TESIS 23. EL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES ES DIGNO DE FE HISTÓRICA.

353. Adversarios de esta tesis son los críticos exagerados y apriorísticos, los cuales rechazan el libro por el hecho de contener milagros o porque pretenden hallar contradicción con lo conocido y narrado en otros libros. Algunos de estos adversarios rechazan de un modo especial unas partes concretas del libro de los Hechos de los Apóstoles, v.gr. E. NORDEN, el cual ataca el sermón de Pablo en Atenas (Hchs 17,22-31) como si no fuera genuino; otros rechazan las epístolas (Hchs 15,23‑29; 23,25-30).

354. Doctrina de la Iglesia. Según la doctrina de la Iglesia debe sostenerse con certeza que San Lucas manejó y, por cierto, con todo cuidado fuentes dignas de verdadero crédito, y que usó estas fuentes con perfección y fidelidad de tal modo que tiene derecho a reclamar en orden a su obra una autoridad histórica plena (D 2170); y ciertas dificultades que suelen plantearse con frecuencia (los sermones, los milagros) no tienen fuerza como para poder poner en tela de juicio o al menos para atenuar de alguna manera la autoridad histórica del libro de los Hechos de los Apóstoles (D 2171).

Valor dogmático. Parece que puede aplicarse también a esta tesis y al libro de los Hechos, lo que anteriormente hemos indicado acerca de los evangelios sinópticos; y por tanto parece que la tesis es también de fe divina y católica (Cf. n.336).

335. Prueba. Una vez admitida la historicidad del evangelio de Lc y que este mismo Lucas, que era médico, es el autor del libro de los Hechos, se prueba sin dificultad la historicidad estricta de este libro.

1) En efecto el libro de los Hechos de los Apóstoles pertenece al género literario histórico en sentido estricto y propio, como queda manifiesto "per se" al lector.

2) Consta acerca de la ciencia y de la veracidad del autor: no solamente como en el evangelio de Lc, sino todavía mucho más; ya que el autor es testigo inmediato de muchos hechos que narra.

El autor de los Hechos de los Apóstoles conoce a la perfección la geografía de los lugares, etc., de los cuales hace mención; igualmente las personas históricas (v.gr. Caifás: 4,6; Gamaliel: 5,34ss; Sergio Paulo: 13,7...); y conoce también su cronología y las circunstancias de tiempo (si bien respecto a la primera parte, Hchs 1-12, no es tan abundante y concreto como respecto a la segunda sección del libro, donde refiere los hechos en los cuales intervino él mismo en persona); conoce igualmente los hechos sociales de la región (v. gr. respecto a los saduceos y a los fariseos: 5,17; 23,6-9; acerca de Gamaliel: 5,34-36...). Y en todos estos hechos y en otros está totalmente de acuerdo con lo que conocemos por la ciencia y la historia profana.

Por consiguiente «si consideramos juntamente, ora la frecuente y fácil comunicación que sin género de duda tuvo Lucas con los primeros y principales fundadores de la iglesia palestinense así como Pablo, Apóstol de las naciones, de quien fue auxiliar en la predicación evangélica y compañero de viajes, ora su acostumbrada industria y diligencia en buscar testigos y observar las cosas por sus propio ojos, ora finalmente la concordia muchas veces evidente y admirable del libro de los Hechos con las epístolas de Pablo y con los más sinceros monumentos de la historia» (D 2170), en ese caso nos constará con toda certeza acerca de la ciencia y de la veracidad del autor.

356. Objeciones. 1. El libro de los Hechos contiene dieciocho discursos o sermones, como en los historiadores, v.gr. Tucídides o Tito Livio, a manera de una forma de adornar el libro. Luego en los sermones el libro de los Hechos no es un libro estrictamente histórico.

Respuesta. Del hecho de que en este aspecto se vea semejanza con los libros profanos, no por ello se escriben y se refieren dichos sermones faltando a la verdad. Más aún, hay quienes piensan que los discursos de Tucídides no son inventados. Además los sermones más amplios, sobre todo de la primera parte del libro de los Hechos (v.gr. de Pedro, de Esteban), no reflejan el arte retórico griego.

2. El texto de los Hechos 15,7, donde Pedro dice: Dios determinó entre vosotros que por mi boca oyesen los gentiles la palabra del evangelio y creyesen..., no está de acuerdo con Gál 2,8, donde Pablo dice: pues el que obró en Pedro para el apostolado de la circuncisión, obró también en mí para el apostolado de los gentiles...

Respuesta. Pablo no niega que le fuera desconocida a Pedro la elección de los gentiles para ingresar en la Iglesia, la cual elección también la predicó Pedro; sino que Pablo quiere poner de relieve que le había sido otorgada a él una misión especial respecto a los gentiles.

3. Según Gál 2,6 no se impuso a los gentiles en el Concilio de Jerusalén nada respecto a la observancia de la ley mosaica; y de otro modo suenan las palabras del libro de los Hechos 15,28-29.

Respuesta. Los preceptos impuestos en el Concilio de Jerusalén no se refieren a la substancia de la ley mosaica (acerca de la circuncisión, etc.), la cual se reconoce que no es necesaria; sino que se refieren a ciertos datos particulares en el orden disciplinar, a fin de que se fomentara una mayor cercanía entre los judeo-cristianos y los étnico‑cristianos.

4. Los Hechos contienen milagros; luego no es un libro estrictamente histórico.

Respuesta. Tal raciocinio es un juicio apriorístico y de ningún modo se comporta de una forma científica.

TESIS 24. EL CUARTO EVANGELIO GOZA DE PLENA HISTORICIDAD.

357. Adversarios. 1) Algunos niegan la historicidad de Jn y dicen que este evangelio Contiene solamente elucubraciones preparadas por el autor mismo e invenciones llevadas a cabo por él, mediante las cuales pretendía divulgar las ideas peculiares de él. Así se expresan BAUR (1867), STRAUSS (1874), REVILLE (1908), HARNACK (1902), LOISY...

2) Otros adversarios conceden que algún núcleo es histórico o bien en las narraciones de Jn, bien en sus sermones; sin embargo no admiten la historicidad total.

3) Ciertos católicos no atribuían a los sermones del Señor que se encuentran en Jn un valor histórico estricto sino que los consideraban como interpretaciones y ampliaciones del autor. Así CALMES, BATTIFFOL...

358. Doctrina de la Iglesia. Según las respuestas de la Comisión Bíblica dadas el 29 de mayo de 1907, los hechos narrados en el cuarto evangelio ni en su totalidad ni en parte de ellos de ningún modo han sido inventados con la finalidad de ser alegorías o símbolos doctrinales; y tampoco puede decirse que los sermones del Señor que se encuentran en este evangelio no sean propia y verdaderamente sermones del Señor mismo, sino composiciones teológicas del escritor (D 2112).

Del mismo modo la Iglesia en el decreto Lamentabili (del 3 de julio de 1907) condenó algunas proposiciones semejantes, contrarias al valor histórico estricto de este evangelio; proposiciones en las que se afirmaba que las narraciones de Juan no son propiamente historia, sino contemplación mística del evangelio (D 2016); que el cuarto evangelio había amplificado los milagros (D 2017); que Juan reivindicaba para él la consideración de testigo respecto de Cristo, y que sin embargo en realidad no era sino un testigo eximio de la vida cristiana, esto es de la vida de Cristo en la Iglesia a finales del siglo I (D 2018).

La Encíclica «Spiritus Paraclitus» (15 de septiembre de 1920) trataba también acerca de los adversarios de la verdad histórica de los evangelios, sobre todo por lo que concierne al cuarto evangelio:

« ... Pues lo que Nuestro Señor Jesucristo dijo y lo que realizó, los adversarios piensan que no ha llegado a nosotros íntegro y sin cambio alguno, a pesar de ser testigos aquellos que levantaron acta religiosamente de lo que ellos mismos habían visto y habían oído; sino que dicen los adversarios que - sobre todo por lo que se refiere al cuarto evangelio - surgió en parte de los evangelistas, los cuales ellos mismos elucubraron y añadieron muchas cosas, y en parte se extrajo de la narración de los fieles de otra época; y que por esta causa, siguen diciendo los adversarios, las aguas que procedían de los manantiales hoy están contenidas en un sólo y mismo río, de tal forma que no pueden distinguirse ya con ninguna señal cierta» (EB 462; D 2188).

Valor dogmático. De fe divina y católica: en efecto véase lo que hemos dicho anteriormente acerca M valor dogmático de la historicidad de los sinópticos (n.336).

339. Prueba. El cuarto evangelio goza de historicidad plena si, 1) pertenece al género literario estrictamente histórico; 2) si consta acerca de la ciencia y de la veracidad del autor; es así que se dan en realidad ambas condiciones; luego el cuarto evangelio goza de historicidad plena.

Se prueba la menor. 1) Pertenece al género literario estrictamente histórico.

Las narraciones del cuarto evangelio no son narraciones parabólicas o fantásticas, o puras alegorías; sino que son narraciones estrictamente históricas, las cuales a veces pueden tener al mismo tiempo un simbolismo y servir perfectamente en orden al fin doctrina¡ intentado por el autor.

a) En primer término el autor apela a su propio testimonio de testigo ocular o auricular, lo cual indica que él intenta transmitir una narración estrictamente histórica. Pues en otro caso sería inútil esta invocación del testimonio propio y no se entendería aquella constante y repetida declaración: «Y el que lo vio, ha dado testimonio... (19,35); Este es el discípulo que da testimonio de esto, que lo escribió, y sabemos que su testimonio es verdadero» (21,24). De modo semejante en el prólogo de 1 Jn, del mismo autor, según consta por la tradición.

b) El carácter estrictamente histórico de las narraciones queda patente por la detallada determinación del tiempo, del lugar y de las circunstancias de las personas... en las cuales se colocan los hechos que se narran o que se indican; y todo ello de un modo acorde con la topografía, la geografía, la cronología... Y a fin de comprobar esto es suficiente con leer, v. gr. el c.1 Jn (después del prólogo) acerca del bautismo de Juan y de la primera llamada vocacional de los discípulos; el c.2, respecto a la boda de Caná de Galilea; el c.4, acerca de la samaritana; el c.6, respecto a la multiplicación de los panes; el c.9, acerca de la curación del ciego de nacimiento; el c.11, respecto a la resurrección de Lázaro...

Y téngase en cuenta lo que antes hemos indicado en el n.316, lo cual comprueba que Juan fue testigo ocular y que vio experimentalmente lo que narra.

c) Ahora bien, lo que a veces se refiere en medio de la narración, como las parábolas indicadas, éstas son reconocidas claramente como tales parábolas, v. gr. la del buen pastor (10,1-15), la de la vid y los sarmientos (15,1-6).

d) Ninguno de los antiguos, que han testimoniado anteriormente acerca de Juan como autor del cuarto evangelio, sin exceptuar los herejes, ha puesto jamás en duda la índole estrictamente histórica del evangelio de san Juan.

360. 2) Consta acerca de la ciencia y de la veracidad del autor. A) Consta acerca de la ciencia. En efecto, era testigo inmediato, y se muestra también por su modo de narrar como testigo ocular y que vivió experimentalmente muchos hechos que narra (cf. antes n.316).

Y nadie de sus contemporáneos o de los que vivieron en una época inmediatamente posterior a él le acusó de desconocimiento; más aún, este evangelio, al igual que los otros, es citado y usado poco después.

B) Consta acerca de la veracidad. a) Juan hace constar expresamente esta veracidad (19,35; 21,24) y la intención de mover a la fe (20,3 l); para que creáis que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios; por tanto está clara su intención religiosa.

Pues si el autor hubiera mentido, hubiera cometido un enorme crimen, de fraude de un tema religioso y de blasfemia en contra del honor de Dios, en aquellas hipotéticas mentiras que hubiera querido persuadir...

b) El autor procediendo de este modo no podía esperar para sí otra cosa que cárceles, la muerte... de donde sería el más desgraciado de todos los hombres...

c) Se prueba que Juan, al igual que los otros apóstoles, es sincero, por su modo de obrar y por su martirio.

d) Se puede hacer también referencia a lo que aquí tiene validez respecto al examen interno del evangelio, según lo que se ha indicado en orden a los sinópticos en el n.341.

361. Objeciones. 1. Lo que se narra acerca de Jesús en Jn difiere de la narración de los sinópticos, de tal manera que, si concedemos a éstos valor histórico, hay que denegar esta historicidad a aquél.

Respuesta. Distingo el antecedente. La narración juánica acerca de Jesús difiere de la narración de los sinópticos en lo substancial, niego; en lo accidental, subdistingo: a causa de la diferencia de la persona que narra y del fin intentado, concedo; de tal modo que contradice a los sinópticos, niego.

Juan quiere completar lo que falta en los sinópticos, quiere también poner de relieve la divinidad de Jesús, no de cualquier modo inconcreto, sino de manera que hace resaltar su generación eterna; quiere enseñar y confirmar cada vez más a los cristianos que ya habían sido instruidos en la fe; quiere refutar a los herejes de aquella época... A esto obedece la narración más amplia de los sermones del Señor en Jerusalén en presencia de los judíos y de los apóstoles, y la narración de algunos milagros realizados allí entonces. Y por este motivo pueden explicarse algunas diferencias, las cuales se proponen a veces; y que de ningún modo son irreconciliables, según se verá en las siguientes objeciones.

2. A Jesús los sinópticos nos lo presentan como hombre del pueblo y que predica al pueblo, mostrando estados de ánimo humanos; en Jn es teólogo, evita el contacto con los pecadores (Loisy).

Respuesta. También en Jn Jesús es presentado como mago y mezclándose con las turbas. Léanse todas las narraciones y se podrá ver cómo también en Jn se mezcla con el pueblo y tiene estados de ánimo humanos: Y haciendo cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo... (Jn 2,15-18); evita los peligros de los fariseos y de los príncipes (4,1-4; 7,1, etc.); grita en el templo (7,28.37); ama a los amigos, a Marta y a su hermana y a Lázaro (11,5), al discípulo Juan (con mucha frecuencia); Jesús lloró (11,35ss).

Ahora bien, en los sinópticos, también se presenta la divinidad de Jesús (cf. n.434‑443). Además se explica suficientemente por lo anteriormente dicho el que se ve alguna diferencia en la narración entre Jn y los sinópticos.

3. En los sinópticos Jesús declara su mesianidad hacia el fin de su vida pública (Mt 16,16; Mc 14,62); en Jn ya desde el principio, en presencia de los discípulos (c.1) y en presencia de la samaritana (c.4).

Respuesta. También en los sinópticos no solamente aparece la manifestación de su mesianidad en la infancia de Jesús (Mt 1-2; Lc 1-2), sino también al comienzo de la vidas pública de Jesús, cuando narran el ministerio de Juan Bautista y de Jesús, el cual apela al cumplimiento de las profecías de Isaías (Mt 11,2-6; Is 35,5s) y en la sinagoga de Nazaret (Le 4,16-21; Is 61,1s).

4. Los milagros que aparecen en el evangelio de Jn son más espléndidos que los milagros que nos relatan los sinópticos: la conversión del agua en vino (c.2), la curación del ciego de nacimiento (c.9), la resurrección de Lázaro (c.11); luego Jn muestra una tendencia no histórica, sino meramente en orden a poner de relieve la divinidad de Jesucristo.

Respuesta. Distingo el antecedente. Los milagros se narran en Jn de un modo muy detallado y si se quiere con un dramatismo especial, los cuales milagros muestran a un testigo ocular, concedo el antecedente; estos milagros son en si más importantes que los milagros narrados en los sinópticos, niego el antecedente. En efecto se requiere exactamente el mismo poder para convertir el agua en vino y para multiplicar los panes, acerca de los cuales milagros nos hablan los sinópticos así como también Juan; el mismo poder para resucitar a una muchacha que había muerto hace poco (Mt. 9,23­25; Mc 5,22-43; Lc 8,41-56) y a un joven cuyo cadáver es trasladado- para su sepultura (Lc 7,11-17), para resucitar a uno que lleva muerto cuatro días (Jn 11,39); el mismo poder se requiere para sanar a uno que lleva treinta y ocho años paralítico (Jn 5,6) y para curar a una mujer que llevaba dieciocho años encorvada por la enfermedad (Lc 13,11ss); y no se requiere un poder menor para pescar 153 grandes peces (Jn 21,11) que para llenar en la pesca milagrosa dos barcas de tal manera que casi se hundían (Lc 5,7); etc.

5. Juan abunda en el simbolismo: v. gr. los samaritanos (enemigos de los judíos) creen en Jesús (c.4); la multiplicación de los panes antes del sermón eucarístico (c.6); la curación del ciego de nacimiento (c.9); los gentiles desean ver a Jesús (c.12,21); el lavatorio de los pies de los discípulos... de tal modo que Jesús dice: Yo os he dado el ejemplo... (13,145); Judas al salir del cenáculo... era de noche (13,30); María junto a la cruz (19,25‑27); brotó sangre y agua del costado de Jesús (19,34); verán al que traspasaron (19,37). Luego el evangelio de Juan no es estrictamente histórico.

Respuesta. Distingo el antecedente. El evangelio de Juan abunda en un simbolismo tal cuyo fundamento es totalmente histórico, concedo; en un simbolismo cuyo fundamento sea meramente inventado, niego; más aún, concierne también a la índole plena del símbolo el tener un fundamento real, v. gr. la higuera maldita.[1]

6. Juan no termina algunas narraciones, v.gr. en el c.1, qué es lo que sucedió después respecto a Juan Bautista; en el c.3, qué aconteció con Nicodemo después de su conversación con Jesús; en el c.12,23, qué sucedió con los gentiles que quisieron ver a Jesús; en el c.21, qué hubo respecto a Pedro y al discípulo que seguía al Señor... Luego Juan no pretendía un fin histórico.

Respuesta. Juan no debía necesariamente decirlo todo, sino fijarse en aquello que concierne al fin substancial pretendido, el cual fin en Jn es histórico‑doctrinal «para que creáis que Jesús es el Mesías, el Cristo Hijo de Dios».

7. Juan no narra algunos milagros de Jesús, milagros que son de primer orden, como la resurrección de la hija de Jairo y del hijo de la viuda de Naim, y la transfiguración... los cuales serían muy a propósito para su finalidad de poner de relieve la divinidad de Jesús; luego en él aparece una tendencia no histórica.

Respuesta. Esto se afirma sin fundamento y de un modo totalmente gratuito y no tuvo el deber de narrar dichos milagros, así como tampoco Mateo y Marcos dicen nada, y no debían decirlo acerca de la resurrección del hijo de la viuda de Naim; y Juan podía dar por supuesto que estos milagros eran conocidos, y sobre todo se ve que él quería narrar el ministerio de Jesús en Judea más que en Galilea.

8. La tendencia de la narración en Jn se advierte ya por el hecho de que los milagros narrados por él no tienden a ayudar a los hombres, sino a probar el dogma de la mesianidad y de la divinidad de Jesús.

Respuesta. También aparece en Jn Jesús obrando milagros para ayudar a los hombres, como se puede ver repasando cada uno de los milagros.

9. El ministerio de Jesús en Judea, del cual habla Jn, discrepa de los sinópticos, los cuales solamente sitúan el ministerio de Jesús en Galilea a lo largo de un año y después sube Jesús a Jerusalén hacia el final de su vida.

Respuesta. Tal ministerio de Jesús en Judea de ningún modo se opone a los sinópticos, sino que éstos suponen al menos dos Pascuas (Mt 12,1-8, cuando los discípulos arrancan espigas y comen; igualmente Mc 6,39, cuando se recuestan sobre la verde hierba, comparándolo con Jn 6,4 al hablar de la multiplicación de los panes: estaba cercana la Pascua); aparte de la tercera Pascua durante la Pasión... y en estos hechos se observa ciertamente en los sinápticos una sucesión cronológica.

Además muchos otros datos no se explican adecuadamente en los sinópticos, más que dando por supuesto el ministerio de Jesús en Judea (v. gr. Lc 10,38‑42; Mt 21,8; 23,37ss ... ).

10. Se plantean otras dificultades respecto a la conciliación. con la narración de los sinópticos: acerca de la cena en Betania (Jn 12,1, poniéndolo en relación con Mt 26,2.6 y Mc 14,1-3); respecto al día del mes de Nisán en el que se celebró la cena pascual (Jn 13,1, comparándolo con Mt 26,17; Mc 14,12; Lc 22,7); igualmente acerca de la hora de la muerte del Señor (Jn 19,14, puesto en relación con Mc 15,25).

Respuesta. Estas dificultades de ningún modo se refieren a algo substancial; sin embargo tampoco son insolubles, y encuentran soluciones adecuadas en la exégesis de los textos.

11. Las palabras puestas en boca de Jesús por los sinópticos y por Juan, cuando le presentan hablando, no siempre coinciden; luego no hay que aplicar fe histórica a estas palabras.

Respuesta. Distingo el antecedente. Estas palabras no coinciden en lo substancial, niego el antecedente; en lo accidental, subdistingo: de tal forma que se contradigan entre si, niego; de tal manera que se complementen mutuamente, concedo. Ahora bien, dos que hacen una narración pueden referir que uno ha dicho algo idéntico, sin embargo relatara esto idéntico con diversas palabras, y sobre todo en estilo indirecto omitir algo o referir solamente parte de las expresiones. Y téngase en cuenta que los escritores semitas no tienen costumbre de usar el estilo indirecto, sino que suelen expresarse en lenguaje directo introduciendo a otros que hablen directamente.

12. En los sermones de Jesús que se encuentran en Jn no se da aquel colorido propio de los sinópticos cuando narran las palabras de Jesús. Así en Jn no se encontrará, a) parábolas tan amenas y abundantes como en los sinópticos, sino que en Jn abundan ideas abstractas (el juicio, la vida, la caridad ... ) más bien que casos concretos; b) en Jn hay un ritmo de locución, como si imitara el ritmo de la poesía hebrea,a semejanza de los libros didácticos del A.T. y de los escritos de los rabinos; e) las palabras de los sermones de Jesús no son las mismas que en los sinópticos; además en Jn se da una cierta repetición y monotonía en las ideas (v.gr. acerca de la caridad en la última cena) juntamente con una solemnidad en la expresión: De este modo los sermones de Jesús en Jn son más bien meditaciones teológicas del autor que las palabras mismas de Jesús.

Respuesta. En cuanto a a) aunque en Jn no se halle el colorido propio de los sinópticos, las diferencias son tales que pueden explicarse a causa de la diversidad de autor y de fin en intentar, concedo; se da contradicción con los sinópticos o los sermones no son estrictamente históricos, niego; los sinópticos quieren poner de relieve el ministerio de Jesús en Galilea entre la gente del pueblo; Juan en cambio quiere resaltar el ministerio de Jesús en Judea entre los príncipes de los sacerdotes.

En cuanto a b) el ritmo de los sermones de Jn confirma perfectamente la índole semítica del autor. Sin embargo no faltan en los sinópticos ni el ritmo ni los modos de expresarse "joánicos” v. gr. en Mt 11,25-27 (Lc 10,21-22); cf. n.437s.

En cuanto a e) en los sermones que se encuentran en Jn Jesús habla prácticamente con las mismas palabras que en los sinópticos; siendo así que, por otra parte, las narraciones de Juan abundan en otros vocablos, que no se hallan en los sinópticos, y por ello deben ser atribuidos al escritor Juan. Por tanto los sermones de Jn, en los cuales aparece la índole semítica, son asumidos perfectamente como palabras de Jesús y que han sido transmitidas a lo largo de la tradición cristiana.

Además, cuando habla Juan, v. gr. en el prólogo, expresa ideas acerca de la divinidad de Jesús con palabras incluso más claras que con las que Jesús mismo manifiesta o insinúa de un cierto modo indirecto la misma divinidad (v. gr. Jn 5,17-32), como sucede en los sinópticos; de aquí el que los oyentes de Jesús dicen también: ¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si eres el Mesías, dínoslo claramente (Jn 10,24). Ahora bien, esto indica que el escritor Juan conservó la forma originaria de las palabras de Jesús en vez de haber usado sus propios pensamientos al referir estas palabras.

Así en los sermones de Jesús no aparecen algunas palabras que son propias del evangelista, como 8@(@H :@<@(g<0H, B4FJg<g4< ,4H J@ @<@:", B@4g4< J0< "802g4<,   o algunas palabras que se leen en la 1 Jn, adecuadas en verdad para expresar las ideas de Jesús, como "<J4PD4FJ@H, "((g84", gB"((g84", gDPgF2"4 g< F"D64 ,  48"F:@H.

En cuanto a d) la repetición y, si se quiere, la monotonía a veces de las ideas y cierta solemnidad, que se dan en Jn, ciertamente no son un obstáculo a la historicidad estricta de las sentencias; y sobre todo cuando habla Juan, argumenta debidamente teniendo en cuenta la edad avanzada y la enorme autoridad M autor, el cual estaba acostumbrado a hablar de este modo; pues es sabido cómo a los ancianos les gusta repetir y reducir todo a unas pocas ideas, y por cierto abstractas; y, queda no a salvo la historicidad de los sermones de Jesús, responden al modo de ser de Juan.

Así Juan pudo presentar y distribuir las sentencias del Señor, manteniendo en muchísimas ocasiones las palabras del Señor (Cf. lo que dijimos respecto a c), con el ritmo que le parecía a él y a los oyentes ser el más a propósito.


[1] Acerca del simbolismo, véase A .DURAND, Evangelio según San Juan (1938). Juan, de entre los siete milagros que narra, tiene cuatro (la boda de Caná de Gafilea, la curación del hijo del régulo, igualmente la curación del paralítico de la piscina, la acción de andar por encima de las aguas) en los cuales no indica nada acerca de su significación simbólica; otros son presentados tan detalladamente, que una mente que no se deje llevar por prejuicios de ningún modo duda acerca de la realidad del hecho histórico. Sin embargo nada impide, según decimos, el que al mismo tiempo revistan también carácter simbólico.