Artículo III

 

ACERCA DE LA AFIRMACIÓN HECHA POR JESÚS DE SU PROPIA DIVINIDAD

 

428. Después de la consideración del testimonio de Jesús acerca de su mesianidad, hay también otro testimonio que debemos examinar; a saber el testimonio de Jesús acerca de su filiación divina natural, el cual nos presentará a Jesús como Verbo de Dios. Así las pruebas, que se harán después en favor de su mesianidad y legación divina, se mostrará que son también pruebas en favor de su divinidad; y por ello su doctrina aparecerá como revelación inmediatamente divina.

 

Aunque en teología fundamental:

 

a) Es suficiente demostrar el carácter mesiánico de Jesús y no se requiere la demostración de su conciencia divina, y

 

b) Aunque la unión de la naturaleza divina con la naturaleza humana en la unidad de la persona divina sea un misterio estrictamente tal, que es menester dejar al estudio de los especialistas en teología dogmática, sin embargo al que estudia históricamente los evangelios -lo cual lo hacen los dedicados a la apologética- se le ofrecen testimonios de Jesús que afirman su dignidad divina no inferiores en número y en claridad, que aquéllos que afirman su dignidad mesiánica.

 

De donde, a fin de que la prueba apologética acerca de los diversos testimonios que Jesús dio de sí mismo resulte después más armonizada y más plena, y con el objeto de que queden también iluminados con luz meridiana muchos datos apologéticos y para que se consideren con plena ponderación, parece que es menester establecer la siguiente tesis apologética, dejando la consideración dogmática y el sondeo del misterio a otros tratados teológicos.

 

TESIS 30. JESÚS AFIRMO QUE EL ERA EL HIJO DE DIOS EN SENTIDO NATURAL Y PROPIO.

 

429. NOCIONES. HIJO DE DIOS EN SENTIDO NATURAL Y PROPIO, o -según dicen algunos- "en sentido metafísico" se contrapone al sentido ético, en cuanto que se diría Hijo de Dios en sentido moral, a saber o bien mediante una pura adopción (la cual se da cuando una persona extraña es acogida para disfrutar de los derechos de los hijos), o bien si alguien mediante una cierta semejanza y a causa de sus sentimientos y por su manera de ser reproduce el modo de comportarse de otros.­

 

HIJO EN SENTIDO NATURAL es aquél que por medio de la generación trae su origen de un viviente de naturaleza semejante; a saber tiene la misma naturaleza del Padre. En el caso que estudia la tesis, la naturaleza no sería numéricamente diversa ni específicamente idéntica, como acontece en las generaciones humanas, sino que sería numéricamente la misma, ya que la naturaleza divina debe ser única.

 

430. ADVERSARIOS.

1. Todos los que niegan la divinidad de Jesús (como los arrianos, los socinianos y los racionalista); οό también aquéllos que niegan su conciencia mesíanica (véase, n.387.401).

 

2. Aquellos que entienden en sentido moral la conciencia de Jesús acerca de su filiación divina, como D.A.FROEVIG y A.SCHLATTER.

 

3. Los que atribuyen, como si se tratara de interpolaciones, a la Iglesia posterior las palabras que expresan la conciencia que Jesús tiene de su divinidad.

 

Así W. BOUSSET, estudiando el nombre de Kyrios, pretende hallar grados en el desarrollo acerca de la divinidad de Jesús. En primer término "el Hijo del hombre", una vez desechada la esperanza del reino político a causa de la muerte de Jesús, es esperado por los judíos en razón de las ideas apocalípticas en que entonces estaban en vigor como que vendría en su gloria, y es considerado como que ha sido "ensalzado"; y es tenido como viviente a causa de las "visiones pascuales" de Pedro y de otros. Ahora bien "el siervo de Dios" al morir en sacrificio (Isaías 53) no podía para los judíos ser "el Hijo de Dios"; pues esto supondría una contradicción.

 

No obstante a causa de la influencia helenística se tributa a Jesús el nombre de emperador, Kyrios (de Siria y Egipto) y de este modo se le da el nombre que los LXX atribuyen en el Antiguo Testamento a Yahvéh, Adonai: y así Jesús viene a ser objeto de culto.

 

Por San Pablo, sigue diciendo W. BOUSSET, Jesús identificado con el "espíritu" (así son las formulas "estar en Cristo", y "cuerpo de Cristo" místico); y por S. Pablo Jesús es Hijo de Dios, si bien sujeto a El. De este modo la mística paulina de Jesús la Iglesia primitiva la hace mística de Dios, y` acepta el dogma de la divinidad de Jesús, el cual lo expresa ya S. Juan en el prólogo de su evangelio al hablar del Verbo encarnado.

 

Otros que proceden de la escuela liberal que pretende descubrir las formas de la tradición coinciden en admitir estas interpolaciones (Formgeschichte, Traditionesgeschichte), como son M. DIBELIUS, R. BULTMANN.

 

431. Los modernistas afirman que no se prueba por los evangelios la divinidad de Jesucristo (D.2027); igualmente afirman que, al ejercer Jesús su ministerio, no solo no enseñó su divinidad, sino que ni siquiera intentó probar su mesianidad (D.2028). De aquí que no tiene nada que extrañar el que los modernistas afirmen que el Cristo histórico es muy inferior al Cristo que es objeto de la fe (D.2029). Véase, D.2030-2032.

 

O. CULLMANN reconoce que Jesús dijo que El era el Hijo de Dios, en el sentido de que estaba "fuera de la serie de todas las creaturas"; sin embargo no le tiene como Dios, sino como hombre.

 

432. DOCTRINA DE LA IGLESIA. La divinidad de Jesucristo está contenida de forma totalmente manifiesta eh la doctrina de la Iglesia, tanto en los símbolos (D. 2.6.9.13ss 40) como en los Concilios: en el Niceno (D.54), en el I de Constantinopla (D.86), en el de Efeso (D.llla.113ss), en el de Calcedonia (D.148), en el II de Constantinopla (D.213ss), en el III de Constantinopla (D.290).

 

Igualmente se encuentra la divinidad de Jesucristo en el símbolo del XI Concilio de Toledo del año 675 (D.282-285); y contra los unitarios o socinianos año 1555 (D.993).

 

Ahora bien este dogma lo confiesa la Iglesia, porque Jesús Nazareno lo afirmó acerca de sí; de donde la fe de la Iglesia se reduce en último término y especialmente a esta afirmación de Jesús acerca de sí mismo: que El es el Hijo de Dios, la segunda persona de la Divina Trinidad, a saber, el Hijo de Dios en sentido natural, no en un sentido meramente moral.

 

Recientemente hay algunos documentos que atacan los errores de los modernistas, acerca de ésta verdad, errores que van contra la conciencia divina misma de Jesús (D.2027-2031.2088.2096ss).

 

433. VALOR DOGMÁTICO. Sin duda está contenido en la Sagrada Escritura (y en la Tradición) y por tanto en la revelación divina que Jesús tuvo tal conciencia de su divinidad y que manifestó verbalmente su filiación divina natural; según veremos al formular los argumentos. Y no hay duda de que esta verdad la propone la Iglesia como contenida en la Sagrada Escritura, esto es en la revelación, viene explícitamente en las condenas sobre todo de los modernistas bien en el magisterio ordinario y por medio de la Sagrada Liturgia. La tesis es por tanto de fe divina y católica.

 

434. SE PRUEBA PRIMERO. Por los sinópticos, a fin de ver que incluso los primeros evangelios presentan esta persuasión de Jesús acerca de su divinidad.

 

A) JESÚS SE ASIGNA ATRIBUTOS DIVINOS.

 

a) Jesús se antepone a los príncipes de Israel ("aquí hay algo más que Salomón": S. Mateo 12,42; "Hay aquí algo más que Jonás": S. Mateo 12,41); igualmente se antepone al templo y a la ley de Yahvéh ("lo que hay aquí es más grande que el templo": S.Mateo 12,6; "el Hijo del hombre es Señor del sábado": S. Mateo 12,8).

 

Aparece en los evangelios como Señor superior a los ángeles: S. Mateo 13,41; 16,27; S. Marcos 13,32.

 

b) Jesús obra los milagros de tal manera que reclama para sí la potestad ilimitada y totalmente propia y absoluta, la cual también en aquél tiempo se atribuía exclusivamente a Dios. Y así por su sola voluntad sana a un leproso (S. Mateo 8,3); y cura a distancia al siervo del Centurión (S. Mateo 8,7): y sabe también que él hará resucitar a la hija de Jairo que había muerto (S. Marcos 5,35s); y sin ningún esfuerzo con su sola palabra calma la tempestad (S. Marcos 4,,39); y arroja a los demonios ejerciendo su poder sobre ellos y esto desde el principio de su vida pública (S. Marcos 1,25)...

 

Hace partícipes de estos poderes de, un modo absoluto a sus discípulos (S. Mateo 10,8); y sus discípulos los ejercen en nombre de El (S. Marcos 6,13; S. Lucas 10,17-19); y también otros arrojan demonios en nombre de Jesús (S. Lucas 9,49s).

 

435. B) JESÚS SE ATRIBUYE DE FORMA EQUIVALENTE UNA TITULARIDAD DIVINA IGUAL A LA DEL PADRE.

 

a) Se atribuye una potestad legislativa igual a la potestad del Padre. Por tanto la ley divina, que fue pronunciada por Yavhéh a los antepasados a saber a Moisés y a los Patriarcas de Israel (S. Mateo 5,21.27.31.33.38.43), El Mismo la completa y la perfecciona (S. Mateo 5,22.28.34.39.44); El Mismo rectifica (S. Mateo 5,32) el indulto divino acerca del libelo de repudio (Deut.24, 1); cambia la ley acerca del derecho del talión "ojo por ojo y diente por diente" (S. Mateo 5,38.42; Levitico 24,19.20). Ahora bien todo esto lo hace en la ley divina por propia potestad, no en virtud de una potestad meramente vicaria: "pero yo os digo... "; en efecto se trata de aquél que es también "Señor del sábado" (S. Mateo 12,8; véase, S. Juan 7,23).

 

b) Igualmente Jesús se adjudica el juicio para absolver pecados, el cual juicio es propio exclusivamente de Dios, y así se entendía en Israel (véase S. Mateo 9,3; S. Marcos 2,7); y no lo ejerce simplemente con potestad delegada y vicaria: y así afirma delante del paralítico que él tiene potestad de perdonar los pecados (S. Mateo 9,6); y perdona sus pecados a la mujer pecadora (S. Lucas 7,48-50); y comunica esta potestad a sus discípulos (S. Juan 20,23 y probablemente en S. Mateo 16,19; 18,18).

 

También Jesús mismo ejercerá al fin del mundo el juicio universal sobre todos los hombres de tal modo que El mismo va a enviar a sus ángeles (S. Mateo 13,41... ); y de tal forma que los condenados por El van a tener como castigo el apartarse de El (S. Mateo 7,23; véase, S. Mateo 24,29-31; 25,31-46; 26,64).

 

c) Jesús se constituye como el centro de todos los corazones y el objeto de la vida religiosa.

 

Jesús reclama para sí el amor por encima de todas las cosas, esto es el amor por encima del padre y de la madre y de los hijos (S .Mateo 10 , 3 7) ; la vida misma hay que entregarla por El (S. Mateo 10,39; 16,25); debemos seguirle rehusando totalmente nuestras cosas y negándonos a nosotros mismos, por más que tengamos que llevar la cruz de cada día (S. Mateo 10,38; 16,24; S. Lucas 9.23); si alguno le maldice a causa de El, será bienaventurado (S. Mateo 5,11); y hay que creer en El absolutamente bajo pena de condenación (S. Mateo 10,33).

 

436. C. Los argumentos anteriores se robustecen y se confirman en virtud de las claras expresiones con las que JESÚS PROFESA QUE EL ES EL HIJO DE DIOS EN SENTIDO NATURAL.

 

a) Jesús ciertamente no niega que otros hombres sean hijos de Dios; y prueba de esto es el que afirma que Dios es padre de ellos (S. Mateo 13, 43) o bien dice: tu Padre (S. Mateo 6,4.6.18) al hablar de otros hombres, o vuestro Padre (S. Lucas 12,30.32). Sin embargo a este modo de hablar contrapone el modo de hablar acerca de su Padre: mi Padre (S. Lucas 2,49; S. Mateo 7,21; 10,32s; 11,27; 12,50; 15,13; 16,17; 18,10.35; 20,23; 25.34; 26,29.53; S. Lucas 10,22; 22,29; 24,49). Esto es se da en este modo de llamar al Padre con relación así mismo y con relación a los otros hombres, no una igualdad o una enumeración conjunta, la cual se dan cuando muchos están comprendidos bajo el mismo modo de ser, sino que se da a aquella diferencia en el sentido que se indica con más claridad en S. Juan 20,17: "subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios".

 

b) Hay también algunos textos claramente elocuentes:

 

437. Mt 11,25-30 PUESTO ES RELACIÓN CON S. LUCAS 10,21.22

Después de la misión o acción de enviar a los setenta discípulos y del regreso de éstos, Jesús lleno de gozo bajo la acción del "Espíritu Santo (S. Lucas 10,1-21) alaba al Padre, porque ha revelado a los sencillos algo grande, misterioso, oculto a los sabios (S. Mateo 11,25; S. Lucas 10,21). Y añade (S. Mateo 11,27): todo me ha sido entregado ( παρεδόθη ) por mi Padre. Y nadie conoce ( έπιγιγνώσκει ) al Hijo (S. Lucas 10,22: nadie sabe quién es el Hijo) sino el Padre, y nadie conoce al Padre (S. Lucas: quién es el Padre) sino el Hijo y [aquél] a quien el Hijo quisiere revelárselo.

 

Exhorta después Jesús a los hombres a que se nieguen a El y tomen su yugo (legislador) suave y se hagan sus discípulos (V.28-30).

 

Acerca de este texto hay constancia absoluta de su genuinidad ya que ha sido universalmente aceptado y no ha habido discusión alguna acerca de él en la tradición cristiana; asimismo está muy de acuerdo con la naturaleza y con otros textos del evangelio de S. Mateo (16,16s; 28,16s), y no se trata de una perícopa tan singular y extraña en los libros del Nuevo Testamento que no merezca fe histórica. S. Pablo tiene expresiones semejantes.

 

Este texto ha recibido el nombre de Juaneo a causa de su semejanza con otros textos del evangelio de S. Juan (véase, S. Juan 3,35; 6,46; 10,15; 13,3; 17,2-7).

 

438. Basándonos en este texto se formula el ARGUMENTO por medio de un triple paso:

 

a) Según este texto el conocimiento del Hijo (quién es el Hijo, a saber quién es Jesús) es de tal naturaleza que ha sido reservado al Padre y es exclusivamente propio de Este. Ahora bien esto no puede decirse de una filiación meramente moral. Luego se trata de la filiación natural de tal índole que no puede ser entendida y penetrada por ninguna creatura ni puede ser conocida antes de la revelación.

 

b) Tampoco conoce nadie al Padre (quién es el Padre) sino el Hijo. Luego si el Hijo conoce esto en exclusiva, y solamente él entiende y penetra quién es el Padre, no se trata de un mero conocimiento abstracto de Dios, que es el que tienen los hombres, ni de un simple conocimiento intuitivo de Dios, que, según la doctrina de la revelación cristiana, podrían tenerlo las creaturas racionales; sino que se trata de algún conocimiento que no tiene que ser tenido con un entendimiento meramente creado y finito, sino que está reservado al entendimiento infinito, que posee el Hijo. Y éste podrá revelar a otros esto mismo: que existe en Dios la persona divina del Padre.

 

c) Según este texto existe también una coordinación del Hijo con el Padre, ya que atendiendo al paralelismo de los miembros el Hijo se comporta como el Padre por razón de la potencia cognostitiva y por razón del objeto conocido. Luego así como el Padre se entiende que es Dios, así también se entiende que el Hijo es Dios.

 

Partiendo de aquí quedarán más claras las palabras: Me han sido entregadas todas las cosas por mi Padre, a saber por medio de la generación también la naturaleza divina; y así como esto ha sido revelado por el Padre a los sencillos (V.25.26), así también el Hijo podrá revelar conocimientos correlativos acerca del Padre (V.27). Se confirma esto por el paralelismo con S. Mateo 28,18-20 donde Jesús, llegándose a los discípulos, les habló del mismo modo: "Se me ha dado todo el poder en el cielo y en la tierra" [me han sido entregadas todas las cosas por mi Padre]; y manda que los apóstoles hagan discípulos ( μαθητενσατε ) [aprended de mí]; y se enumera a sí mismo conjuntamente con la persona divina del Padre, de tal modo que todos los hombres deben ser bautizados y consagrados al nombre ( είς τό όνομα ) esto es a la majestad y a la dignidad de un solo Dios, a saber del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

 

439. S.MATEO 16,13-20.

Estando Jesús fuera de Palestina, en la región de Cesarea de Filipo, pregunta a sus discípulos, libres entonces del miedo y de la presión de los fariseos; ciertamente con la intención de que reflexionaran en su interior y confesaran de modo manifiesto qué es lo que pensaban acerca de él y acerca de su obra. Sobre la genuinidad y autenticidad de la perícopa de S. Mateo 16,13-20 no hay que dudar, ni tampoco de las palabras que fueron más atacadas por hacer referencia al primado de Pedro (V.16-19), según se dirá más ampliamente en el tratado de Ecclesia.

 

Versículo 13: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? (S. Marcos 8,27: ¿quien dice la gente que soy yo?; S. Lucas 9,18: ¿quién dice la gentes que soy yo?). Así Jesús pregunta en primer lugar qué piensan los otros, a saber las multitudes, respecto a su persona. La denominación del Hijo del hombre, según hemos dicho anteriormente en el número 394, es en el Nuevo Testamento un nombre propio de Jesús, que se predica no como un nombre común sino que se dice exclusivamente de Jesús, y es solamente Jesús el que lo emplea, y cuando lo empleen otros, es sólo citando las palabras de Jesús o del Antiguo Testamento -este nombre contiene ya la mesianidad de su sujeto, a causa de lo que hemos dicho anteriormente en el número 395 y siguiente, aludiendo a Daniel 7,13s.

 

En el Versículo 14 responden los discípulos recibiendo las opiniones del pueblo. Unos le tienen como Juan Bautista (resucitado, véase S. Mateo 14,2), en cambio otros le tienen como Elías que debía venir de nuevo (véase, S. Mateo 17,10), o como Jeremías resucitado u otro de los profetas enviado para auxiliar al pueblo (véase, libro II de los Macabeos 15,14; 2,1-21; libro IV de Esdras 2,18).

 

En el Versículo 15 Jesús quiere que se contraponga a éstas opiniones del vulgo el criterio de los discípulos: vosotros, ¿quién decís que soy yo? Así pues no pregunta solamente acerca de su dignidad mesiánica, la cual debía suponerse ya conocida por los discípulos y la cual estaba ya contenida con toda claridad en el nombre "del Hijo del hombre". Y por otra parte los discípulos mismos estaban persuadidos acerca de esta dignidad, según es de suponer; sino que Jesús pregunta sobre todo acerca de su naturaleza interna.

 

Versículo 16:-Tomando la palabra Simón, dijo: Tú eres el Cristo ( ό χριστός  , el Mesías), el Hijo de Dios vivo. ( όνίός τοΰ θεοΰ τοΰ ζώντος )) .

 

Versículo 17: Jesús acepta esta denominación: bienaventurado tu Simón Bar Iona [hijo de Juan, como yo soy el Hijo de Dios], porque no es la carne ni la sangre quien eso te ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos. Luego a Pedro, como a un niño en espíritu, le ha sido hecha la revelación de la que hablaba antes S. Mateo 11,25 acerca de la naturaleza interna de Jesús.

 

Versículos 18-20: Sigue Jesús hablando con Pedro con autoridad totalmente propia de El y absoluta: "Y yo te digo...; y sobre esta piedra edificaré mi iglesia...". De este modo habla acerca de su obra después de la profesión de su naturaleza interna, de un modo paralelo a como en S. Mateo 11,25-30 después de la manifestación de su divinidad hablaba acerca de su yugo y del modo como entrar a tomar parte de sus discípulos; y repetidamente en S. Mateo 28,18-20 ("Me ha sido dado todo poder... bautizándoles en el nombre... del Hijo... enseñándoles a observar todo [hacer discípulos]").

 

440. ARGUMENTO. Jesús acepta y alaba la respuesta que ha dado Pedro acerca de El; es así que en esta respuesta se afirma la filiación divina natural de Jesús; luego sáquese la consecuencia.

 

Prueba de la menor:

 

a) Jesús no pregunta solo acerca de su dignidad mesiánica, la cual ya era conocida de los discípulos y aceptada por ellos.

 

b) Jesús alaba la respuesta de Pedro y atribuye ésta no a un conocimiento natural (porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre); sino que atribuye la respuesta de Pedro a una revelación especial del Padre; es así que para conocer la sola mesianidad de Jesús o la filiación de Jesús en sentido natural no era necesaria una revelación especial; luego Jesús alaba el conocimiento de su filiación natural, que ha tenido lugar en Pedro mediante una revelación de su Padre.

 

c) Esto está de acuerdo con la revelación acerca de la divina filiación natural de Jesús, que el Padre hace a los niños según S. Mateo 11,25-27; y ahora Pedro es niño en espíritu; luego también se trata ahora de una revelación de la filiación natural.

 

d) Se confirma esto por el modo como sigue hablando Jesús de una forma absoluta y con autoridad propia acerca de la promesa del Primado (y Yo te digo...) y acerca de su iglesia, y profetizando como en nombre propio (no como los antiguos profetas: esto dice el Señor...). Se confirma igualmente por la forma solemne que encontramos en las palabras de Pedro: el Hijo de Dios vivo, y que es una forma totalmente determinada, con

artículo: ό νίός τοΰ θεοΰ.

 

441. S. MATEO 21,23-46; S. MARCOS 12,1-12; S. LUCAS 20,9-19.

 

Jesús también propuso a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo la parábola de los viñadores perversos, a los cuales, después de haber matado éstos a sus siervos, el Señor envió a su Hijo: "respetarán a mi Hijo" (S. Mateo 21,37); en esta parábola se hace una alusión manifiesta a los profetas del Antiguo Testamento en los siervos, y alude también de modo manifiesto asimismo al Hijo. Ahora bien los profetas del Antiguo Testamento eran hijos de Dios en sentido moral; luego ahora también el Hijo se entiende de un modo más adecuado en sentido natural.

 

S. MATEO 22,41-46; S. MARCOS 12,35-37; S. LUCAS 20,41-44. Y Jesús preguntó a los fariseos como David en Espíritu llamó Señor a su Hijo (el Mesías), aludiendo al Salmo 109,1; donde al Mesías Sacerdote y Señor dice Yahvéh (igualmente Señor): "siéntate a mi diestra..." en lo cual se expresa la dignidad divina.

 

442. S. MATEO 26,62-66; S. MARCOS 14,60-64; S. LUCAS 22,66 71.

En una ocasión solemnísima, al final de la vida pública de Jesús y poco antes de morir, en presencia del Sanedrín constituido solemnemente, y habiendo sido interrogado por el Sumo Pontífice con su autoridad suprema, Jesús confesó de modo manifiesto su divinidad.

 

S. MATEO 26,63: Y el Pontífice le dijo: te conjuro por Dios vivo; dí si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios. (S. Marcos 14,61: ¿tú eres el Cristo, el Hijo de Dios bendito?). S. Lucas hablando de otra reunión del Sanedrín celebrada por la mañana distingue dos modos de interrogar; V.66: si tú eres el Cristo (el Mesías), dínoslo; V.70: ¿luego eres tú el Hijo de Dios?

 

A estas preguntas que le hacen a Jesús la noche de su pasión, contesta afirmando en sentido totalmente pleno que él es Hijo de Dios, S. Mateo 26,64: díjole Jesús: "Tú lo has dicho. Y os declaro que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Padre, y venir sobre las nubes del cielo".

 

Y S. Lucas 22,70 nos transmite las palabras de Jesús pronunciadas al amanecer del día de su muerte: Yo soy.

 

Estas palabras todos las consideraron blasfemas; y por ello le condenaron a muerte.

 

443. ARGUMENTO. Jesús afirma delante del Sanedrín que él es el Hijo de Dios, no en sentido moral o solamente por el hecho de ser el Mesías, si no en sentido propio y natural. En efecto:

 

a) La denominación de Hijo de Dios en la Sagrada Escritura si se usa acerca de los ángeles y de los hombres, nunca se hace en singular; a no ser que se haga en una forma indefinida o tratándose de una colección a la que pertenecen muchos (v.gr. Israel, Hijo de Dios), de tal forma que entonces la expresión es evidentemente tropológica.[5]

 

b) Jesús, al afirmar esta denominación, afirma al mismo tiempo que él vendrá sentado a la diestra de Dios Padre, con lo cual se entendía también su dignidad divina, en efecto véase el Salmo 109,1 donde Yahvéh dice al Señor de David (a pesar de ser hijo de David): siéntate a mi derecha...[6]

 

c) Esta afirmación es escuchada como una blasfemia y con enorme horror (en efecto el Sumo Sacerdote se rasgó las vestiduras), y todos dijeron: "reo es de muerte...". En verdad no sería tal blasfemia si Jesús se hubiese atribuido solamente una filiación moral, o sea la misión mesiánica.[7]

 

d) Entre las injurias de aquéllos que blasfemaban de Jesús cuando pendía de la cruz, sobresale ésta: Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz (S. Mateo 27,40), "Pues dijo: Soy el Hijo de Dios" (S. Mateo 27,43); lo cual en verdad no parecería que debía ponerse de relieve de este modo, si solo se tratara de una filiación moral, esto es de la mesianidad.

 

444. LA SEGUNDA PRUEBA la extraemos del evangelio de S. Juan donde aparecen muchos textos en que Jesús viene de un modo manifiesto dice que El es el Hijo de Dios, bien se atribuye tales cualidades que debe entenderse su filiación divina natural.

 

Entre los textos de S. Juan hay que citar principalmente los siguientes:

* Jesús se llama el Hijo de Dios: S. Juan 5,17.25; 8,35s; 11,4.27; 20,17.

* Afirma su pre-existencia: 3,13; 6,32; 8,58; 17,5; "salió" en efecto del Padre: 6,33.38.46.50ss.62; 7,16.28ss; 8,18.23.42; 11,42; 16,27; 17,8; "ha visto" al Padre: 3,11; 6,46; 8,38.

* Afirma la igualdad que tiene con Dios; y ciertamente en el obrar: 5,17ss.30; 8,18; 14,10; en el conocer: 10,15 (véase, S. Mateo 11,25ss); en el ser: 5,18; 10,30.33.36; 12,44ss; 14,7.10.20; 16,15; 17,10.21.

* Acepta el testimonio de otros que le atribuyen la filiación natural de Dios: 11,27; 20,28.

 

Por esto consta ya el que esta denominación de Hijo de Dios debe entenderse en sentido natural y propio.

 

1. Porque Juan mismo entendió así esto. Enseña de modo clarísimo en su evangelio esta divina filiación de Jesús de tal modo que tiende a ello todo su evangelio, según dice al final, "Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre" (20,31); y declara solemnemente en el prólogo que se trata de la filiación natural, al decir: Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios (1,1); y dice que el Verbo hecho carne tiene la gloria como de Unigénito del Padre (1,14), esto es que tiene verdaderamente la gloria que es propia del Unigénito del Padre.

 

2. Cuando Jesús se llama Hijo de Dios (v.gr. S. Juan 5,17: "mi Padre sigue obrando todavía, y por eso obro yo también..."), los judíos lo entienden en el sentido de filiación natural: "por esto los judíos buscaban con más ahínco matarle, pues no solo quebrantaba el sábado sino que decía a Dios su Padre, haciéndose igual a Dios" (V.18). Lo cual Jesús no lo corrige de ningún modo, sino que lo confirma afirmando la unidad de su operación (y aún más la unidad de su naturaleza) con el Padre (V.19); igualmente afirma el juicio que le ha sido entregado y la comunidad de honor con el Padre, "a fin de que todos honren al Hijo así como honran al Padre" (V.22ss).

 

3. Esto mismo se afirma en S. Juan 10,30: Yo y el Padre somos una sola cosa. En efecto lamentándose Jesús de que le apedrearan los judíos, éstos le responden: "Por ninguna obra buena te apedreamos,.- sino por la blasfemia, porque, siendo hombre, te haces Dios" (V.33).

 

4. Y si Jesús responde (V.34ss) haciendo alusión a la Sagrada Escritura, que llama dioses a los jueces y a los hombres (véase, Salmos 82,6; 1 Cor. 8,5), esto no invalida la fuerza del argumento que hemos dado; sino que solamente muestra Jesús con un argumento "ad hominem" que ni siquiera por esto deben indignarse los judíos.

 

445. PRUEBA TERCERA. LOS TESTIMONIOS DE LOS APÓSTOLES. Acerca de la divinidad de Jesús confirman que Jesús tuvo esta persuasión y esta conciencia de su divinidad; y deben acudir como a fuente a este testimonio de Jesús sobre sí mismo.

 

Entre los muchísimos testimonios de los apóstoles, implícitos 6 explícitos, sobresalen en los Hechos de los Apóstoles las palabras de S. Pedro que aplica a Jesús el Salmo 109,1 acerca del Mesías-Señor de David (Hech. Ap. 2,34 puesto en relación con S. Mateo 22,43­45); igualmente S. Pedro llama a Jesús autor de la vida (Hech. Ap. 3,15).

 

Y en S. Pablo, además de la denominación de Kyrios aplicada a Jesús, con el cual nombre se designa ciertamente en los LXX a Yahvéh (Adonai), los textos de más renombre son los siguientes:

 

* Filipenses 2,5-7 al hablar de Jesucristo "quien, existiendo en la forma de Dios [teniendo naturaleza de Dios], no reputó codiciable tesoro mantenerse igual a Dios, antes se anonadó, tomando la forma de siervo [la naturaleza de hombre]...".

* En Tito 2,13 trata S. Pablo de la expectación de la bienaventurada esperanza en la venida gloriosa del gran Dios y salvador nuestro, Cristo Jesús.

* En Romanos 9,5 dice S. Pablo que según la carne procede del pueblo de Israel Cristo, que está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos.

* En Hebreos 1, lss se dice que Dios nos ha hablado en su Hijo, el cual el Apóstol le contrapone a los profetas (que eran hijos de Dios en sentido moral) y le pone como superior a los ángeles.

 

446. OBJECIONES

1. Jesús dice que El hecha a los demonios "en el espíritu de Dios" (S. Mateo 12,28) o "en el dedo de Dios" (S. Lucas 11,20); luego no obra por su propia virtud divina.

 

Respuesta: Distingo lo antecedente. Jesús dice que esta virtud divina con la que obra (en el espíritu, en el dedo de Dios) es ajena a El, niego el antecedente; dice y consta que es esta virtud propia de El, concedo el antecedente.

 

2. Jesús refiere los milagros a Dios y quiere que se le tribute honor: así después de hacer que se secara la higuera (tener fe en Dios: S. Marcos 11,22); y en el caso del Geraseno poseído del demonio (S. Marcos 5,19) y en el del leproso que vuelve a dar gracias (S. Lucas 17,18); luego no quiere que se le atribuyan a El los milagros.

 

Respuesta: Concedo lo antecedente y distingo el consiguiente. No quiere que se le atribuyan los milagros como a un mero hombre, concedo el consiguiente; como a Dios, niego el consiguiente.

 

3. Jesús alguna vez al realizar un milagro manifiesta su dependencia del Padre; v.gr. al resucitar a Lázaro: Padre, te doy gracias, porque me has escuchado (S. Juan 11,41); luego no se confiesa Dios.

 

Respuesta: Concedo el antecedente y niego el consiguiente. En S. Juan se habla de modo manifiesto de la divinidad de Jesús y de la manifestación misma de la conciencia divina de Jesús: Yo y el Padre somos una misma cosa (S. Juan 10,30) y lo que Este [el Padre] hace, lo hace igualmente el Hijo (S. Juan 5,19). De donde si alguna vez se expresa la dependencia de Jesús, entonces es que se trata de Jesús considerado según la naturaleza humana.

 

4. Se pone como objeción la dependencia del texto de S. Mateo 11,25s. del texto del libro del Eclesiástico 51,1s: Te doy gracias, Señor y Rey mío; te alabaré, Dios de mi salud... (Loisy).

 

Respuesta: No se da ninguna dependencia ni ninguna seria semejanza; en efecto en el libro del Eclesiástico se trata de la salvación mediante Dios y aquí se trata de la revelación del conocimiento de Dios.

 

5. La respuesta de Pedro acerca del Hijo del Dios vivo se halla solamente en S. Mateo; en cambio S. Marcos 8,28 tiene: tú eres Cristo; y S. Lucas, 9,20: el Cristo de Dios.

 

Respuesta: El silencio de S.Marcos y de S.Lucas no indica que sea falso el texto de S.Mateo, así como también S.Marcos y S.Lucas omiten la perícopa acerca del primado. Ahora bien acerca de la genuinidad del texto de S.Mateo hay constancia total. Las narraciones de S.Marcos y de S.Lucas están abreviadas.

 

6. Jesús no se dijo desde principio claramente Hijo de Dios.

 

Respuesta: Si la manifestación de su dignidad mesiánica debió hacerse con cautela según lo dicho en el n.399, 1, mucho más debió hacerse con esta cautela la manifestación de su conciencia acerca de su propia divinidad; en verdad esta manifestación era apta para excitar la extrañeza y las persecuciones, ya que no lo entendían fácilmente los judíos que profesaban estricto monoteísmo. Y una pedagogía muy adecuada aconsejaba esto, a fin de que nadie dijera inmediatamente a los judíos educados en tal monoteísmo: yo también soy Dios; y para que fueran educados poco a poco en este sentido los judíos, hasta que llegaran al pleno conocimiento del misterio de la Santísima Trinidad de las personas en la unidad de naturaleza.

 

7. "En todos los textos evangélicos el nombre del Hijo de Dios equivale solamente al nombre del Mesías, y de ningún modo significa que Cristo sea Hijo de Dios verdadero y natural" (D.2030).

 

Respuesta: Lo negamos por las pruebas que ya hemos dado.

 

8. Tal vez insista el que pone la objeción. En tiempo de Jesús los judíos usaban indiferentemente de los nombres de Mesías y de Hijo de Dios.

 

Respuesta: Negamos esta afirmación. En efecto las turbas y la gente del pueblo nunca hablan del Hijo de Dios, cuando se trata del Mesías; sino que dicen: REY DE ISRAEL, CRISTO, MESÍAS, HIJO DE DAVID; más aún distinguían entre la acusación acerca del Mesías y del rey: dice ser El el Mesías rey (S. Lucas 23,2) la cual fue la primera acusación ante Pilatos (S. Juan 18,33; S. Mateo 27,11; S. Marcos 15,2), y entre la otra acusación "Y, según la ley, debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios (S. Juan 19,7). En efecto tenían esto último como una blasfemia y lo entendían en el sentido de filiación natural; por esto los judíos buscaban con más ahínco matarle, pues ahora... decía a Dios su Padre, haciéndose igual a Dios (S. Juan 5,18).

 

9. El nombre de Hijo de Dios en la literatura del Antiguo Testamento se atribuye a otros muchos, los cuales ciertamente no son dios (v.gr. se dice de Israel, Éxodo 4,22: esto dice el Señor: mi Hijo primogénito Israel; o bien de Salomón 2 Reyes 7,14: yo seré para El Padre, y El me será a Mí Hijo); luego este nombre no debe entenderse en el sentido de filiación natural.

 

Respuesta: Distingo el consiguiente, este nombre no debe entenderse en el sentido de filiación natural, si no hay razones que obliguen a ello, concedo el consiguiente; si hay estas razones, como hemos mostrado en los argumentos que hemos puesto en favor de la afirmación de Jesús, niego el consiguiente.

 

De un modo indeterminado son llamados Hijos de Dios en la Sagrada Escritura tanto los ángeles como los hombres, sin que se hable de alguien determinado (v.gr. Eclesiástico 4,11); o bien tropológicamente, al hablar de Israel en el texto citado (Éxodo 4,22) el cual se trata de todo el conjunto del pueblo; igualmente de un modo tropológico y cuasi típico al hablar de Salomón (véase, anteriormente anotación 14, y n.525 hasta V.14).

                                                                                                                                                     En cambio cuando Jesucristo es llamado el Hijo de Dios, se habla de un modo determinado , con artículo determinado; y hay razones que obligan a aceptar el sentido metafísico y propio natural de este nombre.

 

10. Jesús rechaza su dignidad divina, cuando dice que no se le llame bueno, porque "nadie es bueno sino sólo Dios" (S. Marcos 10,18).

 

Respuesta: Este título de "bueno" era reservado para Dios y para la Ley, y no se atribula a los rabinos. Por ello tributar a Jesús este título podía indicar "una captación de benevolencia", aunque por otra parte se apoyaba en la verdad. Jesús se admira de esto: ¿Por qué me llamas bueno? (V.18); propiamente no rechaza el título que le es debido, sino que modestamente parece declinarlo, a pesar de que en realidad se le debía este título. Más aún puede incluso parecer que sugiere al joven su propia divinidad.

 


[1] Téngase en cuenta respecto a los hallazgos dé Qumran (Véase n.197, anot.2-3), en relación con él carácter mesiánico dé Jesús, qué hasta ahora no pasa dé ser una conjetura él qué Juan él Bautista conociera las prácticas dé aquéllos esenios y su ascesis; dé modo semejante él qué Juan Evangelista conociera los escritos dé aquéllos acerca dé la luz y dé las tinieblas. Y ni tampoco el Maestro de Justicia, del cual sé habla en los documentos encontrados, puede ser una imagen previa del Mesías, ya qué parece que se refiere al Sumo Sacerdote Olias III, y ya que no tiene lo que es especifico en et Mesías de los cristianos, a saber, et hecho de ser verdadero Dios y verdadero hombre, redentor en la cruz con una muerte expiatoria, autor de la Sagrada Eucaristía y de los Sacramentos y fundador de la Iglesia.

[2] El testimonio de Juan Bautista tiene ciertamente una gran importancia: no sólo por la autoridad del precursor, la cual reconocían tantos hombres; ni solamente porque este testimonio fue dado desde el comienzo; sino también porque tuvo una prolongada influencia en el pensamiento de los judíos (Véase, S. Mateo 21,24-27; Hech. Apost. 18,24-28; 19,1-5).

[3] "Ni os hagáis llamaros maestros" [en griego Καθηγηταί ] : porque uno sólo es vuestro Maestro [ Καθηγητής ] , Cristo" (S. Mateo 23,10). Καθηγητής (que se encuentra una sola vez en el Nuevo Testamento). es lo mismo que jefe, guía; de donde fácilmente puede emplearse como maestro, preceptor. Zorell da esta última interpretación en el léxico griego del Nuevo Testamento, por lo que se refiere al vocablo. Si puede hallarse alguna diferencia entre los vocablos διδάοκαλος y Καθηγητής , tal vez sea ésta: que el segundo vocablo signifique el jefe de alguna escuela, cuales existían en aquel tiempo entre los rabinos y los escribas (DIECKMANN, de revelaciones n.719 pág.511) ó también, si el vocablo διδάοκαλος expresa una dirección intelectual Καθηγητής podría expresar una dirección moral. Acerca de Jesús como maestro trata SALABERRI en la revista de estudios eclesiásticos 32 (1958) 5-19, en su artículo titulado: Cristo, Maestro.

[4] Decimos "probablemente porque hay algunos autores como I. KNABENBAUR, en su comentario al evangelio según San Juan, los cuales atribuyen estas palabras a Jesús mismo, por el contrario M. J. LAGRANGE en su obra, el evangelio según S. Juan atribuye las palabras a partir del V.16 a S. Juan Evangelista.

[5] Solamente Salomón es llamado Hijo de Dios, en el Libro 2 de los Reyes 7,14; 1 de los Par. 17,13. Sin embargo al mismo tiempo se dice esto de los posteriores, los sucesores en el reino, y sobre todo de Cristo, al cual aplica S. Pablo la filiación divina en el V.14 (véase, Hebreos 1,5, y después n.595, hasta el V.14). De donde se dice de Salomón que es Hijo de Dios en un sentido cuasi típico con referencia al Mesías. De donde la pregunta hecha por el Pontífice solamente tiene sentido de filiación-natural.

[6] Véase, n.610. Debemos advertir también que la expresión "venir sobre las nubes del cielo" es un atributo divino, véase anteriormente n.396.

[7] La mera afirmación de la propia mesianidad, que debía hacer el Mesías mismo, no era considerada como blasfemia.