M U N D O

 

PAKISTAN: UN ASESINO DE NIÑOS CONDENADO A SER DESCUARTIZADO

Ley islámica para satisfacer la venganza de los padres de las víctimas

LAHORE, 19 mar (ZENIT).- La sed de venganza de los padres de los cien niños asesinados, descuartizados y disueltos en ácido, ha sido realizada aplicando la sharia islámica a Javed Iqbal en la capital de Pakistán. No le ha servido de nada haber reconocido su crimen y haber sido él mismo el que se entregó a la policía, a través de una carta en la que relataba los asesinatos.

El juez Allah-Baksh Ranja ha pronunciado el terrible veredicto: «Tu cuerpo será descuartizado en cien pedazos y disuelto en ácido, exactamente del mismo modo como tu eliminaste a aquellos pequeños».

El «monstruo de Lahore», como le ha llamado la opinión pública, ha recibido un trato mucho más duro que la acostumbrada horca, con la que de costumbre se resuelve la condena a muerte en Pakistán. Otros dos cómplices han sido también condenados a muerte y un niño de 13 años, a 42 años de cárcel.

Las víctimas eran niños de la calle, paupérrimos, escapados de casa, mendigos o vendedores ambulantes. No había una motivación sexual en los crímenes. El autor, simplemente, ha confesado que se quería vengar de la policía por haber sido detenido equivocadamente o haber sido torturado en comisaría. Será ejecutado públicamente en un parque de Lahore ante los ojos de curiosos y los familiares de los niños asesinados.

Un informe de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán denuncia que, en el país, 15 millones de niños son obligados a trabajar desde los 10 años. No es mejor la situación de las mujeres: mil de ellas fueron asesinadas el año pasado por sus maridos y hermanos con toda impunidad (otro resultado de la sharia) gracias a la figura del «delito contra el honor». Y a menudo no hacen falta pruebas, bastan acusaciones sobre su infidelidad.

Dice el informe: «Una parte de la sociedad sigue pensando que el único medio para restituir el honor perdido es poner fin a la vida de la culpable».


 

TAIWAN: LOS OBISPOS EVALUAN EL CAMBIO HISTORICO DE RUMBO POLITICO

Vence la línea independentista contra la China comunista y la corrupción

TAIPEI, 19 mar (ZENIT).- Los chinos insulares han subrayado con el voto en las urnas su deseo de gobiernos honestos, que afirmen su gran desarrollo económico y su carácter independiente de pueblo, al margen de su hermana mayor, China, el coloso continental que reclama la anexión con la amenaza de los cañones que apuntan hacia Taiwán, la pequeña y díscola isla en la que se refugió el líder nacionalista Chiang Kai Cheg, tras su derrota por parte del ejército revolucionario de Mao Tse Tung.

Los obispos de Taiwán se han pronunciado sobre este proceso electoral que ha dado la victoria a Chen Shui-Bian, un joven abogado de Tainan, 49 años, líder del Partido Democrático Progresista, de línea independentista frente a China, con un gran carisma y éxito como alcalde de Taipei.

Antes de la votación, celebrada ayer, afirmaba a «Fides» el cardenal Paul Shan Kuoshi, obispo de Kaohsiung y presidente de la Conferencia Episcopal regional de Taiwan: «Esperamos que el futuro presidente sea un hombre honesto, que sepa mejorar los asuntos internos en Taiwan, no sólo a nivel material sino también espiritual, promoviendo en la sociedad valores éticos, morales, espirituales. Debe ser un hombre de gran apertura mental, que establezca un contacto con Pekín, use el diálogo y encuentre una solución pacífica para las relaciones con China, sin pensar en la guerra. Hace falta un líder de buena voluntad por el bien de la población china de las dos partes».

Asimismo la Conferencia Episcopal publicó una carta antes de las elecciones con el título «Grandes elecciones, grandes orientaciones», subrayando la importancia de esta convocatoria. El mensaje ya en el título sintetiza la posición de la iglesia taiwanesa: animar a los católicos a participar en los comicios, elegir un presidente que trabaje por el bien de la sociedad y promover el diálogo y la paz con China.

El candidato elegido era el más temido por el gigante vecino que inmediatamente se ha aprestado a hacer demostraciones de fuerza contra la pequeña isla. Chen ha dicho en su campaña que su país y China deben «tener relaciones internacionales especiales», una declaración que se les atraganta a las autoridades de Pekín. Después de 50 años de vidas separadas, siguen llamando a Taiwan «la provincia rebelde». El presidente elegido indicó por el contrario que quiere mejorar las relaciones con China. Pekín declaró que miente y, como hizo hace cuatro años, preparando la reelección del presidente saliente, Lee Teng-hui, no ha dejado de proferir amenazas de invasión.

La petición de un hombre honesto por parte del cardenal no era gratuita. Con Lee Teng-hui, un hombre de la vieja guardia, se van 50 años de poder, y también de corrupción, del Kuomintang, el gobierno nacionalista creado por el líder histórico que se opuso a Mao Tse Tung.

Chen, que ganó las elecciones con apenas el 39 por ciento de los votos, necesita alianzas de todos los partidos para poner en marcha su programa de restauración de la limpieza de la vida política y económica.


 

LOS OBISPOS CONTRIBUYEN CON LA CARTA DE LOS DERECHOS DE LA UNION EUROPEA

Presentan en Bruselas una propuesta en defensa de la vida y la familia

BRUSELAS, 20 mar (ZENIT).- El próximo mes de diciembre se votará el proyecto de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea. Para contribuir con la redacción de este decisivo documento, la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea presentó esta mañana en Bruselas las propuestas que hace la Iglesia católica para asegurar la defensa de los derechos de todas y cada una de las personas.

El derecho a la vida, que constituye «el derecho fundamental más importante» explica ante todo el documento, pues «la vida humana tiene un carácter absoluto». Por tanto, «todo ser humano tiene el derecho al respeto de la propia vida desde el inicio hasta su ocaso natural».

Clonación y otras amenazas
En consideración de ciertos abusos contra la dignidad humana que podrían derivarse de los progresos científicos, como es el caso de las técnicas de clonación, los obispos europeos afirman que los derechos ligados a la vida humana «tienen que ser protegidos particularmente ya sea en las aplicaciones de la medicina y de las biotecnologías, ya sea en el caso de la investigación».

Protección para los más pequeños
El documento episcopal pide también que las legislaciones se comprometan en la defensa de la familia, «célula fundamental de la sociedad desde los orígenes de la humanidad», fundada sobre el matrimonio «unión de un hombre y de una mujer». Con respecto a las otras «formas de vida en común», los obispos piden que se reserven únicamente para la familia tradicional «las características principales del matrimonio». En particular, «en el caso de la disgregación de la familia» el documento de los obispos europeos pide que «la ley establezca las disposiciones necesarias para asegurar la protección necesaria de los hijos, únicamente en virtud de su interés y bienestar».

A continuación, abordan el decisivo capítulo de la «libertad de pensamiento, de conciencia y de religión» con las consecuencias concretas que se derivan para las Iglesias y las comunidades religiosas a nivel práctico y jurídico.

El documento de los obispos del viejo continente invoca por último una serie de garantías para que se apliquen los derechos concernientes a la educación, al asilo político, a la asistencia sanitaria, a las personas minusválidas, al descanso y el tiempo libre. En este sentido mencionan elementos como la tutela social y la satisfacción de las necesidades materiales elementales, en especial de las personas ancianas, de los niños, y la protección adecuada en el mundo del trabajo.


 

UGANDA: NUEVO SUICIDIO COLECTIVO DE UNA SECTA MILENARISTA

El «gurú» del grupo destructivo escapó con el dinero de las más de 230 Víctimas

ROMA, 20 mar (ZENIT.org).- La cifra de muertos en el suicidio colectivo de una secta religiosa de Uganda es probablemente mucho mayor de lo que hasta el momento se suponía. Un diario oficialista ugandés publica que no se descarta que en la iglesia incendiada --donde tuvo lugar el drama-- se hallen los cadáveres carbonizados de unas 650 personas. Hasta ahora se decía que unos 230 miembros de la secta se habían quitado la vida. El número exacto de muertos es muy difícil de precisar por el estado de calcinamiento en que se encuentran los cuerpos.

El Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos es una más de los miles de sectas, o más adecuadamente grupos destructivos, que florecen al amparo de la credulidad de quienes buscan un sentido a sus vidas y creen encontrarlo en un grupo acogedor, que desarrolla lazos afectivos y les garantiza la salvación eterna, pero al mismo tiempo con una férrea disciplina y total adoración del líder máximo, «gurú» o «profeta» de la nueva religión.

La secta de Uganda no era muy bien conocida en Occidente. La mayoría ancianos, mujeres y bastantes niños, fueron quemados vivos con gasolina, es el trágico balance de esta locura religiosa acaecida el viernes en Kanungu, una aldea del distrito de Rukingiri, a 320 kilómetros de la capital Kampala, y en la frontera con Ruanda y la R.D. del Congo. William Sakenders, de diario ugandés «New Vision», entrevistó a algunos testigos que indicaron haber sentido los gritos de los encerrados pero que ninguno logró escapar de la trampa mortal ya que ellos mismos habían atrancado puertas y ventanas.

El Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos fue fundado en 1994 por un antiguo catequista católico Paul Kishuku: «Paul --relataba un adepto de la secta, Jerimaya Kabateriene, entrevistado en mayo de 1999-- había tenido una visión: mientras caminaba por la sabana, se le apareció la Sagrada Familia, y le ordenó hacer respetar los diez mandamientos, tan a menudo olvidados». Paul empezó su obra de proselitismo y quien se entrevistaba con él tenía de nuevo con él la misma visión. «Si ha sido verdaderamente un milagro --confiesa Kabateriene--. Por otra parte, entre nosotros se dan los milagros con frecuencia. Nuestros jefes hablan todos los días con el Señor».

El viejo catequista conoció a Joseph Kibwetere, que en 1990 había sido suspendido por el obispo emérito de Rukingiri, John Baptist Kakubi. Pasadas pocas semanas Kibwetere se convirtió en el profeta del nuevo movimiento que, en 1997, logró el registro administrativo como nueva religión. Además Kibwetere escribió el libro «Okuwahaho Kubusinge Obu» (en lunyankole «El fin de esta generación») que es el sustento teórico de su grupo milenarista. Su obra visionaria preveía el fin del mundo para el 31 de diciembre de 1999. Envió incluso una copia al Papa. Los fieles de la nueva religión eran reclutados entre cristianos alejados e incluso trataron de invitar a sacerdotes. Según algunas fuentes, son también sacerdotes excomulgados otros dos dirigentes: Dominic Kataribabo y John Kamagara.

Muchos de ellos vendieron sus bienes el año pasado a la espera del fin del mundo. Como no sucedió nada --tal es el caso de otras sectas milenaristas como los primeros adventistas, o los testigos de Jehová (que ya lo han profetizado seis veces)-- los dineros fueron entregados al falso profeta para que pudiera venir a Europa a propagar su doctrina y comprar una réplica del Arca de Noé. Pero ha desaparecido. Es más, en Rukungiri, la policía piensa que él y sus tres vices, Dominique Kataribabo, Gredeina Mwerinde y John Kamagara, son los únicos que se han salvado de la hoguera.

En septiembre, la policía del centro de Uganda disolvió otro culto apocalíptico, el Mensaje Mundial de la Ultima Advertencia de unos mil miembros, los cuales fueron acusados de violaciones, secuestros y retención ilegal de personas. El país africano tiene un historial de movimientos religiosos fanáticos. Una secta cristiana extremista y violenta, el Movimiento del Espíritu Santo, floreció en el norte de Uganda a fines de la década de 1980. Muchos cientos de creyentes murieron en ataques suicidas, convencidos de los efectos de un aceite mágico escudo antibalas ante las tropas del gobierno. Su sucesor, el Ejército de Resistencia del Señor, libra aún una guerra de guerrillas. Proclama que desea gobernar en el país basado en los Diez Mandamientos de la Biblia, pero ha secuestrado a miles de niños y niñas que utiliza como soldados y esclavos sexuales y frecuentemente comete atrocidades en las aldeas del entorno.

«Creo que (la tragedia) obliga al estado a estudiar el problema de los cultos y tomar medidas para proteger a la gente de los líderes», dijo el canciller Amama Mbabazi al diario oficial «Sunday Vision». En el último año, el Gobierno ha desmantelado dos grupos destructivos similares. En septiembre pasado, la policía allanó un caserío habitado por unos mil miembros de la Doctrina de la Fraternidad y halló 24 cadáveres descompuestos, en tumbas superficiales de las inmediaciones, en Bokoto, 45 kilómetros al norte de Kampala.

Se informó de que el líder del culto ofreció a sus seguidores un lugar en el cielo al morir, a cambio de un pago en efectivo. Los hombres debían entregar a sus esposas y éstas declararse solteras, antes de ingresar en la secta. En noviembre pasado, la policía allanó un campamento en Nutsi, en el distrito de Sembabule, sede de un profeta adolescente que se dijo que se alimentaba sólo con miel.

Se trata de uno de los «suicidios» masivos más escalofriantes. En 1975, también perdieron la vida en circunstancias análogas 913 seguidores de Jin Jones, fundador de la secta del Templo del Pueblo, en Guyana, en 1978. En Europa y Canadá varios seguidores del Templo Solar, también perdieron la vida en 1995 en fenómenos atribuidos a estas causas.


 

CÁRITAS DENUNCIA LA FALTA DE SOLIDARIDAD CON MOZAMBIQUE

Declaraciones de la campaña «Deuda externa, ¿deuda eterna?»

MADRID, 21 mar (ZENIT.org).- En la reunión del Club de París (foro que agrupa a los países acreedores de deuda externa) celebrada el pasado 15 de marzo, los Gobiernos de los países más ricos del mundo decidieron suspender temporalmente el cobro de la deuda externa contraída por Mozambique «hasta su cancelación prevista por la iniciativa PPAE (Países Pobres y Altamente Endeudados)».

Esta medida resulta, para los portavoces de la campaña «Deuda externa ¿deuda eterna?» (iniciativa de sensibilización y movilización ciudadana que agrupa a 400 organizaciones sociales de toda España, entre ellas Cáritas, quien ha hecho pública esta nota), «claramente insuficiente, en un momento en que la tragedia que ha vivido el pueblo mozambiqueño exigía de posturas más generosas, esto es, de la condonación total de la deuda externa que soporta el país africano».

Aunque algunos países como el Reino Unido, Italia, Francia, Alemania, Portugal y España ya habían anunciado hace días una condonación parcial de la deuda, el resto de la misma quedaba pendiente de la reunión que celebró el miércoles el Club de París. Dos días antes, seis jefes de Estado africanos, reunidos en Maputo, habían solicitado a la comunidad internacional que «cancelara toda la deuda exterior de Mozambique para permitir que se canalicen todos los recursos disponibles a la reconstrucción de infraestructuras y propiedades destruidas».

Mozambique, con un 70 por ciento de su población por debajo del umbral de la pobreza, se halla entre los cinco países del mundo para los que la deuda externa tiene un mayor peso sobre su economía: de acuerdo con el último informe del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), ocupa el puesto 159 de un total de 164 países en el Indice de Desarrollo Humano. Su Gobierno dedica al pago del servicio de la deuda externa (la cantidad prestada más los intereses) cinco veces más que a la inversión en programas educativos, y siete veces más que al presupuesto de sanidad.


 

EL NEO-GNOSTICISMO QUE DEVALUA LA VIDA EXPLICA SUICIDIOS COMO EL DE UGANDA

Los expertos disienten al interpretar las muertes en masa de Guyana o Waco

ROMA, 21 mar (ZENIT.org).- El episodio del suicidio colectivo de más de 600 personas en Uganda, con un bajo nivel cultural y económico, hace interrogarse de nuevo cómo se puede llegar a estos extremos. Es difícil encontrar lazos que unan fenómenos tan dispares como la muerte de más de 900 personas en Guyana en 1978 (muchos de ellos estadounidenses jubilados), la de los 80 davidianos en 1993, en Waco (EE.UU.), la de los 70 más cultos y profesionales, de clase media alta, seguidores del Templo Solar en Suiza, Francia y Canadá, entre 1994 y 1997, o la autoinmolación de los 40 de la Puerta del Cielo, en su mayoría jóvenes con altos conocimientos de informática.

Los expertos se han puesto a buscar motivaciones. El filósofo Umberto Galimberti, desde el diario italiano de centro izquierda «La Repubblica» aventura la hipótesis de un abandono de la gestión de lo sagrado por parte de las religiones tradicionales, que se han dedicado más al trabajo social. Dice Galimberti que han abandonado lo sacro «a la soledad de los individuos o a la locura de los grupos». «Si estas sectas trágicas --añade-- retoman en sus discursos, en sus oraciones, en la locura de sus gestos, los temas cristianos del perdón de los pecados, de la salvación, de la gracia, de la muerte y de la resurrección, significa que el cristianismo ha desertado de sí mismo y, en su empeño contra la secularización, ha dejado agonizar los grandes símbolos».

Por su parte Rododlfo Casadei, periodista y gran experto en temas africanos no cree que la culpa sea sólo del cristianismo. «En Africa --explica al diario católico «Avvenire»--, los movimientos religiosos tienen siempre un fin muy concreto: lo divino sirve a lo humano a nivel práctico. La religiosidad mágica se convierte en una especie de tecnología mística. Incluso el cristianismo es usado en este sentido, como una "magia" de los blancos. Por tanto, ocuparse de lo social, para una religión, forma parte propiamente de la gestión de lo sagrado». La autoeliminación sin embargo, entre un pueblo tan vitalista como el africano es completamente extraña. El experto explica el fenómeno como una alianza de la acción política con las fuerzas sobrenaturales. Se sabe que los líderes de la tragedia de Uganda tenían antecedentes de oposición política al poder. Existen otros movimientos similares que lanzan a sus seguidores inermes ante las metralletas del Ejército para protestar. «El sentido de ruptura y de impotencia es tan fuerte en Africa como para llegar a la autodestrucción», explica Casadei.

Por su parte, el profesor Massimo Introvigne, director del Centro Estudios sobre Nuevas Religiones (CESNUR) de Turín, insiste en el contexto local: «Antes de comenzar a hablar contra todas las sectas apocalípticas en general o las apariciones marianas (de una de las cuales derivarían los "Hijos del Apocalipsis" de Uganda) se debe indagar en la realidad ugandesa. Que ha visto actuar a un régimen con atrocidades sin par en el mundo (el régimen de Idi Amin), incluso de canibalismo, luego una guerra civil terrorífica; se trata de un país que ya ha vivido su propio "apocalipsis". Por tanto ¿es de extrañar que alguno prefiera buscar inmediatamente un "paraíso" en vez de vivir en un lugar en el que cada Ejército que pasa viola y mata? Episodios de violencia religiosa en la historia del tercer mundo son casi comunes. Según un estudio reciente, el número de los suicidios "religiosos" no ha crecido en el siglo XX respecto a siglos anteriores. La novedad, si es que la hay, es que se hayan involucrado los ricos. A la secta del Templo Solar se adherían personas de la jet-set occidental, muy distintas de los paupérrimos campesinos de Uganda. Por esto insisto en que se trata de fenómenos muy diversos entre sí».

«Hay algo de verdad en lo que dice Galimberti hay algo de verdad --añade Introvigne-- es que las Iglesias (de las que han salido apariciones, milagros, curaciones, diablo, ángeles y tantas otras cosas) pierden terreno frente a miles de movimientos de lo sagrado post-moderno. Estos últimos, la mayoría permanecen dentro del mundo cristiano y los grupos suicidas con poquísimos».

Monseñor Jean Vernette, delegado de los obispos franceses para las Sectas y consejero del GRIS (Grupo de Investigación e Información sobre Sectas) habla en la misma línea: «El otoño de las Iglesias se vuelve primavera en las sectas, se dice en París. Es decir, los grupos extremistas nacen del vacío de los grandes sistemas. Pero no creo que sea verdad en el caso de un suicido de este tipo. Es demasiado fácil echar la culpa a una Iglesia, a una política, a un país, de una actitud que me parece en cambio esencialmente personal y del grupo, cuando se llega a una cierta determinación interna. Puede ser real la pérdida de poder de las Iglesias pero se ha demostrado que no tiene ninguna relación con los suicidios colectivos hasta ahora estudiados. Estos representan un fenómeno bastante clásico en los grupos sectarios, que de repente tratan de llegar al mundo de los espíritus superiores, o simbolizan con la muerte la ruptura con una sociedad considerada mala».

El arzobispo Giuseppe Casale, presidente honorífico del CESNUR, Instituto que tiene su sede en Italia, indica que los suicidios en masa «tienen relación con una debilidad de la propuesta de fe. Con la secularización, el hombre se queda abandonado a su propio destino y se enreda en preguntas a las que no sabe dar respuesta; nace así una inquietud que puede desembocar en el anulación».

Por su parte, Cecilia Gatto, profesora de Antropología Cultural en Chieti y experta en nuevos movimientos religiosos, ataca de frente al articulista de «La Repubblica»: «Pero ¿cómo? El laicismo ha hecho de todo para destruir lo sagrado y ahora Galimberti se lamenta el que las religiones no lo tutelan lo suficiente? Es curioso... Pero yo creo que lo que relaciona a Uganda y a Waco o Guyana es la doctrina apocalíptica y milenarista. Es decir la voluntad de huir del desastre final con la seguridad de salvarse, y enseguida. Pero en estas ideas hay también un fondo gnóstico: la devaluación del mundo, la vida vista como "mal"... Por otra parte, los cátaros ¿no teorizaban sobre la muerte colectiva obtenida con el ayuno? Es este el hilo conductor: el neo-gnosticismo mundial. Los suicidios colectivos como el de Uganda (si es que se trata de un suicidio) no son "culpa" de las grandes religiones tradicionales, sino --por el contrario-- son el fruto de una herejía. La que devalúa la vida».


 

ITALIA: HAY QUE APROBAR CUANTO ANTES LA LEY DE FECUNDACION ASISTIDA

La Iglesia denuncia la falta de leyes bioéticas y la escasa libertad Escolar

ROMA, 21 mar (ZENIT.org).- «Los estímulos a no reconocer una distinción entre el bien y el mal, objetiva y válida para todos, amenazan con cambiar radicalmente la fisonomía de nuestra convivencia haciéndola decididamente menos humana y más infeliz», ha afirmado el cardenal Canmillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), en el discurso de apertura de la sesión primaveral de la Comisión Permanente de la CEI.

La intervención del cardenal, vicario del Papa para la diócesis de Roma, se ha detenido en los últimos casos de desafío a las normas bioéticas por parte de cierta clase médica italiana, aprovechando el vacío legal. Ha denunciado la situación de libre «arbitrio total e indiscriminado, aunque no se pueden ignorar las graves perplejidades éticas que suscita también la normativa aprobada por la Cámara de los Diputados que se está examinando en el Senado. Aún así hay que evitar, como ha subrayado el Forum de las Asociaciones Familiares, tanto ulteriores reenvíos como cualquier modificación del texto que llevase a un empeoramiento, especialmente si permitiese la fecundación heteróloga».

Los hechos que se han dado en la sociedad italiana últimamente, (hay que recordar entre ellos la reciente orden de una jueza de Roma para que un médico recurra a una madre subrogada), ha indicado el presidente de la CEI, «confirman la urgencia de normas precisas que defiendadn eficazmente la vida y la dignidad humana desde el inicio de la existencia». Por otra parte constituyen «una violación gravísima de la concepción de los derechos de la familia fundada sobre el matrimonio». La resolución del Parlamento Europeo sobre el reconocimiento administrativo de las parejas del mismo sexo, ha manifestado, humilla no sólo a la familia sino también «la dignidad de las personas» y favorece «la disgregación del tejido social».

En el aspecto político, el cardenal Ruini ha denunciado, respecto a las próximas elecciones regionales y algunos referendos en preparación, «un cierto malestar e inadecuación de nuestro sistema político e institucional». Ha repetido, como en otras convocatorias, que la Iglesia no se involucra «con una opción de alineamiento o de partido», pero ha recomendado verificar cómo se acogen por parte de las diversas fuerzas políticas los valores éticos y sociales esenciales para el bien de la persona, de la familia y de la sociedad.

En economía, ha dicho, la situación «es de claroscuro». Hace falta «aprovechar» las nuevas oportunidades de desarrollo, con el auge de las nuevas tecnologías, mientras que es necesario hacer frente con mayor eficacia a la criminalidad.

Por último, refiriéndose a la educación, tras repetir que la reciente ley sobre equiparación entre pública y privada no es una meta sino una etapa (una normativa «apreciable bajo algunos aspectos pero que por otra parte es claramente insuficiente»), ha subrayado el compromiso con el fin de lograr una «igualdad plena y efectiva» entre escuelas estatales y libres, católicas o no. El cardenal ha expresado también su deseo de que se pueda aprobar pronto una ley sobre el status jurídico de los profesores de Religión.