CAPÍTULO  IV

 

DE OTROS CRITERIOS PARA COMPROBAR EL TESTIMONIO DE JESÚS

 

647. Hasta ahora hemos tratado de los criterios externos, a saber de los milagros y de las profecías, a los cuales les llamábamos criterios primordiales y que son suficientes por sí solos para comprobar una revelación. Ahora pasamos a tratar de otros criterios, a saber de criterios internos, los cuales confirmen el testimonio divino de Jesús y por tanto el origen divino de la revelación manifestada por El y de la Religión cristiana que se deriva de ella.

 

Los criterios internos de la revelación se refieren a la doctrina revelada en sí misma (véase, n.132,5; 142ss) y en sus efectos que han tenido lugar en aquéllos que han aceptado la doctrina revelada (véase n.132,5; 146,d). Así pues, estos criterios internos pueden referirse:

 

1) A la doctrina predicada por Jesús y por sus enviados y

 

2) al movimiento religioso que se ha derivado de la doctrina predicada por Jesús, a saber, a la obra misma de Jesús Nazareno: en la cual obra,

a) pueden ciertamente considerarse los frutos de la santidad que provienen de la doctrina de Jesús, y

b) el modo admirable como esta doctrina se ha propagado y

c) se ha conservado; finalmente,

d) cómo los seguidores de ésta doctrina han dado testimonio en favor de ella.

 

Basándonos en todos estos apartados formaremos otros tantos argumentos.

 

Y este modo de argumentar, desde la obra de Jesús a Jesús mismo, desde la Iglesia hasta Jesucristo Cabeza de la misma, es un modo de argumentar que recibe el nombre de ascendente o regresivo (véase Introducción n.59).

 

Artículo 1

 

ACERCA DE LA DOCTRINA DE JESÚS NAZARENO

 

TESIS 36. LA EXCELENCIA INTERNA DE LA DOCTRINA CRISTIANA CONFIRMA LA REVELACIÓN DIVINA DE ESTA.

 

648. Este argumento apologético fue solemne entre los Padres; y los teólogos del siglo XVI y XVII usaron de él, al tratar acerca de la fe divina. En el siglo pasado, sobre todo en el tiempo de la influencia del romanticismo, muchos hicieron hincapié en éstos criterios. Los desarrollaron , entre otros, J.Balmes, Donoso Cortés, Chateaubriand, Lacordaire, Monsabré, P.Felix, A.M.Weiss...; así como también muchísimos otros más recientes, así como Karl Adam y otros autores.

 

Y no tiene nada de extraño, ya que éste argumento, presentado con vigor intelectual y con fuerza, es extraordinariamente adecuado para disponer los ánimos en favor de la religión católica, cuya belleza, cuya santidad y pureza doctrinal, cuya utilidad respecto al individuo, respecto a la familia y respecto a la sociedad entera, cuyos valores en orden a la vida, resplandecen de forma eminente atendiendo a éste argumento.[1]

 

649. ADVERSARIOS. Parece que deben denominarse adversarios aquellos racionalistas que pretendían que se daba oposición entre la ciencia y la fe. (Véase D.1797) o que no convenía el que el hombre mediante la doctrina revelada fuera enseñado acerca de Dios y del culto que se le debía profesar (D.1807).

 

650. DOCTRINA DE LA IGLESIA. El valor de este argumento queda indicado en la carta de Pio IX "Qui pluribus" (D.1638), donde se pone de relieve la fuerza del mismo juntamente con otros argumentos que pueden presentarse en favor de la fe católica: "a saber, esta fe maestra de la vida, reveladora de la salvación, ...sabiduría... confirmada de su divino autor y ejecutor hasta llevarla al cúlmen de la perfección, Jesucristo..., brillando por doquier con la luz de su doctrina sobrenatural y enriquecida con los tesoros de los bienes celestiales,... al presentar las leyes de Jesucristo, leyes que son portadoras de la salvación... iluminó con la luz del conocimiento divino a todos los pueblos, a todas las gentes, a todas las naciones, por mas bárbaras que fueran en su conducta inhumana, y diversas en sus costumbres, en sus leyes y en sus instituciones, y las sometió al yugo suavísimo de Jesucristo mismo, anunciando a todos la paz y anunciándoles la buena nueva" (D.1638).

 

651. VALOR DE LA TESIS. En la encíclica anterior no se dice si el argumento considerado por separado demuestra con certeza la credibilidad de la fe católica. Por las pruebas que vamos a hacer después, nos parece que este argumento es de un modo moralmente cierto eficaz para la comprobación de la revelación cristiana.

 

652. PRUEBA. En la doctrina cristiana se halla:

 

1) la verdad comprobada, esto es la conformidad absoluta con la sana razón;

2) la sublimidad y la perfección complementaria de la religión natural;

3) una actitud singular para satisfacer las justas aspiraciones del individuo, de la familia y de la sociedad;

 

Es así que el hallazgo de todos estos elementos, considerados de un modo adecuado, no se explica mediante el simple esfuerzo y solamente por el ingenio de los hombres.

 

Luego la doctrina cristiana se ha dado por intervención sobrenatural, que confirma la divina legación y el testimonio de su autor Jesucristo

 

653. PRUEBA DE LA MAYOR. 1) EN LA DOCTRINA CRISTIANA SE HALLA LA VERDAD COMPROBADA.

 

En cuanto a las verdades del orden natural. Todo lo que se afirma en la religión cristiana acerca de Dios, de los actos humanos, del mundo y de la psicología humana está totalmente de acuerdo con la religión natural, a saber, con la ética natural y la teología natural, y con las otras disciplinas naturales; más aún, también se demuestra en la filosofía cristiana por la razón que es totalmente verdadera la doctrina de la religión cristiana, al mostrar que las teorías opuestas son errores.

 

654. En todas las verdades, tanto naturales como en los misterios que sobrepasan a la razón, se halla una conformidad absoluta con la sana razón: no se da ninguna oposición entre la ciencia y la fe. Y no hay nadie que hable hoy de una doble verdad mutuamente opuesta, una en el plano natural y otra en el plano sobrenatural; o que tema de una forma seria el que se de tal oposición, puesto que la fe siempre ha salido triunfadora invencible de los antiguos y recientes ataques a la fe provenientes del campo científico. "Ahora bien la apariencia carente de todo valor de esta contradicción surge sobre todo del hecho de que o bien los dogmas de la fe no han sido entendidos y expuestos según la mente de la Iglesia o bien las elucubraciones fruto de meras opiniones se han tenido como axiomas de la razón" (D.1797).

 

655. Sin embargo los misterios, no solo no puede mostrarse que vayan en contra de la razón sino que incluso están conexionados entre sí armónicamente en orden a un solo sistema completo, acomodado a la inteligencia de todos, simple y sencillo y al mismo tiempo enormemente profundo: de tal forma que hasta los mismos niños y los hombres más rudos una vez que han sido enseñados acerca del símbolo de la fe pueden responder con gran prontitud acerca de las más serias cuestiones, de un modo mejor y con más certeza que los filósofos paganos los cuales levantaron sus conclusiones en una arena movediza e inestable. Ahora bien los teólogos pueden realizar especulaciones respecto a la armonía interna del dogma, logrando una inteligencia ubérrima en frutos de los misterios (D.1796). Y se puede decir con todo derecho que todo esto no ha podido ser fruto de un hallazgo humano (v.gr. pensemos en el misterio de la Santísima Trinidad donde se dan tantas conexiones tan sublimes y tan concordantes entre sí).

 

656. Y si, según dice con hermosas palabras Suárez, donde hay mezcla de falsedad, es señal de que aquélla doctrina no proviene de Dios: en la religión católica no se demuestra que se de falsedad alguna, es señal, de que en ella se piensa rectamente acerca de Dios incluso respecto a otros conocimientos que no pueden demostrarse acerca de él.

 

657. 2) EN LA DOCTRINA CRISTIANA SE HALLA EL SUBLIME COMPLEMENTO DE LA RELIGIÓN NATURAL. Esto sucede en primer lugar en aquéllas cuestiones, las cuales, si bien son asequibles a la razón sin embargo la razón de una persona solamente daría con ellas con una enorme dificultad; siendo así que por otra parte pueden ser conocidas por todos aquéllos que profesan la doctrina cristiana de una forma expedita, con una certeza firme y sin mezcla de error alguno (D.1876).

 

Y sobre todo hay que valorar esto, puesto que la doctrina cristiana da una solución sencilla y segura a muchas cuestiones que se plantea la filosofía "acerca de cómo se le debe rendir culto a Dios [cómo se debe ofrecer el sacrificio]; sobre si puede alcanzarse de Dios el perdón de los pecados, y en caso afirmativo de qué modo; acerca del hecho de saber de dónde provienen tantos males físicos y morales en el mundo; y si se termina con, la muerte de modo irrevocable el tiempo de la prueba; a ver si hay espíritus puros creados que se interfieran en las acciones de los hombres; acerca de si se da el fin de la historia del género humano` y' cómo es este fin; respecto a si acontecerá la resurrección de la carne; y si los hombres, que conviven unos con otros en esta vida en situaciones prósperas y adversas, de nuevo se van a encontrar y ver después de la muerte en la otra vida. A éstas y otras cuestiones la fe cristiana da respuestas con toda seguridad, las cuales respuestas deben ser reconocidas por la razón como dignas de ser aprobadas".

 

658. Y la sublimidad doctrinal de la religión cristiana brilla en alto grado considerando como se conjugan y se unen de forma extraordinaria los extremos opuestos con una conexión sencilla, segura y adecuada.

 

Así entre las verdades acerca de Dios: Dios origen de todas las cosas, Dios fin de todas las cosas. Dios inmutable, y sin embargo que vive en sí mismo. Dios único, mas trino en personas, viviendo con una vida plenamente fecunda mediante el entendimiento y el amor. Dios trascendente, y sin embargo íntimamente presente al hombre e inhabitando en él. Dios teniendo al hombre sujeto a él como siervo que es de él, y sin embargo al mismo tiempo adoptando al hombre como hijo. Dios glorificándose, y al mismo tiempo llenando de felicidad al hombre, mediante la creación y mediante la adopción. Dios castigando con justicia, pero redimiendo con misericordia. Dios infinitamente santo, justisimamente enojado por los pecados de los hombres y sin embargo hallando para sí una condigna satisfacción: verdaderamente la justicia y la paz se han dado el ósculo (Salmos 84,11). Dios dueño y señor de los hombres, pero también el Dios-hombre, el primogénito entre los muchos hermanos (Rom. 8,29).

 

Entre las verdades acerca de Jesucristo: Cristo perfecto Dios, Cristo perfecto hombre. Dios eterno, que nace en el tiempo. Existiendo en la forma de Dios se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo (Filip. 2,6s). Es rey de todos y de todas las cosas y todo subsiste en él; y se ha hecho obediente hasta la muerte (Colos. 1,17; Filip.2,8). Y siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fueseis ricos por su pobreza (2 Cor. 8,9). "Soportó por cuna el heno, no rechazó el pesebre; fue sobrio en alimento y por él ningún ave carece de sustento". Murió en la cruz y sin embargo triunfó mediante la cruz, fue traicionado y abandonado y no obstante redime a todos los hombres uniendo así el pueblo de su propiedad.

 

Su madre: hija de Adán, y a pesar de ello concebida sin el pecado de Adán, madre y al mismo tiempo Virgen. Madre dolorosísima, y con todo la llamarán bienaventurada todas las generaciones (S.Lucas 1,48). Murió, pero no vio la corrupción del sepulcro y fue asunta a los cielos. Madre de Dios y Madre de los hombres: su rostro está lleno de todas las gracias.

 

El reino de Cristo es un reino social y externo, no obstante en primordialmente interior: no es de este mundo (S.Juan 18,36). Es universal, y con todo puede adaptarse extraordinariamente a cada uno de los pueblos, es escatológico, mas no simplemente escatológico, ya que tiene un estadio en la tierra. Padece persecuciones, sin embargo triunfa de todas ellas. Es monárquico, pero todos los miembros de Cristo proceden del pueblo y son, o al menos pueden ser, consortes de la naturaleza divina.

 

Ideal de la perfección cristiana: que el hombre diga, muera para si, se niegue a si mismo; que resucite con Cristo, que muera con Cristo; que se abandone a sí mismo para encontrarse así mismo. -En medio de muchas preocupaciones, pase como sin preocupación, no a manera de un hombre denigrado, sino en virtud de una cierta prerrogativa de libertad de alma, al no adherirse a creatura alguna con afecto desordenado. Si se entrega a la acción, que sea contemplativo en medio de la acción, si se dedica a la contemplación, que arda en celo de las almas. -Que sea niño en la sencillez y en la inocente pureza; que sea anciano en la prudencia y en la madurez del consejo: sencillos como palomas, prudentes como serpientes (S.Mateo 10,16). -Sea esforzado en el obrar, y al mismo tiempo se someta dócilmente a ser gobernado por el Espíritu que haga lo que está en su mano, pero que desconfíe de sí y que ponga su esperanza en Aquél que está por encima de él. -Que sea siervo de Dios, y al mismo tiempo hijo de Dios. Que ame a Dios en todas las cosas, y que únicamente tema por ofender a Dios en cualquier cosa que sea.

 

659. 3) EN LA DOCTRINA CRISTIANA SE DA UNA ACTITUD SINGULAR A FIN DE SATISFACER A LAS JUSTAS ASPIRACIONES DE LOS HOMBRES.

 

a) Respecto al individuo. Esto lo testifican en primer lugar muchos hombres de toda raza y condición, los cuales afirman que Ellos han encontrado en esta religión una satisfacción y una paz inefables; y esto lo muestra de forma abundante la historia de las conversiones.

 

Además "el hombre siente inquietud por muchos problemas y agorías, problemas y agorías que se encuentran resueltos armónicamente en la doctrina de Jesucristo; v.gr.: el problema del sufrimiento y de la miseria humana; el problema de la malicia moral y la lucha interna; el de la desigualdad y el de la injusticia social; el de la muerte y el de la vida eterna; el de la separación de los amigos y de los familiares; el de las discordias de los pueblos y naciones".

 

"En el hombre se dan muchos y santos deseos que se encuentran satisfechos en el Cristianismo. El deseo de amor encuentra su plenitud en la comunicación sobrenatural de Dios, en el nacimiento de Jesucristo, en la maternidad de la Inmaculada Virgen María, el deseo de un conocimiento mas íntimo de Dios en la activa y mística; el deseo de mediación y de ayuda moral en la persona de Cristo y en el auxilio de los sacramentos; el deseo de lo bello en la liturgia, en el arte cristiano lleno de belleza y al mismo tiempo rebosando castidad, y por último en la visión beatífica de Dios; el deseo de vida y ésta ciertamente eterna en la vida inmortal y en la gloria del cielo".

 

Ahora bien a estas dudas y a estos deseos se les responde en el Cristianismo no mediante dudosas revelación de los misterios, el deseo de la certeza religiosa y moral, en el magisterio y en el gobierno visible de Dios, el deseo de la felicidad en conformarse con la voluntad de Dios en esta tierra, y en la visión beatífica en el cielo; el deseo del ideal en el ejemplo de Cristo niño y hombre perfecto, y en el ejemplo de Santa María Madre y Virgen; el deseo de actividad y de contemplación en la vida religiosa, opiniones humanas, sino en virtud de la revelación totalmente cierta y extraordinariamente segura de Dios, la cual se demuestra que es totalmente razonable y que es posible el creerla y que debe ser aceptada. De aquí la seguridad en el asentimiento y la firmeza de los principios de la vida moral, los cuales se poseen por la fe. En virtud de esto se alcanza el conocimiento del ejemplar sublime, Jesucristo, de la Santísima Virgen...; y a causa de esto muy fuerte incentivo en orden a practicar las virtudes e incluso las herdicas. Y de aquí la esperanza y la elevación del alma dentro de una firme confianza, la seguridad del perdón de los pecados y de la ayuda divina por medio de la gracia y de los sacramentos. De aquí por último el ejercicio de la amistad de Dios y el gozo que se deriva de esta comunicación con Dios... a fin de que a causa de esto el hombre vuelva a comunicarse con los otros hombres en orden a anunciar la paz, a anunciar la buena nueva. Y esta paz, estos tesoros, los cuales se reconocen que se encuentran de modo especial en la cruz, pueden conjugarse absolutamente no con una huida asustadiza del mundo sino con una alegría y un gozo íntimos (Véase Filip. 4,4-9). Y todo esto no solamente es para los ricos, o para las personas más cultas; sino que por el contrario conviene y está destinado especialísimamente a los pobres y a los humildes y a los sencillos.

 

660 b) Por lo que respecta a la familia, la doctrina cristiana muestra el ejemplo de la Familia de Nazaret "constituida por orden de Dios, en la cual todos los hombres debían encontrar el ejemplar más absoluto de la sociedad familiar y de toda clase de virtud y de toda santidad...". En esta familia tienen los padres de familia la norma de su proceder, en élla la tienen las madres y los hijos, en ella los que han nacido de familia noble y en ella los obreros y todos los que se irritan tan fuertemente ante los problemas familiares y a causa de su situación a veces un tanto delicada... -Contra los pecados del egoísmo conyugal y de la falta de educación de los hijos, e igualmente contra la tiranía de los dueños en relación con sus criados y obreros, la religión cristiana presenta una doctrina llena de pureza y de una sublimidad excelsa.

 

661. c) Y por lo que se refiere a la sociedad civil y política, la doctrina cristiana señala con total seguridad las más profundas raíces de donde provienen las revoluciones que perturban la vida pública de los estados y el por qué no viven mutuamente tranquilos y por qué las naciones no gozan de paz; y es porque dejado en segundo plano el auténtico derecho internacional, que está fundado en la ley de Dios, y dejada de lado la sinceridad pública, los pueblos y sus gobernantes buscan de una forma que se sale de toda moderación los bienes materiales y temporales, sin preocuparse de los bienes espirituales y de los que conducen al fin último, tanto en política internacional como en los asuntos públicos y sociales de cada nación; con lo cual sucede, una vez perdido el recto orden, tampoco puede darse la paz, que resplandece derivada de dicho orden.

 

Y tienen valor para todos, tanto para los individuos como para las familias y las naciones, las palabras del Divino Maestro: Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré. (S.Mateo 11,28).

 

662. d) Y se fomenta de un modo extraordinario la cultura, que es una noble aspiración del individuo y de la sociedad, como atestigua la historia, mediante la religión cristiana. Y "dista tanto el que la Iglesia se oponga a la cultura de las artes y de las disciplinas humanas, que por el contrario ayuda y promueve de muchas formas esta cultura. En efecto la Iglesia no ignora ni menosprecia las ventajas que se derivan de las artes y las disciplinas humanas en orden a la vida de los hombres; mas aún manifiesta que estas artes y disciplinas, del mismo modo que tienen su origen en Dios Señor de las ciencias, así, si se estudian debidamente conducen a Dios con la ayuda de su gracia..." (D.1799).

 

663. Así pues por todo lo dicho queda totalmente patente la excelencia interna de la doctrina cristiana y la sublimidad trascendente de ésta, tanto en comparación con otras religiones (trascendencia relativa), como considerada en sí misma (trascendencia absoluta).

 

664. PRUEBA DE LA MENOR. TAL DOCTRINA, CONSIDERADA ADECUADAMENTE, NO HA PODIDO SER HALLADA MEDIANTE EL INGENIO 0 EL ESFUERZO HUMANO EXCLUSIVAMENTE.

 

En efecto por la historia del linaje humano consta que éste tiene una incapacidad moral en orden a hallar sin la revelación divina en la condición actual en que se encuentra, un conocimiento adecuado de la religión natural, y mucho menos un conocimiento de una religión tan sublime y pura y adecuada a él. Es también congruente creer que tal conjunto doctrinal, en su totalidad, no ha podido surgir de algún individuo incluso de extraordinario ingenio; en efecto, esto según el juicio prudente formado en base a la historia es también moralmente imposible, si bien, según parece con una imposibilidad moral en sentido lato (véase n.78). Y si alguno piensa que el autor de esta doctrina ha sido Jesús, el cual no estudió (S. Juan 7,15) ni frecuentó las escuelas de los rabinos, entonces será cuando concluya de una forma contundente la falta de proporción entre el efecto y las causas puramente naturales; y con una probabilidad máxima, más aún con una certeza moral se verá clara la intervención sobrenatural de Dios en favor de esta doctrina.

 

665. En efecto Jesús no recibió estas enseñanzas del judaísmo, sino que añadió muchos elementos doctrinales a la doctrina judía; y también perfeccionó muchos otros acerca de la doctrina y acerca de las profecías del Antiguo Testamento bien aclarándolas bien explicándolas; y en verdad con una suma certeza y como quien tiene potestad (véase n.459s). Mucho menos Jesús recibió estas enseñanzas de otras religiones o de la filosofía entonces en boga, las cuales con toda evidencia no tenían ni tienen ahora tan gran sublimidad ni pureza. Luego debió recibir estas enseñanzas de la intervención sobrenatural de Dios; por lo cual pudo también decir: mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado (S.Juan 7,16).

 

666. OBJECIONES.

 

1. La religión cristiana no satisface a las justas aspiraciones de la mente, porque en ella no se entiende sino que se cree.

 

Respuesta: Niego el antecedente; y distingo la razón que se ha adjuntado. En ella no se entiende, sino que se cree: en estado de término niego; en estado de vía, subdistingo: en cuanto a todas las verdades, niego; en cuanto a los misterios, subdistingo de nuevo. No se entiende que significan y hasta cierto punto como se conexionan entre si, niego; no se entienden plenamente en cuanto a las razones internas, subdistingo de nuevo: de tal forma que esto sea un obsequio razonable y muy conveniente, a fin de que en el estado de prueba podamos someter nuestro entendimiento a Dios que habla, concedo; de tal forma que esto sea algo irracional, niego.

 

2. La doctrina cristiana representa el desarrollo natural de un estado más imperfecto a un estado más perfecto.

 

Respuesta: Niego el antecedente. En efecto el desarrollo natural, esto es atendiendo a las leyes históricas que se advierten en el desarrollo del linaje humano, el tema religioso es una depravación a peor, no un desarrollo a mejor. Véase n.18.

 

Además Nuestro Señor Jesucristo no frecuentó las escuelas rabínicas, luego ni siquiera pudo desarrollar las doctrinas de los rabinos, excepto la doctrina popular judía; y a ésta añadió tantas enseñanzas y tan admirables y la explicó de forma tan sublime, que no puede pensarse obrando de un modo prudente el que esto sea un mero desarrollo natural.

 

3. La actual doctrina cristiana no es sino el desarrollo de una doctrina más imperfecta que había en tiempo de Jesucristo.

 

Respuesta: Así dicen los modernistas. Sin embargo adviertase que Jesucristo predicó la doctrina estable y dogmática, según hemos expuesto anteriormente (n.492), y que la actual doctrina de la religión católica no difiere de aquélla doctrina antigua ni que añade nada sustancialmente a aquélla doctrina ni a la doctrina de los apóstoles, enviados de Jesús, puesto que el progreso material objetivo está excluido en el Cristianismo (véase acerca de este tema, la tesis en el tratado de Ecclesia). Luego el desarrollo solamente pudo darse en nuestro conocimiento más pleno y más explícito de la antigua predicación apostólica.

 

4. La doctrina cristiana es demasiado severa y por ello no se adapta a las exigencias del cuerpo humano.

 

Respuesta: La doctrina cristiana no es severa sin fundamento, sino purísima y sublime, totalmente en concordancia con la ética natural y con las tendencias mas nobles del hombre. Y esto hay que esperar con razón en la doctrina religiosa; de forma que no de rienda suelta a las pasiones inferiores ni fomente la depravación del corazón, sino que fomente la sublimación de las tendencias.

 

5. La doctrina cristiana tiene en poco los afectos naturales de la patria y de la familia, no estima en mucho las cosas temporales de la industria y del comercio, menosprecia las hazañas guerreras, en una palabra, enseña a orar del siguiente modo: haz que menospreciemos todas las cosas terrenas... luego la doctrina cristiana no favorece la cultura y el progreso.

 

Respuesta: La doctrina cristiana enseña a considerar todas estas cosas no como un fín en sí, lo cual es ciertamente verdad, sino que debe todo ello estar subordinado al fin último más alto y sobrenatural-; que es decir debe ser preferido a todos los otros, y que todos los otros fines solamente tienen razón de medios, de los cuales hay que usar en tanto en cuanto. Y no debemos negar que algunas veces el fin más elevado se alcanza mediante el sacrificio de algo de más bajo nivel. Ahora bien la doctrina cristiana enseña que todas las cosas deben ser tenidas en estima en Dios y por Dios. -Por otra parte la historia enseña qué es lo que la religión cristiana ha hecho en favor de la institución familiar y de la patria de las diferentes naciones, qué es lo que han llevado a cabo sus monjes y misioneros en pro de las instituciones incluso temporales, y qué hazañas gloriosas han realizado en la guerra las ordenes militares y los pueblos que han sido tomado por asalto por los pueblos paganos...

 

667. ESCOLIO 1.- VALOR DE ESTE CRITERIO. este criterio interno, basado en el examen de la doctrina de Jesús no es solamente negativo (lo cual sería, si la doctrina solamente fuera conforme con la religión natural y con la verdad); sino que es también criterio positivo, ya que concluyen positivamente que la doctrina cristiana tiene su origen en la intervención de Dios, sin embargo no es criterio primordial, ya que no demuestra esto de un modo expedito y acomodado a todos, puesto que requiere estudios más amplios y puesto que podría desarrollarse indefinidamente a lo largo de toda la teología y por comparación con las enseñanzas de las otras religiones. -Sin embargo tiene un enorme valor, como disposición para la consideración de los otros criterios como criterio confirmativo.

 

668. ESCOLIO 2. En que se diferencia el argumento inmanentístico rechazado en los números 138-140, de este examen interno de la doctrina, en cuanto es apta para satisfacer las aspiraciones del corazón.

 

En primer lugar según los inmanentistas, el criterio inmanentista, él solo, sin ayuda de los otros, puede servir y es suficiente para demostrar-el hecho de la revelación divina. En cambio en esta tesis la consideración de las aspiraciones del corazón e igualmente de la actitud de la doctrina para satisfacerlas, no se emplea únicamente como argumento, sino que además se consideran la verdad y la sublimidad de la doctrina. Y no se excluyen otros argumentos y otras pruebas.

 

Además, según los inmanentistas como que se realiza "inrecto" el examen de las tendencias del corazón, y como que se le examina "inoblicuo" la doctrina que responde a éstas; en cambio en esta tesis este examen de las tendencias se realiza "inoblicuo" y se examina "inyecto" la doctrina misma, de la cual se saca la conclusión en orden a la intervención milagrosa de Dios. De donde no se descuida el método tradicional basado en los milagros.


 


[1] Y muchísimos adversarios de las otras religiones se dan cuenta muy acertadamente de esto y confiesan la eficacia del argumento, al tender a promover y a ensalzar la excelencia de la propia religión comparándola con el cristianismo como término superior de comparación, sin ningún género de duda.