Desde mi rincón
de soledades y silencios

 

A los que hacéis soledad

y silencio como yo,

a los que miráis la luna

y navegáis igual que yo,

os cuento el encanto

que es descubrir y describir

el amor,  saber escuchar

los latidos del universo,

y dibujar sonrisas desde alma.

 

Mi diario es un diario de refugios

y de noches enteras en vela,

a la vela del vals de las estrellas.

 

Tomo lapicero y papel

entre las manos

y escribo como un niño

a lo que salga, como lo siento.

 

Sólo siendo niño se hace un verso.

Se hace un verso y nace el beso.

El beso del poema es la vida,

la vida que sólo se vive con amor.

 

No hay campo sin flores.

No hay campo sin fauna.

No hay río sin agua.

No hay río sin cauce.

 

No hay cauce sin manantial.

No hay cauce sin cruz.

No hay cruz sin camino.

No hay camino sin luz.

 

La luz se hizo en la palabra

que penetra y no mata,

que emociona y hace pensar.

 

Si todo el ser vivo,

viviese en la poesía,

se volviese poeta,

los enemigos serían amigos,

y sólo habría un mundo,

sin fronteras divisorias,

ni frentes de batalla.

 

¡Declaro el estado

de buena esperanza,

aunque no tenga permiso

para firmar nada!

¡Lo afirmo, habla el poeta! 

 

   

Víctor Corcoba

CORCOBA@telefonica.net