MUNDO 2

 

EVANGELICOS: EL PAPA PARA NOSOTROS PUEDE SER UN
«PRIMUS INTER PARES»

Continúa nuestra investigación sobre las confesiones cristianas

ROMA, 2 feb (ZENIT).- La Iglesia Evangélica Alemana (EKD), presidida desde 1997 por el reverendo Manfred Kock, es el máximo órgano de gobierno de los protestantes en Alemania. En las conferencias de prensa conjuntas, se sitúan siempre uno junto al otro, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Karl Lehmann, y el reverendo Kock. La EKD es de carácter federal y representa y coordina, aunque dejando amplios espacios a la autonomía local, la casi totalidad de las iglesias protestantes regionales de toda Alemania (luteranos, reformados y otros, que forman un total de 24 confesiones) que representan a 28 millones de fieles (el mismo número que católicos en el país). La cumbre de la EKD son elegidos democráticamente y son los siguientes: el consejo eclesial, el sínodo y la asamblea eclesial. El presidente del Consejo Eclesial es la máxima autoridad de la Iglesia Evangélica Alemana.

Un poco de historia
Después de la ruptura de Lutero con Roma, se formaron numerosas confesiones alrededor de líderes que diferían en cuanto a la profundidad de su desacuerdo con Roma, discrepando a menudo sobre la manera en que deseaban replantear la práctica cristiana. Muchas de las principales ramas del protestantismo nacieron en las décadas posteriores al cisma luterano, mientras que otras continuaron surgiendo a lo largo de los siglos como ramas divididas y subdivididas.

La versión luterana de la cristiandad estaba estrechamente ligada al estado alemán, que había sido su protector. Pero Lutero prefería el nombre de evangélico antes que luterano, creyendo que no estaba fundando una nueva religión sino restaurando la Iglesia original de Cristo, tal como estaba reflejada en los Evangelios. Los luteranos, por ejemplo, reconocen sólo el bautismo y la comunión de los siete sacramentos porque son los únicos mencionados expresamente en el relato evangélico. Lutero, sin embargo, acabó por incurrir en la misma intolerancia que criticaba en el Papado y colaboró en persecuciones que nada tenían que ver con el Evangelio.

Por su parte, las Iglesias reformadas, así llamadas en Europa continental, y en Escocia presbiterianismo de John Knox, tuvieron su inicio con Juan Calvino (1509-1564) en Francia. Calvino recurrió a la ex comunión y a la ejecución para silenciar a sus oponentes. Al igual que Lutero, sólo reconocía el bautismo y la comunión. La Iglesia reformada en Francia era conocida como hugonote; los presbiterianos llegaron a Norteamérica a mediados del siglo XVII como Iglesia Reformada Holandesa. En 1971, en el Reino Unido, los presbiterianos se unieron a los congregacionistas para formar la Iglesia Reformada Unida, a la que se unieron más tarde las Iglesias de Cristo.

Primus inter pares
Para el reverendo Kock, entrevistado por el diario católico «Avvenire», el Papa puede ser un «representante unitario» de la cristiandad, que ejerce un primado simbólico o de autoridad moral, un «primus inter pares». Sobre las celebraciones jubilares, el máximo representante de los evangélicos alemanes subraya que también su Iglesia ha festejado el inicio de este año. «Recuerdo --añade-- que el 27 de noviembre en Alemania celebramos una función ecuménica de puesta en marcha del Jubileo. Ciertamente para nosotros no es un Año Santo como para los católicos pero de todos modos celebramos los dos mil años de Cristo. Por eso nosotros también miramos con gran atención todo lo que acontece en Roma. Yo mismo he seguido con interés por la televisión la apertura de la Puerta Santa. Mi impresión es, sin embargo, que se ha presentado una Iglesia muy diferente a la nuestra, protestante».

¿En qué sentido? «Una iglesia con una notable dosis de solemnidad y muchos ornamentos, una cosa un poco triunfal. Somos conscientes de que, para la Iglesia católica, esta pompa es expresión de su adoración de Cristo. Nosotros protestantes, sin embargo, nos preguntamos si este boato es en verdad conciliable con el modo en que ha vivido Jesús». Nos deja perplejos también --añade el reverendo Kock-- el aspecto de la indulgencia. «No se puede olvidar que ha estado en el origen de la división durante la Reforma. Nos hubiéramos augurado una mayor cautela. La importancia dada en Roma a la indulgencia plenaria demuestra que el camino a recorrer hacia la unidad es todavía muy largo».

¿Pero ustedes vislumbran sólo signos de preocupación?
«Somos críticos pero hay que precisar también lo que para nosotros son los aspectos positivos. Ya el hecho de que Juan Pablo II haya invitado a participar en los ritos solemnes a exponentes de las diversas confesiones es un signo importante. Es un indicador de que nos estamos acercando los unos a los otros, que recorremos juntos el sendero de la Iglesia en el nuevo milenio. Por lo demás, aún teniendo todavía problemas, la reciente firma de la Declaración común sobre la doctrina de la Justificación en Ausburgo es un paso importante hacia adelante. Demuestra que se ha creado una base común sobre la que se puede construir. Y si yo he podido expresar críticas tan abiertamente es justamente porque ya estamos así de cercanos».

¿A qué estaría dispuesta renunciar la Iglesia Evangélica en favor de la unidad? «Mire, si hablamos de lo que hasta ahora es el punto de divergencia decisivo, es decir el significado del ministerio pontificio, yo diría que se puede imaginar una figura unitaria simbólica».

¿Puede explicarlo mejor?
«Sí, me refiero, en general, al ministerio pontificio y a sus funciones. Aquí, sin embargo, querría subrayar que nosotros los protestantes no podremos imaginar que un ministerio unitario representativo semejante pueda dictar normas en cuestiones doctrinales y de vida eclesial».

¿De qué cosa se debe purificar su Iglesia?
«Nuestra Iglesia no empieza hace 500 años, vive en continuidad desde tiempos de Cristo. Por esto yo partiría desde mucho más atrás, de las Cruzadas, de la quema de brujas. Todos estos son episodios que pesan también sobre nuestra conciencia como cristianos protestantes. Digo que esto no puede repetirse, no puede producirse de nuevo un comportamiento fanático que lleve a limitar la libertad de los otros. A ello, y ahora hablo de nosotros protestantes (pero lo mismo sucedió con la Iglesia católica), se ha añadido una excesiva cercanía a regímenes, soberanos, sistemas estatales. Hoy observo con satisfacción que las Iglesias están claramente de la parte del que sufre y de los pobres de este mundo y no de la parte de los potentes».

¿Es optimista sobre la posibilidad de que la unidad llegue en este siglo?
«Creo que encontraremos una reconciliación en la diversidad. Es decir, que mantendremos Iglesias diferentes, sin considerarnos mutuamente como una amenaza, sino como un enriquecimiento, como expresiones de la multiplicidad cristiana. En el Evangelio de Juan, se habla de la red echada sin expectativas y al final llena de peces, y se lee: «Y la red no se rompió». Esta imagen bíblica, para mí, es un símbolo magnífico».

La expansión al nuevo mundo
Los evangélicos son en el globo cerca de 300 millones, el 18% del total de cristianos. La mayor parte, el 32%, viven en Norteamérica. En Europa son el 27%. Son más numerosos en los Estados Unidos (89 millones). Se trata de una auténtica galaxia de denominaciones, cuyo credo está basado en tres pilares: el vínculo personal con Cristo (rechazo de la mediación de los ministerios ordenados), salvación por la sola fe, y centralidad de la Escritura.

Los luteranos son 43 millones y medio y, desde 1947, se encuentran federados mundialmente. Las comunidades que siguen la doctrina de Zwinglio y de Calvino se denominan «reformadas» (Suiza, Alemania, Holanda y Francia) o «presbiterianas» (en los países anglosajones). Los fieles son 32 millones. Las diferencias entre luteranos y reformados se refieren a la organización eclesial y a la liturgia. Para los primeros, la constitución eclesiástica es extraña a la fe, mientras que para los calvinistas, la Iglesia debe ser «gobernada únicamente según el orden instituido por Cristo como se puede deducir del Nuevo Testamento».

Se definen «Iglesias reunidas» las que, aún siguiendo las propias tradiciones, se han fundido en la observancia del bautismo, la santa cena y la Biblia. En Europa, la mayor parte de las iglesias luteranas, reformadas y unidas, han aprobado en 1973 la «Concordia de Leuenberg», que establece una completa «comunión de altar y de púlpito». El puritanismo, nacido en Inglaterra en 1559 y difundido sobre todo en Estados Unidos hunde sus raíces de inspiración en el calvinismo. Este pone en primer plano la observancia de una moral muy severa. De éste derivan los independentoristas, baptistas y cuáqueros.

Los primeros, organizados en comunidades autónomas (son por ello «congregacionaistas») son unos 4 millones. Los baptistas, unos 35 millones en EE.UU. y más de cinco millones en Europa y el resto del mundo, bautizan sólo a los adultos. Los cuáqueros predican, en cambio, una libertad religiosa absoluta . Son en torno a medio millón.


 

VALDENSES, LOS MAS CERCANOS FISICAMENTE NO ESTUVIERON
EN SAN PABLO

Continúa nuestra investigación sobre las Iglesias cristianas no católicas

ROMA, 1 feb (ZENIT).- En la ceremonia ecuménica de apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, que tuvo lugar el 18 de febrero, considerada como el evento ecuménico más importante de la historia tras la celebración del Concilio Vaticano II, estuvo ausente la confesión cristiana que, sin embargo, por su historia, está más cerca físicamente de Roma: la Iglesia valdense.

Pierre Valdo fue un heresiarca francés cuyas fechas de nacimiento y muerte no se conocen bien pero se sabe que vivió entre el siglo XI y el XII y quizá murió en el año 1205 o 1206. Fue el fundador de lo que se conoció entonces como la secta de los valdenses. Sus primeros seguidores recibieron el nombre de «pobres de Lyon».

La secta valdense hacía una interpretación literal de la Biblia y sus seguidores se distinguían por el deseo de vivir una pobreza absoluta. En la actualidad la Iglesia Valdense, que tiene una importante presencia en Italia, pertenece a la Reforma que surgió con Lutero, aunque nació 350 años antes de ella.

Como un movimiento que nació en la cristiandad medieval en Francia, cuyo fundador vivió una generación antes de San Francisco de Asís, comparte con él el amor a la pobreza y la opción de vida evangélica. Aprobados inicialmente por el Papa, rechazaron poco después la prohibición de predicar sin autorización eclesiástica en cuanto laicos, y por ello fueron excomulgados en 1184. Desde entonces se aislaron y sufrieron la marginación.

En 1532, se unieron a la Reforma suiza y constituyeron una Iglesia reformada. Su fe coincide actualmente con la confesión de fe de Calvino. Sus diferencias con la Iglesia católica tienen su raíz en la posición inicial de Valdo --hay que obedecer antes a Dios que a los hombres-- referida a la Iglesia y a su autoridad. La palabra de Dios para los valdenses es la única fuente de revelación, sin mediaciones eclesiásticas. Sin embargo, no discuten ni la Trinidad o el misterio de Cristo, ni la fe y el bautismo como medios de salvación y menos la centralidad de la Santa Cena, querida por Cristo como medio de comunión real con Él y entre los hermanos. Lo que sí debaten actualmente con la Iglesia católica es su papel en la salvación, la identidad y la función de sus pastores y ministros. La posición ecuménica de los valdenses está encaminada a «reconciliar las diversidades», a través de la intercomunión, que quiere decir participación de todos los bautizados, según las tradiciones de las propias iglesias, a la Mesa del Señor.

El diálogo entre católicos y valdenses es algo señalado como conveniente por ambas iglesias, sobre todo si se tiene en cuenta que Italia es el país donde perdura esta confesión desde su remoto nacimiento medieval y es la única confesión protestante por así decir autóctona. Se podría decir que estamos «condenados a entendernos» --dicen los valdenses--. En Italia son unos 30.000 y su presencia más fuerte, naturalmente, es el Piamonte, región fronteriza con el resto de Europa.

La organización de la Iglesia valdense sigue un modelo presbiteriano-sinodal. La dirección de las comunidades está confiada no a los obispos sino a consejos de presbíteros elegidos por los fieles. Desde 1975, han unido a la Iglesia Evangélica Metodista de Italia que cuenta con unos 5.000 miembros. La colaboración entre estas dos iglesias se traduce en una estructura administrativa común, llamada Mesa Valdense.

Hay un punto que, en los últimos meses, ha creado un problema entre valdenses y católicos: el tema de las indulgencias. Una asignatura pendiente en el camino hacia la comprensión mutua. Otros escollos se derivan de un artículo del «Enchiridion Indulgentiarum» que prevé la posibilidad, para los católicos que participen en celebraciones de la semana para la Unidad de los Cristianos, de recibir el don de la indulgencia plenaria.

Una interpretación que ha suscitado la protesta, tanto del moderador de la Mesa Valdense Gianni Rostan como del presidente de la Obra de las Iglesias Metodistas en Italia Valdo Benecchi y del Consistorio de la Iglesia Evangélica Luterana. Sin embargo agradecen la puntualización del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. En una carta, ha aclarado que «los servicios religiosos durante la Semana, así como todos los demás servicios ecuménicos que se están preparando y celebrando junto a cristianos de diversas confesiones, no tienen relación con la práctica de las indulgencias». «Una aclaración, un gesto que he apreciado mucho --comenta el pastor Paolo Ricca, profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad Valdense de Teología de Roma--, porque satisface un elemento esencial del diálogo ecuménico: la escucha del otro. Aunque permanece nuestra objeción de fondo a la práctica de la indulgencia que, según nosotros, evangélicos, hace sombra a la perfecta y total gratuidad del perdón, la Gracia de Dios».

«No es sólo la cuestión de las indulgencias la que crea malestar --indica el pastor Ricca--. El Jubileo está muy centrado en Roma, demasiado ligado a la imagen de la peregrinación hacia el corazón del catolicismo. Una postura que contrasta con nuestra visión de Iglesia y que nos parece excesivamente subrayado respecto a los contenidos fundamentales de la fe».

«De todas maneras --añade el pastor Ricca-- nuestro último Sínodo, en agosto pasado, dio a cada una de las comunidades la facultad de moverse libremente según las situaciones locales. También en el mundo católico existen matices diferentes de participación en el Jubileo».

Matrimonios mixtos
Una «Iglesia doméstica» unida podría considerarse como la antesala de la comunión entre las iglesias. Esta es la idea principal que subyace en el texto que se aplicará en los matrimonios mixtos entre católicos y valdenses-metodistas. Una comisión compuesta por representantes de las diversas confesiones lo acaba de redactar hace pocos días. El documento, que espera la confirmación de la Conferencia Episcopal Italiana y la Mesa Valdense, es le fruto de un largo trabajo, iniciado en 1989, que testimonia cómo a pesar de las dificultades sobre puntos concretos, la peregrinación ecuménica no se detiene.

Católicos y valdenses-metodistas habían firmado ya un texto común sobre este argumento en 1997. Sobre aquella base, se ha tratado de construir una pastoral común. Además de ofrecer una interpretación ecuménica de los cánones jurídicos, la Comisión afronta también temas como la preparación al matrimonio, su celebración litúrgica, el bautismo y la educación de los hijos y el compromiso de las dos comunidades al respecto.  


 

EL ESTADO DE ILLINOIS SUSPENDE LA PENA DE MUERTE:
DEMASIADOS ERRORES

Trece personas han sido condenadas injustamente

NUEVA YORK, 1 feb (ZENIT).- El gobernador del Estado de Illinois ha decidido suspender todas las ejecuciones capitales. La decisión de George Ryan tiene lugar tras constatar el elevado número de errores que ha cometido el sistema judicial en este Estado de la Unión Americana. No será introducida de nuevo hasta que una Comisión termine de estudiar cuáles han sido las causas de estos fallos.

Desde 1977 hasta nuestros días, Illinois ha puesto en libertad a 13 personas que habían sido condenadas injustamente a la pena de muerte. Este número es superior al de los detenidos ajusticiados en estos años. Un porcentaje tan elevado de errores judiciales ha suscitado necesariamente sospechas sobre la manera en que tienen lugar los procesos.

El caso más conocido tuvo lugar el año pasado, cuando un grupo de estudiantes de periodismo de la Universidad de Chicago logró la liberación de Anthony Porter tras comprobar su inocencia. Porter había pasado quince años de vida en la cárcel a causa de un delito que nunca cometió. Los muchachos le salvaron la vida cuando sólo quedaban dos días para su ejecución. Según los adversarios de la pena capital, el caso de Illinois no es único en Estados Unidos.

El gobernador Ryan ha dicho, sin embargo, que sigue creyendo en la pena de muerte y que tomará una decisión final después de haber escuchado las conclusiones de la Comisión que está investigando el caso.


 

UN INSTITUTO DE PSICOLOGIA INSPIRADO EN EL
HUMANISMO CRISTIANO

Recibe la posibilidad de ofrecer doctorados en Estados Unidos

WASHINGTON, 31 en (ZENIT).- Una nueva institución, dedicada a la formación de psicólogos en valores humanos y cristianos, recibió la aprobación oficial de parte del Consejo para la Educación Superior de Virginia para otorgar maestrías y doctorados. La sede del Institute for Psychological Sciences se encuentra en Crystal City, Virginia, cerca de Washington.

El representante del Consejo de Educación, que quedó particularmente impresionado por el Instituto comentó: «Este programa nos ha parecido excelente sobre el papel, y el comité encargado de visitar las instalaciones quedó asombrado con la calidad de la facultad, el compromiso de los estudiantes, el alto nivel de enseñanza que pudieron ver, y las facilidades. El Consejo procedió unánimemente a su aprobación».

La doctora Gladys Sweeney, directora ejecutiva del Instituto, explica que «La misión del Institute for the Psychological Sciences es promover la integración de la psicología con la visión católica de la persona humana, y de la dignidad humana, así como asistir a los profesionales en su formación intelectual y espiritual».

El Institute for the Psychological Sciences fue fundado por un grupo de profesionales de la salud mental que percibieron la necesidad de estudiar en profundidad la relación existente entre la psicología y la vida de fe. Originalmente comenzó como un instituto para posgraduados, y más adelante fue ampliándose al constatar la evidente necesidad de enfocar el trabajo hacia la preparación de profesionales cristianos en este sector.

La Dra. Sweeney constata la necesidad indispensable de que haya católicos que con su compromiso de fe y vida ofrezcan su contribución a la psicología: «Esta misión es muy apreciada por el corazón del Santo Padre. Una psicología basada en una auténtica antropología puede ayudar a curar realmente a la gente, porque está basada en la verdad, y la verdad nos hará libres».

Puede pedir mayor información en la dirección de correo electrónico ifpsusa@aol.com


 

CATOLICOS Y ANGLICANOS: DOS PASOS ADELANTE Y UNO ATRAS

El arzobispo de Canterbury abrió la Puerta Santa con el Papa

ROMA, 30 en (ZENIT).- Dentro de la serie de informaciones sobre las diversas iglesias cristianas, que Zenit viene realizando tras acabar la semana de oración por la unidad de los cristianos, ofrecemos hoy algunos datos de interés sobre la Iglesia de Inglaterra.

Como resultado de la disputa de Enrique VIII de Inglaterra con Roma, sobre su derecho a divorciarse de Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos de España y primera de sus seis esposas, el rey inglés se separó de la Iglesia Católica Romana en 1533 y fundó la Iglesia de Inglaterra también conocida como Iglesia Anglicana.

El Papa Clemente VII murió el 25 de septiembre de 1534, poco después de consumarse esta separación. El siguiente Papa, Pablo III, convocó el Concilio de Trento, que se abrió oficialmente el 15 de diciembre de 1545, con el objetivo de resanar las heridas de la unidad eclesial tras la Reforma luterana, cerrar el cisma de Occidente y organizar una acción común del pueblo cristiano para contener el poder de los turcos que presionaban a Europa desde el Este. El primer objetivo no se logró entonces y la reforma siguió adelante, en parte impulsada por los intereses políticos de los diversos gobernantes europeos.

Aunque Enrique VIII anuló el poder del Papa en Inglaterra y desmanteló la vida monacal en sus «Seis Artículos», publicados en 1539, también reafirmó la cristiandad católica tradicional.

Por su parte María I de Inglaterra, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, ocupó el trono a la muerte de su hermanastro Eduardo VI (1553), restableció la autoridad del Papa en Inglaterra, y un año después contrajo matrimonio con su sobrino, Felipe II de España. En la década de 1550, surgieron algunos elementos que buscaban una forma más pura de culto, a quienes llamó puritanos. Persiguió a los protestantes con la misma dureza que éstos luego, en la etapa del reinado de su hermanastra, Isabel I, persiguieron a los católicos. Por ello, es conocida por los ingleses con el sobrenombre popular de «Bloody Mary», María la Sanguinaria.

Por su parte, Isabel I Tudor, hija de Enrqiue VIII y Ana Bolena, subió al trono a la muerte de su hermanastra María, en 1558. Una de sus primeras medidas fue restablecer el protestantismo y dar una configuración oficial al anglicanismo. Se multiplicaron las conspiraciones de origen católico para derribarla del poder, que desembocaron en el encarcelamiento y posterior ejecución de María Estuardo, en 1587, católica y aspirante al trono.

En la actualidad, el anglicanismo y su contraparte norteamericana, el episcopalianismo, son las ramas protestantes más próximas en práctica y espíritu al catolicismo romano. El oficio dominical de la Eucaristía anglicana es muy similar al actual católico. Es relativamente frecuente el paso de una a otra confesión. Algo que se ha acentuado en los últimos años, en dirección católica, tras la debatida decisión anglicana de ordenar sacerdotes a mujeres. La Iglesia ha estudiado con mucha atención estas conversiones de anglicanos al catolicismo antes de admitirlas en su seno, atenta a no herir el diálogo con los anglicanos.

El 20 de enero pasado, Zenit publicaba una entrevista con el primado anglicano en la que expresaba su lectura del signo ecuménico de la apertura de la Puerta Santa en San Pablo y su emoción por haber participado en este acontecimiento profético. Pero hasta que sus manos han tocado la Puerta Santa, ambas iglesias han hecho un largo camino de diálogo ecuménico.

El dialogo al interior de la Comisión Anglicano-Católica, durante el pontificado de Pablo VI, en los años 70, dio importantes pasos en la clarificación mutua de las principales dificultades para la comunión. El primado de Pedro y la infalibilidad pontificia eran y son escollos importantes porque fueron también la causa de la separación querida por Enrique VIII. Los expertos de uno y otro lado veían entonces como un buen camino el trabajar en lo que nos une, en hacer gestos comunes y en orar juntos. Son signos que luego ha llevado adelante Juan Pablo II con gran determinación y, sin duda, con resistencias internas.

Entre los gestos significativos de ambas iglesias están: la audiencia de Pablo VI al líder de la Iglesia Anglicana y arzobispo de Canterbury, y el viaje de Juan Pablo II a Inglaterra, país en el que todavía la Reina es la cabeza de la Iglesia, una iglesia nacional que parece no poder afrontar los retos de la transformación de la propia monarquía inglesa, en la que el heredero ha expresado su deseo de una separación del poder temporal y del religioso.

La cuestión de autoridad
Una primera búsqueda de la unidad visible plena entre la Comunión Anglicana y la Iglesia Católica se inició hace treinta años en el histórico encuentro en Roma entre el arzobispo de Canterbury Ramsey y el Papa Pablo VI. La comisión para preparar el diálogo (ARCIC) reconoció, en su Relación de Malta de 1968, que una de las «tareas más importantes y urgentes» sería examinar la cuestión de la autoridad.

Cuando se publicó la Relación Final de ARCIC en 1981, la mitad de su contenido estaba dedicada al diálogo sobre la autoridad en la Iglesia, con dos declaraciones de acuerdo y una aclaración. Era una base importante en el camino hacia una mayor convergencia. Las respuestas oficiales en 1988 de la Conferencia de Lambeth, por parte de la Comunión Anglicana, y de la Iglesia Católica en 1991, animaron a seguir adelante. La ARCIC ofreció el 12 de mayo de 1999 una ulterior declaración de acuerdo titulada «El Don de la Autoridad» que es el tercer documento sobre el tema que hace público.

El actual arzobispo de Canterbury George Carey y Juan Pablo II declararon la necesidad de este trabajo sobre la autoridad cuando se reunieron en 1996: «Sin acuerdo en este área no habremos logrado la plena unidad visible a la que nos habíamos comprometido», manifestaron.

El documento concluye que una experiencia de primacía universal en la Iglesia confirmaría dos conclusiones particulares a las que ha llegado la comisión: La primera es «que los anglicanos están abiertos a y desean una recuperación y re-recepción, bajo ciertas condiciones claras, del ejercicio de la primacía universal del obispo de Roma; que los católicos están abiertos a y desean una re-recepción del ejercicio de la primacía por parte del obispo de Roma y al ofrecimiento de este ministerio a toda la Iglesia de Dios. La segunda indica que «cuando la real, pero imperfecta comunión entre nosotros se hace más visible, la red de unidad que está tejida de comunión con Dios y reconciliación con el otro, se extiende y fortalece. Así el "amén" que anglicanos y católicos dicen al único Señor, está más cerca de ser un "amén" dicho juntos por el único pueblo santo que da testimonio de la salvación de Dios y el amor reconciliador en un mundo roto».

Este documento ha sido considerado por el padre Timothy Galligan, encargado de este sector del Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos, como «el hecho más sobresaliente» de las relaciones entre católicos y anglicanos. En este documento, los anglicanos, sin entrar en detalles, reconocen el papel insustituible que desempeña el obispo de Roma para la comunión de todas las Iglesias cristianas. En este sentido, añade, los dos grandes obstáculos para el diálogo con los anglicanos en e estos momentos son la crisis interna de la misma Iglesia anglicana --la práctica religiosa prácticamente está desapareciendo-- y la reciente decisión de ordenar a mujeres sacerdotes.


 

AUMENTA LA PERSECUCION DE LOS CATOLICOS EN CHINA

Obispos y sacerdotes «desparecidos», niños excluidos de las escuelas...

HONG KONG, 31 en (ZENIT).- La persecución de los católicos en China está adquiriendo dimensiones espantosas. Lo denuncia la agencia de la Santa Sede «Fides» en un despacho en el que ofrece pruebas y nuevas revelaciones sobre la política de represión aplicada por las autoridades.

Decenas de sacerdotes de la Iglesia católica clandestina en China han sido secuestrados por la policía en los últimos meses; al menos seis obispos no reconocidos por el gobierno han «desaparecido» --algunos desde hace más de tres años otros desde hace algunos meses--. Todos ellos son sometidos a tremendas presiones para que pasen a la Asociación Patriótica, la «Iglesia» controlada por el régimen comunista.

Las familias de los cristianos clandestinos son sometidas también a medidas que atentan contra todos los derechos de la persona humana: sus hijos son excluidos de las escuelas y sus iglesias son destruidas.

Según explican personalidades de la Iglesia de Hong Kong a «Fides», el gobierno está aplicando directivas que forman parte del documento secreto de agosto en el que se promueve una estrategia para que la Iglesia patriótica absorba a la Iglesia que permanece fiel al Papa. En el peor de los casos, si el plan no funciona, se establece la total supresión de los católicos clandestinos.