Santa Sede

El Papa: Creyentes y no creyentes deben construir juntos el Reino de Dios

Recuerda el compromiso común para edificar una justicia evangélica

CIUDAD DEL VATICANO, 6 dic 2000 (ZENIT.org).- Todo hombre, aunque no sea creyente, está llamado a "colaborar" con la venida del Reino de Dios. Lo afirmó esta mañana Juan Pablo II lanzando un apremiante llamamiento a la cooperación entre creyentes y no creyentes.

Sus palabras no dejaron lugar a dudas: "Todos los justos de la tierra, incluso los que ignoran a Cristo y a su Iglesia y que, bajo el influjo de la gracia, buscan a Dios con corazón sincero, están llamados a edificar el Reino de Dios, colaborando con el Señor que es su primer y decisivo artífice".

El pontífice continuó de este modo, ante 30 mil peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, sus intervenciones de los miércoles, en esta última fase del Jubileo, que ha dedicado a profundizar en las relaciones de los católicos con las demás personas.

Tras haber afrontado, en semanas pasadas las relaciones con los cristianos de otras confesiones, y con los creyentes de otras religiones, a la luz del misterio central del cristianismo, la Trinidad, el pontífice afrontó hoy la colaboración que deben mantener los católicos con los no creyentes en la sociedad de hoy.

Reino de Dios 

En su intervención, el obispo de Roma explicó, ante todo, el significado de la expresión Reino de Dios, que explica la misión del hombre en el mundo a la luz del Evangelio. "El Reino --aclaró-- es la acción eficaz pero misteriosa de Dios en el universo y en ese ovillo de las vicisitudes humanas. Él vence las resistencias del mal con paciencia, y no con prepotencia o clamor".

"Los miedos, los afanes, las pesadillas se disuelven, pues el Reino de Dios está en medio de nosotros en la persona de Cristo".

Ahora bien, añadió el sucesor de Pedro, "el hombre no es un testigo inerte de la entrada de Dios en la historia. Jesús nos invita a "buscar" activamente "el Reino de Dios y su justicia" y a hacer de esta búsqueda nuestra preocupación principal".

Para toda persona 

"Por tanto, la persona humana está llamada a cooperar con sus manos, su mente y su corazón en la venida del Reino de Dios al mundo. Esto vale particularmente para los que están llamados al apostolado y que son, como dice san Pablo, "colaboradores del Reino de Dios", pero sirve también para toda persona humana".

La senda de las Bienaventuranzas 

Pero, ¿cómo se puede colaborar con la venida del Reino de Dios? El Papa ofreció como respuesta las Bienaventuranzas. Los colaboradores del Reino son los que viven "como "pobres de espíritu", en el desapego de los bienes materiales, para levantar a los últimos de la tierra del polvo de su humillación".

Colaboradores del Reino son los "que soportan con amor los sufrimientos de la vida"; "los puros de corazón que escogen el camino de la justicia, es decir, la adhesión a la voluntad de Dios"...

Por eso --concluyó--, los colaboradores del Reino son los que se ponen en manos de Dios "como niños inexpertos que sólo en su Padre encuentran la seguridad". Pues, como dijo Jesús, "el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él".


Sida: "Terrorismo psicológico" contra la Iglesia

Declaraciones del subsecretario del Consejo Pontificio para la Salud

CIUDAD DEL VATICANO, 5 dic (ZENIT.org).- Acusar a la Iglesia de difundir el sida por plantear los interrogantes morales que suscita el preservativo es un acto de "terrorismo psicológico". Lo afirma subsecretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.

El padre Felice Ruffini, poco después de que haya concluido en el Vaticano la Reunión intercontinental de expertos en asistencia a enfermos de sida, celebrada entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre (Cf. "Sida: Prevención, educación, acompañamiento; documento vaticano"), responde así a las polémicas que acompañan siempre a las tomas de posición de la Iglesia en esta materia.

En declaraciones concedidas hoy a la agencia de las comunidades religiosas, VID, confirma: "Es un verdadero acto de terrorismo psicológico presentar la posición de la Iglesia contra el profiláctico como una de las causas, si no la principal, de la difusión del sida. Si el virus se extiende, la culpa es, en todo caso, del hombre que no quiere hacer una autocrítica de sus propios comportamientos".

Para apoyar sus palabras, el religioso cita al científico francés Luc Montagner, uno de los descubridores del virus VIH, quien "dijo claramente en la Conferencia Internacional sobre el Sida promovida hace unos años por el Consejo Pontificio para la Salud en el Vaticano que para combatir eficazmente el sida hacía falta un comportamiento sano en el plano sexual".

"Para la doctrina católica, la castidad según el estado de vida de cada persona, es el medio de prevención más seguro" (Cf. "Cumbre mundial en el Vaticano de lucha contra el sida"), aclara, "Y el que rechaza esta posición no puede después lanzar este tipo de acusaciones contra la Iglesia".

"Hoy, en todo caso --añade--, el verdadero problema consiste en afrontar la oleada actual de libertad y permisivismo con una verdadera educación ética y moral".

Además, pensando en la realidad africana, el juicio, según el padre Ruffini, debe matizarse aún más. "Proponer el uso del preservativo es un contrasentido --precisa--, sobre todo si tenemos en cuenta situaciones ambientales caracterizadas por altas temperaturas".

Además, "tenemos que decir de una vez por todas que la Iglesia ha estado siempre en primera fila en el campo de la prevención y de la asistencia, y muy a menudo es la única estructura que ayuda a los enfermos, abandonados a sí mismos incluso por sus propias familias".

"Por lo que he podido verificar en Burkina Faso, donde trabajan los Camilos --los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos, familia religiosa a la que pertenece el padre Ruffini--, y por lo que conozco de otras realidades africanas estamos ante situaciones dramáticas. Nuestros párrocos se han convertido en padres de centenares de niños, que han quedado sin familia después que sus padres hayan muerto de sida".

"Familias enteras desaparecen --recuerda el religioso--. Nuestro cometido consiste en procurar una ayuda cultural para sanear la sociedad desde el punto de vista ético y de los comportamientos, para hacer entender que sólo así se podrá afrontar y resolver el problema".

"La Iglesia propone la ley de Cristo, que pasa por el camino estrecho, porque seguir a Jesús cuesta", concluye.


Jubileo de catequistas y profesores de religión el próximo fin de semana

Cardenal Castrillón: El futuro de la Iglesia depende de la catequesis

CIUDAD DEL VATICANO, 5 dic (ZENIT.org).- Siete mil quinientos catequistas y profesores de religión de todo el mundo celebrarán el próximo fin de semana, en Roma, su propio Jubileo. Lo ha anunciado el cardenal Darío Castrillón, en una rueda de prensa concedida para presentar estas jornadas jubilares.

El prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, al encontrarse esta mañana con los periodistas, constató que la misión de evangelización es la primera y fundamental misión de la Iglesia y en ella, junto a los obispos y sacerdotes, los catequistas tienen un papel "determinante".

La celebración de este Jubileo, según explicó el purpurado colombiano, pretende lanzar "una catequesis y una enseñanza religiosa que presente el mensaje de siempre con un lenguaje, con respuestas y con acentos fáciles de comprender por las diferentes culturas, en un auténtico diálogo entre la ciencia y la fe".

Una tarea decisiva, pues este mensaje "es capaz de responder a los interrogantes más graves del corazón del hombre y de la sociedad contemporánea", añadió.

El programa oficial del Jubileo de los catequistas comenzará el próximo sábado, con la bienvenida ofrecida por el mismo cardenal Castrillón, quien presidirá una procesión de los catequistas hacia la Basílica de San Pablo Extramuros, donde tendrá lugar la eucaristía inaugural.

A continuación, en la tarde, se organizará un congreso mundial sobre la catequesis en el Vaticano, en el que intervendrá el mismo cardenal Castrillón. Se escucharán después los testimonios de un escultor, un músico, un psiquiatra, una religiosa, un profesor de religión y del fundador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello.

Ya en la noche, en el imponente marco de la Basílica de Santa María Mayor, tendrá lugar un concierto de música clásica.

Pero el momento culminante llegará el domingo por la mañana, cuando el Papa presida la celebración de la Eucaristía jubilar y pronuncie palabras dirigidas a catequistas de todo el mundo.

Horas después, la jornada jubilar concluirá con la segunda sesión del congreso, en la que intervendrá el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, sobre "La nueva evangelización". El encuentro concluirá con testimonios de catequistas de los cinco continentes.

El cardenal Darío Castrillón, en su encuentro con la prensa, reconoció que el futuro de la Iglesia depende de la catequesis, y en particular, "de la medida en que sepamos darnos a nosotros mismos y a los demás razón de nuestra fe y de nuestra adhesión a Cristo, Redentor de todos los hombres".


Santa Sede: "La deuda se debe resolver de una vez para siempre"

Seminario "De la reducción de la deuda a la reducción de la pobreza"

ROMA, 5 dic (ZENIT.org).- Con el objetivo de no "perder" los esfuerzos realizados durante el Jubileo para reducir la deuda externa de los países pobres --como pidió ayer Juan Pablo II-- avanzan las sesiones del seminario "De la reducción de la deuda a la reducción de la pobreza", que se concluirá mañana en el Vaticano.

El encuentro, de carácter internacional (Cf. archivo de Zenit), ha ofrecido la oportunidad al secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, el obispo Diarmuid Martin, en un encuentro que mantuvo ayer con la prensa, hacer un primer balance sobre la campaña de reducción de la deuda que ha tenido lugar en este Jubileo.

"Nadie --ha dicho-- puede pensar que todo lo que se ha hecho hasta ahora sea satisfactorio, aunque no podamos decir que no se ha hecho nada".

Hasta el día de hoy, son 20, en vez de los 41 que se esperaba, los países que se han adherido a la campaña para la reducción de la deuda, mientras que "algunos gobiernos han extendido la cancelación de la deuda bilateral al 100%".

Además --constata Martin--, algunos "vicios" de la economía mundial pesan sobre los pobres: el "proteccionismo del Norte cuesta cien mil millones de dólares anuales a los países del Sur", mientras que "la dificultad de tener un precio seguro para los productos, a causa del control de las multinacionales, sume en la crisis a muchos países".

Pero, ha añadido el prelado, "debemos también ser conscientes de que el problema de la deuda no se resuelve en 5 ó 10 minutos, harán falta quizá 5 ó 10 años, pero se debe resolver de una vez para siempre, porque es absurdo que un país gaste el 30-40% de su propio producto interior bruto para pagar la deuda, en vez de que se invierta en desarrollo".

Sólo desde hace un par de años, por ejemplo, se ha comprendido que hace falta "poner a los pobres y a los pueblos en el centro del proceso: antes las políticas se decidían en París, a puerta cerrada, y ni siquiera los parlamentos de los países en vías de desarrollo sabían nada; hoy todo está a disposición en Internet", constata el secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.

Juan Pablo II pedía ayer precisamente que los programas de reducción de la deuda permitan a "los países más pobres" "en una fuerza capaz de guiar los esfuerzos para luchar contra la pobreza y producir beneficios de progreso económico y social entre su gente" (Cf. "En un mundo consumista, es más agudo el escándalo de la pobreza")

En estos dos o tres años, concluye monseñor Martin, "se ha manifestado una voluntad de cambio en numerosas instituciones, como por ejemplo el Banco Mundial", pero los organismos internacionales "son mastodónticos y los representantes de la vieja línea están todavía allí; las reformas van adelante lentamente y encuentran resistencias".


El Papa: En un mundo consumista, es más agudo el escándalo de la pobreza

Impulsa con decisión iniciativas de condonación de la deuda de países pobres

CIUDAD DEL VATICANO, 4 dic (ZENIT.org).- El consumismo desenfrenado hace más escandalosa todavía la pobreza de los últimos. Lo afirma Juan Pablo II al renovar su llamamiento a favor de la cancelación de la deuda de los países pobres, en un mensaje dirigido hoy al arzobispo François Xavier Nguyên Van Thuân, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.

El mensaje del Papa tiene lugar en pleno encuentro internacional "De la reducción de la deuda a la reducción de la pobreza", que concluye el próximo 6 de diciembre ("Deuda externa y pobreza; cumbre de expertos en el Vaticano"), organizado por ese organismo vaticano.

"A pesar de los grandes progresos científicos, el escándalo de la pobreza extremada se difunde en todo el mundo", explica el Papa, quien constata que "la conciencia de las posibilidades que ofrece el progreso científico hace que la persistencia de esta extendida pobreza sea incluso más escandalosa, especialmente cuando es acompañada, como sucede frecuentemente, por el consumismo desenfrenado y la ostentación de la riqueza".

"Nuestro mundo cada vez más globalizado necesita un aumento cada vez más grande de la solidaridad --continúa diciendo el Santo Padre--. La reducción de la deuda es parte de un esfuerzo más amplio para conseguir que las relaciones entre los pueblos cambien y se instaure un sentimiento verdadero de solidaridad y de participación entre todos los Hijos de Dios, entre todas las personas".

Por este motivo, el Santo Padre manifiesta su gratitud al Consejo presidido por el arzobispo vietnamita, monseñor Van Thuân por "haber estado en primera fila a la hora de plantear la cuestión sobre los efectos del tremendo peso de la deuda en la vida de los pueblos de los países más pobres".

Su gratitud se extiende también a "cuantos han respondido al llamamiento papal para la reducción de la deuda de los países más pobres o su total condonación".

Por último, el Santo Padre pide al Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y a los participantes en el seminario que continúen trabajando "en estrecho contacto con todos los que forman parte de las comunidades científicas y para el desarrollo, así como con las organizaciones internacionales que se esfuerzan para que el espíritu de cooperación generado por la experiencia del Jubileo, prosiga en el futuro".

"Es importante --concluye el mensaje pontificio--, que las iniciativas de reducción de la deuda presentadas por las naciones más ricas y por las instituciones internacionales den frutos cuanto antes para que permitan a los países más pobres convertirse en una fuerza capaz de guiar los esfuerzos para luchar contra la pobreza y producir beneficios de progreso económico y social entre su gente".


Sida: Prevención, educación, acompañamiento; documento vaticano

Concluye el Congreso sobre la epidemia de final de siglo en Roma

CIUDAD DEL VATICANO, 3 dic 2000 (ZENIT.org).- Concluyó ayer en el Vaticano la reunión intercontinental que ha congregado a expertos de todo el mundo en materia de sida por iniciativa del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios.

Este organismo de la Santa Sede, presidido por el arzobispo mexicano Javier Lozano Barragán, presentó en el encuentro un dossier en varios idiomas en el que afronta directamente la cuestión de la lucha contra el sida y de la prevención de la enfermedad.

El documento ofrece una síntesis del congreso organizado por este "ministerio" de Juan Pablo II para la Salud, celebrado entre el 9 y el 11 de diciembre de 1999 en el Vaticano. Aborda los problemas, muchas veces dramáticos ocasionados por el virus VIH: la prevención, la educación, experiencias y proyectos de acción. En particular, se detiene en el acompañamiento de las personas enfermas de sida, desde el punto de vista sanitario, y más en concreto, en la cuestión de la posible transmisión de la madre al niño.

Los aspectos psicológicos, éticos y espirituales, decisivos al hablar de esta enfermedad, también son afrontados en profundidad.

En este sentido, el texto ofrece, además de cinco artículos sobre el papel de los capellanes católicos dedicados a la pastoral de la salud, las conclusiones de un estudio sobre "Realidades, problemas y propuestas de las Iglesias locales sobre los servicios socio-sanitarios y sobre la acción pastoral dirigida a las personas seropositivas y enfermas de sida en el mundo", realizado por Fiorenza Deriu Bagnato.

Entre otras cosas, como ha explicado la señora Deriu Bagnato, socióloga, a los micrófonos de "Radio Vaticano", las Iglesias locales han pedido en esta consulta a la comunidad internacional que se destinen fondos y recursos financieros para facilitar el acceso a los productos farmacéuticos en países donde las personas no pueden beneficiarse de estos tratamientos por problemas económicos. Es el caso de los países del África sub-sahariana, y de naciones del continente asiático.

De este modo, el organismo vaticano ha podido escuchar la voz de la Iglesia en todo el mundo, un elemento precioso para la redacción de un "Vademécum" que será publicado próximamente, en el que se ofrecerán indicaciones pastorales concretas, de carácter operativo, para obispos, religiosos, voluntarios, que trabajan en contacto directo con la realidad del VIH.

El viernes pasado los participantes en este encuentro intercontinental visitaron la cárcel de Rebibbia en Roma, donde pudieron conversar con los presos enfermos de sida y con el personal sanitario y los voluntarios que les atienden. En la tarde de ese mismo día, fueron a ver las instalaciones del hospital Niño Jesús, en el que se encuentran internados niños contagiados por el virus de inmunodeficiencia adquirida.

En concreto, los médicos y el personal sanitario explicaron a los participantes en el congreso que en estos momentos se puede prevenir casi en su totalidad los casos de transmisión del virus VIH de madres a hijos. El profesor Guido Castelli Gattinara, responsable de ese departamento del hospital, explicó que los casos de transmisión son inferiores al 2 por ciento. Ahora bien, reconoció, "esto sólo sucede en nuestros países". En las naciones en vías de desarrollo, en especial en África sub-sahariana, la situación sigue siendo terrible.

"Todavía hoy, en el mundo, nacen 1.700 niños al día con el virus VIH --aclara el médico--. Existen posibilidades y tenemos los conocimientos para bloquear la transmisión del sida de madre a hijo, así lo testimonian algunos programas que estamos aplicando precisamente en nuestro hospital". Esta institución, está promoviendo también estos proyectos en Rumanía y en Kinshasa (Congo).

Al presentar a la prensa los trabajos de esta cumbre de expertos sobre el sida convocada por la Santa Sede, el pasado 30 de noviembre, monseñor Javier Lozano Barragán se refirió al famoso debate sobre los métodos de prevención explicando que la concepción cristiana del amor y de la sexualidad es sin duda el mejor preservativo.

"No hay duda de que lo más importante es la prevención de la enfermedad --aclaró--. Para prevenir el contagio a través de relaciones sexuales, el mejor remedio es la castidad en el matrimonio y fuera del matrimonio, aunque esto signifique ir contra corriente en una sociedad pan-sexual como la contemporánea. Ahora bien, se trata de una ley de Dios, que es siempre actual y que siempre puede ser observada" (Cf. "Cumbre mundial en el Vaticano de lucha contra el sida").

La dirección de correo electrónico del Consejo Pontificio para la Salud es opersanit@hlthwork.va 


Juan Pablo II: La unidad entre los cristianos, un desafío urgente

Recibe a 47 obispos de varias Iglesias y comunidades amigos de los Focolares

CIUDAD DEL VATICANO, 3 dic 2000 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió ayer intensificar los esfuerzos y la oración para promover el don de la reconciliación entre las Iglesias y comunidades cristianas, al recibir a un grupo de obispos amigos del Movimiento de los Focolares.

El pontífice utilizó palabras de gran calor humano y de profunda intensidad espiritual al recibir a los 47 prelados amigos de este Movimiento fundado por Chiara Lubich. Entre ellos, se encontraban obispos ortodoxos, sirio-ortodoxos, anglicanos, evangélicos-luteranos, así como católicos.

En nombre de ellos, se dirigió al Papa el cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga, quien en el saludo recordó que fue el mismo pontífice quien impulsó estos encuentros (se han celebrado ya en diecinueve ocasiones), comenzados en 1982.

Una iniciativa que se enmarca en el carisma de los Focolares, centrado en la espiritualidad de la unidad arraigada en el Evangelio y que lleva por lema la oración de Jesús: "Que todos sean uno".

El Papa, en el encuentro, definió precisamente estas palabras de Cristo como un "ardiente deseo". Un deseo que ha sido también el protagonista de este encuentro de obispos cristianos, que concluirá el 4 de diciembre, dedicado principalmente al ecumenismo. De hecho, el tema es "El grito de Jesús abandonado: luz en el camino hacia la plena comunión entre las Iglesias".

"Habéis meditado en la angustia experimentada por Cristo en Getsemaní cuando sintió la soledad y el abandono a la hora de cumplir con la misión que el Padre le había confiado", dijo el Papa al dirigirse a los obispos. De este modo, Jesús se presenta como modelo, pues "la aspiración a la unidad tiene que ir acompañada por una profunda capacidad de sacrificio".

Cristo, "por amor a los hermanos, asumió toda división, venciendo en sí el pecado la desunión de los suyos. ¿Cómo es posible dejar de ver la urgencia de vivir un amor así para hacer fecunda la actividad ecuménica?", preguntó el pontífice.

A continuación, pidió a los obispos amigos de los Focolares que se conviertan "en instrumentos cada vez más profundos y en ministros de la unidad y de la santificación". En primer lugar, con la oración, pues la "reconciliación" entre las Iglesias es un don divino.

Y, en segundo lugar, con la conversión diaria y constante del corazón. "Cuanto más sepamos pensar y actuar según el corazón de Cristo --concluyó el obispo de Roma--, sabremos ser más fieles a su mandamiento. La unidad es una conquista paciente y de amplias miras de la fe y de la caridad".


Deuda externa y pobreza; cumbre de expertos en el Vaticano

Seminario organizado por el Consejo Pontificio Justicia y Paz

ROMA, 3 dic 2000 (ZENIT.org).- "De la reducción de la deuda a la reducción de la pobreza" es el tema del seminario que ha comenzado hoy en Roma por iniciativa del Consejo Pontificio Justicia y Paz del 3 al 6 de diciembre.

Obispos, docentes, expertos de todo el mundo, representantes de organizaciones católicas se han reunido para verificar los resultados de numerosas iniciativas ligadas al llamamiento lanzado por el Papa en la Tertio Millennio Adveniente en favor de "una consistente, si no total, reducción de la deuda internacional, que pesa sobre el destino de muchas naciones" (TMA, 51).

Dice el Pontificio Consejo Justicia y Paz' en un comunicado: "La respuesta a este llamamiento ha sido generosa y amplia, concretizándose en la promoción de múltiples iniciativas de base y en significativos empeños de gobiernos e instituciones internacionales".

El seminario se propone estudiar asimismo modalidades y propuestas para conseguir que las iniciativas de disminución de la deuda puedan ayudar a la lucha contra la pobreza; para ello, durante el seminario, se examinan la eficacia de las "Estrategias para la reducción de la pobreza", teniendo en cuenta el empeño de la sociedad civil.

Entre los temas que se están tratando en las relaciones figuran: la actual situación de deuda de los países pobres, la naturaleza de las iniciativas en curso para la reducción de la deuda y de la pobreza, la experiencia de las organizaciones eclesiales, las prospectivas futuras.

Los trabajos han sido introducidos por S.E. Mons. Francis Xavier Nguyen Van Thuan, Presidente del Pontificio Consejo 'Justicia y Paz'. Moderador del Seminario será S.E. Mons. Diarmuid Martin, Secretario del mismo Consejo Pontificio.


El Papa prepara su viaje a Ucrania promoviendo el diálogo con los ortodoxos

Recibe en audiencia a los obispos de la Iglesia greco-católica de ese país

CIUDAD DEL VATICANO, 1 dic 2000 (ZENIT.org).- Juan Pablo II se prepara ya para emprender su viaje a Ucrania. Lo reconoció el mismo esta mañana al recibir a 22 obispos de la Iglesia greco-católica de ese país, a quienes recibió esta mañana en audiencia.

El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, confirmó ayer que la vista del Papa a este país ortodoxo, unido por íntimos lazos étnicos y culturales con Rusia, tendrá lugar entre el 21 y el 24 de junio. El anuncio del viaje había sido dada por la Santa Sede el pasado 6 de noviembre para desmentir rumores periodísticos sobre una inminente dimisión del obispo de Roma.

"Espero de corazón que el Señor me conceda estar cuanto antes entre vosotros, en tierra ucraniana --dijo--, para anunciar con todos los cristianos el deseo común de encontrar en Cristo la respuesta a las inquietudes del hombre y la única luz verdadera que no se pone. Espero ese día como un don espiritual".

En espera de "poderlo hacer personalmente", Juan Pablo II pidió a los obispos ucranianos que lleven a sus fieles "la bendición tierna y emocionada del Papa".

En su discurso, había dirigido un ardiente aliento a la Iglesia católica de rito bizantino-ucraniano, resurgida después de "los sufrimientos y la cruz, cuando el cruel régimen ateo había decretado su supresión", invitando a los obispos a "mirar adelante", con un proyecto común "que esté al servicio también de los hermanos y hermanas ortodoxos en vista de la plena comunión, como quiere Jesucristo".

Tras el renacimiento de la Iglesia en Ucrania, reconocida en tiempos de la "perestroika" de Mijaíl Gorbachov, tuvieron lugar disputas entre greco-católicos (conocidos también con el nombre de "uniatas") y ortodoxos, que se opusieron a la restitución de los templos que había expropiado Stalin y entregado a la Iglesia ortodoxa. En este contexto, el Santo Padre pidió a los católicos de rito oriental, así como a sus pastores, que encuentren "nuevas sedas de testimonio común, evitando estériles contraposiciones, conscientes de que el Padre de todos nos llama a la caridad para que el mundo crea".

Sin duda, estas palabras han preparado ya el futuro viaje del Papa, que podría ser la antesala de una posible visita a Moscú, abriendo eventualmente una prometedora estación de diálogo con la Iglesia ortodoxa ("El viaje a Ucrania podría abrir las puertas de Moscú al Papa").

Con signos de conmoción, el Papa subrayó que el Milenio del Bautismo del pueblo ucraniano, celebrado en 1988, marcó "el inicio de una nueva era", pues ha comportado "importantes cambios de naturaleza social y moral dirigidos a reconocer el derecho a la libertad religiosa para los católicos de rito oriental y para su Iglesia, que vive en la unidad con la Sede de Pedro desde hace 400 años".

Los católicos de rito bizantino eran cristianos ortodoxos que decidieron regresar a la unidad con Roma. Desde entonces los Papas les permitieron mantener sus ritos, que por ello coinciden con los de la Iglesia ortodoxa. Los obispos greco-católicos de Ucrania son en total unos treinta y guían a más de cinco millones de fieles en su patria y en la diáspora (sobre todo en la ex Unión Soviética, en el resto de los países de Europa, en América y Australia). 


"Ora, medita, estudia": El Papa a sacerdotes españoles que estudian en Roma

Recibe a los estudiantes del Colegio Pontificio de San José

CIUDAD DEL VATICANO, 1 dic 2000 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pudo respirar esta mañana un poco de ese calor típicamente ibérico al recibir en audiencia a los estudiantes y superiores del Colegio Pontificio Español de San José de Roma.

Al saludar a sus huéspedes, el pontífice subrayó que este encuentro tiene lugar en el ámbito de un entrañable aniversario eclesial: el quinto centenario del nacimiento de san Juan de Ávila, patrono del clero secular español.

El Papa recordó que el santo español resumía su programa en un simple consejo: "ore, medite, estudie". "En efecto --añadió--, la meditación y una intensa vida espiritual hacen posible transmitir con convicción el misterio de Cristo, que llena la existencia del sacerdote y del que tanto necesita una generación frecuentemente aquejada de vacío vital y de sinsentido. El estudio, a su vez, favorece una recta comprensión de la doctrina y, por tanto, la capacidad de enseñarla correctamente en cada situación concreta".

Fundado en el siglo XIX por el beato Manuel Domingo y Sol, el Colegio Español acoge actualmente a 120 sacerdotes y diáconos españoles. Su objetivo consiste en prepararlos para que regresen a su tierra de origen con una formación académica más amplia y sobre todo con "una experiencia más universal de la Iglesia", como reconoció el Santo Padre esta mañana.

"El Espíritu Santo continúa suscitando en España numerosas iniciativas para fortalecer la fe de vuestros pueblos y dar esplendor a sus manifestaciones, aún cuando no falten dificultades para un mayor florecimiento del Evangelio en vuestra tierra --constató el Papa--. Con vuestra preparación académica y la experiencia de estos años pasados en Roma podréis dar nuevo impulso a los esfuerzos de tantos paisanos y compatriotas vuestros para que, en la sociedad española, el espíritu del mundo no prevalezca sobre la Palabra de Dios".


La infanta de España participa en la misa privada del Papa

Les acompañaba su hija pequeña de menos de tres meses

CIUDAD DEL VATICANO, 1 dic 2000 (ZENIT.org).- La cordialidad y un toque de informalidad caracterizaron el encuentro en el Vaticano entre Juan Pablo II y la infanta de España, Elena, recibida con su marido, Jaime De Marichalar, sus dos hijos, la suegra y un séquito de 19 personas.

La infanta, segunda en la línea sucesoria de la Familia Real española, tras su hermano Felipe, participó con la familia en la misa de la mañana celebrada por Juan Pablo II en su capilla privada. En alguna ocasión tuvo que echar mano al biberón para calmar el hambre de su niña pequeña de casi tres meses.

Al final, Elena, Jaime, el pequeño Froilán, y la pequeña Victoria Federica, así como sus familiares (había otros cinco niños) se quedaron a conversar unos minutos con el Santo Padre en la sala contigua a la capilla. En el encuentro, sumamente distendido, recibieron como regalo una colección de rosarios de manos del Papa.

Tras el coloquio con el pontífice, la infanta, su esposo, hijos y acompañantes fueron recibidos a desayunar en la Sala de Prensa de la Santa Sede por el portavoz vaticano Joaquín Navarro-Valls. Él mismo les acompañó a la Basílica de San Pedro para que cruzaran la Puerta Santa y visitaran las tumbas de los Papas.


El Papa traza las sendas por las que avanza el diálogo interreligioso

Se hace eco de la sed de Dios presente en todo hombre y religión

CIUDAD DEL VATICANO, 29 nov (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha querido dar esta mañana un decidido empujón al diálogo entre los creyentes de las religiones, un tema, que como él reconoció "ha cobrado una gran actualidad en nuestro tiempo".

En la tradicional audiencia de los miércoles, cuando quedan pocas semanas para que concluya el gran Jubileo del año 2000, el Santo Padre insistió en una de las dimensiones que él ha impreso al año santo, el diálogo entre las religiones y que, como él mismo recordó, ha tenido uno de sus momentos de máxima expresión en su peregrinación a Tierra Santa el mes de marzo pasado.

La intervención pontificia tiene lugar casi tres meses después de que se publicara, con su aprobación, la Instrucción vaticana "Dominus Iesus", en la que la Congregación para la Doctrina de la Fe aclara que el diálogo con las demás religiones, si es auténtico, no debe llevar a los católicos a renunciar a su fe en la salvación única y universal traída por Jesús y su Iglesia.

Escuchaban al Papa 30 mil peregrinos de todos los continentes, con quienes el pontífice se hizo eco de ese clamor de la humanidad que busca conocer el rostro de Dios.

Recorrió así los grandes pasajes del Antiguo Testamento en los que los profetas se hacen intérpretes de la sed de Dios que siempre ha caracterizado al hombre. "¿No tenemos todos nosotros un mismo Padre? ¿No nos ha creado el mismo Dios?, preguntó el sucesor de Pedro recordando las desgarradoras preguntas de Malaquías.

"Una cierta forma de fe se abre, por tanto, en la invocación de Dios, incluso cuando su rostro es "desconocido"", continuó diciendo el pontífice.

Esta fe "lleva a la esperanza", continuó diciendo. "Una esperanza que todavía no está iluminada por la revelación, que la pone en relación con las promesas divinas y hace de ella una virtud "teologal"".

"Los libros sagrados de las religiones se abren a la esperanza --aclaró-- en la medida en que entreabren un horizonte de comunión divina, delinean para la historia una meta de purificación y de salvación, promueven la búsqueda de la verdad y defienden los valores de la vida, de la santidad y de la justicia, de la paz y de la libertad".

"Con esta tensión profunda --continuó--, que resiste incluso en medio de las contradicciones humanas, la experiencia religiosa abre a los hombres al don divino de la caridad y a sus exigencias".

¿Cómo es posible, entonces, entablar un diálogo entre los católicos y los demás creyentes? En respuesta a esta pregunta, Juan Pablo II profundizó en las dos dimensiones de este diálogo.

Ante todo, dijo, "este diálogo se manifiesta en el compromiso común de todos los creyentes por la justicia, la solidaridad y la paz". Un diálogo que "se expresa en las relaciones culturales, que siembran semillas de ideales y de trascendencia en las tierras con frecuencia áridas, de la política, de la económica, de la existencia social"".

En segundo lugar, el diálogo también tendrá que afrontar las cuestiones propiamente religiosas. En este sentido, indicó el obispo de Roma, el diálogo interreligioso tiene que ser una oportunidad para que los católicos den "testimonio íntegro de la fe en Cristo, único Salvador del mundo".

Este diálogo, dijo el Papa, requiere de los católicos "la humildad de la escucha para comprender y valorar todo rayo de luz, que es siempre fruto del Espíritu de Cristo, independientemente de donde venga".

Una experiencia que el pontífice, reconoció, pudo vivir personalmente en aquel "saludo de paz" que tuvo por escenario Jerusalén, el mes de marzo pasado, dando así "un nuevo paso en el diálogo recíproco". 


Juan Pablo II: La religión no puede ser un pretexto para la hostilidad

Mensaje pontificio a la Conferencia Mundial sobre Religión y Paz

CIUDAD DEL VATICANO, 29 nov (ZENIT.org).- "La religión no es y no debe convertirse en un pretexto para la hostilidad". Lo afirma con claridad Juan Pablo II en un mensaje enviado con motivo de la celebración del trigésimo aniversario de la fundación de la Conferencia Mundial sobre Religión y Paz

En la misiva, enviada con este motivo al cardenal Peter Seiichi Shirayanagi --las celebraciones han tenido lugar en Kioto (Japón), entre 27 y el 28 de noviembre-- el Santo Padre elogia los esfuerzos de esa organización por "construir un mundo de paz".

La Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz (WCRP) es un foro interreligioso a nivel mundial que trabaja por la solución de situaciones y factores que ponen en peligro la paz mundial y la dignidad humana. Reconocida como organización no gubernamental por las Naciones Unidas, la Conferencia está presente en más de 60 países y adhieren las principales confesiones religiosas del planeta.

Con estos objetivos, la WCRP tiene encuentros periódicos a nivel local, nacional, continental y mundial, a través de una estructura coordinada por las oficinas internacionales con sede en Ginebra y Nueva York.

Entre los copresidentes de este organismo, se encuentran entre otros el cardenal William Keeler, arzobispo de Baltimore, Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, y el presidente de Indonesia.

"En los últimos años, la Conferencia Mundial sobre Religión y Paz se ha dedicado particularmente a la reconciliación de comunidades que se hallan divididas debido a los conflictos y a las guerras --constata en su mensaje el Papa--. Vuestros esfuerzos para ayudar a los afectados por el odio y la violencia expresan una verdad que yo mismo he buscado afirmar en numerosas ocasiones, que la religión no es y no debe convertirse en un pretexto para la hostilidad, en particular cuando coinciden la identidad religiosa, cultural y étnica".

"Al hacer frente a los acuciantes problemas de la sociedad globalizada actual --continúa subrayando Juan Pablo II-- todas las religiones deben sentirse llamadas a realizar nuevos esfuerzos para cooperar en la promoción de la vida humana en su dignidad, en la defensa de la familia, en la mitigación de la pobreza, en la instauración de la justicia, en la ayuda para defender el ecosistema de nuestra tierra".

"La colaboración entre las diferentes religiones debe basarse en el rechazo del fanatismo, del extremismo y del antagonismo mutuo que lleva a la violencia --concluye el Papa--. Conocemos muy bien la importancia de la educación como medio de promoción de comprensión mutua, de cooperación y de respeto".


Globalización y familia: hace falta un examen de conciencia

Congreso en el Vaticano del Consejo Pontificio para la Familia

CIUDAD DEL VATICANO, 29 nov (ZENIT.org).- Con un llamamiento a "los pueblos industrializados y ricos a hacer un profundo examen de conciencia que traiga un correcto equilibrio social y económico a nivel mundial" se ha concluido hoy en el Vaticano el Congreso internacional "Globalización, económica y familia".

Los doscientos participantes en el encuentro --periodistas, políticos, catedráticos, intelectuales de América y Europa-- han abogado por una nueva clave de interpretación de la globalización "orientada esencialmente hacia la solidaridad".

El encuentro, organizado por el Consejo Pontificio para la Familia, en la Antigua Sala del Sínodo del Vaticano ha sido testigo de la intervención de personajes de gran influencia mundial, entre quienes se encontraba, por ejemplo, el alcalde de Santiago de Chile, Joaquín Lavín, Robert Sirico, presidente del Acton Institute (Estados Unidos), el profesor Michael Schooyans, de la Universidad de Lovaina y uno de los grandes expertos mundiales en cuestiones éticas y demografía.

Juan Pablo II quiso hacerse presente en las sesiones de trabajo enviando un mensaje, en el que propone la creación de un nuevo pacto social a escala mundial, en el que se garantice una mayor cooperación a todos los niveles que no excluya a los países pobres, como sucede en estos momentos.

"No es suficiente limitarse a medidas que redestribuyan las riquezas producidas, sino que es necesario que en la misma producción de los bienes estén presentes instancias más solidarias", explica.

El pontífice, en el mensaje que lleva la firma del secretario de Estado vaticano, el cardenal Angelo Sodano, afirma también que hoy se impone con urgencia la necesidad de reafirmar la primacía de la política, en el sentido original y más elevado del término.

En su intervención Joaquín Lavín, quien ha sido candidato a la presidencia de Chile, recordó, según explica un comunicado de la Santa Sede, en su intervención que "la familia tiene que ponerse en el centro de las preocupaciones de un gobernante. Las familias tienen que organizarse y estar dinámicamente presentes y tener un diálogo permanente con los políticos y con quienes son elegidos por el pueblo".

"Hay programas necesarios y posibles para salir al encuentro de las necesidades de la familia, que es un bien para la sociedad --continuó explicando el alcalde de la capital chilena--. Tienen que ser programas de auténtica política familiar".

Otro de los políticos que intervinieron fue Rocco Buttiglione, presidente del partido Centro Democrático Unido de Italia, quien hizo un análisis sobre la situación de la familia "que sin duda ha sido debilitada, y que de este modo no logra desempeñar las funciones que tradicionalmente ha realizado".

"En particular, en la Unión Europea, constató el filósofo y político, tenemos necesidad de incrementar el número de los nacimientos, si no queremos desaparecer de la historia".

Como respuesta a esta situación, George Weigel del Ethics and Public Policy Center de Washington trazó las líneas del "futuro de la familia" a partir del pensamiento de Juan Pablo II.


Agencias humanitarias católicas en busca de una carta común de identidad

Primera cumbre mundial de agencias católicas de ayuda

ROMA, 29 nov (ZENIT.org).- El 27 de noviembre pasado responsables de algunas de la agencias humanitarias católicas más representativas se congregaron en Roma para trabajar juntas, por primera vez en la historia, en la elaboración de una carta común de identidad.

Según explicó el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", organismo vaticano que convocaba la reunión, se trata de una tarea urgente en un mundo en el que aumenta la confianza respecto a la Iglesia, al mismo tiempo que se pide especialización y eficacia.

La Iglesia católica es la institución que dirige en el mundo el mayor número de organizaciones y actividades dedicadas a la promoción integral y al desarrollo de la persona humana. Esta red humanitaria y de caridad cristiana tiene lugar gracias a la labor de misioneros, religiosos y religiosas, voluntarios, profesionales, etc.

Con esta iniciativa, continúa explicando monseñor Cordes, arzobispo alemán a quien el Papa le ha encomendado la promoción y coordinación de la actividad de ayuda y asistencia de la Iglesia, se han perseguido dos objetivos: "Se ha tratado sobre todo de iniciar una reflexión sobre la relación con la Iglesia y sobre cómo cultivar las raíces de la fe".

Y, en segundo lugar, se ha subrayado que "no debemos perder nuestra identidad de agencias católicas. En un mundo en el que muchos quieren hacer el bien, se puede correr el riesgo de hacerlo como lo hacen los otros".

Las organizaciones católicas se diferencian de las agencias filantrópicas por el hecho de que su acción se inspira directamente en los valores del Evangelio, aclara Cordes.

Desde estas premisas, se ha puesto en marcha una reflexión común, respetando las profundas diferencias que existen entre las diversas denominaciones de ayuda católica.

En el encuentro han participado la Asociación de Voluntarios para el Servicio Internacional (AVSI) de Italia, Secours Catholique de Francia, Deutscher Caritasverband de Alemania, Caritas Italia, Caritas Korea (CBCK), Caritas México, Caritas Polonia, Catholic Relief Services de Estados Unidos, Ayuda a la Iglesia Necesitada (sede central en Alemania y delegaciones en varios países), Manos Unidas (España), Misereor (Alemania), la Sociedad de San Vicente de Paúl y un representante de África.

Algunas tienen un elevado número de profesionales, como el "Catholic Relief Service", estadounidense, o "Misereor" de Alemania. Otras se basan únicamente en el voluntariado como la Asociación de Voluntarios para el Servicio Internacional. A medio camino, se encuentran las Caritas, en las que actúan tanto profesionales como voluntarios.

Algunas viven sólo de la generosidad de las personas privadas, como es el caso de "Ayuda a la Iglesia que sufre", otras organizaciones, sin embargo, pueden beneficiarse de ayudas estatales y en ocasiones colaboran con programas públicos de ayuda o desarrollo.

El cuadro es muy diferenciado pero, por primera vez, se ha tratado de hacer una reflexión común sobre la identidad cristiana y sobre su significado en el especial sector de la ayuda humanitaria. Kenneth Hackett, director ejecutivo del "Catholic Relief Service", ha explicado que las agencias reflejan planteamientos eclesiales diferentes: algunas están ligadas estrechamente a las conferencias episcopales, otras afiliadas o nacidas por iniciativa de un obispo o de un grupo de ellos, otras simplemente relacionadas con los episcopados.

La tarea sin embargo es única, como se ha constatado en el encuentro, dar testimonio de caridad cristiana en la lucha contra la miseria y encontrar respuestas a las nuevas emergencias.

"Alguna de las agencias que ha participado --ha precisado monseñor Cordes-- ha contado que, en vista del encuentro, ha reunido por primera vez a los diversos dirigentes a nivel mundial, justamente para reflexionar sobre la propia identidad".

La reunión en Roma ha constituido un primer intercambio de experiencias, a partir de la presentación de las diversas agencias, hasta la búsqueda de una carta común de identidad. El paso siguiente consistirá en la reflexión sobre los elementos que han surgido, con vistas a un trabajo cada vez más coordinado y continuado con todas las instancias de la Santa Sede.