LA CULTURA AL SERVICIO DEL HOMBRE 

LA EDUCACIÓN:

¿BIEN DE CULTURA, CON DIOS AL FONDO?

 

Se dice que la cultura es lo producido o creado por el hombre con vista a los valores que se encarnan en los bienes, en consecuencia, se llaman bienes culturales a aquellos objetos que realizan o concretan un valor. De ahí que los conceptos de la educación desde el punto de vista cultural son, en esencia, varios: bien de cultura, síntesis de cultura, transmisión de cultura, individualización de la cultura y transformación de la cultura. El lenguaje de los valores, tan perdidos en los últimos tiempos, tiende a expresar lo más grande del ser humano en su afán de perfección y búsqueda de lo más alto. Los valores señalan al ser humano un deber ser y se convierten en razones para vivir. De ahí que sea vital establecer en la escuela la prioridad de la ética sobre la técnica, la primacía de la persona sobre las cosas, la superioridad del espíritu sobre la materia.  

Ante una cultura que en muchos casos presenta antivalores, asistimos a unas Jornadas reflexivas de Pastoral educativa, sobre el tema: “si Dios, ¿tiene futuro...?”. Como bien nos decía Virgilio Rojo Moreno (organizador del evento y secretario general de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza en Andalucía), también hoy,  la  presentación del Acontecimiento de Jesucristo, anunciado por la Iglesia,  se presenta contra corriente y exige una respuesta  personal y  comprometida. Por ello, en estas Jornadas se ofreció a los Agentes de Pastoral de los Centros, una visión renovada de la Pastoral Educativa, al mismo tiempo que se han aportado nuevos retos e inquietudes que ofrecer a los niños y jóvenes. 

Las diferentes ponencias presentadas ante numerosos asistentes, han promovido desde luego, la concepción cristiana de la educación y el concepto de la Escuela Católica, fomentando, en definitiva, la vocación del educador cristiano tan necesario en estos tiempos que nos han tocado vivir. Se ha profundizado en una escuela de traductores de Dios, en el futuro de ese Dios, en ese niño perdido en el templo y en ese joven hallado en la calle, así como en ese educar con Dios al fondo, educando con Dios en la forma, o lo que es lo mismo, Dios y tú en la educación, mano a mano. 

            Ciertamente la educación es una labor esencial de la cultura que conlleva una serie de derechos que a veces se olvidan, como es el derecho de esas familias católicas (mayoría en España) a no ver a sus hijos sometidos a programas educativos inspirados por el ateísmo; puesto que los padres han de ser los primeros y principales educadores de sus hijos. Por eso, estas Jornadas de Pastoral, han sido tan necesarias como fructíferas, por lo que allí se dijo y por la multitud presente.

 

INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS

 

            Las Jornadas de Pastoral Educativa que la FERE  (Federación Española de Religiosos de Enseñanza) organiza cada año en Andalucía, alternativamente en Granada y Sevilla, y en otras nueve autonomías más, tienen como objetivo impulsar la renovación y actualización del profesorado de religión, tanto de los centros privados como de los públicos, el intercambio de experiencias entre los agentes de pastoral de los colegios y parroquias, y la sensibilización de las familias cristianas sobre la importancia que tiene el cultivo de la religiosidad en el seno familiar en la primera infancia y su apoyo en el desarrollo de esta dimensión trascendente en las distintas etapas de la evolución de los niños y niñas hasta su madurez. 

            Para conseguir estos objetivos, cada año se elige el tema específico que se quiere desarrollar, de entre los que proponen los asistentes en la hoja de evaluación que  en cada edición de las Jornadas realizan los asistentes al finalizar. El Departamento de Pastoral de la FERE elabora un programa de temas para cinco años, pero nunca definitivo ya que intenta compaginar la propia programación con las propuestas y  demandas  de los participantes.  

            Cada edición de las Jornadas, además de un tema concreto, se identifica con un LEMA  que se pretende sea como una llamada atrayente o que cree interrogante e incite a la participación de los convocados porque, después de DOCE EDICIONES, la gente sabe que lo que hay detrás del lema es algo que interesa, algo innovador, algo que viene a despejar dudas y a abrir nuevas orientaciones y caminos en la difícil misión de evangelizar educando y educar evangelizando.  

            El lema de este año no podía ser más sugestivo: “Dios, ¿tiene futuro...?”  Tanto es así –nos comenta Virgilio Rojo Moreno- que “ha producido reacciones muy diversas e incluso manifestaciones de disgusto por parte de algunas personas, viendo en el lema algo así como una invitación a la duda o un dejarse llevar de la corriente secularizadora de la sociedad. Y nada más lejos de la intención de los organizadores que lo que pretendían era una reafirmación de la presencia de Dios en el mundo, de que Él sigue vivo entre nosotros aunque haya muchos, pocos o bastantes que lo ignoren, lo nieguen o lo combatan”.

 

LLENO TOTAL DE ASISTENTES

 

            El desarrollo de esta Jornadas en Granada ha sido ejemplar: primero por la gran acogida que han tenido, 963 participantes, procedentes de todas las provincias andaluzas, de Valencia, de Extremadura y algunos de Madrid. Por el profundo contenido de las ponencias y los diversos estilos en su desarrollo, destacando la dinámica activa, el interés de la imagen, la gracia de la palabra y la anécdota, la armonización de la guitarra con el mensaje evangélico. Diversidad enriquecedora para profesores, agentes de pastoral y familias que han podido comprobar, y aprender quizá, que la enseñanza y la celebración religiosas no tiene por qué ser algo como muy serio y aburrido sino que, sobre todo con niños y jóvenes, ha de estar en consonancia con lo que ellos viven y valoran. 

            No es fácil escuchar a un Abad de Benedictinos, Mamerto Menapace, Doctor en Teología, desarrollando un tema como “EDUCAR CON DIOS AL FONDO” con una ininterrumpida relación de las más originales anécdotas, entre las que dejaba caer sus mensajes religiosos, seguidas de constantes risas  y aplausos, y pidiendo el público que siguiera hablando. O seguir la ponencia del Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, Fernando González Lucini, con el Título “EL NIÑO PERDIDO EN EL TEMPLO. EL JOVEN ENCONTRADO EN LA CALLE” desarrollando la fuerza de la educación en valores en la familia y la escuela, y cómo es posible conseguir que los jóvenes de hoy se interesen por los valores religiosos, a pesar de sus apariencias a veces extravagantes, si los educadores tienen el arte de acercarse con sencillez y cariño hacia ellos. O la voz femenina de la Licenciada en Teología y Filosofía,  Diana de Vallescar,  convenciendo de que “PARA QUE EL RUMOR DE DIOS NO SE ACABE NI SE APAGUE” hay que desterrar toda discriminación injusta, entre hombres y mujeres, entre emigrantes y nativos, entre ignorantes e intelectuales. Llevando al reconocimiento de los valores de la persona en sí, con independencia del sexo, raza o nación, y concediendo a cada uno/a el lugar que le corresponde. 

            Y podemos seguir con el mismo tono elogioso de las otras tres ponencias, en las que destacamos la del Profesor de Instituto, Licenciado en Geografía e Historia, educador en el Proyecto Hombre, Miguel Marín, “Migueli”, que tuvo el arte de exponer su ponencia, “ENTRE POESÍA Y CANCIÓN... AÚN CABE LA EDUCACIÓN”, sin dejar la guitarra de sus manos, e intercalando canción y palabra, experiencia y teoría, acercamiento y relación humana, recuperación de jóvenes “perdidos” con el arma de la palabra cálida, la cercanía comprensiva y la canción que les priva. En otro tono, más serio pero no menos interesante, la ponencia de Pedro Sáez,  “CADA CIUDAD, UNA TOLEDO, CADA CENTRO, UNA ESCUELA DE TRADUCTORES... DE DIOS” presentando la escuela como encrucijada de culturas y formadora de la personalidad frente a  la indefinición. La tarea más difícil le correspondió al dominico Doctor en Teología, José Antonio Solórzano, por el hecho de haber elaborado una muy buena ponencia en menos tiempo que los demás, “MÍSTICA, LIBERACIÓN, EDUCACIÓN. UN TRIÁNGULO ¿EQUILÁTERO? PARA EL EDUCADOR”, en la que presentó los desafíos del cristianismo: espiritual, eclesial, social, plurirreligioso... para terminar concluyendo que hay que recuperar el sentido “encarnado” del trabajo educativo, siguiendo el ejemplo de Jesús, el Maestro, divinamente humano. 

                En conclusión –como nos refrendó Virgilio Rojo Moreno- han sido unas Jornadas que han llenado de ilusión y esperanza a los participantes, que han vuelto dispuestos a reemprender el trabajo educativo con las pilas cargadas, que han experimentado la fuerza de la presencia de Dios entre nosotros, y que van a compartir con sus “colegas” de trabajo lo que han vivido y que transmitirán lo aprendido a sus destinatarios, alumnos/as y catequizandos. Un motivo extraordinario para dar gracias a Dios por este encuentro de más de novecientas personas inquietas, a las que se unirán otras siete mil más en diversos puntos de España.    

Víctor Corcoba

CORCOBA@telefonica.net