Artículo II

 

ACERCA DE LAS OBRAS REALIZADAS POR JESÚS

 

473. Una vez que hemos conocido ya al Taumaturgo, podemos apreciar más fácilmente las obras del mismo, esto es podemos examinar sus milagros, los cuales deben considerarse como el primordial criterio de revelación. El mismo Jesús apeló también a los milagros que confirman su testimonio y su misión. Por ello decía: "Si no me queréis creer a mí, creed a mis obras" (S.Juan 10,38); y "las obras mismas que yo hago, dan en favor mío testimonio de que el Padre me ha enviado" (S.Juan 5,36). Véase también S.Mateo 11,4s [S.Lucas 7,22]; S.Juan 5,31-36; 14,10-13.

 

Ahora bien entre los, milagros, que demuestran el testimonio de Jesús, los hay que son milagros que han sido realizados en Jesús, otros que han sido realizados por Jesús, y finalmente milagros que han sido realizados en orden a Jesús. En el artículo anterior hemos estudiado el milagro realizado en Jesús; ahora estudiamos los milagros realizados por Jesús.

 

TESIS 32. JESÚS COMPROBÓ EXCELENTEMENTE SU TESTIMONIO CON MUCHOS MILAGROS DE ORDEN FÍSICO.

 

474. ADVERSARIOS. Pueden citarse muchas explicaciones falsas acerca de los milagros de Jesús: señal evidente de la ineficacia de éstas explicaciones.

 

Los fariseos los atribuían a los demonios: S.Mateo 9,34; S.Marcos 3,22; S.Lucas 11,15; S.Mateo 12,24. De forma semejante judíos de época posterior y talmudistas que pretendían explicar los milagros a base de recurrir a la magia (véase, n.379.449.483c).

 

CELSO (siglo II, escribió probablemente hacia el año 178), pagano racionalista, y otros, atribuían los milagros a las artes negras y a las artes de los prestidigitadores. Así ORÍGENES, escribiendo en contra de CELSO, presenta éste hablando y concediendo que Jesús hizo cosas portentosas, pero dándolas la explicación a la manera "de aquéllas que hacen los prestidigitadores, siempre prometiendo cosas mayores y más extraordinarias, y las que hacen los que están diestros en las partes egipciacas...".

 

PORFIRIO, pagano neo-platónico (232/3-c.303), pretendía explicar toda la obra de Jesús a la manera racionalista.

 

475. Hay que citar también a aquéllos que, así como tuvieron una opinión falsa acerca de la persona de Jesús y de los evangelios, así también explican los milagros de una forma que está de acuerdo con sus falsas teorías.

 

Así H.S.REIMARUS (1694-1768) propuso la teoría del fraude: después de la muerte de Jesús, muerte con la que no contaban, los discípulos fingieron su resurrección y los milagros de éste a fin de vivir cómodamente. Hoy esta teoría nadie le hace caso.

 

E.GOTTLOB PAULUS (1761-1851) inventó la teoría naturalística: los milagros, narrados en verdad con exageración oriental, pueden explicarse de un modo natural, así la multiplicación de los panes no es sino un ejemplo de cierta hospitalidad dada por Jesucristo, el cual ejemplo otros imitaron.

 

D.F.STRAUSS (1808-1874) cultivó la teoría mítica; no contento con las explicaciones anteriores dijo que los milagros son obra de la imaginación, que atribuye éstos a alguna persona histórica.

 

476. Algunos de época más reciente profesan en este asunto el eclecticismo y el criticismo. Y explican los milagros a) o bien como sucesos naturales exagerados (v.gr. a veces O.HOLTZMANN); b) o bien como alegorías y símbolos; c) o como mitos a causa de la imagen idealizada de Jesús; d) o como influencias psico-terapeúticas de sugestión.

 

Así E.RENAN atribuye los milagros evangélicos a la opinión popular formada bien durante la vida de Jesús, bien después de su muerte; 6 tiene en cuenta solamente las curaciones en las cuales Jesús quiso estar de un modo activo: ahora bien dice que en éstas la curación puede explicarse suficientemente por sugestión.

 

477. A.HARNACK tiene los siguientes principios para juzgar los relatos evangélicos de los milagros:

 

1. El milagro en aquél entonces fue algo cotidiano a causa de la ignorancia de las leyes de la naturaleza;

 

2. Los milagros se atribuían a personas sobresalientes no mucho después de la muerte de éstas.

 

[Estos dos principios, que pertenecen (al orden histórico), aconsejan en verdad cautela al examinar la historicidad de las fuentes; sin embargo de ningún modo demuestran que nosotros no podamos conocer nada con certeza acerca de aquéllos hechos históricos];

 

3. "Sostenemos con toda firmeza" [pero también con toda falsedad, y a priori, como un prejuicio] que es imposible el milagro como excepción en las leyess de la naturaleza.

 

4. Todavía no conocemos completamente las fuerzas de la naturaleza [sin embargo sabemos hasta donde no pueden llevar jamás dichas fuerzas de la naturaleza].

 

[Estos dos últimos principios pertenecen al orden metafísico y contienen los dos prejuicios que ya antes hemos rechazado; véanse, n.167s y 173]

 

Y así HARNACK distingue los milagros evangélicos en cinco clases:

 

a) Hechos naturales admirables, exagerados por la tradición:

b) relatos de las parábolas y de los sermones mal 'interpretados, o proyección al exterior de una experiencia interna;

c) relatos en base a la tendencia de hallar el cumplimiento de la profecías del Antiguo Testamento;

d) curaciones llevadas a cabo por el poder espiritual extraordinario de Jesús (de sugestión);

e) milagros inexplicables.

 

Así pues todos los milagros que parece que pueden explicarse por las fuerzas psicológicas de la sugestión, éstos se admiten; en cambio los otros se rechazan como legendarios (i).

 

478. Los modernistas niegan la historicidad de los milagros narrados en los evangelios: dicen que los evangelistas escribieron no lo que era histórico, sino lo que serviría en orden a edificación (D.2014); dicen también que el cuarto evangelio exageró los milagros (D.2017); y además que los milagros de Jesús no habían tendido a demostrar de Jesús que El era el Mesías (D.2028), en contra de la verdad relativa de dichos milagros.

 

Según R.OTTO Jesús tuvo grandes poderes de curar (pues opina este autor que solamente las curaciones pueden admitirse críticamente entre los milagros); sin embargo tales poderes los tienen muchos hombres a manera de algo natural..., así como los profetas del Antiguo Testamento tenían el poder de profecía.

 

479. DOCTRINA DE LA IGLESIA. La verdad histórica y filosófica de los milagros de Jesucristo se afirma de forma manifiesta en el Concilio Vaticano I (D.1790), donde se dice que nuestro Señor Jesucristo mismo realizó sobre todo muchos milagros y éstos totalmente patentes; y por lo que se refiere a la verdad relativa de los mismos milagros hay que tener en cuenta el por qué, esto es que realizó los milagros a fin de que poseyéramos argumentos externos de su revelación (D.1790). Además según el mismo Concilio (D.1813) en virtud de los milagros puede conocerse con certeza el origen divino de la religión cristiana; ahora bien el sentido obvio se refiere sin duda a los milagros realizados por Jesús, acerca de los cuales había tratado de una forma especial en el capítulo correspondiente (D.1790).

 

Además respecto a la verdad relativa de estos milagros, esto es respecto a la prueba de esta tesis, véase también D.2145 (juramento antimodernista)

D.1638;

 

Respecto a la verdad histórica véase también D.1707 (Syllabus), D. 1624 (Bautain) ; y respecto a la verdad filosófica D.121.

 

480. VALOR DOGMÁTICO. Por la palabra de Dios escrita y transmitida por tradición oral, consta que Jesucristo realizó muchos milagros físicos para probar su testimonio (véase n.495); y consta que la Iglesia propone esto mismo al menos con su magisterio ordinario, como algo revelado (véase también D.1790 1813). La tesis es por tanto de fe divina y católica.

 

481. PRUEBA. Jesús comprobó su testimonio divino con muchos-milagros físicos, si consta acerca de la verdad histórica, la verdad filosófica y la verdad relativa de éstos; es así que consta de todo esto; luego sáquese la consecuencia.

 

1. Consta acerca de la verdad histórica. Para probar esto:

 

A) Debe tenerse en cuenta en primer término un resumen de los milagros de Jesucristo, bien narrados particularmente bien en conjunto;. después a fin de mostrar la historicidad en sentido estricto de los mismos

 

B) Hay que demostrar que todos estos milagros pertenecen a lo sustancial de los evangelios;

 

C) Que esto mismo consta por el testimonio de otras fuentes históricas;

 

D) Por el criterio interno basado en las narraciones mismas; y

 

E)- Por el influjo y la obra de Jesús. Lo cual se realiza ciertamente en orden a presentar una prueba más suficiente.

 

A) HAY QUE TENER EN CUENTA EL RESUMEN DE LOS MILAGROS DE JESÚS.

 

a) milagros narrados particularmente:

 

Números arábicos

EVANGELISTAS

San Mateo

San Marcos

San Lucas

San Juan

1

Curación del leproso:

8,2-4

1,40-45

5,12-14

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2

Curación del siervo del centurión:

8,5-13

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7,1-10

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3

Curación de la suegra de Simón:

8,14-15

1,29-31

4,38-39

-----

4

Jesús calma la tempestad:

8,23-27

4,35-40

8,22-25

-----

5

Los Gerasenos poseídos del demonio quedan liberados de él:

8,28-34

5,1-20

8,26-39

-----

6

Curación del paralítico en Cafarnaún:

9,2-7

2,1-12

5,18-26

-----

7

Resurrección de la hija de Jairo:

9,18-26

5,21-43

8,40-56

-----

8

Curación de la hemorroísa:

9,20-22

5,24-34

8,43-48

-----

9

Son curados dos ciegos:

9,27-31

-----

-----

-----

10

Curación del mudo poseído del demonio:

9,32-34

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11,14-15

-----

11

Jesús cura en sábado a un hombre que tenía la mano seca:

12,9-13

3,1-5

6,6-10

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12

Curación de un endemoniado ciego y mudo, librándole a la par del demonio:

12,22-30

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11,14-15

-----

13

Primera multiplicación de los panes:

14,15-21

6,33-44

9,11-17

6,2-15

14

14 Jesús anda sobre las aguas del lago:

14,23-33

6,45-52

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6,16-21

15

Curación de la hija de la Cananea:

15,21-28

7,24-30

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-----

16

Segunda multiplicación de los panes:

15,32-38

8,1-9

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17

Curación del lunático:

17,14-17

19,13-26

9,38-43

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18

Extracción de la didracma de la boca del pez :

17,23-26

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19

Curación de los dos ciegos en Jericó:

20,29-34

10,46-52

18,35-43

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20

La purificación del templo:

21,12-13

11,15-18

19,45-46

2,14-17

21

La higuera seca al instante:

21,18-22

11,12-26

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22

Liberación del demoníaco de Cafarnaun:

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1,23-28

4,33-37

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23

Curación de un sordomudo:

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7,31-37

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24

Curación del ciego de Betsaida:

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8,22-26

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25

Jesús escapa milagrosamente de las asechanzas que le tienden en Nazaret:

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4,28-30

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26

La pesca milagrosa:

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5,1-11

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27

Resurrección del hijo de la viuda de Naín:

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7,11-17

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28

Curación de la mujer encorvada:

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13, 10-17

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29

Curación del hidrópico:

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14,1-6

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30

Curación de los diez leprosos:

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17,12-19

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31

Devuelve a Malco su oreja sana:

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22,49-51

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32

Conversión del agua en vino:

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2,1-11

33

Curación del hijo de un cortesano:

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4,46-54

34

Curación del paralítico que llevaba 38 años enfermo:

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5,1-15

35

Curación del hijo de nacimiento:

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9,1-8

36

Resurrección de Lázaro:

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11,1-45

37

Los enemigos de Jesús en el huerto de Getsemaní caen por tierra a la sola voz de Jesús:

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18,4-6

38

Una nueva pesca milagrosa:

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21,1-13

 

Pueden también considerarse, y por algunos son considerados, v.gr. por DIECKMANN, como milagros de Jesús, que aparecen a continuación de -los anteriores en el evangelio de S.Juan, las veces que Jesús se evadió de las asechanzas de sus enemigos; S.Juan 7,30; 8,20; 10,39.

 

Estos son los milagros narrados en particular, atendiendo al orden en que se encuentran sucesivamente en los evangelios de S.Mateo, de S.Marcos, de S.Lucas y de S.Juan.

 

b) Hay también otros milagros narrados en conjunto, en bloque que Jesús realizó en la multitud del pueblo:

 

* S.Mateo 4,23; 8,16; 9,35; 11,4s; 12,15; 14,1s; 14,35s; 15,30; 19,2; 21,14;

* S.Marcos 1,32-34.39; 3,10; 6,54-56; 7,37;

* S.Lucas 4,40s; 5,15.17; 6,17-19; 7,21s; 9,11;

* S.Juan 2,23; 6,2; 7,31; 12,37.

 

c) Otros, incluso los adversarios de Jesús, reconocen la multitud de los milagros realizados por El: S. Juan 3,2 (Nicodemo: Nadie puede hacer estos milagros...); S.Marcos 6,14; S.Lucas 9,7 (Herodes: Se obran milagros en El, esto es como si fuera Juan Bautista...); S.Juan 11,47 (los fariseos y los Pontífices: Este hombre hace muchos milagros); S.Juan 12,10s (Muchos a causa de la resurrección de Lázaro se apartaban de los judíos...); S.Mateo 27,42; S.Marcos 15,31; S.Lucas 23,35 (los sacerdotes: A otros salvó...).

 

d) Jesús mismo hace alusión a los muchos milagros realizados: S.Mateo 11,5; S.Lucas 7,22 (id y comunicarle a Juan...); S.Lucas, 13,32 (decid a esta raposa [a Herodes]: Yo expulso demonios y hago curaciones...)...; véase, n.495.

 

482. B) TODOS ESTOS MILAGROS PERTENECEN A LO SUSTANCIAL DE LOS EVANGELIOS. cuya historicidad ya consta por lo que hemos dicho anteriormente (véase, las tesis 22 y 24). Y por tanto es menester reunir los milagros en una multitud tan grande, que no se pueda recurrir al suterfugio de que se dio una interpolación posterior por lo que se refiere a algún que otro milagro; y es necesario demostrar que los milagros narrados en los evangelios son algo sustancial a los mismos. Lo cual se prueba:

 

a) por el gran número de versículos referidos anteriormente; si se prescinde de los cuales, los evangelios (S.Marcos, S.Lucas) quedarán reducidos a fragmentos y el sentido de éstos resultará oscurecido.

 

b) también habría que hacer desaparecer otros muchos datos, que están íntimamente conexionados con la narración de los milagros, sobre todo en S.Mateo y S.Juan donde los datos guardan una mayor unidad y suponen una técnica mayor en cuanto a la composición.

 

Así, v.gr. en S.Mateo los milagros están íntimamente conexionados con la predicación expuesta anteriormmente (Capítulo 5-7), como confirmando a ésta. Las palabras de Jesús (S.Mateo-11,4-6 [S.Lucas 7,22s] y el discurso siguiente acerca de S.Juan Bautista; igualmente S.Mateo 11,20-24 [S.Lucas 10,13­15] acerca de la amenaza hecha a las ciudades) no se entienden de un modo coherente sin los milagros. De modo semejante las cuestiones acerca de la curación en sábado (S.Mateo 12,9-14), y del poder en virtud del cual arroja a los demonios (S.Mateo 12,23-37) y acerca de la señal que piden los judíos (S.Mateo 12,38-42)...

 

En S.Juan el diálogo con -Nicodemo (c.3) con ocasión de los milagros hechos por Jesús (V.2); el sermón sobre la Eucaristía (c.6) con ocasión de la multiplicación de los panes y del hecho de caminar Jesús sobre las aguas (V.25s); la curación del ciego de nacimiento se da por supuesta en toda la narración del capítulo 10 (véase, V.21); la resurrección de Lázaro, fue ocasión de odio y de muerte respecto a Jesús (11,46); igualmente la entrada en Jerusalén (c.12) está de acuerdo con la resurrección de Lázaro.

 

483. C) LA HISTORICIDAD DE ESTOS MILAGROS CONSTA TAMBIÉN POR EL TESTIMONIO DE OTRAS FUENTES HISTÓRICAS.

 

a) Por otras fuentes canónicas: así S.Pedro en sus sermones en Hech. Apost. 2,22; 3,12; 10,37s; y en la 2 S.Pedro 1,16. S.Pablo, ciertamente de un modo indirecto, ya que reconoce a Jesús como Mesías, y recurre a los propios milagros como signo de su apostolado (2 Cor. 12,12; Rom.15,18s; véase, Hebreos 2,4);

 

b) Por autores cristianos de época posterior. Así SAN QUADRATO, que escribe hacia el año 124, decía que algunos de los curados y resucitados por Jesús habían llegado a vivir en este mundo hasta su época; SAN MELITÓN DE SARDES (antes del año 194-195) decía que el Señor nos había puesto de manifiesto su divinidad por medio de los milagros realizados a lo largo de los tres años posteriores a su baustismo; SAN IRENEO (hacia los años 140-202) recuerda como el bienaventurado POLICARPO refería, habiendóselo oído a Juan y a otros que habían visto al Señor, las cosas que les había oido a ellos mismos acerca del Señor, y también acerca de los milagros obrados por El; ARNOBIO (hacia el año 305) pregunta si puede señalarse "de entre todos aquellos, que han existido a lo largo de los siglos, uno que haya hecho algo un tanto parecido aunque sea en una mínima parte a lo realizado por Jesucristo" -y defiende la historicidad de estos milagros de Jesucristo. De modo semejante otros Padres, los cuales presentan a los adversarios que conceden que Jesús obró milagros, todos los cuales no hubieran admitido los milagros a no ser que hubiera constancia acerca de la historicidad de éstos: así SAN EFRÉN, SAN GREGORIO NICENO, SAN EPIFANIO, SAN AGUSTÍN...

 

c) Por los infieles y adversarios mismos del cristianismo. Así FLAVIO JOSEFO llamaba a Jesús realizador de obras portentosas; y así judíos de época posterior y talmudistas reconocían que habían sido hechos milagros, si bien pretendían explicarlos mediante la magia. De modo semejante los paganos, como aquéllos que aduce SAN JUSTINO los cuales conceden que Jesucristo realizó milagros, si bien lo explican por artes mágicas; y en concreto CELSO, citado por ORÍGENES como que admite los milagros de Jesús, si bien habla de éstos como de aquéllas obras "que realizan los que son peritos en las artes egipcíacas", o atribuyendo acciones semejantes a ESCULAPIO; igualmente HIEROCLES que piensa que pueden atribuirse hechos semejantes a APOLONIO DE TIANA.

 

484. D) EXISTE UN CRITERIO INTERNO EN FAVOR DE LA HISTORICIDAD DE LOS MILAGROS DE JESÚS:

 

a) Por la coherencia de los hechos que se narran, tanto acerca de la vida de los hombres como de las instituciones y del carácter nacional;

 

b) Los hechos son narrados de un modo objetivo y sencillo, de tal forma que éstos hechos rebosan auténtico sabor a historicidad plena;

 

c) Y no se exagera el valor de los milagros, ya que los milagros no son un argumento irrefutable de virtud (S.Mateo 7,21-23), y no hay que alegrarse de haber hecho milagros sino de que estén los nombres escritos en el cielo (S.Lucas 10,20), y otros que vendrán después harán milagros mayores (S.Juan 14,12).

 

Según este criterio interno se da también una gran diferencia entre los milagros de Jesús que aparecen en los evangelios y los milagros extraídos de los apócrifos y los falsos milagros que se citan de los étnicos (véase, el Escolio n.486s).

 

485. E) Tampoco puede entenderse sin los milagros EL INFLUJO Y LA OBRA DE JESÚS, Y EL MOVIMIENTO RELIGIOSO QUE SIGUIÓ A SU MUERTE; en efecto la adhesión del pueblo respecto a Jesús (que no puede ser explicada solamente en virtud de su elocuencia) y la adhesión de sus amigos (los apóstoles y los discípulos) en medio de contradicciones sumamente graves y de los tormentos del martirio: esta adhesión no aparece con suficiente fundamento, sino se admite la verdad histórica-de los milagros de Cristo, sobre todo teniendo en cuenta el poder y las fuerzas y el odio de los enemigos...

 

486. ESCOLIO. Acerca de los falsos milagros que se cuentan y de los prodigios de las falsas religiones.

 

APOLONIO DE TIANA fue un filósofo pitagórico que vivió en tiempo de Nerón, en los años 3-97 después de Cristo, según hay indicios de ello. Su vida, por deseo y petición de la emperatriz JULIA DOMINA, mujer del emperador SEVERO, en el siglo III fue escrita por FILOSTRATO hacia el año 220. Este pretendió pintar en esta vida la imagen de un filósofo ideal, partiendo de una comparación sincretista junto con otros muchos; de forma que la vida de aquél filósofo o mago ya muy antiguo en los años en que se escribe la obra, al cual ni siquiera citan TACITO ni SUETONIO, se la presenta como una novela: pues aparece como itinerante y realizando prodigios.... sin embargo no de una forma determinada como aparecen los milagros en el evangelio, sino de una cierta manera vaga; y no se hace ninguna mención del cristianismo.

 

Ahora bien esta vida carece de historicidad; lo cual consta por los datos fabulescos que contiene, y por haber sido escrita en un tiempo tan lejano de la vida del biografiado, y también porque abunda en errores tanto históricos como geográficos. Esta vida, la cual fue probablemente escrita sin ánimo de ofender al cristianismo, fue usada primeramente por el pagano HIEROCLES (muerto después de año 308), a fin de atacar los milagros de los cristianos. Contra éste escribió EUSEBIO .

 

487. El mismo defecto de historicidad debe afirmarse en cuanto a las narraciones de las curaciones que se atribuyen a las invocaciones de Apolo, de Isis, de Esculapio. De modo especial se le atribuyen a Esculapio muchas curaciones, y se cuentan prodigios de Epidauro realizados en una ciudad griega. Aquí había un templo en un paraje saludable y deleitoso; y después de ayunos, súplicas y vigilias, se hacían "incubaciones", en las cuales durante el sueño los sacerdotes de aquélla divinidad decían que ésta revelaba que es lo que había que hacer o curar... En algunas tablillas que se conservan, los sacerdotes, nunca testigos oculares, cuentan en un estilo uniforme algunas curaciones que se dice que sucedieron en otro tiempo: unas ridículas, otras obscenas, otras inocuas... Por lo cual carecen totalmente de historicidad, y no pueden compararse con las narraciones del evangelio; y ciertas curaciones podrían ir muy bien atribuirse a la sugestión producida por el paraje, por el sueño...

 

488. Se atribuyen ciertos prodigios a algunos reyes (ADRIANO, VESPASIANO). Principalmente a VESPASIANO, según cuentan TACITO Y SUETONIO. De VESPASIANO se refieren dos "prodigios", en los cuales a juicio de los médicos había posibilidad de curación, y se describe cómo los que formaban la comitiva del emperador, adulaban a éste, y en el emperador aparece una extraña falta de resolución...; todo lo cual difiere radicalmente de las narraciones evangélicas:

 

"Durante aquellos meses en los cuales, quedándose VESPASIANO en Alejandría, esperaba con las. brisas del verano y días bonancibles una navegación tranquila "a saber desde el 15-27 de mayo hasta el 14 de septiembre, cuando la navegación es tranquila y no es insegura", sucedieron muchos prodigios con los que se mostrara el favor del cielo y cierta inclinación de los númenes hacia VESPASIANO. De entre la plebe alejandrina una cierta persona conocida por una enfermedad en la vista, se prosterna sus rodillas, pidiendo entre llantos remedio de su ceguera; por aviso de la deidad de Serapis, a la cual deidad el pueblo muy supersticioso venera más que a otras deidades: y suplicaba al Príncipe que se dignara mojar con el excremento de su boca sus párpados y las órbitas de sus ojos. Otro enfermo en una mano, por avisó de la misma deidad, suplicaba que fuera pisado por el pié y por la planta del Cesar. VESPASIANO al principio lo tomó a guasa y a desprecio: e insistiendo aquéllos, bien temía que podía peligrar la fama de su vanidad, bien se inclinaba a cierta esperanza ante la súplica de aquéllos y ante el griterío de los aduladores: por último manda que los médicos estimen si tal ceguera y debilidad eran curables por medios humanos. Los médicos después de varias discusiones dijeron: que al primero no le había desaparecido la capacidad de ver y que la volvería a tener, si se le quitaran los obstáculos; y que el otro podía recuperar la salud perdida de sus miembros, si se echa mano de una fuerza saludable; que quién sabe si esto puede complacerles a las deidades y que el Príncipe haya sido elegido por misterio divino para ello; por último que el César tendría la fama del remedio si éste llegaba a alcanzarse, y que si resultaba vano la irrisión solamente se cebaría en los desgraciados que habían venido a pedirle el remedio. Así pues VESPASIANO, que en cualquier hipótesis él quedaba bien, y que no se trataba de nada que estuviera por encima de lo inalcanzable, él mismo con rostro alegre, puesta en pié la multitud que se hallaba presente cumple lo que se le había mandado. Al instante la mano comenzó a tener movimiento y la luz del día volvió a brillar en el cielo.

 

SUETONIO cuenta los mismos hechos de este modo parecido al anterior: "le faltaba autoridad y como una cierta majestad, al tratarse en efecto de un Príncipe inesperado y todavía novato: y ésta autoridad también llegó a tenerla. Uno de entre la plebe privado de la vista, e igualmente otro con una pierna débil, acudieron igualmente a él que estaba sentado delante del tribunal, suplicándole la ayuda de la salud, que les había sido descrita por Serapis durante el sueño: que le restituiría la vista, si hubiera escupido sobre él; que daría fortaleza a la pierna si se dignara tocarle con el talón. Como apenas hubiera confianza de que esto iba a suceder de ninguna forma, y por ello ni siquiera se atreviera a hacer una experiencia, al fin animándoles sus amigos en público delante de la asamblea "o sea delante de la multitud" intentó ambas cosas y no faltó el resultado. Por aquél mismo tiempo en Tegea, en Arcadia, por instinto de los vaticinantes, fueron desenterrados en un lugar sagrado unos vasos de obra antigua, y en ellos una imagen muy semejante a VESPASIANO".

 

Se ve demasiado clara en estas narraciones la tendencia a abrillantar la personalidad del emperador, bien por los autores historiógrafos, bien por los que componían su comitiva de aduladores; es demasiado oscuro en VESPASIANO el poder de realizar portentos y él mismo no tiene conciencia de ello; por otra parte no hay seguridad alguna acerca de la enfermedad que tenían los supuestos enfermos, y a juicio de los médicos ésta no era incurable... por lo cual hay que juzgar que estas narraciones son simples fábulas o bien se trata en ellas de hechos supersticiosos.

 

489. De mucha menor importancia y sin merecer ningún crédito histórico son las cosas que refiere ESPARCIANO respecto a ADRIANO: que Adriano mismo restituyó la vista a una mujer ciega; igualmente cierto PANONIO, que había nacido ciego, había tocado a Adriano que tenía precisamente fiebre, hecho lo cual Adriano se quedó sin fiebre y el ciego comenzó a ver... "si bien Mario Máximo -según añade Esparciano- cita éstos hechos inventando una ficción".

 

Y totalmente debe ser tenido como fábulas lo que se lee a veces, v.gr. acerca de PIRRO, rey de los habitantes del Epiro, el cual tan pronto como había pisado a los esplenéticos, desaparecía la enfermedad; igualmente acerca de los reyes francos.

 

También por defecto de historidad deben ser rechazadas los prodigios que se cuentan acerca de Buda y del budismo y de Mahoma. Estos prodigios no pueden compararse ni siquiera en un ápice con los milagros del evangelio, por el contrario se ve que han sido adornados de forma exagerada sobre todo a base de la fantasía y la imaginación oriental.

 

490. En cuanto a algunas cosas que a veces se afirman de los ascetas en la India (fakires) o en concreto acerca de SADHU SUNDAR SINGH, no hay que creer fácilmente lo que se dice; sino que por lo contrario en todo esto hay que exigir con toda precisión la prueba histórica, así como lo hemos hecho respecto a los milagros del evangelio. Lo mismo hay que decir, si es que, por hipótesis, hubiera algunos milagros en las sectas heréticas o cismáticas. En efecto no implicarían contradicción; pues, según dice Santo Tomás "los malos, que predican una doctrina falsa, nunca realizan verdaderos milagros para confirmar su doctrina; si bien a veces pueden realizarse para hacer valer el nombre de Jesucristo, el cual invocan, y en virtud de los sacramentos que tienen".

 

491. 2) CONSTA DE LA VERDAD FILOSÓFICA de los milagros de Jesucristo si consta que en realidad de verdad fueron milagros, esto es que se cumple en ellos la definición filosófica del milagro (obra que se puede captar por los sentidos -que supera las fuerzas de la naturaleza- realizada por Dios). Véase, n.160.163.170.

 

Ahora bien podemos distribuir los milagros físicos de Jesús según el resumen siguiente:

 

1) Milagros realizados en los seres inorgánicos (v.gr. calma de la tempestad) o en los

irracionales (v.gr. la pesca milagrosa).

 

2) Resurrecciones de muertos.

 

3) Curaciones...

* de enfermedades orgánicas (v.gr. la ceguera de nacimiento).

* de enfermedades funcionales...

- arrojando espíritus malos

- sin arrojar espíritus malos

 

492. Ahora bien en todos estos milagros consta:

 

A) Que hubo obras sensibles y visibles a todos y aptas para su comprobación;

 

B) En todos estos hechos quedaba superado el curso de la naturaleza, bien por razón de la sustancia de lo que se realizaba, bien por la razón del sujeto en el cual se realizaba, bien por razón del modo como se realizaba (véase, n.164,2).

 

Pudiera alguno presentar la dificultad acerca de las enfermedades funcionales, haber si pueden explicarse por simple sugestión natural o en la curación de éstas quedan superadas las fuerzas de la naturaleza. Hay que decir que estas curaciones las realizó Jesús fuera del orden de la naturaleza. En efecto, la terapéutica natural mediante sugestión solamente tiene valor en enfermedades bastante leves, procede de un modo lento y con un resultado incierto.[1]

 

En cambio las curaciones que realizaba Jesús se hacían de repente, con gran seguridad, siempre con resultado totalmente cierto, y no solamente en unos límites restringidos. Además en su modo de obrar se ve que estas curaciones se realizaban con el mismo poder con el que él mismo hacía otras curaciones y otros milagros mayores; esto es, todas estas obras se realizaban del mismo modo fuera del curso común de la naturaleza.

 

Y no cabe decir que estos milagros de Jesús, realizados de un modo tan manifiesto, puedan explicarse por fuerzas naturales ocultas 6 por una ciencia oculta, a no ser que se prefiera situar ya un milagro de un orden intelectual en esta ciencia o en este poder admirables. -Además nos explicaría cómo esta potestad pudo ser comunicada a los apóstoles (S.Mateo 10,8; S.Marcos 6,13; S.Lucas 10,17-19; véase, S.Lucas 9,49s), y después de haber sido realizados muchos milagros por los apóstoles, no se explica cómo este poder tan admirable permanecería en secreto. Y tampoco se explica cómo este poder se hubiera solamente presentado y conocido en Palestina, en tiempo de Jesús.

 

493. C) Los milagros eran obras realizadas por Dios o consta también acerca de la verdad teológica de los milagros de Jesús.

 

a) Y en primer lugar eran en verdad obras realizadas por Dios de un modo eficiente.

 

Así sucedía sin duda alguna en aquéllos hechos admirables (milagros mayores, absolutos) los cuales solamente pueden ser realizados por Dios, física o moralmente queriendo positivamente que una creatura realice aquellos milagros. Tales son, en cuanto a la sustancia del hecho que se realizaba, las resurrecciones de los muertos; y, en cuanto al modo como se realizaban, el obrar dentro de un gran conjunto de tal forma que se llevaran a cabo solamente con la orden de su voluntad, sin que se requiera un sujeto presupuesto, de tal forma que aparecía una potestad ilimitada en las leyes de la naturaleza. Jesús obró tales acciones: con su sola voluntad, sin preparación de un sujeto material o sin la aplicación de fuerzas naturales; estando él presente o muy distante en otras ocasiones del lugar (v.gr. en el milagro de la curación del siervo del Centurión); en todo género de seres, inorgánicos (cuando calmó la tempestad) o vivos (la higuera que quedó seca); en los seres irracionales o en los hombres o en los espíritus; en las enfermedades de cualquier género, en toda clase de leyes, tanto naturales estrictamente tales, esto es físicas 6 biológicas...; y todo lo anteriormente dicho con una seguridad y una certeza sumas acerca del resultado milagroso, y con estabilidad permanente de los efectos (véase, v.gr. S.Mateo 8,6s; S.Marcos 4,39; S.Juan 5,8s; 11,43s).

 

Ahora bien ciertos hechos admirables, que podrían concebirse absolutamente como realizados por una causa superior a una causa mundana pero no precisamente por causa de Dios, como v.gr. la pesca milagrosa, la acción de arrojar demonios..., en los casos que se nos narran en los evangelios también eran hechos obrados por Dios, así como los milagros anteriores. En efecto Jesús presentaba aquéllos hechos como verdaderos milagros (v.gr. las acciones de arrojar demonios; S.Mateo 12,28: "echó los demonios en el espíritu de Dios...") y deben atribuirse al mismo poder milagroso con el que Jesús realizaba otros milagros (S.Mateo 11,5 donde se unen expresamente con las resurrecciones otros milagros menores).

 

Esto mismo, que los milagros de Jesucristo fueron obras divinas., consta también por la consideración de la persona del taumaturgo y por el modo de obrar de éste.

 

En efecto el taumaturgo era varón sumamente santo y sabio (véase la tesis 31); era también varón ensalzado públicamente por Dios en el bautismo (S.Mateo 3,16s), en la transfiguración (S.Mateo 17,1­5), en las palabras que se oyeron del cielo (S.Juan 12,27s), en el terremoto que sucedió después de la crucifixión (S.Mateo 27,51-54).

 

El modo de obrar de Jesús era totalmente santo, honesto, serio, no ligero o curioso o ridículo; rezumaba todo él reverencia para con Dios y respeto hacia los hombres; invocaba a Dios como testimonio de su actuación y no aparecía en él superstición ninguna o afán de singularizarse.

 

494. b) Los milagros de Jesús eran también obras realizadas por Dios en cuanto a su finalidad. Lo cual lo muestran el fin pretendido por Jesús y los efectos que se siguieron. En cuanto al fin pretendido por Jesús, sus obras tendían a predicar y a instaurar el reino de Dios en la tierra; y a arrojar fuera al príncipe de este mundo (S.Juan 12,31): Se manifiestan las enemistades con el espíritu malo ya desde el comienzo de su vida pública, en el hecho de rechazar las tentaciones (S.Lucas 4,1-13); siguen las luchas con los malos espíritus: los arroja por el espíritu de Dios; pues si Satanás arroja a Satanás está dividido contra sí mismo, y por consiguiente cómo podrá mantenerse su reino (véase, S.Mateo 12,24-30; S.Marcos 1,25-32; 3,11; 5,1-16; 7,25-30; 9,16-29; S.Lucas 11,14-26; véase, S.Mateo 9,32-34). Jesús comunicó a los apóstoles esta potestad de arrojar demonios (S.Mateo 10,8; S.Marcos 3,15; 6,7); y los apóstoles de hecho ejercieron ésta potestad (S.Marcos 6,13; S.Lucas 10,17-19); así como también la ejercieron y la ejercerán los seguidores de Jesús (S.Marcos 16,17). Luego en virtud de la finalidad de los milagros de Jesucristo queda excluida la intervención de un espíritu malo que esté por encima de lo mundano. Y si esta expulsión de los espíritus la realiza un hombre, debe atribuirse a una potestad de Dios concedida a ése hombre, ya que una creatura inferior no puede naturalmente tener potestad sobre una creatura superior.

 

También los efectos que se siguieron de los milagros de Jesús, en verdad moralmente buenos y saludables, prueban asimismo que los milagros de Jesús fueron obrados por Dios.

 

Luego en los milagros de Jesús se cumplen todos los elementos de la definición de milagro, según consta acerca de la verdad filosófica de ellos.

 

495. 3) CONSTA DE LA VERDAD RELATIVA de los mismos milagros, se consta que éstos milagros son ordenados por Dios en orden a sellar y comprobar el testimonio de Jesús. Es así que en efecto consta esto; Pues A) Jesús explícitamente apelaba a aquéllos milagros como señal de su misión. Así en general acerca de todos sus milagros, habla de las obras que hace, las cuales dan testimonio de El (S.Juan 5,36;10,25.37.38; 14,10-12; 15,24; S.Mateo 11,20s). -En concreto acerca de algunos milagros: en la curación del paralítico (S.Mateo 9,6; S.Marcos 2,10; S.Lucas 5,24); en la curación del leproso, al cual le manda que se presente al sacerdote, de este modo pudo éste tener constancia de la realización del milagro (S.Mateo 8,4; S.Marcos 1,44; S.Lucas 5,14); igualmente a los discípulos del Bautista que le preguntan si era el Mesías (S.Mateo 11,2-6; S.Lucas 7,19-22); en la curación del, ciego de nacimiento a fin de que se manifestaran en El las obras de Dios (S.Juan 9,3); en la resurrección de Lázaro (S.Juan 11,42).

 

0 al menos equivalente e implícitamente apelaba Jesús a los milagros en favor de su testimonio; ahora bien según el Antiguo Testamento una obra milagrosa era reconocida acertadamente como signo mesiánico (véase, Isaías 35,4-6 poniendo este texto en relación con S.Mateo 11,4-6).

 

B) Además en las circunstancias en las que se realizaban los milagros no había razón de sospecha de que éstos fueran ordenados por Dios para otros fines ocultos o que simplemente fueran permitidos por Dios; pues irían en contra de su sabiduría y de su bondad divinas el que un hombre estuviera dotado de tal poder de obrar milagros, del cual usara invocando a Dios como testimonio de algo falso: pues un error en este caso no podría ser evitado de otro modo (véase, n.170,3,c; 173,3). Y la teleología o finalidad misma de los milagros de Jesús muestra que Dios quiere estos milagros positivamente y que no simplemente los permite;

 

496. ESCOLIO. ACERCA DEL FIN DE LOS MILAGROS DE JESÚS. No obsta el fin principal de los milagros de Jesús, a saber la comprobación misma de su testimonio y la manifestación de su mesianidad, para que también se hubieran de obtener y se hayan obtenido otros fines. Estos fines son:

 

a) La manifestación de la bondad y de las riquezas del Corazón de Jesús (véase, Hech. Apost. 10,38; Tito 3,4; 2,11), el cual pasó haciendo el bien, benigno y bondadoso;

 

b) La manifestación del dominio absoluto sobre las creaturas por parte de Cristo, como Redentor, al cual deben someterse todas las cosas (véase, Rom. 8,20-22; 1 Cor. 15,24s);

 

c) Mostrar como simbólicamente otros misterios cristianos, v.gr. la Eucaristía por la multiplicación de los panes, la ceguera espiritual que cura a algunos Jesucristo, y a otros no, mediante la curación del ciego de nacimiento (véase S.Juan 9,39) [2],aunque a veces algunos Padres parece que insisten demasiado en algunos símbolos.

 

Así en los milagros de Cristo, en cuanto son signos, hay que considerar muchos aspectos: en efecto son signos de la revelación divina y para nosotros criterio apologético; son manifestación de la bondad del Corazón de Jesús; son señal de la redención de Jesucristo; y pueden también ser indicación de otros misterios de la fe.

 

497. OBJECIONES. EN CONTRA DE LA VERDAD HISTÓRICA.

 

1. Había en tiempo de Jesús demasiada credulidad, y a veces se atribuían milagros a personajes famosos.

 

Respuesta: Esto puede decirse en general, en cuanto a hechos extraños de aquélla época que a veces se cuentan: Algunos hechos parecen preternaturales, si bien no obrados por Dios; sino más bien son imposturas diabólicas y por ello Jesús avisó que se precavieran de los falsos profetas (S.Mateo 24,24). -Otros hechos principalmente las curaciones, pueden atribuirse con razón muchas veces a sugestión. -Por último otros por el modo como son contados, o por el origen dudoso o sospechoso de donde, provienen excluyen la verdad histórica, o excluyen el juicio cierto de hasta dónde encierran algún dato que sea histórico. Sin embargo en las narraciones del evangelio los hechos suceden de un modo totalmente diverso, y es enorme la diferencia con los supuestos prodigios de la antigüedad (APOLONIO, DE TIANA, VESPASIANO, ASCLEPIO, BUDA, MAHOMA...). Véase Escolio n.496s.

 

2. Acerca de algunos milagros narrados en los evangelios se proponen algunas dificultades en contra de su verdad histórica, a causa la discrepancia en el modo de narrar en los distintos evangelistas.

 

Así en la resurrección de la hija de Jairo: según S.Mateo 9,18 ya había muerto, cuando el archisinagogo pide la vida de su hija; y según S.Marcos 5,23 estaba en la agonía, y apenas se pone en camino hacia casa (V.35) se le comunica al padre la muerte de la hija; lo mismo en S.Lucas 8,42.49.

 

Respuesta: Estas diferencias, en realidad de verdad accidentales, no van en contra de la verdad sustancial de los hechos, la cual bastaría en favor de la tesis. Ahora bien tales diferencias confirman de forma extraordinaria la fe histórica de los evangelios y convencen de modo irrefutable de que no hubo entre los evangelistas una armonía preestablecida en orden a engañar; pues hubieran obrado de otro modo. No obstante, incluso estas diferencias solamente son aparentes. El caso citado proviene del diverso modo de narrar; en efecto S.Marcos narra el hecho ampliamente, en cambio S.Mateo quiere poner de relieve lo sustancial' del hecho, presentando mediante cierta anticipación las palabras que comunicaron después en el camino los mensajeros al archisinagogo (S.Marcos 5,35).

 

3. Según S.Mateo 20,29-34 son curados dos ciegos al salir el Señor y los discípulos de Jericó; según S.Marcos 10,46-52 al salir de Jericó es curado un solo ciego, Bartimeo; según S.Lucas 18,35-43 también es curado un sólo ciego, pero al acercarse a Jericó.

 

Respuesta: Según S.Mateo y S.Marcos no hay contradición, porque S. Marcos no niega lo que dice S.Mateo, sino que cita y nombra solamente a un solo ciego, tal vez porque le conocía de un modo especial, en cuanto a la narración de S.Lucas el hecho tiene una solución probable: o bien que el ciego pidió la curación a la entrada en la ciudad y la alcanzó a la salida, o bien que el ciego del cual habla S.Lucas sea distinto de los ciegos de los cuales hablan S.Mateo y S.Marcos; o bien (y esto es más difícil) que la palabra acercarse, se use en un sentido indeterminado: junto a Jericó.

 

4. Se propone otra dificultad por la tendencia, que piensan descubrir en la narración juanea de la resurrección de Lázaro (S.Juan 11,57). Pues sería como un poema didáctico: esta resurrección -de la cual no hace mención los sinópticos sería como el grado supremo después de la resurrección de la hija de Jairo (que acababa de morir), y después de la resurrección del hijo de la viuda de Naín (el cual ya era llevado a enterrar): Lázaro (el cual llevaba cuatro días en el sepulcro); y la narración tendría una índole simbólica a fin de mostrar que Jesús es la vida. Y dicen además que se dan dificultades psicológicas en la narración juanea, a saber que Jesús ora de forma demostrativa y que no se preocupó del dolor de las hermanas.

 

Respuesta: Para debilitar la historicidad de la narración juanea debería probarse que los sinópticos debieron referir esta resurrección de Lázaro, lo cual no puede probarse: tal` vez no la refieren porque ya estaba en la tradición oral primitiva y era un hecho muy conocido; o también no la refieren porque los sinópticos casi prescinden de narrar el misterio de Jesús en Jerusalén (no dicen nada de la Pascua, nada de la fiesta de los tabernáculos, nada de las encenías), al cual misterio de Jerusalén pertenecen en cierto modo la resurrección de Lázaro; o, según otros, no querían los sinópticos exponer de nuevo a toda la familia de Lázaro a la venganza del Sanedrín; el libro que en tiempo del evangelio de S.Juan ya había desaparecido. - Se intenta sin tener ningún fundamento para ello, esa graduación en las resurrecciones, sobre todo siendo así que S.Juan solamente narra la resurrección de Lázaro. Y aunque tengan simbolismo, sin embargo es también un hecho totalmente histórico, y lo contrario se supondría sin razón alguna para ello. Y las dificultades que se presentan en último término, no tienen absolutamente peso ni fundamento alguno.

 

498. EN CONTRA DE LA VERDAD FILOSÓFICA.

 

5. Los milagros que se dicen que realizó Jesucristo hoy después de tantos siglos no pueden ser examinados científicamente a fin de conocerse si en realidad superan el curso común de la naturaleza.

 

Respuesta: Negamos esto radicalmente en efecto los hechos evangélicos son en su mayor parte totalmente sencillos y fáciles de ser relatados: la curación repentina de la lepra, la inmediata resurrección de un muerto...; de tal forma que en cuanto a la sustancia han llegado hasta nosotros con toda certeza, y los grandes progresos de las ciencias naturales no han sido capaces de explicar ni siquiera una mínima parte de los milagros de Jesucristo.

 

6. Muchos milagros, v.gr. las curaciones de los poseídos del demonio, pueden explicarse hoy día mediante la curación de enfermedades nerviosas o psíquicas (la epilepsia, la histeria...), de tal forma que Jesús o bien comunicara la opinión corriente, o bien se acomodara a la ideas del vulgo, el cual atribuía esto a la posesión diabólica.

 

Respuesta: Aunque la descripción meramente histórica de estas posesiones, según ahora la tenemos, tal vez no sería completa y adecuada para que pudiera afirmarse un juicio cierto de tal posesión verdadera por parte del diablo; sin embargo está fuera de duda que se trata de verdaderas posesiones y de verdaderas curaciones preternaturales en aquéllos hechos que los evangelistas nos dicen que fueron realizados por Jesús. Esto consta en verdad por las palabras de Jesús, cuya legación y divinidad ya quedan probadas por otros milagros; y no sería digno el suponer en Jesús, que estaba lleno de sabiduría y de verdad, el que hubiera confirmado y propagado con su modo de obrar las poco sensatas ideas del vulgo. Y por la historia evangélica misma consta también la realidad de las posesiones: puesto que los hechos referidos exigen una causa inteligente, contraria a Dios, y que está en cuanto a sus fuerzas por encima de las causas de este mundo (S.Marcos 1,24.26; 5,7.12s); y la liberación del demonio a veces se realizó incluso a distancia (S.Marcos 7,24-30 al referirnos el hecho de la hija de la Cananea), y las curaciones eran completas y repentinas (véase S.Lucas 4,35). -Muy al contrario sucede en las curaciones de semejantes enfermedades psíquicas: en efecto tales enfermos no manifiestan aquélla ciencia que mostraban los poseídos del demonio, y en la curación de ellos no se dan aquéllos fenómenos (agitaciones violentas: "S.Marcos 1,26; 9,26; arrojad al poseso en medio: S.Lucas 4,35; ser enviados los espíritus impuros a los puercos: S.Marcos 5,12s), fenómenos que se observan en la narración evangélica; en cambio hoy no se curan Completamente las enfermedades nerviosas mediante un sólo acto de sugestión, de forma repentina, sino que hay que repetir los tratamientos con un resultado nada seguro.

 

Así pues Jesús, al librar a los posesos de los demonios, se manifestó también como el Señor de los seres superiores que no son de este mundo;. y al mismo tiempo se manifestó como el libertador de aquélla peste de posesiones diabólicas, las cuales, así como hoy día puede también advertirse que se dan con frecuencia en las regiones paganas, abundaba a la venida de Jesús a la tierra.

 

7. Otras curaciones de enfermedades confirman que Jesús obró por sugestión o por fuerza psicoterapéutica. Así Jesús empleó el mando al sanar (véase S.Lucas 4,35), y ciertas manipulaciones (véase S.Juan 9,6), y quería que tuvieran fe o confianza en El.

 

Respuesta: No pueden explicarse de este modo los milagros de Jesús. En efecto en primer término la psicoterapia natural queda restringida a los milagros de curaciones, no en cambio a los milagros obrados en la naturaleza inanimada o a las resurrecciones de muertos, o también a las curaciones de personas ausentes. Además la psicoterapia no puede alcanzar directamente y de un modo inmediato la salud de enfermedades orgánicas; pues obra por influjo nervioso con la colaboración de la fantasía y de la sugestión. -Por último en las enfermedades funcionales, esto es, en aquéllas enfermedades en las cuales se da en un órgano sano e íntegro un obstáculo en orden a que este organo funcione, el cual obstáculo debe quitarse por influjo psíquico, entonces se aplica en verdad la sugestión o la psicoterapia: no obstante la curación la mayor parte de las veces es insegura e inestable; y requiere también muchas veces una prolongada y larga aplicación de la sugestión; y no se alcanza una curación total, a no ser en raras ocasiones y en casos de enfermedades demasiado leves. En cambio Jesús no solamente obró milagros de curaciones, sino también milagros en la naturaleza inanimada y no solamente curó enfermedades funcionales, sino también orgánicas; y su modo de curar no puede reducirse a una simple psicoterapia: en efecto obraba con el solo imperio de. su voluntad, en todo genero de enfermedades, con un resultado siempre seguro y totalmente eficaz.

 

Y si se dice que Jesús exigió tener fe en él, a) esto no puede decirse de todos los milagros (v.gr. de los realizados en la naturaleza inanimada, en la curación de Malco y en las curaciones de los que se encontraban ausentes); b) y a veces pide la fe no del enfermo, sino de otros (v.gr. S.Mateo 15,28: en la madre Cananea, S.Marcos 5,36: en el padre de la niña que iba a resucitar; S.Marcos 9,22: en el padre del poseso; S.Lucas 7,9: en el Centurión); c) algunas veces pide ésta fe después de la curación (v.gr. en el ciego de nacimiento: S.Juan 9,35; d) y la fe que a veces pide no es solamente una fiducia, sino una persuasión, legítima y que le es debida por otros conceptos, de que él puede obrar tales milagros como Legado de Dios que es; en efecto no pide la fe a fin de predisponer psíquicamente al enfermo en orden a la curación, sino a causa del fin religioso que pretende. Por ello en Nazaret no pudo realizar muchos milagros: S.Marcos 6,5s.

 

Los milagros de Jesús pueden explicarse por fuerzas ocultas naturales. Algunos, v.gr. andar sobre las aguas, pueden ser semejantes a las limitaciones que se dice que ocurren en el ocultismo, otros hay que decir que pueden explicarse por fuerzas misteriosas del alma (la telepatía, "la clara visión"...).

 

Respuesta: Muchísimos milagros de Jesús son excepciones evidentes a leyes ciertas de la naturaleza, como son aquéllos milagros que Jesús y realizaba, milagros que lo eran según la sustancia o según el modo. -Las discrepancias de éstos milagros de Jesús con lo que se cuenta de las sesiones espiritistas son enormes: Jesús de ningún modo fue un medium que actúa en "trance"; ni tampoco los milagros de Jesús se reducen exclusivamente a unas pocas clases (la telecínesis, la teleplástia, los gritos, los golpes...; véase n.182 anotación 15); y jamás fueron detectados en él ningún fraude ni error alguno, como sin embargo acontece en muchos "mediums", los cuales se han mostrado inventando y obrando fraudulentamente alguna cosa, y han sido convictos de fraude; y el modo de obrar de Jesús no transpiraba frivolidad alguna ni lo' hacía apartándose de ser visto, o cala en alguno de los inconvenientes que son propios de las sesiones espiritistas: sesiones en las que todas sus manifestaciones (bien se expliquen en virtud de la fuerzas naturales o bien mediante fraudes, o bien a veces por intervención de espíritus que superan las fuerzas naturales) con toda certeza no pueden atribuirse a Dios, tanto por el modo como se realizan y por la persona que las lleva a cabo, como a causa del fin para el cual se realizan, a saber tales "almas" se manifiestan contrarias a la religión.

 

Ahora bien la hipótesis de fuerzas ocultas naturales no tienen ningún valor, ya que por el modo de obrar de Jesús queda totalmente manifiesto que se trata de excepciones en leyes físicas ciertas, las cuales debían ser únicamente aplicadas. -Y si Jesús conociera estas fuerzas ocultas y las hubiera empleado según su libre voluntad, esto hubiera sido en aquel tiempo un milagro intelectual, si por el contrario no las conociera, y hubiera obrado no obstante según estas fuerzas sería un hombre totalmente incomprensible, lo cual queda absolutamente excluido por su modo de obrar.

 

499. EN CONTRA DE LA VERDAD RELATIVA.

 

9. Jesús no considera los milagros como señales divinas. Pues dice que también los seudoprofetas harán tales obras (S.Mateo 24,24; S.Marcos 13,22), y que no todos los que profetizaren y arrojaren demonios e hicieren tales portentos, se salvarán (S.Mateo 7,22s).

 

Respuesta: Sin embargo Jesús mismo, al mandar que nos prevengamos de los seudoprofetas y al darnos el modo de discernirlos, indica al menos implícitamente que los verdaderos milagros son señales divinas.(S.Mateo 24,25s); ahora bien Dios puede permitir prodigios preternaturales, que no necesariamente deben ser reconocidos como divinos. -Por otra parte también el mismo hecho de realizar verdaderos milagros "en el nombre de Cristo", aunque sea una gracia "gratis data" no está necesariamente unido con el don de la perseverancia.

 

10. Jesús no quiso ser reconocido como Mesías por los milagros (S.Marcos 1,44; 5,43; 7,36; 8,26; S.Mateo 9,30; 12,16; S.Juan 6,15); luego no presentaba los milagros como señal de su legación.

 

Respuesta: Ya hemos tratado (n.399,1) por qué Jesús a veces se apartaba del reconocimiento popular y clamoroso de su dignidad real mesiánica, a saber para que no pareciera que aprobaba las ideas erróneas del pueblo acerca del Mesías; y a fin de proceder gradualmente, hasta tanto que quedara bien delimitado el sentido con el que quería ser reconocido como Mesías; y para evitar revueltas populares...

 

11. Sin embargo Jesús les echa en cara la fe que tienen a causa de los milagros (S.Juan 4,48: al régulo; S.Juan 20,29: al apostol Tomás); y reprende a los fariseos que esperaban milagros (S.Mateo 12,39).

 

Respuesta: Esto era a veces, a saber si ya tenían el deber de creer a causa de otros milagros (véase S.Juan 4,45); y reprende a los fariseos a causa de su mala disposición, como si ellos mismos debieran elegir un milagro a su capricho.

 

12. Jesús exige la fe antes de los milagros (S.Marcos 9,22: "Si puedes creer, todo es posible para el que cree"). Luego el milagro no puede ser criterio para abrazar esta fe.

 

Respuesta: Distingo el antecedente. Jesús exige la fe en su legación anteriormente al milagro, niego el antecedente; a veces a un hombre que duda le propone el valor de la fe y de la confianza, concedo el antecedente.

 

13. Según S.Juan 12,37, a pesar de los milagros, los judíos no creían en Jesús. Luego los milagros no eran aptos para probar el testimonio de Jesús.

 

Respuesta: Distingo el consiguiente. No eran actos "per se" y según la intención de Jesús, niego el consiguiente; no eran actos "verátidens" y por la mala disposición de los judíos, subdistingo el consiguiente: no fueron actos para ninguno de los judíos, niego el consiguiente (pues muchos de los jefes de los judíos creyeron en EL: (S.Juan 12,42); no fueron aptos para muchos judíos que aprisionan de hecho la verdad 'de Dios en su injusticia (véase Rom. 1,18), concedo el consiguiente.

 

14. Es así que Jesús apela no tanto a los milagros que mueven por vía intelectual, como a la acción de Dios en el alma y a la experiencia interna (S.Juan 6,44; 7,17; 10,26; véase 8,42s); luego los milagros no prueban, por sí solos, su testimonio.

 

Respuesta: Distingo el antecedente. Jesús apela a la sujeción plena a la voluntad divina, como a disposición moral del alma para abrazar la fe, y apela a la acción interna de la gracia para esta misma disposición para abrazar la fe en acto, concedo el antecedente; apela a todo esto como si los argumentos en virtud de los milagros por vía intelectual no tuvieran de por sí poder de persuadir al entendimiento, niego el antecedente.

 

TESIS 33. JESÚS COMPROBÓ SU TESTIMONIO DIVINO CON MUCHAS PROFECÍAS QUE SE HAN CUMPLIDO.

 

500. Así como los milagros constituyen un criterio primario de la revelación, así también las profecías; las cuales son en verdad una clase de milagros psíquicos. Por ello, después de los milagros físicos de Jesús, parece que hay que tratar acerca de las profecías pronunciadas por él y comprobadas por la realidad de los hechos; y esto separadamente de los milagros ya que las profecías tienen de por sí fuerza para demostrar el testimonio de Jesús: de este modo se verá mejor cuántas son las clases de argumentos apologéticos.

 

Ahora bien, Jesús, al estar en la tierra, "hace milagros y predice ciertos hechos que iban a suceder después de muchísimo tiempo, e inspirando confianza en los oyentes presentes respecto a lo que mucho tiempo después acontecería, por medio de las obras milagrosas que Jesús entonces realizaba; dando también credibilidad a los milagros hechos en aquel tiempo en virtud de los milagros futuros a causa del cumplimiento de las profecías: y dando crédito en base a esta doble demostración a todo lo que se refería al reino".

 

501. ADVERSARIOS. Los racionalistas más rígidos consideran las profecías de Jesús como falsificaciones o interpolaciones después del suceso. Así STRAUSS, GOTTLOB PAULUS, W.WREDE, R.BULTMAN y otros que las consideran principalmente como creaciones de la comunidad cristiana posterior, a fin de ensalzar más fácilmente la gloria de Jesús.

 

Los racionalistas más moderados, hoy la mayor parte, no niegan alguna historicidad a las profecías de Jesús; si bien reducen ésta a presentimientos o previsiones naturales, a vagas adivinaciones o bien fortuitas o propias de un genio...

 

Los modernistas piensan principalmente que las consideradas profecías de Jesucristo surgieron de la idea paulina acerca de la muerte expiatoria de Cristo, y que por ello en los evangelios debió decirse que Jesús previó tales hechos... (D.2038). Sostienen también los modernistas que Jesús se equivocó en cuanto a su venida ya inminente (véase la tesis en el tratado de Ecclesia).

 

502. DOCTRINA DE LA IGLESIA. EN EL CONCILIO VATICANO I, se enseña con toda claridad que Nuestro Señor Jesucristo pronunció muchas profecías, y ciertamente como argumento externo de la revelación divina que él mismo transmitió (D.1790). Ahora bien en el canon correspondiente (D.1813) no se mencionan las profecías, porque se juzgaba que ya se había tratado suficientemente ésto en el capítulo, y porque los adversarios lo que más atacaban eran precisamente los milagros físicos y también por el hecho de que las profecías son asimismo milagros (de la infinita sabiduría divina, así como los milagros físicos pertenecen a la omnipotencia divina). De este modo se expresaba el relator Rvdmo. Conrado Martín.

 

Una doctrina semejante a la del Vaticano I la encontramos en el juramento antimodernista (D.2145).

 

PIO IX, al citar en la Encíclica "Qui pluribus" distintos motivos de credibilidad, recuerda las profecías de Jesús, lo cual parece que concierne en primer término a las profecías hechas por Jesús y mediante Jesús, no a las profecías hechas acerca de Jesús o sobre Jesús; a causa de la enumeración conjunta con otras profecías: acerca de la muerte, de la resurrección... de Jesús (D.1638).

 

En el Sylabus (D.1707), se rechaza que las profecías... sean imaginaciones de los poetas.

 

503. VALOR DOGMÁTICO. Además del documento del Vaticano I (D.1790), donde se propone nuestra tesis juntamente con la prueba en virtud de los milagros, está suficientemente claro que se contienen en la palabra de Dios escrita y transmitida por tradición el que Jesús hizo profecías y muchas de ellas en confirmación de su misión y de su testimonio (véase, después, cuando tratemos acerca de la verdad relativa de las profecías, n.530). Además la Iglesia propone esto como conocido por la Sagrada Escritura, o sea por la revelación divina.

 

La tesis por tanto es de fe divina y católica.                                                                                

 

504. PRUEBA. Jesús demostró su testimonio divino con muchas profecías, si consta acerca de la verdad histórica, filosófica y relativa de éstas; es así que consta todo esto; luego sáquese la consecuencia.

 

1) CONSTA ACERCA DE LA VERDAD HISTÓRICA. Y para probar esto (de modo semejante a como hemos hecho anteriormente, en el n.481s):

 

A) Vamos a presentar un resumen de las profecías de Jesús y al mismo tiempo el cumplimiento de las mismas;

 

B) Vamos a mostrar que este conjunto de profecías pertenece a la sustancia de los evangelios.

 

A) PRESENTACIÓN DE UN RESUMEN DE LAS PROFECÍAS DE JESÚS, Y AL MISMO TIEMPO EL CUMPLIMIENTO DE LAS MISMAS.

 

a) PROFECÍAS ACERCA DE SI MISMO, ESTO ES ACERCA DE SU PASIÓN Y DE SU MUERTE.

* En los sinópticos:

 

Números arábicos

EVANGELISTAS

San Mateo

San Marcos

San Lucas

1

Les será arrebatado el esposo:

9,15

2,19-20

5,34-35

2

Después de la confesión de Pedro:

16,21-23

8,31-33

9,21-22

3

El Hijo del hombre tiene que padecer de parte de ellos:

17,9.12

9,8-11

-----

4

Estando reunidos en Galilea:

17,22-23

9,30-32

9,44

5

Ha de padecer el Hijo del hombre:

-----

-----

17,25

6

Subiendo a Jerusalén:

20,17-19

10,32-34

18,31-34

7

El cáliz que yo he de beber:

20,22

10,38

-----

8

Viene el Hijo del hombre a dar su vida:

20,28

10,45

-----

9

Sobre los perversos viñadores:

21,33-45

12,1-12

20,9-19

10

Dentro de dos días el Hijo del hombre será entregado para que le crucifiquen:

26,2

-----

-----

11

Me ha ungido para mi sepultura:

26,12

14,8

[S.Juan 12,7]

12

Uno de vosotros me entregará:

26.21

14,18

22,22

[S.Juan13,21-30]

13

No beberé más de este fruto de la vid...:

26,29

14,25

22,18

 

En S.Juan: 2,19 (destruid este templo); 3,14 (es preciso que sea levantado el Hijo del hombre); 8,28 (cuando levantéis en alto el Hijo del hombre...); 10,15-18 (doy mi vida por mis ovejas; 12,24 (si el grano de trigo no cae en la tierra y muere....); 12,32 (y yo, si fuere levantado de la tierra...); 12,35 (por poco tiempo aún está la luz en medio de vosotros...).

 

En medio de una abundancia tan grande de profecías téngase en cuenta v.gr. n.6 (S.Mateo 20,17-19), donde en pocas palabras se puede encontrar muchos datos precisados con todo detalle; e igualmente respecto a otras circunstancias -los números: 10-13 (S.Mateo 26,2.12.21.29).

 

Y consta claramente acerca de su cumplimiento; en concreto acerca del escarnio por parte de los gentiles: S.Mateo 27,28-31; S.Lucas 23,11.

 

505. b) PROFECÍAS ACERCA DE SUS DISCÍPULOS. Respecto al traidor Judas: S.Juan 6,65-71; S.Mateo 26,21-25 (S.Marcos 14,18-21; S.Lucas 22,21-23; S.Juan 13,21­30).

 

* Respecto a Pedro: Simón será llamado Céfas (S.Juan 1,42); la vocación de éste de pescador de hombres (S.Lucas 5,10); su primado (S.Mateo 16,18s); la triple negación de Pedro (S.Matero 26,30-35; S.Marcos 14,27­31; S.Lucas 22,31-34; S.Juan 13,38); su martirio (S.Juan 21 18s).

 

* Respecto de la Magdalena: Donde quiera que sea predicado este evangelio en todo el mundo, se hablará también de lo que ha hecho ésta, para memoria suya (S.Mateo 26,13; S.Marcos 14,9).

148

* Respecto de los hijos del Zebedeo: Beberán el cáliz del Señor (S.Mateo 20,23; S.Marcos 10,39).

 

Acerca del cumplimiento de todas estas profecías consta fácilmente. En cuanto al martirio de Santiago lo testifica el libro de los Hech.Apos. 12,2. Por lo que se refiere a los padecimientos que tuvo que sufrir S. Juan nos lo indica también el libro de los Hech. Apost.'5,40s; y el libro de la Apoc. 1,9; Tertuliano, junto a la puerta latina; respecto a la muerte no violenta de S.Juan véase, S.Juan 21,18-23.

 

* Respecto a la huida de los discípulos en la pasión del Señor: S.Mateo 26,31; S.Marcos 14,27.

 

* Respecto al cumplimiento de esta profecía S.Mateo 26,56; S.Marcos 14,50 (entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron).

 

* Acerca de la venida del Espiritu Santo sobre los discípulos: S.Juan 14,16s.26; S.Lucas 24',49; Hech. Apost. 1,8.

Sobre el cumplimiento de esta profecía Hech. Apost. 12,1ss.

 

* Acerca de las persecuciones de los discípulos: S.Mateo 10,17-23; S.Marcos 13,9-13; S.Lucas 10,3; 12,lls; 21,12-19.

Sobre el cumplimiento de esta profecía tratan en los Hech. de los Apost. c.4-8.12.16.22ss; y véase la tesis 40 acerca de los mártires y Suetonio y otros historiadores.

 

* Sobre los milagros que iban a ser realizados por los discípulos: S.Marcos 16,17.

 

Acerca del cumplimiento de esta profecía S.Marcos 16,20; Hech. Apost. 2,43; 3,6-10; 6,8; 9 32-42; 14,8­ 11; 16,16-19; 19,11s; Rom.15,19; 1 Cor. 12,10; 2 Cor. 12,12; Galatas 3,5. Y además la historia entera.

 

* Sobre la conversión de los gentiles y acerca de la predicación universal del Evangelio: S.Mateo 8,11 (S.Lucas 13,29: muchos vendrán del oriente y del occidente...); S.Mateo 21,43 (os será quitado el reino de Dios y será entregado a un pueblo que rinda sus frutos); S.Mateo 24,14 (S.Marcos 13,10: será predicado este evangelio del reino en todo el mundo...); S.Mateo 26,13; (S.Marcos 14,9: acerca de la Magdalena, será predicado el evangelio en todo el mundo); S.Lucas 24,46s (estaba escrito que se predicase... la penitencia para la remisión de los pecados a todas las naciones...); Hech. Apost. 1,8 (seréis mis testigos... hasta los extremos de la tierra). Véase S.Juan 3,16 (para que todo el que cree en mí...); 10,16 (y tengo otras ovejas...) 12,32 (atraeré todos a Mí...); 17,20 (ruego... por cuantos crean en mí por su palabra...).

 

Respecto al cumplimiento de estas profecías véase S.Marcos 16,20; Hech.Apost. a lo largo de todo él; la tesis 38, que trata acerca de la propagación del cristianismo.

 

* De este modo se realizará la existencia de la Iglesia a lo largo de todo el orbe, a la cual el Señor le dará sus auxilios y su asistencia: S.Mateo 16,18s; 28,20.

 

* No obstante se dará en ella contradición interna y herética: S.Mateo 13,37-49 (pues habrá cizaña y gente mala); S.Mateo 7,15.22 (habrá falsos profetas).

 

Acerca del cumplimiento de ésta profecía consta por la historia sobradamente conocida, y además véase la tesis 39 acerca de la conservación de la Iglesia en medio de las dificultades.

 

506. c) PROFECÍAS ACERCA DE LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD Y DEL TEMPLO. Esta profecía la refieren los tres sinópticos, en cambio no habla de ellas S.Juan, porque, cuando escribió éste, ya se había comprobado la verdad de la profecía por la realización del hecho. En los sinópticos se mezclan algunos datos que se refieren a la última venida del Señor. Ahora bien aquéllos datos que parecen referirse a la primera venida del Señor en su poder mediante la destrucción de la ciudad, pueden ordenarse del siguiente modo:

 

Precederán señales al desastre (algunos de los cuales, aunque pueden parecer generales y propios también de tiempos venideros, sin embargo parece que indican más el tiempo anterior a la destrucción de la ciudad de Jerusalén): vendrán pseudocristos que seducirán a muchos (S.Mateo 24,4s; S.Marcos 13,5s; S.Lucas 21,8); oiréis hablar de guerras y de revueltas... cuando oyereis hablar de guerras y rumores de guerras y revueltas... (S.Mateo 24,6-8; S.Marcos 13,7s; S.Lucas 21,9s); e igualmente habrá grandes terremotos y en diversos lugares, hambres, pestes, espantos y grandes señales del cielo (S.Lucas 21,11; S.Mateo 24,7; S.Marcos 13,8). Pero antes de todas estas cosas podrán sobre vosotros las manos y os perseguirán, entregándoos a las signagogas y metiéndoos en prisión, conduciéndoos ante los reyes y gobernadores... (S.Lucas 21,12; S.Mateo 24,9.17.18s; S.Marcos 13,9).

 

El asedio de la ciudad precederá a la destrucción de ésta: cuando viéreis a Jerusalén cercada por los ejércitos, entended que se aproxima su desolación (S.Lucas 21,20).

 

Este asedio será de tal naturaleza que habrá tiempo para que los que estén en Judea huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad, retírense... (S.Lucas 21,21s; S.Mateo 24,16s; S.Marcos 13,14-16); pues serán aquéllos días de tribulación tal como no la hubo desde el principio de la creación que Dios creó hasta ahora, ni la habrá (S.Mateo 24,29-21; S.Marcos 13,17-19; S.Lucas 21,22s).

 

Todo esto sucederá, cuando viéreis, pues, la abominación de la desolación predicha por el profeta Daniel [Daniel 9,27], en el lugar santo (S.Mateo 24,15; S.Marcos 13,14). -Porque días vendrán sobre ti y te rodearán de 'trincheras tus enemigos, y te cercarán y te estrecharán por todas partes y te abatirán al suelo a ti y a los hijos que tienes dentro, y no dejarán en ti piedra sobre piedra (S.Lucas 19,43s; véase S.Mateo 24,2). Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos entre todas las naciones, y Jerusalén será orillada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de las naciones (S.Lucas 21,24; véase S.Mateo 23,38; S.Lucas 13,35: vuestra casa quedará desierta).

 

507. Acerca del cumplimiento de esta profecía, la cual no es una simple descripción común y tópica, del modo como se tomaban por asalto las ciudades antiguas (véase Isaías, 29,1-4), según queda claro al que considere todas las circunstancias concretas que se predicen, consta por los historiadores y viene bien el conocer lo siguiente:

 

Y en primer lugar testifican ciertamente acerca de los pseudocristos, que vieron, los Hech. Apost. 5,36; 21,38; y de un modo especial FLAVIO JOSEFO, el cual habla de cierto prestidigitador, llamado Teudas, el cual °persuadió a una gran multitud de hombres a que transportando sus recursos le siguieran hasta el río Jordán; ya que decía que él era profeta y decía también que, una vez que hubiere separado con su mandato las aguas del rio, les dejaría fácilmente pasar a ellos; y con estas palabras engañó a muchísimos..." igualmente habla de otro que "vino desde Egipto a Jerusalén, fingiendo que era un adivino y persuadiendo a la turba de la plebe a que subiera con él al monte Olivete... pues decía que desde allí quería mostrarles cómo a su mandato se derrumbarían los muros de Jerusalén a través de los cuales les prometía que él les abriría paso..." Y estando Tito asediando a la ciudad, mientras ardía el templo, pereció "una enorme y abigarrada multitud, unas seis mil personas (6.000) éstos a causa de la destrucción seguían a un cierto falso profeta, el cual había predicado por aquel tiempo al pueblo en la ciudad que Dios mandaba que ellos subieran al templo, .para recibir las señales de salvación... Y habían sido sobornados por los tiranos en orden al pueblo muchos falsos profetas, que anunciaban que había que esperar una ayuda de Dios, a fin de que el pueblo no huyera y para que los retuviera la esperanza a aquéllos que no tenían miedo y también a los guardianes... Así pues los seductores engañaban a la plebe miserable mintiendo 6 bien persuadiéndoles de que ellos habían sido enviados por Dios; y en cambio ni se daban cuenta.,-ni- hacían caso de los hechos tremendos y que anunciaban de antemano la desolación que iba a venir...".

 

508. En cuanto a las guerras y revueltas dentro del imperio romano baste el leer a los historiadores que tratan acerca de aquélla época, o también oigamos a TACITO el cual al empezar a escribir los, libros titulados de las Historias, dice: "Emprendo una obra muy abundante en sucesos, atroz en cuanto a las batallas, llena de sediciones y revueltas, cruel incluso en la paz misma. Murieron por la espada cuatro emperadores [Neron, Galba, Oton, Vitelio], hubo tres guerras civiles, muchas guerras con enemigos extranjeros y la mayor parte de las veces se entremezclaron unas con otras. Tuvieron un resultado próspero las guerras llevadas a cabo en Oriente [Asia Menor, Armenia...], y un resultado adverso las llevadas a cabo en Occidente. Hubo desórdenes en el Illyrico; las Galias estuvieron vacilantes en su fidelidad; fue domeñada la Hritania y muy pronto dejada en libertad; se levantaron contra nosotros los pueblos ármatas y suevos; se hicieron famosos los Gafios por los desastres mutuos entre ellos y nosotros. Estuvieron también a punto de levantarse las armas de los partos, para escarnio del falso Nerón. Además Italia se vio envuelta en nuevos desastres, o bien en desastres que se repitieron tras una larga serie de siglos...". Y en tiempo de Vespasiano se llevó a cabo la guerra en contra de los judíos.

 

509. Por lo que se refiere a los terremotos, y a las hambres y a las pestilencias que precedieron, si tomamos los hechos al pié de la letra y no como una mera descripción común de índole apocalíptica, puede confirmarse por los historiadores: En efecto, estos hablan de unas dos épocas de hambre que se dieron en tiempo de Claudio. Respecto ala primera sucedió del año 42 al año 44 después de Jesucristo. Y la segunda hacia el año 51 después de Jesucristo (año 11 del Imperio de Claudio) y acerca de ésta segunda dice Tácito: "ocurrieron ese ano muchos hechos extraordinarios... las casas quedaron destruidas por frecuentes terremotos; y cuanto más se extiende el temor, por el pánico de la gente, cada uno de los hombres es aplastado en su impotencia. Faltaron también los cereales, y el hambre que surgió por este motivo se consideraba como un hecho portentoso...". SUETONIO           habla  "de la carestía de los aprovisionamientos" y de una "hambre general ", que se dio en tiempo de Nerón.

 

 Y TÁCITO describe de nuevo una situación espantosa de aquélla época: "incluso las deidades señalaron con tempestades y enfermedades un año que fue terrible por tantos hechos horrorosos. La región de la Campaña quedó devastada por el huracán de los tiempos, el cual derribó por doquier las granjas, los arbustos y los sembrados; y propagó su fuerza huracanada hasta los contornos de la ciudad, en la cual el contagio de la pestilencia asolaba a toda clase de mortales, sin que hubiera ninguna tempestad en el firmamento que pudiera apreciarse a la vista. Sin embargo las casas estaban repletas de cadáveres y los caminos de enterramientos; ni hombres, ni mujeres, ni mayores, ni jóvenes, ni niños se vieron libres del peligro; lo mismo los esclavos que las personas libres morían precipitadamente en medio de los lamentos de sus cónyuges e hijos; los cuales, mientras estaban sentados asistiendo al funeral, mientras se lamentaban entre llantos, muchas veces morían abrasados en la misma hoguera. Las muertes de los Equites y de los Senadores, aunque se vieran indistintamente unas y otras, eran menos lamentadas; como si a causa de la común mortalidad evitaran por anticipado la crueldad del emperador...". Respecto a la época del asedio mismo de la ciudad de Jerusalén FLAVIO JOSEFO recuerda el gran número de aquéllos que habían acudido de toda la región a la fiesta de los ácimos y de repente se vieron asediados "de tal forma que al principio la peste les atacó a éstos ciertamente por la estrechez de el lugar donde se encontraba y después con todavía mayor rapidez el hambre...".

 

510. Acerca de los hechos espantosos y de las señales que aparecieron en el firmamento TACITO, al hablar ya de la guerra judía, dice lo siguiente: "habían sucedido hechos prodigiosos que éste pueblo supersticioso y contrario a las religiones no puede aplacar ni con víctimas ni con promesas. Se vieron a lo largo del cielo sacar ejércitos en orden de batalla, armas brillantes, y resplandecer el templo por un repentino fuego de nubes. De pronto se abrieron las puertas del templo y se oyó una voz humana muy fuerte de que "se iban los_ númenes", y al mismo tiempo un enorme movimiento de los que se iban...".

 

Y FLAVIO JOSEFO de modo semejante, al tratar de la misma guerra: "...sobre la ciudad se quedó fija una estrella semejante a una espada, y durante el espacio de un año el cometa se mantenía en su tono ardiente; después antes de la rebelión y de los primeros levantamientos de guerra estando el pueblo reunido para el día festivo de los ácimos, el día 8 del mes de abril, a las nueve de la noche, una luz tan grande brilló alrededor del altar y del templo, que parecía que era un día claro, y ésto duró por el espacio de media hora; lo cual era considerado ciertamente por personas ignorantes como una buena señal, en cambio los escribas conocedores de la Sagrada Escritura juzgaron al instante que se pronosticaban las cosas que acontecieron después de estos sucesos... Pocos días después -de la fiesta,- el día 21 del mes artemisio, apareció una figura portentosa que sobrepuja todo crédito. Y en efecto lo que voy a decir parecería, según pienso, que es una fábula, a no ser que hubiera sido dado a conocer por aquéllos que lo presenciaron y a no ser que los desastres que se han seguido de ningún modo hubieran sido inferiores a éstas señales. En efecto antes del ocaso del sol, a lo largo de toda la región se vieron que eran elevados a los aires los carros, y se vieron ejércitos armados avanzar a través de las nubes y asediar las ciudades. Y el día de la fiesta llamada de Pentecostés habiendo entrado de noche los sacerdotes al templo para desempeñar según costumbres sus ministerios, dijeron que en primer lugar ellos oyeron ciertamente un movimiento y un estrépito, y que después oyeron una voz como de una apiñada muchedumbre que gritaba al mismo tiempo: marchémonos de aquí".

 

511. Respecto a las persecuciones de los discípulos en las sinagogas y en presencia de los reyes y de los jueces... atestiguan de modo unánime los hechos de los Apóstoles y las historias profanas escritas por FLAVIO JOSEFO, TÁCITO, SUETONIO.

 

Y no hay duda de que por aquél entonces en realidad, abundó la iniquidad, y se enfrió la caridad de muchos (S.Mateo 24,12), según se muestra de modo manifiesto por la corrupción que imperaba en el mundo romano y griego (véase n.674); y asímismo que para el tiempo del asedio y de la destrucción de la ciudad había sido predicado el evangelio del reino en todo el mundo (S.Mateo 24,14),a saber en el mundo entonces conocido; así como Pablo alaba la fe de los Romanos, la cual es anunciada -dice- en todo el mundo (Rom. 1,8), o también el evangelio "que ha sido predicado en toda creatura que hay debajo del cielo" (Colosenses 1,23).

 

512. Hubo, y siendo de ello testigo la historia, dos asedios de Jerusalén: uno el año 66 después de Jesucristo, cuando CESTIO GALO quería reprimir el levantamiento de los judíos contra los romanos; sin embargo en contra de lo que se esperaba, habiéndose apoderado ya en parte de la ciudad, replegó el ejército. El segundo asedio ocurrió a partir del año 68, cuando VESPASIANO y, habiendo sido éste nombrado emperador, su hijo TITO asediaban la ciudad. Hay quienes refieren las palabras de S.Lucas a ambos asedios:-"y te rodearán de trincheras tus enemigos, y te cercarán, y te estrecharán por todas partes [dos veces]" (S.Lucas 19,43). Ciertamente los Cristinaos después del primer asedio, acordándose de las palabras del Señor, marcharon a los montes de Perea, a la ciudad de Pella.[3]

 

Y el templo, que había sido ocupado por los celotes juntamente con la mortandad y las abominaciones había sido también profanado.

 

513. En cuanto a la tribulación de aquellos días en aquéllos que se habían quedado en Jerusalén, trata abundantemente y lo testifica el historiador de la guerra judía (Libros 5-6): en aquél segundo asedio, en breve tiempo, en concreto en cuatro días fue allanado todo el espacio que hay hasta los muros; los judíos quedaron encerrados. Y según el cómputo de FLAVIO JOSEFO, "había dos millones setecientos mil varones de los llamados legalmente puros y limpios (2.700.000) [en orden a comer el sacrificio], calculando a diez comensales por cada una de las víctimas [del sacrificio]...". Y "al comenzar a agravarse el hambre hacía estragos por las casas y por el pueblo. Y las casas estaban ciertamente llenas de mujeres y de niños debilitados por el hambre, y las callejas repletas de ancianos muertos. Los niños y los jóvenes hinchados a manera de unos espectros iban de un lado para otro por las plazas, y donde quiera que uno había sido victima de la enfermedad, allí quedaba tendido. Además los enfermos tampoco eran capaces de sepultar los cadáveres de sus allegados y los que aún mantenían sus fuerzas íntegras, huían espantados bien por la multitud de los muertos, bien porque estaban inseguros acerca de su vida...",.

 

514. "Y fue en verdad innumerable la multitud de aquéllos que a lo largo de la ciudad murieron de hambre; en cuanto a las calamidades que soportaron no puede ni siquiera narrarse. En efecto por cada una de las casas, si en alguna de ellas hubiese aparecido incluso la sombra de un alimento, se hacía la guerra, y los amigos más entrañables luchaban entre sí, arrebatándose mutuamente los miserables socorros vitales. Ni siquiera la muerte misma inspiraba confianza de que allí reinaba la penuria, sino que incluso a aquéllos que acababan de morir, les escudriñaban los ladrones, no sea que alguno tal vez teniendo- escondido alimento en su seno, fingiera morirse... Además la necesidad tentaba a devorar cualquier cosa... ¿Y para qué va a ser menester mostrar la desvergüenza del hambre por las cosas inanimadas? pues voy a hablar de un crimen cual ni siquiera se recuerda entre los griegos ni entre los bárbaros, y el cual es ciertamente horrible de decir y parecerá increíble de oír. De buena gana yo mismo hubiera pasado por alto este desastre, no sea que la posteridad piense que yo invento cosas extrañas si no tuviera innumerables testigos de entre los hombres de nuestra época...". Aquí se habla de una mujer, la cual degolló por el hambre a su propio hijo, y "después ella misma comió ciertamente la mitad cocido, y el resto lo conservaba guardado", hasta que descubierta se lo ofrecía a los otros para que comieran...

El templo de los judíos fue destruido por el fuego y por los ataques impetuosos de los Romanos, en contra incluso de la voluntad de TITO; falsos profetas fueron ocasión para el pueblo de una ruina todavía mayor.

 

515. Y después-de haber sido tomada la ciudad "puesto que los soldados estaban ciertamente fatigados de tanta matanza, y pareció que quedaba viva una gran multitud, el César ordenó que solamente fueran matados los que se les encontrara armados y opusieran resistencia, y que en cambio todos los demás fueran capturados vivos. En cambio los soldados, asesinaban incluso a los ancianos y a las personas débiles juntamente con aquéllos a los que habían recibido la orden de matar... Y durante el tiempo de todo el asedio murieron un millón cien mil personas (1.100.000). La mayor parte de éstos era ciertamente  de la misma raza, pero no de la misma región. Pues los que habían acudido de toda la región a la fiesta de los ácimos, de repente fueron asediados por la guerra: de forma que al principio los atacó en verdad la peste a causa de la estrechez del lugar, y después con más rapidez el hambre...". En realidad de verdad, hubo una tribulación tan grande que apenas puede concebirse una mayor. Y con razón dice FLAVIO JOSEFO: "...de todos los pueblos que sufrieron el yugo de los Romanos, ciertamente el nuestro es el que había llegado a la más grande felicidad, y después es el que cayó en el más espantoso desastre. Y las catástrofes de todos los pueblos de los 'que tenemos recuerdo histórico de toda época, si se comparan con las catástrofes que les sobrevinieron a los judíos, me parece que éstas no son superadas por aquéllas en mucho".

 

516. Y aquéllos ciertamente murieron en su mayor parte al filo de la espada. En cuanto a los restantes, a aquéllos judíos "que estaban en la flor de su edad y eran adecuados para el trabajo, habiéndolos llevado a la fuerza al templó, los encerraron en la mansión destinada a las mujeres; y el César puso como guardián de éstos a uno de sus libertos y a FRONTON, que era uno de sus amigos, le encargó que decidiera cual era la pena que cada uno había merecido. Ahora bien éste mató a todos los sediciosos y ladrones, que habían sido condenados por mutua delación; y a los jóvenes selectos, que sobresalieran sobre los otros por su presencia prócer, los reservaba para el triunfo, de todo el resto de los demás a los mayores de 17 años los envió encadenados a Egipto a extraer metales de las minas; TITO distribuyó también un gran número por las provincias, a fin de ser devorados en los teatros por las fieras y ser pasados por la espada. Todos los que tenían menos de-17 años fueron vendidos. Durante aquellos días, mientras FRONTON separaba a unos de otros, murieron de inanición once mil (11.000)... Y el número total de los prisioneros, que fueron cogidos cautivos durante el tiempo de toda la guerra, fue de unos noventa y siete mil (97.000)". Y así eran llevados cautivos a todos los pueblos... En los juegos celebrados en Cesarea, de entre los judíos "el número de aquéllos que lucharon con las bestias y que fueron quemados en la hoguera y que murieron peleando entre sí, sobrepasó a los dos mil quinientos (2.500)". De modo semejante también sucedió en BERITO.

 

517. El templo continuaba siendo profanado por la abominaciones a causa de los desastres de la guerra, de las matanzas y del derramamiento de sangre y también a causa de los estandartes de las divinidades paganas que habían llevado los soldados romanos; el templo que antes de la conquista de la ciudad al ocuparlo los celotes y los idumeos lo habían profanado con las luchas civiles dentro de la ciudad y le habían llenado de abominaciones.

 

518. La ciudad quedó destruida de tal forma que se cumplió en su sentido obvio la expresión evangélica "y no dejarán en ti, piedra sobre piedra, que no sea destruida". En efecto "después que ya no tenían ejércitos para acabar con ellos ni para cogerlos prisioneros... el César manda destruir ya desde los cimientos la ciudad entera y el templo, dejando unas torres que sobresalían por encima de otras, FASELO, IPRICO, MARIAMIDE; y solamente aquélla parte del muro, que rodeaba a la ciudad por el occidente: ésta para que sirviera de campamento a los soldados que debían quedar allí como defensa; y las torres a fin de que indicaran a la posterioridad qué clase de ciudad y de qué modo protegida se había apoderado de ella el valor de los Romanos. En cambio todo el espacio restante de la ciudad lo desolaron dejándolo al ras del suelo aquéllos que lo destruían de tal forma que a los que se acercaban allí ni podían imaginarse que hubiera existido jamás en aquél lugar una ciudad habitada. Y éste fue en verdad, por causa de la locura de aquéllos que maquinaron novedades, el fin de Jerusalén, ciudad espléndida y celebérrima en sumo grado entre todas las gentes".

 

519. En un sentido totalmente pleno y más perfecto, se cumplió en verdad la profecía acerca de la destrucción del templo en los tiempos de JULIANO (año 363), que quería restaurar el antiguo templo de los judíos. Respecto a esto viene bien el escuchar las palabras del pagano AMIANO MARCELINO, compañero y familiar del emperador, el cual testifica lo siguiente: "deseaba restaurar con enormes gastos el en otro tiempo magnífico templo que existió en Jerusalén, el cual después de muchos y mortíferos combates, fue tomado por asalto de manera penosa, durante el asedio de VESPASIANO y después de TITO, y el llevar a cabo la restauración se lo confió JULIANO a ALIPIO DE ANTIOQUIA, el cual en otro tiempo había gobernado la Britania sustituyendo a los preceptos. Así pues como el mismo ALIPIO se dedicara afanosamente a esta reconstrucción y le ayudara el gobernador, de la provincia, y rompiendo con frecuentes terribles ataques alrededor de los cimientos unos espantosos globos de fuego hicieron el lugar inaccesible a los obreros que a veces fueron consumidos por las llamas, y de éste modo se cesó en la empresa al resultar con toda claridad imposible el mismo comienzo". Y acerca de estos sucesos también dan testimonio otros escritores.

 

520. Y de este modo Jerusalén será hollada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de las naciones (S.Lucas 21,24). Lo cual ha ocurrido desde aquél tiempo durante casi veinte siglos y no ha sido devuelta la ciudad a' los judíos. Y a este respecto importa conocer en primer lugar lo que sucedió a los judíos en tiempos de Adriano. Pues queriendo el emperador el que en las ruinas del templo de Jerusalén se edificara otro templo a Júpiter y en el lugar de la antigua ciudad se levantara una nueva, la cual se  llamaría Elia Capitolina, los judíos se levantaron en una revuelta; y a las ordenes de Bar-Coba (hijo de la estrella), el cual dijo una y otra vez que él era el Mesías, los judíos resistieron con furia a los Romanos, hasta que la sedición fue apagada a base de la sangre y la matanza de muchísimos judíos, en número de quinientos ochenta mil (580.000). Los restantes fueron vendidos como esclavos y fueron dispersados; se les prohibió también el que entraran en la ciudad, a no ser que una vez al año, el día de la destrucción de la ciudad, obtuvieran mediante dinero permiso para entrar a fin de lamentar la calamidad pública del pueblo y de la ciudad. El desastre aconteció el año 134-135 después de Jesucristo.

 

Y se puede ver al pueblo disperso por todo el orbe, desterrado; "porque mucho tiempo han de estar los hijos de Israel sin rey, sin jefes, sin sacrificio y sin cipos, sin efhod y sin terafim. Luego volverán los hijos de Israel y buscarán a Yahvéh, su Dios, y a David, su rey, y se apresurarán a venir temorosos a Yahvéh y a sus bienes al fin de los días":[4] hasta que se cumplan los tiempos de las naciones; esto es, o bien hasta que se cumplan los tiempos en los que los gentiles dominarán, o bien -según otros autores y con más visos de verdad- hasta que se cumplan los tiempos a fin de que los gentiles conozcan el evangelio y entren en el reino de Dios. De éste modo concuerda también con las palabras de S.Pablo, "que el endurecimiento vino a una parte a Israel, hasta que entrase la plenitud de las naciones; y entonces todo Israel será salvo" (Romanos 11,25ss).

 

521. d) HAY TAMBIÉN OTRAS PROFECÍAS predichas por Jesús, las cuales se unen al mismo tiempo con la penetración que Jesús tenía de lo que estaba oculto; v.gr. en el caso del pollino que debía ser desatado llevado hasta él (S.Mateo 21,1-6; S.,Marcos 11,1-6; S.Lucas 19,29-34); y también el hecho referido al cenáculo donde debía prepararse la Pascua (S.Mateo 26,17-19; S.Marcos 14,12-16; S.Lucas 22,7-13)...

 

522. B) En el anterior resumen de las profecías de Jesús es fácil reconocer cuán grande es la multitud de textos extraídos de los evangelios, e igualmente la cantidad de versículos, que exponen las profecías de tal forma que éstas narraciones en los evangelios son algo totalmente sustancial. Hay que añadir a estos textos los lugares paralelos, y además aquéllos textos que están unidos Intrínsecamente con los que hemos citado a causa de la conexión de la narración de tal forma que cualquiera saca la conclusión ahora de que no se trata de interpolaciones o de falsificaciones, sino de hechos totalmente asegurados por la historia y que pertenecen a lo sustancial de los evangelios. Y si alguno rechaza las profecías, a causa de tratarse de algo sobrenatural, si igualmente rehúsa los milagros narrados en los evangelios, por tratarse también de lo sobrenatural, si se quita los textos evangélicos conexionados con ambos, si también se quitan otros textos donde se narran milagros no realizados por Jesús (v.gr. S.Lucas 1,2)..., en ese caso, preguntamos, ¿qué queda de los evangelios... cuya historicidad hemos demostrado que consta de forma absoluta? -Luego consta totalmente acerca de la verdad histórica de las profecías hechas por Jesús; y al mismo tiempo consta también -según hemos visto­ acerca de la verdad del cumplimiento de dichas profecías.

 

523. 2) CONSTA ACERCA DE LA VERDAD FILOSÓFICA de estas profecías de Jesús, ya que en ellas se cumple todos los datos que se requieren en una auténtica y verdadera profecía considerada en sentido estricto.

 

En efecto se trata, según está claro:

a) de sucesos libres futuros;

b) los cuales se predicen no con palabras ambiguas, sino al menos en su conjunto de una forma lo suficientemente determinada; de tal modo que queda excluida la conjetura probable o la temeridad.

 

524. Así aparece con toda evidencia, cuando algo se predice con muchos detalles mínimos y concretos, como ocurre en las profecías acerca de la pasión: el Hijo del hombre será entregado -no a otros cualesquiera, sino a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas; -y le condenarán no al destierro o a otro castigo semejante, sino que le condenarán a muerte; -sin embargo de tal forma que ellos mismos no llevarán a cabo la sentencia mediante el pueblo que le apedree o por sí mismos -sino que le entregarán -a los gentiles; -y no solamente para que ejerzan contra él la sentencia de pena de muerte, -sino que se lo entregarán a los gentiles para que sirva de escarnio, -y para que le flagelen -y para que echen salibazos sobre él -y para que le crucifiquen y le maten, -y al tercer día resucite.

 

Igualmente era un obstáculo en orden a prever, naturalmente la pasión y la muerte del Señor, el favor de que gozaba entre el pueblo y la entrada triunfal en Jerusalén (S.Mateo 21,8s) de manera que los príncipes temían que se alborotara el pueblo (S.Mateo 26,5; ni tampoco el procurador de los Romanos que debía dar la sentencia según la ley, era enemigo de Jesús; según lo confirmaron posteriormente los sucesos).

 

525. De forma semejante en cuanto a las profecías que se refieren a los discípulos, queda excluida la conjetura probable: así acerca de Judas, en cuanto a traidor y a cerca del tiempo determinado de su traición. Igualmente acerca de la triple negación de Pedro, mientras afirmaba lo contrario con tanto ardor; y se predice con certeza: esta misma noche -antes que el gallo cante dos veces- Pedro le negará tres veces. -Y respecto a María Magdalena una prudencia elemental impedía a Jesús el hablar de una forma tan aseverativa acerca del renombre que la acción de la mujer iba a alcanzar a lo largo del mundo entero (en verdad os digo...); del mismo modo no debía hablarse por conjetura acerca de la venida del Espíritu Santo (Decreto Libre de Dios) ni acerca de los milagros que iban a realizar los apóstoles...

 

526. La conversión de los gentiles y la predicación universal del evangelio (que está contenida en muchas profecías) y la permanencia de la Iglesia en medio de las dificultades por las que iba a pasar, todos estos hechos no podían ni tenían que ser esperados del esfuerzo de los doce apóstoles *y de otros discípulos los cuales estaban llenos de ignorancia-y sobrecogidos de temor; más aún en todos éstos hechos veremos que se da un milagro moral (tesis 38.39), de donde debe excluirse absolutamente la conjetura y la temeridad.

 

527. La destrucción de la ciudad y la ruina del templo, a causa de las notas y las señales que antes hemos visto, ciertamente no debía esperarse respecto a aquélla ciudad famosísima y aquél templo cuya fama era enorme. Lo impedían también el arte político de los Romanos, que querían conservar todo lo que perteneciera a los vencidos; y la destrucción llevada a cabo en Jerusalén en el templo mediante soldados que estaban fuera de sí, fue totalmente en contra de la voluntad de TITO.

 

528. Siendo todo esto así, consta sobradamente acerca de la verdad filosófica de muchísimas profecías de Jesús; y hay que atribuir al mismo poder de profecía todas las otras profecías, no a una previsión natural ni a una temeridad ni a una conjetura probable.

529. La verdad teológica de las profecías, cuando se trata de sucesos futuros libres, siempre se da, según hemos dicho (n.181,2); pues siempre éstos sucesos son conocidos por influjo de la ciencia divina.

 

530. 3) CONSTA TAMBIÉN DE LA VERDAD RELATIVA de las profecías de Jesús: a) Si Jesús hizo estas profecías en orden a confirmar su testimonio; y b) si éste nexo es aprobado de forma evidente por Dios.

 

a) En general Jesús hizo sus profecías, así como todas sus obras y sus milagros físicos, al menos de un modo implícito y equivalente, en orden a confirmar y probar su misión divina.

 

En concreto Jesús apela al cumplimiento de algunas profecías, para que cuando sucediere creáis (S.Juan 14,29).

 

-Y así decía también (S.Juan 13,19): desde ahora os lo digo, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy, a saber, que yo soy el Cristo y el Hijo de Dios (véase S.Juan 8,24 al hablar de su misión divina, y al usar la expresión que yo soy).

 

-Igualmente en S.Juan 16,4: ...para que cuando llegue la hora [de las persecuciones], os acordéis de éllas y de que yo os las he dicho.

 

-Y respecto a los falsos profetas que iban a venir (S.Mateo 24,23-25): he aquí que os lo he predicho...

 

531. b) El nexo entre estas profecías y la legación de Jesús y su divinidad, en favor de las cuales pretenden dar testimonio, es aprobado con toda evidencia por Dios. En efecto no hay ninguna razón para sospechar de la falsedad o de la malicia del profeta, ni tampoco para pensar que Dios simplemente permite esto: en efecto queda excluido todo lo anterior a causa de la santidad de la persona y en virtud de su modo de obrar; y por el fin bueno y santo que pretendía, y a causa de los efectos buenos y santísimos, que se siguieron... De donde en éstas circunstancias iría ciertamente en contra de la providencia, de la sabiduría y de la bondad de Dios, el honrar a un falsario con el cumplimiento de las profecías.

 

Así pues consta acerca de la verdad relativa de las profecías de Jesús, y de éste modo Jesús demostró su testimonio divino con el cumplimiento de muchas profecías.

 

532. ESCOLIO 1. ACERCA DE LAS PROFECÍAS QUE TODAVÍA NO SE HAN CUMPLIDO.   La prueba anterior se ha realizado en base a las profecías que ya se han cumplido y las cuales podrían comprobarse, no obstante hay otras cuyo cumplimiento se espera, como son aquéllas que versan acerca de la última venida del Hijo del hombre; o bien se espera su cumplimiento en su plenitud, como son aquéllas profecías que se refieren a la perennidad de la Iglesia. A este respecto tienen vigencia las palabras de SAN AGUSTÍN:

 

"Así pues todas estas cosas, así como leemos que fueron predichas tanto tiempo antes, así también conocemos, que posteriormente se llevaron a cabo; y del mismo modo que los primeros Cristianos, puesto que todavía no veían que habían sucedido estas cosas, se movían por los milagros a creer; así también nosotros puesto que todas estas cosas se han cumplido de tal manera como las leemos en los libros, los cuales fueron escritos mucho tiempo antes de que éstas cosas se cumplieran, libros donde se presentaban todas estas cosas como futuras, y ya se velan como presentes, somos en virtud de estas profecías ya cumplidas edificados en orden a la fe, a fin de que creamos sin duda alguna que han de suceder también aquéllas profecías que quedan manteniéndonos y perseverando en la confianza puesta en el Señor...".

 

533. ESCOLIO 2. OTROS MILAGROS INTELECTUALES. Las profecías acerca de los sucesos libres muestran la ciencia divina de Jesús. A estas pueden añadirse otras manifestaciones de una ciencia admirable, bien el hecho de penetrar en las cosas ocultas y la cardionógsia, las cuales se daban constantemente en la vida pública de Jesús.

 

Así sucedió respecto a Natanael (S.Juan 1,48-51); igualmente respecto a la samaritana (S.Juan 4,18.29.39); del mismo modo respecto a los pensamientos de los escribas antes de la curación del paralítico (S.Mateo 9,4; S. Marcos 2,8; S.Lucas 5,21ss); así también en la acción de arrojar a los demonios (S.Mateo 12,25); igualmente acerca de los pensamientos de los discípulos respecto al fermento de los fariseos (S.Mateo 16,7s); así también acerca del statere que se encontraba en la boca del pez (S.Mateo 17,27); igualmente respecto a los pensamientos de los fariseos en orden a la curación en sábado (S.Lucas 6,8); en relación con los pensamientos de Simón que desprecia a la mujer que riega con lágrimas los pies de Jesús (S.Lucas 7,39ss); acerca de los pensamientos del fariseo antes de la comida (S.Lucas 11,38); y Jesús conocía lo que en el hombre había (S.Juan 2,24ss).

 

Por consiguiente Jesús habla acerca de las cosas escondidas y acerca de los hechos futuros, de todos ellos como si estuvieran presentes, con una seguridad y una certeza máximas, y también con una sencillez y una facilidad pasmosas, de tal forma que se puede decir con toda razón: y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, antes son todas desnudas y manifiestas a los ojos de aquél... (Hebreos 4,13).

 

534. OBJECIONES.

 

1. Jesús predijo tres negaciones de Pedro; ahora bien Pedro le negó cinco veces; luego no se cumplió la profecía de un modo determinado.

 

Respuesta: Distingo la mayor. Jesús predijo tres negaciones como tres actos morales o tres ocasiones, concedo la mayor; como tres actos físicos, excluyendo positivamente otros, niego la mayor.

 

2. Las predicciones de Jesús no son unívocas, pues dice según S.Juan 13,38: no cantará el gallo antes que tres veces me niegues (véase también S.Mateo 26,34; S.Lucas 22,34); y según S.Marcos 14,30: antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres.

 

Respuesta: Es conocido que los gallos cantan a medianoche y a la aurora, ahora bien el canto del gallo indicado "simplíciter" solamente termina en el segundo canto,, así se entiende cómo el canto del gallo (alekterophonía) es el término técnico respecto a la tercera vigila de la noche, a saber desde la doce hasta las tres de la madrugada, e indicado "simplíciter" señala el final de ésta vigilia, "ya que los gallos suelen cantar en aquellas tierras de Oriente alrededor de la hora tercia"; y esta es la hora del segundo canto del gallo, si se contrapone a la hora del primer canto del gallo que prácticamente coincide con la media noche.

 

3. Jesús se equivocó al profetizar su venida como que ya estaba próxima (S.Mateo 4,17; 10,23; 16,28; 24,24ss...).

 

Respuesta: Jesús predicó ciertamente un reino escatológico; sin embargo no meramente escatológico, esto es un reino que posee un estadio en esta tierra: la venida última y definitiva anunciada de antemano por Jesús, no era una venida inmediata. Véase respecto a las dificultades, que pueden ponerse en orden a éste tema el tratado de Ecclesia.

 

4. Jesús identificó su parusía futura con la próxima destrucción de la ciudad.

 

Respuesta: Distingo el antecedente. Cierta manifestación suya gloriosa, que iba a ocurrir en la destrucción de Jerusalén, concedo; su venida última, niego. Estos dos hechos se unen a causa de que por la semejanza de los acontecimientos podían darse de un solo golpe de vista con una cierta perspectiva profética, si bien sucederían en diversas épocas o planos.

 

5. La predicción de la destrucción de la ciudad es una descripción interpolada después del suceso.

 

Respuesta: a) Si hubiera sido así, los sinópticos no hubieran mezclado los hechos que se refieren a la destrucción de la ciudad con los que hay que referir a la última venida del Señor.

b) Además están plenamente comprobadas la veracidad y la historicidad de los sinópticos, e igualmente el que estos evangelios fueron escritos antes del año 70: véanse los n.275s. 285-287.304s.332s).

c) Sirviéndonos de los testimonios de Eusebio y de San Epifanio, los Cristianos, antes de ser asediada Jerusalén por segunda vez, emigraron a Perea acordándose de las palabras del Señor (S.Mateo 24,16).

 

6. Jesús, no teniendo exitos su predicación podía preveer su muerte.

 

Respuesta: Distinto el antecedente. Con todos los detalles y circunstancias que profetizó, niego; en' otro caso, pase. Jesús desde el principio conocía su muerte que iba a suceder mediante la exaltación en la cruz (S.Juan 3,14), sin embargo todavía no había llegado su hora.

 

7. Jesús podía conjeturar por los caracteres de Judas y de Pedro la traición de aquél y la negación de éste.

 

Respuesta: De un modo natural y con certeza no podía conjeturarse tan gran perversidad y el tiempo de la traición por lo que se refiere a Judas, el cual se comportaba de tal forma que los otros nada advertían respecto a éste hecho (véase D.Mateo 26,22); y Pedro, aunque era inconstante y de un temperamento sanguíneo, sin embargo era discípulo fervoroso y en aquél entonces se dejaba llevar de ese fervor, y sus negaciones no podían preverse de un modo natural de una forma tan detallada.

 

8. Jesús podía conocer su muerte y las circunstancias de la misma por las profecías del Antiguo Testamento.

 

Respuesta: a) Luego ya se admite su legación divina sobrenatural, acerca de la cual habla el Antiguo Testamento.

b) Aquéllas profecías del Antiguo Testamento no tenían las circunstancias añadidas por Jesús, ni hubieran sido claras a no ser respecto a Jesús.

 

9. Jesús se persuadió que él no podía ser reconocido como Mesías mientras subsistiera el templo, y por ello se persuadió que Dios quitaría éste impedimento por la destrucción del templo.

 

Respuesta: Todo esto es una invención gratuita; ni por previsión natural pudo tampoco Jesús predecir la destrucción del templo, ya que Dios podía muy bien hacer que, permaneciendo en pié el templo fuera Jesús reconocido como Mesías; Y tampoco Jesús pudo predecir con previsión natural aquella destrucción en las circunstancias en las que profetizada.

 

10. Podía Jesús prever aquella desolación y destrucción del templo por el texto de Daniel 9,26.

 

Respuesta: La profecía de Daniel no contenía todas aquellas circunstancias y detalles, que se daban en la profecía de Jesús.

 

535. COROLARIO. LA SITUACIÓN DEL PUEBLO JUDÍO COMO ARGUMENTO APOLOGÉTICO. Según la profecía de Jesús que ya quedó concluida consta que los judíos después de la destrucción de la ciudad fueron conducidos cautivos a todos los pueblos y que Jerusalén fue hollada por los gentiles, lo cual consta por la historia que lleva ya sucediendo durante casi veinte siglos, como puede comprobar el que considere la situación lamentable que ha tenido el pueblo judío, en cuanto pudo:

 

En efecto ha sido un pueblo arrojado de su patria y que vive en la dispersión; y a pesar de no ser absorvido por los otros pueblos, sin embargo no ha llegado a constituir un solo estado.

 

Y este pueblo tampoco tiene un sacerdocio legítimo, que fuera tal teniendo su origen en la tribu de Levíy en la familia de Aarón; ya que la distintas tribus después de la destrucción de la ciudad de Jerusalén de la dispersión se mezclaron y se confundieron entre sí. Tienen rabinos, pero no sacerdotes.

 

Tampoco tienen sacrificio, ya que el templo donde debían ofrecerse los sacrificios fue totalmente destruido. De aquí el que también el culto mosaico y la observación de la ley mosaica han venido a resultar imposibles en gran parte a los judíos.

 

Se encontraban igualmente sin aquella dicha temporal, que tenían en otro tiempo en su propia patria, y la cual Dios les prometía mientras observaran los preceptos divinos o hicieran penitencia, en el caso de que hubieran cometido algún delito. Ahora en cambio muchas veces, por no decir siempre de un modo sucesivo en distintos lugares, están sometidos a persecuciones.

 

Todos estos datos considerados en su conjunto y a lo largo de tanto tiempo pueden ser considerados como una señal de que los judíos han perdido por su culpa la misión que Dios les había confiado y su puesto de predilección, y que al antiguo testamento y a la vieja alianza con Yahvéh le ha sustituido el Nuevo Testamento.

 

Acerca de los judíos decía HUGO GROTIUS (1583-1645): "ahora una vez que han sido arrojados de la patria están en situación de desterrados, de menospreciados; ningún profeta viene a ellos; no hay ninguna señal de un futuro regreso; sus doctores como impelidos por un espíritu de vértigo han venido a traer en vergonzosas fábulas y enseñanzas ridículas, en las que abundan los libros talmúdicos...:.

 

536. No pocos han considerado hasta ahora, según los destinos del pueblo judío, los cuales son regidos por la providencia divina, que esta atroz desgracia del pueblo, por otra parte tan singular y tan grande que sobrepasa con mucho al castigo de la cautividad de Babilonia, le ha sido impuesta como castigo también de un crimen horrendo; y que en efecto ningún otro crimen puede hallarse que responda a tan enorme castigo, mas que la pasión y muerte del Mesías Hijo de Dios: de tal modo que el pueblo que había sido ordenado por Dios para que en él viniera el Mesías, una vez rechazado el Mesías por dicho pueblo, este pueblo es rechazado por Dios.

 

Por lo cual por todo lo anteriormente dicho se confirmaría una vez más que ya ha venido el Mesías, y que el Mesías no es otro sino Jesús de Nazaret, el que fue rechazado por los judíos, la piedra angular; y el que cayere sobre esta piedra se quebrantará y aquél sobre quien cayere será pulverizado (S.Mateo 21,44).

 

537. Y como dice San Agustín: "...a lo largo de todos los pueblos han sido dispersados los judíos, testigos de su iniquidad y de nuestra verdad. Ellos mismos poseen los códices, acerca de los cuales profetizó Cristo y nosotros poseemos a Cristo. Y si tal vez en alguna ocasión algún pagano dudara, cuando le mostráramos las profecías acerca de Cristo, ante cuya evidencia se queda pasmado y lleno de admiración juzgara que han sido escritas por nosotros, por los códices de los judíos probamos que las profecías acerca de Jesucristo fueron predichas mucho tiempo antes...".

 

538. Y de nuevo dice San Agustín: "y cuando leen, no se extrañen por el hecho de que aquéllos de los que son los códices, no entienden estas cosas a causa de las tinieblas de sus enemistades. Pues ya antes ha sido predicho por los mismos profetas que ellos no entenderían; lo cual era menester que se cumpliera al igual que todas las demás profecías, y que según el misterioso y justo juicio de Dios pagaran el debido castigo por sus obras. En efecto aquél al que crucificaron y al que dieron hiel y vinagre, aunque estaba colgado en el madero de la cruz, a causa de aquéllos a los que iba a sacar de las tinieblas para llevarlos a la luz, dijo al Padre: perdónalos, porque no saben lo que hacen (S.Lucas 23,34); no obstante a causa de aquellos otros, a los que por causas muy misteriosas iba a abandonar, predijo mucho tiempo antes por medio del profeta: dieronme a comer hiel y en mi sed me dieron a beber vinagre.

 

Sea para ellos su mesa, lazo, y red para sus amigos.

 

Oscurézcanse sus ojos y no vean, y que sus lomos vacilen siempre (Salmos 68,22,24)... no fueron matados, sino que fueron dispersados; a fin de que no tuvieran [la fe], de donde alcanzaron la salvación, a pesar de estar en la fe; sin embargo, manteniendo en su recuerdo de dónde nosotros alcanzamos la ayuda, sean partidarios nuestros en los Libros sagrados, en cambio enemigos nuestros en sus corazones, y en sus códices testigos".

 

539. Mientras tanto la palabra del Señor siempre permanece actual: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos a la manera que la gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no quisiste! vuestra casa quedará desierta, porque en verdad os digo que no me veréis más hasta que digáis: bendito el que viene en el nombre del Señor" (S.Mateo 23,37-39).

 

Porque de los Israelitas es la adopción, y la gloria, y las alianzas, y la legislación, y el culto, y las promesas; cuyos son los patriarcas y de quienes según la carne procede Cristo, que está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos (Romanos 9,4s). Y sea nos permitido el esperar respecto a muchos el que pronto Dios "quite el velo de sus corazones", y sean injertados en el propio olivo (Romanos 11,24), y den un fruto generoso en orden a su salvación, hasta que Israel entero alcance la salvación; que los dones y la vocación de Dios son irrevocables (Romanos 11,29).[5]

 

TESIS 34. JESÚS, DESPUÉS DE HABER PREDICHO SU RESURRECCIÓN (I), CONFIRMO SU TESTIMONIO DIVINO CON UNA PRUEBA MAGNIFICA MURIENDO REALMENTE (II) Y RESUCITANDO REALMENTE (III).

 

540. NEXO. Puesto que la resurrección de Jesús participa de la naturaleza tanto del milagro físico como de profecía que se ha cumplido, parece más adecuado el tratar acerca de ella después que ya hemos tratado acerca de los milagros y las profecías de Jesús en general.

 

La resurrección de Jesús Nazareno es además una corona y recapitulación de todos los signos dados por él; y por ello parece que debe tratarse acerca de la Resurrección de Jesús al final de los milagros realizados por Jesús.

 

541. IMPORTANCIA DE LA TESIS. Vamos a tratar por tanto la tesis que bien puede decirse que es la principal del Cristianismo a fin de que no sea vana nuestra fe, si Jesucristo no hubiera resucitado (1 Cor. 15,14); y ciertamente hemos llegado al punto clave y capital del tratado. En efecto la resurrección de Jesús ha sido el mayor de los milagros: no solo por el hecho de tratarse de un milagro de primera clase, a saber el que alguien le resucite de la muerte, sino también, lo cual es todavía más extraordinario el que se resucite asimismo, esto es el resucitar por su propia virtud; si bien esto, a saber el que Cristo se resucitó así mismo por su propia virtud, no debe necesariamente ser probado para demostrar que se trata de un verdadero milagro y para confirmar el testimonio de Jesús.

 

Así pues no tiene nada de extraño el que Jesús apelaba de un modo especial a éste milagro, y nada tiene tampoco de extraño el que los apóstoles invocan de un modo especial esta resurrección de Jesús, o por el contrario los actuales adversarios de la religión católica lo atacan.

 

542. ESTADO DE LA GESTIÓN. A fin de que se vea la fuerza que entraña la profecía cumplida que se da en la resurrección de Jesús, y con el objeto de proceder cronológicamente, en primer término vamos a exponer la predicción de la resurrección hecha por Jesucristo mismo; después vamos a dejar constancia acerca de su muerte; y en último término dejaremos también constancia acerca de la resurrección auténtica y real de Jesucristo. De donde la tesis vamos a dividirla en tres partes.

 

Si hay constancia de la verdad histórica de estos tres hechos, constará fácilmente el testimonio divino de Jesús. En efecto la verdad filosófica y la verdad teológica de este hecho portentoso aparece sin­ esfuerzo alguno, ya que supera claramente las fuerzas de la naturaleza, y solamente Dios puede ser el autor de este hecho (pues la restitución de un muerto racional a la vida se realiza sin duda alguna por el supremo Autor de la vida); lo cual consta además por lo que ya hemos dicho y por lo que hemos tratado acerca de la persona de Jesús taumaturgo y acerca del modo de obrar de El, y también respecto al -fin que Jesús pretendió y en lo referente a los efectos que se han seguido de su acción. Ahora bien habrá constancia de la verdad relativa aduciendo las palabras de Jesús con las que, al predecir este suceso, recurría a él como testimonio de su misión. Y esto se va a indicar expresamente de un modo más apropiado en la primera parte, al exponer las predicciones del hecho.

 

543. ADVERSARIOS. Hay muchas teorías propuestas para tratar de intentar una solución natural de este hecho de la resurrección, teorías que se suceden unas a otras como las olas del mar con una extraña inestabilidad y un cambio singular; lo cual, al ser la verdad inamovible, es señal totalmente evidente de la ineficacia e inconsistencia de estas teorías.

 

1. Entre los más antiguos la teoría del fraude fue en primer lugar seguida por los fariseos con los cuales pretendieron atribuir a los discípulos que vinieron de noche el haber ocultado el cuerpo de Jesús (S.Mateo 28,11-15).

 

De forma semejante otros judíos posteriores; y CELSO, el cual pretende también unir esta mentira a ilusiones.

 

En el siglo XVIII REIMARUS desempolvó esta misma teoría: que los discípulos habían robado el cuerpo del sepulcro y que las apariciones habían sido solamente invenciones de los mismos.

 

Otros más recientes prefieren decir que el cuerpo fue arrebatado por los judíos (REVILLE, LE ROY); o bien por José de Arimatea el cual, reflexionando sobre la ignominia que había caido sobre su propia familia a causa de sepultar a un crucificado, a ocultas procuró sepultar el cuerpo en otra parte (O.HOLTZMANN).

 

544. 2) LA TEORÍA DE LA MUERTE APARENTE fue propuesta principalmente por GOTTOLOH PAULUS estando esta teoría en consonancia con las explicaciones naturalistas, de las cuales hemos hablado antes (n.251.475): la muerte de Jesús, según esta teoría, fue solo aparente. Todas las cosas concurrieron de un modo maravilloso a la salud del herido: a saber, la herida de la lanza con el derramamiento de sangre fue un alivio medicinal, las unciones para la sepultura fueron una acción reconfortante del cuerpo casi difunto, el terremoto le dio la posibilidad de salir del sepulcro; y por último Jesús se revistió con las ropas del hortelano y fue hallado por las piadosas mujeres, las cuales le curaron. Esta absurda explicación la pone en ridículo STRAUSS mismo.

 

A esta teoría recientemente se acerca F.SPITTA, el cual no admitiendo la resurrección de Jesús, pretende admitir solamente la curación de Jesús, admitiendo o rechazando a su capricho y sin prueba alguna las fuentes.

 

Otros que recurren a la teoría de la muerte aparente son HERDER, VENTUTINI, DE REGLA, K.OTTO, STREFFE.

 

545. TEORIAS HISTÓRICO-CRITICAS pueden ser llamadas las siguientes (n.3-6), por el hecho de que emplean la crítica histórica; sin embargo la emplean según sus principios naturalistas y subjetivistas.

 

3. LA TEORÍA MÍTICA fue propuesta por D.F.STRAUUS (véase n.252.475): la resurrección según esta teoría, es un mito bajo el influjo de las profecías del Antiguo Testamento (Salmos 15,8-11).

 

Otros (A.MEYER, P.W.SCHMIEDEL, A.LOISY) para determinar la expresión "al tercer día" recurren a Oseas 6,3; 4 Reyes 20,5; a pesar de que en éstos textos no está contenido nada respecto a la resurrección del Mesías, y por consiguiente ni siquiera se citan en el Nuevo Testamento.

 

4. LA TEORÍA HISTÓRICO-COMPARATIVA DE LAS RELIGIONES pretende explicar la resurrección por influjo de las religiones orientales: dicen los seguidores de esta teoría que las primeras comunidades cristianas tomaron la idea de la resurrección del deseo de tener a su Dios glorioso al igual que otras religiones paganas; y que la idea de la divinidad que vuelve a resurgir estuvo muy extendida en todo el oriente. Así, siguen diciendo los partidarios de esta teoría, entre los pueblos que adoran a las deidades de orden vegetativo, al igual que en invierno como que muere la naturaleza y con la llegada de la primavera como que vuelve a resurgir, así también las deidades de estos pueblos se decía que resurgían: OSIRIS, ATTIS, ADONIS...

 

5. LA TEORÍA HISTÓRICA-MORFOLOGICA describe el origen y el desarrollo de la idea de resurrección por influencia de la literatura popular (folklore), separando las narraciones históricas y los relatos en sus elementos primitivos. Pues la literatura popular suele usar dos motivos para ensalzar la vida de los héroes: el afanismo y la teopanía (no se halla el cuerpo del héroe y por ello se cuenta entre las deidades; véase ENEAS, ROMULO...), así opina E.BICKERMANN.

 

6. LA TEORIA SIMBOLICA, la cual la expusieron principalmente HARNACK y los modernistas: según ellos, la fe en la resurrección no fue tanto una fe acerca del hecho histórico mismo, cuanto acerca de una resurrección simbólica, a saber respecto a la vida inmortal de Jesús junto a Dios (D.2037; véase D.2036 2084). Pues, siguen diciendo estos autores, la resurrección, los cristianos primitivos la entendían no como una resurrección real, sino ideal.

 

Según HARNACK hay que distinguir entre el anuncio acerca de sepulcro vacío y acerca de las apariciones (Osterbotschaft) y entre la fe pascual: que el crucificado venció a la muerte (Osterglaube); y sigue diciendo HARNACK que San Pablo trata acerca de esta fe (1 Cor. 15).

 

Según BULTMANN (n.1884) (véase respecto a su teoría "de la demitologización" n.258) la resurrección corporal de Jesús es un mito, así como otros que este autor pretende a su capricho considerar de este modo en el Nuevo Testamento.- Bajo esta forma mítica se halla, dice BULTMANN un cierto núcleo interno, que contiene el triunfo de la cruz y la fuerza liberadora por medio de la Cruz.

 

546. TEORÍAS PSICOLÓGICAS. Hay muchos que sostienen que no puede explicarse de un modo simplemente simbólico o por una cierta evolución mítica 6 literaria la persuasión tan extensamente difundida acerca de la resurrección de Jesús; sino que hay que admitir, dicen ellos, algún hecho histórico: que los apóstoles vieron a Jesús... pero que esto debe explicarse psicológicamente. De aquí el que podemos llamar a las siguientes teorías con el nombre de psicológicas.

 

7. EXPLICACIÓN PATOLÓGICA POR MEDIO DE VISIONES SUBJETIVAS: Dicen los seguidores de esta teoría, que los apóstoles, sobre todo Pedro, el cual influyó en los otros, o bien María Magdalena por su viva imaginación y por el deseo de ver a Jesús, mediante una alucinación puramente subjetiva, le hizo salir hacia fuera... de este modo se expresa con su lirismo típico RENAN; y más recientemente A.MEYER.

 

De modo semejante M.GOGUELL dice: que los apóstoles al acordarse de las cosas, que habían vivido con Jesús deseaban vehementemente y soñaron la vida gloriosa de Jesús, y fácilmente se imaginaron la resurrección.

 

Según CH.GUIGNEBERT la fe de la resurrección surgió en Pedro y en sus compañeros por reacción y a causa de. su confianza en Jesús, en contra de la primera depresión después de su muerte; las narraciones acerca de la sepultura y del sepulcro vacío, dice este autor, son muy posteriores.

 

8. EXPLICACIÓN MEDIANTE LA EXPERIENCIA IRRACIONAL CON PNEUMATICA (R.OTTO): este autor dice que la resurrección de Jesús pudo conocerla Pablo y también otros apóstoles no por vía conceptual e intelectual, sino por una vía más elevada, a saber por la vía mística por la cual experiencia interna "veían" a Jesús.

 

9. EXPLICACIÓN MEDIANTE VISIONES OBJETIVAS, cuales acontecen en los místicos: los partidarios de esta teoría dicen que la fe de la resurrección trae su origen de un fundamento verdaderamente objetivo en orden a establecer la realidad de las apariciones de Jesús, a saber que la fe de la resurrección trae su origen de las apariciones milagrosas de Jesús con cuerpo pneumático, semejante al cuerpo que había tenido en su vida mortal... Así se expresan E.VON DOBSCHÜTZ, TH.KORFF.

 

10. LA SENTENCIA OCULTISTA es verdaderamente ridícula: dice esta sentencia que se dio una materialización del cuerpo de Jesús a base de una materia extraída de los discípulos, así como en las sesiones espiritistas acontecen "los ectoplasmas"; después tal vez en una nube que le asumió de los ojos de ellos (Hech.Apost. 1,9), se operó la desmaterialización... Así opina R.A.HOFFMANN y de modo semejante W.KUHAUPT.

 

11. Algunos, no contentos con las explicaciones anteriores, afirman que hay algo misterioso en la resurrección y en los efectos prohibidos (H.GUNKEL); o bien se plantean la cuestión de cómo las experiencias psíquicas vienen a resultar los inicios de una religión como es la cristiana (K.G.GOETZ).

 

547. DOCTRINA DE LA IGLESIA. En cuanto a la primera parte, que Jesús predijo su resurrección, es un hecho manifiestamente de fe, puesto que está contenido claramente en la Sagrada Escritura; y además está propuesto en la predicación y en el magisterio ordinario de la Iglesia como dicho por Dios, cual algo que está expreso en las Sagradas Escrituras.

 

En cuanto a la segunda y tercera parte, a saber que Jesús murió verdaderamente y que resucitó verdaderamente, éstos hechos no solamente están contenidos en la Sagrada Escritura y los enseña la Iglesia como tales; sino que además se trata de unas verdades que se encuentran definidas en los símbolos (D.2ss, 13, 16, 20, 40, 42a, 54, 86, 286, 344) y en las profesiones de fe (D.255, 422, 429, 462, 709, 994, 1463). Principalmente se da la explicación acerca de "la verdadera muerte de su cuerpo y acerca de que resucitó con una verdadera resurrección de su carne y con una auténtica acción de tornar el alma al cuerpo..." (D.422; véase D.462) y esto "por su propia virtud" (D.286); y comió para confirmar su resurrección (D.344).

 

El que por medio de la resurrección como verdadero hecho histórico se prueba de testimonio y la legación de Jesús está contenido en la revelación divina y escrita y lo propone el magisterio ordinario de la Iglesia, que ha sido en la revelación de Jesús y de -Los apóstoles; consta también por D. 1625 (BAUTIN). D.1638 ("Qui pluribus"); y el que se trata de un verdadero hecho histórico consta por D.2036s, 2084 (Modernistas).

 

VALOR DOGMÁTICO. Por consiguiente la tesis en razón de todo lo anteriormente dicho, es, en todos sus aspectos y en cuanto a todas las partes de fe divina y católica.

 

548. SE PRUEBA LA PRIMERA PARTE: Jesús predijo su resurrección, y recurría a ésta como confirmación de su testimonio.

 

a) En efecto Jesús con mucha frecuencia habló de este tema: a los fariseos que le preguntaban con qué poder echaba a los mercaderes del templo purificando de todo lo que ese comercio llevaba consigo respondió: destruid este templo y en tres días lo levantaré (S.Juan 2,13-22; véase S.Mateo 26,61; 27,40; S.Marcos 14,58). Del mismo modo a los escribas y a los fariseos que querían ver un signo procedente de él les prometió el signo de Jonás: "porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el seno de la tierra" (S.Mateo 12,38-40; S.Lucas 11,29s). Igualmente en otro lugar prometió de nuevo el signo de Jonás a los que le pedían una señal (S.Mateo 16,1-4; S.Marcos 8,lls). Y después de la confesión de Pedro al predecir su pasión y su muerte, añade que es preciso que [El] el Mesías y el Hijo del hombre resuciten al tercer día (S.Marcos 8,30-32; S.Mateo 16,20-22; S.Lucas 9,21s).

 

b) La misma predicción se da después de la transfiguración al prohibir el que refieran a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos (S.Mateo 17,9; S.Marcos 9,9). Y estando reunidos en Galilea, dijo Jesús: el Hijo del hombre al tercer día resucitará (S.Mateo 17,23; S.Marcos 9,31); y de modo semejante al subir a Jerusalén (S.Mateo 20,19; S.Marcos 10,34; S.Lucas 18,33). Véase también S.Mateo 26,32 (S.Marcos 14,28): "pero después de haber resucitado os precederé a Galilea...".

 

c) En el evangelio de San Juan aparece igualmente con mucha frecuencia la predicción de su resurrección: en una discusión con los judíos (doy mi vida para tomarla de nuevo [S.Juan 10,17]; cuando levasteis en alto al Hijo del hombre, entonces conoceréis que soy yo [S.Juan 8,28s]); y a sus discípulos les dice (me voy y vengo a vosotros [S. Juan 14,28]; pero de nuevo os veré [S.Juan 16,22]).

 

549. Entre estas tan numerosas predicciones ténganse en cuenta las que se hallan bajo el apartado a), en las cuales se predice la resurrección como signo de su propia misión y como confirmación de su propio testimonio (véase también S.Lucas 24,44-46).

 

Por todos los textos aducidos consta que la predicción de la resurrección no es algo meramente accidental en los evangelios, sino que es totalmente sustancial: no solamente a causa del número de versículos que conciernen a este tema, en distintos lugares y ocasiones, sino también a causa de la conexión orgánica con otros versículos. Y así los temas acerca de la resurrección están conexionados orgánicamente en los evangelios con aquéllos que se narran acerca de la pasión y con otros, y también están conexionados entre sí, según puede ver de forma clara el lector: en efecto se repiten las predicciones en el mismo evangelio (v.gr. S.Mateo 16,20-22; 17,9; 17,23; 20,19; 26,32); en S.Juan se hace alusión con frecuencia a la resurrección; se habla dos veces del signo de Jonás; la comparación de la destrucción y de la reedificación del templo sale a colación mediante los falsos testigos en el proceso de la pasión (S.Mateo 26,61; S.Marcos 14,58); también hacen alusión a ésto las afrentas que recibe Jesús en la cruz (S.Mateo 27,40). Añádase también la coherencia de todos estos textos con las narraciones acerca de Jesús resucitado en los evangelios mismos y en los Hechos de los Apóstoles y en las epístolas de San Pablo. Por consiguiente, al tratarse de un tema que es sustancial en los evangelios, queda excluido el que estas predicciones hayan sido interpoladas después de haber sido escritos los evangelios.

 

Y si los evangelistas, atendiendo a la estricta historicidad de estos libros, merecen siempre fe histórica, debe esto decirse mucho más cuando se trata de algo que es tan fundamental y básico en los evangelios mismos. En efecto la única razón de no admitir la predicción hubiera sido la sobrenatural ¡dad de este suceso; ahora bien esto se referiría a todos los milagros y a todas las profecías que se narran en los evangelios y en ese caso no quedaría en éstos nada auténtico y genuino. Además, si la predicción de Cristo hubiera sido inventada por los evangelistas, hubiera sido ésta expresada con claridad desde el principio en el sentido de verdadera resurrección, y no se hablaría de una torpeza de los discípulos en orden a entender este hecho, sino que se hubiera añadido una interpretación tendenciosa (véase S.Juan 2,22; S.Lucas 18,34; S.Marcos 9,32).

 

Ahora bien la predicción fue hecha no con palabras equívocas ni ambigúas, sino con palabras claras, de tal forma que hasta los mismos enemigos la entendieron, puesto que por eso pidieron la custodia del sepulcro (S.Mateo 27,63s), y en último término también entendieron con claridad la predicción sus discípulos y amigos (S.Juan 2,22; 20,9). En efecto este hecho se había predicho a muchos, tanto amigos como enemigos, muchas veces y con constancia.

 

Consta por tanto que Jesús predijo su resurrección y ciertamente como confirmación de su testimonio.

 

550. OBJECIONES.

1. Los discípulos "no entendían nada de ésto, eran cosas ininteligibles para ellos, no entendían lo que les decía" (S.Lucas 18,34); e igualmente "no entendían estas cosas [de la resurrección]" (S.Marcos 9,32); luego la resurrección no fue predicha con claridad.

 

Respuesta: Distingo el antecedente. Los discípulos no entendieron que se trataba de la resurrección al menos después de haberse cumplido la profecía, lo cual es suficiente para una verdadera profecía niego el antecedente (véase S.Juan 2,22; 20,9); antes del cumplimiento de la profecía, subdistingo: no entendían la expresión material y el concepto vulgar del hecho, niego; no entendían de qué modo se conjugaba con la esperanza mesiánica la resurrección y la pasión [nada de esto: S.Lucas 18,34], concedo; por ello guardaron aquella orden [que les dio Jesús de no contar a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos], y se preguntaban qué era aquello de 'cuando resucitase de entre los muertos* (S.Marcos 9,10).

 

Distingo igualmente el consiguiente. La resurrección no fue claramente predicha en cuanto a lo que se exige para una verdadera profecía, niego el consiguiente; en otro caso, pase el consiguiente.

 

2. La predicción acerca de la destrucción del templo era equívoca, y podía entenderse materialmente del templo de Jerusalén, porque llegaría un tiempo en que los verdaderos adoradores adorarían no en Jerusalén, sino en espíritu y en verdad (S.Juan 4,21-23).

 

Respuesta: En la profecía acerca de la destrucción del templo y la vuelta a edificar el mismo no se hace ninguna alusión al hecho de cesar el culto mosáico, sino a la destrucción material de algún templo, no de algún culto; y Jesús dice que él lo reedificará. Por tanto no se da ningún equívoco con el hecho de cesar el culto. Por otra parte, si alguno lo admite, admitirá también la verdadera profecía.

 

551. SE PRUEBA LA SEGUNDA PARTE. JESÚS MURIÓ VERDADERAMENTE, no aparente ni ficticiamente como pretende la teoría naturalista.

 

En efecto se da una convergencia tal de tantos argumentos y testimonios en este aspecto, que históricamente no puede admitirse duda alguna. Testifican la muerte de Jesús:

 

1. Los cuatro evangelistas que afirman históricamente como testigos fidedignos la muerte de Jesús: S.Mateo 27,50; S.Marcos 15,37; S.Lucas 23,46; S.Juan 19,30.

 

2. Los soldados, como vieron a Jesús ya muerto, no le rompieron las piernas: S.Juan 19,32-34.

 

3. El centurión (S.Marcos 15,39) y Pilatos por información del Centurión (S.Marcos 15,44s).

 

4. Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos: S.Mateo 27.63. Pues el odio de los enemigos era tal que no descansarían, a no ser que estuvieran totalmente seguros de la muerte de Jesús.

 

5. La madre de Jesús, S.Juan, y los otros que estaban junto a la cruz y que procedían de sus amigos, ciertamente no hubieran permitido que el cuerpo fuera llevado al sepulcro, en el caso de que hubieran tenido la mínima sospecha de que Jesús sólo estaba aparentemente muerto, o bién que estaba sufriendo un síncope...

 

6. El pueblo, el cual había presenciado los tormentos de la pasión, al aceptar después la predicación de San Pedro y de los apóstoles: Hechos Apost.2,23 (...a éste... le matásteis); 3,15 (matásteis al Autor de la vida); 4,10...; véase también, 1 S.Pedro 3,18.21. 7. San Pablo (1 Cor. 15,3) predicó la muerte de Jesús como un hecho que había sido aceptado por él y que a su vez lo había transmitido y había sido también aceptado.

 

8. En las actas de Pilato se hablaba de la muerte de Jesús.

 

9. Además la herida de la lanza (S.Juan 19,34) hubiera sido causa de la muerte; y de igual modo la pasión entera y la sepultura; y no era posible en un sepulcro que estaba sellado y custodiado la curación de índole natural.

 

552. OBJECIONES.

 

1. Pilato se extrañaba de la muerte (S.Marcos 15,44); luego la pasión y los dolores no eran adecuados para producir la muerte.

 

Respuesta: Pilato "se extrañaba de que ya hubiera muerto. Y una vez que hizo llamar al Centurión le preguntó si había muerto ya y habiendo sido informado por el Centurión (de la muerte de Jesús]..." (S.Marcos 15,44s).

 

2. No es algo natural el dar-inmediatamente antes de la muerte un gran grito, según dicen los evangelistas; luego Jesús no se encontraba a punto de morir.

 

Respuesta: Concedo el antecedente. Ciertamente esto no es algo natural; pero niego el consiguiente y la consecuencia, porque podía ser sobrenatural el hecho de dar el grito. De este modo se demuestra irrefutablemente en virtud de la obra entera realizada por Jesús, a fin de mostrar así que su muerte había sido totalmente voluntaria: yo doy mi vida; por consiguiente acerca de la muerte de Jesús no puede dudarse de ningún modo razonablemente.

 

553. SE PRUEBA LA TERCERA PARTE. JESÚS RESUCITO VERDADERAMENTE.

 

Noción de la resurrección. LA RESURRECCIÓN, esto es una nueva vuelta a la vida, supone el que se ha vivido antes y el que se ha muerto; es por tanto el cambio de algún cuerpo humano del estado de muerto al estado de vivo mediante la información de la misma alma concreta que tuvo antes. Ahora bien no es necesario que el cuerpo después de resucitado se halle con las mismas propiedades y cualidades que tenía antes.

 

La resurrección puede ser de tal forma que el hombre resucitado tenga que morir otra vez (Lázaro); e igualmente puede tener los mismos defectos que antes. Sin embargo se entiende como resurrección perfecta cuando el hombre resucitado ya no tiene que morir más, y posee en su cuerpo aquellas dotes gloriosas, cuales sabemos que las tuvo Jesucristo en su cuerpo resucitado. Por consiguiente la resurrección perfecta no se entiende en el sentido de que pueda ser imperfecta admitiendo grados. En efecto la resurrección o se da o no se da; consiste en algo indivisible. Probamos la resurrección de Jesús "no in fieri", puesto que ninguno de los testigos la vid; sino que tratamos de la resurrección "in facto esse".

 

554. SE PRUEBA PRI1BRO. POR INDUCCIÓN BASADA EN LOS TESTIGOS DE LAS APARICIONES.

 

Formularemos el argumento de este modo:

 

A) Una vez presentado el resumen de las apariciones de Jesús

B) examinemos a los testigos de las mismas, y en primer lugar a los evangelistas, y
C) comprobemos la predicación y la aceptación de Jesús en la primitiva Iglesia; después D) expongamos de una forma más abundante el testimonio especial de San Pablo en la 1 Cor. 15; y por último

E) excluyamos el fraude en estos testimonios aducidos y

F) excluyamos también el que se hayan engañado subjetivamente los testigos; para demostrar finalmente

G) que no se trata de alguna visión mística objetiva, sino

H) de la identidad real de Jesús vivo antes de sufrir la muerte con Jesús resucitado.

 

A) Las apariciones de Jesús, según la historia sacada de los evangelios, Hech. Apost. 1 Cor. 15, fueron las siguientes:

 

APARICIONES DE JESUS RESUCITADO

Nu. Arabico

San Mateo

San Marcos

San Lucas

San Juan

1 Cor

1

A la Magdalena

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16,9

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20,11-17

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2

A las piadosas mujeres

28,9

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3

A Pedro

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24,34

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15,5

4

A los discípulos que iban camino de Emaús

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16,12

24,13-33

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5

A los discípulos estando Tomas ausente

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16,14

24,36-43

20,19-23

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6

A los apóstoles estando con ellos Tomás. Véase Hech.Apost. 13,311

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20,24-29

15,5

7

A los discípulos junto al lago Tiberiades

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21,1-14

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8

A los apóstoles

28,16-17

16,15

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9

A más de 500 hermanos

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15,6

10

A Santiago

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15,7

11

A los apóstoles. Véase Hech.Apost. 1,4-9

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16,19

24,44-52

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15,7

12

A Pablo. Véase Hech.Apost. 9,17-27; 22,14­;19; 26,16.

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15,8

 

555. B) Testifican la verdadera resurrección de Jesús en primer lugar los evangelistas que narran el hecho y los Hech. Apóst. 1,3-12; y todos aquéllos a los que se les apareció. Y si los evangelistas y los Hechos tienen una plena autoridad histórica, mucho más la tienen al afirmar este hecho, que en ellos es totalmente sustancial y está de acuerdo orgánicamente con las predicciones de la resurrección y de toda la doctrina de la Iglesia primitiva.

 

Además la resurrección de Jesús es narrada de un modo totalmente sincero omitiendo el hecho mismo de la resurrección "in fieri" hecho que era adecuado para la descripción y para una idealización fantástica. Además no evitan las aparentes contradicciones ó divergencias en la narración ni pretenden llevar a cabo una clara armonía entre las narraciones; ni están preocupados por el afán de defender el hecho que relatan, el cual hecho se juzga que está fuera de toda controversia.

 

556. C) Y esta fue la predicación y la aceptación de la iglesia primitiva.

 

Así San Pedro testifica la resurrección de un modo especial, tratando con mucha frecuencia acerca de élla Hech.Apóst. 1,21s (cuando se busca a un nuevo apóstol, que haya sido testigo de la resurrección); 2,22-36 (al aplicar a Jesús la profecía del libro de los Salmos 15,8-11); 3,15 (al hablar al pueblo después de la curación del cojo: matasteis al Autor de la vida, al cual Dios resucitó de entre los muertos...); 4,2.8-10 (en presencia del Sanedrín); 5,30 (ante el consejo); 10,39 (en la conversión de Cornelio); 1 Pedro 1,21.

 

Así también todos los apóstoles: Hech.Apóst. 4,33.

 

Así todos los que escuchaban los sermones de Pedro y de los apóstoles, no poniendo ninguna objeción en un tema tan fácil, lo cual ciertamente igualmente lo hubieran hecho si el hecho de la resurrección no hubiera sido totalmente evidente: v.gr. 220 hombres que se encontraban en el cenáculo (Hech.Apóst. 1,15); del mismo modo aquéllos 3.000 y 5.000 que abrazaron la fé (Hech.Apóst. 2,32.41; 4,2.4)...

 

Así S.Pablo-y las iglesias a las cuales escribe, no obstante acerca del testimonio de S.Pablo, a causa de su peculiar importancia hemos de tratar de un modo especial.

 

557. D) El testimonio de S.Pablo en 1 Cor. 15.

 

La importancia de este testimonio radica en el hecho de que es independiente de los anteriores. Como admiten incluso los adversarios; y de este modo tiene un sello peculiar de autenticidad. Además, puesto que la epístola a los Corintios ha sido escrita probablemente el año 55, ciertamente no mucho después, tendremos en ella un testimonio muy antiguo de la resurrección que había sido predicada, y que ya antes había sido aceptada.[6]

 

558. Exposición del texto. En la 1 Cor. aparece el estado de la primitiva iglesia, al hablar S.Pablo en los C.1-6 de los abusos, y al responder en los C.7ss. a las consultas que le habían propuesto los Corintios. En el C.15 responde a aquellos "sabios" los cuales dejándose llevar de los prejuicios helenistas (véase Hech.Apóst. 17,32 cuando algunos se ríen de S.Pablo en el Areópago, al hablar éste de la resurrección, negaban la resurrección corporal de los hombres o dudaban acerca de ella, o pensaban en virtud de un cierto espiritualismo que era suficiente la inmortalidad del alma. -Este error lo echa por tierra S.Pablo por el hecho de que supondría, lógicamente dando marcha atrás, el negar la resurrección corporal misma de Jesucristo, fundamento de la fe cristiana. Después se levantará también en contra del mismo error que se propagaba en el Asia Menor (2 Timoteo 2,17s). Y si habla acerca de la resurrección de los muertos elegidos, y no de los condenados, no por ello se niega la resurrección de los condenados; lo que ocurre es que en ese momento es preferible el animar la esperanza de los cristianos antes que hablarles del temor.

 

En primer lugar trata S.Pablo, V.1-11, del hecho de la resurrección de Cristo; después V.12-34. argullen basándose en este hecho en orden a demostrar el hecho de nuestra resurrección; y por último V.35-58, trata acerca del modo de la resurrección y de la victoria última de Jesucristo.

 

* Versículo 1. Os traigo a la memoria, hermanos, el Evangelio que os he predicado [luego la resurrección de Jesucristo era objeto de su predicación], que habéis recibido [esta expresión responde a la expresión "os he transmitido", de la cual se habla en el V.3; luego aquélla predicación, que ocurrió el año 49 o el año 50 ya entonces fue aceptada en Corinto, como artículo de fe], en el que os mantenéis firmes [a saber aceptáis esta fe], V.2 y por el cual sois salvos: si lo retenéis tal como yo os lo anuncié, a no ser que halláis creído en vano [expresión ésta última pronunciada en sentido irónico].

 

* Versículo 3. Pues a la verdad os he transmitido ( παρέδωκα, παράδοσις, término técnico usado para la tradición oral], en primer lugar (era lo primero que decía, no que fuera a ellos a los primeros a los que esto evangelizaba] lo que yo mismo he recibido [véase 1 Cor. 11,23: "porque yo he recibido del Señor lo que os he transmitido..."; tecnicismo para dar a significar la tradición oral: luego Pablo transmitió este hecho por vía oral, así como también él lo recibió por vía oral, si bien él lo conoció también sobrenaturalmente; lo recibió en su conversión, antes de la edad de 20 años, tal vez de Ananías (Hech.Apóst. 9) y después fue confirmado por Cefas y por Santiago. Y no se trata de una doctrina suya personal, sino de la doctrina común: lo que yo mismo he recibido; lo cual consta además por la siguiente fórmula fija, esto es por la fórmula del símbolo. Se trataba por tanto de un hecho aceptado comúnmente, y se da por supuesto que es totalmente conocido y que está fuera de toda controversia, ya que de este hecho quiere argumentar en orden a nuestra futura resurrección corporal]: que [ ότι explicativo, no causal] Cristo murió [realmente, según está claro] por nuestros pecados [así pues con una muerte expiatoria] según las Escrituras [v.gr. Isaias, 53; por consiguiente no se trata de una invención paulina].

 

* Versículo 4. Que fue sepultado [véase, Isaías 53,9. Luego había muerto realmente; y no tenía un cuerpo aparente, como después dijeron los docetas; y S.Pablo conoce el argumento del sepulcro. El Señor también "durmió", como dirá después hablando de los fieles], que resucitó al tercer día, según las Escrituras [véase Salmos 15,10 (Hech.Apbst. 2,27); la determinación "según las Escrituras" no afecta necesariamente a la expresión: "al tercer día", sino a la expresión "resucitó"; por lo demás véase S.Juan 2,1 (S.Mateo 12,38-40; 16,1-4 y textos paralelos)).

 

559. S. Pablo indica en estos versículos la real resurrección de Cristo:

 

a) puesto que quiere deducir de la resurrección de Cristo el argumento para defender la real resurrección de los cuerpos;

b) predicaba esta resurrección real en el Areópago, y por ello algunos se reían de él (Hech.Apóst. 17,32);

c) la resurrección de Cristo está narrada juntamente con su muerte y sepultura, las cuales fueron reales;

d) la determinación o concreción al "tercer día" se refiere sin duda a un hecho real:

e) los verbos griegos έγείρω άνίστημι son los mismos que se usan al tratar de la real resurrección en S.Mateo 9,25 en textos paralelos (acerca de la hija de Jairo), y en S.Lucas 7,14 (del hijo de la viuda) y en S.Juan 11,24 (de Lázaro);

f) las apariciones de las cuales trata inmediatamente después S.Pablo se prueba en su sentido obvio y en la realidad que son totalmente reales.

 

560. Versículo 5. Y que se apareció a Cefas [en primer lugar a causa de su autoridad primacial, la cual la reconoció S.Pablo de este modo y llamándole Cefas ] luego a loe doce [ τοίς δώδεκα, expresión que hace referencia al colegio apostólico; aunque solamente hubieran sido 11, o 10 al estar ausente Tomás].

 

* Versículo 6. Después [ έπειτα , así como antes είτα : sin ergo de suyo no necesariamente con una sucesión cronológica; véase 1 Cor. 12,28] se apareció una vez a más de 500 (quinientos) hermanos, [solamente S.Pablo narra esta aparición a no ser que ésta se identifique con la aparición en Galilea, de la cual habla S.Mateo al final de su evangelio; no obstante S.Mateo refiere las palabras que entonces emplea a los 11 (once) discípulos. S.Pablo al hablar ahora de los hermanos presenta también el testimonio "de la iglesia discente"]: de los cuales muchos, plerique, la mayor parte] viven todavía: y algunos murieron [pues solamente habían transcurrido 25 años desde aquel hecho].

 

* Versículo 7. Luego [έπειτα , no con sucesión cronológica] se apareció a Santiago, [el Menor, el de Jerusalén, el cual era tenido en gran importancia entre aquellos cristianos; solamente S.Pablo narra esto; no obstante de una forma más extensa en el evangelio de los Hebreos], después [ είτα ] a todos los apóstoles [esto es, encontrando se Tomás con los otros; o antes de la Ascensión].

 

Por tanto S.Pablo no pretende enumerar todas las apariciones, ya que sin duda conocía las apariciones hechas a las mujeres; sino que buscaba testimonios auténticos u "oficiales", y por ello no habló acerca de las apariciones hechas a las mujeres; las cuales tal vez por el hecho de que eran preparatorias en orden a la de los apóstoles no se consideraban como "oficiales".

 

* Versículo 8. Y después de todos, como a un aborto, [ έκτρωμα , feto prematuro y muerto. Pues S.Pablo de forma imprevista y sin preparación, repentina e impetuosamente, y de madre muerta (las sinagogas) fue engendrado en la Iglesia], se me apareció también a mí fue visto corporalmente].

 

Luego S.Pablo equipara su visión a las visiones de los apóstoles, en efecto es del mismo modo que ellos testigo oficial, autentico de la resurrección. Por ello, después de la digresión de los versículos 9 y 10, prosigue.

 

* Versículo 11. Pues tanto yo como ellos, esto predicamos y esto habéis creído [en efecto es el testimonio unánime del colegio entero de los apóstoles].

 

561. Así pues S.Pablo habla en estos versículos solemnemente y con certeza; y presenta hechos objetivos conocidos por tradición, y que habían sido ya antes predicados y aceptados sin lugar a dudas; e incluso la forma misma de narrar ( καί ότι ... et quia... y que...) parece que rezuma la forma misma del símbolo y la catequesis universal misma, esto es la catequesis general de todos los apóstoles, en la que se transmitían oralmente las verdades cristianas.

 

En la segunda parte, V.12-34, S.Pablo, una vez supuesta la verdad irrefutable de la resurrección corporal de Jesús, que ya queda expuesta anteriormente, argumenta en pro de la resurrección corporal de los elegidos. Pues si alguien niega esta resurrección de los hombres, también debe negar la resurrección de Cristo. Pues la resurrección de Cristo es la causa y la prenda de nuestra resurrección a causa de la unidad del Cuerpo místico, del cual Cristo es la cabeza: ahora bien sería monstruoso el que la Cabeza viviera y en cambio los miembros estuvieran muertos. Y esto sirve de ejemplo a la labor teológica, a saber, cómo de un dogma más conocido se argumenta en orden a otro menos conocido.

 

Por otros textos de S.Pablo se demuestra completamente como esta doctrina de la resurrección de Jesús estuvo muy inmersa en su predicación, y fué aceptada en todas partes: 1 Tes. 1,9s; 4,14; Rom.1,4; 8,11.34; 10,9, textos sacados de epístolas que todos admiten como genuinas.

 

Ahora bien la doctrina de la resurrección aparece claramente también en otros textos: véase Hebreos 13,20; Efesios 1,20; Colos. 1,18; 2,12; 3,1.

 

Y también era predicada en otras ocasiones, según consta igualmente por Hech.Apóst. 13,29-31; 17,3.31; 25,19; 26,23.

 

562. Visión que tuvo Pablo de Jesús corporalmente resucitado. La visión, que tuvo S.Pablo de Jesús, fue una visión de Jesús corporalmente resucitado y presente. Lo cual consta absolutamente en primer lugar por el hecho de que en la 1 Cor.15,5-11 equipara la propia visión a las visiones de los apóstoles, las cuales fueron totalmente objetivas respecto a Jesús corporalmente presente (véase anteriormente 558.561). Además cuando se compara con los apóstoles (1 Cor.9,1 aduce el argumento de que él no debe ser tenido en menos que los otros apóstoles ya que han visto al Señor: ¿no soy yo apóstol? ¿acaso no he visto yo a Nuestro Señor Jesucristo? (V.1); este argumento no tendría valor, si hubiera visto al Señor solamente con visión mística, por más que fuera objetiva, pero no con visión real y corporal.

 

Lo mismo indican los distintos modos con que S.Lucas y S.Pablo narraron la visión de Jesús en el camino de Damasco, si bien a veces pueda haber alguna duda sobre si se indica de una forma apodíctica que se trata de una visión corporal.

 

Así S.Lucas en los Hech.Apóst. 9,3ss, cuando describe la visión en el camino de Damasco, dice que Pablo vió una luz del cielo, y que al mismo tiempo oyó la voz de Jesús, con el cual habla Pablo (Hech.Apóst. 9,4-6). Ahora bien aquéllos que acompañaban a Pablo oían ciertamente el sonido de la voz  άκσύοντες μέν τής φωνής  con genitivo );[7] Y aunque no vieron a nadie (V.7), ciertamente vieron la luz (Hech.Apóst. 22,9; 26,13). Del mismo modo la forma como Ananías después habla a Pablo, muestra que se le apareció el Señor (Hech.Apóst.9,17), y Pablo mismo narraba a los cristianos como había visto en el camino al Señor y que éste le habló (V.27).

 

Ahora bien al narrar Pablo con sus propias palabras su diálogo con Jesús (Hech. Apóst. 22,6s), describe ciertamente que él vio de pronto una gran luz del cielo, la cual le rodeó (V.6) y que él habló con una persona que le vino al encuentro (V.7-10. Y de nuevo Ananías, sin duda a causa de las palabras de Pablo, le. dice: "el Dios de nuestros padres te ha elegido, para que... vieras al Justo y oyeras la voz de su boca; porque tú le serás testigo ante todos los hombres de que le has visto y oído" (V.14s).

 

En presencia del rey Agripa describe Pablo (Hech.Apóst. 26,12s) la misma visión y con qué palabras le habló Jesús: "Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Pero levántate y ponte en pié, pues para esto me he dejado ver de tí, para hacerte ministro y testigo de lo que has visto y de lo que te mostraré aún" (V.15s).

 

Así pues Pablo rodeado de repente por una luz del cielo, en la cual Jesús se aparecía en su gloriosa majestad, dialogó con el Señor y le vio. También los otros oyeron el sonido de la voz y vieron la luz; lo cual es señal de que la visión de Pablo no fue puramente subjetiva. Solamente Pablo vio al Señor y solamente Pablo entendió el significado de las palabras que le dirigió el Señor.

 

563. E) Queda excluido el fraude en estos testimonios, que nos ofrecen los apóstoles. En efecto no tenían ellos ninguna tendencia a inventar en este asunto: consta que ellos pusieron resistencia antes de aceptar el hecho; y alguno se resistió por cierto con una obstinación especial. Aquella esperanza y aquel miedo, que fluctuando entre sí albergaban los apóstoles, responde absolutamente a la psicología humana.

 

No había en ellos razón para engañar: pues hubieran inventado una narración, en dicha hipótesis, para defender a uno que les habría engañado a ellos, del cual no se podría esperar nada; tampoco podían esperar nada de Dios, a causa de la mentira; y no podrían esperar nada de los hombres (el Sanedrín, era contrario a ellos y estaba lleno de odio respecto a ellos), no podían esperar nada de los hombres más que persecuciones, flagelaciones...

 

Era imposible engañar: sobrecogía a los apóstoles un enorme miedo: ahora bien el miedo psicológicamente produce depresión, no la audacia para engañar. El sepulcro había quedado custodiado por los soldados y sellado. Después de faltar el cuerpo los guardianes no fueron castigados ni los discípulos fueron convictos de fraude, porque se hubiera hallado y hecho traer el cuerpo, más aún ni siquiera fueron castigados porque hubieran robado el cuerpo. Todo esto es señal de que no hubo fraude alguno.

 

564. F) Queda excluido el que los testigos se engañaran subjetivamente. En efecto las alucinaciones o ilusiones (se llaman ilusiones si se da algún fundamento objetivo) no comienzan respecto a todos en el mismo instante -y no tienen una duración fija (desde el día tercero hasta el día cuadragésimo, y no de otra forma) -y de repente- y en distintos lugares.

 

Las alucinaciones por su propia naturaleza salen al exterior y, cuando no se da contacto con la realidad proyectada al exterior, se desvanecen. Ahora bien en este caso los testigos, no solo ven y oyen, sino que también palpan, esto es no solo tienen imágenes visuales y auditivas, sino también sensaciones táctiles: palpad y ved, pues el espíritu no tiene carne y huesos... y Jesús come con ellos (S.Lucas 24,39-43).

 

Muchos de los testigos, por su naturaleza robusta y sobria, no eran proclives a las alucinaciones, más aún Jesús tuvo que reprender la incredulidad de ellos (S.Mateo 16,14; S.Lucas 24,22-26). Y hubieran sido refutados fácilmente por los judíos que les hubieran acusado de histerismo. No tiene su origen en tales personas alucinadas aquella predicación potente y segura, a partir de la cual el mundo se convierte.

 

Ni tampoco Pablo, al ir de camino en persecución a los cristianos, se encontraba en situación propicia para ver a Jesús, en el cual no creía, y a éste resucitado; ni tampoco comienza a partir de un alucinado aquella predicación abnegada, constante y universal.

 

565. G) Ni puede tratarse de alguna visión mística objetiva. En primer término, si alguien admite ésta, admite algún milagro al querer evitar otro milagro.

 

Además tal error en los apóstoles iría en contra de Dios por permitir, según esta hipótesis, esto. En efecto los testigos saben distinguir bien entre visiones y apariciones corporales: así S.Pedro en la visión antes de la conversión de Cornelio (Hech.Apóst. 10,105), y debemos fijarnos en la diferencia que él mismo estableció entre este éxtasis (Hech.Apóst. 11,5) y las apariciones del Señor a nosotros, que hemos comido y hemos bebido con él después que resucitó de entre los muertos (Hech.Apóst. 10,41). Y S.Pablo de modo semejante, al equiparar su visión a las visiones de los apóstoles (1 Cor, 15,3-9); y habla de otro modo acerca de la aparición del Señor que tuvo él en el camino de Damasco (Hech.Apóst. 9,17; 22,14-15; 26,16) y de otras visiones que tuvo (Hech.Apóst. 16,9s; 18,9s; 22,17-21; 2 Cor. 12,1-4).

 

566. H) Acerca de la identidad de Cristo vivo antes de sufrir la muerte con Cristo resucitado. En efecto según el testimonio de todos los testigos se trata de la resurrección del propio cuerpo de Cristo, y ciertamente con la misma alma. Esto lo indica el mismo modo de comportarse; y aquella expresión: "ved mis manos y mis pies, que YO SOY (S.Lucas 24,39).

 

Esto mismo consta por el argumento llamado del absurdo: en efecto en la hipótesis sin fundamento alguno de alguna cuasi información de un cuerpo semejante por la misma alma, o del mismo cuerpo por un alma ajena, bien por medio de un ángel o bien por medio de un espíritu malo, o bien mediante otra creatura, entonces se darla solamente un hecho preternatural; el cual está excluido. Pues Dios no permitiría esto a causa del engaño fraudulento que se daría en este hecho; en contradicción con las predicaciones de un legado tan fidedigno como era Jesús, y en contradicción con aquella verdadera resurrección, a la que apelaba Jesús y los apóstoles.

 

567. SE PRUEBA SEGUNDO. POR EL SEPULCRO VACÍO. El cuerpo de Jesús fue verdaderamente sepultado, según consta sin duda alguna, en un sepulcro nuevo

-excavado en la peña

-en un lugar cercano,

-y cerrado por una gran piedra

-y custodiado, con verdadero interés por parte de los judíos, por los soldados de Pilatos.

-Su cuerpo también había sido dispuesto para la sepultura, con aromas, y envuelto en una síndome ó sábana (S.Mateo 17,57-60; S.Marcos 15,42-46: S.Lucas 23,50-55; S.Juan 19,38-42; 1 Cor. 15,4).

 

Es así que el sepulcro, donde había sido sepultado el cuerpo, fue hallado vacío al tercer día; esto consta igualmente por los evangelistas y por el modo de obrar de los judíos, los cuales dijeron que los discípulos habían robado el cuerpo (S.Mateo 28,12s).

 

Luego o bien el cuerpo fue robado, o bien Jesús resucitó verdaderamente.

 

Es así que no fue robado; no fue robado, a causa del miedo de los discípulos y a causa de los centinelas que había mandado dejar Pilato a petición de los judíos. Tampoco desapareció el cuerpo por absorción dentro de la piedra después del terremoto, ya que allí se encontraban sin que hubieran sido absorbidos ni el sudario ni las fajas (S.Juan 20,5-7), y hubiera aparecido en la piedra una hendidura y los judíos hubieran buscado el cuerpo. Ni desapareció el cuerpo tampoco por haberlo trasladado los judíos o el Sanedrín a otro sitio, puesto que hubieran refutado fácilmente la afirmación de la resurrección mostrando el cuerpo.[8]

 

Ni desapareció el cuerpo porque José de Arimatea lo hubiera trasladado a otro lugar, por el hecho de que temiera que su sepulcro propio quedara manchado por la ignominia; ya que ésto no está de acuerdo con la noble naturaleza, de este amigo de Jesús, el cual además no es castigado por los judíos ni por Pilato.[9]

 

Luego Jesús resucita verdaderamente.

 

568. SE PRUEBA TERCERO. POR EL CAMBIO OPERADO AL MISMO TIEMPO EN LOS APÓSTOLES, EN LA MULTITUD DE LOS JUDÍOS, EN LOS ADVERSARIOS DE CRISTO, DESDE EL TIEMPO DE LA PASIÓN HASTA EL DIA DE PENTECOSTÉS.

 

a) En efecto consta que los apóstoles después de la dejadez y del miedo en tiempo de la Pasión, y tras la muerte de Jesús después de la desesperanza en la que verosímilmente habían caído, pasaron a tener un celo lleno de fervor y a predicar con muchísima frecuencia la resurrección de Jesús, a pesar de enormes dificultades y persecuciones, llegando a dar en defensa de la predicación de esta verdad su propia vida.

b) El pueblo, que estaba en Jerusalén, indiferente respecto a Jesús, o incluso desanimado y hasta contrario a Jesús en tiempo de la Pasión, después de Pentecostés, esto es después de su muerte, admite la doctrina de Jesús y la resurrección de Jesús; y al instante se convierten 3.000 (tres mil) personas, 5.000 (cinco mil) personas...

c) Los adversarios de Jesús, en otro tiempo, en concreto durante la Pasión, enemigos acérrimos y con poderes absolutos..., después de Pentecostés no pueden hacer a los apóstoles reos de fraude, ni apartarlos de la predicación de Jesús resucitado (Hech.Apóst. 4,18­21; 5,28-33.40...); más aún hay alguno que teme, como es el caso de Gamaliel, el obrar en contra de la voluntad de Dios, al estorbar a los apóstoles el que prediquen a Jesús resucitado (Hech.Apóst. 5,34-39).

 

569. Todos estos hechos constan como algo totalmente histórico: por el libro de los Hech.Apóst. y por la historia entera, formada a base de diversas fuentes y derecho fundamental de la predicación de Jesús resucitado...; y los, efectos perduran en todo el cristianismo. Y todo ésto es más admirable, por el hecho de que falsos pseudo-profetas, como Teodas (Hech.Apóst. 5,36) y Bar-Cochba (véase n.507.520) no dejaron influencia alguna.

 

Luego o se trata de un fraude de los apóstoles o de una ilusión por parte de ellos, o por el contrario de la verdadera resurrección de Jesús.

 

Ahora bien el fraude no conseguiría hacer a los apóstoles tan constantes y tan valientes en medio de las persecuciones, hasta llegar al martirio...

 

Y una ilusión tampoco duraría después de los tormentos y de las persecuciones, y no haría a los hombres tan crédulos y a los adversarios tampoco les haría tan débiles...

 

Luego la resurrección de Jesús fue verdadera.

 

570. SE PRUEBA CUARTO. La verdad de la resurrección fue admitida o por la evidencia de la realidad del hecho y por los milagros, o bien sin la evidencia de la realidad del hecho y sin milagros; en el primer caso, la resurrección es verdadera, en cuanto que está comprobada con tales garantías. En el segundo caso, no se da la razón suficiente de esta admisión del hecho, y "es suficiente para nosotros este gran milagro, incluso considerado de un modo exclusivo, ya que el orbe de la tierra, en esta hipótesis ha creído en la resurrección sin ningún milagro".

 

571. OBJECIONES

 

1. S. Pablo equipara a su visión las visiones que tuvieron los apóstoles acerca de Jesús (1 Cor. 15,5­8); es así que la visión que tuvo S.Pablo de Jesús no fue objetiva, luego tampoco las visiones que tuvieron los apóstoles.

 

Respuesta: Pase la mayor; si bien propiamente en el texto citado (1 Cor. 15) no equipara las visiones de los apóstoles a su propia visión sino viceversa: equipara su propia visión a las visiones de los apóstoles; y niego la menor.

 

2. Pablo queriendo probar la resurrección de Jesús no aduce el argumento del sepulcro vacío, ni tampoco habla de los mensajeros ni de las visiones que tuvieron las mujeres, todo lo cual lo narran los evangelistas al tratar de la real resurrección de Jesús; luego no entiende la verdadera resurrección fuera del sepulcro, sino solamente en sentido espiritual.

 

Respuesta: Niego la consecuencia: si Pablo no cita directamente el argumento del sepulcro vacío ni tampoco a aquellos testigos mencionados en la objeción es porque presenta otros argumentos en ese caso más eficaces y convincentes y quiere ofrecer testimonios, por así decir, "oficiales", a saber los testimonios de aquéllos que poseen autoridad pública, o la abundancia de testigos que se da en el número de 500 (quinientos) y más hermanos a los cuales se les apareció el Señor. Sin embargo también presenta indirectamente el sepulcro vacío, al decir que Jesús fue sepultado y que resucitó y esta resurrección la entiende en un sentido real, puesto que la cita conjuntamente con la muerte y la sepultura de Jesús, las cuales fueron reales ciertamente, y todo esto según las Sagradas Escrituras.

 

3. Es así que la resurrección la entiende S.Pablo en sentido espiritual; pruebo. Según el uso del Nuevo Testamento resucitar supone ser "como ángeles de Dios" (S.Mateo 22,30); es así que esto supone una resurrección en el sentido espiritual.

 

Respuesta: 1) No siempre en el Nuevo Testamento la resurrección se entiende de un estado espiritual; sino que a veces se narran resurrecciones reales y corporales: S.Mateo 9,25 (la hija de Jairo); S.Lucas 7,14 (el joven de Nain); S.Juan 11,23s; 12,1.9 (Lázaro).

2) "ser como ángeles de Dios" supone en verdad una cierta espiritualización, por el hecho de que en la resurrección perfecta cesan las funciones vegetativas y generativas; y no por eso se niega la real resurrección del cuerpo.

 

4. Es así que se niega la real resurrección del cuerpo; pruebo. Según el texto paralelo (S.Lucas 20,36) los resucitados serán "iguales a los ángeles"; es así que los ángeles no tienen cuerpo; luego tampoco los resucitados

 

Respuesta: Distingo la mayor. Serán "iguales a los ángeles" por razón de la ausencia de la vida generativa, que es de lo que se trata en ese texto, concedo la mayor; por razón de la carencia de cuerpo real, como si se diera una total semejanza de la naturaleza humana y de la naturaleza angélica, niego la mayor. En efecto los textos de los evangelios deben entenderse en concordancia con otros textos donde el tema acerca de la resurrección real del cuerpo es plenamente evidente: cuando llegue "la hora en la que todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios" (S.Juan 5,28); y algunos se reían de S.Pablo en el Areópago por el hecho de que él hablaba en el sentido de resurrección real (Hech.Apóst. 17,31s). Y el argumento de S.Pablo en la 1 Cor. solamente tiene valor si la resurrección de Jesús es real, a saber de la misma clase que la real resurrección de los cuerpos.

 

5. San Pablo en la 1 Cor. 15 quiere solamente presentar la inmortalidad, la cual es la que pretende probar de un modo especial (V.19.32.58).

 

Respuesta: San Pablo quiere ciertamente probar la inmortalidad, sin embargo al mismo tiempo prueba la inmortalidad presentando la resurrección real de los cuerpos.

 

6. La resurrección de los cuerpos, de la cual habla S.Pablo, es espiritual. Pues dice V.44: se siembra cuerpo animal y se levanta un cuerpo espiritual; y véase V.42-50.

 

Respuesta: San Pablo dice esto en razón de las cualidades gloriosas de las que estará revestido en la resurrección el cuerpo de los elegidos; así como la semilla que es el germen de una nueva vida sin que esa semilla misma quede extinguida plenamente en la tierra (V.37s).

 

7. San Pablo insiste solamente en la resurrección espiritual. Pues dice V.45: el primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente; el último Adán, espíritu vivificante; y V.47s: el primer hombre fue de la tierra, terreno; el segundo hombre fue del cielo. Cual es el terreno, tales son los terrenos; cual es el celestial, tales son los celestiales.

 

Respuesta: Todo esto se refiere, igual que antes, a la espiritualización del cuerpo y a la conformación espiritual con Cristo. Sin embargo la resurrección corporal consta totalmente, por lo que se ha dicho y también por el V.53: porque es preciso que lo corruptible se revista de incorrupción y que este ser mortal se revista de inmortalidad. Véase, 2 Cor. 5,4.

 

8. San Pablo habla de sus visiones de Jesús de tal forma que éstas parecen meramente internas. Prueba:

a) Gálatas 1,15s: le plugo... revelar a su Hijo en mí (no revelarme);

b) 2 Cor. 4,6 : Dios mismo es el que ha hecho brillar la luz en nuestros corazones para que demos a conocer la ciencia de la gloria de Dios en el rostro de Cristo;

c) 2 Cor. 12,1ss: si es menester gloriarse... vendré a las visiones y revelaciones del Señor.

 

Respuesta: Distingo el antecedente. S.Pablo quiere en estos textos negar la realidad objetiva de la visión que tuvo de Jesús, niego; quiere presentar otros textos de distinto modo y ponerlos de relieve, concedo. En efecto en cuanto al texto:

a) quiere poner de relieve, por el hecho de que debe evangelizar, la iluminación interna de su propio espíritu; de modo semejante en el texto

b) quiere indicar que él fue iluminado no solo externamente, sino también internamente en su corazón; en cuanto al texto

c) S.Pablo habla de sus visiones místicas.

 

9. La resurrección de Jesús había sido predicha de tal forma que "el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra" (S.Mateo 12,40); es así que esta circunstancia no se observó; luego la profecía no se cumplió exactamente.

 

Respuesta: Es extraño el que los evangelistas mismos no se hubieran dado cuenta del defecto de la profecía en este aspecto, si es que hubiera habido algún defecto.

 

Sin embargo hay que hacer notar que esta determinación del tiempo incluso el mismo evangelista la expresa de distintas formas. Así S.Mateo 16,21; 17,23; 20,19 dice al tercer día.

 

Igualmente S.Mateo 27,40 tiene la expresión en tres dias (en griego la vulgata dice in triduo). S. Mateo 27,63 dice: después de tres días; y por eso los fariseos según S.Mateo 27,64 dijeron: "manda, pues, guardar el sepulcro hasta el día tercero".

 

La dificultad se deshace totalmente, si caemos en la cuenta de que parte del día podía según el modo de hablar de los judíos computarse como un día íntegro (día y noche) y de hecho así se computaba.

 

10. Según S.Mateo 28,17 algunos apóstoles al final "vacilaron" acerca de la resurrección de Jesús.

 

Respuesta: Los Apóstoles "viéndole, se postraron, 01 5 18(a-Tacrav " : "sin embargo algunos habían vacilado"; o más probablemente "algunos vacilaron", puesto que Jesús se encontraba a lo lejos y no le percibían bien con los sentidos; por ello sigue diciendo el texto de S.Mateo "y acercándose Jesús.. (S.Mateo 28,17s).

 

11. Las narraciones de los evangelistas se contradicen mutuamente.

 

Respuesta: Distingo el antecedente. En lo sustancial, niego; en detalles accidentales, subdistingo: se da una verdadera contradicción bien objetivamente, bien por lo que a los otros concierne, niego. Hay dificultad de armonizarlos con certeza y con claridad, concedo. En verdad esto no tiene que extrañar cuando distintos hombres narran el mismo suceso y los oyentes no conocen todas las circunstancias; sobre todo si dichos hombres refieren un hecho muy reciente, donde no se describen todas las circunstancias y detalles.

 

12. Es así que las fuentes muestran dos recensiones que no concuerdan mutuamente al narrar la resurrección: a saber una recensión más antigua y galilea, según la cual las apariciones se sitúan en Galilea; y otra mas reciente y judía, según la cual las apariciones se sitúan en Judea.

 

Respuesta: No se da ninguna contradicción en la narración de estas apariciones. En efecto, sitúan las apariciones en Judea S.Mateo 28,9s; S.Marcos 16,9.12.14.19; S.Juan 20,11-29; 1 Cor. 15,5.7. Y estos mismos autores sitúan las apariciones en Galilea: S.Mateo 28,16-20; S.Marcos 16,15s; S.Juan 21,1-23; 1 Cor. 15,6s.

 

Luego no hay oposición entre los evangelistas y cada uno de ellos está en coherencia consigo mismo; pues aunque Cristo haya querido manifestarse de un modo especial en Galilea, esto lo conlleva el que no se haya manifestado en Jerusalén.

 

13. La idea de la resurrección surgió del sincretismo religioso que entonces pululaba, y de los mitos de las deidades muertas y vueltas a resurgir.

 

Respuesta: Esto se dice sin apoyo alguno y en contra de ello están los argumentos que se han dado. La resurrección de Jesús como hecho histórico, en un lugar concreto y en un tiempo determinado y cierto, fue predicada inmediatamente de haber sucedido y fue también aceptada; no se encuentra envuelta en una niebla de algo oscuro o que entra dentro del género de la fábula, como ocurre con los mitos de las deidades que vuelven a resurgir, los cuales sí que están envueltos en fábulas y en elementos que carecen del más mínimo rigor histórico. Ahora bien los apóstoles al tratar este tema son testigos totalmente veraces, si admitimos la historicidad de los evangelios y de los Hechos de los Apóstoles y la de las epístolas de San Pablo.

 

Además están en contra de esta teoría del sincretismo religioso unas diferencias tan grandes entre la resurrección cristiana y el hecho de volver a resurgir estas deidades gentiles, que de ningún modo se comprueba la dependencia de una respecto a otras. En efecto para los cristianos la resurrección de Cristo es prenda de la futura resurrección de los hombres, la cual resurrección la menospreciaban los paganos (Hech.Apóst. 17,32; 26,23s); y las obscenidades de los paganos en estas religiones naturalistas no tienen nada de común con la pureza cristiana.

 

Pues estas deidades "salvadoras", muertas y vueltas a resurgir no son más que deidades vegetativas que fecundan en su acción de resurgir la naturaleza a manera de un principio masculino.

 

14. La idea de resurrección procedía de la expectación mesiánica de los judíos, es así que la determinación del tiempo "al tercer día" surgió del Antiguo Testamento (Oseas 6,3; 4 Reyes 20,5); por ello se decía que Jesús resucitó según las Escrituras.

 

Respuesta: En realidad de verdad la resurrección había sido predicha en el Antiguo Testamento (véase n.599); sin embargo no había en el pueblo de los judíos una expectación de esta clase que se supone. En efecto los apóstoles entendieron con dificultad la resurrección, y el pueblo esperaba un Mesías glorioso, pero que no tuviera que pasar por la pasión y por la muerte. -Los textos que se aducen respecto a la expresión "al tercer día" no se refieren en nada al Mesías, y por tanto tampoco los citan los apóstoles en el Nuevo Testamento.

 

15. Si Jesús quiso que todos admitieran su resurrección "convino el que se mostrara a sus adversarios, a su juez, a todos en general".

 

Respuesta: Distingo el antecedente. Convino el que diera a los adversarios mismos y al mundo entero facilidad de comprobar la verdad de su resurrección, al menos con argumentos mediatos, concedo; debió mostrarse inmediatamente a todos a fin de que todos le vieran y le palparan, niego. En efecto Dios debió manifestarse, no a todo el pueblo sino a los testigos de antemano elegidos por Dios (Hech.Apóst. 10,40s). Por otra parte se mostró a su adversario Pablo.

 

16. El año 1931 alguien pensó que probablemente existía una inscripción sepulcral de Jesús extraída de una fosa común; ya que fue hallada una ostoteca con una inscripción hebreo-aramea "Jesús, hijo de José".

 

RESPUESTA: No hay ningún fundamento sólido para pensar que esta inscripción sea del tiempo de Nuestro Señor; sino que la inscripción puede pertenecer a los años que van desde el 150 antes de Jesucristo al 150 después de Jesucristo; y además estos nombres salen con mucha frecuencia en las instrucciones.

 

17. Así como a veces los ángeles, que se han aparecido a los hombres, hablaban y comían igual que si fueran verdaderos hombres, v.gr. Génesis 18,9 "y como hubieran comido"; 19,3 "y comieron"; así de modo semejante también Jesús después de la resurrección con cuerpo aparente.

 

Respuesta: Los ángeles en estas circunstancias no decían que ellos fueran "verdaderos hombres" y "que comieran verdaderamente", sino más bien (Tobías, 12,18): "todos los días me hacía ver de vosotros, no comía ni bebía; lo que vosotros veíais era una apariencia". En cambio Jesús dijo expresamente (S.Lucas 24,37-39): "ved mis manos y mis pies, que yo soy. Palpadme y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos, como véis que yo tengo". De donde nuestro error en este caso iría en contra de Dios que lo hubiera permitido.

 

18. La predicción de la resurrección hecha por Jesús por comparación con Jonás en el vientre de la ballena (S.Mateo 12,40; 16,4; S.Lucas 11,30) reviste una índole legendaria y no histórica, la cual es propia de este libro de Jonás; luego no consta suficientemente la verdad de la resurrección como de un hecho estrictamente histórico.

 

Respuesta: Aunque la naturaleza estrictamente histórica de la narración de Jonás fuera puesta en tela de juicio, no por ello debería pensarse que la comparación hecha por Jesús a partir del hecho de Jonás revista una naturaleza legendaria, esto es que no deba referirse al hecho de la resurrección en cuanto hecho estrictamente histórico. En efecto la comparación tomada de un género literario no estrictamente histórico, pudo y puede aplicarse a un hecho objetivo y estrictamente histórico. Así consta por el claro pensamiento de Jesús al hacer la comparación, y por el modo como demostró su resurrección a los discípulos y por la forma como los discípulos al fin entendieron la resurrección y,- una vez entendida, la presentan. Además el género literario del libro de Jonás no es una cuestión que esté solventada sino que es un tema que se discute.

 


[1] La psiquiatría actual hace una selección entre los enfermos, en efecto no coge a todos en orden a su curación, también hace una selección en las enfermedades, ya que atiende solamente a las enfermedades nerviosas, no a las orgánicas; y emplea un tiempo largo. -En cuanto a las curaciones por el método llamado coueísmo, de E.COUE (1857-1926), pretenden echar mano de las fuerzas de la imaginación y de la autosugestión en orden a estimular los procesos vitales de la curación; ahora bien queda claro y patente por sí mismo qué estrechos son los límites en que todo esto se lleva a efecto.

[2] Así San Agustín dice lo siguiente: "preguntemos a los milagros mismos, qué es lo que nos dicen acerca de Cristo: en efecto, si se les entiende tienen su propia lengua. Pues ya que Jesucristo es el Verbo de Dios, también la acción del Verbo, es para nosotros verbo [palabra]. Por consiguiente este milagro [la multiplicación de los panes: S. Juan 6], así como hemos oído qué grandioso eres, preguntemos también cuanta profundidad encierra: no nos recreemos solamente en su parte visible, sino que también escrutemos entrañablemente su profundidad. En efecto tiene algo íntimo esto que admiramos desde fuera..." (Tratado 24 respecto a S.Juan n.2: ML 35,1593). Y el mismo San Agustín dice: "...Pues Nuestro Señor Jesucristo lo que realizaba corporalmente, quería que también fuera entendido espiritualmente. En efecto no solamente realizaba los milagros por los milagros: sino a fin de que aquéllas obras milagrosas que realizaba, fueran portentosas para los que las vieran y verdaderas para los que las entendieran. Así como el que ve las letras en un códice extraordinariamente escrito, y no sabe leer, alaba ciertamente el arte de la persona que escribió aquél códice admirando la belleza de los rasgos de la escritura; sin embargo ignora qué es lo que pretenden, qué es lo que indican aquéllos rasgos que aparecen en el códice; y así los alaba con la vista, pero los desconoce intelectualmente: en cambio otro no solamente alaba el arte de los rasgos-de la escritura sino que los capta intelectualmente... así los que vieron los milagros de Jesucristo y no entendieron qué querían significar, y qué es lo que indicaban en cierto modo a los que los entendieron, se admiraron solamente de que fueron realizados: otros en cambio además de admirar los hechos milagrosos, llegaron a captar intelectualmente lo que éstos hechos encerraban. Nosotros en la escuela de Jesucristo debemos encontrarnos entre estos segundos..." (Sermón 98,3: ML 38,592; véase también el Sermón 88,1.3: ML 38,539s). Asimismo véase LACTANCIO: "Pues todo lo que padeció [Jesucristo], no fue vano, sino que todo ello fue figura de algo y tuvo una gran significación, así como también aquéllas obras divinas que realizó: cuya fuerza y poder tenía ciertamente gran valor en el momento presente, sin embargo quería indicar también algo respecto al tiempo futuro" (Instituciones Divinas L.4,26: CSEL 19,377-380).

[3] "... habiendo sido ordenado todo el pueblo de los fieles de la iglesia de Jerusalén, en virtud de la profecía que había sido dada por mandato divino a ciertos varones muy santos, huir de la ciudad de Jerusalén antes del comienzo de la guerra y habitar en cierta ciudad que está al otro lado del Jordán, llamada Pella; y habiéndose trasladado ya a Pella todos los creyentes en Jesucristo después de abandonar Jerusalén: y de éste modo una vez desprovista la regia ciudad que es capital de todo el pueblo, y toda la Judea desprovista también de los varones santos, entonces por fin el castigo divino a causa de tantos crímenes cometidos en contra de Jesucristo y también en contra de sus apóstoles, cayó sobre ellos, y destruyó totalmente toda aquélla descendencia de los impíos" (Eusebio Historia Eclesiástica 3,5: MG 20,221­224). Y San Epifanio dice lo siguiente: "... después de haberse marchado de Jerusalén... habitando ya todos los discípulos en Pella avisados éstos de antemano por Jesucristo en orden a que abandonaran la ciudad de Jerusalén y de que se marcharan a .otra parte, puesto que estaba inminente el asedio de ella..."

[4] Oseas 3,4s. No pocos autores y éstos de autoridad explican los versículos 4 y 5 no acerca del destierro babilónico y de la instauración mesiánica, sino de la condición de los judíos en el tiempo mesiánico y de su conversión a Jesucristo al fin del mundo: I.KNABENBAUER, comentarios a los profetas menores, parte primera (París 1886) 52.

[5] Recientemente ha sido creado el estado palestino; sin embargo ni todos los elementos de él son definitivos bajo todos los conceptos, ni tienen una suficiente perspectiva temporal histórica o cronológica, de manera que pueda juzgarse este hecho y hacerse una reflexión respecto al mismo. Véase lo que hemos dicho anteriormente (n.506-520), sobre todo el n.520, acerca de las profecías del Señor respecto a la destrucción de la ciudad, y respecto a la dispersión del pueblo y respecto al hecho de ser hoyada la ciudad por los gentiles, y también acerca de su conversión futura, la cual mencionábamos poco antes haciendo referencia a la doctrina del evangelio y la doctrina de San Pablo.

[6] S.Pablo, según la primera epístola a los Corintios 16,8 escribió esta epístola en Efeso; ahora bien allí había llegado en el otoño del año 54 y después de un apostolado de tres meses y de otras persecuciones (Hec.Apóst. 19,8ss), a las cuales parece aludir en 1 Cor. 15,30-32; 16,9, debió escribir la epístola al llegar la primavera. Véase GAECHTER. Introducción al Nuevo Testamenton.250.

[7] Después, en los Hech. Apóst. 22,9 dice Pablo respecto de sus compañeros: "pero no oyeron la voz del que me hablaba ( φωνήν ούκ ήκουσαν , con acusativo); con lo cual entendemos que los compañeros de Pablo no se dieron cuenta de lo que querían significar los. sonidos de las palabras. Así pues no hay contradicción entre los Hech.Apóst. 9,7 y 22,9.

[8] Tertuliano se expresa irónicamente: "este es [Jesús] al que le robaron sus miedosos discípulos para que se dijera que había resucitado o bien se lo llevó el hortelano para que no estropearan sus lechugas, tantos que por allí pasaban".

[9] Y téngase en cuenta que el edicto de Cesar que prohibía violar los sepulcros, publicado recientemente, pertenecía sin embargo a los tiempos de "Augusto o de Tiberio.