SER CRISTIANOS

 

Dios es el único que de verdad

conoce nuestras necesidades.

 

 

 

* Sin duda os sorprenderéis si os digo que en pobrísimos barrios donde viven las Misioneras la Caridad y ejercen su labor, cuando se acercan a los habitantes que viven en chabolas, lo primero que éstos piden a las Hermanas no es pan ni ropas, aun cuando algunos de ellos, a veces muchos, se mueren de hambre y apenas tienes con qué cubrirse del frío. Les piden:

                —Hermanas, enséñennos la Palabra de Dios . La gente tiene hambre de Dios. Suspira por su Palabra.

 

* Si comprendemos verdaderamente la Eucaristía; si la convertimos en el tema central de nuestras vidas; si nos alimentamos con la Eucaristía, no tendremos dificultad alguna en descubrir a Cristo amarlo y servirlo en los pobres.

 

* La Eucaristía es algo más que recibir simplemente a Cristo.

                La Eucaristía sacia nuestra hambre.

                Cristo nos invita: «Venid a Mí. »

                Cristo tiene hambre de almas.

                En ninguna página del Evangelio se leen expresiones de rechazo por parte de Jesús.

                Más bien, en todas partes tropezamos con su invitación: «Venid a Mí. »

 

* La Misa es el alimento espiritual que me sustenta.

                Sin ella no lograría mantenerme en pie un día, ni siquiera una hora de mi vida.

                En la Misa, Jesús se nos presenta bajo las apariencias de pan, mientras que en los suburbios vemos a Cristo y lo tocamos en los cuerpos desgarrados, lo mismo que lo vemos y tocamos en los niños abandonados.

 

* Gandhi se sintió fascinado oyendo hablar de Cristo.

                Fueron los cristianos quienes le decepcionaron.

 

* Sólo en Calcuta, nosotras damos de comer al día a unas diez mil personas.

                Esto quiere decir que si un día no cocinamos, ese día diez mil personas se quedan sin comer.

                Un día, la Hermana encargada me vino a decir:

                —Madre, se nos han agotado las reservas. No tenemos nada que dar de comer a tanta gente.

                Me sentí muy sorprendida: era la primera vea que ocurría algo semejante.

                Hacia las nueve de la mañana llegó un camión abarrotado de barras de pan.

                Todos los días, el gobierno da a los niños de las escuelas pobres un trozo de pan y un vaso de leche.

                No sé por qué razón, las escuelas de la ciudad aquel día permanecieron cerradas.

                Todo el pan se destinó a las obras de la Madre Teresa.

                Ya veis: Dios había cerrado las escuelas porque no podía permitir que nuestras gentes se quedara sin comida.

                Fue la primera vez que pudieron comer pan buena calidad hasta saciarse por completo.

                El pan de cada día es una demostración más del amor de Dios.

 

* Un hombre, adicto a la religión hindú, acudió a nuestra Casa del Moribundo Abandonado de Kalighat en un momento en el que yo estaba ocupada curando las heridas de un enfermo.

                Me observó en silencio unos momentos.

                Después dijo:

                —Puesto que de ella saca fuerzas para realizar lo que usted realiza, no me cabe la menor duda de que su religión tiene que ser la verdadera.

 

* Cada uno de nosotros tenemos el deber de servir a Dios allí donde estamos llamados.

                Yo me siento llamada a servir a los individuos, a amar a cada ser humano.

                Mi tarea no es la de convertirme en juez severa de las instituciones.

                No me encuentro en condiciones de condenar a nadie.

                Jamás pienso en términos de multitudes, sino de seres individuales.

                Si yo pensara en términos de multitudes, jamás pondría manos a la obra.

                Yo creo en el contacto individual de persona a persona.

                Si otros están persuadidos de que Dios desea que transformen las estructuras sociales, ése es un asunto del que tienen que ocuparse ante Dios.

 

* Tengo la firme convicción de que, para ser cristianos, tenemos que asemejarnos a Cristo.

                Gandhi dijo en cierta ocasión que si los cristianos fuesen consecuentes con su fe ya no habría hindúes en la India.

                La gente espera de nosotros que seamos consecuentes con nuestra fe.

 

* Cristo se trocó en pan de vida.

                Convirtiéndose en pan, se puso por completo a nuestra disposición de manera que, tras alimentarnos con Él, tuviésemos la fuerza necesaria para entregarnos a los demás.

 

* ¡No busquéis a Dios fuera de lugar!

                No está allí, sino en vosotros.

                ¡Mantened siempre encendida vuestra lámpara y lo veréis siempre!

 

* Dios es un Padre que perdona.

                Su misericordia es mayor que nuestro pecado.

                Él perdonará nuestras faltas: decidamos no volver a cometerlas.

 

* A menudo, los cristianos se convierten en el mayor obstáculo para cuantos desean acercarse a Cristo.

                A menudo predicamos un Evangelio que no cumplimos.

                Ésta es la principal razón por la cual la gente del mundo no cree.

* La Iglesia es la misma hoy que ayer y que mañana.

                También los Apóstoles tuvieron miedo y desconfiaron, se sintieron abatidos y tuvieron sus fallos.

                A pesar de todo ello, Cristo no les reprendió.

                Se limitó a decirles: «¿Por qué teméis y por qué dejáis que la duda se adueñe de vuestros corazones?» (Lc. 24, 38).

                Tan amables palabras de Jesús resultan muy apropiadas para nuestros actuales temores.

 

* En una ocasión, un hombre de relevancia de mi país me preguntó:

                —Madre Teresa, usted me dice que reza por mí. Dígame la verdad: ¿no le gustaría que me hiciese cristiano?

                Yo le contesté:

                —Si una persona posee algo a lo que atribuye mucha importancia, es normal que dicha persona desee que sus amigos lo compartan. Yo estoy convencida de que la fe en Cristo es lo mejor de mundo que poseo. Me gustaría que todas las personas conociesen y amasen a Cristo, por lo menos tanto como lo conozco y amo yo misma. Es evidente que también desearía que usted lo conociese y amase. Pero la fe es un don de Dios, y Él lo concede a quienes elige.

 

* Delante de Dios no hay nada que sea pequeño.

                Todo lo que Él realiza es grande, porque lo que Él hace es infinito.

 

* No olvidemos que en el silencio del corazón es donde habla Dios, mientras que nosotros hablamos desde la plenitud de nuestros corazones.

 

* Todo ser humano siente nostalgia de Dios.

                Pero los cristianos disfrutan del tesoro de tenerlo entre ellos.

 

* Nuestras vidas han de ser tan transparentes que los demás puedan descubrir en ellas a Jesús.

 

* Con Dios no hay peros que valgan.

 

* Hoy en día, y una vez más, Jesús sigue viniendo entre los suyos y los suyos se resisten a darle acogida.

                Viene en los cuerpos maltrechos de los pobres.

                Viene incluso a través de los ricos sofocados por sus propias riquezas.

                Viene en la soledad de los corazones, cuando no hay quien lo ame.

                Jesús viene a ti y a mí.

                A menudo, demasiado a menudo, nosotros pasamos de largo y no lo acogemos.

 

* Nuestro abandono total en Dios significa estar total disposición del Padre, como lo estuvieron Jesús y María.

 

* Dios se nos ha entregado por completo.

                Pongámonos nosotros por completo a su disposición.

 

* La Eucaristía sobrepasa toda capacidad humana de comprensión.

                Hay que aceptarla con una fe y un amor profundos.

                Jesús ha querido dejarnos la Eucaristía para que no olvidásemos lo que Él ha venido a hacer y a revelarnos.

                ¿Seríamos capaces de imaginarnos lo que sería de nuestras vidas sin la Eucaristía?

 

* Además del silencio de la lengua existe también el silencio de los ojos, que nos permite ver a Dios

 

* No me queda tiempo para la complacencia.

                Es Dios quien lo ha hecho todo, no yo.

 

* Muchas veces los cristianos constituimos el mayor obstáculo para quienes buscan a                 Cristo.

 

* Nosotras ponemos nuestras manos, nuestros ojos y nuestros corazones a disposición de Cristo para que Él obre a través de nosotras.

 

* Cuando me entero del daño que hacen las malas lenguas, me acuerdo de Nuestro Señor, que invitó a los que acusaban a la mujer pecadora a arrojar la primera piedra si estaban libres de pecado.

                Todos sabemos lo que ocurrió: unos y otros se fueron, sabiendo que Jesús conocía sus pecados.

                Cuando hablamos sin caridad, en presencia o en ausencia de las personas, cuando murmuramos sobre las faltas de los demás, imaginemos que Cristo nos dice a nosotros: «Sólo si estás libre de pecado puedes arrojar la primera piedra.»

 

* Si fuésemos capaces de ver a Cristo en nuestra prójimo, ¿creéis que habría necesidad de armas y de generales?

 

* Ser felices con Dios significa:

                Amar como Él ama.

                Ayudar como Él ayuda.

                Dar como Él da.

                Servir como sirve Él.

 

* Tener confianza en Dios significa fiarnos de su omnipotencia, de su sabiduría y de su amor infinitos.

 

* Esto es Jesús para mí:

                El Verbo hecho carne.

                El Pan de Vida.

                La Víctima que se ofrece en la cruz por nuestros pecados.

                El Sacrificio que se ofrece en la Misa por los pecados del mundo y por los míos.

                La Palabra que ha de ser dicha.

                La Verdad que se ha de contar.

                El Camino que debemos seguir.

                La Luz que se debe encender.

                La Vida que se debe vivir.

                El Amor que debe ser amado.

                La Alegría que se debe compartir.

                El Sacrificio que se debe ofrecer.

                El Pan de Vida que se debe comer.

                El Hambriento a quien se debe alimentar.

                El Sediento cuya sed debemos saciar.

                El Desnudo a quien hay que vestir.

                El Desahuciado a quien se debe ofrecer alojamiento.

                El Enfermo a quien se debe curar.

                El Solitario a quien se debe amar.

                El Inesperado a quien se debe esperar.

                El Leproso cuyas llagas hay que lavar.

                El Mendigo a quien debemos sonreír.

                El Alcohólico a quien debemos escuchar.

                El Disminuido psíquico a quien debemos ofrecer protección.

                El Recién Nacido a quien debemos acoger.

                El Ciego a quien debemos guiar.

                El Mudo a quien debemos prestar nuestra voz.

                El Inválido a quien debemos ayudar a caminar.

                La Prostituta a quien debemos apartar del peligro y ofrecer nuestra ayuda.

                El Preso a quien debemos visitar.

                El Anciano a quien debemos servir.

 

* Jesús es mi Dios.

                Jesús es mi Esposo.

                Jesús es mi Vida.

                Jesús es mi único Amor.

                Jesús es mi Todo.

                Jesús es para mí lo Único.

 

* «Mi carne es verdadera comida y mi sangre e verdadera bebida. El que come mi carne y bebe sangre vive en mí y yo en él» (Jn. 6, 56).

                ¿Qué más podía hacer Jesús por mí que darme su carne como alimento?

                Ni siquiera Dios mismo podía hacer más y dar muestras de amor más grande por mí.

 

* Jesús tiene que decirte: «¡Tengo sed!»

                Escúchale pronunciar tu nombre.

                Y no una vez.

                ¡Todos los días!

 

* Jesús no preguntó a Saulo por qué perseguía a los cristianos, sino por qué le perseguía a Él.

 

* Jesús, ¿quieres mis manos para pasar este día ayudando a pobres y enfermos que lo necesitan?

                Señor, hoy te doy mis manos.

                Señor, ¿quieres mis pies para pasar este día visitando a aquellos que tienen necesidad de un amigo?

                Señor, hoy te doy mis pies.

                Señor, ¿quieres mi voz para pasar este día hablando con aquellos que necesitan palabras de amor?

                Señor, hoy te doy mi voz.

                Señor, ¿quieres mi corazón para pasar este día amando a cada hombre sólo porque es un hombre?

                Señor, hoy te doy mi corazó