S A N T A   S E D E

EL PAPA HACE UNA RADIOGRAFIA DEL ESTADO DEL PLANETA
EN EL SIGLO QUE TERMINA

Considera que el siglo XXI debe ser el de la solidaridad

CIUDAD DEL VATICANO, 10 en (ZENIT).- Juan Pablo II realizó esta mañana su personal diagnóstico del estado de salud que atraviesa el planeta al recibir esta mañana al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Se trata de una tradicional cita que siempre tiene lugar a inicios del año y en la que el Papa suele ser muy poco «diplomático» pues afronta de lleno las tensiones candentes que más le preocupan.

Luces y sombras del siglo XX Dado que nos encontramos en el año de transición al nuevo milenio, el pontífice comenzó haciendo un examen del siglo que ahora termina. Ante todo, constató que ha estado marcado «por unos singulares progresos científicos que han mejorado considerablemente la vida y la salud de los hombres». En este sentido, añadió, los avances «han contribuido también al dominio de la naturaleza y han favorecido un acceso más fácil a la cultura. Las tecnologías de la información han abolido las distancias y nos han hecho más cercanos los unos de los otros. Nunca hemos estado con tanta rapidez al corriente de los hechos que han ido marcando la vida cotidiana de nuestros hermanos los hombres». Ahora bien, el Santo Padre se preguntó: «¿habrá sido este siglo el de "la fraternidad"?».

En este balance del siglo XX, el obispo de Roma no podía dejar de mencionar esas «guerras asesinas que han exterminado a millones de personas y provocado éxodos masivos, y de genocidios vergonzosos que asedian nuestra memoria, así como la carrera de armamentos que ha mantenido la desconfianza y el miedo, el terrorismo o los conflictos étnicos que han aniquilado pueblos que vivían sobre el mismo suelo, hacen que debamos ser modestos y que tengamos a menudo un espíritu de arrepentimiento».

La era de la globalización El siglo termina con ese fenómeno bautizado con el nombre de «globalización» «que --según el Papa-- ha transformado profundamente los sistemas económicos creando posibilidades de crecimiento inesperadas, ha hecho también que muchos se hayan quedado al borde del camino: el desempleo en los países más desarrollados y la miseria en una gran parte de los países del hemisferio sur siguen manteniendo a millones de mujeres y hombres al margen del progreso y del bienestar».

Globalizar la solidaridad Ante esta situación, Juan Pablo II propuso que «el siglo que comienza deberá ser el de la solidaridad». Ahora bien, trató de evitar toda proclama retórica para hacer que su propuesta fuera lo más concreta posible. Por ello, planteó compromisos muy concretos como prioritarios. Ante todo, exigió «compartir la tecnología y la prosperidad», como camino para «eliminar la frustración de ciertos países que se ven condenados a hundirse en una precariedad cada vez más grave y a la vez a confrontarse con otros países». En este sentido, quiso aludir a «la cuestión de la deuda de los países pobres».

A continuación, al presentar su propuesta de compromiso solidario para el próximo siglo, mencionó «el respeto de los derechos del hombre», pues «no respetar estos derechos equivale claramente a burlar la dignidad de las personas y poner en peligro la estabilidad del mundo», aseguró.

Por último, pidió prevenir los conflictos y promover el «diálogo sereno entre las civilizaciones y las religiones» para que los hombres y mujeres encuentren «nuevas formas de vivir juntos y respetarse».

Nuevo orden mundial Al llegar a estas alturas, el análisis del Papa se detuvo en la evolución de la paz en la nueva coyuntura internacional también conocida como «nuevo orden mundial». Reconoció los pasos adelante que ha dado el proceso de paz en Oriente Medio, mencionó el diálogo entre las dos Chinas y las dos Coreas; recordó que algunos países africanos intentan crear relaciones entre facciones rivales y que el gobierno y los grupos armados en Colombia están entablando contactos. «Todo esto muestra una cierta voluntad de edificar un mundo fundado en la fraternidad, para establecer, proteger y extender la paz a nuestro alrededor --explicó el Papa--. Sin embargo, también nos vemos obligados a decir que vemos repetirse con demasiada frecuencia los errores del pasado»: persecuciones por motivos religiosos, el fácil recurso a la guerra, las desigualdades sociales, el abismo entre países ricos y pobres.

De este modo, la mirada de Juan Pablo II se detuvo después en la situación de cada uno de los continentes.

En África, «atenazada por conflictos étnicos que tienen como rehenes a pueblos enteros, impidiendo su progreso económico y social, y condenándolos a menudo a una mera supervivencia».

En Medio Oriente, «siempre entre guerra y paz, aun cuando se sabe que solamente el derecho y la justicia permiten a los pueblos de la región, sin distinción alguna, vivir juntos al amparo de riesgos endémicos».

En Asia, «continente con inmensas posibilidades humanas y materiales, que agrupa en un equilibrio precario pueblos y culturas prestigiosas, muy desarrolladas económicamente, y otros que se vuelven cada vez más pobres».

En América del Norte, «donde los criterios económicos y políticos a menudo son considerados como norma, tiene numerosos pobres a pesar de sus múltiples riquezas».

En América Latina, «que ha visto, no obstante algunas excepciones, unos progresos democráticos prometedores, permanece peligrosamente debilitada por escandalosas desigualdades sociales, por el comercio de la droga, la corrupción y a veces también por movimientos de lucha armada».

Y por último, en Europa, quien «después del derrumbamiento de las ideologías, camina hacia su unidad, se esfuerza en alcanzar la doble meta de la reconciliación y de la integración democrática de antiguos enemigos». Con dolor evocó las «terribles violencias» que ha vivido y vive el viejo continente, como «la reciente crisis de los Balcanes y los enfrentamientos de estas últimas semanas en el Cáucaso».

La paz es posible Tras este amplio balance, el Papa dejó espacio a confidencias muy personales. Rememoró los momentos dramáticos que vivió en su Polonia natal con la ocupación nazi y el yugo soviético. Y ahora, tras 21 años tan particulares de pontificado reconoció que «se siente como revestido de una paternidad universal que abarca a todos los hombres y mujeres de este tiempo, sin ninguna distinción». Por eso, «quisiera hacer llegar al corazón de cada uno una confidencia --confesó el sucesor de Pedro--: al abrirse las puertas del nuevo milenio, el Papa piensa que los hombres podrían finalmente aprender a sacar las lecciones del pasado. Sí, pido a todos, en nombre de Dios, preservar a la humanidad de nuevas guerras, respetar la vida humana y la familia, colmar el abismo entre ricos y pobres, comprender que todos somos responsables de todos. Es Dios quien lo pide y jamás nos pide nada por encima de nuestras fuerzas. Él mismo nos da la fuerza para cumplir lo que espera de nosotros».

«Por eso les digo a todos», concluyó el Papa al comenzar este último año del milenio: «¡buen camino!».

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LA RECONCILIACION ENTRE LAS IGLESIAS CRISTIANAS,
PRIORIDAD DE ESTE JUBILEO

El Papa adelanta detalles del gran encuentro ecuménico del 18 de enero

CIUDAD DEL VATICANO, 16 en (ZENIT).- La Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, que comenzará el próximo 18 de enero, es considerada ya por los expertos como uno de los acontecimientos ecuménicos más grandes de la breve historia del diálogo entre las diferentes confesiones cristianas. No ha sido una casualidad, por tanto, el que Juan Pablo II haya querido dedicar a esta iniciativa, que comenzará simbólicamente con la apertura de la Puerta Santa de la basílica romana de San Pablo Extramuros, el tema de su habitual encuentro dominical de mediodía con varios miles de peregrinos en la plaza de San Pedro del Vaticano

Esta semana de oración, que celebran las Iglesias cristianas en los cinco continentes, será muy especial, explicó el Santo Padre. «El gran Jubileo del 2000 tiene un fuerte carácter ecuménico como signo concreto del camino que los fieles de las diferentes Iglesias y comunidades eclesiales están recorriendo».

A seis manos El obispo de Roma recordó que «para subrayar este aspecto fundamental del año santo» él mismo participará en la ceremonia de la basílica de San Pablo, junto a delegaciones de 22 Iglesias cristianas, además del Consejo Mundial de las Iglesias, una comunidad de 337 Iglesias, procedentes de más de cien países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. De hecho, en esta ocasión, la puerta será abierta por seis manos: las dos del pontífice, y las cuatro de un representante ortodoxo y de otro protestante.

Se trata de un gesto simbólico que quiere representar el itinerario común de todos los cristianos. Ahora bien, según e Santo Padre «sólo se puede avanzar en el camino de la unidad con la ayuda de Dios, superando las divisiones que han surgido en el mundo cristiano en el transcurso del segundo milenio».

Perdón Adelantando detalles del encuentro ecuménico que tendrá lugar pasado mañana, el Papa Wojtyla afirmó: «Pediremos perdón a Dios unos y otros por los pecados cometidos contra la unidad de la Iglesia y, al mismo tiempo, daremos gracias por el camino de reconciliación realizado especialmente en el último siglo».

Por ello, el Papa invitó a los 2 mil millones de cristianos del planeta a unirse en una oración común «para que el inicio del tercer milenio pueda experimentar un desarrollo prometedor en las relaciones ecuménicas».

El tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 2000 se inspira en las famosas palabras de San Pablo con las que comienza la Carta a los Efesios: «Bendito sea Dios que nos ha bendecido en Cristo». El Papa recordó que el tema ha sido elaborado por un grupo de trabajo de Oriente Medio, en el que estaban representadas las confesiones cristianas de la tierra de Jesús.

Diálogo con el pueblo de Israel En este sentido, el Papa recordó que algunos cristianos, particularmente en Italia, celebrarán mañana la Jornada por el Diálogo Religioso entre Hebreos y Cristianos, «una iniciativa que, si bien es diferente a la Semana ecuménica, en cierto sentido la prepara», invitando a ir a las raíces, es decir, «al pacto de Dios con Israel».

Juan Pablo II puso en evidencia que precisamente de estas raíces surgió Jesús, a través de María, a quien confió por último el camino de la reconciliación entre los cristianos.

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EL MAYOR ENCUENTRO ECUMENICO
DESPUES DEL CONCILIO VATICANO II

Apertura de la Puerta Santa de San Pablo Extramuros

CIUDAD DEL VATICANO, 14 en (ZENIT).- «Será el acontecimiento ecuménico más característico de este Jubileo». Con estas palabras, el presidente del Comité central para el Jubileo, el cardenal Roger Etchegaray, presentó esta mañana la ceremonia de apertura de la Puerta Santa de la Basílica romana de San Pablo Extramuros que tendrá lugar el próximo 18 de enero

El carácter más significativo de este momento, añadió el purpurado vasco-francés, se debe al hecho de que «el Papa no será el único que empujará simbólicamente las hojas de la Puerta Santa, sino que lo hará junto a un representante de las Iglesias de Oriente y a uno de las Iglesias de la Reforma».

Juan Pablo II decidió retrasar la apertura de la Puerta Santa de esa basílica para hacer que coincidiera con la Semana de Oración de la Unidad de los Cristianos, que comienza precisamente el próximo 18 de enero. Para el cardenal Etchegaray el ecumenismo es un desafío «crucial» «para el testimonio evangélico en el mundo». «La puerta del ecumenismo --aclaró-- sólo puede cruzarse de rodillas. Pues sólo la oración puede abrir y apoyar el camino hacia la unidad visible de la Iglesia».

El secretario del Comité vaticano para el Jubileo, monseñor Crescenzio Sepe, reveló que el encuentro de San Pablo Extramuros «será la mayor concentración de Iglesias cristianas después de la que tuvo lugar en el Concilio Ecuménico Vaticano II». En la ceremonia de apertura de esa Puerta Santa participarán 22 delegaciones de Iglesias cristianas, además del Consejo Mundial de las Iglesias, una comunidad de 337 Iglesias, procedentes de más de cien países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas.

La elección de la basílica de San Pablo Extramuros no es casual: allí, Juan XXIII anunció el 25 de enero de 1959 la convocación del Concilio Vaticano II, como recordó en el encuentro con la prensa internacional el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor Piero Marini.

La única ausencia significativa será la de la Alianza Reformada Mundial, quien no asistirá pues no comparte la posición de la Iglesia en materia de indulgencias. Ahora bien, según ha explicado el secretario del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el obispo alemán Walter Kasper, su ausencia no significa una ruptura, pues la misma Alianza Reformada ha colaborado con la Iglesia católica en la elaboración de una guía para el peregrino del Jubileo, así como en otros proyectos. «Tenemos que respetar las convicciones y las dificultades de nuestros hermanos --añadió-- y ellos tienen que respetar las nuestras, el respeto es la base del ecumenismo».

El encuentro ecuménico prevé una meditación de lecturas bíblicas y de autores protestantes y ortodoxos fallecidos, entre quienes se encuentra el pastor Dietrich Bonhoeffer, asesinado por los nazis en 1945.

Si bien el encuentro es de oración, al final todos los representantes de las Iglesias serán invitados por Juan Pablo II a una comida festiva. Monseñor Kasper ha explicado que en los últimos meses se ha avanzado en el seno de las diferentes Iglesias cristianas en la reflexión sobre el primado petrino, es decir, el papel del Papa, sucesor de Pedro, que en ocasiones se ha convertido en elemento de división entre las confesiones cristianas. Monseñor Kasper aclaró que, tras la propuesta realizada por este pontífice en la encíclica «Ut unum sint» sobre el ecumenismo «se ha abierto un diálogo con los luteranos y con los anglicanos. Ha habido varios congresos y conferencias, incluso a nivel académico, en los que se estudia el tema». De hecho, añadió el obispo alemán, «la ceremonia del 18 es una nueva forma de ejercicio ecuménico de la autoridad del Papa».

En este sentido, el cardenal Etchegaray recordó que el Papa está «determinado con obstinación y realismo» a perseguir el ecumenismo, «una de las exigencias más fuertes del Jubileo». De hecho, se explicó que esta cita podría ser el momento en el que se prepare el anhelado encuentro pancristiano del que ya hablaba el Santo Padre en la «Tertio Millennio Adveniente».

En la rueda de prensa e confirmaron también los otros dos encuentros ecuménicos más importantes previstos, por el momento, para este Jubileo del año 2000: la conmemoración en el Coliseo de los testigos de la fe en este siglo (7 de mayo) y la vigilia ecuménica de oración en la basílica de Santa María la Mayor, según las intenciones del patriarca de Constantinopla, Bartolomé I (5 agosto).

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JUAN PABLO II DESPEJA HISTORICOS MALENTENDIDOS SOBRE MARIA

Aclara que su mediación sólo tiene razón de ser en Cristo

CIUDAD DEL VATICANO, 12 en (ZENIT).- Juan Pablo II ha querido afrontar esta mañana, durante la audiencia general del miércoles, uno de los temas que ha sido motivo de disputas entre las confesiones cristianas desde el tiempo de la Reforma de Lutero. ¿Cuál es el papel de María en la historia de la salvación y en la vida cristiana de cada creyente?

Al responder estos interrogantes, en el último episodio de su ciclo de catequesis sobre el Padre con el que ha preparado y comenzado el Jubileo del año 2000, el pontífice puso de manifiesto que en estos últimos cuatro siglos se han dado muchos malentendidos, provocando una polémica que en muchas ocasiones no tenía razón de ser.

Despejando malentendidos Recordando los pasajes más significativos del Nuevo Testamento, el obispo de Roma aclaró que la Iglesia nunca ha dicho que «el papel de María en la vida de la Iglesia está fuera de la mediación de Cristo o junto a ella, como si se tratara de una mediación paralela o en competencia». Por el contrario, «la mediación materna de María es mediación en Cristo».

«Es más --añadió Juan Pablo II recordando la famosa bula «Ineffabilis Deus» de Pío IX--, María, quien también fue redimida por Cristo, es la primera de los creyentes, pues la gracia que le concedió Dios Padre al inicio de su existencia se debe a los "méritos de Jesucristo, Salvador del género humano"».

María en el camino hacia el Padre Una vez aclarado el malentendido, el Papa pudo profundizar en el papel de María en la vida de los cristianos. «María se encuentra en el camino que va desde el Padre a la humanidad como madre que nos da a todos al Hijo Salvador --dijo--. Al mismo tiempo, se encuentra en el camino que tienen que recorrer los hombres para ir al Padre, por medio de Cristo en el Espíritu»

El Santo Padre constató al dirigirse a los más de siete mil peregrinos que se congregaron en el aula de las audiencias generales del Vaticano que «en realidad, María no quiere atraer la atención sobre su persona». De hecho, «su deseo más fuerte fue el de hacer que las miradas de todos convergieran en esta dirección. Quiere promover una mirada de fe y de esperanza en el Salvador que el Padre nos envió».

Un nuevo rostro para el nuevo milenio «Cada generación de cristianos sigue escuchando el eco de las palabras dirigidas a los servidores durante el milagro de Caná: "Haced lo que él os diga"». Y ahora, «María nos dirige la misma invitación». Por eso, «si hacemos lo que nos dice Cristo, el milenio que comienza podrá asumir un nuevo rostro, más evangélico y más auténticamente cristiano, y responder así a la aspiración más profunda de María».

«Aquí está el valor de la vida de María --concluyó el sucesor de Pedro--: el cumplimiento de la voluntad divina. Acompañados y sostenidos por María recibimos con gratitud el nuevo milenio de las manos del Padre y nos comprometemos a corresponder a su gracia con humilde y generosa entrega».

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JUAN PABLO II DE BUEN HUMOR: «¡YO NO SOY VIEJO!»

Encuentro espontáneo con un grupo de trescientos jóvenes misioneros laicos

CIUDAD DEL VATICANO, 12 en (ZENIT).- Trescientos chicos y chicas misioneros laicos entregaron esta mañana al Papa un rollo de pergamino de un kilómetro de extensión con un millón de firmas recogidas entre jóvenes para promover el Mundial de los Jóvenes, una reunión que se celebrará este año en 30 ciudades italianas con la participación de los líderes más importantes del mundo.

El fundador del Servicio Misionero Juvenil (SERMIG), la organización que ha lanzado la iniciativa, el señor Ernesto Olivero, se encontró personalmente con el Papa al final de la audiencia general. La parte principal del mensaje firmado por los muchachos decía: «cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte». Tras leérsela en voz alta, Olivero le dijo al Papa: «Santo Padre, usted es amigo de los jóvenes, amigo del futuro, enemigo del miedo, amigo de Dios, ¡gracias por su vejez!». En ese momento, el pontífice le interrumpió y le dijo: «Pero yo no soy viejo». «Es verdad, usted es jovencísimo --respondió el fundador del SERMIG--. Usted está mucho entre jóvenes».

El Papa se conmovió al ver este kilómetro de pergamino y se sumergió a analizar el nombre de miles de firmas.

Al dirigirse a estos jóvenes misioneros laicos, les pidió que ayuden a sus compañeros «a redescubrir el don incalculable de la vida y a realizar sus grandes capacidades presentes en cada uno para hacer el bien».

«Sed signos creíbles de la ternura de Dios en este mundo que se asoma al tercer milenio --les dijo--. Contagiad con vuestro entusiasmo y vuestra adhesión convencida a la lógica del Evangelio a cuantos son víctimas de una peligrosa cultura de la violencia o viven la exaltadora estación de la juventud de una manera banal o en la desesperación».

«Al inicio de este extraordinario año jubilar, en el que el Señor abre a todos las puertas de la misericordia --el obispo de Roma confió a estos jóvenes misioneros-- la tarea de ser artesanos de su paz, indispensable para realizar en el mundo esa fraternidad en la justicia que restituye a cada uno la alegría y el honor de ser llamado a formar parte de la familia de Dios».

Durante la audiencia general de este miércoles el Papa también dirigió un saludo a la Asociación Europea de Enfermos de Parkinson.

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EL PAPA DECLARA GUERRA A LA LEPRA
CON EL ARMA DE LA SOLIDARIDAD

Pide una profunda conversión para afrontar su causa: la miseria

CIUDAD DEL VATICANO, 16 en (ZENIT).- Guerra sin cuartel a la lepra. Este fue el mensaje que lanzó hoy Juan Pablo II, al final de su encuentro dominical de mediodía con miles de peregrinos en la plaza de San Pedro, al saludar a los participantes en el Congreso internacional sobre el mal de Hansen, que tuvo lugar ayer sábado en el Vaticano por iniciativa del Consejo Pontifico para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y de la Asociación de Amigos de Raoul Follereau.

El Santo Padre expresó su compromiso a favor de los enfermos de lepra que todavía son en el mundo unos 10 millones. «Deseo que el año 2000 marque un paso decidido adelante para la curación y rescate de estos hermanos nuestros», dijo el Papa.

De hecho, el mal de Hansen puede ser curado con medicinas que son relativamente baratas, pero que con frecuencia no se encuentran al alcance de los enfermos por la grave situación de pobreza en que viven. De hecho, la lepra más peligrosa es la miseria, que como explicó el pontífice, «ha de ser combatida a nivel económico y, antes aún, con una profunda conversión de la lógica del egoísmo a la de la solidaridad». Por ello, el Papa concluyó: «Que el año santo suscite entre los cristianos una disponibilidad generosa hacia todos los hermanos que viven en la necesidad».

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DE CUBA A LAOS, EL PAPA ESPERA A MAS DE UN MILLON DE JOVENES

Recibe a los encargados de preparar la Jornada Mundial de la Juventud

CIUDAD DEL VATICANO, 16 en (ZENIT).- Las Jornadas Mundiales de la Juventud serán con toda probabilidad la cita que reunirá al mayor número de personas en Roma durante este Jubileo. Se calcula que entre el 19 y el 20 de agosto vendrán a la Ciudad Eterna entre un millón y un millón y medio de jóvenes peregrinos.

Una cita que Juan Pablo II espera ya con impaciencia, como lo demostró ayer al recibir a los 250 responsables de la pastoral juvenil de 52 conferencias episcopales y de 46 movimientos y comunidades eclesiales, en representación de 70 países (estaban representados desde los Emiratos Árabes Unidos hasta Malasia y Camboya). A ellos les corresponde organizar en los cinco continentes la llegada de este río humano de chicos y chicas.

Al dirigirse a estos representantes de la juventud mundial, el pontífice utilizó palabras muy calurosas: «El Papa os quiere mucho, cuenta con vosotros y os espera para la gran fiesta de fe y de testimonio que celebraremos juntos el próximo mes de agosto».

Al mismo tiempo dejó muy claro cuál será el objetivo de ese encuentro: la Iglesia confía en los jóvenes, pues «a ellos les corresponde principalmente la tarea de llevar el Evangelio en el primer siglo del tercer milenio».

La reunión que se ha celebrado en Roma en esta semana que termina buscaba informar a los responsables y analizar elementos importantes a nivel organizativo: medios de transporte que llevarán a los jóvenes al lugar del encuentro con el Papa, que será en Tor Vergata, a las afueras de Roma (en la plaza de San Pedro no hay espacio suficiente); acogida de los jóvenes en familias, parroquias, escuelas, etc. Problemas enormes que han encontrado en estos días de reunión una primera respuesta.

Entre los grupos de jóvenes que se esperan con motivo del Jubileo, uno de los más numerosos será el de los franceses. Se habla de unos 80 mil, que esperan con entusiasmo esta cita con el Papa tras el impresionante éxito de las Jornadas Mundiales de la Juventud que tuvieron lugar en París en agosto de 1997.

En Roma también se espera una significativa representación de Cuba. Con el envío de cincuenta chicos y chicas, la isla caribeña se prepara para participar con su delegación más numerosa en la historia de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Lo único difícil para los encargados será escogerles, pues de todas las parroquias cubanas llegan peticiones.

De Congo Brazzaville se prevé la participación de unos 200 jóvenes. El encargado de la pastoral juvenil de ese país, monseñor Ernest Kombo, obispo de Owando, explica que no pudieron ir a la Jornada Mundial de París a causa de la guerra. «Vendremos a Roma para enseñar a nuestros jóvenes, que en algunos casos han tenido que combatir durante el conflicto, lo bella que es la paz».

Laos está haciendo un esfuerzo ingente por llevar varios muchachos a Roma en agosto. Según explica monseñor Alessandro Staccioli, uno de los obispos expulsados en 1975 y que hasta ahora sólo ha podido regresar tres veces al país como «turista», «la situación es particularmente difícil, a causa de las restricciones a la libertad de culto impuesta por el gobierno. De todos modos, tengo esperanzas de traer a un pequeño grupo».

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EL GOBIERNO EGIPCIO ANUNCIA LA VISITA DEL PAPA
A SINAI PARA FEBRERO

El Santo Padre visitará el Monte de las Tablas de la Ley

EL CAIRO, 16 en (ZENIT).- Juan Pablo II visitará Egipto entre el 25 y el 26 de febrero, afirmó ayer el jefe del Servicio de Información del Estado egipcio, Nabil Osman, aclarando que todavía se están afinando los detalles de esta visita de un solo día de duración. La noticia no ha sido confirmada por el momento por la Santa Sede. El vicedirector de la Sala de Prensa vaticana, don Ciro Benedettini, se ha limitado a afirmar que «el viaje está siendo planeado».

Será la primera visita de un Papa a Egipto, país que cuenta con un 82,5% de musulmanes, un 11% de criptocristianos, un 4,8% de ortodoxos, y un 1,7% de ciudadanos que se declaran no religiosos.

El viaje del obispo de Roma a Egipto tiene como principal meta el Monte Sinaí, lugar en el que la Biblia sitúa el episodio en el que Moisés, durante la huida de Egipto hacia Canaan, recibió a través de la revelación de Yahvé las Tablas de la Ley (hoy recibe el nombre de Jebel Musa). En lo alto de la «montaña de Dios», llamado también Horeb en la Biblia, Dios se manifestó bajo forma de fuego en una zarza que ardía sin consumirse y reveló a Moisés su nombre --«Yo soy el que soy»--, la sorprendente fórmula que expresa su esencia.

«A lo largo del camino por el desierto --explicó el Papa en la carta en que anunció su deseo de emprender esta peregrinación jubilar el pasado mes de junio- fue también el monte Sinaí el lugar donde se estableció la alianza entre Yahveh y su pueblo. El monte quedó unido a la entrega del Decálogo, las "diez palabras" que comprometían a Israel a una vida de plena adhesión a la voluntad de Dios. Estas "palabras" expresan, en realidad, el contenido básico de la ley moral de caracter universal escrita en el corazón de cada hombre».

Según explicó Osman, la estancia del Papa en la península del Sinaí prevé una visita a la iglesia de Santa Catalina, histórico monasterio ortodoxo. Además, como hace en todos sus viajes internacionales, el Santo Padre se encontrará con el presidente Hosni Mubarak y personalidades políticas y religiosas.

En un principio se había programado la visita del Papa a Egipto en coordinación con su viaje a Ur de los Caldeos (Irak) a donde quiere dirigirse para visitar la cuna de Abraham, padre en la fe de los fieles de las tres religiones monoteístas. El viaje hubiera tenido que realizarse el mes de diciembre pasado. Sin embargo, esta etapa iraquí ha sido temporalmente cancelada por el régimen de Bagdad pues, a causa de la prohibición de vuelos impuesta por la ONU, Saddam Hussein considera que no tiene los medios para garantizar la seguridad del pontífice.

El viaje a Egipto tendrá lugar un mes antes de la histórica peregrinación a Tierra Santa que emprenderá el sucesor de Pedro del 20 al 26 de marzo.

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SINAI, DAMASCO, ATENAS, IRAK...,
EL PAPA PREPARA LA PEREGRINACION JUBILAR

Etapas del viaje pontificio a lugares de la Revelación anunciado en junio

CIUDAD DEL VATICANO, 13 en (ZENIT).- Juan Pablo II visitará del 20 al 26 de marzo Tierra Santa. Es, sin duda, uno de los viajes más soñados desde el inicio de su pontificado. Ahora bien, Jordania, Israel, y los territorios de la Autoridad nacional palestina no son la única meta que se planteó el Santo Padre en la carta sobre su peregrinación a los lugares vinculados con la historia de la Salvación que publicó el pasado 29 de junio.

Ese texto prevé, además, etapas importantísimas. La que más ha seguido la prensa en los últimos meses es la visita a Ur de los Caldeos, la cuna de Abraham, considerado por las tres grandes religiones monoteístas como el padre en la fe. Las autoridades de Bagdad han congelado por el momento el deseo del sucesor de Pedro pues, según hicieron público en un comunicado publicado el mes de diciembre pasado, no pueden garantizar las necesarias condiciones de seguridad que requiere la presencia del pontífice, a causa de la prohibición de vuelos «impuesta» por las Naciones Unidas.

Otro de los lugares que quiere visitar el Papa, según escribió él mismo, es el Monte Sinaí, lugar en el que la Biblia sitúa el episodio en el que Moisés, durante la huida de Egipto hacia Canaan, recibió a través de la revelación de Yahvé las Tablas de la Ley (hoy recibe el nombre de «Jebel Musa»). El diario turinés «La Stampa» revelaba el 12 de enero que en estos momentos se está estudiando la fecha de este viaje, que podría tener lugar a finales del mes de febrero. Al realizar esta peregrinación, el Papa debería pisar también El Cairo, capital de Egipto. Por el momento, no hay ninguna confirmación oficial por parte de la Santa Sede de estos rumores.

Los hombres del Papa están haciendo todo lo posible para que el pontífice pueda visitar los dos lugares que resumen en cierto sentido la vida del gran apóstol del cristianismo, san Pablo: Damasco y Atenas.

Por lo que se refiere a la capital de Siria, parece que el viaje papal se ha hecho más fácil tras la invitación oficial presentada por el patriarca ortodoxo de Antioquía, Ignacio IV Hazim. El mismo diálogo que tiene lugar en estos momentos entre este país e Israel podría allanar los obstáculos que existían entre la clase política siria.

El caso de Grecia es todavía más complicado. La Iglesia ortodoxa de ese país ha asumido una posición muy hostil al proyecto del Papa de visitar Atenas. Sin embargo, en unas declaraciones que acaba de emitir el arzobispo de Atenas, Christodoulos Paraskevaidis, a las que ha tenido acceso «Zenit», se pregunta: «¿por qué no debería ser posible la realización de un deseo del Papa?». Y responde: «Su peregrinación al Areópago de Pynka no depende de nosotros, sino de su voluntad. Nadie puede cerrarle las fronteras y mucho menos nuestra Iglesia». Buenas noticias, por tanto, para los deseos del Santo Padre.

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SUPERMAN PARTICIPARA EN EL JUBILEO DE LOS ENFERMOS

El actor estadounidense sufre parálisis total tras una caída a caballo

CIUDAD DEL VATICANO, 7 en (ZENIT).- Christopher Reeve, el actor que interpretó el papel de Superman, será uno de los testigos del Jubileo de los enfermos que tendrá lugar en Roma del 9 al 12 de febrero y en el que participarán peregrinos de 72 países.

Según revela en una entrevista concedida a la revista «Tertium Millennium» (la revista del Comité central del gran Jubileo del 2000) monseñor Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, el actor estadounidense participará en la «Fiesta de esperanza» que tendrá lugar en la noche del 12 de febrero en el aula de las audiencias generales del Vaticano.

En mayo de 1995, Reeve sufrió una aparatosa caída a caballo que le provocó la fractura de dos cervicales. El diagnóstico de los médicos no dejó lugar a dudas: parálisis total. El actor se encuentra, desde entonces, en silla de ruedas. Tras un primer momento de desesperación que le llevó a pensar en la posibilidad de la eutanasia, y del que salió gracias al apoyo incondicional de su esposa, el Superman cinematográfico no sólo ha sido capaz de aceptar su situación, sino que además se ha convertido en un promotor de la ayuda a otras personas que se encuentran en una situación como la suya.

De este modo, ha creado la «Christopher Reeve Foundation» (www.apacure.com) para ayudar a la investigación médica y ha reunido a muchos de sus amigos en torno a una organización, la «American Paralysis Association» (www.circleoffriends.org) para sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de las personas que han sufrido graves lesiones. En esta iniciativa, participan muchos actores y actrices, entre quienes se encuentran Susan Sarandon, Maryl Streep y Paul Newman.

Durante el Jubileo de los enfermos y de los agentes sanitarios se organizará también un Congreso en el que participarán obispos y capellanes de hospitales, así como médicos, enfermeras, farmacéuticos, voluntarios y administradores de hospitales de todo el mundo para afrontar juntos los desafíos que plantea el sistema sanitario en estos momentos.

«Hemos pedido a 72 obispos encargados de la pastoral de la salud en países pobres que vengan a Roma acompañados por un enfermo y un médico --explica monseñor Lozano Barragán--. Nosotros cubriremos todos los gastos».

El programa de esta celebración jubilar prevé también una procesión de antorchas en la que participarán los enfermos. Comenzará en el Castillo de San Ángel (Castel Sant'Angelo) y desembocará en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Al final de esa procesión, tendrá lugar una fiesta de luz y sonido en la plaza que abraza la columnata de Bernini.

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