LA MIRADA ESPERANZADA EN EL FUTURO

   

 

            I

 

Hemos de apostar

por la justicia,

y repostar libertades,

y deponer las armas del odio

y poner el acento en el amor.

 

            II

 

Por fin me niego

a negarme.

Soy el que soy:

No se me asigne

el título de resignado.

 

            III

 

Me confieso

al silencio

y luego me pongo

a  escribir con Soledad.

Siempre alerta,

a pie de obra,

con el verso entre las manos.

Esto no es una bomba,

es un bombo de latidos.

Yo planto el olmo del alma.

Y nace Primavera.

 

            IV

Estoy más poeta

que ayer,

pero menos

que mañana;

 mañana seré del aire

y sabré que la poesía

nos nace y nos revive.

 

            V

 

Sé que puedo seguir

viviendo en la poesía,

aunque no me consideren

poeta aquí en la tierra.

La poesía es el verbo,

y el verbo se hizo poeta,

habitando en los jardines

interiores del alma.

Y alma  todos  tenemos.

Pero sólo los niños son poetas.

 

            VI

La vida me dio

tantas luces como sombras,

tantos latigazos como abrazos,

tantos besos como reveses,

tantos tintos como tintes;

a pesar de ello,

me declaro amante de la vida.

 

            VII

 

A veces mi diario

es un diario duro,

pero dura lo que tarda

un pastel en vivir

a las puertas de un colegio.

Es cuestión de abrirse

a la poesía,

cambiando las penas

por poemas

y los dimes por dones.

 

 

Víctor Corcoba

CORCOBA@telefonica.net