En Febrero del año 1994, don José Méndez, a raíz del acuerdo que hace la Iglesia con el Estado para normalizar la atención a las prisiones con capellanes, nombra a don Fernando Cañavate, capellán de la Prisión Provincial de Granada, su labor sería de continuidad, puesto que ya trabajaba en la educación de muchos jóvenes que estaban en la marginalidad. En 1997, don Antonio Cañizares, le nombra Director del Secretariado de Pastoral Penitenciaria y comienza toda una labor de concienciación en la diócesis, creando un grupo numeroso de voluntarios, que hoy ronda el centenar, para atender la realidad de la nueva prisión de Albolote.

El Señor Arzobispo en una Eucaristía, en la Prisión de Albolote

            El equipo de voluntarios siempre está dispuesto a llevar esperanza, a hablarles de futuro a los presos, a conectar con sus familias, a llenar de algo de oxígeno esas atmósferas tan enrarecidas, a donarse los fines de semana en las salidas de los niños de la prisión. Ahora salen veintisiete. Es el mejor regalo de reyes, durante todo el año. Otros van a los institutos para hablar con los jóvenes de drogas y prisiones. Es puro movimiento este equipo de voluntarios. Y puro corazón. Son siempre noticia, aunque no quieran serlo. Son la Navidad durante todo el año. Actualmente imparten un curso sobre las enfermedades venéreas para mujeres en la prisión (quince del módulo IX), donde aparte de ser retribuidas por la asistencia al mismo, se les forma como monitoras para que luego, sean ellas mismas, las que den el curso a otras internas. Mañana, como siempre, un voluntario le dirá a un preso que Dios puede irrumpir en su oscuridad. Ven a Dios y pídele su ayuda. El mundo cambiaría, seguro.