BLAS GERARDO GORDO JIMÉNEZ:
DIRECTOR DE LA ESCUELA DIOCESANA DE FORMACIÓN TEOLÓGICA Y PASTORAL
“SAN GREGORIO DE ELVIRA”

“ALGO MÁS QUE ESTUDIO”

            Próximo a iniciarse el tercer curso, a partir del trece de septiembre y hasta final de mes, (los martes y miércoles de 18 a 20 horas), habrá un miembro del equipo animador de la Escuela Diocesana de Formación Teológica y Pastoral “San Gregorio de Elvira”, en el colegio Virgen de Gracia, para informar y formalizar la matrícula. La citada Escuela surge como una iniciativa diocesana formativa puesta al servicio de las personas, movimientos y comunidades eclesiales, bajo la dirección del sacerdote Blas G. Gordo Jiménez, con el que hemos conversado para profundizar en su razón de ser, en la orientación e inspiración, porque según reza el tríptico es “algo más que estudio”.

            - ¿Por qué la Escuela es algo más que estudio?

            - Es un lema que mantiene esta Escuela, porque la vida cristiana es vida, y el estudio se complementa con la oración, la vida fraterna, el sentir la diócesis como propia. En todos los sectores eclesiales la formación es de capital importancia, no sólo para transmitir mejor los contenidos de la fe, sino también como convicción personal profunda para testimoniarlos eficazmente en la vida diaria.

            -  ¿Cuáles son los criterios de orientación e inspiración?

            - El de una formación teológica y sistemática para la comunión eclesial, al servicio del testimonio y de la transmisión de la fe, con rigor teológico, en diálogo con el hombre de hoy, y al servicio de la pastoral diocesana. La Escuela ofrece algo más que las habituales actividades académicas. Tiene como ocupación constante ayudar a los alumnos a crecer en la comunión eclesial. Para ello, ofrecerá, además, momentos de oración diarias, celebraciones litúrgicas, retiros, momentos de reflexión, ejercicios espirituales, convivencias y otras actividades que se estimen necesarias y que sirvan como impulso evangelizador.

            - La Escuela oferta una formación que comprende los núcleos centrales de la Sagrada Escritura, de la Teología, de la acción pastoral y de la doctrina social de la Iglesia, ¿y qué es lo que demanda?

- Ser ese cauce de formación de todos los miembros de la Iglesia, que quieran actuar cristianamente y sientan la necesidad de comunicar el Evangelio. Por ello, es muy importante animar a parroquias, movimientos y grupos, a cuidar esta faceta de la formación. Todos, en el fondo, la echamos de menos. Sin embargo, es más difícil realizarla por separado. A veces nos pueden las tareas inmediatas y aparcamos la tarea formativa, muy necesaria para responder al reto de nuestro tiempo. Además, la formación compartida ayuda mucho a la comunión eclesial, en el sentido que hay una formación común que complementa a la diversidad de los carismas, enriqueciéndonos todos.

-Aparte de las distintas disciplinas de los tres cursos que abarca el ciclo, ¿hay también especialidades y cursos de profundización?

-Una semana cada mes, en una sesión de dos unidades, se ahonda en las especiales de evangelización, catequesis, pastoral litúrgica, pastoral de la juventud, pastoral familiar, acción social. También hay un curso de profundización bíblica de una hora semanal.  Procuramos facilitar horarios y sesiones, porque todos tenemos muchas tareas diarias.

- ¿La Escuela Diocesana tiene alguna otra sede fuera de Granada?

- Tenemos otra sede en la costa, concretamente en Almuñécar. En la espera de que otros lugares de nuestra diócesis puedan darle forma a una formación común para sus zonas o arciprestazgos.

- Con este nuevo curso se completa un ciclo, ¿el balance es positivo?

- Aunque cada curso ha tenido sus particularismos, en un principio los grupos han sido más numerosos, lo cierto es que se ha mantenido alrededor de una treintena de personas, tanto en la ciudad como en la costa. Hemos podido apreciar la alegría y sorpresa de mucha gente, que pensando encontrar una realidad académica fría, hallaron una oferta de contenidos con otro color, dentro de un ámbito amplio; formación que les ha servido para adquirir un lenguaje apto para responder al hombre de hoy desde el testimonio de una comunidad eclesial viva.