellos sí que son luz del mundo, la estrella de belén, la esperanza de un mundo más humano y más hermano.


El encuentro con los jóvenes es siempre entusiasmante

            Este júbilo que brota de la gracia divina no es superficial, ni efímero. Es un alborozo profundo, enraizado en el corazón y capaz de impregnar toda la existencia. Los poetas de todos los tiempos y edades así lo han versado. Se trata de un optimismo que puede convivir con las dificultades, con las pruebas e incluso, aunque pueda parecer paradójico, con el dolor y la muerte. Es la alegría de la Navidad, la que nos calma y colma de dichas. Nadie puede quitarnos ese altísimo gozo cuando estamos unidos en la fe y en las obras. Alrededor del belén se reaviva, en cierto modo, la emoción, el asombro y la alegría de los pastores. También contemplaremos, con María y José, la gloria del Verbo hecho carne, y rezaremos, con cánticos y villancicos, pidiendo que todos los hombres reciban la vida nueva que el Hijo de Dios trae al mundo al asumir nuestra condición humana. Que así lo sea. Hasta un próximo encuentro en el belén con los belenes.

 

Víctor Corcoba

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