TRATADO II
LA
REVELACIÓN CRISTIANA,
O
DE LA VERDADERA RELIGIÓN
AUT0R
P.
Miguel Nicolau, S.J.
Profesor
de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca
LIBRO
I
TEORÍA
DE LA RELIGIÓN Y DE LA REVELACIÓN
2.-
Puesto que en este tratado debemos estudiar la religión verdadera, y,
por lo tanto, la religión revelada, es necesario primero, hablar de la
religión, en cuanto que debemos iluminar o preparar el estudio de sus
relaciones con la revelación. Por otra parte, el concepto de religión es tan
usado, pues se habla tan frecuentemente del hombre religioso, de la religión de
los pueblos, de la filosofía de la religión, que se debe llamar y tratar a
este concepto como fundamental.
CAPITULO
I
3.-
NOCIÓN DE RELIGIÓN
Se
puede captar el concepto de religión:
a)
etimológica,
b)
filosófica,
c)
histórica,
d)
psicológicamente.
A)
ETIMOLÓGICAMENTE,
se examinan diversas opiniones sobre el significado de esta palabra. Así se
tiene la definición nominal de la religión. Son clásicas las opiniones
siguientes:
Cicerón
deriva esta voz de la selección diligente de las cosas que pertenecen al culto
de los dioses.
“...aquellos
que volvían a tratar y como que releían todo lo que pertenecía al culto de
los dioses, se llaman religiosos de releer, como elegantes de elegir, amantes de
amar, inteligentes de estudiar, porque en todas estas palabras está contenida
la misma fuerza de leer que en el religioso".
Lactancio
toma el origen de esta voz de la religación con Dios:
“Estamos
obligados y religados, a Dios por este vínculo de piedad de donde la misma
religión toma su nombre....
(de ahí refuta también la sentencia de Cicerón)... que el nombre de la
religión está deducido del vinculo de la piedad, porque Dios religó al hombre
consigo y lo obligó con la piedad, porque es necesario que le sirvamos como a
señor y le reverenciemos como a padre."
San
Agustín
conoció también la etimología precedente:
“Digo que, tendiendo al mismo Dios, y religando nuestras almas a El sólo, de donde se cree que ha tomado su nombre la religión, carezcamos de toda superstición".
Pero en otra parte lo deriva de una iterada elección de Dios, que se hace por la religión, porque debemos reelegir a Dios, al que habíamos perdido por negligencia.
“...reeligiendo, pues, a este, de donde aparece el nombre de la religión, tendemos a él por el amor, para que habiéndolo alcanzado, descansemos.”
Pero le agrada más a él la primera etimología
4.-
Así pues, la primera y la segunda etimología parecen más fundadas por lo
dicho hasta ahora, pero, sea cual sea el que se acepte, es propio del concepto
de religión el significar un orden hacia Dios, como lo expresa
hermosamente Santo Tomás:
“Ya
se llama religión de la relectura frecuente, ya de la elección iterada de
quién fue perdido negligentemente, ya se lo llame por la religación, la
religión lleva propiamente consigo un orden a Dios. Porque a El, es a quien
debemos ligarnos principalmente como a un principio indeficiente, al cual se
debe dirigir también con asiduidad nuestra elección como al último fin, a
quién también perdimos pecando negligentemente, y que debemos recuperar
creyendo y prestándole fe”
( 2,2,q.81 a.1).
Etimológicamente:
Religión propiamente significa relación a Dios ( Sto. Tomás). Porque El es al
cual nos debemos adherir (ligar) como a un principio indeficiente, al cual
también se debe dirigir asiduamente nuestra elección, como al último fin, al
que también lo perdemos negligentemente pecando, y a quién debemos recuperar
creyendo y confesando la fe. (2.2.q.81 a.1).
5.-
B) FILOSÓFICAMENTE:
Por la consideración filosófica (metafísica) de Dios y de la naturaleza
humana, podemos proceder a formar la noción de religión :
Dios,
al cual estudiamos en Teodicea, es el ser (ente) supremo (el wns a se), el
ser por sí mismo, causa primera y creador de todas las cosas, y el conservador
y la causa que concurre con todos los otros seres, ser personal, fin
también último de todas las cosas, dotado de majestad infinita,
de poder y de toda perfección que dispone suave y fuertemente todas las
cosas con su providencia, siempre digna de reverencia...
El
Hombre,
es, en cambio, el ser dependiente, contingente (ab alio), procedente y
dependiente de otro (ab alio), es decir, de Dios, creado, indigente siempre de
Dios y tendiendo a El y que necesita ser bienaventurado por El.
Del
hecho de la creación
deriva esta dependencia del hombre para con Dios el dominio de Dios sobre el
hombre. Así, el hombre, todo cuanto es y en cualquier momento, siempre depende
de Dios, siempre es siervo de Dios, siempre tiene esta real, intrínseca y
trascendental (esto es, esencial para sí mismo) relación de dependencia de
Dios, la cual es verdaderamente ontológica no meramente pendiente de Dios por
la consideración de la mente. En esta relación de dependencia del hombre a
Dios se funda toda religión.
Pero
como el hombre es un ser intelectual, incluido en el orden moral, al cual debe
seguir libremente con sus actos del entendimiento y de la voluntad, la relación
ontológica a Dios exige que el hombre se una a Dios con vínculos del
entendimiento y de la voluntad, y no sólo según una sola facultad, sino,
según todas.
A este vínculo moral, es decir, por obra del entendimiento y de la voluntad,
que une a todo el hombre con Dios, le llamamos religión.
6.-
Divisiones de la religión
1)
La religión puede considerarse objetiva y subjetivamente.
Si
se considera objetivamente, o en sí, es el conjunto de verdades,
obligaciones y ritos, por los cuales el hombre se liga con Dios y reconoce
prácticamente su suprema excelencia y dominio.
Si
la religión se considera subjetivamente, o sea, como está en el sujeto,
comprende los actos del entendimiento y voluntad y otros por los cuales
el hombre reconoce teórica y prácticamente su dependencia del ser (ente)
supremo. Así, es una virtud general, que comprende a todas las otras. Y así se
habla de un hombre poco o muy religioso, buen o mal religioso, según que se
signifique en la virtud poco o mucho, bien o mal (Cfr. Jac. 1,26).
Como
virtud moral particular:
La religión ((subjetivamente considerada), es un hábito que inclina al hombre
a dar a Dios el culto debido como el supremo principio y fin de las cosas. El motivo
de esta virtud moral es la honestidad que reluce en prestar a Dios esta
sujeción y reverencia,
7.-
2) La religión por razón de su origen, puede ser natural, y positiva.
La
religión natural es el conjunto de verdades, obligaciones y relaciones
con Dios, que pueden deducirse de la consideración del solo hecho de la
creación y, por tanto, de la relación esencial de la naturaleza del hombre a
Dios. El culto se determinaría por el individuo o por la autoridad social, sea
la doméstica, sea la política.
La
religión positiva
es aquélla que por la disposición e intervención positiva y libre de Dios o
del hombre, se sobreañade a la religión natural. Si esta libre disposición en
la institución de alguna religión es hecha por Dios, entonces la religión es positivo‑divina,
pero si se concibiese como proveniente meramente del presidente de alguna
sociedad natural, entonces sería positivo‑humana.
En
la actual religión positivo‑divina se ha añadido a la relación y
fundamento de la creación, por la cual somos siervos con relación a
Dios, una nueva relación de hijo‑adoptivo al Padre, cuyo
fundamento real es la gracia santificante.
Esta
gracia santificante es la raíz de la intuición de Dios y del amor gozoso que
de ella resulta, los cuales los tendremos en la patria, y porque estas cosas
superan la capacidad y la exigencia de toda la naturaleza creada, de aquí que
la gracia es un ser sobrenatural. Y la religión que se ordena a esta
gracia sobrenatural, es y se llama sobrenatural. (sobre el concepto de lo
sobrenatural: cfr. Nº 30).
Además,
se ha añadido también a la religión natural, la revelación divina,
que de hecho, se ordena a este fin sobrenatural del hombre. Y ésta es también
otra razón por la que la religión actual positivo‑divina, fundada en
esta revelación, se llamo sobrenatural.
8.-
3 ) Religión verdadera y falsa .
Teniendo
en cuenta el hecho religioso fundamental, la religión se divide en verdadera y
falsa, según se sienta recta o no rectamente acerca de la relación fundamental
y esencial de la dependencia del hombre al Dios personal.
Pero
la religión verdadera fundamentalmente o en cuanto a la substancia verdadera,
puede ser menos recta o falsa en cuanto que contenga errores acerca de otras
cuestiones religiosas (v.gr., La religión protestante que yerra acerca de la
autoridad religiosa y el uso de los sacramentos) y porque “malum ex quocumque
defectu” ( lo malo lo es por cualquier defecto), tal religión se dice falsa.
9.-
SOBRE SI PODRÍA HABER VARIAS RELIGIONES VERDADERAS Y LEGITIMAS
La
religión natural
no puede ser sino una en todas partes: porque se funda únicamente en la
naturaleza humana, que es la misma en todos los hombres y tiene las mismas
relaciones de dependencia para con Dios. De aquí que todas las religiones
debieron y deben contener como casi parte y fundamento a esta religión natural.
La
religión positiva puede concebirse diversa según la diversidad de
tiempos y lugares, pero no en aquellas cosas que debe contener de la religión
natural ni en afirmar dogmas opuestos, sino en la variedad de las ritos y
obligaciones positivas. De hecho, sin embargo, como se demostrará, no
hay sino una religión positiva verdadera.
10.-
ELEMENTOS DE LA RELIGIÓN EN EL SUJETO
En
cuanto a la religión, se deben dar en el sujeto el reconocimiento de la
excelencia de Dios y de su supremo dominio y juntamente el reconocimiento de la
propia dependencia con relación a Dios. Tal reconocimiento es el elemento
intelectual y totalmente esencial en un vinculo moral del hombre
racional, cual es la religión. Lo que mostrarán también la investigación
histórica y la investigación sicológica sobre el hecho de la religión.
Pero
este reconocimiento es también la profesión, al menos interna de tal
dependencia del hombre con relación a Dios e incluye la tendencia de la
voluntad del hombre a Dios, No es, pues, esta tendencia, un voluntarismo
puramente práctico o pragmático, sino un voluntarismo moderado que presupone
el acto del entendimiento. Este acto de la voluntad, casi devoción
sustancial a Dios, se encuentra en todo acto de la virtud de la religión, en la
adoración, oración, sacrificio... Es un acto esencial en la religión y
en el consiste formalmente la religión (considerada en el sujeto). Y el
acto del entendimiento, o sea, el reconocimiento siempre concomitante, es
presupositivo o fundamentalmente esencial.
De estos actos del entendimiento y voluntad se derivan en el hombre actos del sentimiento racional y actos de las facultades inferiores (recogimiento, modestia externa, gravedad, gozo sensible, gemidos, voces), porque es propio de la religión ordenar a todo el hombre y a todos sus actos a Dios. Tales actos son, por lo tanto connaturales en la religión. ¿ Son también necesarios y esenciales?
11.-
Si hablamos del concepto de la religión y atendemos a su esencia
metafísica, ciertamente tales actos no son necesarios y esenciales, porque,
y per se (propiamente) se puede pensar al hombre esencial y radicalmente
religioso, sin que abunde en tales actos del sentimiento y de las facultades
sensitiva.
Pero,
si atendemos a la esencia física de la religión en el hombre, o sea, al
modo en que de hecho la religión se encuentra en él, en el hombre se
encuentran manifestaciones externas que naturalmente se siguen de los actos
internos, y el culto externo es necesario en él,
por lo tanto, tales actos son necesarios en él y físicamente
esenciales.
Todas
estas casas si consideramos la religión teóricamente.
Pero
en el reconocimiento de dependencia a Dios prácticamente considerado, debe
encontrarse una práctica conformación de la vida con aquel reconocimiento de
la excelencia de Dios y de nuestra dependencia de El. Así la religión
considerada prácticamente, incluye el reconocimiento de Dios y el
entregarse de hecho a sí mismo a Dios.
12.-
C) POR VÍA HISTÓRICA,
la investigación sobre la religión, se hace examinando histórica y etimológicamente,
es decir, con la ayuda de la comparación de las lenguas culturas, formas
sociales,... las relaciones mismas del hombre al ser supremo y a los seres
superiores de los que se confiesa dependiente y con los que quiere tratar.
Pues
este ser ( sea único o múltiple) debe ser personal y distinto del
hombre, porque, de lo contrario, no puede entablar conversación y trato con
él, de donde, el panteísmo no es una forma de religión.
Ni
el totetismo es una forma religiosa, puesto que el totem es una
cosa de cuya virtud participan los hombres del mismo clan.
13.- FORMAS RELIGIOSAS, SE ENCUENTRAN LAS SIGUIENTES: FORMAS INFERIORES
El
Animismo:
En esta forma religiosa se concibe la animación y personificación de la
naturaleza y de sus fuerzas, de aquí los mitos, las teogonías, las leyendas de
dioses y de diosas...., o prevaleció también la persuasión de que todo
tiene alma o espíritu (demonio). Y de ahí deben ser explicadas las actividades
que existen en la naturaleza y en los hombres.
El
Fetichismo:
se aproxima al animismo, en cuanto que atribuye fuerzas extraordinarias y
sobrehumanas, a instrumentos puramente humanos, como si el espíritu residiera
en ellos, o se acerca al magismo en cuanto que describe una fuerza
impersonal a tales instrumentos.
El
Manísmo,
es el culto a los espíritu de los difuntos (dioses, lares, lémures).
El
Magísmo,
o magia, es la opinión que atribuye una fuerza extraordinaria a cosas, hechos u
hombres, por la cual las fuerzas naturales pueden superar y aún, someter a los
dioses.
El
Politeísmo
es el culto a muchos seres superiores.
El
Henoteísmo,
da culto a un sólo dios, como único dios del pu9blo, no de todo el mundo.
El
Monoteísmo
reconoce teórica y prácticamente al Dios único de todo el universo.
De
la consideración histórica y etnológica precedente, de la religión, se puede
ya formar el concepto de la religión como "el conjunto de doctrinas,
obligaciones e instituciones con respecto a un ser supremo ( único o
múltiple), del cual se confiesa dependiente y con el que quiere entablar
relación." Esta noción de la religión, históricamente formada,
coincide con la que se ha formado filosóficamente.
14.-
Esta noción de la religión puede probarse que es fundada objetivamente,
o al menos puede ser vivamente confirmada como tal por la universalidad del
hecho religioso o por el consentimiento de todos los pueblos.
Porque la investigación sobre la religión de todos los pueblos, muestra que vale en todas partes la persuasión de la existencia de algún númen personal suprasensible que ciertamente, debe ser reverenciado, aplacado, invocado. Para con el cual se deben cumplir una fe y unas obligaciones, y en todas partes se tienen ritos y ceremonias con las que se ejerce el culto para con ese númen.
En
una palabra: en todos los pueblos se tiene un conjunto de verdades, obligaciones
a instituciones, que son la regla del trato del hombre con el Ser supremo, en
todas partes existe este vinculo moral que une al hombre con ese Ser. Es así
que tal persuasión universal pide una causa universal, que no puede ser sino el
fundamento objetivo de las cosas y la
verdad objetiva de las cosas.
Porque
no puede explicarse esa persuasión universal por todas las razones que se
pudiesen aducir con verosimilitud.
a) por la ignorancia de las causas
naturales, cuyos efectos se atribuyesen a los espíritus. (A. Comte), porque
habiendo cesado la ignorancia, persevera aún la persuasión.
b)
ni puede explicarse por la depravación de la naturaleza que busca y encuentra
malicia en el culto religioso (Feuerbach), porque son verdades de Dios
legislador y juez, menos aptas para ablandar los sentimientos, que ciertamente
constituyen una gran parte de la religión.
c) ni vale, para explicar la
religión, un vago temor a alguna potestad superior (Fr. Paulsen), porque el
temor solo y el horror, independientemente de la idea de un Dios personal y
de la idea de la causalidad, hubiese creado un fatalismo, pero no a un Dios
personal.
d) por último, esa persuasión
universal no puede ser adquirida por el sólo magisterio y la educación,
prescindiendo de la verdad real, porque fácilmente, después, esos maestros o
progenitores que hubiesen fijado esas ideas, cohibiendo la libertad humana,
hubiesen sido objeto de irrisión, una vez conocida la verdad real.
Luego
debió adquirirse esa persuasión por el conocimiento objetivo de la verdad.
15.-
Se podría objetar que hay ateos, principalmente en nuestros tiempos,
muchos que militan contra esa persuasión de la existencia de Dios.
Resp.
Hay muchos ateos prácticos, que se comportan como si Dios no
existiese, pero ateos teóricos, persuadidos verdaderamente, los hay
muchos sólo de nombre, que se jactan sin pudor de su incredulidad pero
en verdad y sinceros, no lo son, pues el conocimiento de un Dios personal se
ofrece fácilmente al hombre que considera la naturaleza, y propiamente nadie
puede permanecer largo tiempo en el ateismo positivo, a no ser culpablemente,
al menos al principio, pero ni siquiera parece, de suyo posible durar por toda
la vida en la ignorancia de la existencia de Dios, o sea en el ateismo negativo.
16.-
EXPLICACIONES DEL HECHO RELIGIOSO UNIVERSAL
Existen
diversas escuelas o teorías para explicar este hecho religioso universal.
Varias son apriosística, y nacidas en el siglo XIX, intentan explicarlo según
las ideas del naturalismo, nacionalismo, materialismo, evolucionismo...
Así
la escuela positivista
( A. Comte) establece este orden en la evolución religiosa: fetichismo,
politeísmo, monoteísmo....
La
escuela etnológica
(J. Lubbock) dice que se debe llegar al teísmo desde el ateismo primitivo, por
el fetichismo, idolatría,...
La
escuela animista
( E.T. Taylor) pretende que el principio de la religión es el animismo.
La
escuela monística
(H. Spencer) pone el origen de la religión en el culto de los manes, o sea, de
las almas de los parientes difuntos.
Otros,
como J.H. King, quisieron explicar por la magia el origen de la vida de
la religión.
Todos
éstos, pues, como se ve claramente, establecían la evolución religiosa desde
formas inferiores a formas superiores.
17.-
Pero A. Lang (1844-1912) contra Taylor, cuyo animismo lo había profesado
anteriormente, y contra Spencer, estableció que existía el teísmo y el
monoteísmo como origen de la religión y que en la evolución religiosa se daba
una depravación, o sea, una evolución a peor.
Guillermo
Schmidt, S.V.D. confirmó lo mismo, no por un método a priori, sino a
posteriori, es decir, por el, método histórico-cultural, recogiendo
hechos religiosos de la etnología y de los estudios de las culturas, y
comparando con otros hechos religiosos entre gentes de la misma y de diferente
cultura.
18.-
CONCLUSIONES DEL ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS RELIGIONES
1)
No existe gente alguna sin religión o atea (es decir, sin un Dios en
algún modo personal). Hay ciertamente algunos que tenían un culto arcano y
secreto, y por esto se debe explicar el que algunos viajeros narrasen lo
contrario, pues no habían percibido el culto porque hacían demasiado rápido
el camino.
2)
La idea monoteística y el culto de un sólo Dios, (Dios como autor del
mundo y Dios como Padre), son universales y primitivas. Así,
pues, se encuentran en gentes de culturas primitivas, las formas religiosas
corrompidas son tanto menos numerosas cuanto más primitiva es la cultura.
3)
Las formas religiosas inferiores no son primitivas, sino adventicias,
porque representan una depravación de la idea religiosa primitiva. Esta
depravación se observa por todas partes, no solo entre gentes primitivas, sino
más aún, entre gentes cultas (griegos y romanos), y aún en el mismo Israel,
inclinado, de suyo al politeísmo y entre las religiones separadas de la Iglesia
Católica.
4)
El origen del monoteísmo primitivo está en la naturaleza humana, que
busca por vía de causalidad y en la revelación primitiva, que es una
hipótesis plausible, procediendo científicamente.
5)
De lo dicho se sigue la índole racional de la religión, no sentimental,
de la noción de Dios como causa y como padre, de aquí el trato personal y
racional con Dios; en las culturas primitivas se dan la oración y el sacrificio
para expresar la dependencia omnímoda de Dios, que es la idea fundamental de la
religión.
19.-
D)
(Comprensión del concepto de religión).
POR
VÍA PSICOLÓGICA,
o sea, podemos llegar al conocimiento de la naturaleza del acto religioso por la
observación y el análisis psicológico de los actos religiosos en los
individuos (no ya en los pueblos y en las gentes
como se hace por la vía histórica),
Esto
se obtiene:
a)
por las descripciones dejadas acerca de estos actos, v. gr., por San
Agustín, S. Ignacio, Santa Teresa...., discerniéndolos por el análisis y
explicándolos, pero quién quiera proceder científicamente en esta materia,
debe precaverse de una interpretación subjetiva por cualquier clase de
prejuicios.
b) Se obtiene también por las
encuestas que se pueden hacer en alguna multitud de sujetos, provocando la
observación y el análisis de los actos religiosos pasados (pretéritos).
e) Por fin, por experimentación, como
si se repitiesen estos actos en un laboratorio, pero se podría dudar rectamente
de estos experimentos sicológicos, si se evita que se mezcle el elemento
subjetivo y se guarda la íntima naturaleza espontánea propia del acto
religioso. Si, por estos medios, se hace rectamente la observación, y el
análisis de los actos religiosos conduce sin duda a conocer rectamente la
naturaleza del acto religioso, según dijimos mía arriba. [1]
20.-
FALSAS SENTENCIAS SOBRE LA NATURALEZA DE LA RELIGIÓN
1)
Kant erró sobre la naturaleza de la religión prescindiendo del
reconocimiento de Dios y de la devoción o entrega personal a Dios.
Según
Kant, como nos es conocido, la obligación moral no procede de Dios, que impera
lo que se debe hacer o evitar, sino de la razón práctica del hombre que se
impera a sí mismo por una forma a priori, que algo se debe buscar absolutamente
(el imperativo categórico: haz esto, debes hacer esto). De aquí que la
obligación moral se concibe primariamente sin relación a Dios o sin religión.
Y
no es de admirar que Kant haga esto. Porque en su sistema, la misma existencia
de Dios no puede ser conocida por la razón pura teórica, la razón alcanza
(toca) sólo a los fenómenos de las cosas, no a los noumena, o sea, a las
mismas esencias, por lo cual -dice-, no conocemos las cosas como contingentes,
ni podemos tampoco, elevarnos desde ellas al conocimiento cierto del ser
necesario y, por lo tanto, tampoco al conocimiento cierto de nuestra dependencia
con respecto a Dios. De profesarse un agnosticismo acerca de la existencia de
Dios.
Pero juntamente -dice-, el examen de la experiencia interna inmanente conduce a admitir la existencia de Dios, como postulado de la razón práctica, es decir, la existencia de Dios es una proposición indemostrable, pero que debe suponerse para un fin práctico. El mismo imperativo categórico (debes hacer esto), postula la libertad del alma (si debes, puedes), postula también la inmortalidad del alma, porque en esta vida por la lucha con la sensibilidad, no puede realizarse la perfección moral suma y la suma santidad a la que tiendes y a la que estás ligado por el imperativo categórico, postula también la existencia de Dios, porque, como la suma santidad, exige también la suma felicidad (que no se tiene sólo por la santidad), se postula algún ser supremo y omnipotente que pueda producir esta felicidad.
21.-
Luego, en este sistema:
a)
aparte del agnosticismo, acerca de la existencia de Dios;
b) se reduce la religión a un cierto moralismo autónomo;
y c) no se toma el fundamento de la religión de la verdadera y
ontológica relación de dependencia con respecto a Dios.
Más
aún, d) admite un postulado no demostrado teóricamente; y e) tal
obligación moral de la razón autónoma, en cuanto que es fingida, no sería
verdadera obligación, porque no seria la necesidad de obrar algo por su nexo
con algún bien que debe ser obtenido absolutamente, es decir, con el fin
último, Dios, pero solamente debería yo hacer gato para responder al
imperativo categórico impuesto por mí mismo; f) pero no se puede
instaurar el orden moral independientemente de Dios, porque el verdadero orden
moral mira a la naturaleza humana atendiendo a todas las relaciones y
obligaciones que de ella se derivan en orden a otros seres, y es así que la
naturaleza humana tiene certisimamente una relación intrínseca y trascendental
a Dios, de la que se derivan las obligaciones respecto al mismo, luego, el
verdadero orden moral mira también a Dios y no puede instaurarse
independientemente de El, Una Moral atea es imposible.
22.- 2) Otros consideran la religión como un mero sentimiento
peculiar, o al menos, atribuyen a
este sentimiento, las partes más importantes de la religión.
Así,
F.E.D. Schleiermacher (1768-1834) pone la esencia de la religión en el
sentimiento de la absoluta dependencia del infinito.
A.
Ritachl
(1822-1889) en la experiencia por la que uno se siente satisfecho en sus
tendencias más sublimes.
W. Wundt (1832-1920) en el sentimiento de la unión con el mundo supersensible.
Los
Modernistas,
en general, dicen que la religión nace no de un conocimiento intelectual, sino
de la indigencia de lo divino, que está en el subconsciente y mueve el sentimiento
religioso. Los dogmas y los enunciados teológicos son reflexiones
posteriores sobre este sentimiento. La doctrina de los modernistas ha sido
clarísimamente expuesta en la Encíclica “Pascendi” por San Pío X .
( cf. D. 2074-2077).
23.-
Es, pues, común a estos errores: a) aparte del agnosticismo
derivado del Kantismo, b) que se proponga algún sentimiento previo de Dios.
Ahora bien, para que alguien tenga algún sentimiento acerca de Dios, es necesario que le preceda alguna idea intelectual de Dios, como consta por la sicología sana y probada, que trata de la naturaleza del sentimiento. Si precedió tal idea, entonces, ciertamente pueden nacer actos indeliberados de la voluntad con sentimientos concomitantes y con actos del apetitivo sensitivo, y tales afectos religiosos pueden servir de gran auxilio para la vida religiosa, pero, tomando por testigo a la experiencia, la vida religiosa de muchos, especialmente de aquellos individuos cuyo tipo psicológico es más intelectual, ni empieza por los afectos, ni siempre concluye con ellos, sino que se dirige primariamente por los juicios del entendimiento y por la sumisión racional de la voluntad.
Existen,
por el contrario, quienes perciben vagos afectos religiosos, precedidos
ciertamente por una idea intelectual, pero rechazan el asentimiento intelectual
de la fe y la sumisión de la voluntad a Dios. Por lo tanto, el mero afecto
religioso, ni constituye toda la religión, ni su parte principal.
SOBRE
LA OBLIGACIÓN DE LA RELIGIÓN EN GENERAL
24.-
Sobre la necesidad de la religión
La
necesidad de la religión se puede entender en un doble sentido.
Uno
es aquella necesidad que se llama obligación, y otro es aquella
necesidad como conditio sine qua non (condición sin la cual no) para obtener
en esta vida aquello a lo cual tendemos, la bienaventuranza.
De
una y otra necesidad de la religión, unidas entre sí íntimamente, debemos
tratar ahora, después que hemos tratado arriba de la noción y de la verdadera
naturaleza de la religión. Una vez considerada una y otra necesidad de la
religión, y desarrollada por el apologéta, según las circunstancias,
los hombres se dispondrá más fácilmente a considerar aquellas cosas que
expondremos más adelante.
25.-
EL
HOMBRE TIENE OBLIGACIÓN GRAVE DE ABRAZAR Y EJERCER LA RELIGIÓN
Obligación
Moral,
es la necesidad de hacer (u omitir) alguna acción por la conexión de esta
acción con algún fin que se tiene que obtener absolutamente.
La noción de obligación, como su nombre lo indica, es ser ligadura o vinculo que necesita (impera), sin embargo, no es vinculo físico a una coacción física, ni es una tendencia subjetiva física necesaria, como los animales son arrastrados a sus actos, todas estas cosas llevan consigo una necesidad física.
La
obligación es una necesidad moral, que obtiene su efecto por el
conocimiento racional como las causas morales, sin embargo, no es una necesidad
hipotética, es decir, en la hipótesis que quiera obtener algún afecto no
absolutamente necesario para mi (v.gr.), (la salud, en quién requiera para
obtenerla, alguna operación quirúrgica), sino que es necesidad absoluta,
que se suele expresar con estas palabras: debo hacer esto, debo, estoy obligado
a hacer esto.
La
necesidad de hacer algo es absoluta, si esto se tiene que obtener absolutamente
y no dependientemente de mi mero querer. Tal es nuestro último fin, al cual,
quieras o no quieras, nos dirigimos necesariamente o es tal también lo que sea
medio conexo y necesario para obtener tal fin.
GRAVE,
se dice la obligación de alguna acción, si su omisión hiere gravemente el
orden moral y lleva consigo la pérdida del último fin.
ABRAZAR
LA RELIGIÓN,
supone tener la doctrina y la voluntad inicial de guardar los preceptos que se
propongan en la religión.
EJERCER
LA RELIGIÓN,
significa la actual observancia de estos preceptos frecuentemente se dice de la
observancia de los preceptos del culto.
Cuando
ahora afirmamos la obligación grave de ejercer y, por lo tanto, de abrazar la
religión, tratamos del conjunto de actos con que se ejerce la religión,
incluyendo, sin duda, la voluntad inicial de guardarlos, pero sin establecer
nada de la obligación, de cada acto.
26.-
NEGARON ESTA OBLIGACIÓN
aquellos que niegan los fundamentos de la religión, como ateos, panteístas,
agnósticos... También aquellos que, como Kant, confunden la religión con una
ley moral autónoma.
Pero
ahora debemos recordar principalmente a los indeferentistas (absolutos),
que tienen a la religión como una casa nociva o inútil. O aquellos que dicen
que la religión es una cosa meramente útil, no obligatoria, sea para el
hombre, sea para él país (eudemonistas, maquiavelistas).
Nuestra
proposición está abiertamente en el Magisterio de la Iglesia, v.gr., en la
Encíclica “Mit brennender Sorge” AAS,29 (1937) 148-150, e
implícitamente se contiene en muchos documentos.
27.-
DEMOSTRACIÓN
- Los actos con los que abrazamos y ejercemos la religión (asentimiento a la
existencia de Dios y a las verdades divinas, esperanza, amor a Dios, observancia
de la ley natural impuesta por Dios, culto a Dios en la adoración, oración,
acción de gracias, penitencia si le ofendemos, etc., ) estos actos tienen en
sí tanta bondad intrínseca y son tan conformes a la naturaleza racional del
hombre, que la omisión de estos actos en su conjunto, rompe cierta y gravemente
el orden moral y, por lo tanto, Dios santísimo no puede dejar en absoluto de
quererlos y mandarlos, y ciertamente bajo la pena de la pérdida del último
fin, luego, el conjunto de estos actos y sin duda, el mismo abrazar la
religión, es gravemente obligatorio.
28.-LA
OBLIGACIÓN DEL CULTO EXTERNO Y DEL CULTO PÚBLICO O SOCIAL
Culto,
es la manifestación de honor. El Culto interno se constituye con actos
internos, el Culto externo utiliza actos externos sensibles para significar el
Culto interno.
El
Culto público
se opone al privado. Aquí no se toma como si se ejerciera en un lugar patente y
manifiesto, sino en el sentido de que se haga por la sociedad o en nombre de la
sociedad. La sociedad o comunidad que aquí se consideran son la sociedad civil
y la sociedad doméstica.
Negaron
la obligación del Culto externo y social: a) muchos racionalistas que se
burlan del culto externo y social, aludiendo a Juan 4,24:"Dioses
espíritu y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad" (
Con estas palabras, Jesús no condenó el Culto externo, puesto que el Culto
externo se debe hacer en espíritu y verdad, es decir, no es meramente externo,
sino que procede del espíritu interior). b) los socialistas que quieren
un Estado ateo y muchos liberales que coartan las obligaciones del Estado en
materia religiosa.
LA
DOCTRINA DE LA IGLESIA
en esta materia es manifiesta D 302 (sobre el culto de las imágenes D.1254) (
sobre los actos no meramente internos contra Molinos).
29.-
EL HOMBRE ESTA OBLIGADO AL CULTO EXTERNO
Porque el Culto es un acto del que da Culto y debe darlo según su naturaleza.
Ahora
bien, a) la naturaleza del hombre es tal que los sentimientos internos se
unen con las manifestaciones externas, ni se pueden ocultar durante mucho
tiempo, a no ser que, de propósito, se emplee una diligencia suma, b)
por el contrario, descuidado el Culto externo, poco a poco disminuye y se
extingue el Culto interno, c) el hombre tiene todo en Dios, no solo
según el alma, sino también, según el cuerpo y según todo lo que el es,
debe servirle y prestarle reverencia.
Luego,
el hombro debe dar también Culto externo.
Se
confirma:
Por la historia de las religiones, que muestra que el Culto externo es universal
y que, por lo tanto, nace de la misma naturaleza de los hombres.
30.-
EL
HOMBRE ESTA OBLIGADO AL CULTO PÚBLICO Y SOCIAL
1)
Dios es, con respecto a las sociedades domésticas y civil, en cuanto tales, el
autor supremo, su rector y su último fin. Luego la actividad de estas
sociedades debe subordinarse a El, reconocerle y prestarle culto.
Este
Culto, como está claro, no puede ser meramente interno, porque la actividad
social se hace por el trabajo común que no puede ser meramente interno,
así v.gr., en la sociedad doméstica pertenece a la actividad social la
educación de los hijos y el mutuo auxilio que piden (en cuanto a la materia
religiosa), que esté informados por la religión y conduzcan al Culto a Dios.
En la sociedad civil pertenece a la actividad social el trabajo para adquirir la prosperidad pública temporal, como fin próximo. Pero este trabajo debe someterse al fin último, y debe ser moderado de tal manera que la prosperidad pública se subordine al fin último y por eso se obtenga con medios lícitos y salve la pública y privada honestidad de costumbres. De aquí emanan muchas obligaciones acerca de las cosas religiosas para los jefes y magistrados, v. gr., para defender el derecho a la verdadera religión y a promulgar leyes que defiendan la honestidad de costumbres, etc.
31.- 2) Como el hombre necesita de la sociedad doméstica y
civil para una conveniente evolución de sí material y temporal, no menos
necesita de una sociedad para su conveniente evolución religiosa, pues el
hombre, aún bajo el aspecto religioso es un ser social, es decir, es ayudado
por la sociedad en el ejercicio religioso y necesita esta sociedad.
Se confirma por el testimonio de la historia, los hombres se unieron en sociedad para el ejercicio de la religión y para esto tuvieron sacerdotes que los rigiesen y los representasen ante Dios en materia religiosa.
Además,
se dan experiencias religiosas más vivas, que valen mucho para afirmar el
sentimiento y hasta para mover la voluntad que solo se adquieren en los grandes
congresos religiosos, pensamos en los congresos eucarísticos, en las
peregrinaciones a santuarios célebres ( Lourdes, Fátima, Milagrosa,...) es
decir, hay experiencias que sólo se adquieren socialmente.
32.-
ESCOLIO
En el Culto externo social se revelan las tendencias de alguna comunidad, y según sean las formas del Culto que esta sociedad prefiere, se muestra así la índole religiosa de esa colectividad. Así, a veces difieren bastante las manifestaciones religiosas en las naciones meridionales, de aquellas que se dan el algunas septentrionales. Por eso es también verdad que la índole nacional se manifiesta en el Culto social. Sin embargo, esto no debe exagerarse de tal modo que deban acomodarse y aplicarse cada forma religiosa, y menos la propia religión, a cada nación. De la historia religiosa consta que no se ligaban necesariamente la forma histórica de las religiones con nación alguna determinada
33.-
LA RELIGIÓN Y LA FELICIDAD DEL HOMBRE
La
religión es también necesaria al hombre porque sin ella no puede conseguir en
esta misma vida la bienaventuranza, lo cual consta considerando el objeto de
las facultades del hombre, que sin la religión no pueden saciarse.
Así,
el entendimiento del hombre apetece lo verdadero, y Dios es la verdad
suprema y eterna. La voluntad del hombre busca el bien y Dios es la
bondad y la santidad infinita. El corazón del hombre anhela el amor y
Dios es Amor Inmenso y objeto de un amor indeficiente y el único que sacia. De
donde, San Agustín, con una profundísima experiencia de un eterno valor humano
profirió las conocidísimas palabras: "nos hiciste (Señor) para
Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti" ( Confes.
1.1.)
SOBRE
LA OBLIGACIÓN DE LA RELIGIÓN POSITIVA
34.-
Es una cuestión evidente por el dominio supremo de Dios sobre el hombre que
éste debe abrazar una religión positiva que Dios la manifieste y la prescriba.
Es, pues, una secuela de la ya dicha necesidad de ejercer la religión. Tal
corolario lo expresa el I Concilio Vaticano con estas palabras:
"Dependiendo el hombre totalmente de Dios, como de su creador y señor, y estando la razón humana enteramente sujeta a la Verdad increada, cuando Dios revela, estamos obligados a prestarle por la fe, plena obediencia de entendimiento y de voluntad" (D. 1789). Y el mismo Concilio condena a los que digan que "la razón humana es de tal modo independiente que no puede serle imperada la fe por Dios" (D. 1810).
De
donde, el hombre no puede asentir a la religión meramente natural, si le consta
ciertamente de la voluntad de Dios que le manifiesta una religión positiva.
Pero tampoco puede asentir si solo probablemente o verosímilmente le consta de
esta voluntad de Dios, lo cual lo estableceremos en la tesis siguiente:
TESIS 1 - EL HOMBRE ESTA OBLIGADO A INVESTIGAR EN UNA RELIGIÓN POSITIVA QUE SE LE OFRECE CON APARIENCIA DE VERDADERA Y COMO MANIFESTADA Y PRESCRITA POR DIOS PARA EL.
35-
ESTADO DE LA CUESTIÓN
1)
En esta tesis se establece, para el hombre adulto, la obligación moral objetiva
de una investigación intelectual sobre una religión probablemente manifestada
por Dios y prescrita para él. Pero, para que exista la obligación subjetiva,
será necesario que se perciba con certeza esta obligación objetiva.
2)
Se considera el caso en el cual no consta todavía con certeza la manifestación
de la divina voluntad. Se dice que aquella religión es ofrecida con
apariencia de verdad, la que está dotada de una verdadera y sólida
probabilidad de su verdad, esto es, haber sido revelada por Dios y prescrita a
tal hombre. Otra cosa sería si la religión apareciese absurda desde el
principio, o si contradijese a la religión natural, o no presentase nada que
mostrase que había sido revelada.
La
religión católica aparecerá fácilmente bajo la apariencia de verdadera, al
hombre que la considere. Porque principalmente hoy, siendo tanta la facilidad de
comunicación entre los pueblos, es un hecho bastante manifiesto que una
sociedad supranacional tan extensamente difundida por el orbe, permaneciendo una
en el régimen, en la doctrina de la fe, en el sacrificio y en los sacramentos,
-tan antigua en la sucesión ininterrumpida desde los apóstoles- , gozando de
tanta santidad heroica y carismática en los milagros que se manifiestan -que
enseña una doctrina sublime y moralmente purísima- abrazando en su seno a un
numero tan grande de hombres doctísimos...
3)
Vulgarmente consta con suficiencia la posibilidad de esta manifestación y
prescripción de Dios a los hombres, pero después se sopesara científicamente
(n.º 62-68). Por otra partes en lo que se refiere al momento presente, esta
posibilidad ya es probable por el hecho de que casi todas las religiones apelan
a esta manifestación y prescripción divina. Si alguno no admitiese siquiera
esto, la tesis tendría un sentido hipotético, si es posible esta
manifestación divina.
36.-
ADVERSARIOS
Los
indiferentistas,
ya los que dicen que todas las religiones son igualmente inútiles o nocivas (indíferentistas
absolutos), ya los que dicen que todas las religiones son igualmente buenas y
legítimas (indiferentismo universal, cfr. D.1716 s), ya los que restringen esta
legitimidad a algunas religiones, v.gr., las cristianas (indiferentismo
particular, cfr. D.1718). Porque si la cosa es indiferente, no hay por qué se
investigue sobre ella obligatoriamente.
El
liberalismo,
exaltando la independencia del hombre, afirma que el hombre tiene derecho de
profesar la religión que quiera. (cfr. D 1715).
Los
modernistas,
como dijimos, sostienen que la religión no es tanto fruto de una inquisición
intelectual, como una manifestación del sentimiento, y que éste es
sustancialmente igual en todas las religiones y, por lo tantos no debe ser
investigado obligatoriamente, sino explorar por la experiencia sentimental que
le conviene a cada uno.
37.-
DOCTRINA DE LA IGLESIA
Explícitamente
propone Pío IX la doctrina de la tesis en su Encíclica “Qui pluribus":
"para que la razón humana no sea engañada ni yerre en asunto de tanta
importancia, es menester que inquiera diligentemente el hecho de la divina
revelación, para que le conste ciertamente que Dios ha hablado, y prestarle,
como sapientísimamente enseña el apóstol, un obsequio razonable” (Rom.
12,1 (D.1637).
Tampoco
se excusará de la infidelidad el infiel que no cree, movido por una
opinión menos probable (D 1154). Lo que se dice, no porque debe seguir una
opinión más probable, puesto que se prerrequiere la certeza del hecho de la
revelación, (cfr. 117 s). Luego, la noticia probable de la revelación, produce
la obligación de inquirir.
Esta
necesidad de inquirir se contiene implícitamente de alguna manera en la
necesidad impuesta a todos, de profesar la fe imperada por Dios. Porque "cuando
Dios revela, estamos obligados a prestarle por la fe, plena obediencia de
entendimiento y de voluntad" (D1789), y ciertamente, "para que
el obsequio de nuestra fe sea conforme a razón" (D1790), de donde
aparece fácilmente que el hombre está obligado a los medios necesarios
(inquisición) para que se adhiera a la fe razonablemente.[2]...[3]
VALOR
TEOLÓGICO (2)
Puesto
que la doctrina propuesta en los documentos precedentes se enseña y es aceptada
en toda la Iglesia Católica, sin que tenga una cualificación superior, como de
fe, se puede decir rectamente doctrina católica, y por lo tanto, ésta
puede decirse que es la cualificación teológica de la tesis. Porque, por esta
cualificación, a veces vaga, se comprenden aquellas cosas que el Magisterio
supremo de la Iglesia quiere enseñar expresamente (por lo tanto, se enseña auténticamente),
que sin embargo, no se proponen para ser creídas, como principalísimamente las
ideas de las encíclicas (como arriba: D 1637) o las proposiciones contrarias a
otras condenadas y proscritas, no precisamente como heréticas (como arriba D
1154) o también lo que se contiene en los capítulos de los Concilios y no
consta que sea definido, o se deduzca de ellos, por algún raciocinio (como
arriba sacamos a la luz de D 1789, 1790). Porque todas estas cosas se enseñan
en toda la Iglesia católica, por que son aquellos capítulos de la doctrina "que,
por común y constante sentir de los católicos, son consideradas como verdades
teológicas y conclusiones tan ciertas, que las opiniones contrarias a dichos
capítulos de la doctrina, aún cuando no puedan ser llamadas heréticas,
merecen, sin embargo, una censura teológica de otra especie" (D 1684).
38.-
PRUEBA : 1)
El
hombre, como siervo de Dios, está obligado al ejercicio de la religión que le
sea revelada y prescrita a él por Dios.
De lo contrario, sería denigrar la ciencia y la veracidad de Dios, no creyendo,
y no brando según su dominio.
Luego
el hombre está obligado a los medios necesarios para este ejercicio.
Porque si alguno está obligado al fin, también está obligado a los medios
necesarios. Ahora bien, medio necesario para ejercer la religión que Dios
revele al hombre y le prescribe, es inquirir en la religión que con apariencia
de verdad se le ofrece como manifestada y prescrita por Dios. Porque esto sucede
en la naturaleza, que frecuentemente se aprende una cosa, no de repente con
certeza, sino gradualmente.
Luego,
el hombre está obligado a inquirir en una religión que con especie de verdad
se le ofrece manifestada y prescrita por Dios a él.
39.-
2)
- El súbdito está obligado a inquirir con una diligencia proporcionada sobre
la existencia de una ley probablemente tal. Porque es la ley general inquirir
con cierta diligencia proporcionada sobre la voluntad probable del legislador,
porque el hombre está obligado al conocimiento de la ley, para que ésta
pueda tener su efecto de ligar la voluntad, lo que sucede por el
entendimiento, pero el medio necesario y ordinario para tal conocimiento, es una
inquisición proporcionada. De lo contrario, si no existiese esta obligación,
alguien podría taponarse las orejas, de modo que nunca o casi nunca se le
manifestase a él con certeza la voluntad del Superior. Eso lo pide también
la reverencia para con la voluntad meramente probable e hipotética del
legislador.
Ahora bien, la religión positiva manifestada y prescrita por Dios, sería una verdadera ley divina.
Luego
el hombre, súbdito de Dios, está obligado a inquirir con una diligencia
proporcionada acerca de la religión positiva que con especie de verdad se le
ofrezca manifestada y prescrita por Dios para él.
Es
así que esta diligencia no será proporcionada si el hombre no investiga
absolutamente sobre la religión probablemente prescrita por Dios. Porque como se trata del fin último que se debe conseguir
absolutamente, la diligencia no es proporcionada, a no ser que se elija un medio
totalmente seguro. Y en este caso únicamente seguro es inquirir sobre la
existencia de tal religión. Luego .......
40.-
3 )
- Se confirma por la tendencia de los hombres de investigar ávidamente
las manifestaciones de la ciencia y voluntad divinas, oráculos, vaticinios ....
(hoy ocultismo, teosofísmo....), y también por la tendencia de los hombres de
ordenarse para conseguir su fin religioso, de donde el hombre tiende
sicológicamente a resolver sus dudas en materia religiosa.
41.
– OBJECIONES
1.
A
veces, prudentemente, se da el consejo de no inquietar a los protestantes y
ortodoxos en su religión, en la que perseveran de buena fe. Ahora bien, si esto
se hace prudentemente, los protestantes y los ortodoxos no están obligados a
inquirir sobre la religión (católica) que con apariencia de verdad se les
ofrece. Luego ...:
Distingo
la mayor.
Prudentemente se da este consejo si los protestantes y los ortodoxos están de
buena fe en la secta y además conservan los medios necesarios para la
salvación (fe, bautismo, caridad), y se prevé que la advertencia será nociva,
concedo la mayor, de lo contrario, niego la mayor... Tal consejo se daría
imprudentemente por lo probado en la tesis, porque si dudan sobre la verdad de
la propia religión y perciben a la religión católica como probablemente
prescrita para ellos, están obligados a inquirir.
2.
La ley dudosa no obliga. Ahora bien, la religión que solamente se presenta bajo
especie (apariencia) de verdadera, sería una ley dudosa... Luego, no obligaría
a ningún hombre a inquirir ( investigar) sobre ella.
Distingo la mayor: La ley
dudosa no obliga a que se la siga después de hecha una investigación sobre
ella con una diligencia proporcionada, concedo la mayor, no está obligado el
hombre a investigar sobre ella con una diligencia proporcionada, niego la
mayor. La religión solo probablemente prescrita es una ley dudosa, pero existe
una ley cierta que obliga a
investigar con una diligencia proporcionada sobre la ley (religión) dudosa.
3.
Una ley no promulgada no obliga. Ahora bien, la religión probablemente revelada
y probablemente prescrita, no está promulgada. Luego, la religión
probablemente revelada y prescrita no obliga.
Concedo
la mayor.
Pase la menor y niego lo presupuesto por la menor. Es decir, la Menor
supone que la obligación de investigar se recibe de una ley meramente probable
y no plenamente promulgada aún, cual sería una religión solo probablemente
revelada y prescrita, pero la obligación de investigar la recibimos de una ley
cierta de investigar sobre una ley probable.[4]
4.
Donde no hay ningún conocimiento de Dios, no hay ninguna obligación. Ahora
bien, muchos no conocen a Dios. Luego, tampoco están obligados a investigar
sobre la religión.
Pase
la mayor:
para reconocer una verdadera y perfecta obligación, se prerrequiere el
conocimiento de la existencia de Dios, legislador e imperante del precepto, de
otro modo no existiría la obligación a no ser por la decencia y conveniencia
con la naturaleza racional.
Pero
distingo la menor:
Muchos no conocen a Dios y son ateos solo de palabra o prácticamente, concedo
la menor, muchos no conocen a Dios o son ateos teóricamente, subdistingo
culpablemente y después que rechazaron el conocimiento de Dios en su injusticia
(Rom. 1,18), pase o lo concedo, inculpablemente niego. El
conocimiento de Dios, al menos confuso, por la vía de la causalidad es fácil
como consta por la historia de las religiones, y es de suyo, obvio a los
hombres, ni puede ser ignorado por mucho tiempo inculpablemente. De él habla
así Santo. Tomás:
"Hay
un cierto conocimiento común y confuso de Dios, que existe en casi todos los
hombres, porque, por la razón natural, el hombre puede llegar fácilmente a un
cierto conocimiento de Dios, porque los hombres viendo que las cosas naturales
se mueven según un orden cierto, y como el orden no existe sin un ordenador,
perciben, frecuentemente, que existe algún ordenador de las cosas que
vemos". (3 C.G. 3,38).
5.
Al menos los que no conocen a Dios, no están obligados a investigar.
Respondo:
En esta hipótesis, tampoco estarán obligados a ninguna ley moral. Pero esto de
suyo no ocurre.
6.
Dios, por su providencia y por las circunstancias en que quiso que naciese y
viviese cada uno, ya declaró suficientemente qué religión deba abrazar cada
hombre. Luego, no está obligado el hombre a una investigación ulterior.
Distingo
el antecedente:
Dios lo declaró, es decir, lo permitió con voluntad, permisiva, al menos por
algún tiempo, concedo el antecedente. Dios lo quiso con voluntad de
beneplácito, subdistingo: si se trata de la religión que él manifestó
y la decretó para esos hombres, concedo, de lo contrario, niego.
7.
La religión consiste esencialmente en los actos internos y en la adoración
de Dios en espíritu y en verdad. (Jo. 4, 23). Luego, no es necesario investigar
sobre una religión positiva e impuesta externamente..
Distingo
el antecedente:
Los actos esenciales de la religión son los internos del entendimiento y de la
voluntad (reconocimiento de Dios y devoción), que deben existir siempre y son
como la raíz de las demás (esencia metafísica de la religión, concedo el
antecedente, son los únicos actos necesarios en la religión, como si ésta
no implicase connaturalmente y por lo tanto, esencialmente para el hombre, el
culto externo y la voluntad preparada para buscar y seguir el beneplácito de
Dios acerca del culto externo, niego el antecedente.
42.-
ESCOLIO 1)
Por
qué no vale aprobar el probabilismo aquí.
Porque directamente no se trata de una ley dudosa o meramente probable, sino de
una ley cierta de investigar sobre una ley dudosa, es decir, sobre una religión
probable.
Además, referente a esta ley dudosa (religión probablemente revelada y prescrita), en la duda, lo primero es salir de la duda, empleando una diligencia proporcionada a la gravedad de la ley.
Pero,
además, permaneciendo la duda, el probabilismo es para las dudas de derecho, si
obliga esta ley o no, pero en las dudas de hecho, que no se convierten en duda, y
cuando se trata de un medio necesario cara la salvación, no puede aplicarse
el probabilismo y exponerse al peligro de no obtener el fin. Así, no es lícito
utilizar el probabilismo cuando se trata de procurar el valor cierto de un
sacramento, cuando es dudoso, por ejemplo, si la materia es válida o no, se
debe emplear una materia ciertamente segura, a no ser que esta duda de hecho se
convierta en duda de derecho, si es lícito en tales circunstancias extremas
exponer el sacramento a un peligro de nulidad. De igual modo, cuando se trata de
un peligro para la salvación.
Ni
vale aplicar el probabilismo cuando algún derecho cierto debe ser conservado
incólume, por ejemplo, si alguien dispara en la selva, porque dispara
probablemente a un animal y no aun hombre, el derecho del hombre a la vida debe
salvarse con certeza.
Brevemente:
Aparte de que se trata de una ley cierta de investigar, no vale aplicar el
probabilismo cuando se trata de un fin cierto que se debe obtener y salvar
absolutamente, como es el último fin del hombre.
43.-
ESCOLIO 2)
Quienes
deben inquirir
- Están en situación y obligación de investigar sobre una religión
probablemente prescrita, aquellos que hasta ahora no oyeron todavía nada de
ninguna revelación divina o no la reconocieron como cierta todavía, como
puede ocurrir, p,ej., a los paganos y racionalistas cuando consideran a la
Iglesia católica, o aquellos que dudan prudentemente de la religión revelada
que ejercieron hasta ahora, p, ej., los judíos o algunos mahometanos o
protestantes que se acercan a la religión católica. Porque en éstos son
posibles la propia ignorancia o la duda junto con la probabilidad con que se
ofrece la nueva religión como revelada y obligatoria.
Para
quienes erróneamente y sólo subjetivamente están ciertos de su religión,
como prescrita para ellos, aunque sin embargo, no exista la objetiva verdad y la
certeza, éstos no perciben la probabilidad con que la nueva religión pretende
ser ella la revelada y obligatoria, por lo tanto, tampoco perciben la
obligación de investigar sobre ella y de abrazarla. Pero, en el momento en que
admitan tal probabilidad, se desvanecerá su certeza subjetiva y estarán
obligados a la investigación.
Pero
no hay lugar para esta investigación para el que ciertamente sabe (aunque sólo
con una certeza vulgar) que él tiene la verdadera y única religión querida
por Dios (así, los que debidamente educados e instruidos bajo el magisterio eclesiástico,
han reconocido a la Iglesia como signo elevado sobre las naciones
(Id.11,12) D 1794 ( D 1815), o si
alguno duda imprudentemente o es meramente tentado en la fe. Porque entonces la
propia certeza sobre la religión revelada y obligatoria excluye la probabilidad
de otra religión, y es incomposible con ella.
Dirás:
Luego de diferente manera tratamos a los católicos y a los no católicos.
Ciertamente, así es. Porque "No es en manera alguna igual la
situación de aquellos que por el don celeste de la fe se han adherido la verdad
católica, y la de aquellos que, llevados de opiniones humanas, siguen una
religión falsa, porque los que han recibido la fe bajo el Magisterio de la
Iglesia, no pueden tener jamás causa justa de cambiar o poner en duda esa misma
fe”. ( D 1794, cf. D 1815).
Porque éstos son ayudados por la verdad objetiva de la misma cosa que de día en día luce más claramente en sus mentes y además, por el auxilio subjetivo de la gracia del benignísimo Señor, que los confirma de día en día, no abandonándolos si no es Él el abandonado. Por el contrario ocurre con los otros, ni tienen la verdad objetiva, ni los confirma la gracia de Dios, sino que más bien los retrae de sus falsos conceptos religiosos.
[1]Nota
19 al nº. 19 - A. BOLLEY procede de esta
manera: Gobetatimmung und Gebet Empirische Untersuchhung zur Psychologic
des Gebets, unter besonderer Beruchsichtigung des Betens von Jugendlichen (Dusseldori
1930). El
autor estudia, del conjunto de las preguntas y contestaciones propuestas,
las que favorecen a la oración y la determinan, aparece así, que la
oración es un acto de la voluntad y una actitud del yo (tou ego) con
respecto a Dios, que es un ejercicio por el que uno se entrega. Las
conclusiones pueden parecer obvias después de tantos preparativos e
investigaciones sin embargo, para un hombre a quién la sana Filosofía y
Teología le preparan contra el sentimentalismo moderno en estas cosas,
parece en que su importancia está en que han sido comprobadas
experimentalmente y por un método científico positivo.
[2]
“El infiel, guiado por una opinión menos probable, que omite el inquerir,
en cuanto está obligado, pesa gravemente al no creer por la negligencia e
ignorancia culpables, en las cuales, la misma infidelidad es
interpretativamente querida..." ( D. Viva, S.I. Dammantae theses ....
t.l. (Padua 1723) p.2. prop. 4 Inocencio XI, n. VII p.200 ( Errores veri in
Decret Sto. Officii).
[3]Sobre
este empeño de cualificar teológicamente las sentencias y las
proposiciones, conviene oír a Juan Maldonado, S.J., celebérrimo profesor
de la Universidad de París : "(El Maestro) atribuya su justo, pero a
cada cosa como con una balanza y sopesada la importancia de los argumentos
de su juicio acerca de las sentencias: “Qué es de fe, qué la opinión
que se aproxima a la fe o a la opinión qué es una proposición herética,
qué la que cabe a herejía (haeresim sapiens), cual mal sonante, cual
temeraria, cual peligrosa , cual nueva, cual probable, cual verdadera.
Porque éste es el juicio en el que, el que es eminente, es un Maestro
verdadero ......
Por
fin, formará en las almas de los alumnos aquel juicio que hemos dicho que
conviene que esté en el misma profesor. Porque éste es el fruto máximo de
la enseñanza, que el alumno pueda ser maestro, lo que ce conseguirá cuando
posea un juicio formado y maduro, porque por esto principalmente se
distingue el profesor de los alumnos."(De Ratione Theologiae docendae:
Monumenta Pedagogica S.I., p. 866)
[4]L.
DE GRANDMAISON S.I., habla del conocimiento de Dios espontáneo, cuasi
instintivo y de su repercusión sensible emocional..., un acto de
conocimiento que tan rápidamente ha llegado a su objeto, que da la
impresión de ser una intuición. ( l’élément mystique dans la
religión) (El elemento místico en la religión) - Rech Se Rel I (1910)
(197).