EL ECO DE LA NOTICIA

EL GRAN INTERÉS MOSTRADO POR LOS ASISTENTES AL II SIMPOSIO DE DERECHO MATRIMONIAL Y PROCESAL CANÓNICO FOMENTARÁ NUEVOS ENCUENTROS ENTRE LOS PROFESIONALES

 

Ante un nutrido número de asistentes, todas ellas personas especialistas o relacionadas con la materia, tuvo lugar el II Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico. Aunque fueron ciento noventa y cinco los inscritos, en algunas ponencias hemos podido comprobar que sobrepasaban los dos centenares. El interés de los congregados fue tal, que han pedido que se repita con más frecuencia este tipo de encuentros, cuestión que va a tenerse en cuenta. Los ponentes, profesionales formadísimos y expertos de primera categoría a nivel mundial en el conocimiento del Derecho Canónico, han respondido magistralmente a las expectativas puestas en las distintas ponencias. A propósito de ellas, el organizador del evento, don Sebastián Sánchez Maldonado (Vicario Judicial), nos declaraba: “El grueso de este Simposio lo hemos enfocado principalmente hacia las pruebas, puesto que el hecho de que un matrimonio se pueda declarar nulo va a depender de ellas. También lo que pretendemos es ayudar a aquellas personas, a matrimonios en dificultad, a la búsqueda de una solución, en la medida que el Derecho lo permita y dentro de la normativa de Iglesia; es por ello, que formándonos más todos, podremos ser más eficaces y actuar con mejor criterio”.

 

En los descansos, este colaborador de diversos medios periodísticos, ha podido hablar con diversos profesionales, que han recalcado –en contra de lo que se pudiera pensar- el deseo de aliviar la carga de los matrimonios en crisis ante la mentalidad divorcista existente; actuando desde sus despachos, no sólo con la comprensión debida, también recordándoles con claridad y fortaleza que el amor conyugal es el camino para resolver positivamente la crisis. Precisamente porque Dios los ha unido mediante un vínculo indisoluble, el esposo y la esposa, empleando todos sus recursos humanos con buena voluntad, pero sobre todo confiando en la ayuda de la gracia divina, pueden y deben salir renovados y fortalecidos de los momentos de extravío. Desde luego, la actitud de la Iglesia es favorable a convalidar, si es posible, los matrimonios nulos (cf. Código de derecho canónico, c. 1676).

 

JUEVES, 17 DE OCTUBRE

 

Bajo la presidencia en la mesa del Arzobispo de Granada, Monseñor Cañizares Llovera, que asistió al acto de apertura, las palabras de bienvenida corrieron a cargo del Obispo de Guadix, Monseñor García Santacruz, subrayando el estudio del Derecho Matrimonial y Procesal Canónico, por parte de los profesionales como uno de los componentes vitales de toda formación cristiana. En este sentido, a juzgar por las distintas ponencias del Simposio, hemos de felicitar a los organizadores por el interés de todas ellas, que sin duda han de contribuir a crecer en esa buena formación canónica, que ayudará a adquirir una sana mentalidad jurídica. Recordemos que la actividad judicial de la Iglesia, que en su especificidad es también actividad verdaderamente pastoral, se inspira en el principio de la indisolubilidad del matrimonio y tiende a garantizar su efectividad en el pueblo de Dios. En efecto, sin los procesos y las sentencias de los tribunales eclesiásticos, la cuestión sobre la existencia, o no, de un matrimonio indisoluble de los fieles se relegaría únicamente a la conciencia de los mismos, con el peligro evidente de subjetivismo, especialmente cuando en la sociedad civil hay una profunda crisis de la institución del matrimonio. Toda sentencia justa de validez o nulidad del matrimonio es una aportación a la cultura de la indisolubilidad, tanto en la Iglesia como en el mundo. Se trata de una contribución muy importante y necesaria. En efecto, se sitúa en un plano inmediatamente práctico, dando certeza no sólo a cada una de las personas implicadas, sino también a todos los matrimonios y a las familias. En consecuencia, la injusticia de una declaración de nulidad, opuesta a la verdad de los principios normativos y de los hechos, reviste particular gravedad, dado que su relación oficial con la Iglesia favorece la difusión de actitudes en las que la indisolubilidad se sostiene con palabras pero se ofusca en la vida.

 

El profesor José María Díaz Moreno (de las Universidades Pontificias de Salamanca y Comillas), desde su experiencia personal, ahondó en el tema de la administración de justicia en la Iglesia Diocesana como unidad de evangelización, en base a los principios teológicos que la informan, y como ministerio pastoral. Ante la responsabilidad de todos, de recobrar la importancia del Vicario Judicial en los órganos diocesanos de gobierno, hizo las siguientes sugerencias: La importancia de crear una buena imagen y las técnicas de comunicación, así como una sincera evaluación a nivel nacional sobre lo qué tenemos y qué queremos tener, para ello apostó por la necesidad de una planificación.

 

Sobre la asistencia técnico-jurídica en los procesos canónicos de nulidad matrimonial, el abogado, doctor en derecho canónico y miembro de la Asociación CORAM, Francisco José González Díaz, introdujo el papel del abogado en los tribunales eclesiásticos y en las exigencias para actuar en el foro eclesiástico. También profundizó en el derecho procesal canónico, en los presupuestos, en los juicios ordinarios y especiales, así como en los efectos civiles de las resoluciones eclesiásticas. En su ponencia, pues, ha transmitido la misión de los abogados en los tribunales eclesiásticos, teniendo como base la familia, pilar básico de la sociedad.

 

VIERNES, 18 DE OCTUBRE

 

En cuanto a las causas canónicas de nulidad matrimonial, el profesor José María Díaz Moreno, prestó especial interés en los puntos doctrinales oscuros, como pueden ser: la identificación e inseparabilidad entre contrato y sacramento en el matrimonio de los bautizados en el que la alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento, en la relación fe-sacramento, así como en la absoluta indisolubilidad del matrimonio sacramental consumado. Posteriormente trató el tema de las causas del fracaso matrimonial  poniendo en relación la admisión-fracaso y fracaso-nulidad. No olvidó en su intervención, ahondar en algunas cuestiones procesales, como la necesidad de la doble sentencia conforme o el “favor iuris” de que el matrimonio goza del favor del derecho; por lo que, en la duda, se ha de estar por la validez del matrimonio, mientras no se pruebe lo contrario.

 

El Decano emérito del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica (Madrid), Juan José García Faílde, puso el acento de las pruebas en las causas de nulidad matrimonial consistentes en: declaración judicial y extrajudicial de las partes, de los testigos, de la prueba documental y de la presuntiva creada por el juez en cada caso particular. También desarrolló, en otra sesión, la importancia de la prueba pericial, en base  la necesidad de la ayuda del perito, de la entrevista pericial y de las pruebas psicológicas, sobre todo de evaluación de la personalidad y de las alteraciones neuropsicológicas.

 

SÁBADO, 19 DE OCTUBRE

 

Prosiguiendo en la línea probatoria, el profesor Juan José García Faílde, desarrolló una ponencia sobre los trastornos de la personalidad, clasificando las diferentes perturbaciones, mediante un exhaustivo análisis de los principales, estudiando su naturaleza, sus síntomas relacionados con la nulidad del matrimonio por grave defecto de discreción de juicio y por incapacidad para cumplir las cargas fundamentales del matrimonio, como puede ser: paranoide, esquizoide, esquizotípico, histriónico, narcisista, antisocial, borderline, obsesivo-compulsivo, evitativo, dependiente.

 

La última de las ponencias,  examinó los remedios jurídicos contra la sentencia, siendo desarrollada por el Catedrático de la Pontificias Universitas Lateranensis de Roma, Manuel Arroba Conde, que planteó las impugnaciones como derecho de las partes o aquellos instrumentos no impugnativos, así como el trámite automático ante el tribunal de apelación. También desarrolló la apelación en sentido estricto: el gravamen de injusticia en relación a la racionalidad de la sentencia, el análisis de las normas y los puntos inciertos en doctrina y jurisprudencia;  la querella de nulidad: el gravamen de la ilegitimidad y el análisis de las normas; y el nuevo examen en diferencia con la apelación y como significado de la novedad y gravedad de pruebas y argumentos.

 

Clausuró el acto, Monseñor Cañizares Llovera, que refrendó la importancia del Simposio y el deseo de proseguir en esta línea de ayuda, por parte de los profesionales, puesto que las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento. No se olvide que del matrimonio válido se origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza; además, en el matrimonio cristiano los cónyuges son fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y la dignidad de su estado. El Señor Arzobispo también resaltó la misericordia divina y subrayó la sanación en la raíz de un matrimonio nulo, que como dice el canon 1163: puede sanarse el matrimonio nulo por impedimento o por defecto de forma legítima, con tal de que persevere el consentimiento de ambas partes. De ahí, la trascendencia de que los profesionales actúen como auxilio y ayuda.

 

ALGUNAS OPINIONES DE LOS ASISTENTES

TOMADAS AL AZAR

 

José Hurtado González (Defensor del Vínculo del Tribunal Eclesiástico de Guadix). Con este tipo de actos, no cabe duda, que nos enriquecemos todos, y por ello, es sumamente positivo. A parte de todas estas reflexiones y medidas jurídicas que estamos tratando en el Simposio, no podemos olvidar la parte espiritual del matrimonio como sacramento; de ahí la importancia de la oración en la vida matrimonial, el perdón y diálogo, y sobre todo la esperanza. A mi me parece que uno de los fallos de hoy día, es que hay una gran dosis de ansiedad e incomprensión.

 

José Juan Fernández Salazar (Abogado en Granada). El Simposio me parece muy útil para los profesionales que ejercemos; si acaso decir, que las ponencias han sido demasiado intensas para tan poco tiempo. Convendría que todos los años hubiese un encuentro de este tipo para profundizar más e intercambiar experiencias.

 

María Victoria Díaz Santa Olalla e Inmaculada Marín Carmona (Abogadas pertenecientes a la Asociación Malagueña de Derecho Canónico CORAM). Vale la pena ahondar en lo que se ejerce, formarse continuamente, intercambiar vivencias...Estamos muy contentas de haber acudido. La organización muy buena, dígalo.

 

María José Villacreces González y Pedro Quesada Arroyo (Abogados en el Ejido y Jaén). Estos cursos siempre son enriquecedores para nuestra profesión y muy válidos. El reciclaje en nuestra profesión, y más en derecho canónico, es de suma importancia. Esperemos que se repitan con más frecuencia, son una necesidad.

 

Antonio Robles Castillo (Profesor). Todas las ponencias son sumamente interesantes, sobre todo destacaría la profundización en las pruebas que tanto se han tenido en cuenta en este Simposio. Han sido tres días intensivos, pero ha valido la pena. Convendría seguir profundizando en esta materia, en la del matrimonio sacramental; potestad que le pertenece a la Iglesia por derecho propio y nativo. Por lo tanto, es necesario penetrar a fondo en la legislación canónica directamente relacionada con el matrimonio, como aquí se ha tratado.

 

Jóvenes abogados de Granada. Queremos decirle a los organizadores que ¡bravo!. Este tipo de Simposio siempre son positivos cuando se traen a especialistas de tanta altura, como es el caso. Si tuviéramos que dar alguna opinión negativa, sería la de pedir que se tratasen a posteriori estos temas de manera más específica. Se ha hablado de las pruebas, pero hemos de seguir con el vínculo, consentimiento...y tantos términos... que no ha dado tiempo a desarrollar.

 

MI REFLEXIÓN ÚLTIMA

 

El Simposio ha contribuido a esclarecer temas tan importantes como la Administración de Justicia en la Iglesia y su asistencia técnico-jurídica en los procesos canónicos, ahondando en las causas de nulidad y en las pruebas, para emitir una sentencia, que exige un esfuerzo constante de profundización de la verdad sobre el matrimonio y la familia, también como condición necesaria para la administración de la justicia en este campo.

 

Ha sido muy importante, que tanto los ponentes como los profesionales asistentes, hablasen en sus mesas redondas sobre la presentación positiva de la unión indisoluble, para redescubrir su bien y su belleza; puesto que, según la enseñanza de Jesús, es Dios quien ha unido en el vínculo conyugal al hombre y a la mujer. Ciertamente, esta unión tiene lugar a través del libre consentimiento de ambos, pero este consentimiento humano se da a un designio que es divino.

 

En otras palabras, es la dimensión natural de la unión y, más concretamente, la naturaleza del hombre modelada por Dios mismo, la que proporciona la clave indispensable de lectura de las propiedades esenciales del matrimonio. Su ulterior fortalecimiento en el matrimonio cristiano a través del sacramento (cf. Código de derecho canónico, c. 1056) se apoya en un fundamento de derecho natural, sin el cual sería incomprensible la misma obra salvífica y la elevación que Cristo realizó una vez para siempre con respecto a la realidad conyugal.

Víctor Corcoba

CORCOBA@telefonica.net