SANTA SEDE

 

ASI CELEBRARA EL PAPA LA SEMANA SANTA

Entre sus intenciones de oración, Mozambique

CIUDAD DEL VATICANO, 12 abr (ZENIT.org).- La tradicional oferta de la misa del Jueves Santo, que se celebrará este año en el Vaticano, se dedicará a paliar los sufrimientos de las poblaciones de Mozambique, flageladas por las inundaciones. La suma recogida con este motivo será entregada a Juan Pablo II en el momento del ofertorio. Lo ha anunciado monseñor Piero Marini, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, al presentar el programa de la Semana Santa del Santo Padre.

Este año, la Semana Santa del Papa contiene otras dos novedades. Esta famosa misa de la «Cena del Señor» del Jueves Santo no tendrá lugar en San Juan de Letrán, como se hacía siempre, sino en el Vaticano, para facilitar la participación del mayor número posible de peregrinos. Por otra parte, como ya se había anunciado, el texto del Viacrucis del Viernes Santo, que todos los años preside el Papa en el Coliseo, será escrito con su puño y letra del pontífice, inspirándose en su peregrinación a Tierra Santa.

La Semana Santa comenzará con el Domingo de Ramos, el próximo 16 de abril, cuando Juan Pablo II bendiga las palmas y celebre la misa en la plaza de San Pedro, en recuerdo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y del anuncio de su pasión. En ese día, se celebrará también la XV Jornada Mundial de la Juventud a nivel diocesano.

La mañana del Jueves Santo, el Papa Wojtyla celebrará la misa crismal en San Pedro del Vaticano, con los cardenales, obispos y sacerdotes presentes en Roma. En la tarde, comenzará el triduo pascual, con la misa de la «Cena del Señor», en la que se recuerda la institución de la Eucaristía y el sacerdocio. El Papa lavará los pies a doce sacerdotes, repitiendo este gesto de Jesús con los apóstoles.

El Viernes Santo, en la tarde, el Papa presidirá en la Basílica vaticana la adoración de la Cruz y a las nueve de la noche guiará el Viacrucis. Al final del mismo se espera que pronuncie un emotivo pero breve discurso ante los peregrinos presentes.

La Vigilia de Pascua de la noche del sábado tendrá lugar en la plaza de San Pedro y comenzará a las ocho de la noche. El sugerente rito comprende la bendición del fuego, la precesión del cirio y la tradicional liturgia de la palabra en la que se repasan los momentos decisivos de la historia de la salvación. El obispo de Roma bautizará después a unos diez adultos de varios continentes y concelebrará la Eucaristía junto a varios cardenales.

En la mañana del Domingo de Pascua, Juan Pablo II celebrará la misa en la plaza de San Pedro, pronunciará su mensaje pascual de este año jubilar en unos cuarenta idiomas e impartirá la bendición «Urbi et Orbi».


 

JUAN PABLO II RECIBE AL JOVEN REY DE MARRUECOS

Recuerdan la histórica visita del Papa a ese país

CIUDAD DEL VATICANO, 13 abr (ZENIT.org).- Un descendiente de Mahoma visitó esta mañana el Vaticano. Los subrayó el Papa al recibir en audiencia al rey de Marruecos, Mohamed VI, quien llegó acompañado por un séquito de dieciséis personas (entre ellas dos mujeres). El soberano respondió que se sentía muy honrado de llevar también el nombre del profeta Alá.

Llegado al Vaticano en torno a las 11 de la mañana, el joven soberano tuvo un encuentro con Juan Pablo II de quince minutos. A la cita en la biblioteca del Santo Padre, le siguió la foto oficial y al intercambio de dones. El rey Mohamed VI regaló a Juan Pablo II un puñal curvo con una empuñadura de marfil. El Papa, por su parte, le correspondió con una estatua de la Virgen.

Desde muy joven, Sidi Mohamed (este es el nombre del monarca), que nació en 1963, fue educado para suceder a su padre Hassan II en el trono de Marruecos. El 23 de mayo de 1980 Hassan II convocó un referéndum sobre la mayoría de edad del príncipe heredero, que disminuyó de los 18 años a los 16, y la modificación del Consejo de Regencia. La aprobación mayoritaria situó a Sidi Mohamed en una posición de alta responsabilidad política, al asumir la representación marroquí en la mayoría de los actos oficiales. A la muerte de Hassan II, quien reinó durante 38 años, ocurrida el 23 de julio de 1999, se convirtió en el decimoctavo representante de la dinastía alauí, con el nombre de Mohamed VI.

Con más de 27 millones de habitantes, el 98% musulmanes y con tan sólo un 1,1% de cristianos, en el país nordafricano tiene lugar desde 1997 un proceso de democratización. El sistema judicial se basa en el derecho francés y la ley islámica. Está en vigor la pena de muerte.

Juan Pablo II hizo una histórica visita a Marruecos, hace quince años, el 19 de agosto de 1985. Su encuentro en el estadio de Casablanca con 80 mil jóvenes musulmanes pasará a la historia de este pontificado y del país. En el discurso que pronunció en aquella ocasión, el pontífice subrayó la fe común de los cristianos y de los musulmanes en el único Dios, justo y misericordioso, fundamento de valores comunes humanos y religiosos.

El Papa pidió superar todo tipo de discriminación y pidió promover con urgencia el diálogo entre cristianos y musulmanes. Al mismo tiempo, insistió en la necesidad de que cada uno testimonie la propia fe, en un mundo cada vez más secularizado y, en ocasiones, incluso ateo. Entre los aplausos de los jóvenes marroquíes, Juan Pablo II afirmó también la necesidad de que cristianos y musulmanes se respeten mutuamente a pesar de las diferencias. «Aquí hay un misterio sobre el que un día, estoy seguro, Dios nos iluminará», reconoció el obispo de Roma.


 

EL CARDENAL CASTRILLON AYUDARA A RESANAR EL CISMA DE LEFEBVRE

El Papa le nombra presidente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei»

CIUDAD DEL VATICANO, 13 abr (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha aceptado las dimisiones del cardenal Angelo Felici del cargo de presidente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei» y ha nombrado como nuevo presidente al cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación vaticana para el Clero.

La Comisión Pontificia «Ecclesia Dei» fue instituida en 1988 por el Papa Wojtyla tras el cisma provocado por el obispo Marcel Lefébvre, quien el 30 de junio consagró sin la aprobación de Roma a cuatro obispos, algo que según el derecho canónico implica automáticamente la excomunión.

Monseñor Lefébvre (1905-1991), de origen francés, fue obispo de Dakar (Senegal) y participó en las sesiones del Concilio Vaticano II. En 1970, tras dimitir de la sede episcopal de Tulle, fundó en Écône (Suiza) un seminario que rechazaba la renovación litúrgica aportada por el Concilio. Su primera ruptura con Roma tuvo lugar en tiempos de Pablo VI, cuando en 1976 ordenó a 13 sacerdotes sin permiso de la Santa Sede, de quien dependía en un primer momento el seminario. Por ello, fue suspendido de sus funciones ministeriales.

En 1979, monseñor Lefébvre fundó la Fraternidad San Pío X, que tomó a su cargo el seminario de Écône y otros que fueron fundados con su mismo espíritu en otros países, esta vez sin la aprobación de Roma. Se crearon también comunidades sacerdotales, monasterios masculinos y femeninos y escuelas.

En 1984, teniendo en cuenta el apego de católicos del mundo a la liturgia que estuvo en vigor hasta el Concilio Vaticano II, la Santa Sede acordó, bajo ciertas condiciones (entre otras el acuerdo del obispo local), la posibilidad de celebrar la Eucaristía según el rito de San Pío V.

En 1986, monseñor Lefébvre denunció el escándalo «inconmensurable y sin precedentes» de la visita de Juan Pablo II a la sinagoga de Roma. En 1987 condenó con palabras más duras la reunión que el Papa convocó en Asís y en la que participaron los grandes líderes de las religiones del mundo para rezar por la paz. En 1988, tras laboriosos contactos, monseñor Lefébvre firmó un acuerdo con la Santa Sede del que se arrepintió al día siguiente. Fue entonces cuando decidió dar el paso final del cisma.

Para abrir los brazos de la Iglesia a los seguidores de monseñor Lefébvre que querían mantener su fidelidad a Roma, Juan Pablo II publicó el 2 de julio de 1988 el Motu proprio «Ecclesia Dei adflicta», en el que constataba el cisma, pero además expresaba su voluntad de «facilitar la comunión eclesial de aquellos que se sienten apegados a las formas litúrgicas y disciplinares anteriores de la tradición romana». El Papa instituyó también la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei» que tiene por objetivo colaborar con los obispos y los organismos de la Curia Romana con el objetivo de facilitar la plena comunión de los sacerdotes, seminaristas y religiosos ligados a las posiciones de monseñor Lefébvre, que desaprueban su ruptura con Roma. Con este espíritu, la Santa Sede fundó además la Fraternidad de San Pedro. Para ello se abrió un seminario en Wigratzbad (Baviera).


 

LA DIMENSION CATOLICA ABRE A LA UNIVERSIDAD NUEVOS HORIZONTES

Juan Pablo II recibe a seis mil universitarios de Roma

CIUDAD DEL VATICANO, 13 abr (ZENIT.org).- Juan Pablo II recibió esta mañana a 6.500 profesores y alumnos de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, con motivo de la celebración de su propio Jubileo.

Al final de la Eucaristía, celebrada por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, en la Basílica vaticana, el rector de la Universidad, recordó al Papa el desafío que en estos momentos tiene que afrontar la institución: cambiar con el mundo que cambia manteniendo sólidamente la identidad cristiana.

Al recordar que esta Universidad cumple sus ochenta años de vida, Juan Pablo II invitó a los alumnos y profesores a «redescubrir sus raíces». La evangelización en el mundo académico, añadió, «no es algo que hay que hacer junto a otras cosas, sino una dimensión que se encuentra presente en todo lo que se hace». Según el Papa el adjetivo «católica» de una Universidad «no mortifica, sino que exalta vuestro compromiso a favor de los valores humanos auténticos».


 

EL CRECIMIENTO DE UN PAIS NO SE MIDE SOLO POR LA RIQUEZA QUE PRODUCE

Palabras de Juan Pablo II al nuevo embajador argentino ante el Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO, 14 abr (ZENIT.org).- «El crecimiento de un país no se puede medir exclusivamente por la riqueza que produce». Lo afirmó con claridad Juan Pablo II esta mañana al recibir al nuevo embajador de Argentina ante la Santa Sede, Vicente Espeche Gil, quien le presentó sus cartas credenciales.

Si bien la producción de la riqueza es «una condición indispensable» para el bienestar de una nación, añadió el Papa, «cuando se relega alguna de las dimensiones esenciales del desarrollo integral se corre el riesgo de crear nuevos desequilibrios y, a fin de cuentas, poner en peligro incluso las conquistas ya logradas». Por eso, reconoció que es decisivo el que «los programas de un gobierno para impulsar decididamente el crecimiento de la nación tengan en cuenta la integridad del progreso del ser humano, que es individual y social al mismo tiempo, y en el que los valores espirituales y religiosos no son menos básicos que los materiales».

Desarrollo integral El Santo Padre constató que «no basta un incremento de la producción si ésta no se transforma en bienestar real para todos», y no puede haber «un verdadero bienestar sin una adecuada educación en los diversos niveles y accesible a todos, un orden social justo y una administración de justicia ágil».

Del mismo modo, añadió el pontífice, no se «construirá un futuro sólido y esperanzador si se abandonan los valores e instituciones básicas de toda sociedad, como la familia, la protección de los menores y los más desasistidos y, menos aún, si se horadan los fundamentos mismos del derecho, la libertad y la dignidad de las personas, atentando a la vida desde el momento de su concepción».

En este sentido, y recordando implícitamente que Argentina ha sido en los últimos años un gran aliado de la Santa Sede en la defensa de la vida en las conferencias de las Naciones Unidas, el Papa añadió que «estos valores son patrimonio común, que han de ser defendidos también en los foros internacionales para ofrecer un futuro más esperanzador a todo el género humano».

El nuevo embajador El nuevo embajador argentino en Roma, Vicente Espeche Gil, de 57 años, tiene en su currículum un doctorado en la Universidad Gregoriana de Roma. Diplomático de carrera, ha sido embajador de Argentina en Israel los últimos tres años. Juan Pablo II mencionó en este discurso esta última misión diplomática de Espeche Gil para recordar su reciente viaje a Tierra Santa. «En estas circunstancias, le resultará familiar la naturaleza de esta nueva e importante responsabilidad que su gobierno le ha encomendado. Es, en cierto modo, una misión del todo singular, teniendo en cuenta el papel que desempeña la Santa Sede en el concierto de las naciones para conseguir una mejora de las relaciones entre los pueblos, una convivencia más pacífica y una colaboración más estrecha entre todos».

La misión de la Santa Sede La actividad del Vaticano, constató el obispo de Roma, «de carácter eminentemente espiritual, se inspira en la convicción de que la fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre; por ello orienta el espíritu hacia soluciones plenamente humanas. Por eso, la Santa Sede, además de prestar atención a las Iglesias particulares de cada nación, se preocupa también por el bien de todos los ciudadanos y trata de hacer valer en los foros internacionales aquellos derechos de las personas y los pueblos que hacen honor a su dignidad y a la excelsa vocación que Dios ha otorgado a cada ser humano».

Esperanza para Argentina Juan Pablo II confesó también su satisfacción al constatar que Argentina ha «podido vivir en los últimos años en un clima de serenidad política, sin grandes sobresaltos, aun cuando haya debido enfrentarse a una herencia de serias dificultades en la convivencia y delicadas situaciones en el campo económico». De este modo, explicó, «ha demostrado que el país puede afrontar su propio destino mediante una normal actividad democrática, que asegure la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y la alternancia ordenada de los gobernantes, en el reconocimiento de la aportación que cada uno ha dado a la vida de la nación. Deseo ardientemente que esta madurez cívica se afiance cada vez más en una recta concepción de la persona humana. Una conciencia profunda de estos valores favorecerá el que, no obstante las legítimas diferencias, se produzca una confluencia entre las diferentes fuerzas políticas para resolver aquellas cuestiones más acuciantes, que afectan a los intereses generales de la nación y, sobre todo, a las exigencias de la justicia y de la paz».

Para ello, consideró que el gobierno del nuevo presidente Fernando de la Rúa no sólo debe tener en cuenta «la importancia que ha de darse a las medidas propias de la técnica administrativa o financiera, sino también a la concienciación de los ciudadanos para que participen con esperanza y espíritu de colaboración en el bien común, sin que las legítimas divergencias se transformen en antagonismos irreductibles».

Vicente Espeche Gil, hasta el momento en que fue nombrado embajador de su país ante el Vaticano, era miembro del Consejo Pontificio para los Laicos.


 

EL PAPA A UN GRUPO DE JOVENES: «LA IGLESIA CUENTA CON VOSOTROS»

Les invita a ser protagonistas de la Iglesia en el nuevo siglo

CIUDAD DEL VATICANO, 14 abr (ZENIT.org).- Con gestos particularmente cariñosos y espontáneos, Juan Pablo II recibió esta mañana a un grupo de doscientos jóvenes franceses de la archidiócesis de Rouen, que han venido en peregrinación a Roma con motivo del Jubileo. La visita a las catacumbas y a los lugares sagrados testigos de la primavera del cristianismo, les dijo el Papa, es una oportunidad única para «percibir el testimonio de fe de las primeras comunidades cristianas» y una invitación «a ser testigos y a ocupar plenamente el propio lugar dentro del pueblo de Dios».

El Papa tomó pie de las etapas que estos chicas y chicos están recorriendo en la Ciudad Eterna --lugares en los que el anuncio de Cristo se hizo historia, dejando huellas memorables por su profundidad de fe y valor artístico-- para indicarles la necesidad de continuar en el nuevo siglo y milenio por ese camino espiritual y eclesial que comenzó hace dos mil años. «La Iglesia cuenta con vosotros --afirmó el pontífice--, tiene necesidad de vuestra juventud, de vuestra generosidad, de vuestro dinamismo», signo de «esperanza nueva para el mundo».

La etapa jubilar en la ciudad de Pedro y Pablo, continuó diciendo Juan Pablo II, es por tanto una ocasión única para reflexionar, en la oración, sobre la llamada que Dios depara cada joven. Para escucharla y responder, concluyó el Papa, se requiere «valentía y audacia para ir contra corriente con respecto a las propuestas seductoras del mundo actual».


 

1 DE MAYO: ROMA SERA LA SEDE DE LA FIESTA MUNDIAL DEL TRABAJO

Incluso sindicatos comunistas participarán en el encuentro con el Papa

CIUDAD DEL VATICANO, 14 abr (ZENIT.org).- «Trabajo para todos como camino de solidaridad y justicia». Este será el eslogan del Jubileo del mundo del trabajo, que tendrá lugar en Roma el 1 de mayo. Al presentar a la prensa el programa de este día, el cardenal Roger Etchegaray, presidente del Comité central para el gran Jubileo, reconoció que lo que más preocupa hoy no es tanto la condición del hombre en el trabajo, sino la condición del hombre sin trabajo, pues el desempleo hace de él un hombre amputado de su misma personalidad. «Y son muy numerosos estos hombres heridos por la economía moderna», añadió.

El 1 de mayo depara en Roma una fiesta sin precedentes, a la que se han unido todos los sindicatos de Italia en el mismo día de su fiesta anual. «La participación de este Papa, salido de las minas de piedra de Zakrzowek y de los hornos de Solvay en Borek Falecki, y después en Nowa Huta... dará al encuentro una dimensión jubilar para toda la Iglesia y toda la humanidad», explicó el cardenal Etchegaray.

En las afueras de Roma El Jubileo de los Trabajadores inaugurará el período de grandes acontecimientos del año santo, que al ser tan masivos no podrán celebrarse en la plaza de San Pedro del Vaticano, sino que serán acogidos en las afueras de Roma, en un nuevo recinto dedicado a grandes eventos en la localidad de Tor Vergata. El Jubileo entra así en una fase mucho más comprometedora desde el punto de vista de la organización: entre Semana Santa y el 1 de mayo, Roma será invadida por unos dos millones de peregrinos; en agosto, se espera la llegada de más de un millón de jóvenes.

El Jubileo de los Trabajadores comenzará en la noche del 30 de abril, con una vigilia de oración en la Basílica de San Juan de Letrán. La gran cita tendrá lugar al día siguiente, con más de 200 mil trabajadores que comenzarán a afluir desde las primeras horas de la mañana a Tor Vergata. Entre ellos se encontrarán hombres y mujeres que desempeñan importantes cargos de responsabilidad a nivel mundial en diferentes ámbitos del mundo laboral: empresarios, sindicalistas, líderes de asociaciones de trabajadores, exponentes del mundo financiero, de la cooperación y del comercio. Si bien la mayoría serán italianos --incluso sindicatos de origen comunista de este país han adherido al encuentro--, trabajadores de todos los países estarán representados este 1 de mayo en Roma.

Una misa muy especial El momento culminante tendrá lugar a las 10,30 de la mañana, con la concelebración eucarística presidida por el Santo Padre. En el ofertorio se presentarán algunos dones como signos para demostrar el compromiso de solidaridad de algunas asociaciones y sindicatos de varios países del mundo para hacer más humano el trabajo. Uno de los dones más significativos será la oferta recogida por la campaña eclesial a favor de la reducción de la deuda exterior de los países pobres. Además se ofrecerá un casco para recordar el compromiso a favor de la defensa de la vida y la salud en el lugar de trabajo; un ordenador portátil, como muestra del esfuerzo por poner las nuevas tecnologías al servicio del hombre; un bonsái para expresar el proyecto de un desarrollo que respete la naturaleza; un cuadro que representa a Jesús obrero.

Encuentro del Papa con los trabajadores
Al final de la misa, Juan Pablo II tendrá un encuentro con los trabajadores de las diferentes categorías presentes en Tor Vergata. El acto prevé el saludo dirigido al Papa por parte de Juan Somavía, director general de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), en representación del todo el mundo del trabajo, y de Paola Bignardi, presidente de la Acción Católica Italiana, en representación de todas las mujeres trabajadoras.

A continuación tendrá lugar un homenaje musical del tenor Andrea Bocelli, quien interpretará el Himno del Jubileo y algunas composiciones de música sacra, acompañado por el coro y la orquesta de la Academia de Santa Cecilia, dirigidos por el maestro Myung-Whun-Chung.

El pontífice dirigirá más tarde un breve mensaje al mundo del trabajo y recibirá un saludo de una delegación de personas, representantes de varias categorías del mundo del trabajo. El encuentro terminará con la interpretación de la canción «Life is beautiful».

Concierto del mundo del trabajo
La tarde se convertirá en un encuentro de fiesta entre los trabajadores. A las 17:30 comenzará un gran concierto con la posible participación de Noa, Lou Reed y los Eurythmics --la participación de éstos y otros artistas será confirmada en otro encuentro con la prensa--. El tema del concierto será el compromiso por la condonación de la deuda externa de los países más pobres de la tierra. El acto musical tiene tres objetivos: en primer lugar, apoyar un compromiso educativo; en segundo lugar, sensibilizar a los gobiernos de los países ricos sobre el problema y, por último, alentar signos concretos de responsabilidad personal y colectiva.


 

EL AMOR A LA BELLEZA NO SALVARA AL MUNDO, SINO LA BELLEZA DEL AMOR

Meditación cuaresma del padre Cantalamessa dirigida a Juan Pablo II

CIUDAD DEL VATICANO, 14 abr (ZENIT.org).- Juan Pablo II sigue preparándose espiritualmente para vivir la Semana Santa participando los viernes en las meditaciones que predica a la Curia Romana el fraile capuchino Raniero Cantalamessa. La reflexión del predicador pontificio se concentró hoy en el Monte Tabor, lugar de la transfiguración de Jesús narrada por los Evangelios, continuando así su particular evocación de los históricos montes ligados a la historia de la salvación (en las otras meditaciones había hablado sobre el mensaje que lanzan al mundo el Monte Sinaí y el de las Bienaventuranzas).

El predicador pontificio profundizó en el misterio de belleza que encierra la transfiguración de Jesús --según los autores bíblicos «bello es todo aquello que ha sido tocado por la presencia de Dios»-- y la contrapuso con cierta mentalidad dominante de la actual sociedad de la imagen, saturada de erotismo. En ella, la belleza parece ser el valor más buscado, hasta llegar a la idolatría, usurpando el puesto de Dios, con una extraña indiferencia por el bien y la verdad.

El padre Cantalamessa aclaró que existe una ambigüedad intrínseca en la belleza, cuando es vista sólo bajo el aspecto sensual, como lo demuestra la publicidad, el mundo del espectáculo, los medios de comunicación, la moda, e incluso el mundo telemático de Internet. Esto sucede cuando la belleza que se concentra únicamente en el cuerpo humano y en el erotismo.

En este sentido, el predicador citó a un autor ortodoxo: Dios no es el único que se reviste de belleza. El mal le imita y hace la belleza profundamente ambigua.

Eva --dijo evocando la narración del Génesis-- fue seducida por la belleza, se dio cuenta de que el fruto era bello, deseable, estéticamente atrayente. Esto quiere decir que, si bien la verdad siempre es bella, la belleza no siempre es verdadera. Esta ambigüedad es superada por Jesús, quien redimió la belleza privándose de ella por amor en el misterio de su pasión, muerte y resurrección. De este modo, el Hijo de Dios demostró que sólo hay algo precioso: la belleza del amor que pasa a través de la cruz y que es purificada por la cruz. Más que cerrar los ojos ante la belleza ambigua --afirmó Cantalamessa-- hay que abrir de par en par la mirada a la belleza de Cristo transfigurado.

«Una manera muy significativa de participar en el misterio de la Redención de la belleza --añadió el predicador del Papa-- consiste en inclinarse ante aquellos que --como Jesús en su pasión-- no tienen forma ni belleza ni esplendor, es decir, los crucificados de hoy, los pobres, los enfermos. Una madre Teresa de Calcuta que estrecha en su pecho a un niño con infinita ternura o que tiene entre sus manos la cabeza de un moribundo, a pesar de todas sus arrugas, es un esplendor, un espectáculo de belleza redimida».

Por ello, el padre Cantalamessa concluyó parafraseando al famoso escritor ruso Fiódor M. Dostoievski (1821-1881): «No será el amor de la belleza quien salve al mundo, sino la belleza del amor».


 

SOR FAUSTINA, APÓSTOL DE LA DIVINA MISERICORDIA Y SANTA

Se esperan 200.000 personas en Roma para su canonización

CIUDAD DEL VATICANO, 14 abr (ZENIT.org).- Sor Faustina Kowalska, la vidente polaca que predijo con ocho años de antelación la Segunda Guerra Mundial y la elección a la silla de Pedro de Karol Wojtyla, está a punto de ser canonizada. El próximo 30 de abril el Papa Juan Pablo II elevará a los altares a esta religiosa, fallecida en 1938 y que acabó en el punto de mira del Santo Oficio (igual que le ocurrió al padre Pío) por el culto de la Divina Misericordia.

Con la asistencia de más de 200.000 personas (es el número de reservas que se ha alcanzado hasta el momento en el Vaticano) la ceremonia de canonización de la beata Kowalska se vislumbra imponente, más que las que ya se han visto anteriormente con la beatificación del padre Pío y de Escrivá de Balaguer (ambas con una afluencia de 150.000 fieles).

Muchos no han dudado en comparar a Sor Faustina Kowalska con el capuchino de San Giovanni Rotondo, padre Pío, por los numerosos milagros atribuidos a su intercesión y por el culto que se ha difundido en pocas decenas de años por todo el mundo. Ciertamente, la religiosa fue testigo de hechos excepcionales. A través de las apariciones, recibía mensajes directamente de Jesús y los transcribía a un diario. Predijo no sólo el estallido de la guerra mundial, sino también el día, mes y año de su muerte. Y eso no es todo. Anunció la llegada de un Papa, pero no hubo pocos recelos, porque estaría unida al fin del mundo y al Juicio Universal («Escribe esto: antes de que Yo regrese como Juez, vendré como Rey de la Misericordia. Un gran signo de la cruz precederá el día de la justicia. Esto sucederá poco antes del último día. Amo a Polonia de modo especial. Si es fiel, la elevaré en poder y santidad. De Polonia vendrá la brasa que preparará al mundo para mi última venida»).

Nacida en 1905, Sor Faustina Kowalska murió cerca de Cracovia en 1938. El Papa siempre ha estado especialmente unido a esta figura. Así, en 1978, justo después de su elección como cabeza de la Iglesia, levantó la prohibición del Santo Oficio al culto de la divina Misericordia, una de las verdades de fe a la que los mensajes de Sor Faustina hacían mayor referencia. Hoy este culto, particularmente en la forma en que indicó la próxima santa, se ha difundido por todo el mundo. El Papa, que beatificó a la religiosa en 1983, quiso dedicar su primera encíclica «Dives in Misericordia» a la Misericordia Divina.

En estos días el cardenal Camillo Ruini ha firmado un decreto especial que autoriza la concesión de la indulgencia jubilar a la iglesia del Espíritu Santo en Sassia, la iglesia regida por la orden de las hermanas polacas a la que pertenecía también Kowalska. Desde el 30 de abril, día de la ceremonia de canonización, y hasta el 7 de mayo, todos los que visiten la iglesia situada a pocos pasos de la Plaza de San Pedro podrán ganar la indulgencia.


 

EL VATICANO PIDE QUE NO SE RECLUTEN SOLDADOS MENORES DE 18 AÑOS

Pide a la ONU adoptar medidas contra la pornografía y prostitución infantil

GINEBRA, 14 abr (ZENIT.org).- La participación de los niños en los conflictos armados y su venta, prostitución y pornografía constituyen los temas candentes que están siendo discutidos por la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, reunida en Ginebra hasta el 28 de abril con motivo de su sesión número 56.

El objetivo de la cumbre consiste en aprobar un protocolo que garantice de manera más eficaz los derechos inviolables de los más pequeños y frágiles. Los debates se prolongan desde 1994 y, como subrayó en su intervención el representante vaticano ante esta cumbre, el arzobispo Giuseppe Bertello, la opinión pública internacional se espera que en Ginebra se adopten disposiciones firmes y claras.

«Si el proyecto de protocolo establece que el reclutamiento obligatorio en las fuerzas armadas y la participación directa en enfrentamientos sea de 18 años --reveló monseñor Bertello--, la Santa Sede desearía que se pueda llegar a un acuerdo también en el problema del reclutamiento voluntario a los 18 años».

El representante del Papa explicó que no es fácil juzgar si un menor de edad puede tomar una decisión «verdaderamente voluntaria y libre» para presentarse como voluntario en las filas del ejército: «puede estar inspirada por la voluntad de sobrevivir o incluso por la cultura de la violencia de ciertos ambientes y de la venganza, aunque también influye la falta de educación, los éxodos forzados, la miseria en regiones trastornadas por los conflictos».

Una medida de la comunidad internacional que prohíba el reclutamiento de los menores de 18 años «si bien no resuelve el problema, constituye un compromiso importante, en especial si se aplica un trabajo de prevención eficaz con políticas que tengan en cuenta la personalidad del adolescente y respondan a las diferentes necesidades del mismo, de la familia y de la comunidad en que vive», dijo el embajador vaticano ante este foro de la ONU.

Monseñor Bertello se detuvo a continuación en el segundo protocolo que se está discutiendo en esta asamblea de la ONU sobre derechos humanos: la prostitución y pornografía que afectan cada vez más al mundo de los niños. Tras mencionar las causas socio-económicas de este grave problema, como la discriminación, la violencia, el desempleo, la falta de atención sanitaria y la miseria, pidió a los delegados internacionales que se interroguen sobre la posibilidad de que este fenómeno se deba también a la erosión de los valores de la familia, de la comunidad.

Por ello concluyó con una pregunta que Juan Pablo II ya ha planteado en otras ocasiones: «¿Es posible llamar humana a una sociedad que no asegura a las generaciones futuras su dignidad y derechos?».


 

PIO XII: CARTA DE PROTESTA DE 1941 POR EL TRATO A LOS JUDÍOS

Revelaciones de una historiadora rusa

ROMA, 14 abr (ZENIT.org).- «En enero de 1941 Pío XII estaba dispuesto a dirigir a Alemania una firme protesta por el arresto y la deportación a los "lager" de 40.000 judíos, pero después quemó la carta, ya lista para su publicación en "L'Osservatore Romano", explicando que las protestas que había expresado con anterioridad habían conducido a durísimas represalias». Esta es la revelación de la historiadora rusa Evghenjia Tokareva, autora de la primera monografía en ruso «El fascismo, la Iglesia y el movimiento católico en Italia (1922-1943)», editada por el Instituto de Historia Mundial de la Academia Rusa de las Ciencias.

En una entrevista concedida al semanario italiano «Tempi» («Tiempos»), la señora Tokareva cuenta que en 1943 estaban registrados en Dachau 2.644 sacerdotes de 24 países. Por la misma razón, bajo las amenazas de Goebbels, a finales de 1941 «Radio Vaticano» fue obligada a suspender las emisiones: el mero hecho de oírla era causa de persecución. Nombrar a los arrestados y a los deportados, judíos o católicos, era un modo seguro de acarrear consecuencias todavía peores. «Por otro lado la información del genocidio de los judíos era muy limitada --añade la historiadora rusa--. El Vaticano no conseguía ni siquiera tener contacto con la Polonia invadida. El Nuncio Orsenigo solicitó en innumerables ocasiones poder ir allí, pero no se abrió ni un resquicio».