LA FIABILIDAD DE LOS POLÍTICOS

           

            Pierden la palabra porque no tienen palabra. Sus promesas generan desconfianza porque sus realidades son cortas, en cuanto a talante y talento. Acostumbran a subirse los sueldos antes que al pueblo soberano, del que por cierto, olvidan que emanan los poderes del Estado. Los ciudadanos suelen ya estar un poco cansados de tantos dimes y diretes, de tantos cortes y cartas marcadas, sobre todo aquellos que no perciben el progreso social y económico en sus bolsillos. Quieren verdad y no sueños, que no les vendan ficciones para comprar votos. La política es algo muy serio, no un serial de bocazas. Lo de redistribuir la renta de forma más equitativa, empezando por sus honorarios, es un amor imposible. Bajo este desolador panorama, tan real como vivo, la fiabilidad política está bajo mínimos. Como nunca lo ha estado.

            Por consiguiente, hemos de poner remedio. No se trata de vender nada, sino de donarse, de servir a los valores auténticos para que se cumplan a pie de letra. Que las letras muertas no sirven. En un mundo de injusticias y desigualdades no es posible el sosiego. No se puede transmitir una imagen sincera, por mucho gabinete que tenga el político de turno, sino transmite valores sustanciales de protección y seguridad, de derechos y deberes, de libertades y justicia. Hay que estar siempre dispuesto, en política, a lanzar puentes de consenso, a la escucha de todas las opciones. También las minorías merecen ser oídas. Voy más allá: cualquier ciudadano por el hecho de serlo.   

Lo importante no es ir a remolque los unos de los otros, sino cada cual, o sea cada partido político, debiera seguir su propia agenda de actuaciones, dentro del respeto a otras opciones. O séase, transmitir sin manipular. Desde la honestidad y la transparencia. El pueblo debe sentirse comprendido y tutelado en sus bienes y derechos. ¡La lucha por la dignidad es siempre una lucha por la persona! . Un niño sin familia, un joven sin trabajo, una mujer maltratada, un minusválido rechazado, personas ancianas desatendidas, por poner algunos ejemplos, germinan desesperación y mal rollo. Y es cierto, no puede haber ningún niño sin familia, puesto que los padres deben prestar asistencia de todo orden, tanto a los hijos habidos dentro como los de fuera del matrimonio, al igual que tampoco ningún joven sin trabajo, sí es derecho y deber,  como asimismo a no ser nadie sometido a tortura,  a tratos inhumanos o degradantes. El rechazo y abandono deben estar suplidos con políticas que garanticen la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de verdadera necesidad. 

Las buenas intenciones, en política, no valen. Es necesario hacer realidades para ganarse la total confianza de que tenemos unos políticos dispuestos a servirnos en la salvaguardia de los derechos. Un servicio que conlleva un alto compromiso ejemplarizante, tanto en el desarrollo del propio deber, como en la moralidad para llevarlo a cabo, desde una incondicional entrega y gestión desinteresada. Sin embargo los hechos son muy distintos. Y al respecto, existen diversos informes y estudios que nos dan la razón. Personas que deciden hacerse políticos para toda la vida y como medio de vida. Habría que poner fecha de caducidad. Oiga, que lo de servir, agota cuando se da todo, al cien por cien. Pero, claro, engancha lo del pelotazo, lo de ganar dinero fácil, si apenas esfuerzo alguno. Qué casualidad. Los millonarios suelen ser un club muy ligado a la política y al sector del ladrillo. ¿Cómo se puede convencer así, siendo tan incapaces de regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación?. 

En política no se puede entrar para especular, sino para emplearse a fondo en el pleno empleo, para que todo el mundo progrese a través del trabajo y de una remuneración suficiente para sacar adelante a su familia. En parte, los jóvenes de hoy, permanecen con sus padres porque  no tienen medios económicos suficientes para hacer frente a tantos gastos crediticios, sobre todo el del pago a promotores y constructores. Lo de tener casa propia es cada día más peliagudo. Sin embargo, cuando todas las previsiones auguran una desaceleración en el ritmo de construcción, las cifras dicen que el sector sigue creciendo, pese a que la población está prácticamente estancada. Somos el país de la Unión Europea que más cemento consume. “Producimos tantas viviendas como Estados Unidos”, dice un prestigioso analista; y, entonces, ¿por qué siguen creciendo los precios a pesar de esta desmesura? Alguien se está poniendo las botas. Desde luego, los asalariados del trabajo, no. Más de medio sueldo se les va en las hipotecas, que como crezcan sus intereses, la riada de impagados será como un volcán en erupción. 

Sólo desde la coherencia personal del político honesto, se puede ganar la confianza. Bajo este punto de vista, un político, no puede dejar de hacer constante referencia a aquellos principios sociales, que son fundamento constitucional y líneas fundamentales a seguir, para un mejor servicio hacia todo ser humano, sin distinción alguna, como guardianes convencidos y activos de toda la pluralidad. Se gobierna para todos. La política no se puede reducir a pura mediación de intereses o, lo que es aún peor, a una cuestión de demagogia o de cálculos electorales como, por desgracia, viene sucediendo.
 

 

Víctor Corcoba

E-Mail: corcoba@telefonica.net
Dirección postal: Apartado de correos núm. 727 de Granada. España
Teléfono: 610447573