Tras el miércoles -llamado de Ceniza- proliferan los actos de nuestra Semana Santa granadina, las presentaciones de libros y carteles, los pregones y las músicas, que solemnizan, aun más si cabe, el tiempo sagrado de la Cuaresma; un momento litúrgico que debe hacernos reflexionar, para todo este “cántico” glorioso, vivirlo en la autenticidad y en coherencia entre la fe y la vida. En estos días hemos acudido a diversos encuentros cofrades y nos hemos dado cuenta del esfuerzo y de la entrega de muchos Hermanos, en tenerlo todo a punto para la salida. Si es bueno prepararlo todo, también lo es prepararse, y preparar la preparación como tiempo de renovación cristiana. Un buen pretexto para la meditación, es el que subrayaba el periodista Jorge de la Chica al presentar, con un lenguaje hondo y claro, el cartel de la Redención de los Salesianos, ante un auditorio totalmente lleno, cuando afirmaba que todos estos motivos deben hacernos recapacitar, tras el análisis del instante fotográfico. La narración de la Pasión, hecha en pregón, fotografía o música, pone de relieve el amor hecho hombre, crucificado y resucitado. Aquí está el secreto de la alegría pascual, que nace del dolor de la Pasión, porque la cruz de Cristo es una luz de esperanza.
También la música aparece como un exponente trascendental de la Semana Santa, los sones que acompañan a nuestras Dolorosas y a nuestros Cristos, en sus estaciones de penitencia. Precisamente, esa emoción inenarrable me la transmitía, uno de los componentes de la Escuela Municipal Felipe Moreno de Cúllar, pocos antes de su actuación: “cuando cantamos el Ave María yo me crezco y siento una alegría que no tengo palabras. Es como rezar en comunidad. Pongo todo el sentido y estremece escucharse por dentro”.
En esa cita, con el mundo cofrade, ya de regreso a casa, he pensando en el esfuerzo de las gentes que estaban en la Hermandad (algunas con mucha gente joven), y recordé las palabras del gran poeta polaco Cyprian Norwid: “no detrás de si mismo con la cruz del Salvador, sino detrás del Salvador con la propia cruz”. Y en ese modelo de fe vivida está María, nos lo recuerdan las cubiertas que ha entregado la emisora de radio Cope, en nuestra ciudad, a Antonio Muñoz Molina, como homenaje al pregonero de la Semana Santa de este año. Mirar a Jesucristo -como hizo Teresa de Jesús a su Cristo muy llagado- y contemplar su cuerpo desnudo, sus manos rotas, sus pies atados, su corazón traspasado, sentir la necesidad de responder con amor al Amor que no es amado, es hallar la paz y descubrir la luz.
Víctor Corcoba Herrero
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