- ¿Como delegado Diocesano de catequesis, díganos lo que más le preocupa de la acción catequética?

- La transmisión de la fe. Ahora estamos en un tiempo de primeras comuniones, un tiempo fundamental para la construcción de la personalidad del discípulo y de la comunidad. Alguno de los pueblos en los que estuve, al domingo siguiente de la celebración de su primera comunión, les pedía a los niños que se acercasen a verme al finalizar la eucaristía. Muy pocos eran los que acudían a la llamada. Ante la desolación, me preguntaba: ¿Qué hemos estado haciendo los catequistas y los sacerdotes? Daba la sensación que habíamos estado perdiendo el tiempo. El problema es más profundo, la mayoría de los padres no viven como cristianos y, así, son incapaces de transmitir a sus hijos la fe. No se ve una fe firme en los niños porque falta la fe en la familia.

- ¿Es insustituible la acción catequética de la familia?

- En cierto sentido si lo es. Debiéramos cuidar la familia y la educación integral de todos sus miembros, puesto que ellos son la iglesia doméstica y responsable primaria de la educación en la fe de sus miembros. Si en la familia falla la evangelización, casi todo el trabajo de la parroquia  y de los catequistas, se pierde.

- ¿De quién es la responsabilidad de catequizar?

- De toda la comunidad cristiana. La iniciación cristiana no es sólo obra de los catequistas o de los sacerdotes, sino de toda la comunidad de los fieles. Aunque toda la comunidad cristiana como digo, es responsable de la catequesis, porque todos sus miembros deben dar testimonio de la fe, sólo algunos reciben el mandato eclesial de ser catequistas, junto a esa misión originaria que tienen los padres respecto a sus hijos. Por ello, es tarea prioritaria, fortalecer e intensificar la formación de todos nosotros, para comunicar mejor la Palabra de Dios.

- ¿Es la catequesis un derecho y un deber de la Iglesia?

- Lo es, y lo ha sido desde siempre, un deber sagrado que tiene su origen en un mandato del Señor y un derecho imprescriptible; puesto que, todo bautizado, tiene el derecho a recibir de la Iglesia una enseñanza y una formación que le permita iniciar una vida verdaderamente cristiana.

- ¿Los cristianos necesitamos la catequesis?

- Necesitamos ser formados para vivir en un mundo que, en gran parte, ignora a Dios. Hemos de partir de la escucha de la Palabra, de la celebración litúrgica comunitaria, del testimonio de una vida hecha servicio y vida de oración. La fe hay que vivirla en comunidad, eso es muy importante. Hemos de continuar unidos el camino de la esperanza.

- ¿Qué le diría a los catequistas?

- Aparte de reconocer y estimar su labor, con frecuencia humilde y oculta, una forma eminente de apostolado seglar, particularmente allí donde, por distintas razones, los niños y los jóvenes no reciben en sus hogares una formación religiosa conveniente; si, deseo, transmitirles que procuremos ser verdaderos cristianos, viviendo el Evangelio en plenitud. Hablar se puede hablar mucho, pero tiene que uno dar testimonio de lo que dice.

- ¿Faltan catequistas en la diócesis?

- Faltan catequistas bien preparados. Estamos viviendo en un ambiente agnóstico y eso se contagia. Por ello, se necesitan catequistas que crean de verdad en Jesucristo, que intenten imitarlo, ser uno con el Señor, para que transmitan una catequesis activa y eficaz, con fidelidad a Dios y al hombre.

- ¿Cuál sería esa última recomendación para esos niños que reciben este año la primera comunión?

-  Les diría que se fíen de todo lo que le han dicho sus catequistas, porque ser discípulo de Jesús significa hacerse conforme a Él. Nunca se verán defraudados. Nosotros venimos de Dios y vamos a Dios. Si por el contrario, nos apartamos del Camino, que hemos de hacerlo con la ayuda del Señor, nos veremos abocados a la angustia, a esa depresión que tantos corazones inunda actualmente.