TESIS 4. La Tradición de la revelación cristiana.

 

a. La tradición un fenómeno humano:

 

            El hecho de la tradición está presente en todas las religiones: ritos, mitos, doctrinas transmitidos de generación en generación. Antes de ser un fenómeno religioso, es un hecho humano, por medio del cual se forman las culturas y toma cuerpo la historia. El hombre, como ser histórico, mantiene recuerdo del pasado;   reconoce el presente como significativo para el futuro; y, al mismo tiempo, en la medida que valora el futuro, tiene interés por conservar el pasado. Transmitir es, por lo tanto, un acto vital. Lo que concuerda más con su etimología griega "paradosis" o acto de transmitir (entrega), que con su etimología latina "traditio", el contenido trasmitido.

 

b. La tradición de la revelación en la Iglesia:

 

            La tradición de la revelación en la Iglesia es una realidad viva y vivificante, transmisión de aquella vida que la Iglesia ha recibido del Padre, la cual cuida y de cual se alimenta: Cristo. El fundamento de toda tradición en la Iglesia es la entrega que hace el Padre de su Hijo, la  protoparadosis (cf. Rm 8,32).

            La tradición queda confirmada en la Escritura: El A.T. es la gran tradición judaísmo puesta por escrito (cf. Dt 26, 5- 11). El N.T. es la tradición que los apóstoles recibieron de Jesús y que trasmitieron a sus sucesores puesta por escrito (cf. 1 Co 10-11). La tradición que viene de Cristo, la Iglesia la trasmite en cada generación hasta la  Parusía. De ahí que haya que distinguirse entre:

 

1) Tradición divina o protoparadosis: La entrega del Hijo al mundo por amor a la humanidad (dimensión vertical de la tradición, Jn 3,15).

 

2) Tradición divino-apostólica: Jesús instituyó apóstoles (Mc 3,13) y después de su resurrección los envió a predicar, "aquello que os he enseñado hasta los confines del mundo" (dimensión horizontal de la tradición, Mt 28,16-20).

 

3) Tradición eclesial: Es la misma tradición apostólica que se prolonga en el ámbito de la Iglesia, a través de un proceso humano guiado por la asistencia del Espíritu Santo a quienes tienen la misión de enseñar en la Iglesia (Magisterio).

 

c. Problema de  Lutero:

 

            Propugna la Sola Escritura como única regla de fe, es decir, principio único de divina determinación existencial y, sin Tradición (y Magisterio) como contextos normativos de interpretación de la Escritura.. Todo lo demás son  tradiciones humanas. Aunque da valor a los 5 primeros siglos de tradición, considerada como incontaminada, pero a otro nivel que la Biblia. En realidad ello obedece a la incapacidad del reformador de discernir la Tradición ante el abuso de las "tradiciones" de la decadencia eclesial en que vivía.

 

d. Respuesta de Trento:

 

            El Evangelio es la norma de la fe, éste se recibe por la Escritura y por la Tradición, deben ser tratados ambos con igual piedad. Ya se balbucea lo que sólo en el Vaticano II se expondrá con la unicidad de la fuente de la revelación y dos formas según las cuales esta fuente se nos comunica: Escritura y Tradición. Trento acepta así la Tradición como dato esencial y normativo para la fe.

           

 

e. Vaticano II: Dei Verbum

 

            La DV enseña la unidad orgánica entre Escritura, Tradición e Iglesia en la transmisión de la Revelación (cf. DV 7 y 8).

 

 

 

ii. El Espíritu Santo es el dinamizador de la Tradición:

 

            La Tradición es dinámica, tiene un progreso, el se debe a la acción del Espíritu Santo (cf. DV 8). La Tradición es más que una comunicación oral, la revelación se trasmite en toda la vida de la Iglesia bajo el influjo del Espíritu: Liturgia, escritos, disciplina, etc. En este proceso distinguimos dos acciones propias del espíritu Santo:

 

1) Inspiración de la Escritura: en su confección el Espíritu actúa en los autores sagrados de modo que pongan por escrito, todo y sólo lo que Dios quiere.

 

2) Asistencia sobre toda la Iglesia para trasmitir la revelación íntegramente y sin error, particularmente sobre los pastores para interpretar con autoridad las Escrituras.

 

iii. Mutua relación entre Escritura y Tradición:

 

            DV 9, aludiendo a Trento (Dz 783), dice que tanto la Escritura como la Tradición son Palabra de Dios, pues están íntimamente vinculadas y trabadas. La Escritura ha nacido en la Tradición. Es la Tradición fijada en escritos inspirados por Dios. Nacida en el contexto de una Tradición viva, ésta la interpreta rectamente. Incluso la misma existencia de los libros inspirados la conocemos por Tradición.

            "Están íntimamente unidas y compenetradas pues provienen de una misma fuente, se unen al mismo caudal y corren hacia el mismo fin... la S.E. es la palabra de Dios en cuanto ha sido escrita por inspiración del Espíritu Santo. La Tradición recibe la palabra de Dios encomendada por Cristo y el E.S. a los apóstoles y la trasmite a sus sucesores.

 

iv. El Magisterio:

 

            El Magisterio es el oficio y servio de enseñar la palabra de Dios encargado por Cristo a sus apóstoles, el cual lo trasmiten a sus sucesores, los obispos.

           

1) Consiste en escuchar, custodiar y explicar el depósito perenne de la revelación y aplicarlo a las             realidades cambiantes de la historia.

           

2) Para ello tiene la misión de interpretar auténticamente la palabra de Dios oral o escrita.

           

3) Servicio que:

- Ejercita en nombre de Jesucristo.

- No está por sobre la palabra de Dios, sino a su servicio.

- Por lo que sólo puede enseñar lo que le ha sido trasmitido.

 

4) Está íntimamente unido y ligado a la Tradición y a la Escritura, de modo que ninguno puede existir   sin el otro.

 

 

 

 

 

5) Tipos de magisterio:

 

- Universal y local:

 

- Es universal el del Papa y el del colegio episcopal, es decir, los obispos de todo el mundo unidos con el Papa y bajo su autoridad, y nunca sin él (Concilio ecuménico u otra forma de magisterio colegial).

 

- Es local el de cada obispo en su diócesis o el de un grupo de obispos reunidos (Conferencias episcopales, Sínodos regionales, etc.)

 

- Ordinario y extraordinario:

 

- Es ordinario aquel magisterio universal o local que no pretende definir una verdad de fe.

 

- Es extraordinario aquel magisterio universal que define como divinamente revelada una verdad de fe o costumbres, ya sea en un Concilio Ecuménico u otro acto legítimo de magisterio colegial, ya sea el Papa enseñando "ex-cathedra", es decir, como pastor y doctor de la iglesia universal (Dz 1831).

 

6) El asentimiento al Magisterio:

 

            Los fieles deben aceptarlo con "religioso respeto" aunque no sea magisterio extraordinario. Hay apostasía cuando se abandona la fe, cisma cuando se separa de la iglesia en materia disciplinar, y herejía cuando contumasmente se profesa y enseña una doctrina errada o se rechaza una verdad de fe.

 

7) Verdades católicas o doctrinales en la Iglesia:

 

- Verdad de fe: Contenida en el depósito de la fe (Escritura y Tradición). Puede ser:

 

- Verdad de fe no definida por el magisterio universal extraordinario, pero que pertenece al depósito de la fe (ej. La resurrección de Jesús). La mayoría de las verdades de fe no han sido definidas, pues resultan evidentes para todos los creyentes.

 

- Verdad de fe definida: aquellas verdades pertenecientes al depósito de la revelación, que la Iglesia ha definido a través del magisterio universal extraordinario.

 

- Conclusiones teológicas: Verdades deducidas de dos premisas una verdad revelada y otra de razón natural (Ej. la colegialidad del colegio episcopal).

 

- Hechos dogmáticos: Hechos históricos no revelados que se haya en íntima conexión con una verdad revelada (Ej. Legitimidad de un papa o un concilio).

 

- Verdades de razón: No están reveladas pero la razón las afirma y se hayan en relación directa con las verdades reveladas (Ej. Si la misión de evangelizar debe prolongarse en el tiempo y en el espacio, y es de razón natural que los apóstoles debían morir, esa misma misión hubo de pasar a sus sucesores.

 

8) Grados de certidumbre teológica (de mayor a menor):

 

- De fe divina revelada: Directamente reveladas por Dios. Cuando el papa o el concilio ecuménico las proponen en una definición solemne, se las llama verdades de fe divina revelada (dogma). Un dogma es aquella verdad revelada por Dios y definida como tal por la Iglesia.

 

- Verdades católicas o doctrina de la Iglesia: Aquellas que ha fallado en forma definitiva por el Magisterio infalible de la Iglesia. Hay que admitirlas con el asentimiento de la fe que tiene únicamente apoyo en la Autoridad de la Iglesia (ej. Definición que la muerte es la separación del cuerpo y el alma).

 

- Verdad próxima a la fe: Considerada universalmente como revelada por los teólogos, pero que la Iglesia aún no la ha declarado en forma definitiva (ej. Mediación mariana de todas las gracias).

 

- Sentencia perteneciente a la fe o teológicamente cierta: Conclusiones teológicas de las verdades anteriores.

 

- Sentencia común: Doctrina sostenida generalmente por los teólogos aunque está en el campo de discusión de los teólogos (ej. Estado intermedio).

 

- Sentencia probable: Opiniones teológicas (ej. Monogenismo, poligenismo, etc.).

 

v. La función de los Padres de la Iglesia, de los teólogos y de los creyentes en general (sensus fidelium) como portadores de la Tradición:

 

            En el siglo XVI, Melchor Cano elaboró la teología de los "Lugares Teológicos", que vienen a ser las instancias objetivas de la Tradición, que permiten confirmar su certeza: Liturgia, Padres de la Iglesia, Magisterio, teólogos, el sentido de la fe y los signos de los tiempos. Hoy la teología los considera como  portadores de la Tradición, es decir, órganos por los cuales ella se expresa o canales para su transmisión:

 

a. Padres de la Iglesia: 

 

            Llamamos Padres de la Iglesia a la doctrina ortodoxa de Santos escritores de la antigüedad cristiana (ej. San Ignacio de Antioquía, San Agustín, San Basilio, etc.) y algunos escritos cuyo autor se desconoce (ej. Pastor de Hermas, etc.) o escritos ortodoxos de autores eclesiásticos no santos (ej. Tertuliano, Orígenes, etc.). Todos ellos tienen un puesto muy importante por su cercanía con los apóstoles. Colocaron los fundamentos de la fe, el culto y la disciplina. De ahí que sea de primerísima importancia el consenso de los padres como criterio para mostrar que una doctrina o sentencia es conforme a la fe revelada.

 

b. Teólogos:  

           

            Los teólogos tienen un servicio en la Iglesia, que consiste en la reflexión sobre la fe sobre la base ya gestada por los Padres de la iglesia. Es a la vez, un servicio de ayuda a que la fe sea comprendida en cada tiempo y testimonio de esta comprensión. Ayudan, así, en el crecimiento de la Tradición, sobre todo a los pastores de la Iglesia, quienes detentan la misión de enseñar en nombre de Cristo.

 

c. Sensus fidelium: 

 

            La Iglesia en su totalidad no puede errar en su fe, pues Cristo la ha dotado de infabilidad para creer, que se expresa en una especie de sentido de la fe. Consiste en aquel don del Espíritu santo, que priva del error a la Iglesia cuando una verdad es profesada por todo el Pueblo de Dios, desde el Papa hasta el último de los cristianos. Es como en ella resuena la Tradición universal de la Iglesia, fruto de la presencia del Espíritu Santo.

 

vi. La Tradición y las tradiciones:

 

                Una cosa es la palabra de Dios trasmitida en forma oral, es decir, "la Tradición", y otra las diversas maneras en que ésta es trasmitida según las distintas culturas, es decir, las "tradiciones". Un ejemplo claro son las tradiciones oriental y occidental. Es importante discernir en ellas lo esencial (Tradición viva de la Iglesia) de su ropaje cultural, filosófico e histórico. Mientras lo primero es inmutable, lo segundo es mutable, requiere de interpretaciones y admite matizaciones.

                       

vii. Evolución de los dogmas:

           

1) Dogma es aquella verdad revelada por Dios y definida como tal por el Magisterio de la Iglesia, a través de una declaración humanas auténticas, autoritativas e infalibles.

 

2) En todo dogma hay una tensión entre sus dos polos: inmutabilidad o fidelidad de su contenido revelado y evolución o profundización de su formulación humana e histórica.

 

3) La tensión se resuelve sólo si se comprende la revelación dinámicamente. Un proceso en que el Espíritu Santo es el protagonista (cf. DV 8), principio dinamizador. "El dogma es como un niño que crece pero que es siempre el mismo" (S. Vicente de Lerins).

           

4) La misión doctrinal de la Iglesia es explicitar el depósito de la fe que además custodia y venera, es decir, hacerlo accesible a los hombres en un lenguaje que sean capaces de entender (inculturización). En este proceso muchas veces se dan problemas y expresiones equívocas (errores), que luego se traducen en herejías y cismas. Ello exige de parte del Magisterio la formulación de dogmas que fijen aquello que está divinamente revelado o se desprende de la revelación para remediar estas situaciones. Ello no quiere decir que esas definiciones no requieran ser explicadas y profundizadas, sitúandolas en su contexto histórico.

           

5) Por otro lado, los dogmas son como ventanas que permiten mirar lejos e ir profundizando y desplegando la verdad revelada, de modo que, se produce realmente una evolución dogmática. No porque se cambie o aumente el depósito de la fe, sino porque crece su comprensión y su aplicación a las distintas situaciones y fenómenos históricos nuevos.