CAPÍTULO II

 

DEL TESTIMONIO QUE JESÚS DIO ACERCA DE SI MISMO

 

383. A fin de acometer nuestro propósito de comprobar el hecho de la revelación divina llevada a cabo por Jesús llamado Cristo, es menester en primer lugar que nosotros mostremos que Jesús dijo qué el era él Legado dé Dios en él sentido de maestro religioso auténtico para revelar la verdad. Ahora bien la afirmación de esta misión divina pudo hallarse no de un modo explícito en las palabras de Jesús, sino envuelta en otras afirmaciones de él (acerca de su mesianidad y divinidad), las cuales serán menester examinar ahora.

 

Artículo I

 

SOBRE LA AFIRMACIÓN MESIÁNICA DE JESÚS

 

TESIS 26. JESÚS NAZARENO TESTIFICÓ QUE EL ERA EL MESÍAS

 

384. LA NOCIÓN DE MESÍAS es en verdad de gran importancia, ya que por ella consta el nombre que los siglos atribuyen a Jesucristo y también de ella trae su origen el nombre de nuestra religión cristiana.

 

MESÍAS es una forma helenizada del vocablo arameo  פש׳חא (meshiha'), extraída del vocablo hebreo פש׳ח (mashiáh), en griego όΧριτός (ó Christos), en latín ungido.

 

En el Antiguo Testamento eran ungidos y eran llamados ungidos, esto es cristos de Dios, reyes. Y así el Señor dice a Samuel: "Y tú le ungirás [a Saúl] por jefe de mi pueblo" (I Reyes 9,16); cogió Samuel una redoma de óleo, la vertió sobre la cabeza de Saúl (I Reyes 10,1). Y Saúl es llamado por David ungido de Yavhéh (2 Reyes 1,14); y David mismo se queja del asesinato de aquél "como si no fuera ungido con el óleo" (2 Reyes 1,21...).

 

Eran ungidos también los profetas. Así se le dice a Isaías: "a Eliseo... le ungirás para que sea profeta en lugar tuyo" (3 Reyes 19,16)...

 

Por último eran ungidos los sacerdotes, según consta por las palabras dichas a Moisés: "Toma el óleo de unciones, derrámalo sobre su cabeza [la cabeza de Aarón] y le unges" (Éxodo 29,7); y Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: "Lleváis sobre vosotros el óleo de la unción de Yavhéh" (Levítico 10,7; Véase, 21,10)...

 

Este nombré dé Cristo -según veremos detenidamente después, al tratar dé los vaticinios mesiánicos-, sé aplica al Príncipe y Liberador qué ha dé venir para traer la salvación, en tres textos:

 

* En él cántico dé Ana, madre dé Samuel, la cual ensalzaba al Señor qué erguiría el cuerno de su Ungido (1 Reyes 2,10);


        * Igualmente en él salmo dé David qué prevé que sé reúnen los reyes dé la tierra y a una sé confabulan los príncipes contra Yavhéh y contra su Ungido (Salmos 2,2);


        * Por último por él Profeta Daniel, al señalar él tiempo hasta el Príncipe Ungido (Daniel 9,25). Y esté nombre vino a ser en Ch. en los últimos siglos antes de Jesucristo como él nombré propio de este rey que iba a venir.

 

Esta denominación dé Jesucristo, como el ungido por antonomasia, sé la atribuía, por él hecho dé qué en virtud dé las profecías qué sé anunciaban acerca dé El -y las cuales las expondremos más ampliamente en su lugar adecuado- tenla como propia una triple dignidad:

 

        * La de rey (v.gr. Salmos 2,6-8),   

   

        * La de profeta (Deut 18,15 s),   

 

        * La dé sacerdote (Salmos 109, 4).

[1]

 

385. OTROS NOMBRES, CON LOS QUE ERA DESIGNADO EL MESÍAS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO, eran

 

* Emmanuel (Isaías 7,14),

 

* Siervo de Yavhéh (Isaías 42,1 s),

 

* Vástago de David (Jeremías 23,5),

 

* David (Jeremías 30,9),

 

* El hijo del hombre (Daniel 7,13 s).

 

386. PROPIEDADES DEL REINO MESIÁNICO SEGÚN EL ANTIGUO TESTAMENTO. Puesto que el Mesías iba a ser Rey, sus cualidades o prerrogativas se muestran al considerar las propiedades de las que se haya dotado et antiguo Testamento et reino mesiánico, esto es et gobierno y la potestad del Mesías. Así pues, et reino del Mesías se predicaba:

 

* Eterno (2 Reyes 7,13.16 [Véase, Salmos 88, 29 s. 37s.]; Salmos 71,5-7; Isaías 9,7; Daniel 7,14.27...).

 

* Universal (Génesis 12,3; 18,18; 22,18; 26,4; 28,14; 49,10; nums. 24, 17-23; Salmos 2,8s; 21,28s; 71,8-11; Isaías 2,2-4; 66,19s; Miqueas 4,1-3; Daniel 7,14.27; Malaquías 1,11...).

 

* Externo y visible (Isaias 2,2s; 11,10; Miqueas 4,1s; Malaquias 1,11...)

 

* Nuevo, con un nuevo sacrificio y un nuevo culto (Malaquias 1,11s), con un nuevo sacerdocio (Isaías 66,20s), con una nueva ley (Jeremías 31,31-33);

 

* Doctrinal, esto es que anuncia una doctrina (Deut 18,18; Isaías 2, 3; Salmos 2,6;21,23...)

 

* Espiritual y dispensador de los bienes por gracia (Isaías 11,1-9; Jeremías 31,34; 50,20...).

 

387. Son adversarios en primer lugar algunos racionalistas un tanto antiguos que niegan la autoridad de las fuentes, como F. Strauss, Bruno Bauer, G.Volkmar.

 

Igualmente unos pocos mas recientes, los cuales dicen que Jesús no manifestó que El era el Mesías, y que después las discípulos fueron los que introdujeron esta idea de la mesianidad de Jesús, al persuadirse ellos de que Jesús había resucitado y que vendría de nuevo. Así W. Wrede, el cual, negando la manifestación pública de Jesús como Mesías, se encierra en una duda insoluble sobre si Jesús se consideró El a si mismo como Mesías; hay que añadir a este K. Wellhausen, A. Merx y otros. R. Bultmann admite del mismo modo un escepticismo semejante y que no puede tenerse conocimiento cierto acerca de la conciencia mesiánica de Jesús.

 

A. V. Gall afirma que Jesús rehusó la dignidad mesiánica, pero que no rehusó et titulo del "Hijo del hombre" y del "Hijo de Dios".

 

Entre las proposiciones de los modernistas que han sido condenadas se encuentra la siguiente (D.2028): Que Jesús no habló con el fin de enseñar que El era et Mesías y que sus milagros no tenían como finalidad el demostrar esto.

 

388. DOCTRINA DE LA IGLESIA. Consta con claridad que et magisterio ordinario de la Iglesia propone la doctrina de la tesis y la predica con mucha frecuencia, y en verdad como doctrina revelada. Además fue condenada la proposición de los modernistas (D.2028) que hemos mencionado en et número anterior.

 

Valor dogmático. La Tesis es de fe divina y católica.

 

389. SE PRUEBA Primera. POR EL HECHO DE QUE LOS APÓSTOLES ATRIBUYEN CONSTANTEMENTE A JESÚS ESTA DIGNIDAD Y ESTE NOMBRE. Obran de este modo en sus evangelios: En efecto la finalidad de S. Mateo es mostrar que Jesús es et Mesías anunciado de antemano par los profetas, la cual la aclara abundantemente aduciendo con mucha frecuencia las palabras de Jesús "para que se cumpliera la que ha sida dicho por el profeta" (en muchos lugares); y Juan escribió para que creyeran "que Jesús es Cristo" (S. Juan 20,31). Esto mismo hacen también los ap6stoles "en su predicación" (Hech. Apost. 2,36; 3,18; 4,10...); es así que la razón suficiente de hacer esto en tales testigos tan veraces, hasta la muerte, los cuales vivieron con Jesús mismo tan frecuentemente, no puede ser mas que el hecho verdadero mismo, a saber, que Jesús se tuvo a si mismo como el Mesías y afirmó que la era; luego Jesús se tuvo en realidad como el Mesías y dijo que era el Mesías.

 

390. Segundo. JESÚS PREGUNTADO EXPRESA Y PÚBLICAMENTE SOBRE SI ERA EL MESÍAS, LO AFIRMO. Y así, como fuera preguntado par las discípulos de Juan el Bautista sobre si era (el Mesías) que iba a venir, apela de forma absoluta a todo la que se esperaba a cerca del Mesías, a saber, apela a que los milagros que había realizado (S.Lucas 7,18-23; S.Mateo 11,1-6; puesto en relación con Isaías 35,4-6; 61,1). Del mismo modo lo afirmó, cuando fue expresamente preguntado por el pontífice Caifás (S.Mateo 26,63s; S.Marcos 14,61s).

 

391. Tercero. JESÚS SE IMPONE A SI MISMO TÍTULOS MESIÁNICOS Y ACEPTA ESTOS: DIVERSOS TÍTULOS ACEPTADOS POR JESÚS 0 IMPUESTOS A SI MISMO POR EL, CON LOS CUALES TÍTULOS SE LE DESIGNABA POR AQUEL TIEMPO AL MESÍAS. Mesías ó Cristo: Jesús confiesa claramente que es Mesías ó Cristo, cuando habla con la samaritana (S. Juan 4,25-27: Yo soy, el que contigo habla). Y anteriormente, ya en el comienzo de la vida pública le había designado de este modo Andrés al decir a Simón: Hemos hallado el Mesías (S. Juan 1,41). Expresamente acepta y alaba la confesión de Pedro, hecha en nombre de todos los apóstoles: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo (S. Mateo .16,16s; Véase, S. Marcos 8,29; S. Lucas 9,20). El mismo se adjudica este título: Uno solo es vuestro Maestro, Cristo (S. Mateo 23,10) y alaba la misericordia tenida con los apóstoles en su nombre porque sois de Cristo (S. Marcos 9,41); y dice que no crean a aquéllos otros que dijeren: Aquí está el Mesías, porque se levantarán falsos Mesías y falsos profetas (S. Mateo 24,23s). Y esta es la vida eterna, que te conozcan a TI, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo (S. Juan 17,3). Por último afirmó solemnemente su mesianidad en presencia del Sanedrín (S. Mateo 26,63s; S. Marcos 14,61s); y aparece después de su resurrección adjudicándose esta dignidad, al hablar con los discípulos en el camino de Emaús (S. Lucas 24,26) y con los otros discípulos (S. Lucas 24,46).

 

392. Natanael le llama Rey de Israel (S. Juan 1,49); es proclamado también Rey de Israel por el pueblo el día que fue recibido con palmas (S. Juan 12,13; Véase, S. Mateo 21,1s; S. Marcos 11,10; S. Lucas 19,38), por el buen ladrón en la cruz (S. Lucas 23,42); y El mismo acepta este título, por más que alguna vez huyera del tumulto del pueblo que quería hacerlo rey después de la multiplicación de los panes (S. Juan 6,15). Jesús mismo habla acerca de su reino (S. Mateo 13,41) al explicar la parábola de la cizaña; en S. Mateo 25,34.40 cuando el rey habla a aquéllos que estarán a su derecha); y afirma que El es rey cuando es preguntado por el presidente Poncio Pilato (S. Mateo 27,11s; S. Juan 18,33-37; Véase, S. Mateo 27,27-29; S-.Marcos 15,16,18; S. Lucas 23,2s nos habla acerca de la injurias que le dirigieron los soldados a causa de éste título de rey; y de forma semejante hablan los evangelistas acerca de las imprecaciones de la turba y de los sacerdotes delante de la cruz, por el hecho de que Jesús dijo que El era el rey de Israel: S. Mateo 27,42; S. Marcos 15,32; S. Lucas 23,37; lo cual se confirma también por la inscripción del la cruz; S. Mateo 27,37; S. Marcos 15,26; S. Lucas 23,38; S. Juan 19,19-21).

 

393. HIJO DE DAVID. Este era también un título mesiánico, puesto que el Mesías debía provenir de David (Véase n.595s.610; S. Mateo 12,23; 22,42...). De este modo le aclaman los ciegos (S. Mateo, 9,27; 20,30-34) y la mujer cananea (S. Mateo 15,22); por último los apóstoles y el pueblo así le aclaman al entrar Jesús en Jerusalén (S. Mateo 21,9.15s).

El que ha de venir ( ό έρχόμενος , con artículo, dando a entender una persona concreta a la que se espera) cuando es preguntado por los discípulos de Juan Bautista (S. Mateo 11,3-5).

 

El Profeta ( ό προφήτης , igualmente con artículo, significando esta palabra el profeta determinado, al que se refirió Moisés en Deut. 18,15-18; véase, S. Juan 5,46). Así le llaman las turbas después de la multiplicación de los panes ((S. Juan 6,14), y algunos el último día de la fiesta al discutir acerca de él (S. Juan 7,40); y Jesús acepta ésta denominación cuando dice que Moisés escribió acerca de él (S. Juan 5,46).

 

Ciertamente algunos de entre los judíos hacían distinción entre Cristo y el Profeta que debía venir (Véase, S. Juan 1,21.24; 7,40s); no obstante no parece que otros judíos hayan hecho esta distinción. En efecto ellos mismos aclaman a Jesús como el Profeta expreso que debía venir (S. Juan 6,14 después de la multiplicación de los panes) y querían arrebatarle a fin de hacerle rey, cual era esperado el Mesías (S. Juan 6,15).

 

Que tenía a Elías como precursor (S. Mateo 17,10-13).

 

394. B. EL TITULO DEL HIJO DEL HOMBRE. Jesús se impone a sí mismo el título del "Hijo del hombre"; es así que el título del "Hijo del hombre" es un título mesiánico. Luego Jesús se impone a sí mismo un título mesiánico.

 

La mayor consta por la lectura de los evangelios, donde se ve que Jesús se impone a sí este nombre desde el comienzo de su vida pública; y que tal nombre se usa solamente tratándose de Jesús y no de otro; y que aparece solamente en boca de Jesús (si hacemos excepción de los textos de S. Lucas 24,7; y de S. Juan 12,34, los cuales no obstante refieren las palabras mismas de Jesús):

 

S.Mateo 8,20; 9,6; 10,23; 11,19; 12,8.32.40;13,37.41; 16,13.27s;17,9.12.22;[18,11]; 19,28; 20,18.28; 24,27.30 [acerca de la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo con gran poder y majestad]; 37.39.44; 25.31 [sobre la venida del Hijo del hombre en su majestad para juzgar a los hombres]; 26,2.24.45.64 [anuncia en presencia de Caifás al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo].

 

S. Marcos 2,10.28; 8,31.38; 9,9.12.31; 10,33.45; 13,26; 14,21.41.62.

 

S. Lucas 5,24; 6,5.22; 7,34; 9,22.26.44. [56].58; 11,30; 12,8.10.40; 17,22.24.26.30; 18,8.31; 19,10; 21,27.36; 22,22.48.69; 24,7.

 

S. Juan 1,51; 3,13.14; 5,27 [el Padre dio al Hijo la potestad de juzgar, ya que es el Hijo del Hombre]; 6,27.53.62; 8,28; 12,23 [viene la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado; V.32.33: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Decía esto dando a entender que clase de muerte iba a morir). 34 [La gente se extraña de que, siendo así que Cristo permanece eternamente, sea menester el que el Hijo del hombre deba ser levantado en alto]; 13,31.

 

395. La Menor: Sentido mesiánico de éste título.

 

a) En primer lugar esta denominación tiene en labios de Jesús un sentido especial, singular y determinado, puesto que se emplea en una forma determinada y nueva: ό υίός τοΰ άνθρώπου , él (determinado) hijo del hombre; a esta forma, teniendo en cuenta la lengua aramea que es la que usaba Jesús, corresponde en arameo la expresión bar- 'enasha', siendo así que para designar a hombres concretos había la costumbre de emplear enasha'. Luego Jesús quiere dar a entender con ésta expresión algo especial y a alguien singular.

 

b) En este nombre, sobre todo en los textos anteriormente entresacados (S.Mateo 24,30; 26.64; S.Juan 5,27...) hay una alusión manifiesta a la profecía mesiánica de Daniel 7,13.14.

 

396. EXPOSICIÓN DE DANIEL 7,13s. Después que el profeta ve que ha sido destruido el poder contrario a Dios (V.11s: hasta que fuera matada la bestia y fuera arrebatado el poder de las otras bestias), ve después de una forma correlativa la constitución del reino de Dios por el Hijo del hombre (V.13s).

 

Versículo 13: Seguía yo mirando en la visión nocturna [el Profeta Daniel que es el que habla] y ví venir en las nubes del cielo a un como hijo del hombre, que se llevó al anciano de muchos días y fue presentado a éste.

 

Versículo 14, fue legado el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es dominio eterno que no acabará nunca, y su imperio, imperio que nunca desaparecerá.

 

Mediante el nombre del Hijo del hombre (LXX: ώς νίός άνθρώπον en arameo, TM: ככךאڊש kebar 'enash) se significa en este texto una persona individual, que viene y es presentado ante "el anciano de muchos días"; el cual, como supremo Señor, le entrega el reino y el honor. El nombre del Hijo del hombre connota ciertamente en Ezequiel 2,1; 4,1; 5,1 y en otros textos (v.gr. Daniel 8,17) la fragilidad de la naturaleza humana.

 

Si se dice un como Hijo del hombre, esto se refiere a lo que aparece a la vista, así como antes se dice (V.4: como un león; V.6: como un leopardo), y responde a la palabra aramea kebar.

 

Del hecho de que a este hombre se le entrega el reino eterno como universal, según se dice en el V.14, se sigue que se trata aquí del Mesías; ya que solamente al Mesías además de a Yavhéh, le son entregados todos los pueblos en heredad y el Mesías tiene potestad eterna y universal, según las afirmaciones de profetas precedentes (Véase, 597s 606s, etc.; y Génesis 49,10; Salmos, 2,8; 44,5ss; 71, Isaías 11;10; 49,6; 53,11; Jeremías 23,5; 30,21; Ezequiel 34,23; Miqueas 5,4ss).

 

Venir en las nubes del cielo es una expresión con la que se indicaba en la Sagrada Escritura que se aparecía Dios: así Dios bajó al monte Sión, así mostró en el tabernáculo su presencia, así se manifestó en el templo y así se le describe en los Salmos como juez y Señor (Salmos 17,10; 96,2; 103,3s...). Luego se adjudica este atributo a la divinidad. Lo cual se confirma también por el hecho de que usando de estas palabras Jesús afirmó solemnemente en presencia de Caifás su propia mesianidad y divinidad (Véase, n.443).

 

Y si se dice que es entregado entonces al Mesías el reino, no se sigue el que éste no hubiera sido antes rey, sino que hubiera sido rey de un mundo militante y todavía no lo había sido de un reino donde reinara pacíficamente sobre los adversarios una vez derrotados éstos; ahora bien se dice que alguien reina en plenitud, cuando le están sometidas todas las cosas plenamente de derecho y de hecho.

 

Luego el Hijo del hombre en Daniel 7,13s es la persona individual del Mesías, según se entendía también por los apócrifos del Antiguo Testamento (Enoch, 4 Esdrae). Y Jesús Nazareno sin que nadie se opusiera, tomó como propio éste nombre, en calidad de persona individual. Por tanto la exposición tradicional acerca del texto de Daniel 7,13 se refiere al Mesías. Tal vez alguien diga que el sentido respecto del Hijo del hombre ha sido expuesto por Daniel en el cap. 7,18:22.27 acerca del pueblo teocrático, a saber, acerca del reino mesiánico y del pueblo de Isreal. Por ello otros interpretan la expresión, Hijo del hombre, en sentido colectivo, no en un sentido individual. Así piensan muchos protestantes y algunos católicos.

 

Respuesta: De entre estos, los católicos sostienen también que se habla acerca del Mesías, en cuanto que el Mesías es parte del reino mesiánico y del pueblo teocrático.

 

Y en realidad, si los santos de Dios altísimo, el pueblo mesiánico han de recibir el reino mesiánico (V.18.22.27), mucho más lo poseerá el Rey de este pueblo, el Mesías. Se le da a Este el reino (V.14), y mediante él lo reciben los santos (V.18).

 

Además es lo corriente en Daniel el hablar indiscriminadamente acerca de los reinos y de los reyes de éstos (Véase, 2,37s; 7,17.24; 8,20-22.

 

Si Daniel identifica al Hijo del hombre solamente con el pueblo teocrático, es porque le interesa aliviar al pueblo oprimido a causa de la persecución de Antíoco Epifanes con el consuelo venidero, diciendo al pueblo: Alguna vez estarás al frente de los demás.

 

397. C) Este sentido mesiánico, el cual hacía alusión Jesús, era también conocido en el tiempo de Jesucristo. Así consta, no solo porque Caifás entendió plenamente la respuesta de Jesús (S.Mateo 26,64-66; S.Marcos 14,62s), sino también porque la muchedumbre equipara al Hijo del hombre con Cristo que permanece eternamente (S.Juan 12,34).

 

398. ESCOLIO. Luego esta expresión del Hijo del hombre no solamente pone de relieve el sentido mesiánico, sino que indica también la divinidad del Mesías, ya que encierra la pre-existencia y el origen celestial de El (en efecto viene en las nubes del cielo; Véase, S. Juan 3,13: nadie sube al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo).

 

De este modo éste nombre evita por una parte las imágenes terrenas, mundanas y políticas acerca del Mesías; y por otra parte indica la doble naturaleza de éste, la humana, frágil, amable, y al mismo tiempo la divina y poderosa. Y éstas pueden ser las razones de por qué Jesús eligió para El este nombre.

 

399. OBJECIONES.

 

1. A veces parece que Jesús no aceptó la dignidad y los honores mesiánicos. Y así huye sólo al monte, cuando las turbas reconocen que El es en verdad aquél profeta que va a venir al mundo, y cuando quieren hacerle rey (S. Juan 6,14s); de forma semejante después de haber realizado milagros en Cafarnaúm se marchó al desierto, a pesar de que las turbas le buscaban (S. Marcos 1,35-38). Igualmente prohíbe que se divulguen sus milagros con los que fácilmente sería reconocido como Mesías (S. Marcos 1,43s; 5,43; 7,36; 8,26; S. Mateo 9,30).

 

Respuesta: En estos textos Jesús no niega su mesianidad ni tampoco los testimonios aducidos por El acerca de dicha mesianidad; sino que ciertamente se indica una cierta cautela en el modo de proceder a saber para evitar los levantamientos políticos del pueblo, y para que no pareciera que El aprobaba las ideas terrenas que tenían acerca del Mesías. De éste modo procedía también gradualmente hasta tanto que quedara fijado el sentido con el que quería ser reconocido como el Mesías; y al mismo tiempo para evitar las envidias de los adversarios. No obstante si no había por qué temer éstos peligros, a veces él mismo exhortaba a que el milagro fuera hecho público (S.Marcos 5,19) y a que fuera reconocido (S.Lucas 17,18).

 

2. Jesús no permitía tampoco el que los demonios dijeran que El era el Cristo (S.Marcos 1,25.34; 3,12).

 

Respuesta: De este modo hubiera podido fácilmente surgir la sospecha acerca de trato con ellos; y de hecho hubo calumnias acerca de que echaba los demonios con el poder de Belzebú (Véase, S. Marcos 3,22-30), y esto no mucho después. Además podía parecer inconveniente el que fuera proclamado Mesías por los demonios mismos.

 

3. Jesús también ordenó a sus discípulos "Que no dijeran a nadie el que El era Jesucristo" (S. Mateo, 16,20; S. Marcos 8,30; S. Lucas 9,21).

 

Respuesta: Esta prohibición no es definitiva, sino hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos cuando se hablaba acerca de la visión de la transfiguración (S. Mateo 17,9). Y esta prohibición fue hecha cuando su mesianidad fue ya propuesta de forma abundante al pueblo y fue rechazada; ahora bien el Señor no quería excitar más el odio de los príncipes ni provocar un clamor popular inútil e inoportuno.

 

4. En cuanto al nombre del Hijo del Hombre puede parecer extraño el que no aparezca con frecuencia en otros libros del Nuevo Testamento, a excepción de los evangelios.

 

Respuesta: Los evangelios son fuentes totalmente históricas y esto se ve mucho más en este nombre empleado por Jesús, el cual aparece con tanta frecuencia en ellos. Ahora bien si otros libros del Nuevo Testamento no lo emplean, puede ser por el hecho de que los paganos no tenían tanto conocimiento de la profecía de Daniel, a la cual hacía alusión; y además por el hecho de que mediante el nombre del Hijo de Dios quedaba mejor inculcada la filiación divina del Mesías, la cual es la que más debía proponerse a los paganos. Además aquélla expresión tenía un sabor a la forma y a la índole aramea de la lengua, más que a la forma griega.

 

5. En S.Juan 5,27 encontramos en el texto griego Hijo del Hombre sin el artículo que determine a la persona individual.

 

Respuesta: Es verdad ciertamente, sin embargo por el conjunto de todos los textos y por el tema del cual se trata en S.Juan 5,27 consta suficientemente que se trata de una persona totalmente determinada; y de éste modo la potestad de juzgar que se le otorga, no es por ser simplemente hombre (entendido en sentido genérico o sentido poético), sino por ser tal hombre determinado, a saber el Mesías.

 

6. Puede también aducirse otras objeciones, con las que se pretenda mostrar que Jesús no obró milagros para ser reconocido como Mesías (Véase, después el número 499, cuando se habla acerca de la verdad relativa de los milagros de Jesús.

 

TESIS 27. JESÚS NAZARENO, YA DESDE EL PRINCIPIO DE SU VIDA PÚBLICA CONOCÍA Y ASÍ LO AFIRMO QUE EL ERA EL MESÍAS.

 

400. Esta Tesis la proponemos a causa de los modernos adversarios, los cuales, sin negar que Jesús dijo que El era el Mesías, conceden no obstante esto solamente por lo que concierne al final de su vida terrena, al haber casi caído, según dicen los adversarios, en la locura. De aquí que debemos defender la plena conciencia mesiánica de Jesús, desde el comienzo de su vida pública.

 

401. LOS ADVERSARIOS en general establecen un origen lento y un desarrollo puramente natural en la conciencia que Jesús tuvo acerca de su mesianidad y en las manifestaciones que dio respecto a ésta. Así piensan los primeros racionalistas (E. RENAN y otros) y los racionalistas posteriores (A. HARNACK, J. WEISS, HH. WENDT, A. JULICHER, P. W. SCHMIEDEL, W. BOUSSET, O. HOLTZMANN...). Y en general imaginan su teoría del modo siguiente:

 

"El comienzo y como el fundamento de la conciencia mesiánica de Jesús, era un cierto sentido religioso por el que Jesús tenía la experiencia de Dios como de Padre, y tenía la experiencia de sí mismo, como de Hijo de Dios, de un modo especial. Después en el bautismo le parecía que había oído una voz del cielo y bajo el influjo de Juan el Bautista y de la predicación mesiánica de éste adquiere para sí la persuasión cierta de que él mismo es el Mesías. Siguen ciertas dudas ("las tentaciones"), mas después que las venció con una seria consideración y reflexión, queda la total seguridad a cerca de su misión mesiánica. La conciencia de Jesús conocía poco a poco, cambiaba, determinaba la naturaleza de esta misión, con una cierta evolución psicológica que estaba supeditada a varias influencias externas. Al comienzo de la vida pública, al aclamarle el pueblo, tenía la esperanza de que podría llevar a sus oyentes a sus ideas religiosas y puras acerca del Mesías y su reino; sin embargo al pasar el tiempo vid de día en día con más claridad que prevalecía la oposición violenta de los adversarios, que el pueblo seguía como jefes a los fariseos, y que El mismo era abandonado por el pueblo, que le amenazaban grandes peligros y la muerte misma. De aquí se explica, dicen los adversarios, por qué habló de ideas universalistas y de una misión universal; por qué habló de su pasión y de su futura muerte; por qué se apartó del pueblo. La agonía en el monte Olivete indica, dicen los adversarios, una suma de presión del alma de Jesús la cual tal vez la padeció bajo el influjo de esta persuasión".

 

Y entre las proposiciones de los modernistas se encuentra la siguiente: "Cristo no siempre tuvo conciencia de su dignidad mesiánica" (D.2035).

 

402. DOCTRINA DE LA IGLESIA. La Iglesia propone, y ciertamente como algo revelado y que está contenido en la Sagrada Escritura, la plena y total conciencia desarrollada de Jesús acerca de su misión; y "Por lo cual entrando en éste mundo, dice: No quisiste sacrificios ni oblaciones... Entonces yo dije: Heme aquí que vengo -en el volumen del Libro está escrito de mí- para hacer, ¡Oh Dios!, tu voluntad" (Hebreos, 10,5-7). Lo mismo hay que decir de cuando siendo un muchacho de doce años se quedó en el templo, y de todas

 

las manifestaciones y afirmaciones mesiánicas de Jesús, que celebra la Iglesia respecto al comienzo de la vida pública de Jesús. Y véase además, S. Juan 1 en el prólogo del evangelio, y las pruebas que aduciremos sacadas de la Sagrada Escritura.

 

Por otra parte también fue condenada la proposición de los modernistas (D . 2 0 3 5) , de la cual hemos hecho antes mención.

 

VALOR DOGMÁTICO. La tesis es de fe divina y católica

 

403. Debemos darnos cuenta de que, según la doctrina de los teólogos, Jesucristo tuvo una triple manifestación de ciencia en su inteligencia humana: una era la ciencia de visión, por la cual poseía la visión beatífica e intuitiva de Dios, en razón de la cual, conocía todas las cosas que le concernían; y ésta ciencia se daba en El desde el comienzo y le era debida. Otra era la ciencia infusa, la cual la tenía igualmente desde el comienzo de su existencia, y por razón de la cual conocía también todas aquellas cosas que hacían referencia al debido y digno cumplimiento de su misión real y mesiánica en el sentido pleno y cabal. Una tercera era la ciencia experimental la cual crecía en El y se desarrollaba como en otros hombres.

 

No admitimos el aumento y el desarrollo en la conciencia mesiánica misma de Jesús; sin embargo admitimos el desarrollo en las manifestaciones de su mesianidad, las cuales manifestaciones realizó Jesús "ad extra" y públicamente.

 

Y no pudo suceder el que Jesús mediante su ciencia humana experimental, o mediante sus experiencias externas puramente naturales, o mediante el éxito de su predicación, o por último, las exhortaciones naturales de Juan el Bautista, fuera inducido a concebir la idea mesiánica o a emprender esta misión. Pues la vocación y la misión mesiánica de Jesús eran sobrenaturales.

 

404. PRUEBA DE LA PRIMERA PARTE: JESÚS CONOCÍA DESDE EL PRINCIPIO, ESTO ES TUVO CONCIENCIA DE QUE EL ERA EL MESÍAS. 

a) Antes de la vida pública
Jesús a los doce años se llama El a sí mismo Hijo de Dios, puesto que es menester que El esté ocupado en las cosas de su Padre (S.Lucas 2,49); lo cual en verdad fácilmente tiene sabor a alguna significación mesiánica, más aún también a una filiación natural de Dios, si lo ponemos en correlación con el libro de los Salmos 2,7 (donde el Mesías es llamado por Dios "Tú eres mi Hijo...") y como otros textos del Nuevo Testamento donde Jesús se llamó a sí mismo Hijo de Dios en sentido natural (Véase, n.434 ss).
 

b) Durante el periodo de preparación de la vida pública hay muchos hechos por los que aparece que Jesús ya conocía su dignidad mesiánica.

 

Y así el Bautista sabiendo que el Mesías bautizaría "En Espíritu Santo y en fuego" (S. Mateo 3,11) ponía obstáculos a Jesús respecto a que fuera bautizado: "Yo debo ser bautizado por ti, y vienes tú a " (V.14). Ahora bien, Jesús no rehusó este testimonio, sino que muy consciente de su dignidad dijo: "Déjame hacer ahora, pues conviene que cumplamos toda justicia" (V.15).

c)
Durante el bautismo Jesús mismo vid al Espíritu de Dios bajar en forma de paloma, y El mismo oyó una voz por la que era llamado el Hijo de Dios (S. Mateo 3,16 ss; S. Marcos 1,10s; S. Lucas 3,22); luego era muy consciente de su dignidad.

 

En las tentaciones en el desierto el diablo le llama dos veces Hijo de Dios y le apremia a que realice las obras portentosas que se esperaban del Mesías (S. Mateo 4,1-12; S. Lucas 4,1-13). Ahora bien Jesús no reprende al demonio a causa de éste título que le había atribuído, y con su victoria confirma que él es realidad consciente de su dignidad.

Sin duda Jesús no ignoraba el testimonio del Bautista porque Jesús era llamado de un modo manifiesto Cordero de Dios, Hijo de Dios (S. Juan 1,29-35) y por el que se dirigen a Jesús los primeros discípulos;[2]

 

Jesús no rechazó el testimonio del Bautista, sino que confirmó inmediatamente de una forma explícita a los discípulos en su fe, según veremos enseguida.

Luego Jesús tuvo conciencia de su dignidad mesiánica ya desde el comienzo de su vida pública.

 

405. PRUEBA DE LA SEGUNDA PARTE: JESÚS DESDE EL COMIENZO DE SU VIDA PUBLICA AFIRMO QUE EL ERA EL MESÍAS.

 

a) Y así, si seguimos desde el capítulo primero el evangelio de S. Juan veremos que Andrés conoce después de su conversación con Jesús, que él ha encontrado al Mesías (S. Juan 1,41), a continuación se dan cuenta de lo mismo Felipe (V.45) y Natanael (V.49); y Jesús los confirma y, como resumen de todo, manifiesta expresamente que El es el Hijo del hombre (V.51).

En la entrevista con Nicodemo (S. Juan 3,13-18) podemos ver patente la misma manifestación.

De forma semejante en el coloquio con la samaritana (S. Juan 4,25s) y después con los discípulos (S. Juan 4,34) y en presencia de los samaritanos, los cuales le proclaman Salvador del mundo (S. Juan 4,42). Y a comienzos del segundo año de su vida pública se manifiesta solemnemente (S. Juan 5,17-47).

 

b) Por los sinópticos, en la predicación a través de Galilea, Jesús aparece teniendo conciencia de su misión, y por ello se ve que El evangeliza el reino de Dios, porque para esto ha sido enviado (S. Lucas, 4,43; S. Marcos 1,38).

 

406. ESCOLIO. JESÚS QUISO SER RECONOCIDO COMO MESÍAS EN EL SENTIDO DE LOS PROFETAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

 

EN TIEMPO DE JESÚS NAZARENO SE DABA UNA MÚLTIPLE INTERPRETACIÓN ACERCA DEL MESÍAS Y DE SU REINO.

 

En medio de aquél desastre del pueblo israelita, que había en tiempo de Jesús, existía en verdad, al mismo tiempo la esperanza de la liberación y la espera de la liberación mediante el Mesías, que ya estaba a punto de venir según aparece también por los evangelios en las preguntas de los magos (S. Mateo 2,1-12), en la predicación de Juan el Bautista (S. Mateo 3,1-17; S. Marcos 1,1-11; S. Lucas 3,1-23; S. Juan, 1,19-34), en las palabras de los hombres del pueblo (v. gr . S. Juan 1,41.49) y también en las palabras de los samaritanos (S. Juan 4,25).

Sin embargo no todos se formaban la misma idea del Mesías ni una imagen de él con los mismos rasgos.

 

407. 1). SEGÚN LA EXPLICACIÓN VULGAR Y TERRENA el Mesías-iba a traer la prosperidad material juntamente con una abundancia de bienes temporales sin ningún peligro ni esfuerzo; e iba a venir con una gran pompa mundana e iba a instaurar un reino político, que duraría eternamente.

 

Y así en los evangelios se ve que las turbas querían hacer rey a Jesús después de la multiplicación de los panes (S. Juan 6,15); y así no entienden la exaltación del Hijo del hombre (S. Juan 12,34); y de éste modo las tentaciones de Jesús (S. Mateo 4,1-11) responden a las ideas del vulgo. Incluso los discípulos mismos de Jesús solamente con dificultad pudieron abandonar estas ideas (Véase, S. Mateo 14,22; 16,22; S. Lucas 24,21...).

 

Jesús rechazó esta explicación del reino mesiánico, puesto que en contra de esta exagerada espera de bienes temporales (de una prosperidad terrena y política) predicó el reino religioso "que no es de este mundo" (S. Juan 18,36), rey a saber el reino en primer término espiritual e interno, aunque sea también externo y visible. Véase la tesis en el tratado de Ecclesia.

 

408. 2. Según la EXPLICACIÓN RABÍNICA, que propagaban principalmente los rabinos y los jefes del pueblo, el Mesías vendría en medio de una aparición gloriosa; por ello pedían una señal (S. Mateo 12,38; 16,1) que pudiera ser observada (véase, S. Lucas 17,20); el Mesías debía también observar la "ley", puesto que ésta sería de tan gran perfección que Dios no podría dar a los hombres nada mejor (S. Mateo 12,1-16; 15,1-14; 23,1-36). Además debía liberar al pueblo de los enemigos extranjeros (véase, S. Mateo 22,15-22) llevando a cabo un reino nacional que dominaría a todos los otros pueblos. En cambio Jesús:

 

a) En contra de la idea rabínica acerca de la percepción absoluta de la Ley (La Thora) y acerca del valor de las tradiciones de los rabinos, opone la predicación de cierto reino dado gratuitamente, que otorga los dones divinos, la salvación de Yavhéh, la redención del pecado mediante la sangre y la vida del Redentor (S. Mateo 18,14; 20,28; 26,28; S. Lucas 19,10); no por el hecho de que no se requiera la cooperación del hombre, sino de tal manera sin embargo que las solas obras de la ley, a saber las obras naturales, sean incapaces en orden a alcanzar la salvación (véase, S. J uan 15,4-6). Y no solamente rechaza Jesús las tradiciones rabínicas en cuanto humanas (S. Mateo 15,1­20; 23,1-36), sino que dio a entender que incluso la Ley misma sería abordada (en cuanto a los preceptos judiciales y ceremoniales) mediante su muerte y la constitución de una alianza nueva y eterna (S. Mateo 21,43; 26,28; S. Juan 4,21).

 

b) En contra del desprecio "de los gentiles" que ignoraban la Ley, Jesús predicó un reino que en primer término debía ser ofrecido ciertamente a los judíos (Véase, S. Mateo 21,43...), y después debía extenderse a todos los pueblos a saber un reino universal. Consúltese la tesis en el tratado de Ecclesia.

409.
3. Había también UNA CIERTA EXPLICACIÓN ESCATOLÓGICA O APOCALÍPTICA acerca del reino mesiánico, a saber la explicación de aquéllos que, desesperando de la posibilidad de que fuera instaurado el reino mesiánico en este mundo, pensaban que sería instaurado al fin del mundo y en el juicio final que estaba ya inminente. Y en la literatura apocalíptica de aquella época se encuentran fundamentos para esta explicación.

En cambio Jesús predicó un reino ciertamente mesiánico escatológico y apocalíptico juntamente con su venida gloriosa (véase S. Mateo 25,31s; 24,29-31); sin embargo no meramente escatológico, sino existente ya en este mundo (S. Mateo 11,12; 12,28; 13,1ss; véase, S. Marcos 16,15). Consúltese la tesis en el tratado de Ecclesia.


410.
4. Había por último otra EXPLICACIÓN DE LOS JUSTOS, los cuales están introducidos en los evangelios, y la cual explicación formada a base de la lectura del Antiguo Testamento, puede ser llamada profética. Y así esperaban al Mesías que trae en primer termino la salvación espiritual -al Mesías religioso y paciente- que va a instaurar el reino universal.

De este modo aparece sobre todo en los dos primeros capítulos de S. Lucas (1,15-17.68.75.77.79; 2,14.30­32.38), y en la predicación de penitencia de Juan Bautista (S. Mateo 3,2-12...), el cual presentaba al Mesías como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (S. Juan 1,29). Incluso los samaritanos mismos esperaban al maestro y al Salvador del mundo (S. Juan 4,25.42).

 

411. Y Jesús quería que el Mesías se entendiera en este sentido profético. Esto se ve ya claro por el hecho de que Jesús había rechazado las otras explicaciones, que anteriormente hemos expuesto. Además:

 

a) Jesús, al hablar de su misión, apela a las predicciones de los profetas, las cuales se encuentran en el Antiguo Testamento; y esto de una forma explícita cuando dice que el texto de Isaías 61,1s, que acababa de leer en la sinagoga es una escritura que se había cumplido en El (S. Lucas 4,16-21), y cuando afirma que Moisés escribió acerca de El (S. Juan 5,46); o de una forma equivalente cuando, preguntado acerca de su mesianidad (S. Mateo 11,2-6), indica-aquellas señales que había profetizado Isaías (35,5s; 61,1); o en general cuando exhorta a los judíos a que escudriñen las escrituras, porque ellas mismas son las que dan testimonio acerca de El (S. Juan 5,39).

 
412. b) Jesús, en los. textos mesiánicos que se refieren a El, apela muchas veces al Antiguo Testamento. Así en S. Mateo 21,41-43 (sobre la piedra que desecharon los arquitectos: Isaías 28,16); S. Mateo 22,41-46 (sobre David que llama al Mesías Señor: Salmo 109,1); S. Mateo 26,31 (está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas de la grey (Zacarías 13,7); S. Mateo 26,64 (sobre el Hijo del hombre que viene en las nubes del cielo : Daniel 7,13); S. Lucas 22,37 (conviene que se cumpla lo que está escrito: y fue contado con los malhechores: Isaías 53,12).

 
413. c) Jesús recurre al Antiguo Testamento e incluso en otros aspectos mesiánicos, que conciernen a otros. Así en S. Mateo 11,10 (respecto al ángel que preparará el camino delante de El, véase, Éxodo 23,20); S. Mateo 13,14s (respecto a la obstinación de los judíos, véase Isaías 6,9s); S. Mateo 21,16 (de la boca de los niños y de los lactantes, véase Salmos 8,3); S. Mateo 24,15 (acerca de la abominación desoladora que habrá en el santuario, véase Daniel 9,27); S. Juan 7,37-39 (ríos de agua viva correrán de su seno, véase Isaías 44,3; 55, 1; 58,11...); S. Juan 13,18 (el que come mi pan, véase Salmos 40,10); S. Juan 15,25 (me aborrecieron sin motivo, véase Salmos 34,19; 68,5).

 
414. POR TANTO JESÚS ACEPTA TODO LO QUE HABLA SIDO ANUNCIADO DE ANTEMANO EN LOS PROFETAS ACERCA DEL MESÍAS, y en verdad que en toda su integridad. Y así entiende también al Mesías paciente, lo cual era totalmente contrario al sentido humano y terreno; y así entiende también al siervo de Yavheh (S. Mateo 20,28; S. Lucas 17,25; S. Juan 10,11-21; 13,1-15), el cual debía traer la salvación en primer término religioso (S. Mateo 26,28).

 

Articulo II

 

ACERCA DE LA AFIRMACIÓN DE LA LEGACIÓN DOCTRINAL DE JESÚS

415. Como consecuencia, sobre todo de lo que consta por la preces procedentes, hay que llegar a saber si Jesús se juzgó así mismo como Legado de Dios y Maestro con el derecho de imponer el asentimiento a sus palabras y así hay que explicar aquella noción de legado, en virtud de la cual es designado este tratado en múltiples ocasiones.

 
TESIS 28. JESÚS TESTIFICO QUE EL ERA EL LEGADO DIVINO Y EL MAESTRO RELIGIOSO.

 
416. NOCIONES. Se llama LEGADO aquél que es enviado por otro que tiene autoridad, a fin de que desempeñe sus veces en calidad de ministro.

 
LEGADO DIVINO es aquél que es enviado por Dios. Propiamente dicho si tiene un mandato expreso de parte de Dios que es el que habla; así Moisés, los profetas, Juan el Bautista, los apóstoles del Nuevo Testamento, son considerados legados de Dios en sentido propio. Impropiamente dicho, o sea en sentido amplio, es también considerado legado un varón adornado de dotes eximias, como S. Bonifacio, S. Fracisco Javier..., el cual lleva a cabo la causa de Dios con un esfuerzo y una eficacia peculiares, sin embargo no tiene una misión expresa recibida inmediatamente de Dios que habla; por más que puede tener mediante el influjo de la gracia una vocación interna para desempeñar aquella misión.

 
En la noción de legado se da formalmente la acción de enviar o misión. En efecto todo legado es un enviado; sin embargo no todo el que ha sido enviado es legado.

 
La acción de enviar o misión entre las persona divinas abarca más que la legación. En efecto la acción de enviar o misión conlleva la procesión, esto es la acción de proceder la persona divina de su principio con referencia a un término temporal. Así el Verbo que procede del Padre con referencia a un termino temporal a causa de la Encarnación se dice que fue enviado por el Padre; y el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, con referencia a las manifestaciones de su gracia dentro del tiempo, se dice que ha sido enviado por el Padre y por el Hijo, sin embargo no es llamado legado de ellos, pues no tiene en orden a esto ningún mandato expreso dado por ellos.

 
Ahora bien la legación de Jesús le compete a El según la naturaleza humana. Por tanto preferimos tratar también acerca de esta legación doctrinal de Jesús antes de tratar acerca de su filiación divina.

 
417. ESTADO DE LA CUESTIÓN. La legación o misión puede ser considerada como sacerdotal, doctrinal, real, según la naturaleza del cargo que se encomiende al legado: sacerdotal, doctrinal, jurisdiccional.

 

Esta triple legación fue propia de Jesús, ya que estaba incluida en su cargo mesiánico.

 

Ahora bien, aquí se entiende legación doctrinal de Jesús, en el sentido de los antiguos profetas, los cuales hablaban en nombre de Dios, y los cuales anunciaban AL MAESTRO RELIGIOSO que hablaría en nombre de Dios.

 

418. ADVERSARIOS: Aparte de aquéllos que niegan la conciencia mesiánica de Jesús y los cuales por tanto tampoco admitirán la conciencia de esta estricta legación de parte de Dios, ahora nos vamos a fijar en aquellos racionalistas que dicen que Jesús fue legado de Dios en sentido impropio, en cuanto que mediante sus experiencias religiosas demasiado intensas promovió la causa de Dios de un modo totalmente especial.

 

Así A. HARNACK escribió: "Jesucristo no aportó ninguna doctrina nueva, sino que solamente reprodujo en su persona una vida santa con Dios y ante Dios, y en virtud de esta vida, se entregó a sí mismo al servicio de sus hermanos, a fin de ganarlos para el reino de Dios; esto es para conducirlos a Dios apartándoles del egoísmo y de la esclavitud de las riquezas y de las preocupaciones terrenales, y para llevarlos desde la falta de amor mutuo a la unión en la caridad; y a fin de prepararlos de este modo en orden al reino eterno de Dios y para la vida eterna".

 

Los modernistas se empeñaban a decir que Jesús no enseñó un cuerpo concreto de doctrina aplicable a todos los tiempos y a todos los hombres, sino que más bien inició un cierto movimiento religioso adaptado y que debía adaptarse a las diversas épocas y lugares (D.2059).

 

419. LA DOCTRINA DE LA IGLESIA consigna constantemente en su magisterio ordinario estos títulos de Legado de Dios y de Maestro Religioso, los cuales títulos los posee Jesús, y ciertamente en cuanto testificados por Jesús mismo.

 

VALOR DOGMÁTICO. La tesis es de fe divina y católica, ya que está contenida claramente en la palabra de Dios escrita y es propuesta como tal por la Iglesia.

 

420. PRUEBA PRIMERA. COMO CONSECUENCIA DE LA PROPIA DIGNIDAD MESIÁNICA. Jesús afirmó que El era el Mesías; es así que en este cargo mesiánico se entendía la función doctrinal que debe ser ejercida en nombre de Dios; luego Jesús afirmó que El era el Maestro religioso legado de Dios.

 

La mayor consta por el artículo anterior.

 

Prueba de la menor: El Mesías se entendía como el profeta de Dios y el Maestro religioso. En efecto era anunciado como profeta (por Moisés en el Deut. 18,18; véase n.591-593); y era esperado como profeta. Así Nicodemo, consideradas las señales que Jesús había hecho, le reconoce a Jesús como el Maestro que viene de Dios (S. Juan 3,2); la samaritana esperaba al Mesías para que anunciara la doctrina (S. Juan 4,24s); las multitudes relacionaban fácilmente la idea del Mesías con la venida de algún gran Profeta: así, después de la multiplicación de los panes, decían que, Jesús era aquél profeta que iba a venir al mundo (S. Juan 6,14); y de modo semejante en otra ocasión en el último gran día de la fiesta (S. Juan 7,40-53); véase también S. Lucas 7,16.

 

También el Mesías era anunciado en el Antiguo Testamento como el maestro de las gentes y el predicador que predicaría los preceptos de Yahvéh: así en el libro de los Salmos 2,7 aparece anunciando el decreto de Yahvéh (véase n.598); en Salmos 21,23 se dice que anunciará el nombre del Señor a sus hermanos, y que alabará al Señor en medio de la asamblea (véase n.601); en Isaías 2,3 se predice para los últimos días el carácter doctrinal del reino mesiánico, ya que el Señor nos enseñará sus caminos.., puesto que de Sión saldrá la ley y la palabra del Señor saldrá de Jerusalém (véase n.611).

 

421. PRUEBA SEGUNDA. JESÚS a) SE PRESENTA EXPLÍCITA E IMPLÍCITAMENTE COMO MAESTRO Y DOCTOR RELIGIOSO, b) Y EN VERDAD COMO ENVIADO DEL PADRE.

 

a) Jesús se presenta como maestro religioso. En efecto se llama así mismo maestro después del lavatorio de los pies de los discípulos (S. Juan 13,13), y cuando prohíbe que sus discípulos sean llamados maestros, ya que uno solo es su maestro, Jesucristo (S. Mateo 23, 10).[3]

 

Del mismo modo se llama maestro en las instrucciones a los discípulos (S. Mateo 10,24), y en los sermones a los discípulos y a las multitudes (S. Mateo 23,1-10).

 

Acepta también el título de maestro de parte de Nicodemo (S. Juan 3,2), de los discípulos (S. Juan 13,13), de otros (S. Mateo 8,19; 17,24; 19,16; S. Juan 11,28; 20,16), de los fariseos mismos (S. Mateo 9,11; 12,38; 22,16.24.36); o acepta también el título de profeta (v.gr. S. Juan 4,19.44; S. Lucas 7,39; 24,19).

 

Además Jesús se dedica a la doctrina y a la predicación religiosa, cuyo objeto es "el reino de Dios", e instruye a sus discípulos en ésta doctrina y los envía a predicar. Jesús mismo dice también de sí que es la luz del mundo (S. Juan 8,12), y el camino, la verdad y la vida (S. Juan 14,6), y que las palabras que habla las dice de parte del Padre (S. Juan 14,10).

 

422. Jesús también propuso dogmas, y ciertamente con autoridad, y de este modo negamos explícitamente lo que HARNACK y los modernistas afirmaron, que Jesús no había aportado ninguna nueva doctrina, y que no había un cuerpo estable de naturaleza doctrinal en su predicación, excepto un sentimiento religioso en el sentido de filiación respecto al Padre.

 

Y así Jesús enseñó el misterio de la Santísima Trinidad (S. Mateo 28,19; véase n.438); la procesión o acción de proceder el Verbo del Padre, y la procesión o acción de proceder el Espíritu Santo del Padre y del Hijo (S. Juan 8,42; 15,26...); su divinidad (S.Mateo 11,27; véase, n.437ss); la redención (S.Mateo 20,28); el juicio universal (S.Mateo 25,31-46); la existencia del infierno (S.Marcos 9,43-49) y de los ángeles (S.Mateo 18,10). Además la existencia de ritos (los sacramentos) que confieren la gracia (S.Juan 3,3-11; S.Mateo 28,19; S.Marcos 16,16; S.Mateo 26,26-28; S.Juan 6,55-59).

 

423. b) Jesús se presentó como enviado del Padre en orden a su cargo doctrinal.

Y así Jesús dice expresamente que ha sido enviado a predicar (S. Lucas 4,43: pues para esto había sido enviado; véase, S. Marcos 1,38; S. Mateo 15,24); lo cual se ve también en la parábola de los viñadores (S. Mateo 21,37; S. Marcos 12,6; S. Lucas 20,13) bajo una forma ciertamente de misión general, sin estar restringida a lo doctrinal. Ahora bien al dirigirse Jesús a sus discípulos, habla de aquél que le ha enviado de donde también El mismo envía a otros como profetas (S. Mateo 10,40ss).

 

En el evangelio de S. Juan se habla muchas veces acerca de la misión del Hijo de parte del Padre (S. Juan 3,16-19), de tal modo que Jesús dice: Mi doctrina no es mía, sino de Aquél que me ha enviado (7,16). En efecto Jesús mismo habla en el mundo lo que ha oído a Aquél que le ha enviado (8,26-29). Lo cual lo declaró también posteriormente de una forma plenamente manifiesta: porque yo no he hablado de mí mismo; el Padre mismo que me ha enviado es quien me mandó lo que he de decir y hablar (12,49s; véase 14,10; 15,15).

 

De este modo Jesús transmitirá a sus apóstoles su propia misión plena y mesiánica, luego también en orden a enseñar (S. Mateo 28,18-20; S. Marcos 16,15s; S.Juan 2,21; 17,18.20s.25). Así pues se presentó asimismo en muchos lugares como enviado del Padre en orden a su cargo doctrinal religioso.

 

TESIS 29. JESÚS HA QUERIDO QUE TODOS LOS HOMBRES ACEPTARAN SU DOCTRINA OBLIGATORIAMENTE Y DEPENDIENDO DE ELLO SU SALVACIÓN.

 

424. Por lo anteriormente dicho consta que Jesús ha afirmado que El es el Maestro religioso, sin embargo no por ello se seguiría la obligación de escucharle y seguirle todos los hombres a no ser que se añadan otras demostraciones, bien la que queremos establecer en esta tesis, bien la siguiente acerca de su divinidad. Por consiguiente pretendemos que con esta tesis quede más en claro la naturaleza de la misión dotada de autoridad y universal, que Jesús se atribuyó a sí mismo.

 

425. SON ADVERSARIOS en general los indeferentistas religiosos, en cuanto que niegan que Jesús ha querido que todos estén obligados a aceptar una doctrina y una religión determinada. Acerca del indiferentismo véase anteriormente los números: 26s.36s). Los críticos racionalistas como HARNACK, pretendían que Jesús no había defendido el universalismo en la predicación de su doctrina sino que este universalismo fue introducido con el decurso del tiempo. HARNACK concede que las ideas religiosas de Jesús han sido adecuadas para que éstas pudieran aplicarse a todos los hombres y que de este modo se llevó a cabo en tiempos del primitivo cristianismo una retro-proyección de la doctrina de la época a los tiempos de Cristo; y así HARNACK presenta sin fundamento alguno en que apoyarse como no auténticas las palabras de Cristo, que defienden y enseñan el universalismo de su doctrina. Del mismo modo los modernistas hablan ciertamente de un movimiento religioso iniciado por Jesús, sin embargo no de tal forma que Jesús enseñara un cuerpo doctrinal aplicable a todas las épocas y a todos los hombres (D.2059); más aún que "no pensó Jesucristo en constituir la Iglesia como una sociedad que iba a permanecer sobre la tierra durante una larga serie de siglos: (D.2052).

 

426. LA DOCTRINA DE LA IGLESIA acerca de esta predicación universal y obligatoria de Cristo, consta por la necesidad de pertenecer a la Iglesia para alcanzar la salvación ; véase la tesis acerca de este tema en el tratado de Ecclesia. En efecto ella misma fundamenta esta necesidad en el mandato de la predicación universal y obligatoria para todos, mandato que fue dado por Jesucristo.

 

Además el Concilio Tridentino definió solemnemente que Jesucristo fue otorgado a los hombre por Dios en calidad de legislador a fin de que le obedezcan (D.831); y en la Encíclica "Quas Primas" acerca del principado universal de Cristo sobre todas las naciones y pueblos se defiende la potestad total de Jesucristo de donde se desprenden claramente su poder y la voluntad de enseñar a todos los hombres los temas religiosos (véase D.2194-2197).

 

Fueron condenados también los errores del indiferentismo (véase, n.26s. 36s) y del modernismo (D.2052-2059; véase D.2094); acerca de los cuales hemos hablado anteriormente.

 

En la Encíclica "Mit brennender Sorge", donde se habla acerca de la fe genuina en Jesucristo, se expone la necesidad de escuchar a Jesucristo por voluntad de El mismo.

VALOR DOGMÁTICO. La tesis es de fe divina y católica ya que, aparte de que está contenida claramente en la Sagrada Escritura, la Iglesia la enseña como precepto de Jesucristo en su magisterio ordinario y universal.

 

427. PRUEBA. Jesús haciendo uso de su poder total que le había sido otorgado da a sus discípulos el mandato de predicar al mundo entero y de hacer discípulos suyos a todas las gentes (S. Mateo 28,18); les da el mandato de que deben predicar el evangelio a toda criatura (S. Marcos 16,15), y en verdad dependiendo de ello la salvación (S. Marcos 16,16) ya que el que no creyere se condenará.

 

Por otras palabras de Jesús consta también la voluntad de Este de la predicación universal, la cual debía ser llevada a cabo por los discípulos. Ya que es necesario -dice Jesús- "que se predique en su nombre la penitencia y el perdón de los pecados a todas las gentes, empezando por Jerusalén, (S. Lucas 24,47); y los discípulos debían ser sus testigos "hasta los extremos de la tierra" (Hech. Apóstoles 1,8). Y El mismo pre­anunciaba que se predicaría el evangelio en todo el mundo (S. Mateo 26,13), como testimonio para todas las gentes (S. Mateo 24,14). Pues los apóstoles son la luz del mundo (S. Mateo 5,14). Y Jesús predicó el reino universal de los fieles (véase la tesis acerca de este tema en el tratado de Ecclesia).

 

Hay también otras amenazas que Jesús hizo de forma universal a aquéllos que no creyeran en sus palabras, en efecto "el que cree en El -según El mismo probablemente decía de sí- no es juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios" (S. Juan 3,18).[4]

 

Y "porque si alguien se avergonzare de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (S. Marcos 8,38).