NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL

ANTONIO MUÑOZ OSORIO:

“EL ARZOBISPADO, LAS PARROQUIAS, LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS Y LAS COFRADÍAS CONSERVAN EL PATRIMONIO CON MUCHAS DIFICULTADES”

Lo primero que debemos reconocer es que el patrimonio cultural de la Iglesia es tan extenso como variado: arquitectura, pintura, escultura, orfebrería, tapices, bordados, libros corales, música..., junto a la gran riqueza documental y bibliográfica. Junto a ello, el valioso patrimonio inmaterial-espiritual (la liturgia, los ritos, las devociones y las tradiciones seculares de nuestro pueblo...). Debido a esta gran amplitud, es muy difícil conocer bien todo este patrimonio. Antonio Muñoz Osorio, Secretario Técnico de la Comisión Episcopal de Patrimonio Cultural y persona volcada en que los granadinos conozcan el patrimonio cultural de la diócesis, nos dice: “Es verdad que hay historiadores e investigadores que llevan muchos años estudiándolo y lo conocen bien, siendo especialistas de reconocido prestigio en algunos de sus aspectos. También es cierto que en Granada hay muchas personas amantes del arte y de la historia que leen, contemplan, estudian nuestro patrimonio, y conocen mucho de él. Pero, creo yo, que nuestro pueblo lo conoce poco. Puede ser que se conozca la Catedral, la Capilla Real, el Monasterio de Cartuja, y poco más. Incluso muchos granadinos nunca han entrado en estos edificios. Pero Granada ofrece maravillas donde menos se lo espera uno: los conventos, las Iglesias mudéjares y barrocas, las Basílicas de la Virgen de las Angustias y de San Juan de Dios, la Casa de los Pisa, el Monasterio de San Jerónimo, Santo Domingo, Santos Justo y Pastor, San IIdefonso, San José, Santa Ana..., sin olvidarnos de la Abadía del Sacro Monte, tan cercana y tan desconocida. Y si salimos de la ciudad, tenemos un importante patrimonio en Alhama de Granada, Santa Fe, Montefrío, Loja, por citar algunos pueblos”.

Se dice que aquello que no se conoce, tampoco se ama, ni se valora, ni se protege. El primer paso siempre es conocer nuestro patrimonio histórico-artístico. Es cierto. No está oculto ni secuestrado, está ahí expuesto en los templos –nos dice Muñoz Osorio- Hay que acercarse, informarse, leer, contemplarlo. Cuando esto se hace, se ama, se valora y se ponen los medios adecuados para conservarlo y restaurarlo, porque la belleza es un lenguaje universal al alcance de todos. A propósito, nos comenta: “Todos somos sensibles a la belleza y a la bondad de las cosas. También la persona más sencilla y humilde. Tal vez se necesite una pequeña ayuda para entender lo que se está contemplando. Hay que reconocer que las visitas escolares, las exposiciones, internet, las visitas guiadas, las audioguías, los pequeños folletos explicativos, están prestando un buen servicio en este sentido. Hay que destacar el papel que desarrollan la prensa local con sus artículos o las cadenas locales de televisión con sus documentales. Aconsejo a los granadinos visitar la web de la Capilla Real ( www.capillarealgranada.com ) para ver un ejemplo práctico de lo que estamos hablando”.

 
Antonio Muñoz Osorio atendiendo a un grupo

Nos alegra a todos que se esté interviniendo mucho en el patrimonio histórico-artístico. A la vista está. Suele publicarse en los medios de comunicación las restauraciones de las grandes obras. Sin embargo, Antonio Muñoz Osorio, nos puntualiza: “Pero poco o nada se dice del gran esfuerzo que las parroquias y los conventos tienen que hacer constantemente para mantener limpio y en buen estado sus cubiertas. Poco o nada se dice del gran esfuerzo, muchas veces por encima de sus posibilidades, que parroquias, comunidades religiosas y cofradías hacen para conservar y restaurar sus bienes muebles. La restauración es cara, los presupuestos de las obras se disparan. El patrimonio existente es muy numeroso, es antiguo, todo él está necesitado de conservación, restauración o rehabilitación. Pero es muy difícil conseguir el dinero necesario para ello. No estamos concienciados respecto a nuestra responsabilidad común de mantener, conservar y restaurar el legado cultural que es nuestro. Hay que aunar esfuerzos para impedir que se llegue a situaciones irreversibles. Todos tenemos el deber y la grave responsabilidad de entregar a las generaciones futuras el legado cultural que recibimos de las generaciones que nos han precedido y, si es posible, mejorado y acrecentado”.

Se puede hablar más alto pero difícilmente más claro. Antonio Muñoz Osorio nos reconoce que los recursos para mantener, conservar y restaurar el patrimonio de la Iglesia salen principalmente de la propia Iglesia. “El Arzobispado, las parroquias, las comunidades religiosas y las cofradías conservan su patrimonio con muchas dificultades. Sus recursos económicos son muy limitados, y las necesidades son muchas. Hay que tocar en todas las puertas, hacer rifas y fiestas, pedir donativos y préstamos, trabajar con las propias manos. El mérito lo tiene el pueblo cristiano que, con sus aportaciones modestas pero constantes, hace posible el milagro de que edificios seculares sigan en pie, y que se puedan mantener limpios y dignos. Administrando bien los escasos recursos se consigue hacer alguna restauración. Quiero destacar la labor callada, constante y eficaz de los párrocos. También de los conventos de clausura. Aunque se haya cometido algún error, a ellos se debe que el patrimonio no haya desaparecido”.

No hemos resistido la tentación de preguntarle a Antonio Muñoz Osorio, sobre las ayudas de la administración y de empresas privadas. Al respecto, nos expuso: “Hay que mencionar el trabajo que viene realizando la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, principalmente en edificios y obras de arte de singular relevancia. El Ministerio de Cultura también ha intervenido obras importantes en los últimos años. Sin embargo, yo haría una llamada a Diputación y a los Ayuntamientos, así como al mecenazgo de entidades bancarias, empresas y fundaciones para que se impliquen en la conservación del patrimonio cultural de la Iglesia, hecho que es frecuente en otras provincias y comunidades autónomas”. Toda una llamada de atención que merece ser recogida. Es un patrimonio de todos y para todos, puesto que, aunque tenga una finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, también está abierto al estudio y a la contemplación de toda la sociedad.