INTERÉS POR LAS ACTIVIDADES CULTURALES
PROMOVIDAS POR LA IGLESIA CATÓLICA

           
 

Distintos Arzobispados de España han hecho público una serie de datos sobre asistencia a sus programas culturales, que nos muestran el gran interés suscitado por el más heterogéneo grupo de personas, a este tipo de encuentros fomentados por la Iglesia Católica. Yo mismo he sido testigo fiel y fedatario de esa multitud desbordante, en bastantes ocasiones, con motivo del sustancioso abanico de actividades culturales 2002-2003, realizado por el Arzobispado de Granada, a través del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana, el Cabildo de la Capilla Real y la Delegación Diocesana para el Patrimonio Cultural, bajo la dirección de don Antonio Muñoz Osorio, que además es actualmente Secretario Técnico de la Comisión Episcopal de Patrimonio Cultural.

 

Reconozco que, estas masivas afluencias de público, capaces de colmar los templos, no las he visto jamás en otros espacios culturales fomentados por la administración pública (local, autonómica, institucional, estatal); actos sufragados con el dinero de todos. Ya me dirán para qué sirven esas partidas de dinero, sino cultivan a la generalidad. Para lucirse una docena de amigotes que se pagan favores, no me sirve. Eso no es impulsar la cultura. Porque, además, la cultura no es cualquier cosa, es aquella que nos dignifica y nos hace más humanos. Por tanto, esas riadas de actos culturales programados sin ton ni son, lo único que avivan es el nacimiento de ciertos tipos sin escrúpulos, que más que vivir en la cultura, viven de ella. O sea del cuento, en lenguaje popular.

 

Por ello, debieran tomar buena nota aquellas ventanillas que dicen fomentar la cultura con pólvora ajena, o sea con los presupuestos del papá Estado, tanto de las visitas guiadas como de los distintos conciertos que ha potenciado el Arzobispado de Granada. En este sentido, refrendo haber sido espectador continuo, observador de cada uno de los gestos de aquellas personas que acudían al acto cultural. Confesaré que he sentido verdadera emoción al ver a distintas gentes evocando a sus padres o abuelos, profundizando en sus raíces, en aquella Iglesia donde recibió la comunión y que hoy, vuelve a recordarla en el culto. En verdad, las visitas guiadas, nos han mostrado un patrimonio extenso y variado, nacido en el seno de la Iglesia para fines religiosos, y que hoy atrae hacia sí un gran interés cultural como lo demuestra la gran respuesta de las gentes. Hemos visto, al finalizar la visita, meditar aún más si cabe ante las creaciones artísticas. Y hemos oído, decir a más de una familia, volveremos pronto. ¡Qué extraordinario instrumento para crecer por dentro a cuantos las contemplan!.

 

Todos los ponentes responsables de las visitas guiadas a los templos granadinos, personas formadísimas en la materia, pusieron de relieve la fe que tiende por su propia naturaleza a expresarse en formas artísticas y en testimonios históricos que entrañan gran fuerza evangelizadora y valor cultural. A causa de la dimensión universal del anuncio cristiano, las obras artísticas pertenecen, de alguna manera, a toda la humanidad. Su fin está dirigido a la misión eclesial en el doble y coincidente dinamismo de la promoción humana y de la evangelización cristiana. Por consiguiente, los bienes culturales, en cuanto expresión de la memoria histórica, permiten redescubrir el camino de la fe a través de las obras de las diversas generaciones. Por su valor artístico, manifiestan la capacidad creativa de los artistas, los artesanos y los obreros que han sabido imprimir en las cosas sensibles el propio sentido religioso y la devoción de la comunidad cristiana. Por su contenido cultural, transmiten a la sociedad actual la historia individual y comunitaria de la sabiduría humana y cristiana, en el ámbito de un territorio concreto y de un período histórico determinado. Por su significado litúrgico, están destinados especialmente al culto divino. Por su destino universal, permiten que cada uno pueda disfrutarlos sin convertirse en el propietario exclusivo. De ahí, que hemos de contribuir todos a su restauración y protección.

 

También quiero poner como valor ejemplarizante, los extraordinarios conciertos de Órgano itinerantes, dados por los concertistas en emblemáticas Iglesias granadinas, así como los conciertos de Coro y Órgano, que han contribuido a elevar las actividades culturales del curso, puesto que, la música más elevada, es la que se eleva de nuestros corazones. Dios quiere escuchar precisamente esta armonía en nuestras liturgias. Y estos artistas y estas voces, nos trascendieron. En este sentido, san Agustín, en sus “Comentarios a los Salmos”, ve un símbolo de los santos que alaban a Dios en los instrumentos musicales: “Vosotros, santos, sed la trompeta, el arpa, la cítara, el coro, los instrumentos de cuerdas, y el órgano, los timbales de júbilo que emiten bellos sonidos, es decir, que tocan armoniosamente. Vosotros sois todo esto. Al escuchar el salmo no hay que pensar en cosas de poco valor, en cosas pasajeras, ni en instrumentos teatrales”. En realidad, voz de canto a Dios es “todo espíritu que alaba al Señor” (“Comentarios a los Salmos” -“Esposizioni sui Salmi”-, IV, Roma 1977, pp. 934-935).

 

Casualmente, también hemos podido ver gran número de visitantes a una exposición que nos exhibe un amplio abanico de estampas devotas granadinas, de los siglos XVI al XIX, y que se expone en el Museo Casa de los Tiros de la capital, lo que refrenda la gran devoción popular. En la presente muestra, como nos dice Francisco Izquierdo - Comisario de la Exposición-,  se ha intentado reunir el máximo de ejemplares de la estampa devota granadina, los “santicos de papel”, desde las grabadas en madera, o xilografías, a las grabadas en piedra, litografías, pasando por las que incidieron sobre metal, calcografías, estas las más abundantes y las más diversas en diseño y maneras técnicas. Y, al tiempo, completar una nómina de artistas y artesanos, al par de talleres, de cuatro siglos.

 

            La belleza de estas estampas que se muestran en la exposición, no sólo nos recuerdan la devoción de las generaciones pasadas, también nos invitan a la reflexión. Su aportación nos traslada un mejor conocimiento de Dios y de la predicación evangélica, haciéndose más transparente a la inteligencia humana. A la luz de esto, no debe sorprender la afirmación del P. Marie Dominique Chenu, según la cual el historiador de la teología haría un trabajo incompleto si no reservara la debida atención a las realizaciones artísticas, incluidas estas estampas devotas granadinas, que a su manera no son “solamente ilustraciones estéticas, sino verdaderos espacios teológicos”.

 

Nos consta, y así nos lo han confirmado desde el Arzobispado de Granada, que se está avanzando en una programación cultural centrada en la Catedral, puesto que el 24 de diciembre del año 1704, se puso la última piedra de la última bóveda. De ahí, que en el curso 2003-2004, se van a concentrar las visitas en profundizar en las raíces del tercer centenario, de la Iglesia Madre. En cualquier caso, hemos de felicitar a la Iglesia católica que trata de dar un alma a los cambios culturales, frente a una cultura que da la impresión de ser una apostasía silenciosa por parte del hombre autosuficiente que vive como si Dios no existiera. Nos lo ha recordado el Papa, días pasados, al encontrarse con los peregrinos en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo para rezar la oración mariana del “Angelus”. Más que nunca, en efecto, el hombre está gravemente amenazado por la anticultura, que se manifiesta, entre otros hechos, en la violencia creciente, en los enfrentamientos mortales, en las explotaciones de los instintos y de los intereses egoístas.

 

Víctor Corcoba

E-Mail: corcoba@telefonica.net
Dirección postal: Apartado de correos núm. 727 de Granada. España
Teléfono: 610447573