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P I L I N A

María del Pilar Cimadevilla ("Pilina", para los familiares) sufrió la enfermedad de Hodgkin que hizo que a los diez años se apagara su breve existencia.

Hoy en proceso de canonización, su vida ha asombrado a cuantos han tenido noticia. Pilina fue una niña precoz en cuanto a la vida del espíritu. Mostró siempre una sensibilidad especial para lo religioso: rezaba frecuentemente y con una atención desusada para su edad, se recogía en la iglesia a menudo para orar y meditar, seguía prontamente cualquier indicación relativa al cultivos de la vida espiritual...

A los nueve años fue hospitalizada debido a una enfermedad dolorosa e irreversible. Al conocer la Unión de Enfermos Misioneros, se entusiasmó de tal modo con la idea de ofrecer sus sufrimientos por las misiones, que toda su vida se convirtió en un acto de entrega al Señor: no se quejaba de sus fuertes dolores, no solicitaba sino la ayuda indispensable, se preocupaba más de los demás que de ella misma...

La enfermedad maduró su alma de tal forma que causó asombro en cuantos la conocieron en el hospital.