Artículo III
Jesucristo entregó a los apóstoles una potestad social

 

TESIS 3. Jesucristo entregó a los Apóstoles la potestad de gobernar, de enseñar y de santificar, a la cual potestad obligo a que se sometieran los hombres: luego Jesucristo es el fundador de la sociedad jerárquica, a la cual denominó con el nombre de Iglesia.

 

118. Nexo. En la tesis anterior hemos probado que Jesucristo confió a los Apóstoles su divina Legación o Misión a fin de que fuera esta continuada ministerialmente. Preguntarnos ahora, que nos dicen las fuentes acerca de los poderes, que se entienden fueron concebidos bajo esta Legación que les fue confiada a los Apóstoles, y qué obligaciones tienen a causa de esto los hombres.

 

119. Nociones. POTESTAD es una fuerza moral, la cual se considera que es fuente de facultades, de derechos y de obligaciones entre los hombres.

 

POTESTAD DE GOBERNAR es el derecho de dirigir y de obligar a los miembros de alguna comunidad humana, en orden a que contribuyan a un fin común.

 

POTESTAD DE ENSEÑAR es el derecho de transmitir alguna doctrina de forma que estén obligados a aceptarla aquéllos a los que se les transmite.

 

POTESTAD DE SANTIFICAR es el derecho de consagrar a Dios o de unir a otros con Dios, mediante algún rito religioso, prescrito por Dios bien inmediata bien mediatamente.

 

120. SOCIEDAD es la unión moral y estable de muchos que contribuyen con sus acciones al bien común bajo una autoridad social.

 

Autoridad social es una fuerza moral de obligar a los miembros de la sociedad en orden a la unión entre ellos y a la contribución a un fin común.

 

La índole de la sociedad puede ser varia por razón del sujeto que posee la autoridad: jerárquica o democrática, monárquica, aristocrática, oligárquica, teocrática, patriarcal, etc.

 

Todas estas denominaciones, en virtud del vocablo mismo, significan diversas formas de gobierno, las cuales son especificadas por el sujeto que posee la autoridad suprema.

 

121. Monarquía (monos-argé (en griego) = mando de uno solo) es aquella sociedad en la cual la potestad suprema está en manos de una sola persona física.

 

Democrática (demos-kratos (en griego) = mando del pueblo) es aquella sociedad, en la cual es el pueblo el que tiene la autoridad suprema.

 

Del mismo modo pueden definirse todas las otras formas de gobierno. De donde: será JERÁRQUICA (ierá-argé (en griego) = mando sagrado) aquella sociedad, en la que la autoridad suprema es poseída por una persona sagrada.

 

Se llama sagrada la persona que posee la autoridad en una sociedad jerárquica, principalmente porque ha sido designada bien inmediata bien mediatamente de un modo positivo por Dios en orden a un cargo que ha sido instituido incluso positivamente por Dios. Saúl fue designado por Dios, pero no para un cargo sagrado (1° Samuel 10,1)

 

122. En verdad toda potestad social proviene de Dios, según la expresión de San Pablo: no hay potestad que no provenga de Dios (Romanos 13,1). Sin embargo la designación del sujeto que posee la autoridad puede provenir o bien de Dios o bien de los miembros de la sociedad. Cuando Dios designa positivamente al sujeto que tiene la potestad, entonces la persona bien física bien moral designada por Dios es verdaderamente ministro de Dios y con toda razón debe llamarse sagrada, en cuanto que esta positivamente dedicada a tal cargo por designación divina.

 

En virtud de esta designación divina el sujeto de la potestad alcanza como propios unos derechos, de los cuales carecen los otros miembros de la sociedad; y de aquí proviene la desigualdad jerárquica, que debe ser explicada según los Padres del Concilio Vaticano I, "no solamente porque unos de entre los fieles son clérigos y otros laicos, sino sobre todo porque en la Iglesia hay una potestad instituida por Dios, con la cual potestad unos están dotados y otros en cambio están destituidos de ella".

 

En la participación de la potestad puede darse diversidad de grados; de donde tienen su origen los grados jerárquicos. Esta variedad de grados jerárquicos recibe también el nombre, sobre todo entre los juristas, de jerarquía sagrada (CIC can. 108s).

 

123. De la historia del tema. 1) Negaron que haya sido instituida por Dios la constitución jerárquica de la Iglesia:

 

a) TERTULIANO, después de haberse pasado al montanismo, al afirmar: "Solamente el Paráclito será llamado Maestro por Jesucristo", y de ahí que quien posee la autoridad es "la Iglesia del Espíritu mediante un hombre espiritual, no la Iglesia en cuanto numero de Obispos"; esta idea de Tertuliano la desarrolló de modo sistemático, al finalizar el siglo XII, SPERONI, rechazando todos los poderes visibles de los Sacerdotes y excluyendo todo orden jerárquico de la comunidad cristiana; por otra parte los precursores de los protestantes WICLEFF y HUS atribuyen los poderes eclesiásticos solamente a los predestinados o a los santos (D 584 588 595 627 632 638 656 672);

 

b) Los protestantes, los cuales afirmando que la Iglesia es el conjunto de los santos o de los predestinados, deducen que Jesucristo no dio a la Iglesia ninguna forma social determinada, sino que son elegidos libremente por la comunidad de los fieles en orden al escueto ministerio de la predicación y al culto sagrado algunos, a los cuales por ello se les denomina clérigos (D 961);

 

c) MARSILIO PATAVINO, el cual pretende derivar enteramente la potestad eclesiástica de la autoridad civil del Rey o del Emperador (D 495-499); véase MIRBT, Quellen, 378,380. En cambio RICHER, los Galicanos más rígidos y los Pistorienses, defienden que Jesucristo entregó toda la autoridad a la comunidad de los fieles, de la cual pasa a los pastores la potestad del ministerio eclesiástico y de gobierno (D 1502 1503);

 

d) Los juristas protestantes, como PUFENDORF, BOEHMER y JURIEU, cuyas teorías pretendía condenar el Concilio Vaticano 1, cuando preparaba una definición acerca de la Iglesia como sociedad jerárquica instituida por Dios. Estos enseñaban que la Iglesia es "una sociedad igualitaria" y que en ella "la potestad de las llaves había sido otorgada al pueblo fiel".

 

124. 2) El hecho de que la forma social misma de la Iglesia haya sido instituida positivamente por Jesucristo, lo niegan los Racionalistas críticos más recientes, los cuales coinciden en afirmar que de Jesucristo procede solamente aquella fe individual en Jesús o la piedad respecto a Dios Padre, que sentían los fieles; pero de ningún modo el orden social y jerárquico de la Iglesia. Haciendo uso de un método histórico-crítico indagan cronológicamente en las fuentes, comenzando por las epístolas de San Pablo a los Tesalonicenses y a los Corintios, y a partir de aquí pretenden explicar de distintas formas un origen meramente natural de la constitución social de la Iglesia:

 

125. a) Los evolucionistas (Baur, Schleiermacher, Ritschl, Lighfoot, Weizsaecker) dicen que los fieles guiados por una tendencia natural humana a formar asociaciones, fundaron comunidades autónomas, las cuales después por causas internas se desarrollaron espontáneamente en iglesias particulares, al principio gobernadas colegialmente por presbíteros, y después monárquicamente por obispos. Ahora bien, de la confederación de las iglesias particulares nació por fin la Iglesia universal de Jesucristo.

 

126. b) Los eclécticos distinguen en la Iglesia una doble organización, y en concreto Harch distingue una organización presbiteral democrática y otra episcopal monárquica, la primera de las cuales, dice él, la adquirieron de los judíos y en cambio la segunda de los helenistas. Harnack por su parte elucubró una organización jurídica meramente humana, de Obispos, Presbíteros y Diáconos, que había sido tomada de algún elemento externo, con la cual organización se administraban las iglesias particulares, y otra organización en cambio religiosa, de Apóstoles, Profetas y Doctores, que no quedaba circunscrita a ningún territorio concreto, la primera de las cuales absorbió a la segunda ya al comienzo del siglo segundo. Esto mismo sostiene en nuestros días Goguel. Véase la Didajé 11,1-10; 12,1-2; 13,1-4; 15,1-2: R 9.

 

127. c) Los carismáticos (Sohm) sostienen que el derecho eclesiástico es la negación de la Iglesia misma de Jesucristo; pues la Iglesia, dicen ellos, es una simple asamblea de fieles en orden a realizar la oración de acción de gracias, bajo la dirección de Dios mismo mediante aquellos, a los que comunicaba Dios los carismas de profecía o de doctrina (1§ Corintios 14). Ahora bien cuando ya faltaban estos carismáticos, suplían el puesto de ellos los que señalados por el Espíritu mediante los profetas, eran designados por los ancianos para esta función y recibían el nombre de Obispos. El orden jurídico fue introducido por primera vez por la Iglesia Romana cuando los Obispos fueron dotados del derecho inamovible en la 1ª Epístola de Clemente a los Corintios, 44,1, a finales del siglo primero. E. Brunner afirma absolutamente el principio de contradicción a todo derecho establecido por Sohm, y niega por tanto el que puedan darse en la Iglesia cargos estables instituidos por Jesucristo, y solo admite el simple servicio de los carismáticos establecido por Dios, cuyas funciones puedan ejercer igualmente todos los miembros de la comunidad cristiana. De modo semejante Campenhausen sostiene que los Apóstoles fueron simples plenipotenciarios de Jesucristo en orden a llevar a ejecución las facultades espirituales de Jesucristo, que les hablan sido personalmente confiadas; sin embargo niega que Jesucristo haya instituido cargos propiamente tales que debían transmitirse sucesivamente.

 

d) Los Congregacionistas, como Barth, el cual sostiene "que la Iglesia no es algo distinto de una Congregación viviente de Nuestro Señor Jesucristo viviente, la cual existe en tanto en cuanto deriva su propia vida de la acción de su Señor que vive. Por consiguiente la Iglesia no es una comunidad, ni una asamblea de creyentes en Jesucristo, ni un órgano que los representa bajo una forma monárquica, aristocrática o democrática; sino que es una simple coincidencia, en sentido de que dos o tres se congregan en el nombre de Jesucristo (San Mateo 18,20). El Gobierno de la Congregación viviente pertenece exclusivamente al Señor de la misma que vive. No se dan otros cargos eclesiásticos, sino un simple servicio que ejercen de manera indiscriminada y del cual son responsables en conjunto los miembros de la Congregación, de manera que queda excluida absolutamente toda constitución Jerárquica. La distribución de servicios, admitida de hecho, tiene como único fundamento la variedad de los dones dados por el Espíritu Santo". Bultmann se opone todavía más radicalmente, porque destituye al cristianismo de casi toda objetividad e historicidad y reduce la vida cristiana a un simple suceso "existencial" de la actuación divina en el acto mismo de la fe del creyente; de donde excluye inicialmente la posibilidad misma de cualquier institución cristiana de índole permanente.

 

e) Algunos Orientales disidentes actuales defienden una concepción antijurídica de la Iglesia, verbigracia Afanassieff y Schmemann, los cuales admiten solamente que Dios ha dispuesto la potestad de Orden (de los Obispos, Presbíteros y Diáconos) instituida principalmente para el ministerio de la Eucaristía. De ahí que la existencia de una Iglesia particular y la unidad resultan de la unión de la caridad de los fieles con el Obispo en la celebración eucarística. En cambio la unidad de todas las Iglesias proviene espontáneamente del amor mutuo y de la concordia libre de todos entre sí y con aquella Iglesia particular, que sobresale por prerrogativa divina en el testimonio de la verdad y está al frente en el amor de la fraternidad; y de tal modo ejerce de hecho una cierta preeminencia exclusivamente de dirección. Y afirman que la constitución jurídica de la Iglesia fue adquirida del derecho humano de los Romanos y que fue introducida primeramente por San Cipriano a mediados del siglo tercero; y dicen que se desarrolló posteriormente, sin duda de un modo imperfecto en las Autocefalías del Oriente, y de un modo perfecto en el sistema papal del Occidente, el cual es muy conforme con la constitución jurídica, la cual por su naturaleza lleva a subordinar a todos a un mando supremo de una sola persona.

 

128. Doctrina de la Iglesia. 1) El hecho de que Jesucristo instituyó la Iglesia como sociedad lo enseñó implícitamente el Concilio Vaticano I (D 1821) y el mismo Concilio lo definió (D 1822s). En la definición del Concilio Vaticano I falta el vocablo sociedad, puesto que trata acerca del Primado y no pudo terminarse y promulgarse la parte acerca de la Iglesia, la cual se estaba preparando para una definición. LEÓN XIII "Satis cognitum" (D 1959), PÍO X "Laméntabili" (D 2052), enseñan explícitamente que la Iglesia fue instituida como sociedad por Jesucristo. Pío X (D 2145) pone de relieve que Jesucristo llevó a cabo "próxima y directamente" la institución de la Iglesia como sociedad.

 

De igual modo PÍO XII dice: "La Iglesia debe ser considerada como una sociedad perfecta en su clase..." En efecto "el divino Redentor decidió constituir la comunidad de hombres fundada por Él como una sociedad perfecta en su clase, y dotada de toda clase de derechos y elementos sociales" ("Mystici Corporis":AAS 35,222ss). Y en el Concilio Vaticano I se estaba preparando esta definición clara: Esquema I sobre la Iglesia, cn. 1: "Si alguno dijere que la Religión de Jesucristo no existe y se manifiesta en ninguna sociedad especial fundada por Jesucristo mismo..., sea anatema". cn. 3: "Si alguno dijere que la Iglesia de las promesas divinas no es una sociedad externa y visible..., sea anatema"; cn. 10: "Si alguno dijere que la Iglesia no es una sociedad perfecta... sea anatema". En el Esquema II, cn. 1 y 13, se proponía la misma doctrina.

 

129. 2) LEON XIII en la Encíclica "Satis cognitum" (D 19575) enseña que en la Iglesia se da una triple potestad, establecida positivamente por Jesucristo, a la cual los hombres deben someterse. PÍO XII en la Encíclica "Mystici Corporis", enseña: "Pues Jesucristo mismo, durante su vida en esta tierra... comunicó a los Apóstoles y a sus sucesores una triple potestad; a saber la de enseñar, la de gobernar, y la de conducir a los hombres a la santidad; y estableció como ley primera de toda la Iglesia esta potestad determinada ciertamente con unos preceptos, derechos y deberes" (AAS 35,209). Así pues es doctrina católica de fe divina, prescindiendo de la cuestión ulterior acerca de si la potestad de enseñar se diferencia específicamente de la potestad de gobernar, y en caso afirmativo, de qué modo se diferencia.

 

130. 3) El que la Iglesia ha sido instituida como sociedad no democrática, sino jerárquica, lo definen en contra de los Pistorienses PIO VI (D 1502); en contra de los Protestantes el Concilio Tridentino (D 960 966); en contra de los Modernistas PIO X (D 2091 2145, 32); en contra de los restantes adversarios el Concilio Vaticano I (D 1827s). Luego puede decirse de fe definida.

 

Además podemos citar los Esquemas del Vaticano I acerca de la Iglesia: Esquema I, canon 11: "Si alguno dijere que la Iglesia instituida por Dios es a manera de una sociedad de iguales; y que los Obispos tienen ciertamente un cargo y un ministerio, pero que no tienen propiamente una potestad de gobierno, que les competa por ordenación divina.., sea anatema". El Esquema II, canon 3: "Si alguno negare que en la Iglesia ha sido constituida por ordenación divina la Jerarquía... con potestad de orden y de jurisdicción..., sea anatema". Podemos leer la Alocución de Pío XII titulada "Dacche piacque": AAS 37 (1945) 259-261.

 

131. Valor dogmático. 1) Es de fe implícitamente definida que Jesucristo instituyó la Iglesia como sociedad; 2) Es doctrina católica de fe divina que se da en la Iglesia una triple potestad; 3) La Jerarquía es de fe definida.

 

Estado de la cuestión. Puesto que la institución divina de la Iglesia es un hecho, hay que investigar históricamente qué es lo que en realidad hizo Jesucristo (D 1954). Ahora bien según las fuentes la demostración se reduce a lo siguiente: Jesucristo en la comunidad de los discípulos que Él había formado instituyó inmediatamente una autoridad, cuyo sujeto determinó Él mismo; e impuso a los hombres el que se sometieran a tal potestad. Luego según las nociones instituyó inmediatamente una sociedad jerárquica.

 

132. Prueba. I. Jesucristo entregó a los Apóstoles la potestad de enseñar, de santificar y de gobernar.

 

1) En general: Jesucristo entrego a los Após­toles su Legación o Misión mesiánica; es así que la Legación o Misión de Jesucristo llevaba consigo la potestad proféti­ca, sacerdotal y real; luego Jesucristo entregó a los Apóstoles la potestad de enseñar, de santificar y de gobernar.

 

La Mayor consta por la tesis anterior. La Menor ha sido probada en el tratado acerca de Jesucristo Legado divino. Podemos ver el texto de los Salmos 2,6-8; y también en los Salmos 109,4; Deuteronomio 18,18-19. La Conclusión es manifiesta.

 

133. 2) En concreto: a) La   triple potestad, según San Mateo 28,18: (en griego) (ver texto) maceteusate baptisontes didaskontes terein: haced discípulos -bautizad- enseñad a observar. Teniendo en cuenta la significación de discípulo en los Evangelios, y también teniendo en cuenta el mandato que se encierra en el tercer miembro, a saber de instruirlos acerca del modo de observar los mandamientos dados por Jesucristo, con todo derecho debe entenderse el texto citado, no solo acerca de la potestad de enseñar y de santificar, sino también acerca de la potestad de gobernar, según explica de modo muy atinado este texto San Jerónimo, al decir: "mandó a sus Apóstoles que en primer lugar enseñaran a todas las gentes, después que les bautizaran con el sacramento de la fe, y a continuación de la fe y del bautismo, que les ordenaran qué es lo que debían practicar".[1]

 

134. b) La potestad de enseñar: San Mateo 10,7.27: predicad sobre los terrados; San Marcos 3,14; 16,15; predicad el Evangelio a toda creatura.

 

c) La potestad de santificar: por el bautismo San Juan 3,5; por la Eucaristía San Juan 6,52.54; San Lucas 22,19; la Corintios 11,24; por la penitencia San Juan 20,22.

 

d) La potestad de gobernar: San Mateo 18,18: todo lo que atareis en la tierra, será atado también en el cielo: y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado también en el cielo. Estas palabras están dirigidas a los Apóstoles, según está claro por el texto de San Marcos 9,33ss. En estas palabras se trata acerca de una potestad social, puesto que el capítulo 18 entero versa acerca de esta potestad social. En efecto a lo largo de todo este capítulo se habla de la función pastoral: versículos 1-14, del modo de atraer los hombres a la Iglesia y de inscribirlos en el número de los fieles; versículos 15-20, del modo de corregir y de castigar a los fieles que han delinquido; versículos 21-35, del modo de recibir misericordiosamente a los penitentes.

 

135. Las palabras mismas atar-desatar se emplean ciertamente en un sentido material (San Mateo 21,2), sin embargo también responden a las palabras arameas (ver texto) las cuales si se emplean en contraposición y se refieren a los hombres, significan el hecho de imponer o de quitar un vinculo jurídico o social. También en este sentido se emplean en los Evangelios: San Mateo 5,17 no he venido a quebrantar la ley; San Juan 5,18 quebrantaba el sábado.

 

Así pues en San Mateo 18,18 las palabras atar-desatar significan una verdadera potestad social, y ciertamente dotada de tan gran amplitud que esta potestad se extiende a todas las cosas (quaecumque), y de tan gran poder que sus decretos queden ratificados por Dios mismo: serán atadas-desatadas en el cielo; no obstante esta potestad los autores la interpretan de un doble modo: unos la interpretan acerca de la autoridad legislativa de prohibir o permitir directamente algo; otros en cambio acerca de la autoridad doctrinal de declarar según la ley que algo está prohibido o permitido; es así que en ambas interpretaciones las palabras de las que tratamos conllevan la potestad de gobernar; luego mediante las palabras de San Mateo 18,18 Jesucristo entregó a los Apóstoles la potestad de gobernar.

 

La Mayor, se prueba examinando los comentarios de los exegetas respecto a los textos de San Mateo 16,19; 18,18.

 

Están de acuerdo en esto con los católicos, los críticos, como Strack-Billerbeck y Buechsel en Kittel: "En las palabras (en griego) deein y liein (San Mateo 16,19; 18,18) están latentes sin lugar a duda alguna las palabras arameas de los rabinos hasar y chera. La significación corriente de esta expresión rabínica es también sin duda alguna la siguiente: declarar con juicio doctrinal algo como prohibido o permitido, o lo que es lo mismo imponer o quitar alguna obligación. Además, según el texto de San Mateo 18,17 y según la interpretación prácticamente unánime de los Padres, significa también en concreto excomulgar o quitar la excomunión, esto es excluir de la comunidad o admitir de nuevo dentro      de ella". Strack (p. 739-741) cita muchos ejemplos del uso rabínico, como el siguiente: "El Rabí Jeconías, hacia el año 70, antes de sus lecturas oraba así: Que te sea grato Yahveh, Dios mío y Dios de mis Padres, el que nunca nos suceda ni a mis compañeros ni a mi el que nos atrevamos a prohibir (atar = deein (en griego)) lo que está permitido (desatado = lelimenon (en griego)) o por el contrario a permitir (desatar = liein (en griego)) lo que esta prohibido (atado = dedemenon (en griego))".

 

136. Se prueba la menor. En efecto en la primera interpretación las palabras significan de modo evidente la potestad de regir, que puede reducirse a prohibir o permitir con autoridad algo a los hombres. Y en la    segunda interpretación las palabras significan la autoridad de decidir acerca de la licitud de las acciones humanas, según la ley de Jesucristo, que recibieron los Apóstoles entregada por Él. Ahora bien esta decisión dotada de autoridad acerca de la licitud, puesto que es ratificada por Dios mismo, es en realidad suprema y absolutamente "sui iuris" y no tiene en la tierra ninguna por encima de ella. Luego supone necesariamente una verdadera potestad social en orden a decidir "cualquier cosa que sea", según la ley entregada por Jesucristo.

 

137. II. Jesucristo obligó a los hombres a que se sometieran a la potestad dada a los Apóstoles:

 

San Marcos 16,16 el que creyere se salvará, en cambio el que no creyere se condenará; luego hay que prestar el asentimiento, jugándonos en ello la salvación, a la doctrina, que han predicado los Apóstoles.

 

San Mateo 10,32 : el que me confiese Yo también le confesaré a él: y al que me negare Yo también le negaré. San Mateo 10,40 el que a vosotros os recibe, a Mí me recibe, y el que me recibe a Mi, recibe a aquel que me ha enviado. Véase San Juan 13,20.

 

San Lucas 10,16: el que a vosotros os escucha a Mí me escucha, y el que a vosotros os desprecia a Mí me desprecia.

 

De donde III. Es fundador de una sociedad jerárquica.

 

Por todo lo anteriormente dicho nos consta que Jesucristo instituyó inmediatamente en la comunidad de sus discípulos una autoridad social, y que designó el sujeto de esta autoridad en la persona de los Apóstoles, y que obligó a los hombres a someterse a los Apóstoles. Luego instituyó inmediatamente una sociedad jerárquica que obliga a todos los hombres.

 

138. Confirmación de esto por el modo de obrar de los Apóstoles.

 

a) Los Apóstoles reclaman para sí y ejercen la potestad recibida de Jesucristo de enseñar, de santificar y de gobernar, y confirman esta potestad con milagros; luego en realidad habían recibido esta potestad de Jesucristo.

 

Prueba del antecedente 1) en general: a) por los Hechos de los Apóstoles. En el capitulo 1º versículo 12 de los Hechos de los Apóstoles aparece la narración del ejercicio de la triple potestad de los Doce Apóstoles y de los milagros con los que Dios confirma esta potestad apostólica. Y en el capítulo 13 versículo 28 de este mismo-libro de los Hechos de los Apóstoles vemos la narración del ejercicio de la potestad y de los milagros de San Pablo.

 

b) Por las Epístolas de San Pablo, las cuales tratan acerca del ministerio de San Pablo de enseñar, de santificar y de gobernar las Iglesias y también de los milagros, con los que Dios confirmaba el Apostolado de San Pablo.

 

Se prueba el Antecedente 2) en concreto: los Apóstoles reivindican para ellos y ejercen.

 

a) la potestad de enseñar: Los Doce Apóstoles: San Marcos 16,19-20; Hechos de los Apóstoles 5,12-42; San Pablo: Romanos 1,1-15; 10,8-15; 15,16-19;

 

b) la potestad de santificar: Los Doce Apóstoles: Hechos de los Apóstoles 2,14.37-42; San Pablo: 2ª Corintios 5,17-21; 12,12;

 

c) la potestad de gobernar: Los Doce Apóstoles: la potestad legislativa, Hechos de los Apóstoles 15,2-16,5; la potestad judicial, Hechos de los Apóstoles 5,1-11; San Pablo: la potestad legislativa, 1ª Corintios 11,2.17-34; la potestad judicial, 11 Corintios 5,1-13; la potestad ejecutiva, 2ª Corintios 13,1-4,10.

 

139. B. Las potestades de los Apóstoles solamente son otorgadas de forma jerárquica y son ejercidas exclusivamente por los jerarcas; luego el orden jerárquico de la Iglesia hay que atribuirlo a Jesucristo fundador de la misma.

 

a) Son otorgadas de forma jerárquica: Al designar el sucesor de Judas (Hechos de los Apóstoles 1,16-26); al constituir, reconocer y confirmar el Apostolado de San Pablo (Gálatas 1,1.12.18; 2,2.7-9); al designar los presbíteros de las Iglesias (Hechos de los Apóstoles 14,23); al ordenar a los Diáconos (Hechos de los Apóstoles 6,1-6).

 

b) Son ejercidas por los jerarcas: Al reunir y gobernar la comunidad primitiva (Hechos de los Apóstoles 2,37-43); al constituir o confirmar a las otras Iglesias de Samaria (Hechos de los Apóstoles 8,2-25) y de Antioquía (Hechos de los Apóstoles 11,20-26); en la vigilancia sobre las Iglesias que habían sido constituidas (Hechos de los Apóstoles 9,31; 15,36); al admitir a la Iglesia a los gentiles (Hechos de los Apóstoles 10,1-48; véase 1,8); al decidir la cuestión sumamente delicada de los judaizantes (Hechos de los Apóstoles 15,1-31).

 

140. Se confirma el aserto en contra de los Protestantes:

 

A partir del siglo primero de la Iglesia hasta el siglo XVI, todos los cristianos sin dejar lugar a dudas y de un modo unánime sostuvieron que la Iglesia habla sido instituida por Jesucristo en forma de sociedad jerárquica; es así que un testimonio universal tan antiguo, constante y unánime no puede dejar de ser verdadero; luego en realidad Jesucristo instituyó la Iglesia en forma de sociedad jerárquica.

 

La Mayor. Han enseñado esto a partir del siglo 1º Clemente Romano (muerto hacia el año 96) (R 19-21); también Ignacio de Antioquía (muerto hacia el año 107) (E 44 48s 65).

 

Posteriormente todos los cristianos tanto católicos como cismáticos han pensado exactamente lo mismo. Y de entre los protestantes defienden esto mismo los Anglicanos y los Episcopalianos.

 

141. La menor. Este testimonio no puede dejar de ser verdadero, pues a) consta acerca de la ciencia de los testigos y de la antigüedad y de los escritos de los mismos, b) no puede dudarse acerca de la veracidad del testimonio, puesto que si Jesucristo no hubiera instituido en realidad la Iglesia como jerárquica, no defenderían esto con un consentimiento tan unánime a lo largo de dieciséis siglos todos los cristianos, según aquel adagio evidente que es de razón natural: "Lo que se encuentra de modo unánime en muchos, no es error, sino tradición".

 

142. IV. Jesucristo denomino con el nombre de Iglesia a la sociedad, que instituyó.

 

El que Jesucristo haya dado el nombre de Iglesia a la sociedad fundada por Él lo niegan solamente aquellos, que se ven obligados a decir esto partiendo de las teorías que sostienen acerca de la Iglesia: a saber Los Escatologistas, puesto que no quieren admitir que Jesucristo quiso instituir una sociedad religiosa en las condiciones de esta vida; los Espiritualistas, puesto que piensan que Jesucristo solamente inicio un cierto movimiento religioso de índole meramente interna; los Críticos Racionalistas, ya que atribuyen el nacimiento de la Iglesia a los seguidores de Jesucristo, los cuales movidos por causas meramente naturales, formaron, dicen estos críticos, alguna sociedad para ellos mismos, la cual sociedad afirmaban que había sido instituida por Jesucristo. Es posible, siguen diciendo, que fue la primitiva Iglesia la que denominó con este nombre, así como "fue en primer lugar en Antioquía donde los discípulos fueron conocidos con el nombre de Cristianos" (Hechos de los Apóstoles 11,26).

 

143. I) (En griego) Ekklesia es un vocablo muy adecuado para designar la sociedad, que instituyó Jesucristo.

 

a) Por la significación etimológica del vocablo y por el uso profano: en efecto (en griego) Ekklesia se deriva de ekkalein (en griego), que significa llamar. Se emplea para significar una convocatoria realizada mediante pregonero, no de unos cualesquiera, sino de los ciudadanos, en orden a deliberar acerca de lo concerniente a la ciudad. Por consiguiente conlleva el concepto social de elección y de vocación o llamada, el cual concepto está muy de acuerdo con la sociedad fundada por Jesucristo.

 

144. b) Por el uso que se hace en el Antiguo Testamento de este vocablo muy conocido de los oyentes de Jesucristo; siempre que el vocablo "ekklesía" (en griego) aparece en la translación griega del Antiguo Testamento, cuyo texto original hebreo puede cotejarse, es la versión del vocablo (ver texto) (palabra en hebreo) lo cual ocurre ciertamente, salvo una sola excepción, 72 veces. Ahora bien, el vocablo Kahal en el Antiguo Testamento se encuentra 132 veces y significa en general una asamblea de cualesquiera clase de hombres. Sin embargo cuando se trata de étnicos o de hombres perversos entonces se traduce al griego mediante las palabras (en griego) odios o sinagoge, en cambio cuando se trata de una reunión de personas buenas o de una asamblea religiosa, entonces, salvo una o dos excepciones, siempre la palabra Kahal se traduce por la palabra griega "Ekklesia" (en griego). Y el vocablo (ver palabra en hebreo) en el Antiguo Testamento se traduce siempre al griego por la palabra sinagoge (en griego).

 

Ahora bien en estos textos "Ekklesia" (en griego) significa por el contexto casi siempre una convocatoria del pueblo elegido a causa de una finalidad religiosa y ciertamente en sentido universal, a saber para designar a todo el pueblo teocrático de Israel. Muestra por tanto en su concepto las notas de elección, de universalidad y de reunión a causa de un fin religioso, las cuales notas están muy de acuerdo con la sociedad religiosa, que instituyo Jesucristo.

 

145. c) Por el uso de los judíos, que eran coetáneos de Jesucristo: En efecto, estos usaban los vocablos "Ekklesia y sinagoge" (en caracteres griegos) casi en el mismo sentido, que hemos extraído de los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo dice 5chürer que la diferencia entre ambos vocablos está en que "sinagoge" (en griego) designaría más bien a las comunidades locales, y en cambio "Ekklesia" (en caracteres griegos) designaría principalmente a toda la sociedad de aquellos a los cuales Dios ha llamado a la salvación, o sea a todo el pueblo elegido de Israel.

 

De donde entre los judíos el vocablo "Ekklesia" (en caracteres griegos) significaba en primer término la asamblea de los elegidos, a los cuales Dios ha llamado a rendirle culto en esta vida mediante su verdadera religión. Luego era el vocablo más adecuado para designar a la sociedad religiosa que Jesucristo habla instituido.

 

146. II) "Ekklesia" (en caracteres griegos) es la palabra que Jesucristo empleó para designar a la sociedad que instituyó, si bien en el vocablo correspondiente de la lengua aramea.

 

a) Consta que la palabra "Ekklesia" (en griego) hay que atribuirla a Jesucristo mismo, por San Mateo 16,18; 18,17. En efecto la genuinidad literaria de estos textos ya nadie puede negarla de un modo razonable, después de tantas ediciones criticas del texto; y la genuinidad histórica solamente por prejuicios apriorísticos la niegan los críticos racionalistas, escatologistas y espiri­tualistas. Es así que las hipótesis de estos sistemas ya han quedado refutadas como erróneas en las tesis precedentes; luego el vocablo mismo "Ekklesia" (en griego) hay que atribuirlo a Jesucristo como autor de él, ya que no hay ninguna razón suficiente, por la que deba denegársele esta autoría al Señor mismo.

 

147. b) Esto mismo lo confirma .el uso del vocablo en el Nuevo Testamento. En efecto en los libros del Nuevo Testamento el vocablo "Ekklesia" (en griego) aparece 114 veces, y en concreto 3 en el Evangelio de San Mateo, 23 en los Hechos de los Apóstoles, 63 en San Pablo, 20 en el Apocalipsis, 5 en otras Epístolas de los Apóstoles. Ahora bien los autores del Nuevo Testamento usan casi exclusivamente la palabra "Ekklesia" (en griego) para designar las asambleas de los cristianos; en cambio la palabra "sinagoge" (en griego) se reserva para referirse a las reuniones religiosas de los judíos. Ahora bien este uso constante se explica extraordinariamente dando por supuesto el que Jesucristo mismo llamó Iglesia a la sociedad instituida por Él, según atestigua de hecho San Mateo (16,18; 18,17) que sucedió en realidad. Y esto se confirma además por el uso del vocablo que ya se daba en la primitiva Iglesia de Jerusalén (Hechos de los Apóstoles 5,11; 8,1-3; 9,31; 12,1-5).

 

148. c) Ciertamente desconocemos la palabra aramea exacta, que uso Jesucristo, puesto que el texto arameo original de San Mateo se ha perdido. Sin embargo puesto que el vocablo Quehala en la lengua aramea responde de un modo muy estricto a la palabra hebrea Kahal, algunos suponen que Jesucristo empleo esta, mas bien que la palabra Kenischta; otros en cambio sostienen que la palabra aramea es Kenischta.

 

149. d) El sentido que tiene el vocablo "Ekklesia" (en griego) en la Sagrada Escritura es realmente múltiple, según se desprende suficientemente de lo que hemos dicho anteriormente, ahora bien los sentidos principales de esta palabra son los siguientes:

 

1) Se emplea el vocablo Iglesia, en sentido muy amplio, para referirse al conjunto de aquellos, de los que Jesucristo es el salvador, el autor de la gracia y el dispensador de la gloria. De este modo emplea San Pablo el vocablo Iglesia (Colosenses 1,18). Bajo este concepto queda comprendida la Iglesia triunfante en el cielo, la purificante en el purgatorio y la militante en la tierra.

 

150. 2) Podemos distinguir un triple estadio de la Iglesia militante, según la Sagrada Escritura, siguiendo a San Gregorio Magno, cuando dice: "Los santos antes de la Ley, los santos bajo la Ley, los santos en la economía de la gracia, todos estos formando el Cuerpo del Señor están constituidos en miembros de la Iglesia".

 

a) El pueblo elegido antes de la ley recibe el nombre de Iglesia en el desierto de Sin, cuando se encontraba en camino hacia el monte Sinaí donde le fue dada la Ley: Números 20,4: ¿Por qué habéis traído a la Asamblea del Señor a este desierto? (Hechos de los Apóstoles 7,38).

 

b) El pueblo judío bajo la Ley recibe el nombre de Iglesia una vez terminado ya el templo de Salomón: 3ª Reyes 8,22: Salomón se puso ante el altar de Yahveh en presencia de toda la Asamblea de Israel.

 

c) A la sociedad jerárquica de los cristianos se la llama. Iglesia y ciertamente este es el uso especialísimamente propio de las Escrituras del Nuevo Testamento, bien se hable en un sentido universal (Hechos de los Apóstoles 20,28), bien sea en un sentido, particular acerca de las iglesias locales (Hechos de los Apóstoles 15,41).

 

151. Escolio 1. De la ocasión concreta en que fue instituida la Iglesia. Hemos probado que Jesucristo instituyó la Iglesia. Ahora bien si se pregunta en qué momento hizo esto Jesucristo, respondemos siguiendo a Pío XII: "El Divino Redentor comenzó la edificación del templo místico de la Iglesia, cuando en su predicación enseñó sus preceptos y llevó a termino la edificación del Templo Místico de su Iglesia, cuando glorificado sufrió la crucifixión; y finalmente manifestó y promulgó esta edificación de la Iglesia cuando envió de modo visible al Espíritu Paráclito para que le recibieran sus discípulos" ("Mystici Corporis": AAS 35,204).

 

Acerca del momento y de la acción con los que Jesucristo instituyó propiamente la Iglesia opinan de distinto modo los autores católicos, estimando de varías formas los distintos actos con los que desde el comienzo de su vida pública Jesucristo quería realmente llevar a cabo la institución de la Iglesia.[2]

 

152. Según la doctrina de Pío XII (AAS 35,204.211), la edificación de la Iglesia fue consumada en la cruz, en cuanto que la Iglesia es el Cuerpo Místico cuya Cabeza es Jesucristo: o sea en cuanto que es "Jesucristo mismo que continua lleno de misericordia en esta tierra su obra de redentor del género humano, la cual obra la había llevado a cabo en verdad en una sola ocasión en el ara de la cruz" (Msi 51,750).

 

Así pues parece que hay que decir que la Iglesia fue consumada en la cruz, no solo considerada absolutamente y en cuanto que es casa sobrenatural de Dios edificada sobre Jesucristo como fundamento primero, principal y propio, o en cuanto que es el cuerpo moral unido a Jesucristo que es su Cabeza primera, principal y propia y por consiguiente animado y vivificado por el Espíritu de Cristo; sino también en cuanto que la Iglesia es la economía social definitiva de la salvación la cual la constituyó Jesucristo por sí mismo a manera de Alianza o Testamento "cuando enseñó la norma de fe y de vida, instituyó el sacrificio y los sacramentos, dispuso la función pastoral y la potestad jerárquica", y consumo formalmente y "simpliciter" la edificación de la Iglesia cuando Jesucristo mismo ratificó con su propia muerte con ley inmutable la voluntad última del Testador (véase Msi 51,552; 53,315.317; Hebreos 9,15-17; 10,9-14).

 

153. Posteriormente el mismo Pío XII, en la Encíclica    "Mediator Dei", confirmó la misma doctrina al escribir: "Jesucristo constituyó a la Iglesia como su columna de la verdad y como dispensadora de la gracia, y con su propio sacrificio de la Cruz, la fundó, la consagró y la consolidó eternamente' (AAS 39 (1947) 527). Sin embargo juzgamos que nada impide el que podamos conceder que Jesucristo mismo, después de su resurrección de entre los muertos, ultimó en realidad la edificación de la Iglesia en tanto, en cuanto que como ejecutor del Testamento consumado en la cruz Él mismo comenzó a aplicar los frutos de su redención, completó tal vez la institución de algunos sacramentos, determinó otras líneas sociales de la Iglesia, designó algunos sujetos de cargos y deberes, y finalmente derramó visiblemente los dones prometidos del Espíritu Santo. Véase también la Encíclica "Haurietis aquas" (AAS 48 (1956) 333). Juan XXIII, Mensaje radiofónico: AAS 51 (1959) 315.

 

154. Escolio 2. ¿En qué se diferencian el concepto de Reino de Dios y de Iglesia? El concepto de Iglesia coincide inadecuadamente con el concepto de Reino de Dios. En efecto Reino de Dios es la economía de la salvación sobrenatural fundada positivamente por Dios que revela dicha economía de salvación sobrenatural, la cual se anunciaba en el Antiguo Testamento y fue constituida por Jesucristo en Reino Mesiánico. Este Reino consta de un doble estadio, uno de vía o preparación que existe en las condiciones de esta vida, y otro de patria o de consumación que ha de ser eterno en la otra vida (Santo Tomas 4 d.49 c.l a.2 qª 5 sol.5). Iglesia en cambio, en sentido estricto, es el Reino de Dios que existe en las condiciones de esta vida y en concreto en cuanto que ha sido constituido de hecho socialmente por Jesucristo. Véase Santo Tomas 4 d.49 q.l a.2 qª 5 sol.5.

 

155. Escolio 3. Varios sentidos de la palabra Iglesia. Santo Tomás usa el vocablo Iglesia en varios sentidos.

 

a) En sentido muy amplio llama Iglesia "al cuerpo de aquellos que están ordenados a la gloria del gozo de Dios; y así el cuerpo de la Iglesia no solo está formado de hombres, sino también de ángeles" (Véase Franzelin, De Ecclesia, tesis 2).

 

b) En sentido lato "El cuerpo de la Iglesia está constituido por aquellos, de los que Jesucristo es el Salvador, esto es, por los hombres que han existido desde el principio del mundo hasta el fin del mismo".

 

c) En sentido menos lato distingue la Iglesia "según el estado de patria" a la cual llama "triunfante" y a la cual define "congregación de los comprensores", de la Iglesia "según el estado de vía", a la cual llama "militante" y a la cual define "congregación de los fieles".

 

156. d) En sentido estricto, los que pertenecen en acto a la Iglesia militante se dividen en dos clases: una la de aquellos que están unidos a Jesucristo por la caridad, y otra la de aquellos que están unidos a Jesucristo solamente por la fe; y puesto que "los antiguos padres eran atraídos a Jesucristo por la misma fe y la misma caridad, por la que también nosotros somos atraídos hacia Él", por eso también ellos "pertenecían al mismo cuerpo de la Iglesia al que nosotros pertenecemos". Por estas palabras queda claro el sentido por el que Santo Tomas define a la Iglesia militante como "congregación de los fieles" tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, y porque afirma "que la fe informe es común a todos los miembros de la Iglesia".

 

157. e) En sentido muy estricto entiende por Iglesia la que comenzó a partir de Jesucristo y de los Apóstoles. Esta Iglesia es la que "fue plantada por medio de los Apóstoles", y la que perdura después de la muerte de ellos, pues "es exactamente la misma Iglesia la que existió en tiempo de los Apóstoles y la que ahora existe; puesto que la fe es la misma y los sacramentos los mismos y la autoridad la misma y la misma profesión".

 

158. F. Suárez distingue de igual modo la Iglesia, a la que define como Santo Tomas "congregación de los fieles", que han creído en Jesucristo desde Adán hasta el fin del mundo, de la Iglesia "según el modo especial que reclama por institución de Nuestro Señor Jesucristo", la cual conforme es ahora, "fue instituida por Nuestro Señor Jesucristo", y ciertamente "desde el principio de su predicación Jesucristo comenzó a poner los fundamentos de ella, no obstante no concluyó totalmente el edificio hasta casi el tiempo de su ascensión, cuando dijo a Pedro: Apacienta    mis ovejas". En el Catecismo del Concilio Tridentino: "los que han vivido desde Adán y los que han de vivir mientras exista el mundo, los cuales profesen la verdadera fe, pertenecen a la misma Iglesia".

 

159. Objeciones. 1. 11 Epístola de San Pedro 2,5: Todos los fieles son igualmente sacerdotes: Sacerdocio santo.

 

Respuesta. Distingo en sentido lato, en cuanto que asemejan por el bautismo y la confirmación al Sacerdote eterno y deben ofrecer víctimas espirituales como miembros del cuerpo de la Iglesia, concedo; en sentido estricto, esto es dotados de potestad jerárquica, niego.

 

2. la a Timoteo 2,5 Porque hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también: Jesucristo Mediador único excluye la Jerarquía.

 

Respuesta. Distingo. Como necesario, principal y causa meritoria, concedo; en cuanto instituido libremente por Dios, ministerial y que aplica instrumentalmente los méritos de la Redención, niego. La solución plena se encuentra en 1a a Timoteo 2,6-7.

 

3. Ni Dios, causa principal, ni el efecto, la gracia santificante, permiten ningún instrumento humano.

 

Respuesta. Distingo. Ningún instrumento humano necesario, concedo; ningún instrumento humano establecido libremente por Dios y elevado por el poder divino en orden a producir los efectos en virtud de la causa principal, niego.

 

160. C. San Lucas 22,25. Queda excluido todo poder: "Los Reyes de las naciones gobiernan como señores absolutos, y los que ejercen la autoridad sobre ellos se hacen llamar Bienhechores; pero no así vosotros".

 

Respuesta. Distingo. Queda excluido todo poder abusivo, concedo; todo poder ordenado, niego.

 

5. Hechos de los Apóstoles 15,6.22s. La potestad de dar leyes universales parece que se atribuye a la Iglesia entera: Entonces decidieron los Apóstoles y Presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia.

 

Respuesta. Distingo. Bajo la autoridad jerárquica de los Apóstoles, concedo; de tal manera que, al tomar esta decisión, la potestad de todos encontrada en un plano de igualdad, niego.

 

6. 21 Corintios 2,6-10. La comunidad misma ejercía la potestad y tomaba decisiones: Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad... Y a quien vosotros perdonéis, también Yo le perdono.

 

Respuesta. Distingo. A causa de la autoridad recibida de San Pablo en orden a cumplir el mandato de éste, concedo; por autoridad propia en orden a imponer un nuevo mandato, niego. Véase 11 Corintios 5,3-13.

 

7. San Mateo 20,23: Jesucristo no tenía facultad de conceder cargos o poderes en su Reino; luego no pudo transmitir ninguna potestad a sus Apóstoles;

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Jesucristo no tenía facultad de conceder poderes al arbitrio de los hombres e independientemente de la voluntad de su Padre, concedo; no tenia Jesucristo facultad de conceder poderes a su propio arbitrio según la voluntad del Padre, niego.

 

8. 1ª Corintios 12,11: En la Iglesia todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad.

 

Luego quedan excluidos y son superfluos cualesquiera otros poderes de los hombres.

 

Respuesta. Distingo el antecedente. Como causa primera, primaria o principal, la cual se digna mediante participación ministerial usar las causas segundas, secundarias o instrumentales, concedo; como causa única, niego.


[1] Respecta al texto de San Mateo 1.4 c.29 v.20: HL 26,220. P. Joüon, El Evangelio de Muestro Señor Jesucristo. En cuanto a San Mateo 28,18s. Para comprender mejor el sentido del texto hemos de considerarlo a la luz de la profecía mesiánica que se encuentra en Daniel 7,13s, a la cual profecía apelo Jesucristo ante el tribunal de los judíos en favor de su mesianidad San Mateo 25,63s. En ambos textos aparecen la plenitud de la potestad, la universalidad y la perennidad, e Daniel anuncia y Jesucristo se atribuye.

Acerca del sentida del verbo (en griego) maceteuo véase San Mateo 27,57 puesto en relación con San Juan 19,38. Consultese J. Salaverri, Jesucristo, Maestro: Estudios Eclesiasticos 32 (1958) 5-19. Un ulterior tratado acerca de la triple potestad en la tesis 32. La recta exégesis evangelice en F. Florent(n respecto al texto de San Mateo 28,16-20, en W.A. Vissertt Hooft, Unter den einen Ruf (1960) 105-115.

[2] Sentencias acerca del momento y de la acción con los que propiamente Jesucristo instituyo la Iglesia. 1ª Jesucristo instituya la Iglesia propiamente cuando otorga después de la resurrección a Pedro el Primado y a los Apóstoles los poderes: Asó opinan Suárez, Legrand, J. Kleutgen, Franzelin, Falmieri, kendive, Cresta, Wilmers, De San, Van Laak, Billot, Straub, Muncuoill, Zubízarreta, Ottiger, Lercher, De Guibert, Van Moort, Scbultes, Holzmeister.

2ª Jesucristo instituyo la Iglesia propiamente en plenitud, cuando envío al Espirito Santo el dia de Pentecostés: Son partidarios da esta sentencia De Groot, Hurter, Bainvel, Caruel, Pesch, D'Herbigny, Hervó, Dieckmann, Goupil, Egger, Journet, tapetado., Morillo, De la raille, Mersch, G. de Broglie.

3ª Sostienen que la Iglesia nació propia y plenamente en la Cruz Mazzella, Tanquerey, Michelitsch, Lercher, J. Angar, S. irorp, M. Teixeira Leite, F. Grivec, W. Bertrams, .Ried.rann, J. Saleverri.

4ª "Jesucristo instituyó verdadera y perfectamente la Iglesia, cuando en la ultima Cena cuando anticipando en cierto modo el sacrificio da la Cruz convirtió el vino en su sangre, al decir: Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre" (San Lucas 22,20); E. Dorsch, K, Rahner, H. Kruse.

5ª De entre los no católicos sostienen que la iglesia Fue instituida en la última Cena, Kattenbusch, Wendland. Piensa que la Iglesia fue instituida plenamente el día de Pentecostés, Bonhoeffer, Heiler.