INFORMES ESPECIALES


OBISPOS ADVIERTEN CONTRA LAS NUEVAS PRACTICAS ESPIRITISTAS

Aumentan los grupos que pretenden comunicar con el más allá

BOLONIA, 21 mayo (ZENIT.org).- En Italia se está poniendo de moda hablar con los muertos. Vuelve el espiritismo con una cara nueva. Cada vez más quienes pierden un ser querido, sobre todo de manera inesperada, como un accidente o un suicidio, intentan buscar consuelo en esta práctica y asegurarse que sus familiares viven en la otra vida. Y se multiplican los embaucadores que aprovechan el dolor de estas personas y pretenden tener poderes y técnicas para comunicar con el más allá.

Para salir al paso de estos abusos, los obispos de la región de Emilia-Romagna han publicado una nota pastoral con el título «La Iglesia y el más allá». El documento fue presentado el pasado viernes a los medios de comunicación por el cardenal Giacomo Biffi, el coordinador de la edición, monseñor Adriano Caprioli, y el secretario de la Conferencia episcopal regional, monseñor Claudio Stagni.

En la nota, los obispos afirman que se han multiplicado en la región los encuentros, seminarios de estudio y congresos, centrados en la espiritualidad del más allá, donde los fines de semana acuden las personas que guardan luto para escuchar a los ponentes que hablan de la esperanza de la comunicación ultraterrena.

La novedad: el sincretismo «Estos fenómenos --ha explicado monseñor Caprioli-- son todavía más ambiguos que el espiritismo, nacido a comienzos del siglo XX y, por otra parte, ya condenado por la Iglesia. Hoy, los adeptos a estos grupos evitan polémicas con la Iglesia». Pero todavía es más sorprendente el hecho, denuncia el obispo de Reggio-Emilia, que, dentro de estos grupos «actúan incluso sacerdotes conocidísimos por la actividad que desarrollan en la comunidad cristiana. Y por si fuera poco, en algunos de estos encuentros se celebra incluso la misa».

Sin embargo, no existe legitimidad eclesial en estas actividades, afirma el obispo, porque «los sacerdotes que participan deberían pedir una autorización a su obispos que no puede ser concedida en ningún caso». Entonces ¿por qué lo hacen? «Probablemente --afirma monseñor Stagni-- piensan hacer el bien, consolar, pero no se dan cuenta que de esta manera favorecen la confusión, el engaño, porque no se da un verdadero consuelo, ya que éste se debe basar en la verdad y no en sensaciones». «Pedir mensajes para nuestra seguridad --afirma la nota-- es no fiarse de la Palabra de Dios; y es todavía más grave fiarse antes de mensajes humanos, en el caso de que fueran verdaderos y reales, que del mensaje del Dios de la vida».

Pero hay otro aspecto que preocupa a la Conferencia episcopal de Emilia-Romgana: el emerger, junto a estos grupos, de todo un mundo virtual mediante grabadoras, ordenadores, teléfonos, radio y televisión. El uso de estos medios combinado con la escritura automática y mensajes en clave, no favorece para nada, según la nota episcopal, una comunicación verdadera. En realidad, se comunica con la imagen del difunto que está en el propio inconsciente, indica la nota. Y advierte del riesgo de que todas estas prácticas acaben siendo usadas a través de las nuevas tecnologías como hacen algunos nuevos cultos estadounidenses en los que un predicador recolecta conversiones por medio de técnicas publicitarias. Los obispos no demonizan el progreso tecnológico pero afirman en que «una comunidad de fe no puede nunca reducirse a una convocatoria en torno a una radio, a un televisor o a un libro».


 

«RECURRIR A UN MEDIUM NO TIENE NADA DE CRISTIANO»

Habla Armando Pavese, estudioso del mundo de lo oculto

ROMA, 21 mayo (ZENIT.org).- Desde hace quince años se dedica al estudio del espiritismo. Armando Pavese es experto del GRIS (Grupo de Investigación sobre Sectas) y miembro de la Sociedad Italiana de Psicología de la Religión. De su estudio sobre el ocultismo y los mediums han surgido una serie de publicaciones. Una de ellas aparece en la bibliografía usada por los obispos de Emilia-Romagna en su nota pastoral «La Iglesia y el más allá».

«Es la primera vez --subraya Pavese-- que, en un documento de la Iglesia, se definen las formas de evocación de los difuntos como fenómenos relacionados con el subconsciente. Es un hecho importante. Sobre todo porque estas formas hoy están teniendo éxito entre los padres que han perdido a un hijo en circunstancias dramáticas. Poco a poco, se han formado una serie de grupos que usan la comunicación con el más allá como un atajo para responder al dolor».

¿Puede la Psicología explicar estas formas de «comunicación»? «Tomemos uno de los ejemplos más llamativos, la escritura automática: una persona ve cómo la propia mano escribe palabras sin que se lo ordene el propio cerebro. Aparentemente es un hecho estremecedor. Pero, desde el punto de vista psico-fisiológico no es tan extraño: es un fenómeno de disociación de la personalidad, ligado a un estado hipnótico. Algunos psiquiatras han logrado repetirlo en laboratorio. Y hay que tener presente que quien va a un médium está especialmente predispuesto en este sentido».

¿Quiere decir que quien quiere hablar con un difunto acaba por escucharse a sí mismo? «Ciertamente. Por otra parte, qué es lo que asombra de estos mensajes? A veces, el hecho de que el difunto diga cosas que sólo conocíamos nosotros en lugar de descubrir por medio de él verdades nuevas. Pero si escarbamos un poco nos damos cuenta de que son experiencias removidas que afloran desde el subconsciente».

¿Hay una conexión entre espiritismo y nuevas tecnologías? «Cuando nació el espiritismo moderno, a mediados del siglo XIX, se sentían los golpes en las paredes. Luego se pasó a los golpes en las mesas. A partir de los años cincuenta, empiezan las grabaciones de voces en cintas magnetofónicas. Ahora tenemos los ordenadores. A medida que cambia la tecnología, cambia el espiritismo. ¿No es justamente esto una demostración de que es una iniciativa del hombre?».

Pero también la fe cristiana habla de una comunicación entre vivos y muertos. ¿Cómo se puede vivir de modo auténtico? «A través de la oración y la meditación --responde Armando Pavese--. Es el único camino para ir más allá de la psique y llegar a la esfera del espíritu. El recuerdo de las experiencias hermosas y dolorosas vividas hace emerger dentro de nosotros en la oración la comunión que sólo el amor puede crear».

Pero ¿en qué se distingue esto de escuchar una voz? «Un padre que participa en reuniones espiritistas o escucha voces registradas, se carga psicológicamente. Obtiene un beneficio incluso físico. Pero ¿luego? Pasa un poco de tiempo y todo se desvanece. Tiene necesidad de volver continuamente al médium. Se convierte en una psicodependencia, una forma de droga que debe ser alimentada continuamente. La oración y el amor hacia los difuntos, en cambio, salen de nosotros mismos. No necesitan mediums. Claro, no son la respuesta fácil, a golpe de tambor. Pero la fe en la Resurrección se basa en Cristo, no en ciertas pruebas».

¿Que diría a unos padres que han perdido a un hijo joven? «He conocido a muchos. Hay quien tenía una fe débil y la perdió, y en cambio otros han hecho el camino inverso. Hay quien ha creído reencontrar la fe a través de este tipo de experiencias. A estos les digo que la fe en un médium no es la fe en Jesucristo».


 

EN BUSCA DE UN SANTO PATRONO PARA INTERNET

Surgen nuevas propuestas con el objetivo de dar un alma a la Red

BARCELONA, 22 mayo (ZENIT.org).- La propuesta de San Isidoro de Sevilla como patrón de la informática e Internet ha suscitado un gran interés en todo el mundo. Al mismo tiempo ha servido para que se propongan otros nombres de posibles santos patronos. El Servicio de Observación para Internet, en su último número, publica el resultado de su propia investigación sobre la manera en que debería desarrollarse el proceso para que el Papa pueda declarar un santo patrono para Internet.

A través de la Congregación vaticana para el Culto Divino «Tratándose de un ámbito que supera los límites de una diócesis --explica el Servicio de Observación sobre Internet--, debe ser una o varias Conferencias Episcopales quienes soliciten por escrito tal patronazgo al Prefecto de la Congregación para el Culto Divino». En estos momentos se trata de cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez.

Como se decía, uno de los santos que más consenso ha reunido hasta ahora ha sido san Isidoro de Sevilla (560-636), autor de una obra titulada «Etimologías», gigantesco repertorio del saber de la antigüedad greco-romana conocida en el siglo VII, que navegó a través de más de mil manuscritos por todos los centros medievales del saber. Isidoro zarpa de la etimología de las palabras y arriba a los más profundos contenidos. Con su método de trabajo ayudó decisivamente a desarrollar lo que hoy día llamamos sistemas de bases de datos.

Otras candidaturas son las de san Bernardino de Siena, (1380-1444), franciscano, uno de los predicadores más famosos de todos los tiempos, y la de santa Rita de Casia (+1457), invocada como patrona de las causas imposibles.

En un artículo publicado esta semana por el Servicio de Observación sobre Internet, el padre Melquiades Andrés, profesor de Historia de la Teología y de la Espiritualidad, propone además la candidatura de san Pedro Regalado (1390-1456), de Valladolid, quien siendo joven ingresó en la rama de la Observancia franciscana, distinguiéndose por la vivencia ejemplar de la regla y espíritu del Poverello de Asís. Sus hermanos en religión, apenas falleció, abrieron un cuaderno para conservar el recuerdo de sus muchos milagros y tuvieron que cerrarlo a los pocos meses, porque no daban abasto a consignarlos. «La vida de San Pedro Regalado es una filigrana de amor --dice el catedrático--. El amor demostrable a través del Internet puede llegar a cotas más geniales que la maravilla misma de las posibilidades del medio ya universalizado. Porque en el corazón se toman las grandes decisiones de la vida, se acallan las fuerzas destructivas del hombre y se caldean las constructivas, se enriquece la persona en sí misma y se abre al otro y al Otro».

Internet no puede convertirse en un instrumento de mero poder. Se trata de un instrumento tecnológico único que debe ponerse al servicio de todos, especialmente de los más necesitados, y que, comunicar también la dimensión trascendente de la persona. En este sentido, el modelo y la intercesión de un santo pueden ser de gran inspiración para los cibernautas. La palabra pasa ahora a las Conferencias Episcopales y a la Congregación para el Culto Divino.