CAPITULO III

NECESIDAD DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

50.- Nexo. En la Ley antigua el camino para la salvación era distinto se según las distintas condiciones de los hombres: a los Judíos les había sido ordenada ordenada una, a manera de inscripción en el pueblo elegido la cual se realizaba en los varones con la circuncisión; a los paganos, en cambio, se les ordenaba algún acto de fe acompañado de caridad. A todos les era accesible el camino para la salvación mediante los actos propios "ex opera o operantis" y por la gracia de Dio., ahora por lo que se refería a los niños la salvación podía depender de la fe de los padres. En cambio, la Ley nueva, estableció una nueva clase de medios, y según a quedado indicado, el bautismo es el medio instituido por Cristo para entrar en la Iglesia fundada por El.

Ahora bien, según se muestra en Teología fundamental, la Iglesia Católica es necesaria para la salvación; de donde, se sigue necesariamente que el bautismo es también necesario para alcanzar la vida eterna. Mas la necesidad puede presentar distintos grados, por lo cual debemos estudiar la naturaleza de esta necesidad.

TESIS 4. El bautismo, después de la promulgación del Evangelio, es necesario para la salvación con necesidad de medio a todos, tanto niños como adultos.

51.-Tanto los niños como los adultos; o sea, el bautismo es necesario tanto a aquellos, que por lo menos alguna vez alcanzaron el uso de razón como también aquellos que aún no han llegado al uso de razón. Por ahora prescindimos de los no nacidos, o sea, de los que mueren en el seno hiato no,

La necesidad de medio se opone a la necesidad de precepto y se dice que aquellas cosas imprescindibles sin las cuales no puede llevarse a cabo una cosa.

Así pues, este medio es de tal modo necesario que, si este se omite incluso sin culpa, no puede darse el efecto.

La necesidad de medio puede ser absoluta (v.g. la gracia para obrar sobrenaturalmente), e hipotética, si el medio ha sido establecido por Dios como de manera necesaria, pero por su propia naturaleza no está, necesariamente unido con el efecto. De esta clase es el bautismo.

Cuando se trata de la necesidad de precepto, no quedan obligados Más que los que son capaces del precepto y estén obligados en ese preciso momento o sea "aquí y ahora"; ahora bien, excusa la ignorancia invencible, la imposibilidad física o moral y otros motivos parecidos. En cambio nadie queda dispensado de la necesidad de medio. Mas si la necesidad de medio no os absoluta, sino sólo relativa, o sea, hipotética en circunstancias ordinarias debe ponerse el medio necesario, pero en circunstancias extraordinarias Dios provisto de otro modo supletorio o extraordinario, esto es, equivalente. Así pues afirmamos que el bautismo es en circunstancias ordinarias el medio necesario y sin el cual no puede alcanzarse la salvación; Si bien en circunstancias extraordinarias, que concretaremos en la tesis siguiente, Dios establecido que el bautismo sea suplido con otro medio, sin embargo no totalmente independiente del bautismo.

52.- Después de la promulgación de la Ley Evangélica. Los hombres no están obligados a cumplir una ley, a no ser que esa ley les haya sido a ellos legítimamente promulgada; ahora bien, la promulgación de la ley no se tiene que hacer forzosamente a cada persona. Así pues, para que todos los hombres estén obligados a observar la ley del bautismo, se requiere que se diga que la ley evangélica ha sido promulgada para todos en general. Si de hecho tal promulgación se da en este preciso momento, o sea, "aquí y ahora", eso no concierne a nuestro propósito. Por lo cual, si en algún lujar, o bien, respecto a algún caso concreto, se estima que la ley evangélica aún, no ha sido promulgada, en ese lugar o caso concretos no estarían obligados a la ley del bautismo. Pesch juzga que "según la sentencia común de los teólogos desde hace muchos siglos la promulgación ha sido hecha para todo el orbe terráqueo", Sin embargo D'Alés hace la siguiente aclaración: y ahora los teólogos mas comúnmente distinguen la condición de los adultos y de los niños, afirman que los adultos no pueden salvarse sin fe implícita en el Redentor; por lo que se refiere a los niños, aseguran que en cada región los auxilios antiguos son finalmente abrogados cuando en aquella región se ha podido estimar que ha quedado moralmente realizada la promulgación del Evangelio. De donde se deduce que en aquellas regiones en las que aún no se ha dado la promulgación del Evangelio, no ha habido ningún cambio en cuanto a los niños: pues no parece que se compagina con la misericordia de Dios el que la condición de los niños haya empeorado por la llegada del Señor".

Estas palabras "después de la promulgación del Evangelio" han sido tomadas del Conc. Tridentino, cp. 4 sobre la justificación: "Este paso (del estado de pecado al estado de gracia) después de la promulgación del Evangelio no puede darse ciertamente sin el lavatorio de la regeneración o sin el deseo de este"." (D 796).

55.- El Conc. Tridentino en el decreto sobre la justificación ya había tratado indirectamente acerca del bautismo al afirmar que no puede alcanzarse la justificación sin el lavatorio de la regeneración (D 796); y poco después, en el mismo decreto, afirmo de nuevo la necesidad del bautismo cuando dijo que este es causa instrumental de la justificación (D 799). Sin embargo cuando se llegó al examen concreto del bautismo mismo, los teólogos propusieron que debía ser condenada la siguiente proposición: "Los niños que están en el útero-materno se salvan por la invocación de la Sacrosanta Trinidad y por la bendición". Este articulo dio pábulo a muchas reuniones para tratar el tema; y -aunque los P.P. Conciliares en general no admitían esta sentencia, no obstante prefirieron prescindir de ella, a fin de que no fuera condenado el católico Cayetano pues era ésta la sentencia de 11). Más aún, ni siquiera quisieron hablar expresamente de los niños, ni determinar si el bautismo era necesario con-necesidad de tedio, o sólo con necesidad de precepto. Así pues, pasando -por alto aquella proposición y la cuestión acerca del bautismo de los no nacidos, el .Sínodo consideró sélo en general la necesidad para todos y estableció los cánones siguientes: Cn. 5: Si alguno dijere que el bautismo es libre, o sea, que no es necesario para la salvación, sea anatema" (D 861) Cn. 12: "Si alguno dijere que nadie debe ser bautizado, a no ser en aquella edad en que fue bautizado Cristo, o 'bien, en el articulo mismo de muerte, sea anatema" (D 868). Cn. 13: "Si alguno dijere que los niños, por no realizar el acto de fa, una vez recibido el bautismo no deben ser contados entre los fieles y por ello, al llegar al uso de la razón, hay que volverles a bautizar, o qua es preferible no bautizarles a que sean bautizados exclusivamente en la fe de la Iglesia; al no hacer un acto personal de fe, sea anatema", (D 269). Cn. 14: "Si alguno dijere que a éstos bautizados en tu infancia, al llegar a una edad adulta, hay que interrogarles a ver si quieren ratificar lo que sus padrinos prometieron durante el bautismo en nombre de ellos, y en el caso de que respondieren que no lo quieren ratificar, que hay que dejarlos a su albedrío y que entre tanto no hay que obligarlos a llevar una vida cristiana con una pena distinta del hecho de apartarles de la recepción de la Sagrada Eucaristía y de otros sacramentos, hasta que vuelvan al buen camino, sea anatema" (D. 870).

Estas palabras están de acuerdo con las que el mismo Concilio habla puesto de manifiesto en el decreto acerca del pecado original, al afirmar que los niños deben ser bautizados para obtener la remisión de los pecados (D 791). Después en la sesión XIV dice sobre el sacramento de la Penitencia: "Este sacramento de la Penitencia: "respecto a los caídos en pecado después de haber recibido el bautismo es necesario para la salvación, así como él bautismo mismo es necesario a los todavía no regenerados». (D 895). Por todo lo expuesto se ve claramente Que la mente del Concilio es determinar la necesidad absoluta del bautismo, aunque no diga expresamente que es una necesidad de medio.

Benedicto XIV ordena a los Orientales en la profesión de fe: "Del mismo modo el bautismo es necesario para la salvación y por tanto, si hay inminente peligro de muerte, debe ser administrado inmediatamente sin dilación alguna, y es válido por quienquiera y cuando quiera que fuere administrado con la materia, forma e intención debidas" (D 1470).

S. Pío X condena las enseñanzas de los modernistas acerca del desarrollo del bautismo porque niegan la necesidad de este (D 2.042) y porque no admiten que se les bautice a los niños (D 2043).

Pío XII en la alocución a los miembros del Congreso "Unión Católica Italiana de Obstetricia" "Si lo que hemos dicho hasta ahora, se refiere a la defensa y al cuidado de la vida natural, tanto mas debe valer para le vida sobrenatural, la cual el niño recién nacido recibe con el bautismo. Pues en la presente economía de la Salvación no hay ningún otro medio para comunicar esta vida a un niño que todavía no tiene uso de razón. Y sin embargo el estado de gracia en el momento de la muerte es absolutamente necesario para la salvación; sin este estado no es posible llegar a la felicidad sobrenatural a la visión beatifica de Dios. El acto de caridad (o contrición perfecta) puede de bastar ciertamente para conseguir santificante y suplir al bautismo; no obstante este vía no está al alcance de los niños aún no nacidos o que acaban de nacer" ( 29 oct. 1951).

Por último el antiguo C.I.C. en su cn. 737 llama al bautismo puerta de los
sacramentos y dice que es necesario para todos recibiéndole de hecho o deseando recibirle: "in re val in voto".

56.- Valor dogmático. La tesis es de fe divina católica definida.

57.- Prueba de la Sagrada Escritura. San Juan 3,5 propone el bautismo como el medio sin el cual no puede alcanzarse la salvación; es así que en esto consiste la necesidad de medio; luego...

Prueba de la may. Cristo usó de la forma negativa y consiguientemente sostiene sin excepción alguna: quien naciere e nuevo del anua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Aquí se contrapone la regeneración a generación; y así como todos los hombres sin excepción posible son engendrados, así también sin excepción deben ser regenerados para entrar en la vida eterna; ahora bien, esta regeneración se propone exclusivamente mediante el bautismo.

Nota. Según esta claro, el texto trata de la generación de la regeneración y según hemos advertido antes, pasamos por alto a los niños que mueren en el seno materno, acerca de los cuáles no quiso tratar el Conc. Tridentino, "porque no parece que tengan que ver con el bautismo" Ahora bien, la generación de suyo no es idéntica al nacimiento y por tanto los niños no nacidos pueden incluirse en la afirmación general de Cristo. Después trataremos de estos en el escolio (n. 63-65).

58.- Prueba de la Tradición. Ya hemos dicho en la primera tesis que los S.S. Padres afirman que el Bautismo es la entrada necesaria en la Iglesia fuera de la cual no puede haber salvación. Por tanto los textos aducidos en pro de aquella tesis, también vienen 'bien ahora para nuestro propósito. Sirvan de ejemplo algunos testimonios:

Tertuliano dice: "A nadie se le dice que le corresponda la salvación sin el bautismo, a causa de la declaración solemne en extremo del Señor: Si alguno no ha nacido del agua, no tiene vida".

Orígenes. "Toda alma que nace en la carne, está manchada con la inmundicia 'de la iniquidad y del pecado... A esto puede añadirse también el que se requiera que haya alguna, causa, puesto que el bautismo de la Iglesia se confiere para la remisión de los pecados, para que se administre el bautismo incluso a los niños; ya que, si no hubiera en los niños nada que debiera hacer referencia a la remisión y al perdón, parecerla ciertamente superflua la Gracia del bautismo".

San Cirilo de Jerusalén. "Si alguno no recibe el bautismo, no alcanza la salvación, excepción solamente hecha de los mártires, los cuales obtiene reino incluso sin agua".

San Juan Crisóstomo: "Llora a los infieles, llora a los que su nadase diferencian de los infieles, que murieron sin la luz, sin la señal; verdaderamente etos son dignos de lamentos y lágrimas; están fuera de la mansión celeste con los condenados, con los perversos. Pues en verdad os digo, quien no naciere del agua y del Espíritu, no entrará en el reino de los cielos".

San Ambrosio: "Todo el que abrazare la fe, tanto judío como griego, debe saber apartarse de los pecados para poder salvarse...; porque nadie sube el reino de los cielos a no ser mediante el sacramento del bautismo... quién no naciere de nuevo del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. No exceptúa ciertamente a nadie, ni al niño ni al sorprendido por alguna necesidad. Aunque tengan a buen recaudo la inmunidad de las castigos, no se si alcanzarán el honor del reino".

59.- Y sobre todo, S. Agustín el cual en sus tratados en contra de los pelagianos prueba en multitud de ocasiones la necesidad del bautismo, incluso para los niños: "Todo aquél que dijere que en Cristo serán vivificados incluso los niños que mueren sin haber recibido el sacramento (del bautismo), éste va en verdad en contra de la predicación del Apóstol y acusa a toda la Iglesia, donde se corre a toda prisa a bautizar a los niños, puesto que cree sin lugar a dudas que éstos de ninguna manera pueden ser vivificados en cristo de otro modo".

"Con todo acierto los cristianos africanos al bautismo mismo no le llaman de otra forma que con el nombre de salvación... Y esto ¿de dónde proviene sino es, según juzgo, de la tradición antigua y apostólica, por la que las comunidades eclesiales de Cristo estén profundamente convencidas de que sin el bautismo... ningún hombre puede llegar no sólo al reino de Dios sino ni si quiera a la salvación y a la vida eterna? Esto, en efecto, lo afirma también la S. Escritura.

60.- Por estos y por otros muchísimos textos consta que según el testimonio de los S.S. Padres el bautismo:

a) es necesario para la salvación, ya que: 1º fuera de la Iglesia no puede haber salvación y el bautismo es la Puerta de la Iglesia;

2º. Las palabras de Cristo (S. Juan 3,5) deben tomarse con relación a todos los hombres y sin excepción;

3º. el bautismo es la regeneración espiritual y sin esta regeneración nadie puede llegar a la vida eterna;

4º. el bautismo lea sido instituido para quitar el pecado original; ahora bien, del pecado original nadie, ni siquiera el niño, queda exceptuado.

b) necesario con necesidad de medio, ya que: 1.º la regeneración espiritual es tan necesario cono la generación natural;

2º. Incluso los niños deben ser bautizados para salvarse; y no ron capaces del precepto;

3º. esta es la doctrina de la Iglesia universal (San Agustín).

61.- Razón Teológica. Se apoya en las palabras de San Juan 3, 5. Así como para la vida carnal se requiere algún medio, que es la generación; Así para la vida espiritual se requiere algún medio, que es la regeneración. Y así como la generación es el medio sin el cual no se da la vida corporal, y así también la regeneración es el medio sin el cual no puede darse la vida espiritual. Este medio es el bautismo, el cual, por consiguiente será el medio necesario con necesidad de medio rara la salvación.

62.- Objeciones. 1. El texto de Jn. 3, 5 prueba demasiado; porque, si no fuera así, también la Eucaristía seria necesaria con necesidad de medio para la salvación; puesto que Cristo dijo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre… (Jn. 6, 53); Es así que la eucaristía no es necesaria con necesidad de medio; luego….

Respuesta: Niego la mayor, y niego la paridad de la prueba de esta. Pues se ve clara la diferencia por la forma gramatical mismo. En efecto, al hablar Jesús a Nicodemo, afirma de un modo general, de cualquiera de los nacidos: quien no naciere de nuevo; donde no se da ninguna distinción; ni siquiera por el contexto, entre los niños y los adultos, ni se permite excepción alguna. En cambio en el sermón de la Eucaristía Cristo habla a los adultos, a los que apremia: si no coméis… Por otra parte, hay una gran disparidad, en cuanto a la materia que esta contenida: el nacimiento y el hecho de volver a nacer se refiere a cualesquiera a saber, a todos los que a causa del pecado original deban nacer a la vida sobrenatural; mientras que el comer carne, no puede referirse, por ej. A los lactantes. Y por último, la comida espiritual, de la que se trata en la promesa de la eucaristía, no puede corresponder sino a aquel que tenga ya vida espiritual y pueda perderla o perjudicarla a saber, el adulto.

2. Según S. Pablo (1 Cor. 7, 4) los hijos de los cristianos han sido ya santificados en los padres; luego no necesitan el bautismo..

Respuesta: Dist. el antec. Han sido santificados con santidad interna, niego el antec.; con santidad externa,.conc. el antec.. Los hijos del matrimonio cristiano tienen ya un cierto a manera de destino legal para la Iglesia, en cuanto fruto de una unión sacramental y en la medida que los padres cristianos tienen la obligación de educar a sus hijos según las leyes de la Iglesia.

En este sentido tienen una cierta santidad externa, legal o remota, por la cual como que empiezan a apartarse del poder del demonio y se disponen a a verdadera santidad interna e intrínseca, en cuanto que resulta más fácil para ellos la recepción del bautismo y la adquisición de la fe.

3. Lo que es necesario con necesidad de medio no puede alcanzarse con otros medios; es asá que la salvación eterna puede alcanzarse me el martirio o también por el acto de caridad; luego...

Respuesta: Dist. la may. No puede albanaarse Con otros medios independientes de aquel medio, conc. la may.; dependientes de él, niego la may. contra dist. la men. El martirio y el acto de Caridad justifican independientemente del bautismo, niego la Men.; dependiendo de el, subdist.: como si el bautimo mismo justificara en este caso, niego; en cuanto que el acto de caridad lleva consigo el deseo del bautismo y en el martirio el adulto no puede rechazar el bautismo, conc. En seguida...pasaremos a tratar acerca del martirio y del acto de caridad en cuanto suple al bautismo.. Por ahora sea suficiente

indicar lo siguiente: El martirio es a manera de privilegio y alcanza su efecto "quasi ex opere operato"; por lo que, si se trata de niños, suple totalmente al bautismo e independiente de él (si bien estamos ante un privilegio); cuando de adultos se trata, se supone por lo menos atrición y un deseo general de amar a Dios, en el cual amor se encierra el deseo de hacer todo lo que Dios haya podido mandar para la salvación; por lo cual también está incluido en cierto modo el bautismo; y ni con dificultad se comprende el martirio cristiano a no ser en aquel adulto que sepa qué es la religión cristiana, por lo menos de un modo confuso y el cual por tanto quiere tener los medios necesarios. Si este adulto excluyera positivamente la voluntad de no pecar, no seria verdaderamente mártir. El acto de caridad incluyo, cuando menos implícitamente, el deseo del bautismo, y sólo puede darse en los adultos.

4. Dios quiere que todos los hombres se salven, incluidos los niños; es así que muchos niños no pueden recibir el bautismo; luego por lo menos para estos niños es necesario el bautismo.

Respuesta: Dist. la may. La Voluntad salvilica de Dios acoge los niños, con voluntad universal, conc.; con voluntad singular, subdist.: de forma que deba proveer con algún remedio, conc.; de tal modo que deba proveer a fin d e que cada uno de los niños no mueran sin tal remedio, niego. La Vida, eterna con el disfrute de la visión beatifica es un don gratuito de Dios, e indebido a la naturaleza humana, por lo cual no se comete ninguna injusticia contra nadie, si Dios deja alguna vez la obtención de la salvación eterna a la economía general de las cosas aunque en esta ordenación, sin culpa individual alguna, alguno en concreto quede privado de esta salvación. Por otra parte, al tener los niños el pecado original, no pueden alcanzar la visión beatifica; sin embargo tampoco este pecado es personal y por.tanto no son castigados los niños con castigos positivos, sino sólo con castigos privativos, a saber, con la carencia de la visión intuitiva de Dios.

63.- Escolio. De la necesidad del bautismo para los niños. Afirmamos en la tesis que el bautismo es necesario con necesidad de medio para la salvación incluso para los niños.

Hubo, no obstante, algunos católicos los cuales sostuvieron que en ciertas circunstancias los niños podian tener algún substitutivo del bautismo.

En primer lugar hay que distinguir diligentemente entre la necesidad que proviene de la suficiente promulgación del Evangelio y la que proviene de la naturaleza misma de la cosa. Si se plantea el problema sobre si el Evangelio ha sido suficientemente promulgado, de tal modo que absolutamente todos los hombres estén obligados a recibir el bautismo, el problema así planteado hay que dilucidarlo en otro lugar. Aquí damos por supuesto que el Evangelio ha sido ya suficientemente promulgado, o por lo menos hablamos de aquellos lugares en los que el Evangelio ha sido suficientemente promulgado.

Los adultos pueden suplir el bautismo con acto de caridad o deseo del bautismo, y con el martirio. En cambio, los niños que no son capaces de formular un voto o deseo, no tienen otro medio que no sea el bautismo de agua o el martirio. De donde el problema que plantean estos católicos versa sobre el hecho de admitir o rechazar una providencia particular de Dios para los niños que mueren sin el bautismo. Y no hablamos de algún caso particular (Dios, en afecto, puede, si quiere, otorgar la salvación eterna sin los Sacramentos), sino que preguntamos si hay alguna ley general en favor de los niños.

64.- Diversas sentencias. a) Los autores mas antiguos consideraban el caso en general, fijándose en la necesidad de intención en el ministro; pues si el ministro del bautismo n. hubiera tenido intención bautizar, para los adultos había ciertamente un remedio, a saber, el deseo del bautismo; en cambio para los niños, si morían en tales circunstancias, no podía haber salvación alguna. Por tanto respondían:"respondo sin prejuicio que en este caco se puede suponer piadosamente que suplirá el Sumo sacerdote", "es piadoso creer que supla el sumo sacerdote; no obstante, si no lo hace, obra justamente,"

de ningún modo el bautismo.

Durando pensó que en este caso Dios había dado alguna ley en particular a fin de atender a estos niños, los cuales se salvarian tal vez en virtud de las oraciones de los padres. De forma semejante ópinaron Gerson y Amort. Diel dice que Dios remedió un remedio para la salvación el cual esté patente en la Iglesia, y este remedio son los sacramentos; en cambio, respecto a los que aún no han nacido, se reservó el remedio para El.

Cayetano proponía esta opinión: "Se me ocurre no sin motivo decir que en caso de necesidad parece que basta para la salvación de los niños el bautismo en el voto o deseo de los padres: sobre todo unido a una señal externa" esto lo afirmaba apoyado en la autoridad de S. Gregorio, en la imposibilidadmde otro medio, en la bondad de Dios, en la mejor economía de la Nueva Ley, yen la autoridad de S. Bernardo que no se atreve a negar esto.

d) Klee suponía que a estos niños Dios les regala en el momento de la muerte una iluminación especial por la que pueden hacer el acto de caridad y desear el bautismo.

Esta doctrina al principio agradó a algunos y fue puesta como probable en el Catecismo de la diócesis de Luxemburgo.

Scell admite que la muerte de estos niños debe ser considerada como un martirio en expiación del pecado de Adán, por asociación a la muerte expiatoria de Cristo.

1) Bianchi propuso algo parecido, pero en el caso de que la madre aceptara la muerte del hijo en nombre de él mismo.

Recientemente Boudes propuso una nueva teoría. Todos los hombres pecaron por la ley de la solidaridad o unión moral con Adán, pero habiendo sido también redimidos por Cristo, son solidarios con Cristo. ¿Puede suceder que estos niños deban permanecer ajenos a esta solidaridad? También las almas de es tos niños se unirán con sus cuerpos; ¿de dónde procede este don si a causa del pecado original fueron privados de los dones perdidos por Adán? El efecto del Martirio "ex opere operato'' en los niños salo puede explicarse en virtud de la solidaridad con Cristo, ¿por que, no puede haber también algún medio general que supla al bautismo?

Otra teoría propuso últimamente L. Laurenge: Según Sto. Tomás, cuando un niño "ha comenzado a alcanzar el uso de razón… lo primero que entonces le viene al hombre al pensamiento, és reflexionar sobre si mismo si ciertamente se ha ordenado a si mismo para el fin debido mediante la gracia alcanza el perdón del pecado original; en cambio, si no se ordena a si mismo para el fin debido,... pecará mortalmente...".. Ahora bien, los niños que mueren sin el bautismo, no han realizado todavía ningún acto moral ni intelectual; por tanto, cuando mueren, Dios les concede la gracia "sanante" por la que libremente puedan ordenarse al fin último. Si lo hacen, se les perdona el pecado original y alcanzan la eterna felicidad; en caso contrario se condenan al infierno. Así se salva la voluntad de Dios de salvar a todos los hombres en absoluto.

i) Otras muchas sentencias y escritos acerca de este tema se han editado y se siguen editando constantemente; pero no aportan nada nuevo y se refutan con los mismos argumentos con los que se refutan las sentencias anteriores.

65.- Critica de las sentencias. a) Aquellos antiguos escolásticos presentan la solución envuelta en la duda, no con afirmaciones categóricas, muchos otros rechazaban la posibilidad de salvación sin el bautismo y resolvían caso recurriendo al valor del bautismo por le intención de la Iglesia. De donde los niños, que eran bautizados por un ministro, que no tenia intención de bautizar, recibían un bautismo válido, porque suplía la Iglesia.

b) En cuanto a la ley general que piadosamente dan por supuesta o permiten que pueda darse por supuesta Durando, Cerson, Biel y Amort, responden los teólogos que no se puede dar por supuestos leyes o decretos divinos a no ser que conste expresamente, siendo así que por el contrario existe una ley generalisima y universalisima que excluye toda excepción. Estas sentencias las. refuta Suárez.

c) La sentencia de Cayetano quisieron condenarla teólojos de menor renombre y algunas P.P. Conciliares en el Conc. Trideatino. Defendieron a Cayetano, Francisco y Seripando. Y por último el artículo que condenaba esta Opinión fue rechazada "porque no parece que haca referencia al bautismo". La resolución del Concilio no favorecía a Cayetaao, no obstante es cierto que el Concilio no condenó expresamente a este autor. Sin embargo, reflexionando sobre las declaraciones de los P.P. Conciliares y de Eugenio IV en el decreto en favor de los Jacobitas (D 712), se desprende que no puede afirmarse con ninguna probabilidad que exista alguna ley universal por la que se salven los niños no bautizados mediante la invocación de la Santísima Trinidad hecha por sus padres. Esta doctrina es falsa. Durio rechazaba esta opinión de Cayetano. D. Scoto decía: "Es claramente una herejía el decir que hay otro remedio ordinario para los niños no nacidos instituido por Dios"; y Toledo decía "según mi opinión no puede excusarse de temeridad y de error en materia de fe"; y Suárez: "cuando menos es temeraria y próxima al error". Y no menos rigurosos se muestran los modernos en general, los cuales, no obstante, alguna vez distinguen entro los nacidos y no nacidos; para los nacidos exigen el bautismo respecto a los segundos no se atrevan a proceder con tanto rigor. Pero en realidad las razones que aducen, solamente son de tipo sentimental.

d) La teoría propuesta por Klee es totalmente gratuita, y no se concibe como puede ser iluminado un niño en el instante de la separación del alma y el cuerpo; a no ser que esta iluminación se haga poco antes de que se separe el alma del cuerpo, pues la separación consiste en lo indivisible, de forma que el alma esté en el cuerpo o fuera de el. Así pues, se requiere que se de una iluminación auténticamente milagrosa, mientras el alma está en el cuerpo. En Efecto, el niño en el seno materno, no puede realizar ningún acto intelectual; ahora bien, estos milagros obrados respecto a una ley general, deben rechazarse, a no ser que se de una constancia expresa. Palacio López propone una doctrina parecida.

e) Es falso también el supuesto de H. Schen.. Pues la muerte de los niños es para expiación del pecado de Adán, como lo fue la muerte de Cristo, sino, a lo sumo, cono castigo del pecado propio de cada uno. Y por tanto no puede compararse de ningún modo con el martirio. Ya Soto se habla anticipadora esta sentencia : "Si (los adversarios) imaginaran que los niños recibirían una gracia en aquél instante de la muerte, como es la gracia que se concede a los mártires, esto es, la de un perdón absolutamente pleno, seria temeraria la afirmación de un que niño que no ha sufrido el martirio por Cristo, sino que muere inesperadamente, quedara limpio del pecado original sin ningún acto personal o sin haber recibido exteriormente el sacramento del bautismo".

No se puede decir, según afirma Schell, "que el príncipe la muerte persiga a Cristo en cualquier niño, al que mata"; pues esta es una afirmación gratuita que el demonio no mata a estos niños. Por ello la S. Congregación del Índice rechazó con toda razón las razón las enseñanzas de Schell como una manera demasiado atrevida y temeraria de hablar, y algunas oras de este autor fueron puestas en el índice de libros prohibidos.

Por igual motivo carece de todo fundamento la opinión de P. Bianchi; en efecto, si la muerte misma de los niños no puede considerarse expiatoria en si misma, no se ve cómo la intención de la madre puede hacer expiatoria la muerte de su niño.

g) Boudes mas que exponer, fórmula una pregunta. Quiere encontrar fundamento para la salvación de loa niños no bautizados en una ley de solidaridad con Cristo, pero esta ley no está tan clara, como quiere Boucles. S. Pablo en los textos propuestos, de modo especial en Efess 1,9-10 trata de la recapitulación de todas las cosas en Cristo, de la redención de todos los hombres,- etc., pero de aquí no se sigue que sea imprescindible el que se salven absolutamente todos, por los que Cristo ha muerto, si consta por otra parte que la salvación recibida de Cristo debe ser aplicada a cada uno por los medios establecidos por El mismo. Así pues, las razones propuestas sólo pueden aportar alguna congruencia, en contra de la cual, sin embargo, se mantiene en pie el principio general establecido por Cristo y sancionado por la Iglesia: Quien no naciere de nuevo del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Recordemos de nuevo la cuestión planteada: No se pregunta que es lo que Dios puede hacer, si quiere.; sino que ha sido establecido como ley general, acerca de la cual tengamos una constancia cierta.

h) Se afirma gratuitamente aquella gracia sanarte que prepone Laurenge. Por otra parte, según esta hipótesis, habría que admitir que con la muerte no se termina la posibilidad de merecer. Y también hay que distorsionar en esta hipótesis los textos del Coc.. Lateranense (D 464) y del Conc. Florentino (D 693) los cuales .A. sostiene que no son de fe.

3. Las objeciones generales que se proponen en contra de la necesidad del bautismo para estos niños, pueden reducirse a la siguientes:

La voluntad salvífica de Dios no puede quedar a buen recaudo, en el caso de que Dios no haya provisto con una ley general a la salvación de estos niños.

Respuesta: Niego el aserto. El efecto, esta dificultad ya ha quedado resuelta en el tratado "de Deo uno", al hablar de la voluntad salvífica Dios (v. supra n. 62,4).

La doctrina del limbo de los niños no es cierta, luego no puede ser cierto que el bautismo sea necesario para estos niños.

Respuesta: Pase el antec. y niego el consig. Pues si consta con certeza: J.. que los niños sin el bautismo no pueden salvarse, la cuestión del limbo es secundaria, o sea, la cuestión acerca del lugar donde están estos niños; así como es secundario determinar la naturaleza de la pena de sentido en el infierno, puesto que es de fe que existe el infierno y que allí se da la pena de sentido.

Hemos dejado pasar el antec., porque, si bien se plantean muchas cuestiones acerca del limbo, su existencia debe defenderse con certeza, aunque no sea doctrina de fe definida.

4. Contra estas objeciones y Otras semejantes, debemos sostener con certeza las siguientes enseñanzas, que ayudan mucho a resolver la cuestión y muestran cómo debemos pensar, si querernos tener el criterio de la Iglesia:

a) Prácticamente no es de ninguna utilidad el distinguir entre niños muertos dentro del seno materno y fuera de "él, puesto (que no hoy en ellos ningún remedio personal para la salvación; y ya que el Magisterio de la Iglesia nunca ha usado tal distinción.

b) El pecado original es contraído por todos, incluidos los niños.

c) Con la muerte se acaba la ocasión de merecer; y no puede concebirse un momento entre la vida y la muerte en el cual se posea una iluminación especial.

d) Nadie tiene derecho a la gracia. Mas aún, el don', de la perseverancia es totalmente gratuito así como la predestinación misma. Este don Dios se lo concede a quienes quiere y como quiere.

5. Y estas enseñanzas anteriores han hecho referencia a alguna ley general, pues para los casos particulares y a manera de excepción, Dios con su voluntad libérrima puede, del modo que el quiera, atender a los niños para que no perezcan. Sin embargo, de estos casos no costa. La Congreg. Del S. Oficio en el Monitum publico el día 18 de febrero de 1858, afirma que estas opiniones (las que antes hemos refutado) acerca de la situación eterna de los niños que mueren sin haber recibido el bautismo, carecen en verdad de fundamento sólido, por lo cual parece que debemos atenernos a las muy serias palabras de S. Agustín, insigne Doctor en el tema del pecado original: "No creas, ni digas, ni enseñes que los niños, que han muerto inesperadamente antes de ser bautizados, pueden alcanzar el perdón del pecado original, si es que quieres ser católico.

TÉSIS 5. El bautismo de anua puede suplirse con el deseo del bautismo o también con el martirio.

66.- Nexo. Aunque el bautismo de agua es necesario con necesidad de medio para la salvación, no faltan, sin embargo, otros medios para alcanzar esta salvación; si bien estos medios no son independientes del sacramento mismo. Estos Son el deseo del bautismo para los adultos, y el martirio para todos. Por tanto se dice que el bautismo de agua es necesario de hecho o de deseo "in re vel in voto". Así pues, se distinguen tres clases de bautismo: de agua, de deseo y de sangre.

67.- Nociones. El Voto o deseo del bautismo puede ser explícito o implícito. Será explícito en el caso en que por ej. un catecúmeno que ansia sincera y ardientemente el bautismo, muere antes de ser bautizado de hecho. Será implícito cuando está sometido en el acto la caridad en unión con el deseo general de hacer todo lo que Dios ordene para la salvación. Así pues, el haber sido establecido el bautismo por Dios como el medio necesario para la salvación, y al poder, sin embarco, suceder que muchos hombres no puedan recibir este bautismo, (bien por impedimento físico, bien por ignorancia invencible) por esto los adultos, que son capaces de formular un deseo, pueden suplicar, el bautismo con el deseo o acto de caridad. En este caso el deseo del bautismo alcanza el efecto principal, a saber, la acción do conferir la gracia juntamente con el perdón de los pecados; sin embargo no debe, perdonar necesariamente todo el resto de la pena ni todos los pecados veniales. Puede, no obstante, producir estos efectos en mayor o menor grado según la disposición del sujeto y de acuerdo con la intensidad del acto de caridad. Ciertamente no imprime carácter y por tanto siempre queda le obligación de recibir el bautismo de hecho. Según esta claro, no abre el paso a los otros sacramentos. Los niños no son capaces del deseo ni del acto de caridad y por eso esta vía está cerrada para ellos y no les queda para salvarse otros medios que no sean el bautismo de agua el martirio. El deseo del bautismo debe estar unido al acto de caridad porque la caridad es el medio necesario para la justificación sin sacramento (cf. tr. de la Penitencia tes. 12-15), o sea, se trata de un medio "ex opere operantis". Ahora bien, el acto de caridad supone la voluntad de poner los medios necesarios para la salvación, por tanto incluye el deseo explícito o implícito del bautismo y no justifica independientemente de este deseo; así pues, no se trata de los medios distintos (el bautismo y el acto de caridad) sino de uno solo: el bautismo de hecho o de deseo "in re vel in voto".

68.- El Martirio, es un sufrimiento de un tormento mortal, que ha sido inflingido en señal de odio contra la fe o pera ejercitar una virtud cristiana, y soportado con paciencia. Por tanto se requieren tres condiciones: a) el tormento debe ser mortal, aunque de hecho no se siga la muerte o Dios impida esta milagrosamente; b) debe ser inflingido en señal de odio contra la fe o para ejercitar una virtud cristiana vg. Para guardar la pureza, como Santa Maria Goretti, o a fin de defender los derechos de la Iglesia, el secreto de la confesión, etc., como sabemos de muchos mártires; por lo cual no es mártir el que es matado por votivos políticos o por otra causa; c) la muerte debe ser soportada con paciencia; por consiguiente los que mueren en la guerra incluso aunque sea justa, no pueden ser llamados mártires ni la Iglesia los venera como tales.

El martirio suple todos los efectos del bautismo en cuanto a la acción de conferir la gracia y a la remisión plena de los pecados; no, en cambio, en cuanto al carácter y por lo que concierne a otros efectos, a saber, en cuanto al ingreso en la Iglesia militante y al derecho de recibir los otros sacramentos. Por tanto, el mártir que no muere después del tormento, debe recibir el bautismo de agua; si no lo hace, si no lo hace no puede recibir otros sacramentos de la Iglesia ni ser miembro de la Iglesia.

El martirio suple el bautismo a manara de privilegio no como si hubiera sido instituido por Jesucristo; pues el bautismo lleva consigo que haya alguien que pesiga a la Iglesia.

69.- Adversarios. Ciertos herejes afirmaron "que ningún adulto puedo salvarse si muere sin haber recibido de hecho el bautismo por mas que hay ardido en ansias del bautismo y que no haya dependido de él el no haber sido purificado por las aguas bautismales" Bayo enseñó también que el acto de la caridad no siempre está unido con el perdón de los pecados (D 103, 1033, 1069)

Apenas hay adversarios en contra de la 2ª parte, a no ser unos pocos teólogos que discuten acerca del modo cómo alcanza el martirio su efecto; de los cuelen trataremos en el escolio.

70.- Doctrina da la iglesia. "En favor del deseo del bautismo Inocencio II respondió al Obispo de Cremona, que le preguntaba sobre un anciano que había muerte sin el bautismo, que no tenia que inquietarse, ya que se mantuvo hasta el fin el la fe de la santa madre Iglesia y en la confesión del nombre de Cristo (D 388); y aduce la autoridad de S. Ambrosio y de San Agustín.

Igualmente Inocencio III (D 413) acerca de cierto judío, el cual se había bautizado a sí mismo en peligro de muerte, dice que le bautismo había sido válido, sin embargo si aquel murió en la buena fe "habría marchado inmediatamente a la patria celestial a causa de la fe del sacramento, aunque no por el sacramento de la fe.

El Conc. Tridentino trata del deseo del bautismo con ocasión de la justificación, la cual dice que, después de la promulgación del Evangelio, "no puede alcanzarse el bautismo sin el deseo de éste". (d 796).

San Pío V condenó las proposiciones de bayo, de las que antes hemos hecho moción (D 1032 s., 1069 ss), de las cuales se infiere que el acto de caridad perfecta no perdona lo pecados en los no bautizados. En pro del martirio no hay documentos eclesiásticos; y no es extraño, ya que se trata de una verdad admitida sin vacilación por todos, El Conc. Tridentino no dijo nada acerca del martirio ni en el atento examen que hubo sobre la justificación ni tampoco en el que versó sobre los sacramentos de la Iglesia; puesto que el Concilio trataba de los medios ordinarios por los que se alcanza la justificación, no de los privilegios. Tendrían un valor indirecto los documentos litúrgicos y la praxis de orar a los mártires.

Inocencio III cita las palabras de S. Agustín las cuales hace extensivas a todos los santos canonizados: "Puesto que la autoridad de la Sagrada Escritura dice que injuria al martirio aquél que ora por un mártir, por igual motivo hay que juzgar lo mismo de los otros santos, los cuales no necesitan de nuestras oraciones"...

71.- Valor dogmático. La primera parte es una Verdad próxima a las verdades de fe. La segunda parte es teológicamente cierta.

72.- Prueba de la primera parte por la Sagarada Escritura. 1. Consta por la S. Escritura (como se verá en el tratado sobre la Penitencia, tesis 13) que la contrición perfecta reconcilia al pecador con Dios, o sea, borra los pecados mortales; luego también el pecado original, en el caso que estuviera en corazón contrito; por tanto la contrición perfecta suple al bautismo. Y se prueba la primera consecuencia así: En efecto, los pecados mortales son personales y merecen la pena eterna de daño y de sentido; en cambio el pecado original no es personal y no conlleva la pena eterna de sentido, sino sólo el no solo el no poder ver Dios y este pecado tampoco es materia del sacramento de la penitencia.


2. Puede probarse también (por lo menos con la ayuda de la interpretación la tradición) por Act. 10,44-48 donde se narra la conversión del centurión Cornelio, el cual recibió ya el Espíritu Santo, antes de ser bautizado: aún estaba Pedro diciendo estas palabras... descendió el. Espíritu Santo sobre todos… entonces tomó Pedro la palabra: ¿Podrá, acaso, alguno negar el anua del bautismo, a éstos, que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? El efecto del Espíritu Santo había sido carismático; pero esto no impide el que hubieran recibido verdaderamente la justificación, pues se dice en en griego ή δρεά τοϋ Αγίου Πνεύμαζος (v. 45) y S. Pedro afirma que se trata de lo mismo que ellos (los Apóstoles) habían recibido. Y después Pedro mismo insiste en presencia de otros Apóstoles explicando cómo han sido bautizados los gentiles porque antes que él los bautizara, ya descendió el Espíritu Santo sobre ellos, igual que sobre nosotros al principio (11,15), a saber, el día de Pentecostés.. Mas aún, como Pedro hubiere recibido en una visión la invitación para comer alimentos impuros y al hubiera rehusado Dios la dijo: lo que Dios ha purificado, no lo llames tu impuro (11,9) San Cipriano y San Agustín dicen que Cornelio fue santificado verdaderamente antes de ser bautizado.

3. También recomiendan esta 1ª parte de la Tesis los siguientes textos: Mt. 3,11; Mc. 1,8; Lc. 3,16; Jn. 1,33; 3,8; Act. 1,5,etc. En los cuales textos se atribuye la acción bautismal al Espíritu Santo; el cual es Espíritu de amor y de caridad.

73.- Prueba de la Tradición. S. Ambrosio tal vez fu el primero que propuso la tesis con palabras expresas, al tratar del catecúmeno Valentiniano II: "Pero oigo que vosotros os apenáis, porque no recibo el sacramento del bautismo. Decidme, ¿Qué otra cosa hay en vosotros sino la voluntad y la petición? Ciertamente ya hace tiempo tuvo este deseo de ser instruido antes de que hubiera venido a Italia, e indicó que quería que yo le bautizara próximamente y por ello pensó en hacerme llamar por encima de otros asuntos. ¿No tiene, por tanto, la gracia que deseo? ¿No tiene la gracia que pido? Ciertamente la recibió porque la pidió. ¿Y de donde, si no, aquellas palabras del libro de la sabiduría: Con cualquier clase de muerte que haya sido sorprendido el justo, su alma gozará de la paz? (Sab. 4,7). Retribuye, pues, Padre Santo, su servicio a tu siervo… retribuye pues, a tu siervo el servicio de tu gracia, la que el nunca negó, el cual rehusó antes del día de su muerte los privilegios de los templos, a pesar de que le abrumaban aquellos a los cuales podría tener. Estaba junto a el la turba de los paganos, el Senado le suplicaba: el no temía desagradar a los hombres, a fin de agradarte a Ti solo en Cristo. El que poseyó tu Espíritu, como no iba a recibir tu gracia?"

San Agustín dice que debe ser preferido un catecúmeno católico a un hereje bautizado; mas aún, a un católico malo; y no por decir esto, se injuria al bautismo. Y en confirmación de este aserto aduce el ejemplo del centurión Cornelio (Act. 10, 44-48). De las palabras de Cristo al ladrón que muere en la Cruz deduce también que le deseo del bautismo suple al sacramento recibido de hecho: "el bienaventurado Cipriano añade una enseñanza de gran importancia (diciendo) que el sufrimiento hace a veces en verdad las voces del bautismo al referirse a aquel ladrón, al cual, a pesar de no estar bautizado, se le dijo: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23, 43). Meditando esto una y otra vez, me doy cuenta de que no solo el sufrimiento por el nombre de Cristo puede suplir la falta de bautismo, sino también la fe y la conversión del corazón, en el caso de que se pueda acudir rápidamente a la celebración del misterio del bautismo por las dificultades de las circunstancias. Ahora bien, se realiza invisiblemente el bautismo cuando el momento preciso de una necesidad, no el menosprecio de la religión excluye el ministerio del bautismo".

San Bernardo, apoyado en la autoridad de S. Ambrosio, y S. Agustín confiesa que el bautismo de deseo puede suplir al bautismo del agua, con tal que "no sea el menosprecio sino la imposibilidad la que impide el agua".

Para entender plenamente la doctrina de los S.S. Padres advierte acertadamente D’Alés:

"Este asunto tiene una gran amplitud, ya que se trata de un medio de salvación que fue y es el único accesible a incontables hombres, que no tienen acceso al bautismo de agua, que viene a ser con mucho la mayor parte del género humano.

Los S.S .Padres se dieron cuenta de esto. Ahora bien, como quiera que el acceso a Dios requiere dos preparaciones, una del entendimiento mediante la fe, y otra de la voluntad por la caridad, la mayoría de los S.S. Padres se fijaron más en la preparación del entendimiento, la cual es anterior por naturaleza, como podemos ver en Hebr. 11. Sin embargo no descuidaron la preparación de la voluntad; ya entre los S.S. Padres de primera época podemos ver los gérmenes de la doctrina que S. Ambrosio y S. Agustín llevarán a su madurez".

74.- Razón teológica. Todos los teólogos están de acuerdo en este tema, según testimonia Suárez. Da la razón Sto. Tomás: el Sacramento del Bautismo puede faltar en alguno de doble manera: de la primera, puede faltar de hecho y de deseo; lo cual ocurre a aquellos, que ni están bautizados, ni quieren ser bautizados... Y por tanto éstos, a lo: que falta así el bautismo, no pueden alcanzar la salvación... De la segunda manera, el sacramento del bautismo puede faltar en alguno de hecho, pero no de deseo; por ej. cuando alguien desea ser bautizado, pero la muerte le sorprende inesperadamente, ante: de recibir el bautismo; y éste puede alcanzar la salvación sin el bautismo de hecho a causa del deseo del bautismo, el cual deseo proviene de la fe que ahora por la caridad, mediante la cual Dios, cuyo poder no está sujeto a los Sacramentos visibles, santifica interiormente al hombre".

suceder ciertamente y de hecho ha sucedido más de una vez, que un catecúmeno ha entregado la vida en testimonio de la fe, antes de recibir el bautismo; luego en los casos presentados el martirio borra los pecados, por tanto borra y también el pecado original y suple el bautismo.

También la Tradición de modo especial atribuye valor probativo a estos textos de la Sagrada Escritura, ya que se ve en ellos la promesa absoluta hecha por Cristo a los mártires de entrar inmediatamente después de la muerte en el reino de los cielos.

76.- Prueba de la tradición. Todos los S.S. Padres, ya desde el comienzo del cristianismo, exaltan la excelencia del martirio y aclaman a los mártires con alabanzas y honores extraordinarios. S. Ignacio condenado a ser devorado por las fieras, ruega ardientemente a los romanos a que no intercedan por el, para no verse privado de la gracia y del privilegio del martirio: "0s suplico que no tengáis para conmigo una benevolencia inoportuna. Permitid que yo sea pasto de las fieras, mediante las cuales puedo alcanzar a Dios. Soy trigo de Dios y los molares de las fieras se encargan de molerme para llegar a ser pan candeal de Cristo... Si sufro el martirio, me convertiré en liberto de Jesucristo y en Jesucristo mismo resucitara libre. Ahora que estoy maniatado aprendo a no codiciar nada. En el Martirio de S, Policarpo muestra el autor el deseo de celebrar el día festivo del aniversario del triunfo glorioso; del mismo modo con alabados también los mártires en El Pastor de Hermas, por S. Ireneo y en general en los actas de los mártires y en los panegíricos o en su honor.

En estos textos se trata de mártires cristianos bautizados no obstante, por el modo de hablar aparece la singular eficacia del martirio considerado en si mismo. Pero además hay abundantes textos en los cuales que se habla de mártires aún no bautizados. Sirvan de ejemplo: Tertuliano (R 309), Orígenes ( R 493), S. Cipriano (R 593) los cuales afirman que hay dos clases de perdón de los pecados: el bautismo y el sufrimiento o martirio.

Cirilo de Jerusalen dice: "Si alguno no recibe el bautismo, no alcanza la salvación, exceptuando a los mártires solamente, los cuales obtienen el reino incluso sin agua". (R 811). Meliton de Sardes, S. Hipólito, San Fulgencio. (R 2269) y otros muchos o bien afirman sencillamente que el martirio suple al bautismo, o bien que incluso supera al bautismo mismo. Es muy conocida aquella sentencia de San Agustín refiriéndose no solo a los bautizados sino a todos los mártires: "La disciplina eclesiástica tiene lo que todos conocen, cuando se los conmemora a los mártires junto al altar de Dios en aquel lugar, en el que no hay que orar por ellos; en cambio si que reza por todos los otros difuntos a los que se dedica su recuerdo. En efecto es injurioso el orar por un mártir, siendo así que somos nosotros los que debemos encomendarnos a su intercesión.

77.- 2. El culto a los mártires es señal de que la eficacia del martirio es doctrina admitida en la Iglesia, en efecto, no solo venera a todos los apóstoles y a los restantes mártires, sino que también se menciona expresamente entre estos a algunos de los cuales con certeza que no recibieron el bautismo. Venera a los Santos Inocentes, solo porque sufrieron por Cristo y no pregunta si fueron o no circuncidados; de forma semejante venera a los catecúmenos que murieron martirizados; a San Genesio, acto mímico, y a todos los otros, en número considerables, que se citan en el martirologio romano. Y la Iglesia no reza por ellos, como decían S. Agustín e Inocencio III.

78.- Razón teológica. Según testimonio de Jesucristo mismo, nadie tiene amor mayor que éste dé dar uno la vida por sus amigos (Jn. 15,13); por tanto el martirio es el mayor acto de caridades así que el acto de caridad reconcilia al pecador con Dios; luego también el martirio.

79.- Objeciones. 1. Los S.S. Padres dicen muchas veces que el catecúmeno, por mucho que crea, si no se bautiza, arrastra todavía la carga de los pecados, que no le aprovecha nada a la fe, y otras expresiones parecidas (S. Ambrosio, 5. Agustín). Luego no es suficiente el deseo del bautismo.

Respuesta: Admito los textos pero niego su interpretación. Pues en es tos pasajes estos padres muestran la necesidad del bautismo de hecho; y por ello los catecúmenos no pueden omitir ni descuidar el sacramento, los cuales catecúmenos, si no reciben el 'sacramento del bautismo por su culpa o por menosprecio, no alcanzar el perdón de los pecados. Lo cual es evidente, si nos fijamos en la naturaleza misma o valor del bautismo de deseo, el cual tiene valor en tanto, en cuanto conlleva el voto o deseo del bautismo de hecho. Insisten en la objeción S. Cirilo de Jerusalén dice "Y si alguien, incluso dotado de las obras da las virtudes, no recibe el sello mediante el agua, éste tampoco entrará en el reino de los cielos". Luego S. Cirilo no admite que ni siquiera el acto de caridad sustituya al bautismo.

Respuesta: Dist. el antec. En este texto San Cirilo habla del hombre que no recibe el bautismo voluntariamente, conc. el antec; no se entiendo
así el texto, niego el antec. Es un caso totalmente idéntico al de los Padres antes citados se trata, en efecto, de hacer hincapié en la necesidad del bautismo de tal modo que ni siquiera las obras buenas tienen ningún valor sin él, en el caso de que no se reciba por menosprecio o por negligencia culpable.

2. El Concilio Tridentino al tratar del bautismo (ses, VI c. 4 cita) no cita como sustitutivo mas que el deseo del bautismo; luego por lo menos

El martirio no sustituyo al bautismo de hecho.

-

Respuesta: conc. el ant. y niego al consig. El Concilio Tridentino no trata de los casos extraordinarios, como es el martirio, según hemos dicho ya antes. Por esta misma razón no concierne al tema que traemos entre manos, el texto de San Pablo (1 Cor. 13, 3) en el cual ensalza la caridad de forma que aunque entregare mi cuerpo al fuego, no teniendo caridad, de nada me aprovecha.

3. El bautismo es necesario de hecho o de deseo; es así que los niños que sufren el martirio no son capaces de deseo del bautismo; luego a estos niños el bautismo no les es de ningún modo necesario.

Respuesta: Conc. la may. y la men. y niego el supuesto de la consecuencia, a saber, que a los niños les sea necesario el deseo del bautismo. Estos niños reciben el bautismo de sangre el cual es a manera de un privilegio, conformo hemos dicho ya.

80.- Corolario. De lo dicho se deduce que tanto el acto de caridad o deseo del bautismo como el martirio justifican inmediatamente, aunque no se siga la muerte. De donde puede suceder que muchos catecúmenos adultos se acerquen al bautismo estando ya justificados, a saber si hicieron antes del bautismo el acto de caridad. Y por tanto cuando se dice que en caso de necesidad el bautismo de deseo suple al bautismo de agua, queremos dar a entender la necesidad estricta de recibir el bautismo de hecho, aunque no se señale un tiempo determinado para recibirlo.

81.- Escolio 1. ¿Por qué causa el martirio alcanza su efecto? Al explicar la causa de por qué el martirio tiene eficacia para perdonar plenamente los pecados, los teólogos no sentían de modo unánime. Sto. Tomás y otros teólogos ciertamente insignes, sostuvieron que la eficacia del bautismo provenía del acto de caridad, sin el cual acto el martirio no tendría valor. No obstante esta opinión no se admite ya generalmente, pues:

1. En las actas de los mártires consta que algunas veces los mártires soportaron el sufrimiento teniendo en su consideración el fuego eterno que evitaban con unos breves tormentos.

2. Jesucristo mismo recomendó el temor a la gehenna (Mt. 10,28) y en verdad para soportar la muerte antes de ofender a Dios.

3. Los S.S. Padres dicen sencillamente que el martirio es de mayor eficacia que el mismo bautismo de agua.

4. La Iglesia venera a los Niños Inocentes como mártires y también a muchos otros niños, los cuales ciertamente no pudieron hacer el acta de caridad.

5. Por ultimo, si se trata del acto de cariad, la eficacia del martirio habría que compararla con el deseo del bautismo, lo cual ciertamente no aparece en los S.S. Padres.

82.- Escolio 2. ¿Cómo alcanza el martirio su eficacia? Como acabamos de ver en el párrafo anterior el martirio no alcanza, su eficacia por el acto de caridad. Asi pués sólo queda que el martirio obra "ex opere operato". Sin embargo no se dice "ex opere operato" sin mas, sino "quasi ex opere operato». La razón es, porque, aunque el efecto se alcanza por la obra misma, a saber, perla muerte misma sufrida por Cristo, sin embargo, puesto que el martirio no es el medio instituido por Dios para perdonar los pecados y para causar la gracia, por esto la eficacia del martirio se alcanza "quasi ex opere operato", a saber, produce el efecto del modo como los sacramentos producen la gracia, como su fuera un sacramento.

83.- Escolio 3. Tiene valor el martirio sin el acto de caridad? Sencillamente, según hemos expuesto para el martirio no se exige el acto de caridad, ciertamente es necesario algún arrepentimiento de los pecados, si es que los tiene el que va a sufrir el martirio/ sin embargo no es menester que sea un arrepentimiento motivado por el acto de caridad. Sin embargo, si alguien rechazara expresamente el acto de caridad, difícilmente podría llamársele mártir; y es que un caso así ni siquiera se concibe; en efecto, parece que es una contradicción "in terminis" dar la vida por Dios y no querer amar a Dios. (cf. los Bolandistas (9 febr.) donde se cuenta que Sapricio se apartó. de la fe poco antes del martirio, al no querer reconciliarse con un enemigo.

84.- Escolio 4.Comparación entre el bautismo de agua, el de deseo y el de sangre, Si estas tres clases de bautismo se comparan entre si, tienen ciertamente una cosa en común: el perdón de los pecados, la acción de conferir la gracia santificante y la adopción de los hijos de Dios juntamente con el derecho a la vida eterna. Pero esto mismo no lo alcanzan del mismo nodo y en el mismo grado.

En efecto, el bautismo de deseo no perdona necesariamente todos los pecados veniales ni toda la pena temporal de los pecados mortales; en cambio el martirio y el bautismo de agua borran totalmente la culpa y la pena.

El bautismo de agua coincide con el Martirio en que ambos alcanzan totalmente el perdón de todos los pecados y de las penas de estos, sin embargo, se diferencian en cuanto que el martirio, si bien justifica, con todo no convierte al que lo sufre en miembro de la Iglesia militante ni da derecho a recibir los otros sacramentos ni imprime carácter, todo lo cual lo otorga el bautismo de agua. No obstante, si el mártir muere, entra en la Iglesia triunfante o celestial en la cual alcanza, no ya los sacramentos, sino la plena posesión de Dios mediante el "lumen gloriae".'Para el bautismo de deseo se requiere el acto de caridad perfecta, el cual acto no es necesario ni en el bautismo de agua ni en el bautismo de sangre.

Por último si se comparan el bautismo de agua y el martirio en cuanto a su excelencia, el bautismo de agua aventaja al bautismo (en el caso de que no se siga la muerte), en que da derecho a recibir los otros y en que imprime carácter y además convierte al bautizo en miembro de Cristo; pero el martirio es el mas excelente en que, al provenir de un privilegio del sumo amor de Dios para con aquel hombre que ha dado la vida por El, colma al mártir de gracias y de gloria y le premia en el cielo con una corona singular. Por ello los S.S. Padres ensalzan la excelencia del martirio y le atribuyen un puesto relevante por encima de las otras clases de bautismo. Así, por ej. S. Cipriano: Nosotros, que solamente por la gracia de Dios hemos administrado a los creyentes el primer bautismo, preparemos también a cada uno de estos para el otro bautismo, notificándoles y enseñándoles que este es un bautismo mayor en gracia, mas sublime en poder, más estimado en honor, el bautismo en el que bautizan los ángeles, el bautismo en el que se llenan de gozo Dios y su Cristo, el bautismo después del cual ya nadie peca, bautismo que lleva a su perfección y término los peldaños de nuestra fe, bautismo que sacándonos del mundo nos une inmediatamente con Dios. En-el bautismo de anua se recibe el perdón de los pecados; en el bautismo desangre, la corona de las virtudes. Debemos abrazarnos a este bautismo de -sangre y anhelarle y pedírselo al Sellar en nuestras raciones con toda clase de súplicas, a fin de que, los que hemos sido siervos de Dios, seamos también amigos".