C A P Í T U L O    II

 

DE LAS PROCESIONES DIVINAS

 

376. El misterio de la Santísima Trinidad no se concluye todavía con esto en virtud de las fuentes teológicas estudiadas, en las que se revela el modo de ser de la divinidad como es en sí, no ya en cuanto puede alcanzarse en razón de las creaturas; a saber, de una sola naturaleza subsistente en tres personas distintas.  En efecto, es un misterio no sólo de la esencia, sino también de la vida y de la actividad inmanente en la naturaleza de la divinidad;  pues la pluralidad de las personas en lo referente a Dios se nos muestra en la revelación misma como resultante de la fecundidad infinita de cierta inmanente e inefable actividad vital.  Pues la segunda persona, el Verbo, el Hijo, procede del Padre por verdadera generación; la tercera persona, Espíritu Santo, tiene su origen en el Padre y en el Hijo; sin embargo, no es engendrado. *La Divina Escritura, según dice STO. TOMÁS, en lo referente a Dios hace uso de nombres que se refieren a la procesión...,  y así la fe católica sitúa la procesión a lo referente a Dios+: q. 27 a. I.

 

Ahora bien, todo esto, que, según se ve, concierne también al dogma trinitario, es totalmente necesario en orden a perfeccionar de algún modo una ulterior explicación del mismo misterio. Pues ya que *las personas divinas se distinguen según las relaciones de origen+, y no pueden distinguirse a no ser mantenida por ellas la plena consustancialidad (según ya indicamos y se expondrá de una forma más plena), a fin de que la Teología, guiada por la revelación, pueda balbucir algo acerca de un misterio tan profundísimo, *según el orden doctrina se ha de estudiar primeramente acerca del origen; esto es, acerca de la procesión;  después, acerca de las relaciones de origen; en tercer lugar, acerca de las personas+: q. 27 proemio.

 

       Dividimos el capítulo acerca de las procesiones divinas en tres artículos:

       11 acerca de la existencia de las procesiones en lo relacionado con Dios;

       21 sobre el principio formal de éstas;

       31 de los orígenes mismos o actos nocionales.

 

Artículo  I

 

EXISTENCIA DE LAS PROCESIONES EN LO RELACIONADO CON DIOS.

 

TESIS 31. SE DAN EN LO REFERENTE A DIOS DOS PROCESIONES INMANENTES.

 

377.  Nexo. Aunque la existencia de las procesiones en lo referente a Dios se prueba por separado en virtud de las fuentes de la revelación acerca de la generación del Hijo y de la procesión del Espíritu Santo, viene bien establecer una tesis general, en la cual se propongan las nociones, que se van a perfeccionar más ampliamente en las tesis siguientes, y las razones teológicas generales.

 

Nociones. PROCESIÓN (en griego προβολή, πρόβασις, έκπόρενσις ), del cual nombre usa la Sagrada Escritura S. Jn. 8,42;  15,26,  es lo mismo que verdadera producción u origen de uno respecto a otro. La procesión o producción, supone siempre una distinción real entre el término que procede y el principio del cual procede. La procesión transeúnte, es aquella cuyo término sale fuera del principio que produce, así como el mundo procedió de Dios creador.  Producción o procesión inmanente es aquella cuyo término permanece dentro de su principio, así como la acción de entender permanece en el que entiende.

 

La procesión en lo referente a Dios, no puede ser transeunte, pues no puede suceder el que el término producido sea Dios y esté fuera de Dios que le produce.  Por tanto, las procesiones divinas son inmanentes; y, en verdad, si esta palabra se toma en sentido más general, con que se da a conocer simplemente que los términos producidos no existen fuera de Dios; esto es, fuera de la persona que los produce, de tal manera que tengan esencia distinta, es absolutamente de fe; en efecto, esto supone la consustancialidad de las personas en lo referente a Dios y la unicidad de la naturaleza divina. Sin embargo, son inmanentes también en otro sentido, en cuanto que las procesiones divinas son *según las operaciones del entendimiento y de la voluntad+, las cuales en toda naturaleza son inmanentes y vitales.  Ahora bien, la inmanencia de la acción de entender y de la acción de querer en lo referente a Dios, y por tanto de las procesiones según la acción de entender y la acción de querer, es perfectísima o metafísica; esto es, de identidad con la naturaleza divina.

 

378. En la producción creada sustancial; a saber: en la generación, se dice que se comunica la naturaleza;  ahora bien, esta comunicación, que es meramente específica, se da en tanto en cuanto se produce una nueva naturaleza semejante a la naturaleza del principio productor.  Sin embargo, en las procesiones divinas se da una comunicación perfectísima de la misma naturaleza concreta, numéricamente hablando;  a saber, de la naturaleza divina, que es el principio productor, respecto al término producido;  por tanto, el término que es la persona, es producido; en cambio, la naturaleza no es producida, sino que solamente se comunica.  Además, las procesiones divinas no son procesiones de la operación de la acción de entender y de la acción de querer, las cuales no son producidas y son únicas en lo relacionado con Dios, en cuanto realmente identificadas con la esencia divina, sino más bien *per modum operati+, mediante las operaciones de entender y de amar.

 

Las procesiones en lo referente a Dios son perfectísimas y sin ninguna dependencia ni causalidad propiamente dicha; por ello, entre los latinos no se admite el nombre de causa, sino solamente el de principio; en cambio, los autores griegos, según ya hemos indicado, usan del vocablo del mismo modo que del vocablo άρχή , lo cual ha sido permitido por la Iglesia (D 691).  Pues la producción en lo referente a Dios no es un tránsito de la protencia al acto, sino la comunicación de un acto purísimo;  y no conlleva el tránsito del no ser al ser; esto es, algo que se ha hecho, en el orden del tiempo, según está claro, ni en el orden de la naturaleza, puesto que no es una causalidad ni una dependencia, ni el orden de la razón, ya que el ser de la persona que procede es el ser divino mismo, y, además, las personas quedan constituidas por las relaciones, las cuales existen simultáneamente por la razón.

 

379.  Adversarios.  Según indica STO. TOMÁS (q. 27 a. 1) cometieron error en este tema tanto los arrianos como los sabelianos, los cuales negaron la verdadera procesión ad intra; los primeros constituyeron las personas que proceden fuera de la divinidad; en cambio, los modalistas, una vez negada la distinción real de las personas, partiendo de este error, rechazaron el origen real del Verbo y del Espíritu Santo.

 

Todos los católicos, según está claro, sitúan las procesiones necesarias en lo referente a Dios, como el único modo por el que pueden multiplicarse las personas.

 

       La doctrina de la Iglesia es constante en los símbolos y en las definiciones, como veremos en las tesis siguientes.

 

       Valor dogmático. De fe divina, católica y definida en las nociones de la generación del Hijo y de la procesión del Espíritu Santo.

 

380. Se prueba la tesis. Se probará, según hemos indicado, en las siguientes tesis por las fuentes de la revelación.  Se lee la palabra procede acerca del Hijo en S. Jn. 8,22, y acerca del Espíritu Santo en S. Jn. 15,26;  sin embargo, no establecemos la tesis en base exclusivamente a esta palabra.

 

       Razón teológica. El origen o procesión es la única razón por la que pueden, muchas personas, subsistir en la naturaleza divina;  es así, que son tres las personas en lo referente a Dios;  luego, deben darse dos procesiones en lo referente a Dios.

 

La mayor está clara por el axioma dogmático y teológico: *En lo referente a Dios todo es uno cuando no lo impide una oposición de relación+, la cual no puede ser sino relación de origen, según se explicará más adelante.

 

La consecuencia acerca del número binario, la probaremos en la tesis siguiente.

 

381. La razón natural no puede probar la tesis. La posibilidad misma de la procesión *se defiende por la fe más que se prueba por la razón+.  Sin embargo, la razón puede, de algún modo, mostrar que no se prueba el que implique contradicción la procesión divina, y llevar en cierto modo a la mente a admitir las procesiones divinas, y a resolver negativamente las razones opuestas.

 

1. NO IMPLICA CONTRADICCIÓN LA PROCESIÓN A LO REFERENTE A DIOS.  La procesión no implica contradicción con la suma de perfección divina por parte del que la produce, pues en general el producir pertenece a la perfección; luego, la procesión divina implicaría contradicción, bien por parte del término producido, puesto que tiene el ser por otro, bien por parte de la producción misma; ahora bien, no implica contradicción por ninguno de estos dos capítulos.

 

       La menor.

 

a) no implica contradicción la procesión en lo referente a Dios por parte del término que procede.  Para que no implique contradicción la producción en lo referente a Dios por parte del término producido, es menester el que éste no conlleve ninguna imperfección, por el hecho de ser producido.  Ahora bien, para esto *es necesario que el término producido reciba en cuanto al número, el mismo ser concreto, que hay en el productor (a saber: el ser imparticipado); pues si recibiera otro ser distinto, ya habría en el término producido el ser participado, lo cual claramente incluye imperfección+, porque sería causado y distinto de la naturaleza del principio. *Así pues, esta producción debe ser tal que se comunique el mismo ser+. Ahora bien, esto no implica contradicción, incluso admitida la distinción real entre el principio y el término. *Porque aquel ser es infinito, y por tanto, es comunicable a todas las personas, con las que no indica oposición+; o sea, esto puede darse en aquella naturaleza, que a causa de su infinitud puede identificarse realmente con el principio productor y con el término producido realmente distintos.  Más aún, la procesión perfectísima reclama esto, ya que *cuanto más perfectamente procede (el término) tanto más es una sola realidad con aquel del que procede+ (1. q. 27 a. 1).

 

*Así pues, supuesta esta verdad, el que no implica contradicción que el término producido reciba la misma naturaleza que existe en el productor, se entiende fácilmente que el verdadero Dios puede ser producido, y que tal producción no incluye ninguna imperfección.  Lo primero está claro, ya que todo aquel que tiene la naturaleza divina es verdadero Dios, bien tenga esta por sí, bien comunicada por otro.  Lo segundo, porque la naturaleza divina misma excluye toda la imperfección ya que conlleva la suma perfección+.

 

b) No implica contradicción por parte de la producción misma, esto es de la procesión, por la misma razón, ya que no se introduce ninguna dependencia ni causalidad, según se ha explicado en la noción de esta procesión;  y las procesiones mismas u orígenes, son un acto puro, según se expondrá en las tesis siguientes.

 

382. 2. En las producciones divinas se dan de modo infinito las perfecciones que pueden hallarse sólo imperfectamente en las producciones creadas. En efecto:

 

a) Según el sentido común concierne a la perfección el poder producir;  en cambio, el que el término producido sea causado, es una imperfección que se vierte sobre la producción misma.  Ahora bien, en lo referente a Dios, se da la producción perfectísima del término infinito sin dependencia ni causalidad.

 

b) Es más perfecta la producción inmanente que la perfección transeúnte; sin embargo, la inmanencia en las producciones creadas no puede ser perfecta.  Ahora bien, en las producciones divinas se da la inmanencia perfectísima de identidad en naturaleza.

 

c) Más aún, cuanto más perfecta es la producción inmanente creada, tanto menos tiene de entidad el término producido, según queda claro en la vía intelectual y volitiva;  ahora bien, ésta es más perfecta por razón del término producido, generación de un viviente que procede de otro viviente, es imperfectísima en razón de la inmanencia, y se asemeja a una producción transeúnte. En cambio, en la producciones divinas se producen mediante operaciones perfectísimamente inmanentes términos de perfección infinita.

 

383. Objeciones:

1. La producción de una cosa cualquiera, es un tránsito de una potencia, al menos objetiva, a un acto; luego, no puede darse en lo referente a Dios.

 

       Respuesta, distingo el antecedente. Si se realiza por comunicación de un acto purísimo, niego el antecedente;  en otro caso, concedo el antecedente.  Pues por el mismo hecho de que se comunica en la producción una naturaleza que es acto puro, el término producido no puede ser considerado en mera potencia objetiva.

 

2. Lo producido es por otro;  luego, no es por sí;  luego, no es Dios.

 

       Respuesta, distingo el antecedente. Lo producido es necesariamente por otro supuesto, concedo el antecedente; es necesariamente por otro distinto en naturaleza, niego el antecedente. Por ello, Dios ha sido producido por otro el cual es el mismo Dios, no por otro Dios. Niego el primer consiguiente, o bien para mayor claridad, distingo. Lo producido, tiene, necesariamente, el ser por otro supuesto, concedo; lo producido no puede ser por esencia, sino que, necesariamente, es ser contingente, lo cual significa no ser por sí, niego.

 

Tal vez se insista: Lo producido recibe el ser de otro;  luego, es contingente.

 

       Respuesta, distingo el antecedente. Lo producido recibe de otro el ser necesario o contingente; concedo el antecedente; precisamente el ser contingente, niego el antecedente y distingo igualmente el consiguiente. Lo producido es contingente, si su naturaleza es contingente, concedo el consiguiente;  si su naturaleza es necesaria, niego el consiguiente; o también, si el ser comunicado es nuevo o causado, concedo el consiguiente; si se comunica el ser incausado, niego el consiguiente.

 

3. La persona divina, el ser simple, si es producida, se produce toda entera;  luego también la naturaleza divina debe ser producida, si se da verdadera producción.

 

       Respuesta, distingo el antecedente. La persona divina es producida toda entera en cuanto a la razón de persona, concedo el antecedente;  en cuanto a la razón de naturaleza, niego el antecedente véase lo anteriormente dicho acerca de la predicación a lo referente a Dios).

 

Por ello, según el modo más detallado de hablar en teología, el Concilio IV de Letrán, aprobó la formular de PEDRO LOMBARDO en sentido normal: *Una sola suma realidad... la sustancia, esencia o naturaleza divina... no es la que engendra, ni la engendrada, ni la que procede+ (D 432).  No obstante, a causa de la simplicidad divina, pueden admitirse las expresiones o predicaciones *esencia que engendra, naturaleza de naturaleza...+, las cuales se hallan en los Padres y , según dice STO. TOMÁS, q. 39 a. 5, deben exponerse *a saber, de tal forma que los nombres abstractos sean expuestos por los concretos, o también por los nombres personales... para que el sentido sea: el Hijo, el cual es la esencia y la sabiduría, procede del Padre, el cual es la esencia y la sabiduría+. Por ello, como el Concilio XIV de Toledo, hubiera dicho: *La voluntad engendró a la voluntad+, y esto no hubiera sido bien recibido en Roma, después de la exposición de los Concilios XV y XVI de Toledo (D 294 y 296) el Sumo Pontífice se tranquilizó con esta exposición;  no obstante, las expresiones citadas ahora no pueden usarse.

 

384. Escolio.  Acerca de la prioridad y la posterioridad en lo referente a Dios. Puesto que el concepto de procesión parece suponer una cierta prioridad y posterioridad entre el principio y aquello que comienza, no puede omitirse una explicación ulterior de estos términos en lo referente a Dios.

 

Está claro, que en lo que se refiere a Dios, no se da ninguna prioridad ni posterioridad de duración, y es de fe, habiendo sido definido expresamente en el símbolo Quicumque (D 39). Del mismo modo, se excluye la prioridad de dignidad y de perfección, y la prioridad de naturaleza propiamente dicha, puesto que no se da en lo referente a Dios causalidad y dependencia en el ser.

 

No obstante, por el hecho mismo de que se dan procesiones, hay en lo referente a Dios *un orden de origen+ (véase q. 42 a. 3) y, por tanto prioridad y posterioridad de origen, según se admite comúnmente. Ahora bien, esta prioridad y posterioridad, no indica otra cosa, a no ser lo que se dice que lo anterior en cuanto al origen es principio de lo posterior, y no al contrario; esto es, lo que se dice: que lo posterior en cuanto al origen tiene origen de lo anterior, y no viceversa. Ahora bien, se da prioridad y posterioridad de origen solamente entre personas formalmente en cuanto tales, esto es, entre el principio quod y el término qui de cada una de las procesiones, como también entre las nociones, que se identifican formalmente con ellas, como son las respectivas relaciones y orígenes.  Esta prioridad y posterioridad es real;  sin embargo, al mismo tiempo está unida con una perfecta simultaneidad de razón;  y la causa es porque aquellos entre los que se dan, son relativos entre sí, los cuales, en cuanto al conocimiento, son simultáneos: 2. q.  42. a. 3.

 

385. ACERCA DE LA PRIORIDAD Y DE LA POSTERIORIDAD DE RAZÓN EN LO REFERENTE A DIOS. Debe distinguirse una triple prioridad de razón: Perfecta, o sea, en la consecuencia de subsistir; imperfecta, y prioridad meramente en el orden de nuestro conocimiento acerca de lo referente a Dios.

 

Prioridad perfecta, la cual se da cuando una noción se mantiene sin otra, y ésta no se mantiene sin la anterior, se da en lo referente a Dios entre ciertos elementos esenciales, como la acción de entender y la acción de querer, y entre los distintos signos de la providencia; puesto que para esta prioridad se da fundamento en la realidad, y no desaparece por la prioridad opuesta o simultaneidad de razón en la misma línea. Sin embargo, no se da entre los nocionales, ya que, según se ha dicho poco ha, son formalmente relativos y al mismo tiempo por razón; ni entre los esenciales y los nocionales, porque aunque tenga algún fundamento objetivo, según veremos, en cuanto nocionales son exigidos por los esenciales;  sin embargo, por otra parte, los esenciales no subsisten personalmente mas que en los nocionales, los cuales, por ello, se presuponen lógicamente.

 

La prioridad y la posterioridad de razón, sale imperfecta de cualquier distinción, tanto real, como de razón, y puede ser mutua;  ahora bien, ésta puede admitirse en lo referente a Dios, y está fundada en nuestro modo imperfecto de concebir las nociones divinas mismas, sin fundamento propiamente dicho en la realidad; por lo cual, aunque puede ser útil para ordenar nuestros conceptos acerca de lo referente a Dios, no podemos de ella deducir nada, según indicaremos en cuestiones especiales.

 

Por último, en orden a nuestro conocimiento acerca de lo referente a Dios los esenciales son simplemente anteriores a los nocionales, ya que aquellos pueden ser conocidos por la razón natural, y la revelación misma los ha dado antes a conocer claramente: q.33 a.3.

 

TESIS 32. SOLAMENTE EL PADRE EN LO REFERENTE A DIOS NO PROCEDE; DE DONDE LA NOCIÓN DE *INNATO+ LE ES PROPIA.

 

386. Nexo. Una vez que hemos dejado sentado el que se dan procesiones por las que se multiplican las personas divinas, se pregunta si las tres personas tienen origen. A esta cuestión, responde la doctrina católica que la primera persona, y ella sola; a saber, el Padre no procede de ningún modo, y, que por tanto el Hijo y el Espíritu Santo tienen origen, de donde se concluye que solamente se dan dos procesiones en lo concerniente a Dios.  A manera de corolario, se explica la doctrina patrística y teológica acerca de la noción de Innato o Innascible ( άγέννητος ).

 

Nociones. Qué es noción en teología trinitaria ya se ha dicho anteriormente; a saber, la razón objetiva que no conviene a las tres personas, y que, por tanto, es apta para dar a conocer algo acerca del misterio de la Trinidad, bien sea formalmente, relativa, bien no lo sea.

 

EL VOCABLO INNATO ( άγέννητον ) no engendrado, en el uso de los escritores, puede significar:

 

a) Lo que al ser subsistente no ha sido hecho; esto es, producido por un principio extraño y distinto en cuanto a su naturaleza, la cual es generación en sentido filosófico general, producción substancial (v.n. 391). En este sentido, Dios y la naturaleza divina, todo lo que se identifica con la naturaleza divina, es innato; por lo cual, en este sentido, podrían decirse innatas las tres personas divinas.

 

b) Lo que no ha sido producido por generación de vivientes propiamente dicha, bien no haya sido producido de ningún modo, bien haya sido producido de otro modo, bien con causalidad o bien sin causalidad y dependencia. De este modo, podría decirse que son innatos en lo referente a Dios por naturaleza, el Padre y el Espíritu Santo; en las creaturas: los ángeles, Adán y Eva, el alma humana, los seres no vivientes.

 

c) Lo que no ha sido producido con ninguna producción real, y de este modo conviene a la naturaleza divina y a la persona del Padre; pero con esta diferencia, que la esencia divina es no producida de tal forma que no le implica contradicción el identificarse con las personas producidas el Hijo y el Espíritu Santo; en cambio, el Padre es no producido de tal forma que no puede identificarse con una persona producida.

 

d) Por lo cual se dice que es innato con más propiedad y por antonomasia el Padre, por el hecho de que implica contradicción con Él el identificarse realmente con un término producido de cualquier modo que sea. En este sentido, se considera el vocablo Innato, cuando se dignifica como la noción propia del Padre.

 

387. Adversarios. No tiene ningún adversario entre los verdaderos teistas el que el Padre no es producido de ningún modo;  y tiene como adversarios a todos los antitrinitarios el que solamente el Padre no procede ad intra.

 

Por lo que se refiere a la noción de innato, los arrianos, sobre todos los eunomianos, abusaron de la confusión por la que no se distinguían suficientemente en el uso de los escritores los vocablos άγένητον no hecho, y  άγέννητον no engendrado, de tal forma que muchas veces es difícil descubrir si significan antes o después; más aún, cuál de estos vocablos fue usado por los autores griegos. Y puesto que la palabra innato άγέννητον fue empleada ya desde los primeros siglos, tanto por los filósofos, como por los cristianos, para significar lo relacionado con Dios, tomaban la noción de innato como característica de la divinidad; esto es, como la aseidad;  por ello, algunos negaban la verdadera divinidad al Hijo engendrado.  En cambio, los Padres del siglo IV distinguían cuidadosamente ambos sentidos, no engendrado y no hecho; y, por último, S. JUAN DAMASCENO deslindó técnicamente ambas palabras,  άγέννητον  y άγένητον , de tal forma, que la primera de las dos palabras se decían solamente del Padre.

 

       La doctrina de la Iglesia acerca de la primera parte, está contenida en las definiciones del símbolo Quicumque (D 39), del Concilio IV de Letrán (D 428), del Concilio Florentino (D 703 704) y en la profesión de fe del Concilio XI de Toledo (D 275), etc.  El vocablo innato acerca del Padre exclusivamente se dice ya en el Concilio I de Toledo (D 19).

 

       Valor dogmático y teológico. La primera parte es de fe muchas veces definida. La segunda es, al menos, teológicamente cierta.

 

388. Se prueba la primera parte. La Sagrada Escritura nunca dice que el Padre proceda, siendo así que lo dice de las otras personas; ahora bien, al ser Dios por sí mismo, no puede afirmarse que algo divino sea producido, a no ser que se diga esto expresamente, lo cual

 

Los Santos Padres lo exponen y lo prueban de diferentes modos, y en este sentido emplean acerca del Padre los vocablos innascible o innato. άγέννητον, principio sin principio, άρχή άναρχος [aunque a veces άναρχον significa solamente sin comienzo de duración γέννη άναρχον (R 679)], y dicen que el Padre es principio de toda la divinidad, en un sentido ciertamente no formal; y en uso del vocablo άγέννητος , aunque a veces todavía no lo distingan plenamente de άγένητος , sin embargo, al usarlo los Padres, pretenden de modo manifiesto excluir toda posesión solamente del Padre; más aún, por el hecho de que el innatio es uno solo, prueban que se mantiene la unicidad divina, según ya hemos indicado en la tradición acerca de la Trinidad.

 

Y así, S. ALEJANDRO DE ALEJANDRÍA dice: *Por tanto mantengamos la dignidad propia al Padre innato, diciendo que Él no tiene ninguna causa en el ser+ (R 679).  S. BASILIO: *Pues conocemos que es uno sólo el innato... el Padre de nuestro Señor Jesucristo+ (R 917), el cual dice, igual que otros Padres, en contra de los eunomianos que lo innato no constituye la esencia divina (R 932).  S. GREGORIO NACIANCENO: *Uno solo es el Padre innato+ (R 983); *el Padre es padre y sin principio, pues no procede de alguien; el Hijo es hijo y no es sin principio, ya que procede del Padre+ (R 1009). S. HILARIO dice: *Es enormemente impío el confesar que el Hijo es innascible, pues ya no será un solo Dios, puesto que la naturaleza de un solo Dios innascible exige el que se predique un solo Dios. Por tanto, al ser Dios uno solo, no puede haber dos innascibles, pues que es un solo Dios (ya que el Padre es Dios, y el Hijo de Dios es Dios) porque la innascibilidad se da exclusivamente en uno solo+ (R 880).  S. AGUSTÍN dice: *El Padre... no tiene de quien provenga... el Padre en cambio no proviene de nadie+ (R 1657). *Solamente el Padre no procede de otro, y por ello Él solo recibe el nombre de innato+ (R 1681).

 

       Razón teológica.    Una vez supuesto el misterio de las tres personas, y puesto que la razón de persona no puede multiplicarse en lo referente a Dios mas que por producciones:

 

a) alguna persona divina debe ser no producida; pues si todas fueran producidas, la primera no podría entenderse mas que como producida por la esencia divina; luego, se distinguiría realmente de ella, lo cual destruiría en su raíz el misterio;

 

b) exclusivamente una sola persona puede ser no producida; pues no podrían distinguirse dos personas no producidas, ni mediante atributos absolutos, los cuales son comunes a las tres, ni por medio de las relaciones, ya que no se daría entre ellas la relación del que produce y del producido, la cual es la única que puede admitirse en lo referente a Dios: q. 33  a. 4.

 

389. Se prueba la segunda parte. El que Innato es noción ( ίδίωμα γνωριστικόν ), atributo por el que se da a conocer el Padre como distinto de las otras personas en el sentido explicado, lo enseñaron muchas veces tanto los Padres griegos como los latinos, según se indica en los textos aducidos, y S. JUAN DAMASCENO concluye: *Creemos en un solo Padre...  el cual es el único que es sin principio, άναίτιον , e innato,  άγέννητον + (R 2342).

 

Da la razón STO. TOMÁS: *El Padre se da a conocer ciertamente por la paternidad y por la común inspiración respecto a las personas que proceden de Él. En cuanto es principio y no proviene de principio, se da a conocer por el hecho de que no procede de otro. Lo cual pertenece a la propiedad de innascibilidad, la cual la significa este nombre innato+: q. 33 a. 4. Y aunque Innato formalmente no indique relación, puesto que mas bien solamente niega la relación del engendrado,sin embargo supone reductiva y presupositivamente relación, pues en lo referente a Dios el principio no producido debe, necesariamente, ser productor: respecto a la segunda y a la tercera persona.  Por ello, no suele llamarse propiedad persona. ya que éstas son formalmente relativas; y tienen como peculiar esto, el ser solamente noción, ya que otras nociones son formalmente relativas.

 

390. Objeciones. Se indicará a continuación que la diferencia del que procede o del que no procede no conlleva en lo referente a Dios perfección desigual.

 

1. Lo innato, según STO. TOMÁS, indica, en cierto modo, privación;  es así, que la privación indica carencia de la perfección debida; luego, la noción de innato no puede atribuirse al Padre perfectísimo.

 

       Respuesta. Está claro que STO. TOMÁS no habla de una privación propiamente dicha por el hecho mismo de que dice que innato significa *en cierto modo+ privación. Por eso distingo la mayor. Innato indica privación propiamente dicha, niego; innato indica privación en un sentido menos propiamente tal, en cuanto que dice que algo no ha sido engendrado; puesto que el ser engendrado compete al Hijo, el cual tiene la misma naturaleza que el Padre, algo, por tanto, que no implica contradicción con la naturaleza divina, y que le es debido en algún sujeto, concedo y contradistingo la menor. La privación propiamente dicha conlleva carencia de perfección debida al sujeto, concedo; la privación dicha en un sentido menos propio, niego. Ya la innascibilidad en el Padre, indica carencia de generación y de cualquier clase de procesión, la cual carencia conlleva la perfección necesaria a aquella persona de la Trinidad a la cual se le atribuye.

 

2. La noción de innato indica negación; es así, que la negación en lo referente a Dios no puede darse; luego no debe ser admitida.

 

       Respuesta. Distingo la mayor. Innato en lo referente a Dios, indica negación de un modo formalmente explícito, concedo la mayor; fundamental e implícitamente, niego la mayor, pues supone la relación positiva de paternidad.

 

TESIS 33. EL HIJO O VERBO PROCEDE DEL PADRE POR VERDADERA GENERACIÓN.

 

391. Nexo. Pasamos ya a probar por las fuentes de la revelación, la existencia real de las procesiones en lo referente a Dios. Y en verdad, probamos primeramente la generación de la segunda persona; a saber, que el Hijo o Verbo tiene su origen verdadera y simplemente en el Padre, así como en general los hijos traen su origen de sus padres (quitadas, en lo que se refiere a la procedencia del Verbo, como es evidente, las imperfecciones); con lo cual se muestra que con el nombre de procesión se da a entender en las fuentes una verdadera producción ad intra, no otra cosa, como una mera misión ad extra.  Todavía no decimos nada en la tesis acerca de la íntima quididad o esencia de la divina generación, de la cual hablaremos en el artículo siguiente.

 

Noción de generación. El nombre de generación y las palabras de la misma raíz son usadas con mucha frecuencia por los filósofos, tanto en las cosas naturales como en lo relacionado con Dios. ARISTÓTELES llamó generación a la producción o conversión sustancial a partir de un sujeto presupuesto, en oposición a la alteración accidental, *y así general es un cambio del no ser al ser+: q. 27 a.2.  El nacimiento de todas las cosas a partir de Dios, también recibe el nombre, muchas veces, de generación, en las escuelas helenistas;  por último, los neoplatónicos y gnósticos realzaban de un modo especial con este nombre a las prolongaciones o emanaciones de los eones y de otros entes, los cuales eran dotados de cierta entidad desordenada y confusa intermedia entre Dios y las creaturas. Ahora bien, dejando a un lado estas teorías, conforme se considera comúnmente por todos, en sentido propio y estricto.

 

392. Se entiende por GENERACIÓN la propagación de los vivientes a partir de principios propios y unívocos, esto es, la producción vital por la que un viviente sale de otro viviente de la misma naturaleza, por comunicación de la propia sustancia del productor, y suele definirse: Origen de un viviente a partir de otro viviente, en virtud de un principio unido, a semejanza de naturaleza.  En esta definición, la expresión en virtud de un principio unido, indica la inmanencia peculiar propia de la operación generadora, pues la generación, en cuanto acción vital, se ejerce en el sujeto operante mismo, aunque sea producción de un nuevo individuo;  por lo cual, el nuevo viviente es producido de la sustancia del que engendra, y se da en la generación comunicación de la propia sustancia,  y el principio generador está unido a la prole por algo propio suyo, lo cual es o tal vez haya sido del que engendra y permanezca en el engendrado, de tal forma que el que engendra *se mueva a sí mismo+:CG 4, II. Las palabras a semejanza de naturaleza, significan no sólo que el término producido es semejante en naturaleza al principio productor, como individuo de dicha naturaleza, sino también que la producción generadora tiende formalmente a la semejanza de naturaleza que va a ser refundida en el término,  de tal modo que esta semejanza no es *quasi per accidens+, sino en virtud de origen y por la intención de la producción, lo cual muchos lo expresan añadiendo a la definición la expresión *en virtud de la producción+.

 

La generación divina es inefable, y sólo analógicamente conviene con las generaciones creadas, lo cual lo explican los Santos Padres de muchas maneras.  En efecto, la generación divina es en primer lugar eterna; es también totalmente inmaterial, como propia de una naturaleza espiritual; y no es por cercenamiento o flujo de la sustancia, puesto que la naturaleza divina es simplicísima; más aún, la comunicación de la naturaleza es perfectísima,  ya que la naturaleza del Hijo no es nueva, distinta de la naturaleza del Padre, sino exactamente la misma en cuanto al número.

 

393. Adversarios. Van en contra de la doctrina católica acerca de la generación del Verbo, todos los herejes antitrinitarios, según se ha dicho. Principalmente los arrianos atacaron directamente este dogma; afirmaban éstos que el Verbo era ciertamente producido, pero creado, no engendrado;  y por ello que se llamaba hijo solamente en sentido metafórico y por gracia.

 

       Doctrina de la Iglesia.  En LOS PRIMEROS SÍMBOLOS, la generación de la segunda persona se expresa con una sencilla fórmula de fe *en Jesucristo Hijo único de Dios+ (D  ISS). S. DIONISIO ROMANO la explica (D 49 50). En el Concilio Niceno se eligieron los vocablos consustancial y de la sustancia del Padre ( όμοσύσισν έκ τής ούσίας τού Пατρός ) juntamente con los anatematismos, para afirmar el concepto de verdadera producción engendradora (D 54). De entre otros símbolos, el símbolo Quiqcumque (D 39), el Calcedonense (D 148) en el cual se trata de ambos nacimientos de Cristo, el IV de Letrán (D 428 432) y el XI de Toledo (D 275 276), don se explica más ampliamente la doctrina católica.

 

       Valor dogmático. De fe divina y católica muchas veces definida.

 

394. Se prueba por la Sagrada Escritura:

 

1. A Cristo se le llama unigénito, verdadero y propio Hijo de Dios, según se ha probado en la Tesis 26.  En concreto, puede señalarse a S. Jn 1,14.18, donde se lee, probablemente en griego, Dios unigénito, que está en el seno del Padre ( μσνογενής θεός ός ών είς τόν κόλπον τού Пατρός ) y S. Jn. 3,16.18; ahora bien, se le llama hijo verdadera y propiamente tal y unigénito a un viviente producido por generación.

 

2. Ps. 2,7: Yavhé me ha dicho: *Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado yo...+  El salmo es mesiánico, según se ve por el v. 2 y por el N. Testamento, Act. 13,33; Hebr. 1,5; 5,5;  ahora bien, en los v. 7 y 8, según el contexto mismo y según la unánime interpretación de los Padres, se enseña la eterna generación de Cristo.

 

El nombre de hijo de Dios se atribuye ciertamente en el A. Testamento a otros distintos del propio y natural Unigénito; así:

       a) en plural, bene elohim, a los ángeles Job 1,6, etc. como pertenecientes a la categoría de los seres celestiales;

       b) en singular, o colectivamente al pueblo de Israel, Ex. 4,21.23; Deut. 32,6.11.19, etc., por peculiar benevolencia y a manera de adopción, en figura de la futura adopción por la gracia;

       c) de modo singular al rey Salomón 2 R (Sam) 7,14 (Ps 88,27 s), donde la fórmula misma, yo le seré a él padre y él me será a mí hijo, disminuye la plena significación de la filiación.  En cambio, con la forma empleada en Ps 2,7‑8, nadie en el uso de todas las lenguas llama en serio a alguien hijo, a no ser a su propio hijo verdaderamente engendrado.

 

Se reafirma la significación con el segundo hemistiquio: hoy te he engendrado yo. La palabra hebrea yalad, significa de suyo generación propiamente dicha. Se dice ciertamente que otros seres son engendrados por Dios poco más o menos en aquel sentido en el que se usa el nombre de hijo de una forma menos estricta, Deut. 32,18, y además las cosas inanimadas en cuanto que han sido creadas, Ps. 89,2;  Job 38,28, lo cual se usa también entre los filósofos;  sin embargo, empleada esta palabra para referirse a un solo individuo, siempre y en todas partes, significa generación natural.  Por consiguiente, la conexión de ambos hemistiquios asegura, absolutamente, el sentido único posible de este texto.

 

Así pues, se enseña expresamente en este salmo la generación propiamente tal del Mesías como el Hijo de Dios. Ahora bien, hoy se refiere connaturalmente a la expresión anterior: *Yavhé me ha dicho+, como si dijera: *Cuando Yavhé me ha engendrado, entonces proclama solemnemente con estas palabras que yo soy su hijo...+. Por tanto, los Padres interpretan con todo derecho que con esta expresión se indica la eternidad de la generación del Hijo.

 

3. Según el texto mucho más probable de Ps.193,3: *Contigo el principado en el día de tu nacimiento en el esplendor de la santidad; te he engendrado como rocío antes del lucero de la mañana; también argumentan comúnmente los Padres en base a este texto. El salmo es mesiánico, según consta por el N. Testamento, S. Mt. 22,43 y en otros textos. El texto masorético v. 3 que suena así: *Tu pueblo se he ofrecerá espontáneamente el día de tu esfuerzo.  Sobre los montes sagrados serán para ti como rocío del seno de la aurora;  es difícil, y se diferencia de las versiones griega, siríaca, vulgata y otras, las cuales son mucho más antiguos y tienen este sentido: Se le adjudica al Mesías el sagrado principado fundado en la eterna generación, en virtud de la cual procede de Dios de un modo misterioso, así como antes de la aurora como que se engendra el rocío matutino.

 

4. Los Padres también interpretan acerca de la generación del Verbo en la controversia arriana y después son usados unánimemente por la Iglesia, textos de los libros sapecienciales, los cuales muestran con palabras que se refieren a la generación el origen de la sabiduría hipostática que procede de Dios: Prov. 8,22‑25: Diome Yavhé el ser...antes que los abismos, fui engendrada yo (kanani, me poseyó por genera­ción)... antes que los collados, fui yo concebida…; Ecle. 24,5: Yo salí de la boca del Altísimo como primogénita antes de toda creatura. Ahora bien, esta sabiduría nacida de este modo de Dios *evidentemente no hay que buscarla entre los humanos+.

 

395. Se prueba por la tradición. Los SANTOS PADRES, afirman, explican y defienden en contra de los arrianos la generación del Verbo de todos los modos con los que puede designarse y darse a entender, ya que son conscientes de que se trata de un tema muy difícil. Los capítulos doctrinales propuestos por ellos, son prácticamente los siguientes:

       a) en las catequesis y exposiciones de la fe afirman y prueban por la S. Escritura, que el Hijo de Dios tiene origen no de la nada, ni por creación, ni por (libre) voluntad, sino de sustancia y naturaleza;

       b) para designar la procesión del Hijo, usan de casi todos los nombres que se refieren a la generación, concepción, nacimiento, parto, etc.

       c) equiparan la generación eterna del Verbo al nacimiento temporal de Cristo;

       d) sobre todo, se esfuerzan mucho en apartar de la doctrina acerca de la divina generación, a la cual llaman inefable, todas las imperfecciones, de tal forma que en esta doctrina se vea que el Hijo no ha sido hecho, que su generación es eterna (lo cual lo niegan en absoluto acerca de la creación) y que es inmaterial, ya que el Verbo procede de la mente, y en contra de las objeciones de los arrianos explican muchas veces que la divina generación no es por cercenamiento o por flujo de la sustancia del Padre, sino por comunicación de la misma sustancia toda entera, para explicar lo cual aducen las comparaciones de la luz y del esplendor que emana del sol;

       e) por último, en virtud de la verdadera generación del Hijo, prueban la divinidad de éste y la pluralidad de personas en Dios.

 

Puesto que se han presentado muchos textos de los Padres al probar por la tradición la Trinidad de personas en Dios, es suficiente de entre esta gran abundancia de testimonios, el detenernos en alguno que otro de ellos. S. JUSTINO: *Y su Hijo, el cual exclusivamente es llamado con propiedad Hijo, es el Verbo... engendrado+ (R 130).  TACIANO: *Ahora bien, el Verbo viene a ser la obra primogénita del Padre, no en orden a un progreso inútil... y nació por comunicación, no por cercenamiento.  Pues lo que ha sido arrancado, es separado del primero.  En cambio, lo que progresa por comunicación...  no hace disminuir a aquél del cual ha sido tomado+ (R 153). ATENÁGORAS: *Reconocemos también al Hijo de Dios.  Y que nadie considere ridículo el que Dios tenga un Hijo...+ (R 164).

 

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA: Cuando dice: *Lo que existía desde el principio, hace referencia a la generación sin principio del Hijo que subsiste simultáneamente con el Padre.  Por tanto, existía desde el principio, es una expresión que significa eternidad...+. EUSEBIO DE CESÁREA: *La teología expuesta, la cual va más allá de toda comparación, no nos ofrece nada semejante a lo corporal, sino que presenta con toda agudeza a nuestro pensamiento al Hijo engendrado, el cual...  fue desde la eternidad y precedió a todos los tiempos, y estuvo siempre presente como Hijo en compañía del Padre, y no fue innato, sino engendrado del Padre innato, unigénito...  y nos enseña la teología que el Hijo fue producido de la sustancia del Padre, no por división o por segregación o por separación...+ (R 668).

 

396. Es conocido que S. ATANASIO hace hincapié constantemente en esto, en contra de los arrianos (véase R 755 756 760 761). S. CIRILO DE JERUSALÉN, en las Catequesis: *Cree también en el Hijo de Dios, uno solo y único... Dios engendrado de Dios... engendrado del Padre sempiternamente e incomprensiblemente...+ (R 816); *ahora bien, Dios es Padre de muchos, ciertamente, por adopción; en cambio, es Padre por naturaleza y en verdad de uno solo, el Hijo unigénito y Señor nuestro Jesucristo, y no alcanzó el ser Padre con el transcurso de los tiempos, sino que es eternamente Padre del Unigénito...+ (R 823); *el Padre engendró al Hijo, no como entre los hombres la mente produce la palabra... Ahora bien, nosotros sabemos que Jesucristo fue engendrado como Verbo no prolongado, sino como Verbo subsistente y viviente, no revelado y divulgado con los labios, sino engendrado del Padre sempiterna e inefablemente y en la subsistencia+ (R 825);  *el Padre, a causa de engendrar el Hijo..., no se cambió en nada... ni Él mismo perdió nada por disminución o por mutación, ni el engendrado tiene algo que le faltara.  Perfecto es el padre que engendra al engendrado perfecto; Dios que engendra, Dios engendrado, Dios que asigna como Padre suyo al Dios de todas las cosas+ (R 825).

 

S. HILARIO: *Y en primer lugar pregunto )qué novedad pudo aportar a la naturaleza el nacimiento del Hijo para que no sea Dios...?; pregunto, )qué insensatez es el asignar el nacimiento del Dios unigénito a una naturaleza rebajada que procede de Dios, puesto que el nacimiento solamente es por propiedad de la naturaleza, y no se da ya nacimiento, si no ha habido propiedad de la naturaleza en el nacimiento?+ (R 866);  *así, pues, la fe no presenta a dos dioses, porque tampoco habla de dos padres, ni de dos hijos..., ni tampoco la verdad realiza dos divinidades de Dios que procedan de Dios, ni permite el nacimiento de Dios un Dios singular+ (R 867).  S. AMBROSIO:  *El Hijo vive por el Padre, puesto que el Hijo procede del Padre; por el Padre porque es de una sola sustancia con el Padre; por el Padre, porque el Verbo ha salido del corazón del Padre, porque ha procedido del Padre, porque ha sido engendrado en las entrañas paternales, porque el Padre es fuente del Hijo, porque el Padre es raíz del Hijo+ (R 1271).

 

       La razón teológica no pretende, en verdad, probar la tesis, sino explicar la esencia o quididad de la generación divina, y aclarar que en ella se da perfectamente la razón de generación.

 

397. Objeciones:

 

1. En Ps. 2,7 se habla acerca del Mesías en cuanto hombre y está patente por Act. 13,33 que este texto se explica en el N. Testamento haciendo referencia a Cristo en la resurrección; luego, no puede probarse por dicho texto la eterna generación del Verbo.

 

       Respuesta. Distingo el antecedente. Se habla también acerca de Cristo en cuanto hombre, pero se habla de una generación eterna; a saber:  en cuanto que está dirigida a Cristo Verbo encarnado, bien en la Encarnación misma, bien en la plena manifestación de Cristo en su resurrección, concedo el antecedente; se habla del Mesías sin hacer referencia al Verbo verdaderamente engendrado del Padre, o bien se habla de Cristo simplemente en cuanto a su humanidad, niego el antecedente. Desde el primer momento de la Encarnación, Cristo hombre es engendrado por el Padre, en cuanto que en dicho instante y después la humanidad de Cristo permanece unida hipostáticamente con el Verbo al cual el Padre lo engendra eternamente. Por tanto, aquel hoy en cuanto dicho acerca de Jesucristo hombre puede aplicarse a cualquier momento de la vida de Cristo, así como cualquier momento del tiempo consistente con la generación eterna.  Ahora bien, se refiere de un modo especial bien al instante de la Encarnación, o bien a la resurrección cuando Jesucristo se manifestó plenamente como el Hijo de Dios (véase Rom 1,4).

 

2. Las teorías acerca de la generación del Verbo entre los escritores anteriores al concilio de Nicea, no parece que expresen lo que a primera vista parece que suena; a saber, la verdadera generación eterna ad intra en la divinidad; luego, las palabras de estos escritores no prueban la tesis.

 

       Respuesta: Dejando pasar el antecedente, niego el consiguiente, pues dichas sentencias han sido dadas para explicar la doctrina enseñada en la revelación acerca de la verdadera generación del Verbo divino, y están fundamentadas en ella; por tanto, las expresiones de estos escritores son testimonios extraordinarios de doctrina católica.

 

3. S. IGNACIO llama a Cristo en cuanto Dios innato άγέννητον , y solamente le llama engendrado, γενητόν , en cuanto que es hombre (R 39); luego no admite la generación eterna del Verbo.

 

       Respuesta. Distingo el antecedente. S. IGNACIO llama a Cristo en cuanto Dios άγέννητον tomando esta palabra en sentido de increado o no hecho, concedo el antecedente; en sentido de no engendrado ad intra, niego el antecedente. Según hemos visto en la tesis anterior, la palabra άγέννητον , por aquel tiempo, todavía no tenía la significación fija de innascibilidad, sino que mas bien se usaba más corrientemente en el sentido de aseidad.  Por otra parte, S. IGNACIO DE ANTIOQUÍA conoció la filiación eterna de Cristo.

 

TESIS 34. EL ESPÍRITU SANTO, NO CIERTAMENTE POR GENERACIÓN, SIN EMBARGO PROCEDE, EN VERDAD, ETERNAMENTE DEL PADRE Y DEL HIJO.

 

398. Nexo. Pasamos a probar la existencia de la segunda procesión en lo que se refiere a Dios; a saber: del verdadero origen del Espíritu Santo respecto al Padre y al Hijo, el cual origen sin embargo no es generación.  Unimos ambos apartados porque conciernen a la fe, y porque está conexionados entre sí.

 

       Nociones. Está suficientemente claro el sentido de la tesis. El Espíritu Santo, la tercera persona divina, distinta realmente del Padre y del Hijo, y verdadero Dios al igual que las otras dos personas, tienen un origen que procede de ambas, por procesión inmanente y por comunicación de la única esencia divina. Así pues, el nombre de PROCESIÓN, significa, no una mera misión temporal o algo parecido, sino una verdadera producción, como es la procesión del Hijo respecto del Padre. Sin embargo, esta inefable procesión no es generación, y, por tanto, el Espíritu Santo no es hijo, ni del Padre, ni del Hijo.  Todavía no hablamos acerca de la difícil razón de la diferencia entre ambas procesiones. Mas partiendo de aquí; a saber, del reconoci­miento de la dificultad de distinguir ambas procesiones, no por el solo nombre de procesión, se muestra, sobre todo, que se trata de un verdadero origen, puesto que por otra parte, esta misteriosa procesión, ha sido revelada casi con la misión de la misma persona.

 

399. Adversarios. Los pneumatómacos, al negar la divinidad del Espíritu Santo, decían que éste mismo había sido hecho por el Hijo, como creatura, por lo cual negaban implícitamente, o incluso explícitamente, que el Espíritu Santo procediera inmanentemente del Padre.  Por ello, los Padres refutando a los pneumatómacos y la definición del Concilio de Constantinopla dada contra éstos, debieron, para defender la divinidad del Espíritu Santo, hacer hincapié en el origen y la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y en este capítulo enseñaron que la tercera persona no había sido creada por el Hijo como creatura;  sin embargo, no negaron el que procediera también del Hijo; más aún, incluso afirmaron esto. Y como algunos pneumatómacos pusieran la objeción de que el Espíritu Santo sería hijo si tuviera su origen del Padre, negaron esto y afirmaron que el Espíritu Santo procedía pero que no había sido engendrado.

 

400. Los orientales separados, siguiendo a FOCIO, sostienen que el Espíritu Santo procede exclusivamente del Padre, no del Hijo. Esto ya parece que lo sostuvieron TEODORO DE MOPSUESTE y TEODORETO CIRENSE en contra de S. CIRILO DE ALEJANDRÍA.  Sin embargo, los comienzos de la controversia acerca de la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo, se hallan en los reproches de los monoteletas en contra de la carta sinodal de S. MARTÍN PAPA, porque en ésta había dicho simplemente según la fórmula latina que el Espíritu Santo procedía también del Hijo, siendo así que los griegos preferían decir que procedía del Padre por el Hijo. Sin embargo, S. MÁXIMO confesor, muestra que es la misma la doctrina expresada en ambas fórmulas.  En los primeros años del siglo IX, de nuevo surgió la cuestión, mientras que en Occidente los teólogos carolingios tuvieron como sospechosa la fórmula de los griegos per Filium (por el Hijo) la cual los sumos pontífices defendieron que era ortodoxa, y los orientales aceptaron de mala gana la adición de la expresión Filioque (y del Hijo), introducida en el símbolo por los monjes latinos de Jerusalén a ejemplo de Occidente.

 

Ahora bien, fue FOCIO el que promovió, sobre todo, el error que niega la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo, y los promotores del cisma oriental asumieron el error de FOCIO como bandera de los ortodoxos orientales, del tal forma, que éste ha sido uno de los principales problemas, siempre que se ha tratado acerca del cisma.  FOCIO, y con él casi todos los separados hasta nuestros días, niega que el Hijo tenga parte alguna en la procesión eterna del Espíritu Santo, de tal modos, que ni siquiera admite que el Espíritu Santo proceda del Padre como mediante el Hijo, y tiene como errónea la sentencia de los latinos.  Por ello, de ningún modo admiten que se pueda decirse que el espíritu Santo procede ( έκπορεύεσθαι ) del Padre y del Hijo;  a lo sumo, permiten que el Espíritu Santo proceda del Padre por el Hijo (per Filium), o también que salga, que provenga (prodire, profluere, y en griego προιέναι, προχέειν ) del Padre y del Hijo, con los cuales verbos, no obstante, no quieren que se entienda la eterna procesión ad intra, sino una mera misión temporal.

 

Modernamente hay muchos que permiten la doctrina latina misma, pero no como algo de fe, sino como un teologúmeno, una mera opinión teológica. Por último, todos se lanzan con dureza en contra de la adición de la expresión *Filioque+ (y del Hijo) en el símbolo, a la cual adición la acusan de error, si bien podría permitirse, dicen ellos, la doctrina expresada en la misma. Con todo la negación explícita de la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo no se encuentra en sus libros litúrgicos y en sus símbolos.

 

401. Doctrina de la Iglesia. Que el Espíritu Santo no ha sido engendrado, lo enseña el símbolo Quicumque (D 39), el Concilio XI de Toledo (D 277), y de modo equivalente el Concilio IV de Letrán (D 428), y todos los documentos que llaman al Hijo Unigénito.

 

Que el Espíritu Santo procede del Padre, se enseña en contra de los pneumatómacos en los anatematismos de DÁMASO (D 74) y en el símbolo Nicenoconstantinopolitano (D 86). La procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y del Hijo, ha sido definida, y en verdad, incluso según la fórmula latina en el Concilio IV de Letrán (D 428), en el Concilio II de Lión (D 460 463), y en el Concilio Florentino (D 691 703 704).

 

       Valor dogmático.   De fe definida.

 

       PRIMERA PARTE. LA PROCESIÓN DEL ESPÍRITU SANTO NO ES GENERACIÓN.

 

402. Se prueba por la S. Escritura. El Hijo es llamado Unigénito en S. Jn. 1,18; luego el Espíritu Santo no ha sido engendrado.  Más aún, aunque no lo dijera expresamente, puesto que siempre se da a conocer la segunda persona con nombres que expresan filiación, y en cambio nunca el Espíritu Santo es dado a conocer de este modo, la palabra escrita de Dios intenta, de forma manifiesta, enseñar que el origen el Espíritu Santo debe ser entendido de otro modo.

 

Se prueba por la tradición. Los SANTOS PADRES enseñan con mucha frecuencia esto, si bien afirman que es difícil explicar la diferencia de ambas procesiones. Así S. ATANASIO: *Nadie que no fuera un insensato diría o pensaría que el Hijo tenga un hermano y que el nombre de abuelo le convenga al Padre.  Pues este espíritu en ningún lugar de la S. Escritura ha sido llamado hijo, a fin de que no se pensara que sea hermano, así como tampoco ha sido llamado hijo del Hijo, para que al Padre no se le considerara abuelo+ (R 778). S. BASILIO:  *Tampoco llamamos innato al Espíritu Santo; pues solamente conocemos un innato...; ni tampoco engendrado; ya que hemos aprendido en la tradición de la fe que uno solo es el engendrado+ (R 917). S. AGUSTÍN: *Así pues, no ha sido engendrado de ambos, sino que procede de ambos el Espíritu de los dos+ (R 1681).

 

Dice ciertamente ORÍGENES, cuando muestra *la consideración de aquellas cosas que se enseñan de forma manifiesta mediante la predicación apostólica+ *En ésdto (acerca del Espíritu Santo) no se distingue ya de forma manifiesta si ha nacido o es innato, o si debe ser tenido también como Hijo de Dios o no+ (R 445).  Sin embargo, hay que responder que, cualquiera que sea el pensamiento de ORÍGENES, a lo sumo, se seguiría que el Espíritu Santo no ha sido engendrado, no estuvo en aquella época entre lo que se comunicaba explícitamente en la regla de fe;  en efecto, solamente trata, según consta por el título, de las enseñanzas explícitas contenidas en la regla de fe.

 

       SEGUNDA PARTE. EL ESPÍRITU SANTO PROCEDE DEL PADRE Y DEL HIJO.

 

403. Que el Espíritu Santo procede del Padre y de él solo, lo afirman los seguidores de FOCIO en razón del texto de S. Jn. 15,26, en el cual exclusivamente dicen los seguidores de FOCIO que se enseña mediante el verbo έκπορεύεσθαι la procesión eterna del Espíritu Santo.  Ahora bien, nosotros, aunque no negamos el que en este texto, al igual que en otros, se enseña la procesión de la tercera persona, sin embargo, no admitimos que se lleve a término la cuestión con este sólo verbo, sino con los argumentos con los que mostramos que procede del Padre y del Hijo.  Y que se trata con el nombre de procesión del origen eterno del Espíritu Santo, está claro, además de por el sentido universal de la Iglesia, por la dificultad poco ha recordada de entender la diferencia de esta procesión respecto a la generación del Hijo.

 

Se prueba por el argumento de prescripción. Por la doctrina de la IGLESIA ROMANA  antes de la controversia con los cismáticos. Antes de que los griegos se opusieran a la doctrina acerca de la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo, durante muchos siglos se enseñaba en múltiples ocasiones en los símbolos y en las profesiones de fe y en las declaraciones de la Iglesia la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y del Hijo.  Así, en las Iglesias de España (D 15 19 - según la carta de S. LEÓN MAGNO a TORIBIO DE ASTORGA - 227, etc.), en las Iglesias de África, de la Galia y de Germania, y en el símbolo Quicumque en el uso de la Iglesia, por lo menos a partir del siglo VII como regla de fe (D 39).  Más aún, en el símbolo Niceno mismo se añadió la expresión Filioque (y del Hijo), y aunque LEON III no aprobara el uso de cantar el símbolo con esta adición, sin embargo formuló con palabras expresas la doctrina acerca de la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo en el símbolo enviado a los orientales. Y una vez que surgió la controversia por parte de los orientales, la Iglesia romana, por medio de LEÓN IX, se mantuvo en esta profesión de fe (D 345). Por consiguiente, goza de la prescripción teológica la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y del Hijo.

 

404. Se prueba por la Sagrada Escritura. Debe tenerse en cuenta que fue condenada como grave error por PIO X la opinión de que la procesión del Espíritu Santo *de ningún modo proviene de las palabras mismas del Evangelio+.

 

1. El Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y el Espíritu del Hijo.  Luego procede del Padre y del Hijo.

 

El antecedente está claro por muchos textos:  Es llamado el Espíritu del Padre (o el Espíritu que procede de Dios)  S. Mt. 3,16;  10,20, etc.:  Rm. 8,9; I Cor. 2,12; el Espíritu del Hijo (o del Señor, o de Jesús) Act. 5,9; 16,7;  2 Cor. 3,17 ss;  Gal. 4,6;  Fi.  1,19;  Rom. 8,9‑11. Consta por la tesis 26 y por la interpretación de los Padres que en estos textos se trata de una persona divina, no de un simple don creado.

 

Se prueba el consiguiente. Con la expresión *el Espíritu del Padre+, *el Espíritu del Hijo+, se indica relación de cuasi‑pertenencia; por lo cual, los Padres suelen exponer estos textos diciendo que el Espíritu Santo es algo propio del Padre y del Hijo.  Ahora bien, en lo referente a Dios no puede haber ninguna relación que no sea relación de origen, esto es, ninguna persona puede decirse que sea de otra, sino por razón de origen respecto a ésta. Por ello, la palabra Espíritu, dicha acerca de la tercera persona, tiene sentido pasivo, a modo de inspirado, y los Padres ven indicada la procesión del Espíritu Santo en la insuflación de Cristo; S. Jn. 20,22.

 

Usan muchas veces de este argumento los padres, tanto griegos como latinos.  S. ATANASIO: Viendo al Unigénito insuflado en la faz de los apóstoles y diciéndoles: Recibid el Espíritu Santo, aprendamos que la insuflación del Hijo en la propia vida y sustancia que permanece es el Espíritu, y no digamos ni que es engendrado, ni que es creado por el Hijo...; sin embargo, enseñados por las S. Escrituras, decimos que la insuflación del Hijo es el Espíritu, y llamamos a Cristo fuente del Espíritu e Hijo de Dios+. S. AGUSTÍN: *Por tanto, siendo así, que como es un solo Padre y un solo Señor, esto es el Hijo así es también un solo Espíritu, es ciertamente el Espíritu de los dos... Así, pues, )Por qué no vamos a creer que procede también del Hijo el Espíritu Santo, siendo así que éste es también el Espíritu del Hijo?... )Qué otra cosa dio a entender aquella insuflación, sino que el Espíritu Santo también procede de Él mismo?+ (R 1839).

 

405. 2. Por la misión del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es enviado por el Padre y por el Hijo; es así que misión en lo referente a Dios incluye procesión; luego el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.

 

Prueba de la mayor. La expresión de misión por parte del Padre se encuentra en S. Jn. 14,26;  Gal 4,6;  la expresión de misión por parte del Hijo la hallamos en S. Jn. 15,26;  16,7;  etc.

 

La menor. Misión de alguna persona en sentido verdadero y propio es la exposición o comunicación de la voluntad de la persona que envía a la persona enviada en orden de algún efecto ad extra; pueden aducirse las palabras que Cristo dijo acerca de su misión de parte del Padre, S. Jn., 5,43;  16,7;  etc.

 

Por ello S. CIRILO en la explicación del anatematismo 9 en contra de NESTORIO (D 121) deriva del Hijo la misión del Espíritu Santo en virtud de la procesión de éste de parte del Hijo: *Puesto que el Verbo hecho hombre permanece siendo Dios, y es, exceptuando la paternidad, todo lo que también es el Padre, tiene también como propio al Espíritu Santo, el cual procede de Él mismo y le es sustancialmente *innato+, y por ello no es extraño el que Cristo *envíe con sumo poder a aquel que procede de Él y es propio de Él mismo... en cuanto que existe naturalmente en Él mismo y por Él mismo+.  En cambio, los seguidores de FOCIO, al no admitir este principio, destrozan con su teoría errónea la misión propiamente dicha de la persona del Espíritu Santo.

 

406. 3. Por S. Jn. 16,13‑15: Pero cuando viniere Aquel, el Espíritu de la verdad, os guiará hacia la verdad completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere y os comunicará las cosas venidas. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo dará a conocer. Todo cuanto tiene el Padre es mío; por esto os he dicho que tomará de lo mío y os lo dará a conocer, es prueba de un modo especial la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo y se reafirma el segundo argumento. En este texto describe Cristo a manera humana la misión del Espíritu Santo de parte de Cristo mismo.  A saber, el Espíritu enseñará a los Apóstoles lo que Cristo quiere, puesto que hablará lo que oye a Cristo;  de este modo glorificará a Cristo, ya que, dice Cristo, recibirá de lo mío; esto es, de mi ciencia en cuanto es mía.  Ahora bien, esto está plenamente de acuerdo con el hecho de que el Espíritu Santo sea enviado por el Padre, ya que todo lo que tiene el Padre, es también del Hijo.

 

Así pues, el Espíritu Santo se dice que oye al Hijo, toma de lo del Hijo, esto es, recibe la ciencia del Hijo según dicen muchas veces los Padres con admirable mutuo acuerdo; como S. ATANASIO: *El Espíritu Santo recibe esto del Verbo+ (R 770). S. CIRILO DE JERUSALÉN: *El Padre da al Hijo, y el Hijo comunica al Espíritu Santo+ haciendo referencia a este texto de S. Juan (R. 384).  DÍDIMO: *Debe conocerse que el Espíritu Santo recibe del Hijo lo que había sido de su naturaleza+ (R 1067). S.EPIFANIO:  *El Espíritu Santo... que procede del Padre y que recibe del Hijo+ (R 1099). S. CIRILO DE ALEJANDRÍA, dice que las palabras  *recibirá de lo mío+ se refieren *a la natural propiedad+ que tiene procedente del Hijo, así como el Hijo la tiene del Padre.

 

Es así que el Espíritu Santo no puede oir ni recibir nada de otra persona divina a no ser por comunicación de la esencia, con la cual se identifica en ciencia; a saber: por procesión respecto de esta persona; luego, el Espíritu Santo procede del Hijo.

 

CONFIRMACIÓN DE LO DICHO. En el Apocalipsis se da muchas veces a conocer la relación del Espíritu Santo respecto al Hijo, como en 1,4;  3,1;  5,6;  19,10;  21,6;  22,1; donde se dice la expresión que procede ( έκπορευόμενον ) del río que sale del trono de Dios y del Cordero.

 

407. Se prueba por los Padres. Los griegos mismos confiesan que los PADRES LATINOS defienden la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y del Hijo.  Así TERTULIANO: *El tercero es el Espíritu que procede de Dios y del Hijo+ (R 375).  S. HILARIO: *Debemos confesar al Espíritu Santo según el testimonio del Padre y del Hijo+. S. AMBIOSIO:  *Al proceder el Espíritu Santo del Padre y del Hijo, no queda separado del Padre ni queda separado del Hijo+.  S. AGUSTÍN:*Si en efecto todo lo que tiene el Hijo, lo tiene del Padre, tiene ciertamente del Padre el que el Espíritu Santo procede de Él+ (R 1681; véase 1678 1840).

 

Se puede probar por muchos testimonios, aparte de los ya indicados en el argumento sacado de la S. Escritura, que LOS PADRES GRIEGOS AFIRMAN EN REALIDAD LA PROCESIÓN DEL ESPÍRITU SANTO NO SÓLO RESPECTO DEL PADRE, SINO TAMBIÉN DEL HIJO, DE TAL FORMA QUE EN VIRTUD DE ESTOS TESTIMONIOS SE HACE UN ARGUMENTO PLENAMENTE ELOCUEN­TE.

 

       a) Dicen que el Espíritu Santo procede del Hijo físicamente ( φυσικώς ), esencialmente ( ούσιώδως ), naturalmente ( κατά φύσιν ) de la esencia del Hijo ( έκ τής ούσίας τού υίού ) el cual derrama al Espíritu Santo de sus íntimas entrañas; por ello, el Espíritu Santo procede de Él como procede de Dios Padre, y cuando el Padre da al Espíritu Santo, también le da el Hijo; así se expresan S. EPIFANIO y S. CIRILO DE ALEJANDRÍA. Por ello, designan con hermosas comparaciones a las personas de la Trinidad, las cuales son como el sol, el rayo y el esplendor; la fuente, el río y el arroyo; el manantial, la fontana y el agua; la raíz, el retoño y el fruto; o también se les llama al Hijo y al Espíritu Santo el brazo y el dedo; la flor y el olor desprendido de la flor; la miel y la dulzura; el fuego y el calor; el agua y el refrigerio; la boca del Padre y el álito que sale de la boca;  así TERTULIANO, S. GREGORIO NACIANCENO y S. GREGORIO NISENO  y S. CIRILO DE ALEJANDRÍA;  y S. ATANASIO llama al Espíritu Santo el buen olor y la forma del Hijo ( εύοδία καί μορφή τού υίού ).

 

408. b) Están de acuerdo los Padres griegos con los latinos en el principio general, que en lo referente a Dios nada distingue a no ser la razón de causa y de causado; así S. GREGORIO NISENO (R. 1038):  y que, por tanto, la relación del Espíritu Santo respecto al Hijo es la misma que la del Hijo respecto al Padre, exceptuando la filiación.  S. ATANASIO. *Cual sabemos que es la propiedad del Hijo respecto al Padre, descubriremos que el Espíritu tiene esta misma propiedad respecto al Hijo+ (R 783), y S. BASILIO: *Del mismo modo que es el Hijo respecto al Padre, así es el Espíritu respecto al Hijo...  a no ser que el Padre no es el Hijo y el Hijo no es el Padre+, según advierte S. CIRILO: *Todo lo que hay en el Padre pasa natural y necesariamente al Verbo que procede de Él+.  Por ello, no han faltado Padres que llamaron al Espíritu Santo imagen del Hijo, como S. IRENEO, S. GREGORIO TAUMATURGO (R 611), etc.; así como el Hijo es imagen del Padre.

 

       c) S. ATANASIO prueba en contra de los macedonianos la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y la divinidad del Espíritu Santo por el hecho de que procede del Hijo: *por tanto, si el Hijo a causa de su propiedad respecto al Padre y porque es el propio fruto de la sustancia de Él, no es creatura, sino consustancial al Padre; así tampoco, es creatura, sino consustancial al Padre, así, tampoco el Espíritu Santo ha sido creatura;  más aún, el que dice esto es impío; a saber: a causa de la propiedad del Espíritu Santo respecto al Hijo y porque en virtud del Hijo mismo el Espíritu Santo es otorgado a todos, y lo que tiene Éste es del Hijo+ (R 783).

 

Es preclaro el texto de S. BASILIO en el libro  3  en contra de EUNOMIO, el cual tiene una doble forma, una más extensa:  *Los textos piadosos lo transmiten en dignidad según el ser que procede del Hijo, de forma que el Espíritu Santo tenga el proceder del Hijo y reciba de Él mismo y nos anuncie al Hijo y dependa totalmente de esta causa...+,  y tiene otra forma más breve, donde se añade *tal vez+ *En verdad, también el Espíritu Santo, aunque es el que sigue al Hijo tanto en orden como en dignidad, de tal forma que en último término también concedemos ésto+ (R 940);  la cual forma reprobó BESARION, que los griegos la tenían interpolada y mutilada.

 

409. ACERCA DE LA DOBLE FÓRMULA POR EL HIJO (O DEL HIJO) Y MEDIANTE EL HIJO (A FILIO VEL EX FILIO ET PER FILIUM).  En el modo de hablar acerca de la procesión del Espíritu Santo se halla una doble fórmula:  *El Espíritu Santo procede se halla una doble fórmula:  *El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (a Patre et filio), y *el Espíritu Santo procede del Padre mediante el Hijo (a Patre per Filium)+.  La primera fórmula es muy frecuente entre los latinos, tanto en los Padres como en los símbolos; sin embargo, también usan de la otra, como TERTULIA­NO (R 372  375  378), y S. HILARIO (R 878).  La segunda fórmula es más común entre los griegos con distintas palabras, los cuales, sin embargo, también usan la primera fórmula, con frecuencia con los verbos είναι προιέναι ; etc., como S. EFRÉN (R 714), S. EPIFANIO (R 1082), S. CIRILO DE ALEJANDRÍA (R 2079).

 

Hay otra diferencia, que los latinos usan solamente del verbo proceder para significar el origen del Espíritu Santo, tanto del Padre como del Hijo; en cambio, los griegos muchas veces emplean el verbo έκπορεύεσθαι acerca del Espíritu Santo que procede del Padre;  y cuando hablan acerca de que el Espíritu Santo procede del Hijo o mediante el Hijo (a Filio vel per Filium), emplean más los verbos προιέναι , προείναι , los cuales, sin embargo, ya hizo notar S. CIRILO DE ALEJANDRÍA, que no tienen una significación distinta que la que tiene el verbo εκπορεύεσθαι ; además el sustantivo αίτία lo reservan solamente para el Padre.

 

Sin embargo, de estas fórmulas distintas está claro que se encierra sustancialmente la misma doctrina; en efecto:

 

       a) Los Padres griegos usan de los verbos προιέναι o είναι , no solamente cuando hablan de misión, sino también cuando habla de la sola procesión inmanente, como S. BASILIO: *La bondad innata y la santidad natural y la dignidad real penetra desde el Padre mediante el Unigénito en el Espíritu+ ( έκ τού πατρός διά τού μονογενούς διήκει : R 953). S. CIRILO DE ALEJANDRÍA:  *Puesto que el Espíritu Santo... procede del Padre y del Hijo, está patente y claro el que aquél es de la sustancia divina, al proceder sustancialmente en ella y de ella+ ( πρόεισι δέ καί έκ πατρός καί τού… υІού… ούσιώδως… προιόν R 2079).

 

       b) Explican de forma expresa por qué los Padres griegos emplean estos modos de hablar; a saber: para reservar al Padre en la expresión misma la razón de principio primordial, esto es, es principio sin principio; de este modo se expresa S. BASILIO: *Y así la expresión mediante el cual (per quem) designa declaración de causa primordial τής προκαταρτικής αίτίας : R 943 949), y S. JUAN CRISÓSTOMO dice que se indica mediante el Hijo (per Filium), no sea que alguno sospeche que el Hijo es innato.  Ya claramente, los latinos dicen ésto mismo, como S. AGUSTÍN: *Y sin embargo, no en vano en esta Trinidad solamente se dice...  de Dios Padre del que ha sido engendrado el Verbo y del que procede principalmente el Espíritu Santo... Y por ello, el que se añada principalmente (no más principalmente), porque se manifiesta que el Espíritu Santo procede también del Hijo.  Ahora bien, esto también se lo otorgó al Hijo el Padre...  por tanto, le engendró al Hijo de tal forma que también procediera de Él el don común y el Espíritu Santo fuera el Espíritu de ambos+ (R 1678 1662 1681 1840).

 

       c) Por otra parte, está tan claro el que la fórmula *el Espíritu Santo procede mediante el Hijo (per Filium) no excluye del Hijo la razón de principio del Espíritu Santo, que los Padres griegos debieron insistir mas bien en explicar en contra de los macedonianos que la mediación ( μεσίτειαν ) del Hijo en la procesión del Espíritu Santo no quita del Padre la razón de principio que produce inmediata y verdaderamente, según asegura S. GREGORIO NISENO (R 1038).  Más aún, dicen también los Padres griegos que el mundo ha sido creado mediante el Hijo (per Filium), y enseñan expresamente que por eso no se quita de Él la verdadera acción creadora, como nos dice S. BASILIO (R 943).  Por tanto, con todo derecho S. MÁXIMO CONFESOR, al defender la sentencia de los latinos, enseñó que no había ninguna diferencia en la doctrina de ambas Iglesias, lo cual lo definió el Concilio Florentino (D 691;  véase STO. TOMÁS q. 36,  a. 2. 3).

 

410. Razón teológica.

 

1. De S. AGUSTÍN, en el texto citado, y del Concilio Florentino (D 691). Todo lo que tiene el Padre se lo comunica al Hijo, a excepción de la paternidad;  es así, que el Padre tiene el que proceda de Él el Espíritu Santo;  luego, también esto se lo comunica al Hijo; y, por tanto, también el Espíritu Santo procede del Hijo.

 

2. De STO. TOMÁS, q.36,  a. 2. La única razón de distinción en lo referente a Dios es la oposición relativa de origen entre el principio que produce y el término producido;  es así, que el Espíritu Santo se distingue del Hijo;  luego, procede de Él, ya que es cosa manifiesta que el Hijo no procede del Espíritu Santo.

 

La mayor se explica y se estudia más adelante. Y no puede oponerse con ESCOTO el solo distinto modo de proceder mediante generación y mediante insuflación. Pues este doble modo, en realidad, no es opuesto, a no ser que se suponga por otro concepto una distinción real de ambas procesiones, la cual no se prueba en virtud de una sola razón formal distinta.

 

Se confirma: En lo referente a Dios la sola distinta razón formal, incluso siendo relativa, no conlleva distinción real, como está claro en el Padre, el cual tiene una doble relación activa distinta, la paternidad y la insuflación, las cuales, sin embargo, no se distinguen realmente.

 

411. Objeciones: DE LA S. ESCRITURA.

 

1. La principal objeción de los seguidores de FOCIO es la siguiente: En la escritura. S. Jn. 15,26 se dice que el Espíritu Santo procede ( έκπορεύεταί ) del Padre, lo cual nunca se dice del Hijo;  luego, de forma equivalente, la Escritura niega que el Espíritu Santo proceda del Hijo, por lo cual interpretan el texto de S. Juan solamente acerca del Padre.

 

       Respuesta: 1) Por el solo verbo έκπορεύεται no puede probarse la procesión eterna según ya se ha indicado; aunque, en realidad, en este texto se enseña ésta no ciertamente de un modo inmediato, sino como en otros textos del modo como se ha probado en el número 405;  pues según ha hecho notar A. WENZER, en griego no existe la preposición έκ que es la única que significa inmediatamente origen, sino la preposición παρά , la cual más bien denota misión. Ya se ve qué eficaz es esta observación en contra de FOCIO y de sus seguidores, ya que destruye el único argumento de éstos.  Además. en este texto mismo se dice que el Espíritu Santo es el Espíritu de la Verdad, y muchos Padres griegos dicen que la Verdad es el Hijo, y que se dice esto porque el Espíritu Santo procede del Hijo.

 

       2) Distingo el antecedente en cuanto a la segunda parte.  En la Escritura no se dice que el Espíritu Santo proceda del Hijo con este verbo εκπορεύεσθαι ; concedo el antecedente;  de modo equivalente, y de otros modos, según se ha probado, niego el antecedente. Tampoco se dice en la S. Escritura que el Espíritu Santo proceda exclusivamente del Padre.  Más aún, según hace notar STO. TOMÁS: *regularmente también hay que sostener que lo que se dice del Padre en la S. Escritura, es menester también que se entienda acerca del Hijo, aunque se añada una expresión exclusiva, a no ser solamente en aquello en lo que el Padre y el Hijo se distinguen según las relaciones opuestas.  Pues cuando dice el Señor: Nadie conoce al Hijo sino el Padre, no se excluye el que el Hijo se conozca a sí mismo (sólo se excluye una naturaleza extraña).  Así pues, de este modo, cuando se dice que el Espíritu Santo procede del Padre, no quedaría por ello excluido el Hijo;  ya que por lo que se refiere a ser principio del Espíritu Santo no se oponen el Padre y el Hijo, sino solamente se oponen en cuanto a que éste es el Padre y aquél es el Hijo: q. 36,  a. 2. ad 1.

 

2. En contra del argumento sacado de S. Juan 16,13‑15 (haciendo caso omiso de la interpretación ridícula de FOCIO, de que las palabras recibirá de lo mío hay que suplicar la palabra Padre  (pues, evidentemente, la expresión de lo mío debe entenderse de mis cosas, esto es, de ciencia) se arguye de la forma siguiente:  El v. 15 debe entenderse: Recibirá exclusivamente del Padre la ciencia, la cual es también mía, porque todo lo que tiene el Padre es mío; luego, por este texto, no puede probarse que el Espíritu Santo reciba del Hijo.

 

       Respuesta:

 

       1) Sin embargo, todos los Padres griegos dicen que en este texto se enseña que el Espíritu Santo recibe del Hijo, según está claro por el argumento.

 

       2) Niego el aserto. Pues la finalidad de Cristo en todo este sermón, es mostrar la perfecta igualdad entre el Padre y el Hijo, incluso en relación al Espíritu Santo y a la misión de éste.  Por tanto, el sentido de este texto es el siguiente:  Puesto que todo lo que tiene el Padre es mío, yo puedo comunicar lo que comunica el Padre, esto es, puedo enviar al que envía el Padre; por tanto *puesto que el Espíritu Santo recibe de Él lo que es de ambos, no puede dejar de proceder de ambos+.

 

Por otra parte, los sofismas que urden los seguidores de FOCIO, a causa de los verbos en tiempo futuro, recibirá, hablará, no son de ninguna importancia, puesto que se trata de personas eternas en orden a una misión temporal;  más aún, en el v. 15 en griego, se expresa en tiempo presente.

 

412. También arguyen pretendiendo basarse en los Padres, a los cuales FOCIO, a pesar de ser varón muy erudito, al principio no los citaba:

 

1. Los Padres griegos nunca dijeron al pie de la letra ( κατά λέξιν ) que el Espíritu Santo procediera ( έκπορεύεσθαι ) del Padre y del Hijo.

 

       Respuesta: Tampoco dicen los Padres griegos que el Espíritu Santo proceda solamente del Padre;  enseñan en muchos textos, que procede o proviene del Hijo, según se ha probado.

 

2. Cuando los Padres griegos dicen que el Espíritu Santo procede o proviene del Hijo, o bien del Padre y del Hijo:

       a) o no tratan acerca de la procesión eterna, sino solamente de una misión temporal; más aún, tampoco hablan de la persona divina, sino solamente de un don creado;

       b) o no expresan mas que la consustancialidad, como si dijeran que es de la sustancia la cual es también el Hijo;

       c) o con la preposición  per  ( διά , mediante) significa  simul  ( άμα , simultáneamente);

       d) o con esta fórmula no dicen otra cosa sino que el Padre, el cual realiza la acción de insuflar, es Padre verdadero engendrando al Hijo.

 

Todas estas teorías no necesitan de respuesta, ya que son totalmente absurdas y arbitrarias, y muestran en ellas que los cismáticos se conducen por ignorancia o por insolencia, según dice STO. TOMÁS, q. 36,  a. 2.  Además en época reciente, después de las asambleas celebradas en Bon con los vetero-católicos ya permiten la doctrina de los latinos como opinión teológica, y reconocen que las afirmaciones de FOCIO van en contra de la tradición.

 

3. S. MÁXIMO y S. JUAN DAMASCENO que repite las palabras del primero, niegan que el Espíritu Santo proceda del Hijo (a Filio), si bien conceden que procede mediante el Hijo (per Filium) (R 2348).

 

       Respuesta. El Cardenal BESARION en el Concilio Florentino, explicó estas expresiones acerca del modo de hablar de los griegos, con el cual decían técnicamente que solamente el Padre es causa y que solamente de él έκπορεύεσθαι el Espíritu Santo, en orden a designar en el Padre la razón de principio primordial, según se ha dicho antes. Y en verdad, S. MÁXIMO, según hemos hecho notar, aprobó la doctrina latina en contra de las objeciones de los griegos; y en S. JUAN DQAMASCENO los cismáticos encuentran dificultad, ya que usó del verbo έκπορεύεσθαι al explicar la procesión mediante el Hijo (per Filium).

 

413. LAS OBJECIONES SACADAS DE LA RAZÓN, según los principios de FOCIO, se resolverán de un modo más adecuado en la tesis siguiente.

 

       EN CONTRA DEL ARGUMENTO DE STO. TOMÁS, arguye ESCOTO:

 

1. Incluso suprimida la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo, consta que el Hijo es engendrado, y no en cambio el Espíritu Santo; es así, que la misma persona no puede ser simultáneamente engendrada y no engendrada;  luego, con esto sólo, se distinguen suficientemente, a saber, en virtud de la relación diversificada de generación y de insuflación.

 

       Respuesta. Niego la mayor. En efecto, consta que el Espíritu Santo, el cual en realidad procede también del Hijo, es insuflado, no engendrado;  ahora bien, no consta que el término insuflado en cuanto tal no pueda ser engendrado.  Concedo la menor, pero niego el supuesto. Pues si el Hijo y el Espíritu Santo fueran una sola persona que procediera en virtud de una doble razón formal de generación y de insuflación, sería simultáneamente engendrada e insuflada, así como el Padre es el que engendra y el que insufla, y habría que negar el que no sea engendrada o el que no sea insuflada;  en efecto, una cosa es una simple distinta razón formal y otra cosa es la distinción real.

 

2. Aquello por lo que algo se constituye en el ser, por eso mismo se distingue de todo otro; es así, que el Hijo se constituye en su ser personal con la filiación; luego, por la sola filiación, se distingue de toda otra persona, y por tanto no es necesario, para distinguirse del Espíritu Santo, el que proceda éste del Hijo.

 

       Respuesta. Concedo la mayor (o bien pase la mayor, pues algunos no conceden este principio a no ser del constitutivo absoluto).  Distingo la menor.  El Hijo se constituye por la filiación concedida en abstracto, según lo cual solamente indica oposición relativa al Padre, niego la menor;  por la filiación cual es, a saber, la que exige identificarse con la insuflación activa, concedo la menor.

 

3. S. ANSELMO dice: *Cuando uno nace no puede nacer con él aquel que es distinto de él, por esto, porque no simplemente nace sino que procede... pues aunque por otro concepto no fueran muchos Hijo y Espíritu Santo, por esto solamente serían distintos+. Luego S. ANSELMO no admite el argumento de STO. TOMÁS.

 

       Respuesta. Niego el consiguiente. En efecto, es suficiente advertir que estas palabras se encuentran en el texto donde S. ANSELMO se dedica con todo empeño a probar la necesidad de la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo, ya que el Hijo no procede del Espíritu Santo. Y ya, a lo largo de la demostración (la cual la explica con agudeza S. ANSELMO en base a la unicidad de Dios), supuesto según lo admitido por los griegos que el Hijo es engendrado y no insuflado, y que el Espíritu Santo es insuflado y no engendrado, responde únicamente a esta objeción en contra de la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre: Que si procede del Padre, será engendrado como el Hijo, lo cual según lo admitido no puede mantenerse;  por tanto, no concierne para nada a nuestro propósito.  Por otra parte, de hecho, cuasi materialmente, es verdad que se distinguen las dos personas por este distinto modo de proceder;  más aún, incluso formalmente, sin embargo, supuesto el que una proceda de la otra.

 

414. Escolio. De la adición de la expresión *Filioque+ (y del Hijo) en el símbolo.

 

Se quejan amargamente los seguidores de FOCIO, acerca de la adición de la expresión *Filioque+ (y del Hijo) al símbolo Niceno‑Constantinopolitano en las Iglesias occidentales; de tal forma que piensan que esta adición es ilegítima e incluso errónea. En el Concilio Florentino se definió que esta es *la explicación+, la cual se adjuntó al símbolo *para explicar la verdad y a causa de la necesidad que entonces era urgente, de un modo lícito y razonable+ (D 691). El que esta expresión se añadiera lícitamente es evidente en virtud de la suprema autoridad del Sumo Pontífice;  y razonablemente, a causa de los errores opuestos.  Y está claro por la doctrina de la S. Escitura y de la tradición que no es propiamente una adición, sino una simple explicación.

 

Ahora bien, no consta enteramente cuándo fue adjuntada al Símbolo y ratificada en la Iglesia occidental.  En España ya fue corriente común a mitad del siglo VII, se ve por la Liturgia Mozárabe, y aparece primeramente en el Concilio IV de Braga, año 675, y desde ahí pasó a la Galia y a Italia hacia finales del siglo VII.  Y aunque LEÓN III al principio no era favorable a esta adición, al fin la Iglesia romana, en tiempo no conocido, la aceptó.  No obstante, esta adicción no fue impuesta a los orientales, según declararon expresamente CLEMENTE VIII y BENEDICTO XIV.

 

Arguyen en contra de esta fórmula los seguidores de FOCIO tratando de apoyarse en decretos del Concilio de Éfeso (D 125) y de Calcedonia (D 148) en los que se prohíbe *el manifestar otra fe, o el redactarla o el escribirla+.  Sin embargo, es evidente que estos concilios, de ningún modo quisieron o pudieron denegar la potestad del Sumo Pontífice, o a la Iglesia universal, de proponer nuevas adiciones al símbolo. Y, en verdad, en el Concilio de Éfeso, se trata del símbolo niceno, en el que no aparecía la profesión en la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre;  y en el de Calcedonia no se trata acerca del Símbolo.  Ahora bien, históricamente, consta que el sentido de esa prohibición fue a fin de que con ocasión de la nueva fórmula de fe, o de la adición en orden al símbolo, publicada por personas particulares, no se introdujera una doctrina distinta de la doctrina de la Iglesia.  Ahora bien, el Concilio de Éfeso mismo, aprobó la fórmula del presbítero CARISIO que denunciaba a los herejes, y poco después S. CIRILO se reunió con los orientales en un nuevo símbolo de unión.  Por último, el Concilio de Calcedonia, una vez publicado el símbolo Niceno‑Constantinopo­litano, hizo muchas adiciones al símbolo niceno, después de la prohibición del Concilio de Éfeso.  Ahora bien, con qué fe se lanzan de tal modo los cismáticos en contra de esta adición de la expresión *Filioque+ (y del Hijo) puesta en el símbolo por la Iglesia romana, puede extrañar con toda razón, si se recorre las controversias entre los rusos acerca del símbolo.  Y, en verdad, es ridículo argüir en base al Concilio de Éfeso en contra de la fe de la procesión del Espíritu Santo respecto del Hijo, la cual fe S. CIRILO la enseñó claramente en contra de NESTORIO; en cambio, FOCIO pretende afirmar que el símbolo de NESTORIO, al cual los Padres de Éfeso lo denominan con el nombre de *perfidia+, había sido recibido por ellos mismos.

 

TESIS 35. EL ESPÍRITU SANTO PROCEDE DEL PADRE Y DEL HIJO COMO UN SOLO PRINCIPIO  Y DE UNA ÚNICA INSUFLACIÓN.

 

415. Nexo. Una vez probada la procesión del Espíritu Santo respecto del Padre y del Hijo, con todo derecho se plantea la cuestión acerca de la unidad del principio insuflador y de la insuflación misma, ya que a primera vista pudiera parecer que las dos personas que ejercen la acción de producir son un doble principio de insuflación.  De hecho, es ésta la única dificultad de alguna importancia aducida por los griegos separados en contra de la doctrina católica; sin embargo, esta dificultad ya había sido solucionada por los Padres, proclamando claramente la unidad del principio insuflador, la cual fue definida por los Concilios de la unión.

 

       Nociones. La fórmula de la tesis ha sido tomada de la definición del Concilio II de Lión (D 460), la cual repite el Concilio Florentino en el decreto de la unión (D 691); y en dicha fórmula los términos *ut+ *tamquam+ (como) significan que es simplemente uno solo el principio de insuflación y que es una sola la insuflación misma, aunque sean dos las personas de las que procede el Espíritu Santo;  por tanto, de ningún modo debería tolerarse la exposición de esta partícula como si atribuyera un sentido disminuido, o menos propiamente tal a la afirmación de la unidad del principio, por el que, según indica sensatamente RUIZ, perdiera fuerza la definición en contra de los cismáticos. Y por ello, el Concilio Florentino mismo, en el decreto referente a los Jacobitas, enseña, claramente, que el Padre y el Hijo no son dos principios, sino un solo principio del Espíritu Santo (D 704).

 

416. Entendemos por PRINCIPIO DE PRODUCCIÓN, simplemente tal, aquel que produce verdadera y propiamente el término, y, por ello, no es meramente un principio de atribución y de denominación, sino aquel por el que el término tiene verdadera y propiamente origen; incluye por tanto formalmente el poder productivo, y todo aquello que debe entenderse necesariamente a fin de que la producción, u origen del término, es verdadera y simplemente en virtud de dicho principio.  Éste suele recibir el nombre de  principium quod,  en contraposición al poder productivo o razón formal por la que puede producir, la cual recibe el nombre de principium quo.

 

El principio *quod+ de la producción, es comúnmente, sin duda, un supuesto, y de ahí el enunciado: *las acciones son de los supuestos+. Sin embargo, el alma separada, es verdaderamente el principio *quod+ de sus acciones, aunque no sea un supuesto; y por ello, el principio *quod+, puede decirse supuesto, en cuanto que la subsistencia requerida para obrar no se da comunmente mas que en un supuesto, no porque la supuestalidad en cuanto tal sea necesaria para la razón formal del principio *quod+ de la producción, esto es, para la constitución del principio *quod+.  Así, pues, si la forma que constituye a muchos supuestos en la razón del principio de obrar es una sola, se da, en verdad, simplemente un solo principio *quod+ de la operación; a saber: la unidad del principio operativo no requiere necesariamente la unidad del supuesto operante.  Por ello, las tres personas de la Santísima Trinidad son un solo principio de la creación, según enseña el Concilio Florentino (D 704).

 

Por tanto, en este sentido entendemos que el Padre y el Hijo son simplemente un solo principio; esto es, el *principium quod+, de la insuflación; aunque sean dos las personas que insuflan, y, en verdad, ambas requeridas *per se+ para insuflar.  La unidad de la insuflación sigue evidentemente a la unidad del principio insuflador.

 

417. Sentencias. Al haber sido definida esta tesis, está claro que todos los católicos defienden la fórmula del Concilio de Lión; a saber: que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo *como de un solo principio+. Sin embargo, antes del Concilio Florentino, DURANDO y GREGORIO DE RIMINI dijeron que propiamente hablando el Padre y el Hijo son dos principios del Espíritu Santo, porque son las dos personas que le producen; que, no obstante, podía decirse un solo principio en un sentido menos propio. Esta teoría ya entonces no pudo rehuir la calificación de enorme temeridad; y después del decreto referente a los JACOBITAS debe decirse que esta teoría es, al menos, errónea. BIEL dice que puede decirse un solo principio o dos principios bajo distintos aspectos, lo cual también, al menos, temerario.

 

Hay teólogos que no quieren avanzar más en el modo de hablar acerca del principio de la insuflación, y no mencionan o dan menos importancia a la distinción entre el principio *quod+ y el principio *quo+. Otros, parece que explican la tesis mediante una simple unidad del principio *quo+, y no parece que piensen que debe decirse necesariamente que el Padre y el Hijo son un solo *principium quod+ del Espíritu Santo. Sin embargo, este modo de hablar parece bastante imperfecto, pues hablando con propiedad la persona producida no procede del principio *quo+, sino del principio *quod+, y parece evidente que el Padre y el Hijo son uno solo en el orden en que ambas personas son principio; a saber, en cuanto *principium quod+. De donde parece que hay que sostener que el Padre y el Hijo son simplemente un solo *princi­pium quod+ de la insuflación, así como las tres personas son un solo Dios y un solo principio *quod+ de la creación.  Otra cosa es que la unidad del principio *quod+, se explique de un modo suficiente dogmáticamente por la unidad del principio *quod+, en cuanto que es una forma encerrada en la denominación del principio *quod+; esto es probablemente; aunque parezca más probable que se explica mejor por la relación de la insuflación activa, según se verá en su lugar.

 

       Valor dogmático y teológico. Atendiendo a la fórmula de los concilios es de fe definida, el que el Padre y el Hijo son simplemente un solo *principium quod+ de la insuflación, parece cierto. La unidad de la insuflación es también de fe.

 

418. Se aprueba la tesis.  En la S. Escritura se indica la unidad del principio de insuflación por el modo con que se propone el que el Espíritu Santo procede del Padre y el Hijo. Pues aparece como lo mismo el que el Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y el Espíritu del Hijo; que el Espíritu Santo es enviado por el Padre en el nombre del Hijo y que el Hijo envía al Espíritu Santo; sobre todo en S. Juan 16,15, donde al darse la razón de por qué procede el Espíritu Santo del Hijo, se dice que todo lo que tiene el Padre es del Hijo; también, por tanto, el hecho de que proceda de Él el Espíritu Santo. Por consiguiente, con todo derecho, la Iglesia entiende juntamente con los Padres y los teólogos, que el Espíritu Santo procede de ambas personas en cuanto son una sola realidad en la razón de principio insuflador.

 

Respecto a los Padres griegos, prueba esto el cuidado que tienen de mantener para el Padre la inmediatez y la razón totalmente propia de principio en la procesión del Espíritu Santo, la cual no la quita la mediación ( μεσίτεια ) del Hijo, según expone S. GREGORIO NISENO: *Porque la mediación  del Hijo la mantiene la propiedad de unigénito, y no aparta al Espíritu de su modo de ser natural respecto al Padre+ (R 1038).  Esto es lo que dicen que está expresado en la fórmula *el Espíritu Santo procede del Padre per Filium (mediante el Hijo)+, en la cual se enseña que la producción del Espíritu Santo es comunicada por el Padre al Hijo, y que por tanto es algo común a ambos; y que lo único que diferencia a ambas personas en la procesión es que el Hijo procede del Padre y tiene la insuflación recibida del Padre. Por tanto, con esta fórmula, con la que intentan principalmente afirmar que en lo referente a Dios, solamente el Padre es αίταν; esto es, principio sin principio, expresan el dogma totalmente claro para los griegos, de que es uno solo el principio del Espíritu Santo; no de otro modo que las tres personas son un solo principio de las operaciones ad extra.

 

Los Padres latinos, sobre todo S. AGUSTÍN, explican ésto muy bien y con más claridad con la fórmula que fue empleada después por todos, incluso en el Concilio Florentino (D 691 704): *Si por tanto el principio que es dado tiene a aquel por el que es dado, puesto que no recibió de otro lo que procede de Él mismo, hay que confesar que el Padre y el Hijo son el principio del Espíritu Santo, no dos principios; sino que así como el Padre y el Hijo son un solo Dios y respecto a la creatura un solo creador y un solo Señor, así respecto al Espíritu Santo son un solo principio; ahora bine, respecto a la creatura, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son un solo principio, así como un solo creador y un solo Señor+ (R 1662).  Y S. ANSELMO dice: *Así como no creemos que el Espíritu Santo proceda de ésto por lo que el Padre y el Hijo son dos sino de ésto en lo que son una sola realidad, así no decimos que sean dos los principios del Espíritu Santo, sino un solo principio+.

 

419. Los teólogos, siguiendo a STO. TOMÁS q. 36 a. 4, explican esto por la razón: *El Padre y el Hijo son una sola realidad en todo en lo que no les distingue una oposición de relación. De donde, como quiera que en el hecho de ser principio del Espíritu Santo no se oponen relativamente, se sigue el que el Padre y el Hijo son un solo principio del Espíritu Santo+. Ahora bien, el que este modo de hablar es propio, sin que sea un obstáculo la distinción de supuestos del Padre y del Hijo, está claro por el axioma dialéctico: *los concretos sustanciales no se multiplican por la sola multiplicación de sujetos, a no ser que se multiplique también la forma significada por ese nombre+; es así, que la forma significada por el nombre de principio es algo común, al menos el poder insuflador; luego, el que insufla, esto es el *principium quod+ de la inspiración, es simplemente uno solo.  *Así como el Padre y el Hijo son un solo Dios a causa de la forma significada por este nombre, Dios, así como un solo principio del Espíritu Santo a causa de la unidad de la propiedad significada en este nombre de principio+.

 

Por lo cual,  hay diferencia entre el nombre *spiratos+ o principio del Espíritu Santo y el nombre *spirans+, la cual, puesto que se refiere a la insuflación actual misma, se considera mas bien a manera de en sentido adjetivo; y los concretos adjetivos se multiplican por la sola multiplicación de sujetos; y, por tanto, puede decirse que el Padre y el Hijo son dos *spirantes+.

 

420. Objeciones:

 

1. El Padre y el Hijo son principio del Espíritu Santo de distinto modo. Pues el Padre tiene esto por sí mismo. En cambio, el Hijo lo tiene del Padre. Luego, no pueden, simplemente, ser llamados un solo principio.

 

       Respuesta. Distingo el antecedente. El Padre y el Hijo son principio del Espíritu Santo de modo distinto con una diferencia que se refiere a la razón de principio insuflador; niego el antecedente; con diferencia que se refiere solamente al modo como tienen el poder insuflador, el Padre sin origen, y el Hijo por generación, concedo el antecedente.  Del mismo modo, el Padre y el Hijo tienen la divinidad y el poder creador, sin que por eso sean dos divinidades o dos creadores.

 

2. El Espíritu Santo procede inmediatamente del Hijo y mediatamente del Padre; luego, procede de ellos de distinto modo.

 

       Respuesta. Niego el antecedente en cuanto a la segunda parte;  pues procede con igual inmediatez de ambos. Se da solamente alguna mediación entre las personas que producen en cuanto relacionadas entre sí por el origen, y por tanto puede decirse que el Espíritu Santo procede del Padre mediante el Hijo (per Filium); no, en cambio, en razón de principio insuflador.

 

3. Arguye FOCIO en contra de la procesión de parte del Hijo: El Espíritu Santo procede perfectamente del Padre; luego, es supéfluo decir que proceda del Hijo.

 

       Respuesta. Niego el consiguiente. *No sólo no es supérfluo...sino totalmente necesario, porque es uno solo el poder del Padre y el del Hijo+.  Y devolvemos la objeción a FOCIO en lo referente a la creación.

 

4. FOCIO niega que pueda darse algo nocional común a dos personas, y dice que todo lo que no es común a las tres personas es personal, y propio exclusivamente de una sola persona.

 

       Respuesta. Niega esto sin motivo alguno, y no hay ningún principio teológico en el cual pueda tener fundamento esta negación. Además, también admite FOCIO que la misión del Espíritu Santo es común al Padre y al Hijo, de donde los Santos Padres, siguiendo a la S. Escritura, dicen que el Espíritu es propio de ambos.

 

5. La insuflación por la que el Padre realiza la acción de insuflar, insiste FOCIO, no es acto de la naturaleza, sino de la persona;  es así, que la persona es incomunicable; luego también el acto de ésta.

 

       Respuesta: Toda operación es de la naturaleza y de la persona bajo distintas mrazones; a saber, es de la naturaleza en cuanto principio *quo+, y que es de la persona en cuanto supuesto operante y muchas veces en cuanto principio *quod+ propiamente dicho;  ahora bien, no implica contradicción el que el principio *quod+ sea comunicable, y, por tanto, que no sea supuesto, por razón de la naturaleza o también por razón de una propiedad común.  Además, es verdad que en lo referente a Dios, la creación es operación de la naturaleza y de las tres personas en cuanto participio *quod+ en cambió, es verdad que la insuflación es operación opcional y operación de las dos personas, el Padre y el Hijo, también en cuanto principio *quod+.

 

Por consiguiente, en cuanto al argumento distingo la mayor por lo que se refiere a la primera parte.  La insuflación por la que el Padre realiza la acción de insuflar, no es de la naturaleza en cuanto principio *quo+, niego la mayor;  en cuanto principio *quod+ concedo la mayor y distingo la segunda parte. La insuflación por la que el Padre realiza la acción de insuflar, es de la persona propiamente en cuanto principio *quod+, niego; puesto que es operación del Padre en cuanto realizador de dicha acción de insuflar, lo cual no es algo personal, sino nocional común al Padre y al Hijo;  la insuflación por la que el Padre realiza la acción de insuflar, es de la persona en cuantgo requerida *per se+ en orden a insuflar y en la cual se verifica, nacesariamente, la razón del realizador de la insuflación, concedo;  ahora bien, del mismo modo vale ésto acerca del Hijo. Concedo la menor y niego la consecuencia, la cual no es recta, pues, por otra parte, de ningún modo implica contradicción el que las dos personas obren con la misma acción.

 

6. Por último, arguye FOCIO: El Padre es principio de las otras personas en cuanto es Padre, no en cuanto es Dios;  es así, que la paternidad es incomunicable; luego, tampoco la insuflación puede comunicarse.

 

       Respuesta: Dejando de lado la segunda parte de la mayor, distinguimos la mayor en cuanto a la primera parte. El Padre es el principio de las dos personas en cuanto que es la primera persona esto es, según las dos nociones que tiene, concedo la mayor; según la paternidad concebida en abstracto, niego la mayor, pues de este modo no es el principio mas que del Hijo; en otro caso, el Espíritu Santo sería engendrado. Y de nuevo niego la consecuencia.

 

Puede, también, responderse según el pensamiento de los Padres griegos: Distingo la mayor.  El Padre insufla en cuanto Padre, si insufla tambien el Hijo en cuanto Hijo, mediante la insuflación recibida del Padre, concedo la mayor; a saber, el Padre insufla, una vez supuesto que sea el Padre que engendra el Hijo y que le comunica todas sus cosas, comunicándole también el poder de insuflación;  el Padre ejercería la acción de insuflar en cuanto Padre si él sólo fuera el que insuflara, niego la mayor; pues de este modo engendraría al Espíritu Santo, ya que la producción por parte del Padre, en cuanto Padre, es generación. Queda claro por esto, que los principios de FOCIO contradicen totalmente la economía trinitaria.

 

Ampliaremos más este tema al tratar acerca del constitutivo del Agente de la insuflación.