CAPITULO IV

DE LA MATERNIDAD ESPIRITUAL

 

131. Después de haber tratado de la maternidad divina, que constituye el primero y fundamental aspecto de la maternidad del Redentor, hemos de tratar ahora de la maternidad espiritual, en la que hay que situar su segundo aspecto.

 

Con esta espiritual maternidad de María se unen íntimamente de uno u otro modo, la corredención, la dispensación de las gracias, y la mediación universal. Pero se discute entre los teólogos en qué orden estas funciones se unen entre sí.

 

Y ciertamente hay quienes defienden la prioridad de la corredención entre la maternidad espiritual; de tal manera que Maria es Madre espiritual de los hombres porque es corredentora. Por el contrario hay quienes defienden la prioridad de la maternidad espiritual; de donde se sigue que María es corredentora porque es madre espiritual de los hombres. Los hay finalmente quienes defienden la mutua y varia interdependencia entre todas estas funciones.

 

La cuestión en gran parte depende del concepto preciso de cada una de estas funciones pero prácticamente todas se pueden concebir más o menos ampliamente.

 

Nosotros ciertamente ponemos como fundamento la maternidad espiritual. Cuyo efecto inmediato cuasi formal es la mediación universal; que " es por tanto "mediación maternal". Y a modo de diversos actos de una y otra reconocemos la corredención y la dispensación de las gracias; de las cuales la primera pertenece al estadio de la realización de la redención y la segunda al estadio de la aplicación comunicación de la redención. Por tanto trataremos en los siguientes apartados:

 

Art.I De la maternidad espiritual en general.

Art.II De la mediación universal en general.

Art.III De la corredención.

Art.IV De la dispensación de las gracias.

 

Articulo I
De la maternidad espiritual en general

 

132. Nada es más antigua en el corazón de la doctrina católica que llamar a la B. Virgen María madre de los hombres. Título éste que indica una gran prerrogativa de la virgen en el orden sobrenatural, según la cual la vida espiritual de la gracia santificante es comunicada a todos los hombres por la B. Virgen María, mediante alguna acción, que se llama apropiadamente maternal. En gran manera tenemos que fijarnos en el doble estadio, en el que se ejerce esta maternidad espiritual. Porque primeramente la Virgen es Madre de todos los hombres como en conjunto, a saber de todos los que serán miembros del Cuerpo Místico de Cristo, y en la medida en que serán miembros de Cristo; después es madre de cada uno de hecho, desde el momento en que se inserta en el Cuerpo Místico de Cristo por el bautismo. El primer estadio pertenece a la realización misma de la redención, y por tanto se une adecuadamente con la función de corredentora. El segundo estadio pertenece a la aplicación de los frutos de la redención y coincide con la distribución de las gracias por María. De eso se tratará después en concreto. Ahora en general de la maternidad espiritual.

 

TESIS 7. LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA HA SIDO CONSTITUIDA PRÓXIMA Y FORMALMENTE MADRE ESPIRITUAL DE TODOS LOS HOMBRES, YA POR EL CONSENTIMIENTO EN LA ENCARNACIÓN, YA POR LA COMPASIÓN AL PIE DE LA CRUZ.

 

133. NOCIONES. MADRE: Nos fijamos por ahora únicamente en el título, al cual sin duda responde adecuadamente cierta realidad. Pero nada decimos de la naturaleza de esta maternidad.

 

ESPIRITUAL, a saber en el orden de la gracia santificante, que es la vida del alma.

 

PRÓXIMA Y FORMALMENTE, a saber, el término de esta maternidad somos los mismos hombres. No se dice únicamente madre nuestra porque es Madre de Cristo, que nos dio la vida de la gracia. Esto no bastaría para la propia maternidad espiritual.

 

POR EL CONSENTIMIENTO, en cuanto que su consentimiento por voluntad de Dios estaba dirigido no a la sola maternidad temporal de Cristo, sino también a la maternidad nuestra. Porque se da simultáneamente el título de esta maternidad y el primer momento en que se constituye; cuasi por generación o concepció

 

POR LA COMPASIÓN, en cuanto que su compasión no era maternal únicamente con relación a Cristo, sino también con relación a nosotros. Es un nuevo título de maternidad espiritual y el segundo momento en que se constituye; cuasi por parto.

 

134. DOCTRINA DE LA IGLESIA. Abunda principalmente en los Pontífices de los últimos tiempos.

 

1) Maternidad espiritual en la Encarnación: S. LEÓN MAGNO:

 

La festividad de hoy del nacimiento de Jesús de María Virgen nos renueva los sagrados orígenes; y mientras adoramos el nacimiento de nuestro Salvador, nos encontramos que debemos celebrar nuestro principio. Porque la generación de Cristo es el origen del pueblo cristiano, y el nacimiento de la Cabeza es el nacimiento del cuerpo ... La universal ... totalidad de los fieles, nacida en la fuente del bautismo, así como crucificados con Cristo en la pasión, resucitados en la resurrección, colocados a la diestra del Padre en la ascensión; así son congénitos con El en este nacimiento. Porque cualquiera de los hombres... es regenerado en Cristo ...,se encuentra en el germen del Salvador". (Sermo 6 de Nativitate Domini: ML 54,213)

 

S. PÍO X: "¿No es María la Madre de Cristo? Ella es por tanto, también nuestra Madre. Porque cada uno debe convencerse de que Jesús, Verbo hecho carne, es a la vez el Salvador del género humano. Pero en tanto que el hombre-Dios tiene un cuerpo como los otros hombres, como Redentor de nuestra raza tiene un cuerpo espiritual, o, como se dice, místico, que no es otro que la sociedad de los cristianos unidos a El por la fe ... Pero la Virgen no concibió solo al Hijo de Dios para que, recibiendo de Ella naturaleza humana, se hiciese hombre, sino también para que, mediante esta naturaleza recibida de Ella, fuese el Salvador de los hombres. También en el casto seno de la Virgen, donde Jesús tomó carne mortal, adquirió un cuerpo espiritual, formado por todos aquellos que debían creer en El; y se puede decir que, teniendo a Jesús en su seno, María llevaba en él también a todos aquellos para quienes la vida del Salvador encerraba la vida. Por tanto, todos los que estamos unidos a Cristo, somos, como dice el Apóstol; miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos (Ef.5,30). Debemos decirnos originarios del seno de la virgen, de donde salimos un día a semejanza de un cuerpo unido a su cabeza. Por esto somos llamados, en un sentido espiritual y místico, hijos de María, y Ella por su parte, nuestra madre común. Madre espiritual sí, pero madre realmente de los miembros de Cristo, que somos nosotros. Encicl. “Ad diem illum” :AAS 36,452s).

 

PÍO XI: "Pero en el oficio de la maternidad de María hay también, venerables hermanos, otra cosa que juzgamos se debe recordar y que encierra, ciertamente, mayor dulzura y suavidad. Y es que, habiendo María dado a luz al Redentor del género humano, es también madre benignísima de todos nosotros, a quienes Cristo nuestro Señor quiso tener por hermanos". (Encícli."Lux veritatis": AAS 23 1931, 514).

 

PÍO XII: "Ella fue la que dio a luz, con admirable parto, a Jesucristo nuestro Señor, adornado ya en su seno virginal con la dignidad de Cabeza de la Iglesia ... Ella, pues, Madre santísima de todos los miembros de Cristo". (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943,247s)."Don preciosísimo del Sagrado Corazón es también ... María, la purísima Madre de Dios y Madre nuestra amantísima. Era justo que el género humano recibiese por Madre espiritual a la que fue Madre natural de nuestro Redentor, asociada a El en la obra de la regeneración de los hijos de Eva a la vida de la gracia. A este propósito escribe de Ella S. AGUSTÍN: "Evidentemente es Madre de los miembros del Salvador que somos nosotros, porque contribuyó con su caridad a que naciesen en la Iglesia los fieles que son miembros de aquella Cabeza; (De sancta virginitate, VI. ML.40,399)" (Encícli."Haurietis aquas" AAS, 48. 1956,332).

 

135. 2) Maternidad espiritual al pie de la cruz: BENEDICTO XIV: "Así también la Iglesia católica, enseñada por el Magisterio del Espíritu Santo.... se ha desvivido por amarla con afecto de piedad filial, como a Madre propia amantísima, recibida como tal de los labios de su Esposo moribundo" ( Bulla "Gloriosae Dominae"; Bullarium, 2,428).

 

PIO VIII:"Pues Ella es Madre nuestra, Madre de piedad y de gracia, Madre de misericordia, a quien Cristo a punto de morir en la cruz nos entregó".(Bulla "Praessentissimum" Bullarium Romanum 9, 106)

 

LEÓN XIII: "La Santísima Virgen, como es Madre de Jesucristo, así también lo es de todos los cristianos, como que los engendró en el monte Calvario en medio de los supremos tormentos del Redentor". (Encícl. "Quamquam pluries": AAS 22,67)."Tal nos la dio Dios, que le infundió sentimientos puramente maternales que no respiran sino amor y perdón; precisamente porque la escogió para Madre de su Unigénito... Tal, finalmente se entregó Ella misma, pues, habiendo abrazado con gran amor la herencia del gran trabajo dejada por su Hijo moribundo, comenzó inmediatamente a derrochar en todos sus maternales desvelos. Ya desde el principio los santos Apóstoles y los antiguos fieles entendieron con suma alegría el plan de la dulce misericordia y ratificado por el testamento de Cristo". (Encícl. "Octobri mense": AAS 24,196). "Por lo demás, en su presencia, ante sus ojos, debía cumplirse el divino sacrificio, cuya víctima había alimentado con su más pura sustancia.... al pie, junto a la cruz de Jesús, estaba María, su Madre, penetrada hacia nosotros de un amor inmenso, que la hacía ser Madre de todos nosotros, ofreciendo Ella misma a su propio Hijo a la justicia de Dios y agonizando con su muerte en su alma, atravesada por una espada de dolor". (Encícl.; "Iucunda semper": AAS 27,178). "Según la interpretación constante de la Iglesia, Jesucristo designó en la presencia de Juan a todo el género humano". (Encícl.: "Adiutricem populi": AAS 28,130). "Y en los últimos instantes de su vida pública (Cristo) al legarnos el Nuevo Testamento, que debía ser sellado con sangre divina, la encomendó al discípulo amado con aquellas dulcísimas palabras: He ahí a tu Madre". (Encícli.: "Augustissimae Virginis" : AAS 30, 129) .

 

BENEDICTO XV: "Es claro también, que la Virgen Dolorosa, puesto que ha sido constituida por Jesucristo Madre de todos los hombres, los haya recibido como dejados a Ella en un testamento de infinita caridad, cumpla con materna benignidad el oficio de custodiar la vida espiritual de ellos, y no puede menos de fevorecer a sus queridísimos hijos de adopción, en aquel momento en que se trata de su salvación y santidad que se ha de confirmar para la eternidad". (Epistola Apost. "Inter Sodalicia": AAS, 10 , 181) .

 

PÍO XI: "La Virgen dolorosa participó con Jesucristo en la obra de la redención, y, constituida Madre de los hombres, que le fueron encomendados por el testamento de la divina caridad, los abrazó como a hijos y los defiende con todo su amor". (Litt.Apost."Explorata res est": AAS 15, 1923, 104s)."El pueblo cristiano no sólo venerase más piadosamente a la Madre de Dios y benignísima Patrona, sino también que amase con más ardor a la Madre que le había sido dejada como en testamento por el Redentor" ... (Encícl."Quas primas": AAS 17, 1925,604). "María, la santísima Reina de los Apóstoles, habiendo recibido en el Calvario a todos los hombres en su regazo maternal, no menos se preocupa y ama a los que ignoran haber sido redimidos por Cristo, que a los que felizmente disfrutan ya de los beneficios de la Redención". (Encícl. "Rerum Ecclesiae": AAS 18, 1926,83). "Siendo todos los hombres, según el testimonio de Jesús moribundo, hijos de la Madre de Dios Virgen, es decoroso también que todos se alegren de sus glorias". (Epist. "Saeculum mox quintum": AAS 23, 1931, 10). "Piadosa y solemnemente se festeja la redención del género humano y la designación a María Virgen, al pie de la cruz de su Hijo, para Madre de todos los hombres". (Epist. "Septimo abeunte saeculo": AAS 25, 1933, 415).

 

PÍO XII: "De tal suerte que la que era Madre corporal de nuestra Cabeza, fuera por un nuevo título de dolor y. de gloria, Madre espiritual de todos sus miembros". (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943, 247). Documentos semejantes del mismo Pontífice se encuentran muchas veces en el Año Mariano. (AAS 46, 1954, 484.494.655.660-664).

 

136. VALOR DOGMÁTICO. Que María en algún verdadero sentido es Madre espiritual de los hombres, es de fe divina y católica por el magisterio ordinario y por la profesión universal de la Iglesia. Que la maternidad espiritual de María está conexionada con el consentimiento de la Encarnación y con la compasión al pie de la cruz, es al menos doctrina católica.

 

137. SE PRUEBA POR LA SAGRADA ESCRITURA. 1.Io. 19, 25-27. Toda la fuerza del argumento despende de la cuestión de si en este texto S. Juan está únicamente como propia persona privada, o si representa la persona del género humano, no ciertamente en un sentido acomodado, sino verdadero. Y ciertamente hay muchos exégetas que únicamente admiten el sentido acomodado. Sin embargo, esta doctrina tantas veces repetida de los RR. Pontífices parece que exige algo más que un mero sentido acomodaticio. Y además, ya que según Benedicto XIV esto lo recibió la Iglesia "enseñada por el magisterio del Espíritu Santo" y según León XIII es doctrina perpetua de la Iglesia que S. Juan representó la persona del género humano (antes n. 135), hay que investigar cómo realmente tal sentido se encuentra en el texto.

 

Ciertamente, empezando por Gregorio Nicomediense y ya antes por Orígenes, esta interpretación prevalece desde la Edad Media. Así Anselmo Lucense, S. Anselmo, Aedmero, Ruperto Tuiciense, Gerhohus, Reichrspergense, Odón Morimondense, Filipo de Harveng. Interpretación que por el análisis del contexto, ya sea inmediato (porque todo lo inmediatamente precedente y subsiguiente tiene un sentido universal) ya sea mediato (porque todo el Evangelio de S.Juan abunda en narraciones, que, además del sentido histórico, tienen también un sentido simbólico más elevado), parece totalmente más probable.

 

Sin embargo estas palabras de Cristo no constituyen formalmente la maternidad espiritual misma, sino que la declaran completamente constituida.

 

138. 2. Apoc. 12. La Mujer designa a María. Ahora bien, la Mujer en el texto se dice Madre no sólo "del Hijo varón", es decir de Cristo (v.5) sino también de los "demás" de la descendencia (v.17), "que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo".

 

Toda la fuerza del argumento depende de la interpretación mariológica de este capítulo; a saber, si la Mujer es María en sentido únicamente acomodado. o en algún sentido pretendido por el Espíritu Santo. Un sentido no solamente acomodado lo aconsejan estas palabras de D. PÍO X:

 

S. PÍO X: "El apóstol S. Juan describe en estos términos una visión divina: Apareció un gran prodigio en el cielo; una mujer vestida de sol, con la luna a sus pies, y con una corona de doce estrellas en la cabeza (Apoc. 12,1). Nadie ignora que esta mujer significa la Virgen María, quien, sin mancilla para su integridad dio a luz a nuestra Cabeza.... Estando encinta, gritaba al dar a luz, y sufría dolores de parto (Apoc. 12,2). San Juan vio, por tanto, a la santísima Madre de Dios, gozando ya de la eterna felicidad, y, sin embargo, en los dolores de un misterioso alumbramiento. ¿Qué alumbramiento? El nuestro seguramente, el de nosotros, que, retenidos todavía en este destierro, tenemos necesidad de ser engendrados en el perfecto amor de Dios y en la eterna felicidad. En cuanto a los dolores del parto, señalan el ardor y el amor con que María vela sobre nosotros desde lo alto del cielo y trabaja con infatigables oraciones en llevar a su plenitud el número de los elegidos". (Encícl. "Ad diem illum": AAS 36,458)

 

La mayor parte de los intérpretes entienden que en la Mujer fue designada la Iglesia. Sin embargo, la exposición que une a la Mujer con la Iglesia, se halla ya en la antigüedad cristiana; pero en los últimos años de tal manera ha sido renovada que cada día es más común, entendida en sentido no exclusivo. La Mujer pues, es María y la Iglesia ( lo que no se concibe por todos del mismo modo). Ciertamente la Madre del Mesías apenas se puede excluir del versículo 5, sobre todo si el modo de escribir de Juan se compara con los vaticinios mesiánicos.

 

139. SE PRUEBA POR LA TRADICIÓN. 1) Implícitamente se contiene la maternidad espiritual en el paralelismo Eva-María: causa de la muerte, causa de la vida. De aquí que explícitamente se dice a María "Madre de los que viven", ya desde S. Epifanio, S. Crisólogo y otros.

 

2) En este sentido llama a Cristo S.IRENEO "primogénito de la Virgen", y en el mismo sentido se deben entender, como parece, las palabras: "puro puramente abriendo el puro seno, aquella que regenera a los hombres para Dios, a la que El hizo pura".

 

3) Por la doctrina del cuerpo místico es llamada María "Madre de los miembros" por S. Agustín (R 1644), con palabras muchas veces citadas por los RR. Pontífices.

 

4) Urgen los Padres la relación entre la Encarnación y la maternidad de los hombres. Así S. CIRILO ALEJANDRINO: "De tal manera (Cristo) con nosotros y semejante a nosotros tuvo la generación …que engendrado … de una mujer … según la carne... . recapitulará el género humano .... y por la carne unida a Sí contuviese a todos en Sí mismo". S. AGUSTÍN: "¿Cómo pues no vais a pertenecer al parto de la Virgen, cuando sois miembros de Cristo?". (Serm. 192,2. ML 38, 1012). S. LEÓN MAGNO:" La generación de Cristo es el origen del pueblo cristiano, y el nacimiento de la Cabeza es el nacimiento del cuerpo .... Con El son congénitos en esta Natividad". (Serm. 21.2: ML 54,213)

 

5) Sobre la relación entre la compasión y la maternidad, léanse los textos citados antes n.137.

 

6) Especialmente se desarrolla esta doctrina en la Edad Media: María es madre nuestra, madre de nuestro linaje, madre de los cristiano., madre de los fieles, madre de los vivientes, madre espiritual. etc. "La Madre de Dios es nuestra madre". El título "madre de misericordia" aparece por primera vez hacia el año 945 ( en JUAN SALERNITANO)

 

7) Estas ideas aparecen también en la Liturgia.

 

140. RAZÓN TEOLÓGICA. a) María es madre no sólo del Cristo físico, sino también del Cristo místico. Luego es madre nuestra.

 

Antes: La maternidad de María está determinada formalmente en orden al Redentor (a saber no a Jesús, que después fue el Redentor, sino a Aquel que en el primer momento mismo ya es Redentor, y para que sea Redentor). Es así que la redención se hace por la inserción en Cristo de aquellos que tienen con El solidaridad fundamental en la misma naturaleza humana. Luego.

 

b) La maternidad espiritual se tiene por la generación del Cuerpo Místico. Es así que esta generación tiene dos principales estadios, a saber en la Encarnación y al pie de la cruz. Luego en estos dos momentos principalmente se constituye la maternidad espiritual.

 

La menor se prueba, porque en la Encarnación empieza nuestra solidaridad con Cristo para que El, verdadero hombre, pueda satisfacer por los hombres; en la cruz nuestra unión con Cristo se tiene de modo más elevado por la virtud de la sangre de Cristo, por la que hemos sido comprados por El y en El.

 

141. ESCOLIO 1. De la extensión de esta maternidad espiritual se han de decir proporcionalmente las mismas cosas que dice Sto.Tomás,3 q.8 a.3, de Cristo Cabeza, puesto que está íntimamente conexionada con la verdad del Cuerpo Místico de Cristo.

 

142. ESCOLIO 2. De la naturaleza de la maternidad espiritual. El título por el que María se dice madre espiritual de los hombres, no es mera adopción o mera donación o federación, sino que es cierta verdadera, aunque analógica, generación por el orden moral. Porque la generación física de Cristo tiende a la formación del Cristo místico, esto es, a la incorporación de los hombres en Cristo; no solamente porque hubiese sido imposible la redención si Cristo no fuese hombre, y es hombre por aquella generación, sino porque por voluntad de Dios la redención se tiene "en Cristo", lo cual supone una solidaridad previa con El. Por eso esta incorporación de los hombres en Cristo se ordenaba a la participación de su vida espiritual. En todo esto, pues, se tiene cierta cuasi generación espiritual o moral. Así pues, en el primer estadio, el consentimiento de la Virgen en la Encarnación es verdadera concepción espiritual, en cuanto que es acto formalmente maternal, que incoa la generación de Cristo místico; y en el segundo estadio, la compasión de la Virgen en el Calvario es un verdadero parto espiritual, en cuanto que es acto formalmente maternal, por el que el género humano renace en Cristo, por la completa incorporación a El.

 

 Articulo  II

De la mediación universal en general

 

143. Por el mismo hecho de que la B.Virgen es madre espiritual de los hombres, y en tanto en cuanto es tal madre, se debe decir medianera, puesto que las cosas que son de Dios las lleva a los hombres, y las que son de los hombres las lleva a Dios. Aquello, en cuanto que regenera a los hombres para la vida divina; esto, en cuanto otorga su consentimiento maternal en nombre del género humano. Por tanto hay que tratar ahora de la existencia y verdad de esta mediación mariana.

 

TESIS 8. LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA SE DICE Y ES EN SENTIDO PROPIO MEDIANERA.

 

144. Nociones. MEDIANERA se dice, en SENTIDO PROPIO, la mujer que intercede entre dos personas para unirlas, por el hecho de que lo que es de una, lo lleva a la otra. Medianera fundamentalmente y en acto primero es la mujer que tiene una dignidad y excelencia tal, que es constituida intermedia entre uno y otro extremo, distinta por tanto del uno y del otro y por ella participando de los dos (mediación ontológica). Medianera formalmente y en acto segundo, es la mujer que ejerce el acto de unir los extremos, llevando los bienes del uno al otro (mediación moral).

 

La mediación puede ser principal y participada: aquélla es por virtud propia del mediador; ésta, por virtud recibida del mediador principal.

 

Decimos que la B.Virgen María tiene el oficio de medianera ante Dios, con mediación participada y subordinada a la mediación de Cristo. Pues bien, esta mediación de la Virgen no es simplemente necesaria para reconciliar a los hombres con Dios, sino únicamente por la voluntad de Dios que quiere asociarla al único Mediador principal, necesario y suficientísimo.

 

Entre tanto nada decimos de los actos con los que María ejerció y ejerce esta mediación. Porque de éstos se habrá de hablar en los siguientes artículos. Pero la mediación ontológica de María parece que se ha de situar en su una y otra maternidad, divina y espiritual.

 

145. Adversarios. 1)  Los Protestantes, que urgen las palabras de S.Pablo: Uno es el mediador de Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús (1 Tim 2,5).

 

2) Lo cual después lo renovaron más vehemente los Jansenistas; principalmente ADAM WINDENFELDT, que no admite ninguna otra mediación de María sino su oración por nosotros.

 

3) A algunos autores católicos desagradó el título de Medianera.

 

146. Doctrina de la Iglesia. Como en los siguientes artículos se han de presentar muchos documentos, ahora aduciremos únicamente los más generales.

 

PÍO IX: "Poderosísima Medianera y Conciliadora de todo el orbe de la tierra ante su Unigénito Hijo" (Bula "Ineffabilis": CL 6,843).

 

LEÓN XIII: "Te rogamos, Conciliadora de nuestra salvación, tan poderosa como clemente" (Encícl. "Iucunda Semper": AAS 27,182). "Hásela llamado, entre otros muchos nombres nuestra Señora, nuestra Medianera (S.Bernardo, Serm. 2 en el Adven. del Señor, n.5), la Reparadora del mundo (S.Tarsio, Discurso de la Presentación de la Madre de Dios); la Dispensadora de las gracias de Dios (en el Oficio de los Griegos, 8 de Diciembre, Theotoquion, después de la oda 9)" (Encícl. "Adiutricen populi": ASS 28,130s). "Sirviéndonos de la poderosa y gratísima Virgen santísima como Conciliadora" (Encícl. "Divinum illud munus": ASS 29,658). "Es muy cierto, lo confesamos, que el nombre y oficio de perfecto Conciliador no dice perfectamente bien sino con Cristo, pues El sólo, hombre y Dios a un tiempo, reconcilió el linaje humano con el Padre soberano... Empero, como enseña el Angélico, si no hay dificultad que otros, en cierto sentido, puedan llamarse mediadores entre Dios y los hombres, en cuanto que cooperan a la unión del hombre con Dios, disponiéndole y siendo instrumentos suyos para ella (Sto.Tomás, 3 q.26 a.1), como son los ángeles y los santos, los profetas y los sacerdotes de entrambos testamentos, evidentemente dice bien con la Virgen excelsa, y por cierto con más esplendidez, prerrogativa tan gloriosa. Pues absolutamente nadie puede pensar que haya existido o pueda existir alguien que se pueda parangonar con Ella en el trabajo de reconciliar a los hombres con Dios... Ella es de quien nació Jesús, su Madre verdadera, y por esto precisamente digna y gratísima Medianera ante el Mediador" (Encícl. "Fidentem piumque": ASS 29,206).

 

S.PÍO X: "Por razón de esta sociedad de dolores y de angustias, ya mencionada, entre la Madre y el Hijo, se ha concedido a la augusta Virgen que sea poderosísima Medianera y Conciliadora de todo el orbe ante su Unigénito Hijo" (Pío IX en la Bula "Ineffabilis")(Encícl. "Ad diem illum": ASS 36,454).

 

BENEDICTO XV instituyó la fiesta de la B.Virgen María Medianera de todas las gracias.

 

PÍO XI: "Nos confiamos a su intercesión con Cristo, que siendo el único Mediador entre Dios y los hombres (1 Tim 2,5), quiso asociarse a su Madre como abogada de los pecadores, dispensadora de la gracia y Medianera" (Encícl. "Miserentissimus Redemptor": AAS 20, 1928, 178). "Interpuesto el patrocinio de la Virgen Madre de Dios, Medianera de todas las gracias" (Encícl. "Caritate Christi compulsi: AAS 24, 1932, 192).

 

147. En estos textos se dice:

 

a) Medianera;

b) Medianera ante su Hijo el Mediador;

c) Medianera entre Dios y los hombres.

 

Y se explica su mediación, distinta de la común mediación de los Santos, porque se funda en su maternidad, en la especial colaboración que aportó a la reconciliación de los hombres, en la asociación con Cristo Mediador, que recibió de El, en la comunión moral de las pasiones y dolores.

 

Valor dogmático. Que la B.Virgen María es Medianera en algún sentido verdadero, y esto por un título completamente especial sobre todos los Santos, es de fe por el magisterio ordinario. Que con rectitud se usa el título de Medianera, es cierto por el multíplice uso de los Romanos Pontífices y de la Liturgia; y no es lícito dudar de esto.

 

148. Se prueba por la tradición. 1) Los Santos Padres, los escritores eclesiásticos y los teólogos más antiguos usan el título de Medianera. Y ciertamente llaman a María:

 

a) Medianera, medianera nuestra, medianera de los hombres, de todo el mundo, del género humano, mediadora de la gracia, de la salvación. Así S.EFREN, S.EPIFANIO, ANTIPATER BOSTRENSIS, S.ANDRES CRETENSE, S.TARASIO, ISIDORO TESALONICENSE, S.ANSELMO, AEDMERO, S.BERNARDO, ADAMUS SCOTUS, GUILLERMO PARISIENSE, S.ALBERTO MAGNO, S.TOMAS, GERSON, DRIEDO, SALMERON, SUAREZ, CONTENSON, S.ALFONSO MARIA DE LIGORIO.

 

b) Medianera entre Dios y los hombres, de Dios y de los hombres. Así S.EFREN, BASILIO SELECIENSE, GUILLERMO PARISIENSE, S.ALBERTO, S.LORENZO JUSTINIANO.

 

c) Medianera ante el Mediador, ante el Hijo, entre los hombres y Cristo, entre el reo y el juez, entre Cristo y la Iglesia. Así S.JUAN DAMASCENO, S.ANSELMO, S.BERNARDO, PEDRO BLESENSE, S.BUENAVENTURA, S.ALBERTO.

 

2) También otros títulos usan los Santos Padres, que significan la misma realidad. Así v. gr., conciliadora, que alimenta la reparación, instauradora de la arruinada misericordia, recuperadora del orbe perdido, reparadora, salvadora nuestra, etc.

 

3) La misma doctrina la exponen bajo las metáforas de acueducto, cuello, camino, escala, puente, nave, puerta.

 

4) Muchas veces aparece el título de Medianera y la misma doctrina en los himnos latinos de la Edad Media.

 

149. Razón teológica. a) María tiene la mediación ontológica. Dista de Dios, porque simplemente es persona humana; dista de los hombres porque por la maternidad divina toca los límites de la divinidad. Por otra parte también participa de Dios, porque por esta divina maternidad pertenece a la familia divina; participa de los hombres, porque por la maternidad espiritual pertenece a la nueva familia humana sobrenatural, cuya cabeza es Cristo.

 

b) María ejerce la mediación moral. Lo probaremos expresamente en los siguientes artículos. Ahora baste decir que Ella llevó Cristo a los hombres, y que su intercesión, por dignidad y gracia singular, es completa­mente especial.

 

150. Objeciones. 1. Según S.Pablo uno solo es el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús (1 Tim 2,5). Luego se excluye la mediación de María.

 

        Respuesta 1º. Luego se excluye la mediación de los santos (cf. D 984). 21. Distingo el antecedente: Uno solo es el Mediador principal e independiente, concedo el antecedente; secundario y subordinado, niego el antecedente.

 

2. Pero el texto del Apóstol excluye simplemente otro mediador. Porque del mismo modo dice un solo Mediador, como dice un solo Dios. Es así que así se excluye simplemente otro Dios. Luego también se excluye simplemente otro Mediador.

 

Niego la paridad. Porque "Dios" es nombre de naturaleza, "Mediador" es nombre de función. No hay por tanto que admirarse de que la naturaleza divina no pueda ser participada de tal manera que haya otro Dios, lo que en sí mismo implica contradicción, y en cambio pueda participarse la función de Mediador de modo secundario y subordinado.

 

3. La Mediación de María, o es del mismo orden que la mediación de Cristo o del mismo orden que la mediación de los santos. Si lo primero, no se da "un solo Mediador"; si lo segundo, nada especial se dice de María. Luego no se ha de afirmar su especial mediación.

 

Ponemos un tercer término. La Mediación de María es mediación especial de orden intermedio. Porque es simplemente de diverso orden que la mediación de Cristo, puesto que es participada de ésta y subordinada ella. Pero es también de diverso orden simplemente que la mediación de los santos, puesto que procede de una persona que tiene dignidad de orden más elevado, y se ejerce con causalidad y amplitud completamente diferente, como veremos.

 

151. Escolio 1. Doble aspecto de la mediación mariana. Hemos visto, tanto en la doctrina de los SS.Pontífices como en los documentos de la tradición, que la B.Virgen se llama del mismo modo Medianera ante el Mediador y Medianera ante Dios. La razón puede ser que la B.Virgen es intermedia, ya entre su Hijo y los hombres, ya entre los hombres y Dios. Son sin embargo diversos aspectos de una idea y la misma mediación. El primer modo de hablar significa el aspecto de la mediación de María respecto a Cristo, a saber de la Madre respecto al Hijo. El segundo modo de hablar significa el aspecto de la mediación de María para con Dios, a saber de asociada con el Redentor para con Dios ofendido. El primer aspecto parece que se ejerce más en la intercesión y distribución de las gracias; el segundo principalmente en la corredención.

 

152. Escolio 2. La B.Virgen María, Medianera de los ángeles. Es claro que esta cuestión se ha de resolver de modo distinto por los teólogos, según las diversas sentencias del fin primero de la Encarnación. Pero también en la sentencia tomística hay que decir que la B.Virgen es Medianera de los ángeles, en cuanto que obtiene en virtud de la Encarnación algo especial para ellos.

 

Articulo  III

De la corredención

 

153. Hemos hablado hasta ahora de la maternidad espiritual y de la mediación universal en general. Ahora pretendemos tratar de la corredención y distribución de las gracias, que son dos aspectos particulares tanto de la maternidad espiritual, como de la mediación. De la mediación, porque, como de Cristo escribió Sto.Tomás (3 q.26 a.2) Cristo se dice con toda verdad Mediador, porque une los hombres con Dios "satisfaciendo e intercediendo por los hombres" de modo semejante, guardada siempre la debida proporción, diremos de la B.Virgen. Y de la maternidad espiritual, porque es propio de María hacer una y otra cosa "maternalmente", a saber, engendrando los hombres a la vida divina, ya sea en el estadio de la realización de la redención, ya en el estadio de la aplicación de la redención. En este artículo, pues, trataremos de la primera actuación de la mediación y maternidad espiritual, que es la corredención.

 

Sobre esta cuestión hay que tratar de tres problemas:

 

Primero: si de hecho la B.Virgen fue asociada al Redentor en la realización de la obra de la redención.

 

Segundo: dónde en la vida de la B.Virgen se encuentra la realización histórica de esta cooperación.

 

Tercero: cómo se concibe y explica teológicamente en concreto esta cooperación.

 

Esto lo propondremos en otras tantas tesis.

 

TESIS 9. LA B.VIRGEN MARÍA FUE ASOCIADA A CRISTO REDENTOR EN LA REALIZACIÓN DE LA OBRA DE LA REDENCIÓN Y POR TANTO ES LLAMADA CON TODA RAZÓN CORREDENTO­RA.

 

154. Nociones. LA OBRA DE LA REDENCIÓN: a saber, el conjunto de las acciones con las que el género humano fue liberado de la servidumbre del demonio. La Redención tomada adecuadamente comprende un doble estadio:

 

Primero: en el que el Redentor realiza en su vida terrena los actos redentores, a los que se debe el perdón de los pecados y la restitución de la vida divina en favor de todo el género humano; entre estos actos sobresale el sacrificio cruento de la propia vida en la Cruz. Esto suele llamarse redención objetiva.

 

Segundo: en el que los méritos de la pasión y muerte del Redentor (o redención objetiva) se aplican a cada uno de los hombres en el decurso de los siglos. Esta suele llamarse redención subjetiva.

 

Hablamos ahora únicamente del primer estadio, o de la redención objetiva.

 

FUE ASOCIADA A CRISTO REDENTOR: Participó con El en la obra de la redención. La asociación de María con el Redentor se puede pensar en un doble sentido:

 

1º. Meramente maternal: a saber, con la que María ofreció al Redentor las cosas que son propias del cargo y oficio de una madre.

 

2º. Ultramaternal: a saber, con la que María se une además con el Redentor en la realización de la misma obra redentora.

 

Hablamos de esta segunda asociación. La cual, sin embargo, se entiende no solamente de cierta presencia cuasi privada en el sentido histórico de la redención objetiva, sino de la asociación oficial pretendida y decretada por Dios. Ahora se ha de probar esta función oficial de la B.Virgen.

 

155. Sentencias. 1º. Algunos teólogos más recientes negaron una asociación de María con el Redentor que sea ultramaternal en el estadio de la redención objetiva.

 

Más comúnmente los teólogos actuales afirman esta asociación, aunque se diferencian bastante entre sí en la explicación ulterior de este hecho, como veremos.

 

156. Doctrina de la Iglesia.  1) PÍO IX: "Así como Cristo, Mediador de Dios y de los hombres, asumida la naturaleza humana, borrando la escritura del decreto que nos era contrario, lo clavó triunfalmente en la cruz, así la santísima Virgen, unida a El con apretadísimo e indisoluble vínculo, hostigando con El y por El eternamente a la venenosa serpiente, y triunfando de la misma en toda línea, trituró la cabeza de ésta con su pie inmaculado" (Bula "Ineffabilis": CL 6,839).

 

2) LEÓN XIII: "Se asoció (María), con El, desde luego, a la dolorosa expiación de los crímenes del género humano" (Encícl. "Iucunda semper": ASS 27,178). "Después de haber sido cooperadora en la obra maravillosa de la redención humana, vino a ser para siempre la dispensadora de las gracias, frutos de esta misma redención, habiéndosele otorgado para ello un poder cuyos límites no pueden columbrarse" (Encícl. "Adiutricem populo": ASS 28,130). "Realmente, libre de la primera mancha la Virgen, elegida para Madre de Dios y, por esto mismo, hecha consorte de la salvación del género humano, tiene tanta gracia y potestad ante su divino Hijo, que ni la humana ni la angélica naturaleza la ha conseguido alguna vez mayor, o la puede conseguir" (Encícl. "Supremi Apostolatus": ASS 16,114; León XIII, todavía obispo de Perugia, usó ya el título de Correden­tora).

 

3) S.PÍO X: "Por esta comunión de dolores y voluntad entre María y Cristo, mereció Ella ser dignísimamente reparadora del orbe perdido y, por tanto, dispensadora de todos los dones que Jesús nos procuró con su muerte y con su sangre... Ella, sin embargo, puesto que aventaja a todos en santidad y en la unión con Cristo y fue asociada por Cristo a la obra de la salvación humana, nos merece de congruo, como dicen, lo que Cristo mereció de condigno" (D 1978a).

 

4) BENEDICTO XV: "De tal manera con Cristo paciente y muriendo padeció las penas, y casi murió con El, así abdicó los derechos maternos en su Hijo por la salvación de los hombres y para aplacar la justicia de Dios, cuanto a Sí pertenecía, inmoló a su Hijo de modo que se puede decir con razón, que Ella redimió con Cristo al género humano" (D 1978a, en la nota).

 

157. 5) PÍO XI: "Esta sentencia de los Doctores de la Iglesia... apoyase muy principalmente en que la Virgen Dolorosa participó con Jesucristo en la obra de la redención" (Epíst. Apost. "Explorata res est": AAS 15, 1923, 104). "La Virgen María, ofreciéndose junto a Cristo como víctima, fue también y es piadosamente llamada Reparadora por la misteriosa unión con Cristo y por su gracia absolutamente singular" (Encícl. "Miserentissimus Redemptor": AAS 20, 1928, 178). "Puesto que la augusta Virgen, concebida sin la primera mancha, ha sido elegida Madre de Cristo, para ser hecha consorte en la redención del género humano" (Ep."Auspica­tus profecto": AAS 25, 1933, 80).

 

6) PÍO XII: "Ella [María] fue la que... estrechísimamente siempre unida con su Hijo... Lo ofreció... al mismo en el Gólgota por todos los hijos de Adán" (Encícl. "Mystici corporis": AAS 35, 1943). "Principalmente haya que traer a la memoria que ya desde el siglo II la Virgen María es propuesta por los Santos Padres como nueva Eva al nuevo Adán, aunque sometida, estrechísimamente unida en aquella lucha contra el enemigo del infierno, que como en el Protoevangelio se da a conocer de antemano se había de llegar a la plenísima victoria del pecado y de la muerte, que siempre en los escritos del apóstol de las gentes se unen entre sí... Por tanto, la augusta Madre de Dios, por uno y el mismo decreto de predestinación misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad... compañera generosa del Divino Redentor, que obtuvo un triunfo pleno del pecado y de sus consecuencias..." (Bula "Munificientissimus Deus": AAS 32, 1950). "Con todo, debe ser llamada Reina la Virgen María Beatísima, no sólo por razón de su maternidad divina, sino también porque, por voluntad divina, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra eterna salvación. Ahora bien, en la realización de la obra redentora, la B.Virgen María se asoció íntimamente a Cristo... Si María fue asociada por voluntad de Dios a Cristo Jesús, principio de la salud, en la obra de la salvación espiritual y lo fue de modo semejante a aquel con que Eva fue asociada a Adán, principio de muerte, de manera que se puede afirmar que nuestra redención se efectuó según una cierta recapitulación (S.IRENEO, Adv. haer. V. 19,1 PG 7,1175 B), en la cual el género humano, sujeto a la muerte por causa de una virgen, se salva también por medio de la Virgen; si además se puede decir del mismo modo que esta gloriosísima Señora fue escogida para Madre de Cristo principalmente para ser asociada a la redención del género humano (PIO XI Ep. "Auspicatus profecto": AAS 25, 1933, 80)... se podrá legítimamente concluir que como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios, sino también por ser Redentor nuestro, así, con una cierta analogía, se puede igualmente afirmar que la B.Virgen es Reina, no sólo por ser Madre de Dios, sino también porque, como nueva Eva, fue asociada al nuevo Adán" (Encícl. "Ad coeli Reginam": AAS 46, 1954, 633‑635). "Ha sido voluntad del mismo Dios que en la obra de la Redención humana la Santísima Virgen María estuviese inseparablemente unida con Cristo, ya que nuestra salvación es fruto de la caridad de Jesucristo y de sus padecimientos asociados íntimamente al amor y a los dolores de su Madre" (Encícl. Haurietis aquas": AAS 48,1958,352).

 

158. Nota acerca de estos textos:

 

a) Constantemente se afirma cierta asociación existente entre María y el Redentor.

 

b) La cual se dice que consiste en llevar a cabo la misma obra de la redención: "colaboradora para realizar el sacramento de la redención" (León XIII); "consorte de la salvación del género humano" (Benedicto XV),"y participó en la obra de la redención" (Pío XI). "Consorte de la redención del género humano" (Pío XI), "en aquella lucha contra el enemigo del infierno" (Pío XII), "en realizar la obra de la Redención" (Pío XII), "en llevar a cabo la obra de la Redención" (Pío XII).

 

c) Se distingue de la redención meramente subjetiva, lo que es patente en muchas de estas expresiones. Pero además expresamente hacen mención de dos estadios León XIII, Pío X, Benedicto XV, Pío XI; más aún, del uno concluyen el otro.

 

d) Se distingue del puro oficio de Madre del Redentor: "escogida como Madre de Dios y por esto mismo hecha consorte en la salvación del género humano" (León XIII); "para esto ha sido elegida Madre de Cristo para ser hecha consorte en la redención del género humano" (Pío XI, citado también por Pío XII). La maternidad divina y la asociación al Redentor se comparan a la unión hipostática y a la obra redentora de Cristo" (Pío XII).

 

e) El carácter oficial de esta asociación con el Redentor se urge principalmente donde se trata de la nueva Eva. (PÍO XII).

 

Valor dogmático. La tesis es doctrina católica cierta, propuesta constantemente durante un siglo íntegro por todos los Sumos Pontífices de toda la Iglesia.

 

159. Se prueba por la sagrada Escritura. Gen. 3,15. Se preanuncia allí la obra de la redención que se ha de realizar por Cristo. Es así que en el mismo texto a Cristo se asocia María en orden a una y la misma obra; luego María hará con Cristo la obra de la redención.

 

La mayor es clara, la menor se prueba: Hay enemistades entre la serpiente y su descendencia por una parte, y entre María y Cristo por otra. Es así que de este modo es la asociación de María con Cristo en la misma lucha y en el mismo triunfo. Luego.

 

160. Se prueba por la tradición. a)  En los Padres, ya desde el principio, aparece la doctrina de la asociación de María con Cristo en esta obra bajo el paralelo Eva-María; cuya fórmula general puede ser: "La muerte por Eva, la vida por María" (S.JERONIMO, Epist. 22,105: ML 22,408). Así S.JUSTINO (R 141), S.IRENEO (R 224), TERTULIANO (R 358), S.AGUSTIN (R 1578). Términos semejantes tienen S.CIRILO JEROSOLIMITANO, S.EPIFANIO, S.JERONIMO, S.PEDRO CRISOLOGO, S.JUAN DAMASCENO, etc.

 

Esta doctrina, que tan antiguamente aparece en los escritos de los Padres, se ha de decir que se une con la revelación. Porque tiene origen en Gen 3,15 (S.Ireneo, S.Justino, Bula "Munificentissimus"), en el Ap 12 (S.Ireneo), en la doctrina de S.Pablo del segundo Adán (S.Ireneo).

 

b) En la Edad Media enseñaron el mismo paralelismo S.BERNARDO, PEDRO BLESENSE, S.BUENAVENTURA y principalmente Ps.ALBERTO MAGNO, de quien son entre otras estas palabras: "Aquélla los engendró a todos para la muerte, ésta para los cielos..., aquélla, principio de mortalidad; ésta, principio de regeneración... aquélla, ocasión de perdición para su marido; ésta, ayuda de redención para el varón". Lo mismo aparece frecuentemente en himnos latinos, como por ejemplo, el Himno "Ave Maris Stella" (S.VIII‑IX).

 

c) Especialmente hay que recordar en el siglo X a JUAN DE GEOMETRA, quien propuso claramente la doctrina de la asociación de María con el Redentor en la obra de la salvación, principalmente en la pasión. También a ARNOLDO CARNOTENSE en el siglo XII.

 

d) La misma asociación de la Virgen la urge en el siglo XV JUAN SEGOVIA para probar su inmunidad del pecado original. Tendencia que después fue más desarrollada en el siglo XVI por AMBROSIO CATARINO y en el siglo XVII por varios teólogos españoles (principalmente por F.Q.SALAZAR), que de ahí concluyeron la inmunidad incluso del débito del pecado.

 

e) Además de otros términos, como "coadjutora para la redención del mundo" (RICARDO DE S.LORENZO),"ayudadora de la redención" (Ps.ALBERTO MAGNO, S.ANTONINO); muchas veces aparecen el de "Redentora" y "Corredentora". Y ciertamente entre los términos citados prevalece el de Redentora en los siglos XV, XVI y hasta el fin del XVII; hacia 1670 el uso de la palabra "Corredentora" se hace más frecuente que el otro término; el cual poco a poco llegó a ser casi exclusivo y desde la mitad del siglo XIX aparece abundantísimamente. "Corredentora" era llamada ya la Virgen hacia el siglo XV: "Para que compadeciendo con el Redentor ‑ cautivado el transgresor ‑ Tú fueras Corredentora". De modo semejante hablan Salmerón (1585); en el siglo XVII, Nigido, Frangipane, P.Rafael, agustino; Lorenzo da Ponte, B. de los Ríos, Miechow, Pinto Ramírez, Salazar, Vulpes, Celada, Guevara, Quirós, Peñalosa, Valverde, Castronovo, Vega, Nieremberg, Urrutigoyti, Latio, Ortega, Marracci, B. de Riez, Neercassel, Dubois, Henneguier, Mariano de S.Jacobo, Grenier, Berlendo, Reichenberger, Vieira; en la primera mitad del siglo XVIII, A.Pérez, Sera, Medrano, Strozzi, Houdry, Van Ketwight, Calderón, Montalbán, Aguilar, León y Gómez, Siuri, Card. Orsini (Benedicto XIII), Del Moral, Lossada, Rippel, Echeverz, M. González, Pepe.

 

161. Escolio. El título "Corredentora". A algunos teólogos actuales desagrada el título de "Corredentora". En lo cual hay que distinguir dos cosas: la legitimidad teológica de este título y su oportunidad.

 

a) En cuanto a la legitimidad nótese lo siguiente:

 

1º Este título no es nuevo, sino que está comprobado por el uso de muchos siglos, como hemos dicho.

 

2º Fue impugnado por los Jansenistas; contra los cuales lo defendieron Neercassel, Dubois, Henneguier, Mariano de S.Jacobo, Grenier y después S.Alfonso M. de Ligorio. También lo defendieron los teólogos de la Universidad Parisiense el 1698.

 

3º Se lee en algunos documentos de la Curia Romana: "Para que el culto de la misma Virgen Dolorosa se aumente y la piedad de los fieles y el sentimiento de gratitud se fomente más y más para con la misericordiosa Corredentora del género humano..." (Decr. de la S.C. de Ritos: ASS 41, 1908, 409)."Hay a quienes el amor piadoso para con la sumamente Bienaventurada entre las vírgenes les llena de gozo de tal modo, que no pueden nunca nombrar a Jesús sin que le acompañe el glorioso nombre de su Madre, nuestra Corredentora, la Bienaventurada María". El año 1914 la Congregación del Santo Oficio enriqueció con indulgencias la oración en que se dice: "(el que ora) bendice vuestro santo nombre, bendice vuestras prerrogativas sublimes de verdadera Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, de corredentora del linaje humano".

 

4º Es usado más de una vez por Pío XI en sus alocuciones acerca del año jubilar de la Redención. Así el 30 de Noviembre de 1933, el 25 de Marzo de 1934, y principalmente el 28 de Abril de 1935, en la cual se incluye la oración: "Oh Madre de Piedad y misericordia, que asististe al lado de Tu Hijo dulcísimo, que consumada la Redención del género humano en el ara de la cruz, compaciente y Corredentora...". También por un breve Apostólico del 20 de Julio de 1925, aprueba y enriquece con indulgencias la oración en que se dice a la Virgen: "Re­cuerda también que en el Calvario quedaste constituida Corredentora, cooperando con la crucifixión de tu corazón a la salvación del mundo, juntamente con tu Hijo crucificado...".

 

5º Pío XII no parece que lo usase sino quizás una vez, en el año 1949, dirigiéndose al Director General de las Congregaciones Marianas; sin embargo el texto no es del todo seguro. El prefirió la fórmula "Asociada al Redentor". Sin embargo, en el mes de diciembre de 1949 aprobó la nueva edición reconocida del Enquiridio de las Indulgencias, en la cual se contienen las dos oraciones citadas, que por tanto se aprueba que sean rezadas por el pueblo cristiano aún ahora.

 

6º Hacia el año 1948 fue aprobada por más de 300 obispos esta oración: "Omnipotente y sempiterno Dios, que juntamente con los méritos y satisfacciones de Jesucristo, Redentor nuestro, y dependientemente de ellos, te has dignado aceptar benignísimamente, también los méritos y satisfacciones de la Beatísima Madre y Corredentora nuestra para liberación del orbe perdido de la servidumbre del pecado: concede propicio, que los que pedimos por ellos tus beneficios, podamos conseguir en el futuro con abundancia los frutos de tan gran reparación".

 

Consideradas todas estas cosas, en ninguna manera se puede dudar de la legitimidad del término "Corredentora".

 

b) En cuanto a la oportunidad, el juicio definitivo depende de la Santa Sede. Sin embargo, lo que alguna vez se dice, que es mejor evitar este título, puesto que fácilmente se puede entender mal, es de menor importancia; porque son muchos los términos, no sólo en teología, sino también muy en uso en el pueblo cristiano, que pueden ser ambiguos y, sin embargo, no por eso se suprimen.

 

TESIS 10. LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA PARTICIPÓ EN LA OBRA DE LA REALIZACIÓN DE LA REDENCIÓN PRINCIPALMENTE EN EL CONSENTIMIENTO VIRGINAL Y EN LA COMPASIÓN MATERNAL.

 

162. Nexo. Después que hemos establecido que María estuvo asociada al Redentor, preguntamos ya en qué hecho histórico de su vida esta asociación de María se mostró en el acto corredentor. Y decimos que esto sucedió principalmente en la Encarnación y al pie de la cruz.

 

Nociones. PARTICIPO: La asociación con el Redentor se plasmó en acto en estos momentos históricos de la vida de María.

 

CONSENTIMIENTO VIRGINAL: El asentimiento que María dio al ángel que le anunciaba la Encarnación. Pero este consentimiento no lo consideramos aquí en un aspecto privado (en cuanto que María por él consintió en la maternidad virginal simplemente), sino en el aspecto soteriológico (en cuanto que María por él consintió en la maternidad del Redentor como tal).

 

COMPASION MATERNAL: Participación dolorosa de María en la pasión y oblación del Redentor en la cruz.

 

PARTICIPATIVAMENTE: Afirmamos estos dos momentos históricos como los principales, no como los únicos.

 

a)  DEL CONSENTIMIENTO

 

163. Doctrina de la Iglesia. 1) LEÓN XIII: "El eterno Hijo de Dios, queriendo tomar la humana naturaleza para redimir y glorificar al hombre, y estando a punto de desposarse de alguna manera místicamente con el universal linaje de los hombres, no lo realizó sin el libre consentimiento de la Madre designada para ello, que, en cierto modo, desempeñaba el papel del mismo linaje humano, conforme a la brillante y verdaderísima sentencia del Aquinate..." (Encícl. "Octobri mense": ASS 24,195). "Pues cuando delante de Dios se inclina como su sierva para levantarse Madre de su Hijo y cuando Ella se consagra toda entera con Jesús en el templo, en ambas circunstancias se asocia desde luego a la dolorosa expiación de los crímenes del género humano" (Encícl. "Iucunda semper": ASS 27,178). "A saber, Ella trajo el Salvador a los hombres que se precipitaban en la sempiterna ruina; a saber, ya entonces, cuando el anuncio del pacífico sacramento traído a la tierra por el ángel lo recibió con admirable asentimiento en lugar de toda la naturaleza humana... De ahí simultáneamente brillan los méritos de María de la reconciliación y salvación nuestra" (Encíc. "Fidentem piumque": ASS 29,206s).

 

2) PÍO XII: "Y la que consintió en lugar de toda la naturaleza humana, para que se tuviese cierto espiritual matrimonio entre el Hijo de Dios y la naturaleza humana" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943, 247).

 

Nota acerca de estos textos. En ellos se afirma: a) la conexión entre el consentimiento de la Virgen y la Encarnación del Redentor; b) el carácter representativo de este consentimiento; c) el valor soteriológico del mismo.

 

Valor dogmático. La tesis, tomada en su generalidad, y omitidas ulteriores determinaciones, parece hoy cierta por el consentimiento moral de los teólogos.

 

164. e prueba por la sagrada Escritura. Lc. 1,38. El consentimiento tiene una verdadera e inmediata causalidad en su objeto. Es así que el objeto del consentimiento de María es la maternidad del Redentor, como tal; luego María cooperó verdadera e inmediatamente a la maternidad del Redentor. Es así que de este modo cooperó verdadera e inmediatamente a la redención misma. Luego.

 

La mayor. Siempre que seriamente se pide el consentimiento de otro para realizar alguna obra, el principio de la acción no se entiende próxima y adecuadamente constituido antes de que se obtenga el consentimiento. Es así que de esta forma el objeto moral, verdadera e inmediatamente depende también del que da su consentimiento; luego el consentimiento tiene verdadera e inmediata causalidad en su objeto.

 

La menor. a) El objeto propuesto a María por el ángel es la maternidad virginal del Mesías; que es el Hijo de Dios y el Rey de Israel; cuya misión para María, que sabía las Escrituras y que tenía la luz del Espíritu Santo, no pudo ser ninguna otra sino la obra de la redención.

 

b) El objeto del consentimiento, tal como lo da María, es la oblación plena de sí misma para el servicio de Dios, para que se cumpla aquella divina determinación.

 

c) De donde María da su consentimiento a la maternidad del Redentor, admitidos todos los deberes maternos que competen a tal Madre.

 

La menor subsumida. Tal maternidad no significa el hecho escueto físico de la maternidad, sino también los deberes que se siguen de ella, los cuales proceden de la comunión con el Redentor.

 

165. Se prueba por la tradición. a) Los Santos Padres atribuyen al consenti­miento de María verdadera causalidad en orden a la redención. S.EFREN: "Descendió el ángel desde lo alto y habló con él la Virgen, y se empezó a tratar de la reconciliación... Eva escribió el quirógrafo del decreto, y la Virgen pagó la deuda... Eva había caído, María la levantó". NICOLAS CLARAVALENSE: "Emprendió Dios la determinación... sobre la redención de los hombres... sobre el modo de la redención. E inmediatamente se saca el nombre de María del tesoro de la divinidad, y por Ella, y en Ella y de Ella y con Ella se determina todo lo que se ha de hacer".

 

b) Atribuyen especialmente esta causalidad a la obediencia y a la fe del mismo consentimiento: S.IRENEO (R 224), TERTULIANO (R 358), S.JUAN DAMASCENO: "María, sometiéndose a la voluntad divina, engañó a la engañadora serpiente y trajo la inmortalidad al mundo".

 

c) Estas mismas cosas se dicen en tiempo posterior: S.BERNARDO: "Todos hemos sido hechos en el sempiterno Verbo de Dios, y he aquí que morimos. En tu breve respuesta hemos de ser rehechos, para ser llamados de nuevo a la vida... De tu boca depende el consuelo de los miserables, la redención de los cautivos..." (Hom. 4 super "Missus est" 8: ML 183,83). RICARDO DE S.LORENZO: "Del corazón de la Bienaventurada Virgen habían procedido la fe y el consentimiento, por los cuales fue iniciada la salvación del mundo" (De laudibus B.M.Virginis 2,2). Ps.AGUSTIN: "Oh Bienaventurada María..., que con tu singular asentimiento socorriste al mundo perdido".

 

d) Los teólogos urgen desde el principio el carácter representativo del consentimiento de la Virgen. Así S.ANTONINO, STO.TOMAS (3 q.30 a.1), SUAREZ, SEDIMAYR, TOLEDO, etc.

 

e) Se pueden también añadir varios textos litúrgicos.

 

166. Razón teológica. Por la Encarnación se empezaba formalmente la redención. Es así que a la Encarnación en cuanto tal cooperó María moralmente por su consentimiento verdadera e inmediatamente; luego verdadera e inmediatamente cooperó a la redención moralmente por el consentimiento.

 

La mayor: A saber, por la Encarnación no solamente tenemos a Aquel que después hará la redención, sino que tenemos al Redentor mismo incoando la redención.

 

La menor: Un consentimiento seriamente pedido tiene verdadera causalidad moral inmediata en las cosas que se conocen y pretenden por el que consiente. Es así que María, a quien seriamente se le pedía el consentimiento, conocía y quería no sólo la Encarnación físicamente considerada, sino también formalmente en cuanto que era ya la redención incoada; luego María cooperó a la Encarnación en cuanto tal y, por su consentimiento, moral, verdadera e inmediatamente.

 

Esta menor: Por el conocimiento de las Escrituras y por la inspiración del Espíritu Santo, como aparece ya en el canto del "Magnificat".

 

167. Escolio. ¿A qué se extiende la causalidad del consentimiento? Se puede preguntar si esta causalidad moral del consentimiento virginal se extendería a toda la redención, o únicamente a su comienzo. Ciertamente se extendía a toda la redención, al menos implícitamente. Porque María se ofrece como esclava al servicio divino en aquella obra admirable que se va a hacer, sin limitación como Dios quiera; de ahí que libremente (por la fe y la obediencia) admitía por el consentimiento los dolores que a Ella por la comunión maternal con el Redentor le viniesen. Pero además, el Redentor, como Ella sin duda conocía por la lectura de las Escrituras, y mucho más por la interna luz sobrenatural, debía padecer mucho sufrimiento y por su muerte consumar la redención. De aquí que no hay que admirarse de que Ella, con la ayuda de la gracia divina, admitiese también por su consentimiento su participación en los tormentos y pasión del Hijo Redentor. Consecuentemente con toda probabilidad se puede decir, que la causalidad moral del concurso virginal se extiende inmediatamente a toda la redención. Finalmente tal consentimiento así otorgado perseveraba moralmente en el Corazón de la Madre, y se hacía cada día más explícito, cuando Ella guardaba en su corazón los hechos y la palabras de Cristo. Por el cual consentimiento renovado cada día se hacía más estrecha y más perfecta la comunión de afectos entre María Corredentora y el Hijo Redentor durante toda la vida de Cristo. Así pudo escribir León XIII: "Apresurándose a declararse, a consagrarse esclava del Señor cuando se convierte en su Madre. Lo que promete santamente lo cumple con santo ardor, y su vida se desenvuelve desde entonces en íntima comunión, para el gozo y para las lágrimas con la de su Hijo Jesús" (Encícl. "Magnae Dei Matris": ASS 25,145).

 

b)  DE LA COMPASIÓN

 

168. Doctrina de la Iglesia. 1) PÍO VII: "Los fieles cristianos tienen la obligación, por cierto, respecto a la B.Virgen María, como hijos con su dulcísima madre, de recordar con asiduidad y amor los dolores acerbísimos que Ella, principalmente junto a la cruz de Jesús, soportó con sin par e invicta fortaleza y constancia, y por su salvación ofreció al Eterno Padre" (Epíst. "Id officii", 9 de enero de 1801).

 

2) LEÓN XIII: "En ambas circunstancias desde luego se asocia a la dolorosa expiación de los crímenes del género humano; es pues, imposible no verla participando con toda la fuerza de su alma las agonías infinitas de su Hijo y de todos sus dolores. Por lo demás, en su presencia, ante sus ojos, debía cumplirse el divino sacrificio, cuya víctima había alimentado con su más pura substancia... De pie junto a la cruz de Jesús, estaba María, su Madre, penetrada hacia nosotros de un amor inmenso, que le hacía ser Madre de todos nosotros, ofreciendo Ella misma a su propio Hijo a la justicia de Dios y agonizando con su muerte en su alma, atravesada por una espada de dolor" (Encícl. "Iucunda semper": ASS 27,178).

 

3) S.PÍO X: "Cuando llegó para Jesús la hora suprema, se vio a la Virgen de pie junto a la cruz, horrorizada por el espectáculo; dichosa sin embargo, porque su unigénito era ofrecido por la salvación del género humano, y además, tanto padeció con El, que, si hubiera podido, hubiera sufrido con más gusto Ella todos los tormentos que sufrió el Hijo. La consecuencia de esta comunidad de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús, es que María mereció ser reparadora dignísima del orbe perdido y, por tanto, la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su muerte y con su sangre" (Encícl. "Ad diem illum": 2 de febrero de 1904).

 

4) BENEDICTO XV: "En comunión con su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte; abdicó los derechos de Madre sobre su Hijo para conseguir la salvación de los hombres; y, para apaciguar la justicia divina en cuanto dependía de Ella, inmoló a su Hijo, de suerte que se puede afirmar, con razón, que redimió al linaje humano con Cristo" (Litt. Apost. "Inter Sodalicia": ASS 10, 1918, 182).

 

5) PÍO XI: "La Virgen dolorosa participó con Jesucristo en la obra de la Redención" (Litt. Apost. "Explorata res est": AAS 15, 1923, 104). "Oh Madre de piedad y de misericordia, que acompañabais a vuestro dulce Hijo mientras llevaba a cabo en el altar de la cruz la redención del género humano, como corredentora nuestra asociada a sus dolores... conservad en nosotros y aumentad cada día, os lo pedimos, los preciosos frutos de la redención y de vuestra compasión" (Oración en el fin del año jubilar).

 

6) PÍO XII: "Ella fue la que... unida siempre estrechísimamente con su Hijo, Lo ofreció, como nueva Eva, al Eterno Padre en el Gólgota, juntamente con el holocausto de sus derechos maternos y de su materno amor, por todos los hijos de Adán, manchados por su deplorable pecado" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943, 247). "Ha sido la voluntad del mismo Dios que en la obra de la redención humana, la Santísima Virgen María estuviese inexorable­mente unida con Cristo, ya que nuestra salvación es fruto de la caridad de Jesucristo y de sus padecimientos asociados íntimamente al amor y a los dolores de su Madre" (Encícl. "Haurietis aquas": AAS 48, 1956, 352).

 

Nota acerca de estos textos. En ellos: a) se establece la conexión entre la compasión de María y la redención; b) esta conexión es tal, que Ella misma es llamada por esto con razón corredentora; c) por consiguiente, a manera de una sola realidad se consideran los frutos de la redención de Cristo y de la compasión de María.

 

Valor dogmático. La tesis, tomada de modo general y prescindiendo de ulteriores determinaciones, parece hoy cierta por el moral consentimiento de los teólogos.

 

169. Se prueba por la tradición. a) Los Santos Padres en el paralelismo Eva‑María urgen también el paralelismo árbol‑cruz. Ahora bien, tal paralelismo supone una acción soteriológica de María junto a la cruz de Cristo, que corresponde a la acción de Eva bajo el árbol. Es así que esta no pudo ser sino la compasión. Luego. Entre otros textos, S.AMBROSIO: "De tierra virgen Adán; Cristo de la Virgen... Por una mujer la necedad; por la Virgen la sabiduría. La muerte por un árbol; la vida por la cruz" (Expositio in Lucam 4,7: ML 15, 1698; CSEL 32,4,142). S.JUAN CRISOSTOMO: "Una Virgen, un leño y la muerte eran el símbolo de nuestra ruina... Ve ahora cómo esas mismas cosas son para nosotros causa de la victoria. En vez de Eva, María; en vez del árbol de la ciencia del bien y del mal, el árbol de la cruz; en lugar de la muerte de Adán, la muerte del Señor" (In Sanctum Pascha concio 2: MG 52,768). JUAN EUBOENSE: "Porque el leño y la mujer fueron el origen en el paraíso de tu destierro; pero ahora el leño y la mujer son para ti restitución" (Sermo in Concepcionem S.Deiparae 21: MG 96,1495).

 

b) En los himnos de la Edad Media se dicen muchas cosas de la compasión de la Virgen, algunos de cuyos textos expresamente parecen referir la causalidad de esta compasión. Así: "Alabanza al Padre, y también al Hijo ‑ simultáneamente al Santo Paráclito ‑ por las penas de la Madre y del Nacido ‑ por las que hemos sido reparados".

 

c) En el siglo XII enseñan la misma doctrina ARNOLDO CARNOTENSE, GODOFREDO ADMOTENSE, RICARDO DE SAN LORENZO.

 

d) En el tiempo de la gran Escolástica se presenta más claramente esta causa de la compasión. Así Ps.ALBERTO MAGNO: "La B.Virgen no es vicaria sino coadjutora y asociada, partícipe del reino, la que fue partícipe de los sufrimientos por el género humano, cuando... sola junto a la cruz, permaneció y recibió Ella en su corazón las heridas que Cristo en su cuerpo". S.BUENAVENTURA: "De modo admirable debe ser alabada y amada María, porque le agradó que su Unigénito se ofreciese para la salvación del género humano. Y se compadeció también, que si pudiese ser, todos los tormentos que el Hijo sufrió, Ella voluntariamente los hubiese padecido". Se discute acerca de la mente de S.TOMAS.

 

e) En los siglos XIV y XV profesan doctrina semejante el Speculum humanae salvationis, ALANUS, TAULERO, S.ANTONINO.

 

f) En el siglo XVI hay que nombrar, entre otros, a SALMERON, CATARINO, S.ROBERTO BELARMINO.

 

g) En el siglo XVII ya se puede decir que esta doctrina fue aceptada bastante comúnmente, aunque no estando de acuerdo algunos. Lo que con más razón se puede decir de los siglos siguientes.

 

170. Razón teológica. María fue asociada a Cristo para realizar inmediatamente la obra de la redención. Es así que la obra de la redención principalmente se realiza en la pasión y muerte de Cristo; luego es conveniente que Ella haya participado en la pasión y muerte de Cristo. Es así que principalmente participó por la compasión maternal; luego la compasión maternal influyó inmediata­mente en la redención.

 

171. Nota. Hemos visto la cooperación de María en el empezar y completar la redención. Pero la redención se extendía por toda la vida de Cristo. Los Romanos Pontífices dicen muchas cosas de la asociación de María con Cristo Redentor durante toda la vida de Cristo. A saber, la comunión de dolores entre la Madre y el Hijo, que en María, como vimos, no era únicamente maternal sino también soteriológica, se acentuaba en cada uno de los misterios de la redención; y así la función de Corredentora se extendía a todos estos misterios; y por eso dijimos en la tesis que esto se daba "principalmente" en el consentimiento y en la compasión.[1]

 

172. Objeciones. A) En cuanto al consentimiento.

 

1. El consentimiento de María se da cuando aún no existe la redención. Luego no puede influir en Ella.

 

Distingo el antecedente. Todavía no está incoada, niego el antecedente; todavía no está completada, subdistingo: en sí misma, concedo; en la intención de María que consiente, niego.

 

2. Lo que no es necesario para el efecto, no se puede decir causa del efecto. Es así que el consentimiento de María no es necesario para la redención, luego no concurre a la misma.

 

Pase la mayor, que no es verdadera simplemente. Distingo la menor: No es necesario absolutamente, concedo la menor; hipotéticamente, niego la menor.

 

3. Es así que ni hipotéticamente es necesario. Porque si el consentimiento de María fuese hipotéticamente necesario, sin él ni la Encarnación ni la redención se hubiesen dado. Es así que no hay ninguna razón de esta afirmación. Luego ni hipotéticamente fue necesario.

 

Concedo la mayor y niego la menor. Ciertamente en nuestro orden histórico fue requerido el consentimiento de María, y no se realizó la Encarnación antes de que Ella consintió.

 

4. Es así que el consentimiento de María no fue verdadera y propiamente requerido. Porque los Padres alaban la obediencia de María. Es así que esta obediencia supone que Dios le mandó a Ella que fuese madre, y no esperó su consentimiento. Luego su consentimiento no fue propiamente requerido.

 

Vuelvo en contra el argumento. Alaba S.Pablo la obediencia de Cristo al hacer la redención. Luego la redención le fue impuesta sin esperar su consentimiento. Luego aunque El no hubiese consentido la redención se hubiese hecho. 2º Concedo la mayor. Distingo la menor. Esta obediencia supone que Dios manifestó a María su decisión para que Ella libremente consintiese en ésta, concedo la menor; supone que Dios impuso esta determinación a María, aun no queriéndolo Ella, niego la menor.

 

5. El consentimiento no tiene eficacia sino en aquello que se conoce y se pretende por el que consiente. Es así que María no conocía sino la simple encarnación. Luego influyó en ella sola, no en la redención.

 

Distingo la mayor. Lo que se conoce y se pretende al menos implícitamente, concedo la mayor; solo explícitamente, niego la mayor. Contradistingo la menor. Explícitamente, pase la menor (porque ni hay que concederla); al menos implícitamente, niego la menor.

 

B) En cuanto a la compasión.

 

6. La mera compasión no tiene causalidad moral en relación al acto, luego por la compasión María no cooperó a la realización  de la redención.

 

Niego el supuesto. La compasión de María no es la mera compasión de una madre para con su hijo paciente; sino que es una actuación particular de positiva asociación de la Madre con el Hijo, que debía redimir al mundo por su pasión.

 

TESIS 11. LA COOPERACIÓN DE LA B.VIRGEN MARÍA A LA REDENCIÓN NO SE EXPLICA POR LA SOLA ACEPTACIÓN DE LA REDENCIÓN HECHA EN NOMBRE DE TODA LA HUMANI­DAD.

 

173. Nexo. Establecido el hecho de la cooperación de María Virgen en la redención objetiva por algunos actos suyos, investigamos ya la verdadera interpretación soteriológica de estos actos.

 

Nociones. ACEPTACION DE LA REDENCION. A saber, el valor soteriológico de los actos de María sería receptivo de la gracia de la redención, que fue ya realizada sólo por Cristo.

 

EN NOMBRE DE LA HUMANIDAD. A saber, María lleva la representación de toda la humanidad en la aceptación de la redención en favor de todos.

 

174. Sentencias. En la actual multiplicidad de sentencias se da una doble tendencia principal:

 

Eclesiológica: La redención objetiva es bilateral, abrazando además de la acción del Redentor el consentimiento de los redimidos merecido por ello para satisfacción vicaria y estado objetivo de gracia. Este consentimiento necesario de la humanidad es dado por la Virgen, actuando personalmente en representación del género humano. Este consentimiento lo presta no por mera recepción pasiva, sino por aceptación y comunión activa con la obra del Redentor. En esta concepción la redención objetiva se hace sólo por Cristo, pero no se juzga plenamente realizada sino puesta la aceptación de María, que se requiere como condición. Esta tendencia se dice "eclesiológica", porque asigna una cooperación de la Virgen semejante a la cooperación de la Iglesia en la obra redentora. De muchos y diversos modos la defienden KÖSTER, SEMMELROHT, DILLENSCHNEIDER, ahora RAHNER, RUPPRECHT, LAURENTIN, BUR, y otros.

 

Cristológica: La redención objetiva se hace con actos meritorios, satisfactorios y sacrificiales de Cristo Redentor, a los que por voluntad del mismo Cristo se añaden actos de María, de valor sin embargo esencialmente diverso: porque los actos de Cristo tienen valor redentor absoluto suficientísimo e infinito, pero los actos de María únicamente en dependencia del mismo Cristo, y esencialmente subordinado a El, y no necesario sino por la voluntad de El mismo. Esta tendencia se dice "cristológica", porque asigna la cooperación a la Virgen de parte de Cristo que redime, no de la Iglesia que ha de ser redimida. Así LEBON, BITTREMIEUX, SEILER, STRAETER, BALIC, NICOLAS, GAUTHIER, FERLAND, ROY, MASSON, PARENTE, ROSCHINI, BERTETTO, GALLUS, MERKELBACH, MALO, MONST, y casi todos los teólogos españoles.

 

Valor teológico. Más probable y más conforme a los textos de los Sumos Pontífices.

 

175. Se prueba. 1º Que cada uno de los documentos de los Sumos Pontífices puede explicarse sutilmente también en la otra sentencia, hay que conceder completamente que ellos de modo obvio, sobre todo en su conjunto y considerados en su desarrollo histórico, favorecen más la tendencia cristológica y que casi únicamente emplean su modo de hablar.

 

2º Cuando los Sumos Pontífices hablan de María que consiente en lugar de todo el género humano (LEÓN XIII, PÍO XII), hablan ciertamente de la Encarnación que es soteriológica, pero de ninguna manera concluyen la hipotética necesidad de este consentimiento por exigencias soteriológicas. Además aquella representación del género humano no la extienden a la acción de María en el Calvario.

 

3º PÍO XII muchas veces designa la cooperación de María a la obra de la Redención como ejercicio de la función de la nueva Eva junto al nuevo Adán en la cruz: "Ella fue la que... unida siempre estrechísimamente con su Hijo, lo ofreció como nueva Eva al Eterno Padre en el Gólgota, juntamente con el holocausto de sus derechos maternos y de su amor maternal por todos los hijos de Adán, manchados por el deplorable pecado de éste" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943, 247). "María Virgen es presentada por los Santos Padres como nueva Eva estrechamente unida al nuevo Adán, si bien sujeta a El, en aquella lucha contra el enemigo infernal" (Encícl. "Munificentissi­mus Deus": AAS 42, 1950, 768). "Si María fue asociada por voluntad de Dios a Cristo Jesús, principio de la salud, en la obra de la salvación espiritual, y lo fue en modo semejante a aquél con que Eva fue asociada a Adán, principio de muerte..." (Encícl. "Ad coeli Reginam": AAS 46, 1954, 634). Estas frases de ninguna manera indican una acción puramente receptiva, sino que significan más bien la posición de María de parte del Redentor. Y hay que notar que esta doctrina la unen los Sumos Pontífices con las exposiciones de los Padres ya desde el siglo II.

 

4º Lo mismo hay que decir de otras fórmulas empleadas por los Sumos Pontífices: "María ofreció a su Hijo en el Gólgota (LEÓN XIII, PÍO XII), "junto a la cruz ofreció la víctima (PÍO XI), "inmoló al Hijo" (BENEDICTO XV), y esto "junto con el holocausto de los derechos maternos y del amor materno" (PÍO XII), "abdicó los derechos maternos" (LEÓN XIII), María fue consorte de una "penosa expiación" (LEÓN XIII), "tuvo con Cristo comunión de dolores" (PÍO X), "padeció con el Hijo paciente y muriendo y casi murió con El" (BENEDICTO XV); por eso "con razón se puede decir que con Cristo redimió al género humano" (BENEDICTO XV); las cuales son "palabras muy apropiadas" (PÍO XI). (Los textos está citados antes en los números 156, 163, 168). Este modo de hablar está muy lejos de una mera aceptación de la redención ya realizada.

 

5º Más adelante hay que hacer notar las palabras de PÍO XII: "Ha sido voluntad del mismo Dios que en la obra de la redención humana, la Santísima Virgen María estuviese inseparablemente unida con Cristo, ya que nuestra salvación es fruto de la caridad de Jesucristo y de sus padecimientos asociados íntimamente al amor y a los dolores de su Madre" (Encícl. "Haurietis aquas": AAS 48, 1956, 352). PIO XI había llamado tesoro de gracia "los preciosos frutos de la Redención y de tu compasión", en un contexto en que a la B.Virgen la llama Corredentora. En estos textos la salvación y la redención se atribuyen simultáneamente al amor y pasión de Cristo y al amor y dolores o compasión de María. Se asocian mutuamente en la realización de la redención objetiva, no sólo las personas, sino también los actos de Cristo y María.

 

176. 6º Además en la tradición anterior, al menos desde el siglo XV (pasando por alto a Juan Geómetra), la tendencia cristológica fue propuesta de diversos modos por muchos teólogos, mientras que la tendencia eclesiológica fue desconocida hasta hace pocos años.

 

7º Además esta teoría supone que la redención objetiva necesariamente ha de ser aceptada por el género humano; lo cual ciertamente no se prueba por la mera semejanza con la redención subjetiva, sino que exige los argumentos positivos de las fuentes o del magisterio. Y la afirmación de que la Redención objetiva es "sacramento" y por tanto se ha de recibir para que se pueda decir celebrado, no va apenas más allá de los límites de una metáfora.

 

8º Finalmente, si la aceptación de la B.Virgen se pone como condición necesaria de la redención objetiva plenamente realizada, aquella aceptación se ha de concebir sin duda como acto sobrenatural hecho por la gracia de la redención. Ahora bien, esta gracia no se puede dar si no se concibe esta redención objetiva ya plena y absolutamente realizada. Luego la aceptación de la Virgen no se puede decir condición necesaria para la plena redención objetiva.

 

177. Objeciones. 1. María fue redimida por Cristo. Luego no puede ser Corredentora. Pruebo el consecuente. Para que se apliquen los frutos de la redención a María, es necesario que la redención ya estuviese completa. Es así que si la redención estaba completa, Ella no pudo cooperar a la misma. Luego...

 

Para resolver esta dificultad hubo teólogos que se inclinaron a la negación del antecedente. Pero esto no se puede sostener, como dijimos arriba, tratando de la Inmaculada Concepción.

 

Hubo también otros (Godts, Schüth, Campana) que defendieron la posibilidad de algún influjo de María en su propia redención. Lo cual parece que apenas se puede entender rectamente.

 

Por lo cual hay que responder: Concedo el antecedente y distingo el consecuente. No puede ser Corredentora de sí misma, concedo el consecuente; de otros, niego el consecuente. Y en cuanto a la prueba, distingo la mayor. Que estuviese completa, es decir, estuviese puesto por Cristo todo lo que se requería por voluntad de Dios para la redención de María, concedo la mayor; que estuviese puesto por El todo lo que para la redención de los demás de hecho había que realizar según la divina voluntad, niego la mayor.

 

A saber la redención de Cristo no es la misma para María que para los demás; y esa diferencia no consiste solamente en la diversa aplicación (porque la redención de María es por preservación, mientras que la redención de los demás es por liberación), sino también en la redención misma que se ha de aplicar (porque la redención de María es la redención de la futura Madre del Redentor). Se pueden pues distinguir muchos signos de razón. En el primer signo es redimida María, porque por la previsión de los méritos de Cristo es preservada de todo pecado. En el segundo signo María así preservada y santificada es asumida para Madre del Redentor y en consorcio con El para realizar la redención por los demás hombres.

 

2. Pero entonces hay que admitir una doble redención. Es así que de esta doble redención no se encuentra en las fuentes ni siquiera un vestigio...

 

Distingo la mayor.   Doble en su histórica realidad completa, niego la mayor; doble en el orden y naturaleza, concedo la mayor. El que, pues, no se encuentre vestigio en las fuentes de esta doble redención, se podrá dejar pasar (porque ni esto se ha de conceder simplemente), pero se niega el supuesto. Porque si esto es necesario para explicar la doctrina del Magisterio y de la Tradición, bien se puede suponer por los teólogos como explicación teológica.

 

3. La redención es acto de culto público, que sólo se puede ofrecer por un sacerdote. Es así que la B.Virgen no es sacerdote. Luego no pudo hacer este acto.

 

Pase todo. Porque no decimos ahora que la B.Virgen concurrió a la redención de tal manera que alcanzase todas sus formalidades. 2º Distingo la menor. No es sacerdote, esto es, no realiza ninguna acción sacerdotal, niego la menor; no es sacerdote, esto es, no tuvo el sacerdocio ministerial, concedo la menor. Pero de esto hablaremos enseguida.

 

178. Escolio. De los diversos modos de corredención. Vimos que la B.Virgen María cooperó inmediatamente con sus actos a realizar la obra de la redención, y que principalmente tuvo lugar  esto en el consentimiento virginal y en la compasión maternal. Buscamos una ulterior explicación de estos actos, cuyo valor soteriológico hemos probado. Y porque la causalidad moral (de la cual únicamente puede plantearse la cuestión) aparece bastante claramente en el consentimiento, se plantea ahora toda la cuestión sobre la causalidad moral de la compasión. La cual estudiaremos por analogía con la causalidad de la pasión de Cristo, explicada por S.Tomás (3 q.48). Nótese sin embargo que nosotros no afirmamos cada uno de aquellos modos de corredención de María cuasi a priori, porque se encuentran en la obra redentora de Cristo. Ni siquiera hacemos esto, supuesto el hecho ya probado de la corredención. Porque a priori tampoco podemos saber los límites de la corredención, que ciertamente sólo pueden designarse por la libre voluntad de Dios. Probamos pues positivamente, que cada uno de estos modos de cooperación de María se dan de hecho; y buscamos una ulterior explicación de los teólogos. Y si ésta todavía no es clara y perfecta, nada se deduce de ahí contra los hechos positivos ya establecidos.

 

179. 1. De la corredención por modo de mérito. a) Decimos que la compasión de la Virgen tuvo causalidad meritoria, no sólo en el orden individual y personal de la misma Virgen, sino también en el orden social y objetivo de la redención que se había de realizar en pro de todos los hombres. Como la pasión de  Cristo nos mereció los dones de gracia y gloria, y así hizo nuestra redención, así también la compasión de María, juntamente con la pasión de Cristo. Esta parece que es hoy la sentencia más común entre los teólogos.

 

b) Se funda en la doctrina pontificia de León XIII y de S.Pío X. LEÓN XIII escribió: "Pues cuantas veces saludamos juntos a María la llena de gracia, según la angélica alabanza, tantas veces con la repetición de dicha alabanza, ofrecemos a la misma Virgen como rosas que despiden suavísimo y gratísimo perfume; tantas veces pensamos en la dignidad excelsa de María y en la gracia que Dios le concedió por el fruto bendito de su seno; tantas veces recordamos otros méritos singulares con los que tomó parte en la redención humana con su Hijo Jesús" (Litt. Apost. "Parta humano": ASS 34,194). S.PIO X: "Sin embargo, puesto que María sobresale de todos en santidad y en unión con Jesucristo, y ha sido asociada por Jesucristo a la obra de la redención, Ella nos merece de congruo, como dicen los teólogos, lo que Jesucristo nos ha merecido de condigno" (Encícl. "Ad diem illum": ASS 36,454). Del sentido de este último texto se ha discutido mucho. Los adversarios urgen el tiempo presente del verbo (merece) en oposición al pretérito (ha merecido); de donde concluyen que en el texto se trata de gracias ya adquiridas por mérito de Cristo que ahora las impetra la B.Virgen. Por esto dicen que el verbo "merece" hay que entenderlo en sentido lato por "impetrar" u "obtener". Pero parece que hay que proceder en sentido inverso: la fórmula "merece de congruo" en oposición a la otra "ha merecido de congruo", sin duda hay que entenderla en sentido técnico. Y esto tanto más cuanto que el Sumo Pontífice alude expresamente a los teólogos (ya sea la alusión al adagio íntegro, ya a la terminología "de congruo"). Ahora bien, la B.Virgen ahora no puede merecer en este sentido. Luego el tiempo presente se ha de entender por pretérito, como presente histórico.

 

180. c) La compasión se puede entender como meritoria de dos modos. Del primer modo, en cuanto significa una como apropiación de la pasión meritoria de Cristo, en cuanto que los méritos del mismo Cristo en algún verdadero sentido también se pudiesen atribuir a María. Si éste se concibe así, las obras que tuvieron como premio nuestros dones de gracia y de gloria, fueron únicamente obras meritorias de Cristo; pero no sólo en cuanto que son de Cristo, sino también simultáneamente en cuanto se atribuyen por derecho materno a María. Y el derecho de esta atribución se tiene en la apropiación, a saber, en el acto positivo con el que María hizo suyos eficazmente los méritos de Cristo. Ahora bien la eficacia de este acto reside no en la mera voluntad de María, sino en su maternidad, o más bien en sus derechos maternos respecto a la vida del Hijo. Estos derechos de la Madre parece que son los que enseñan BENEDICTO XV: "En comunión con su Hijo doliente y agonizante soportó el dolor y casi la muerte; abdicó los derechos de Madre sobre su Hijo para conseguir la salvación de los hombres" (Litt. Apost. "Inter sodalicia": AAS 10, 1908, 182). Y PÍO XII: "Y al mismo lo ofreció  en el Gólgota junto con el holocausto de los derechos maternos y de su materno amor" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 25, 1943, 247). Hay que hacer notar que en este modo de entender el asunto, no se atiende al valor de los méritos del acto con el que María se apropia los méritos del Hijo, sino únicamente a la verdad de este acto; puesto el cual, los méritos de Cristo son jurídicamente de Cristo y de María.

 

Del segundo modo, la compasión se concibe como meritoria en cuanto en sí misma es obra digna de premio, que es recibida por Dios en el orden objetivo de la salvación universal, precisamente porque no es obra de alguna persona privada, sino de una persona llamada con Cristo a realizar la obra de la redención. En este modo de concebir el asunto, las obras, que tuvieron como premio nuestros dones de gracia y de gloria, fueron obras meritorias de Cristo y de María, la pasión del Hijo y la compasión de la Madre. Ésta ciertamente subordinada a aquélla y por su virtud. Pensamos que se puede sostener el segundo modo.

 

181. d) El valor de la compasión meritoria es por lo menos de congruo. Se pregunta si también lo es de condigno. Y ciertamente en el primer modo de concebir la compasión no se ve ninguna dificultad. También en el segundo la condignidad se afirma por algunos en cuanto al hecho, cualquiera que sea el modo de hablar. Así muchos teólogos. Algunos propusieron el mérito de supercongruo. La condignidad parece que se puede defender rectamente. Porque supuesta la asociación de María con Cristo en realizar la obra de la redención, hay que admitir en la Virgen cierta divina ordenación de la gracia en bien de otros hombres (lo cual ciertamente se debe admitir en toda hipótesis si se da la corredención por modo de mérito). A la cual ordenación se añade también cierta igualdad, necesaria para la condignidad. Porque la B.Virgen por una parte tiene una dignidad en cierto modo infinita, y por otra parte tiene tanta gracia cuanta "sería suficiente para la salvación de todos los hombres del mundo". De donde más probablemente parece que hay que afirmar cierta condignidad entre el mérito de María y los bienes de gracia y de gloria para todos los hombres. Es sin embargo una condignidad imperfecta, que no se puede decir de rigor de justicia, puesto que supone el mérito de Cristo y se funda simplemente en él. Luego esta sentencia en tanto se puede defender en cuanto que admite cierta condignidad inferior a la condignidad de los méritos de Cristo; sentido en el cual no parece que se pueda oponer el adagio teológico, citado por S.Pío X, sea lo que sea respecto a la terminología.

 

182. e) Contra toda la doctrina de la corredención por modo de mérito se arguye: El principio del mérito no cae bajo mérito. Es así que el objeto de los méritos de Cristo es principio de los méritos de María. Luego el objeto de los méritos de María no puede ser el mismo objeto de los méritos de Cristo.

 

Responden otros concediendo la mayor y distinguiendo la menor: El objeto de los méritos de Cristo, en cuanto que éstos se refieren a María personalmente considerada, es principio de los méritos de María, concedo la menor; el objeto de los méritos de Cristo, en cuanto éstos se refieren a los demás hombres, es principio de los méritos de María, niego la menor.

 

Responde Lebón: Distingo la menor. El objeto de los méritos de Cristo es principio de los méritos que tiene María como persona privada, concedo la menor; como persona pública, asociada por Dios a la obra redentora, niego la menor. E igualmente distingo la consecuencia: el objeto de los méritos de María, en cuanto persona privada, no puede ser el mismo objeto de los méritos de Cristo, concedo la consecuencia; el objeto de los méritos de María, como persona pública asociada por Dios a la obra redentora, niego la consecuencia. En esta última solución se supone que la gracia de Corredentora, como tal, no es de Cristo, sino de Dios, aunque la gracia de María, como persona privada, sea ciertamente de Cristo, que la redime de modo más sublime. Esta solución parece que tiene más probabilidad.

 

183. 2. De la corredención por modo de satisfacción. a) Decimos que la compasión de la Virgen tuvo causalidad satisfactoria en el orden objetivo de la redención que se había de realizar en favor de los demás hombres; porque en favor de sí no podía satisfacer, ya que no tenía ningún pecado. Como la pasión de Cristo satisfizo por los pecados de todo el mundo, y así hizo nuestra redención, de este modo la compasión de María juntamente con la pasión de Cristo. Así se expresan hoy más comúnmente los teólogos.

 

b) El fundamento de esta doctrina se tiene en aquellos títulos de la tradición, en los que María es llamada "propiciación nuestra", "auxiliar de la propiciación" (S.Bernardo), "propiciatorio", "pacificadora de la ira de Dios" (S.Anselmo), "purificadora de los crímenes" (Ruperto), "magnífico precio por Eva" (Damasceno); o se afirma "la Virgen paga la deuda de Eva" (S.Efrén), "por la culpa (de Eva) la B.Virgen satisfizo" (S.Alberto Magno), "Ella satisfizo al Padre por la madre" (S.Bernardo), etc. Esta es también la doctrina de los Sumos Pontífices de época reciente. LEÓN XIII: "Se asocia con El a la dolorosa expiación de los crímenes del género humano" (Encícl. "Iucunda semper": ASS 27,178). S.PÍO X: "La consecuencia de esta comunidad de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús, es que María mereció ser reparadora dignísima del orbe perdido" (Encícl. "Ad diem illum": ASS 36,453s). BENEDICTO XV: "En efecto, en comunión con su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte, abdicó los derechos de Madre sobre su Hijo, para conseguir la salvación de los hombres; y, para apaciguar la justicia divina, en cuanto dependía de Ella, inmoló a su Hijo, de suerte que se puede afirmar, con razón, que redimió al linaje humano con Cristo" (Litt. Apost. "Inter sodalicia": AAS 10, 1918, 82). Lo mismo parece significar la fórmula de Pío XII: "Generosa asociada al divino Redentor" (Encícl. "Munificen­tissimus Deus": AAS 42, 1950, 768).

 

c) También la compasión satisfactoria se puede entender de dos modos. Del primer modo, en cuanto significa cierta cuasi apropiación de la pasión satisfactoria de Cristo, en cuanto que la satisfacción de Cristo en algún verdadero sentido también se podría atribuir a María. Si así se concibe esto, las obras satisfactorias que aplacaron a Dios fueron únicamente satisfacciones de Cristo, pero no sólo en cuanto son de Cristo, sino también en cuanto con razón se atribuyen a María por los derechos maternos en la vida del Hijo.

 

Del segundo modo se concibe la compasión satisfactoria en cuanto en sí misma es una obra penal, que es recibida por Dios en el orden objetivo de la salvación universal, porque no es la obra de alguna persona privada, sino de la persona asociada a Cristo en la realización de la obra de la redención. En este modo de concebir el tema, las satisfacciones que de hecho aplacaron a Dios fueron satisfacciones de Cristo y de María, pasión del Hijo y compasión de la Madre; ésta ciertamente subordinada a aquélla, por la virtud de ella. Defendemos el segundo modo.

 

184. d) El valor de la compasión satisfactoria es por lo menos de congruo. Se pregunta si también es de condigno en el segundo modo de concebir ésta. Aquí sin embargo parece que hay mayor dificultad que en el mérito. Porque al tener el pecado malicia infinita, para establecer la igualdad entre la ofensa y la satisfacción (que se requiere absolutamente para la condignidad), habría que afirmar la infinitud de la satisfacción; ahora bien, como el valor de la satisfacción se mide por la persona que satisface, se requeriría persona infinita o divina. Sin embargo, no faltan teólogos muy recientes que, como los antiguos, defienden alguna condignidad de la satisfacción de María. Son casi los mismos que han sido nombrados antes.

 

Esta sentencia parece que tiene sólida probabilidad. Porque  en primer lugar el valor de la satisfacción de María no es como el valor de la satisfacción de otros hombres; diferencia que no es únicamente cuantitativa, sino también cualitativa; porque es la satisfacción de la Madre de Dios. Ahora bien, como la dignidad de la maternidad divina es en algún modo (secundum quid) infinita, hay que concluir que el valor de su satisfacción es también en algún modo (secundum quid) infinito. Pero, como defiende la más probable y verdadera sentencia de los teólogos, la malicia del pecado es también infinita no simplemente en algún modo (secundum quid). Podemos, pues, encontrar cierta adecuación e igualdad entre la malicia de la ofensa y el valor de la satisfacción de María, ya que éste y aquélla son en algún modo (secundum quid) infinitos.

 

Además bastantes teólogos antiguos, y ciertamente de diversas escuelas, admitían la posibilidad de alguna satisfacción condigna por parte de la creatura, aunque esta condignidad no pueda ser perfecta o en rigor de justicia. Dejando esto sentado y teniendo en cuenta la singular asociación de María con Cristo en la realización de la obra de la redención; parece que hay que concluir que existe en Ella esta condignidad imperfecta, y por tanto que la compasión de la Virgen tiene valor satisfactorio de algún modo condigno. De donde la condignidad, para que sea verdadera, supone únicamente la igualdad entre la ofensa y la satisfacción; pero cualquier condignidad, excepto sólo la condignidad plena y perfecta por rigor de justicia, no parece exigir la igualdad entre la persona que satisface y la persona ofendida. De la cual sin duda es necesario que aquella primera obtenga todo su valor.

 

185. 3. De la corredención por modo de sacrificio. a) Esta cuestión es más difícil. Empezamos por la doctrina de los Romanos Pontífices. LEÓN XIII: "Por lo demás, en su presencia, ante sus ojos, debía cumplirse el divino sacrificio, cuya víctima había alimentado con su más pura substancia... De pie, junto a la cruz de Jesús, estaba María, su Madre, penetrada hacia nosotros de un amor inmenso, que la hacía ser Madre de todos nosotros, ofreciendo Ella misma a su propio Hijo a la justicia de Dios y agonizando con su muerte en su alma, atravesada por una espada de dolor" (Encícl. "Iucunda semper": ASS 27,178). ") Y qué decir si uno considera que la sangre de Cristo, derramada por nosotros, y que los miembros, en los cuales El muestra al Padre las heridas recibidas como precio de nuestra libertad, no son sino carne y sangre de la Virgen?" (Encícl. "Fidentem piumque": ASS 29,207). S.PÍO X: "Pero no es la única alabanza de María el que ha dado al unigénito Dios, que había de nacer de miembros humanos, su carne, para que así se hiciese víctima para la salvación de los hombres; su misión fue también guardar esta víctima, alimentarla y hasta presentarla al altar a su debido tiempo... Y cuando llegó para Jesús la hora suprema, se vio a la Virgen de pie junto a la cruz, no sólo absorta en el espectáculo; sino dichosa, porque su unigénito era ofrecido por la salvación del género humano, y además tanto padeció con El, que, si hubiera podido, hubiera sufrido con toda su voluntad Ella todos los tormentos que sufrió el Hijo" (Encícl. "Ad diem illum": ASS 36,453). BENEDICTO XV: "En comunión con su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte; abdicó los derechos de Madre sobre su Hijo para conseguir la salvación de los hombres; y, para apaciguar la justicia divina, en cuanto dependía de Ella, inmoló a su Hijo, de suerte que se puede afirmar, con razón, que redimió al linaje humano con Cristo" (Litt. Apost. "Inter sodalicia": AAS 10, 1918, 182). PÍO XI: "Finalmente, la benignísima Virgen Madre de Dios sonreía favorablemente a estos nuestros deseos y conatos, la cual, habiéndonos dado y criado a Jesús Redentor, y ofreciéndolo junto a la cruz como víctima, fue también y es piadosamente llamada Redentora por la misteriosa unión con Cristo y por su gracia absolutamente singular" (Encíc."Miserentissimus Redemptor": AAS 20, 1928, 178). PÍO XII: "Ella fue la que, libre de toda mancha personal y original, unida siempre estrechísimamente con su Hijo, lo ofreció como nueva Eva al Eterno Padre en el Gólgota, juntamente con el holocausto de sus derechos maternos y de su maternal amor, por todos los hijos de Adán, manchados por su deplorable pecado" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943, 247).

 

b) En estos textos, sin duda, se enseña alguna cooperación de María en el sacrificio redentor de Cristo. Esta cooperación consiste al menos en lo siguiente: María preparó la víctima del sacrificio, dando a luz a Cristo, alimentándolo, custodiándolo. Luego preparó de sí misma a la víctima, ya que la carne y sangre que se inmolaron en la cruz son carne y sangre de María. Además el sacrificio mismo se hizo estando Ella presente y gozándose en sus dolores por la salvación del género humano. Hablan además los Pontífices del oficio de colocar a la víctima divina en las aras, lo cual fue realizado por María. Las cuales palabras, aunque algunas veces se dicen de la presentación en el templo, sin embargo, según parece, no siempre es así.

 

186. c) La cuestión es, sin embargo, si hay que admitir alguna mayor cooperación, a saber una cooperación que sea estrictamente sacerdotal, de tal manera que se pueda decir que María realizó con Cristo el sacrificio mismo de la cruz. Y esto, parece que se insinúa por algunas expresiones. Porque se dice que María renunció a sus derechos a la víctima por la salvación de los hombres. Se dice además que "ofreció voluntariamente su Hijo a la divina justicia", "junto a la cruz ofreció a la víctima"; más aún "que inmoló a su Hijo, en cuanto estaba de su parte, para aplacar la justicia de Dios"; y que esto lo hizo, no en cuanto era persona privada, sino "como nueva Eva". Finalmente Ella ofreció sus dolores y los derechos maternos juntamente con el Hijo en holocausto.

 

Para la explicación de estos textos se ha dicho que el término "ofreció" no se ha de tomar sino en sentido lato. Lo cual ciertamente, se admitiría fácilmente, si este término se emplease sólo una vez y como de paso. Pero este término se repite frecuentemente en un contexto completamente sacrificial, en relación al sacrificio de la cruz, a su víctima, a su eficacia redentora. Todas estas cosas no parece que se puedan explicar de ningún modo por un empleo del término en sentido lato. Y esto tanto más cuanto que algunas palabras de las citadas fueron escritas después de famosísimos estudios de los teólogos acerca de este asunto, y ciertamente no son restrictivas. Luego parece que hay que admitir cierta cooperación especial de María en el sacrificio de la cruz, que es cooperación moral inmediata y en la línea sacrificial. Y no hay que admirarse, ya que María no es sólo Madre de Cristo, sino que es además asociada con El para realizar la obra de la redención; obra que se consuma en el sacrificio de la cruz.

 

187. d) Pero )se puede decir esta cooperación de María estrictamente sacerdotal, de tal manera que el sacrificio de la cruz haya sido ofrecido simultáneamente por Cristo y por María, de donde ésta también tuviese su correspondiente sacerdocio? Se distingue un triple sacerdocio en el Nuevo Testamento: el primero es el sacerdocio de Cristo, supremo y eterno; el segundo es el sacerdocio ministerial, que se tiene en la Iglesia por el sacramento del orden; el tercero es el sacerdocio general y lato de todos los cristianos, del que habla S.Pedro en 1 Pe 2,9.

 

La cooperación de la Virgen al sacrificio de la cruz no se puede reducir a la actuación de este último sacerdocio. No sólo porque este sacerdocio se refiere al sacrificio eucarístico, y María cooperó en el sacrificio de la cruz; sino porque María, unida a la víctima de un cierto modo especial, fue singularmente admitida con Cristo para realizar la obra de la redención. Y no se puede reducir la cooperación de María en el sacrificio de la cruz a la actuación del sacerdocio ministerial, ya que sin duda no tuvo este sacerdocio ni pudo tenerlo María. Luego parece lógico afirmar alguna participación de la Virgen en el sacerdocio de Cristo, por la cual se diga que Ella tiene un sacerdocio inferior al de Cristo, pero sobre el sacerdocio nuestro ministerial.

 

188. e) Otra cuestión completamente distinta es si la B.Virgen debe llamarse sacerdote. Porque los títulos algunas veces no se pueden usar por razones extrínsecas a la verdad del hecho. Ciertamente el título mismo fue empleado por Pío IX[2], y S.Pío X enriqueció con indulgencias una oración que lo contenía. Pero el día 8 de abril de 1916 fueron rechazadas por el Santo Oficio unas imágenes que representaban a la Virgen vestida con vestiduras sacerdotales, y después fue condenada la devoción de la Virgen‑Sacerdote con ocasión de cierto artículo. Es claro que en uno y otros casos quiso el Santo Oficio evitar en los fieles poco instruidos la confusión con el sacerdocio ministerial.

 

189. Escolio. María y la Iglesia. Muchas cosas se han escrito en los últimos años sobre este tema, cuyas raíces se encuentran aun en la misma antigüedad cristiana, lo cual hoy sin embargo parece que en algunos ha alcanzado una importancia muy desproporcionada.

 

María es ciertamente figura de la Iglesia: en la maternidad virginal, en la santidad inmaculada, en la maternidad espiritual, en la asunción corpórea, en la mediación perenne. Es también miembro de la Iglesia: desde la antigüedad se la llama preferentemente "cuello", aunque también le fueron asignadas otras semejantes de diversos miembros; metáforas que no se han de emplear sino con sobriedad. Muy equívoca es la fórmula "María es personificación de la Iglesia", la cual por tanto necesita grandes distinciones.

 

Por otra parte María está sobre la Iglesia, si hablamos de ésta en contraposición a Cristo su fundador. Por la divina maternidad, de tal manera se coloca sobre las demás criaturas, que todas las cosas que le pertenecen a Ella se sitúan en orden superior. También su asociación con el Redentor eleva el oficio de Corredentora a la esfera de la redención objetiva; de donde su mediación y espiritual maternidad difieren amplísimamente de la medición y maternidad de la Iglesia.

 

Articulo  IV

De la dispensación de las gracias

 

190. Hemos visto la mediación de la Virgen María y la actuación de su maternidad espiritual en el estadio de la realización de la redención. De ahí que con verdad se dice y es Corredentora. Resta que investiguemos Su mediación y la actuación de la maternidad espiritual en el estadio de la aplicación de la redención a cada uno. De aquí que se diga y es dispensadora de las gracias.

 

TESIS 12. LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA ES VERDADERAMENTE LA DISPENSA­DORA DE TODAS LAS GRACIAS.

 

191. Nociones. DISPENSADORA DE LAS GRACIAS se dice la mujer, de la cual depende por vía de causalidad el que de hecho se dé a los hombres en concreto las gracias que se contienen en el tesoro de la redención. Es claro que esta causalidad, cualquiera que sea el último término (porque de esto prescindimos en la tesis) es sin duda subordinada, también en este estadio, a la causalidad de Cristo. Ahora bien, de suyo y en abstracto el ministerio de dispensadora de las gracias se puede separar del ministerio de corredentora, de tal manera que pueda darse aquél sin este último. Sin embargo de hecho, por lo ya probado, consta que la B.Virgen es corredentora. Luego por esto tiene un nuevo título para la dispensación de las gracias.

 

Es claro que la afirmación de esta operación de María en la distribución de las gracias no significa necesidad intrínseca de esto, sino la voluntad divina, que así lo ha determinado para la Virgen. Sin embargo, otra cuestión puede ser, si la corredención por su naturaleza lleva consigo el cargo de dispensadora de las gracias. De esto, después hablaremos.

 

Decimos que María tiene ahora el ejercicio de este cargo, esto es, después de su asunción a los cielos, prescindiendo de la cuestión de si lo tuvo también estando en la tierra. La cuestión la tratamos en este capítulo y no en el siguiente por la conexión de la doctrina.

 

192. TODAS LAS GRACIAS. Significamos la universalidad en cuanto a las gracias concedidas y en cuanto a las personas a quienes se concede. Sin embargo, afirmamos esta universalidad en la tesis únicamente de un modo general, prescindiendo de la cuestión que de algunas gracias en concreto se podría suscitar.

 

VERDADERAMENTE, esto es, no sólo porque María nos dio a Cristo; porque en este sentido rectamente se puede decir dispensadora de las gracias, porque dio al mundo al autor de la gracia. No obstante tal denominación sería muy impropia. Afirmamos pues el cargo de la dispensación de las gracias propia y formalmente considerado, según alguna causalidad inmediata en las gracias mismas, ya directa ya indirecta.

 

193. Adversarios. Los Protestantes, los Jansenistas, entre los cuales especial­mente ADAN WIDENFELDT, MURATORI, bajo el pseudónimo de LAMINDI PRITANII, y otros; todos los cuales bajo el pretexto de piadosas exageraciones rebajan demasiado la intercesión de la Virgen.

 

194. Doctrina de la Iglesia. 1) LEÓN XIII: "Y creemos que nada puede conducir más eficazmente a este fin como hacernos propicia, con la práctica de la religión, con la práctica de la piedad, a la gran Madre de Dios, la Virgen María, que es la que puede alcanzarnos de Dios la paz y dispensarnos las gracias celestiales, colocada como está por su divino Hijo en la cúspide de la gloria y del poder, para ayudar con el socorro de su protección a los hombres que, en medio de fatigas y peligros, se encamina a la ciudad eterna" (Encícl. "Supremi Apostolatus": ASS 16,113). "Dios... oirá las preces de los que ruegan por medio de Aquélla a la que El mismo quiso hacer dispensadora de sus gracias" (Encícl. "Superiore anno": ASS 17,49). "De donde se da pie para afirmar, con no menos verdad que propiedad, que del inmenso tesoro de todas las gracias que trajo el Señor... no se nos distribuye nada por la divina voluntad sino por María; de suerte que, así como nadie puede ir al Padre soberano sino por el Hijo, casi de la misma manera nadie puede acercarse a Cristo sino por la Madre" (Encícl. "Octobri mense": ASS 24,195s). "La confianza del recurso que nosotros tenemos en María está basada en la grandeza del cargo de Mediadora de la divina gracia que ejerce continuamente en nuestro favor delante del trono de Dios, como gratísima que es por su dignidad y por sus méritos y, por consecuencia, eminentemente superior en poder a todos los ángeles y a todos los santos... Cumplido esto, María se ve dirigiendo hacia la eternidad para abogar por nuestra causa y llenar un ministerio que no cesará jamás... Apenas le hemos suplicado en sublimes acentos, cuando desde su trono desciende nuestra oración y se dirige suplicante hacia María, todo naturalmente en virtud de esa ley de conciliación y súplica tan bien formulada por S.Bernardino: Toda gracia concedida a los hombres llega hasta ellos por tres grados perfectamente ordenados: Dios la comunica a Cristo, de Cristo pasa a la Santísima Virgen, y desde las manos de María desciende hasta nosotros" (Encícl. "Iucunda semper": ASS 27,178s)."Ella por voluntad de Dios comenzó a velar por la Iglesia y a otorgarnos su maternal protección, de tal modo que después de haber sido cooperadora en la obra maravillosa de la redención humana vino a ser para siempre la dispensadora de las gracias, frutos de esta misma redención, habiéndose­le otorgado para ello un poder cuyos límites no pueden columbrarse..." (Encícl. "Adiutricem populi": ASS, 28,130s). "Pues de Ella, como de copiosísimo canal, fluyen las ondas de celestes gracias, en sus manos están los tesoros de las misericordias del Señor; Dios quiere que Ella sea el principio de todos los bienes" (Encícl. "Diuturni temporis": ASS 31,146s). "Así la poderosísima Virgen María, que un día cooperó con su caridad para que los fieles naciesen en la Iglesia, así también ahora, medianera y conciliadora de nuestra salvación..." (Litt. Apost. "Parta humano": ASS 34,195).

 

2) S.PÍO X: "La consecuencia de esta comunidad de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús, es que María mereció ser reparadora dignísima del orbe perdido, y, por tanto, la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su muerte y con su sangre... Está sentado (El) a la diestra de su Majestad en las alturas. Ella, María, está a la derecha de su Hijo, segurísimo refugio y fidelísimo auxilio de todos los que peligran, de tal manera que no hay nada que temer ni que desesperar si Ella nos da dirección, aliento y protección (Pío IX) (Encícl. "Ad diem illum": ASS 36,453s). La Virgen "depositaria de todas las gracias" (Litt. Apost. "Manilensium Archiepiscopus": AAS 2, 1910, 901). "Pues por la misma, que es espejo de justicia y asiento de la sabiduría, quiso el Omnipotente que tuviéramos todas las cosas" (Sermo ad PP.Franciscales: AAS 2, 1910, 909). De este tiempo es la fiesta y Misa de la B.Virgen María Medianera (hoy desaparecida de la liturgia).

 

3) BENEDICTO XV: "Y si por esta razón, toda suerte de gracias que sacamos del tesoro de la redención nos vienen, por así decirlo, de las manos de la Virgen Dolorosa..." (Litt. Apost. "Inter sodalicia": AAS 10, 1918, 182). "Como la Santísima Virgen María fuese elegida para Madre de Dios por tantos y tan grandes méritos, y al mismo tiempo divinamente constituida depositaria de las gracias para los hombres" (Litt. Apost. "Cum Sanctissima Virgo Mariae": AAS 9, 1917, 324). "Depositaria de las gracias ante el Señor a la benignísima potencia de la Madre de Dios" (Litt. Apost. "Locarni, intra fines": AAS 11, 1919, 67). Cristo "todas las gracias que otorga a los hombres, Ella siempre como administradora y conocedora las reparte" (Encícl. "Fausto appetente die": AAS 13, 1921, 334).

 

4) PÍO XI: Cristo, "que aun siendo el único Mediador ante Dios y los hombres (1 Tim 2.5), quiso asociarse su Madre como abogada de los pecadores y administradora y medianera de las gracias" (Encícl. "Miserentissimus Redemptor": AAS 20, 1928, 178). "Y reconocemos además que todos los bienes los hemos recibido de Dios Omnipotente por manos de la Santísima Virgen" (Encícl. "Ingravescentibus malis": AAS 29, 1937, 380). "La misma Virgen Madre depositaria ante Dios de todas las gracias" (Litt. Apost. "Galliam, Ecclesiae filiam": AAS 14, 1922, 186). "A la Virgen María... depositaria ante Dios de todos los carismas" (Litt. Apost. "Extrat in civitate": AAS 16, 1924, 152). "Hacia la Virgen, depositaria de todas las gracias ante Dios..." (Litt. Apost. "Cognitum sane": AAS 18, 1926, 213). "Porque Ella, Madre de Dios, y administradora de las gracias celestiales..." (Epíst. "Solemne semper": AAS 24, 1932, 376).

 

5) PÍO XII: "De hecho es la bienaventurada Virgen tan poderosa delante de Dios y de su unigénito Hijo, que, como canta Dante Alighieri, quien deseando la gracia no recurre a Ella, pretende volar sin alas" (Epíst. "Superiore anno": AAS 32, 1940, 145). "Ella... obtenga de El, con su apremiante intercesión, que de la excelsa cabeza desciende sin interrupción sobre todos los miembros del Cuerpo Místico copiosos raudales de gracias" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35, 1943, 248).

 

195. Nota acerca de estos textos: En ellos se dice: a) En general que nosotros tenemos las gracias por María, que las gracias se derivan de Ella a nosotros, que en sus manos están las gracias; b) en concreto que María nos concilia las gracias ante Dios, que es depositaria de las gracias; c) que es la administradora de las gracias, la dispensadora; d) que las gracias de que se trata son todas las gracias de la redención, todo lo que Cristo otorga a los hombres, o negativamente que nada nos otorga Cristo sino por María.[3]

 

Valor dogmático. Que la mediación de María en cuanto a la dispensación de las gracias es completamente especial y antecede con mucho a la mediación de los santos, parece que es de fe por el magisterio ordinario. Que esto se refiere a todas las gracias de modo general, es al menos doctrina católica.

 

196. Se prueba por la tradición. Los Santos Padres y los escritores de la Iglesia:

 

a) Afirman que en las manos de María están los tesoros de gracia y dones que Dios concede a los hombres. Así v.gr. S.PEDRO DAMIAN, el PS.ILDEFONSO TOLEDANO, HUGO DE SAN VICTOR.

 

b) La llaman tesorera de las gracias de Dios, limosnera de la Trinidad, dispensadora de las divinas gracias. Así v.gr. RICARDO DE SAN LORENZO, JACOBO DE VORAGINE, RAIMUNDO JORDANO, S.BERNARDINO.

 

c) La llaman acueducto (S.BERNARDO, RICARDO DE SAN LORENZO, S.ALBERTO MAGNO, RAIMUNDO JORDANO, S.TOMAS DE VILLANUEVA) o cuello (RADULFO ARDENS, HERMANUS TORNACENSIS, AMADEUS LAUSANENSIS, FILIPO DE HERVENG, RICARDO DE SAN LORENZO, S.ALBERTO MAGNO, S.BERNARDINO); bajo las cuales metáforas y otras semejantes se contiene la misma doctrina.

 

d) Los himnos latinos de la Edad Media muchas veces llaman a María nuestra abogada ante Dios, cuya intercesión es eficacísima.

 

e) Todas estas cosas valen de todas las gracias en general, ya con fórmulas aseverativas, ya exclusivas. Así v.gr. S. EFREN, PS. MODESTO JEROSOLIMITANO, S. GERMAN, RICARDO DE SAN LORENZO, S. BUENAVENTURA.

 

f) Se dan dos fórmulas clásicas de esta doctrina. En S.BERNARDINO SENENSE: "Toda gracia que se comunica a este mundo tiene un triple proceso: porque se deriva ordenadísimamente de Dios a Cristo, de Cristo a la Virgen, de la Virgen a nosotros". S.BERNARDO: "Así es la voluntad de El, que quiso que todo lo tuviéramos por María, estas cosas, diré, son de El, pero en favor de nosotros".

 

197. Razón teológica. a) María es verdadera Madre espiritual de cada hombre. Es así que no lo sería si toda la economía de la gracia, según se da en cada uno, no pendiese de su acción inmediata. Luego Ella es la dispensadora de las gracias.

 

La menor. La maternidad espiritual se da en concreto por la infusión, custodia, aumento de la nueva vida sobrenatural en cada hombre, y por las acciones que a esto se refieren. Luego si María es Madre, debe influir en todo esto con su acción.

 

b) María es verdadera corredentora. Luego es dispensadora de las gracias.

 

Consecuencia: El fin de la redención no se obtiene plenamente en el estadio de la sola realización de la redención, si no se extiende también al estadio de la aplicación de la redención. Así es que María se asocia a Cristo Redentor en orden a la plenitud del fin de la redención. Luego si es corredentora, debe ser también dispensadora de las gracias.

 

198. Las principales objeciones, puesto que se extraen de la universalidad ya aseverativa, ya exclusiva de las gracias, y del modo de la causalidad, se prejuzgan en los siguientes escolios.

 

199. Escolio 1. De la universalidad de las gracias en la dispensación de María. Hemos dicho en la tesis que María es medianera de todas las gracias en general. Hay que considerar ya en concreto esta universalidad de las gracias. Decimos por tanto en primer lugar afirmativamente que todas y cada una de las gracias que se dan a los hombres, no sólo se dan de hecho por cierta intervención de la Virgen, sino también de derecho en cuanto que Ella tiene esta misión que le ha sido confiada por Dios. Por gracia se entiende cualquier don sobrenatural, sea habitual sea actual. A esta universalidad se refieren las palabras antes citadas de León XIII: "La que había sido administradora de la realización del sacramento de la humana redención, la misma sería igualmente administradora de la gracia que se derivaría de él en todo tiempo"; S.Pío X: "Dispensadora de todos los dones que Jesús nos proporcionó con su muerte y su sangre"; Benedicto XV:"Las gracias de todo género que recibimos del tesoro de la redención, éstas se nos suministran como de las manos de la misma Dolorosa Virgen".

 

Esto mismo se expresa por la fórmula exclusiva: que ninguna gracia se nos concede por Dios, sino mediante María. Lo cual parece significar ciertas palabras antes citadas de León XIII ("Nada ciertamente de aquel gran tesoro de toda gracia, que trajo el Señor... nada se nos da sino por María, pues así lo ha querido Dios"), de Pío XII ("El que necesitando el auxilio no recurre a Ella, pretende volar sin alas"). La necesidad de esta intercesión de María es ciertamente absoluta, sin excepción; pero, como es obvio, brota de un positivo y libre decreto de Dios.

 

Pero parece que hay que distinguir la intervención directa de la B.Virgen en la dispensación de las gracias, de su intervención únicamente indirecta. Directamente dispensa María todas las gracias actuales; pero indirectamente la gracia santificante y su aumento. Pero esta intervención indirecta no sólo hay que entenderla en el sentido de que la B.Virgen nos dio a Cristo, de quien recibimos la gracia santificante, sino también en cuanto que directamente con su causalidad hace que recibamos los sacramentos, que tengamos la suficiente disposición para recibirlos, que consigamos los auxilios sobrenaturales para merecer; y todo esto se ordene por su voluntad materna expresamente a estos fines.

 

Nótese por fin que la B.Virgen ejerce esta misión en nuestro favor aunque no imploremos explícitamente y para cada una de las gracias su intervención. La razón es que Ella tiene esta función que le ha sido dada por Dios, por la constitución misma objetiva del orden sobrenatural, cual Dios quiso que fuese.

 

200. Escolio 2. De la causalidad de la B.Virgen en la dispensación de las gracias. Esta causalidad es al menos moral, consistiendo en la intercesión actual. Esto por lo menos hay que sostener y lo sostienen todos los teólogos. Pero esta intercesión se debe admitir doble: una expresa, otra interpretativa. La intercesión expresa, en cuanto que actualmente ora por nosotros a Dios; la intercesión interpretativa en cuanto que se representa a Sí misma ante Dios ya como Madre de Dios, ya como Corredentora.

 

Se preguntan los teólogos si además hay que admitir alguna causalidad física de la B.Virgen María en la distribución de las gracias. El sentido de esta cuestión no puede ser otro sino éste: si la B.Virgen concurre a la producción de las gracias por modo de instrumento físico. Esto lo afirman algunos teólogos recientes, como Hugon, Lepicier, Fernández, Clemens, Lavaud, Bernard, Plessis, Sauras, Roschini, Parente, Guindon, San Martín, García Miralles, y otros. Sin embargo, esta causalidad, que en su tiempo había rechazado Suárez, no la quieren ahora admitir muchos teólogos actuales, como Terrien, Bainvel, Van der Meersch, Bittremieux, De la Taille, Merkelbach, Friethoff, Lennerz, Cuervo, Alastruey, Lercher. Esta segunda sentencia no parece más verdadera.

 

De aquí que la "intercesión" y la "distribución de las gracias" se debe entender como diversas fórmulas de una sola y misma realidad. A saber, en tanto dispensa o distribuye las gracias, en cuanto que intercede eficazmente e influye con verdadera causalidad moral en la existencia de las gracias.

 

Hay que tener en cuenta sin embargo las recentísimas palabras de Pío XII: "Más aún, la Bienaventurada Virgen no ha recibido solamente el supremo grado de excelencia y perfección después de Cristo, sino también una participación de aquel influjo con que su Hijo y Redentor nuestro dícese con justicia que reina en la mente y en la voluntad de los hombres. Si en verdad el Verbo obra los milagros e infunde la gracia por medio de la humanidad que tomó, si se sirve de los sacramentos y de sus santos como instrumento para la salvación de las almas, )por qué no puede servirse de los oficios y de la acción de su Madre Santísima en la distribución de los frutos de la redención?" (Encícl. "Ad coeli Reginam": AAS 46, 1954, 636). Estas palabras atribuyen a la B.Virgen una causalidad instrumental, como a la Humanidad de Cristo, como a los sacramentos. Pero afirman únicamente el hecho de esta causalidad, no el modo de la instrumentalidad.

 


[1]Cf. LEÓN XIII: (Cuando rezamos el Rosario) "otras tantas veces como que se despierta en nosotros el recuerdo tanto de su dignidad excelsa, como de la redención del humano linaje emprendida por Dios mediante Ella misma; de donde también pende el citado vínculo divino y perpetuo que subsiste en Ella, con los gozos, dolores y triunfos de Cristo en el gobierno de los hombres, y en la ayuda para conducirlos a la Vida Eterna" (Encícl. "Magnae Dei Matris": ASS 25,141). "Estos misterios, a medida que se suceden por orden en el rezo del Rosario para ser recordados y contemplados por las almas piadosas, por ello resplandecen simultáneamente los favores de María respecto a nuestra reconciliación y salvación" (Encícl. "Fidentem piumque": ASS 29,206s). En efecto, cuantas veces saludamos juntos según la angélica alabanza a María, la llena de gracia, tantas veces... recordamos otros méritos singulares por los que Ella fue hecha partícipe con su Hijo de la redención humana... En los Misterios de nuestra Redención en los que Ella no sólo estuvo presente, sino que intervino..." (Carta Apostólica "Parta humano": ASS 34,194s; cf. también la Encíclica "Iucunda semper": ASS 27,178). Expresiones semejantes se encuentran en S.PÍO X (Encícl. "Ad diem illum": ASS 36,451‑453) y PÍO XI: "La cual, por haber dado a luz, y haber alimentado, y haber ofrecido como víctima junto a la cruz a Jesús Redentor en favor nuestro, por una misteriosa unión con Cristo y por gracia totalmente singular del mismo Jesús, fue asimismo llamada piadosamente reparadora" (Encícl. "Miserentissimus Redemptor": AAS 20,178).

[2] Breve dirigido a O. Van den Verghe, que se encuentra al comienzo de la segunda edición de la obra María y el Sacerdote (1875). Allí se lee: "Y Ésta desde la concepción virginal de Cristo hasta su muerte sumamente espantosa tan íntimamente se unió al sacrificio de su divino Hijo, que fue llamada Virgen Sacerdote por los Padres de la Iglesia.

[3]Aunque los Romanos Pontífices en estos textos se refieren principalmente a la B.Virgen, ya asunta al cielo, sin embargo no faltan textos en los cuales se habla de las gracias otorgadas por Cristo mediante María, cuando todavía vivía en la tierra. Así LEÓN XII: "En efecto, también durante su vida privada en la tierra (Cristo) se la asoció como administradora de los dos milagros que realizó entonces por primera vez: uno, milagro de la gracia en virtud del cual ante el saludo de María saltó el niño de gozo en el seno de Isabel; el otro, milagro de naturaleza, por el que convirtió el agua en vino en las Bodas de Caná"... (Encícl. "Augustissimae Virginis": ASS 30,129). Así PIO XII: "Y además su Hijo Unigénito, cediendo en Caná de Galilea a las súplicas maternales de Ella, realizó un milagro digno de admiración, por el que creyeron en El sus discípulos" (Encícl. "Mystici Corporis": AAS 35,247).