CAPITULO II

DE LA ESENCIA DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

 

Tesis 3. De la materia del sacramento del bautismo es la ablución del cuerpo, usando agua natural; y la forma está constituida por las palabras con las que se expresa distintamente la unidad y la Trinidad Divina.

34.- Nexo. En todo sacramento se completa su esencia con la materia y la forma. (D 3573); por lo cual también en el sacramento del bautismo me ha de determinar la materia y la forma, si deseamos conocer la esencia de este sacramento. Ahora bien, la materia puede ser remota y próxima; de ambas hablaremos en la medida que para la ablución (materia próxima) se requiere agua natural (materia remota) cerca de la materia licita, del modo de derramar el agua, de las palabras mismas con las que debe expresarse la forma y de otros temas similares se suele tratar en teología moral; así pues nos abstendremos de estos apartados, indicando sólo en las clases aquellos datos que parezcan necesarios y mas en la línea de la teología dogmática.

35.- Nociones. Materia es la parte del sacramento que puede ser determinada por las palabras, con las que se expresa la forma y las cuales concretan el sentido o uso de la materia. Por ejemplo, el agua puede servir para muchos usos vs. para enfriar; ahora bien, por las palabras se indica que se usa para purificar por el bautismo. En cambio, la Corma es aquello por lo que se concreta el sentido o uso de la materia (cf, lo dicho en el tratado anterior).

La materia remota, o sea, aquella con la que se realiza el sacramento del bautismo es el agua natural; en cambio la forma es la pronunciación de las palabras con las que se expresa la unicidad y la trinidad de Dios y al mismo tiempo se indica la razón por la que se derrama el agua sobre la persona que recibe el sacramento. Mientras tanto, prescindimos de la cuestión sobre si en alguna ocasión ha sido válido el bautismo con otra forma en la que no se expresara de un nodo determinado la trinidad, y la unidad divina; en efecto - ahora otra forma no seria válida.

La Absolución significa a la materia próxima, esto es, la acción por la que se derrama agua en el bautizando. Y no es nuestra intención determinar entre tanto el modo como debe derramarse ahora el agua, a saber, prescindimos de la forma ritual con que se lleva a cabo la administración del sacramento bautismo.

Agua natural, o sea, agua auténtica por oposición a las agua artificiales, o por oposición al agua tomada en sentido metafórico, según, pretendía Calvino.

Por la forma, según se ha dicho, se entiende la parte determinante, o sea, la que designa específicamente el uso al que se destina el agua bautismal. Esta forma, por voluntad de Jesucristo, debe ser de tal naturaleza, que expresa con sus palabras, explicita y determinadamente, no en cambio de modo implícito e indeterminado, la Unidad y la Trinidad de Dios; por trato no seria valida la forma: Yo te bautizo en el nombre de la Trinidad (forma explícita pero indeterminada). La forma prescrita en el ritual romano esta: N. yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Acerca de la validez de otras fórmulas, cf escol. 4, nº 47-49.

36.- .Adversarios. Algunos antiguos, como los Gnósticos y los Maniqueos, al tener la opinión de que el agua era una materia inferior y que proceda del principio del mal, decían que el bautismo no debía ser administrado con agua natural, y que las palabras de Jn. 3, 5 debían interpretarse del agua en sentido metafórico. A estos se les unieron los Cátaros y los Albigenses a los cuales les siguieron entre los modernos los Quákeros, si bien en la medida que consideran al bautismo como un rito meramente judío. Otros pretendiendo apoyarse en Mt. 3, 11, piensan que hay que usar fuego. Por último, no ha faltado quien ha usado otras materias. Lutero admitió que en caso necesidad era apto para el sacramento del bautismo 'todo lo cual puede recibir el nombre de baño.

En cuanto a la forma, en la antigüedad fueron herejes los Gnósticos, los Sabelianos, y los que recibían el nombre de Paulinistas, Euminianos, Priscilianistas, y otros herejes que cometieron el error en lo concerniente a la doctrina trinitaria, los cuales o bien omitieron o bien cambiaron enteramente la forma trinitaria en la administración del bautismo; los Montanistes añadían en la fórmula el nombre de Montaño. San Dámaso I cita a algunos herejes que bautizan en el nombre de los ángeles (D 82) sobre el bautismo en el nombre de Jesus o de Cristo cf. n. 47.

Lutero, Zwinlio, los Unitarios y otras sectas de los Protestantes o bien cambiaron la forma del bautismo o bien permiten que se cambie.

37.- Doctrina de la Iglesia. Fue constante la doctrina de la Iglesia sobre la materia y forma del bautismo, la cual aparece en e diversos decretos y respuestas con ocasión de los errores de los adversarios. Por ejemplo Pelagio respondía a Gaudencio, obispo de Volaterra: "Hay muchos que afirman que ellos son bautizados sólo en el nombre de Cristo. En cambio el precepto evangélico, que nos ha transmitido Jesucristo mismo, nuestro Señor y salvador, nos advierte que administremos el santo bautismo a cada persona en el nombre de la Santísima Trinidad" (D 219). Gregorio Magno dice a Leandro, obispo de Sevilla que el bautismo puede administrarse con una inmersión o con tres.

Alejandro III: Si alguno sumergiere tres veces a un niño en el agua en el nombre de Padre y del Hijo y del Espirito Santo, Amen; y no dijere: "yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén" el niño no este bautizado (D 39).

Inocencio III. Habiendo sido preguntado por Toria, Arzobispo Nidrosiense, si era válido el bautismo conferido en cierta ocasión con saliva a causa de la escasez de agua, respondió: "Respondemos que, puesto que en el bautismo siempre se requieren necesariamente dos cosas, a saber, la palabra y el elemento, según lo que dijo la verdad acerca de las palabras: Id al mundo , etc.,"Si alguno no,… etc., no debes dudar que no reciben verdadero bautismo no solo aquellos en los que se han omitido ambas cosas antes citadas, sino aquellos en los que se ha omitido una de esas dos" (D 412).

Gregorio IX: preguntado igualmente sobre la licitud del bautismo, habiéndose usado cerveza en vez de agua, dice a Sigardo, también Arzobispo Nidrosiense: "Te respondemos a tenor de lo presente: que, al ser necesario según la doctrina evangélica volver a nacer del agua y del Espíritu Santo, no deben tenerse por bautizados según es debido los que son bautizados en cerveza" (D 447)

El Concilio de Viena: "….Bautismo el cual celebrado en agua en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo creemos que es tanto para los adultos como para los niños comúnmente remedio perfecto para la salvación" (D 482).

Conc. Florentino en la instrucción a los Armenios: "La materia de este sacramento es el agua verdadera y natural; y no importa que esté fría o caliente. Ahora bien, la forma es: Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Sin embargo no negamos que por las palabras: Es bautizado este siervo de Cristo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, o bien: Es bautizado con mis manos tal en el nombre del nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, se reciba un verdadero bautismo; puesto que, al ser la Trinidad Sacrosanta la causa principal, por la que el bautismo tiene poder y el ministro, que confiere exteriormente el sacramento, la causa instrumental, se realiza enteramente el sacramento, sí se expresa acto, que el ministro mismo ejerce; con la invocación de la Sacrosanta Trinidad" (D 696). También Benedicto XII (5 542) en contra de los errores de los Armenios.

El Concilio Tridentino declara contra los protestantes Que hay que entender el agua en sentido propio y no en sentido metafórico (D 858); León XIII permite en caso de enfermedad el uso de agua (D 1977).

38.- Valor dogmático. La tesis es de fe divina y católica definida.

39.- Prueba de la Primera parte: La materia del bautismo es la ablución con agua natural. Prueba de la Sagrada Escritura. 1). Jo. 3,5: Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.; es así que aquí se trata del bautismo (según hemos indicado) y que se señala expresamente el uso del agua, según se ve claro; luego…

2). Esto mismo queda insinuado en Mt. 28, 19 y en Mc. 16, 16, cuando Cristo "simpliciter" encomienda que bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Ahora bien, —bautizar" debe entenderse de aquella manera como los Judíos empleaban esta palabra según su uso corriente de hablar, esto es, en el sentido de lavar o limpiar con agua.

3). – También vemos a los Apóstoles que bautizaban sólo con agua; Act. 8, 36; 10; 47; y que haban referencia al agua al tratarse del bautismo, bien con palabras expresas (Tit. 3, 5; Efes. 5, 26), bien en las comparaciones y figuras bíblicas que manejan ( 1 Cor. 10,2; 1 Pedr. 3,20) (cf, antes n. 33).

40.- Prueba de la Tradición. Ya desde el comienzo del Cristianismo solamente se emplea agua como materia del sacramento del bautismo y en verdad por ablución que solía efectuarse con una simple inmersión o con tres inmersiones y también derramando el agua sobre el bautismo, según veremos después. La Didajé, documento antiquísimo, al presentar el tema con palabras expresas sobre el agua, dice: "Y respecto al Bautismo, bautizad así: después de haber dicho antes todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, en agua viva. Y si no tienes agua viva, bautiza en otra clase de agua; si no puedes en fría, en caliente. Y si no tienes una ni otra, derrama sobre la cabeza tres veces agua en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".(R 4). Y no permite el empleo de ninguna otra cosa, sino que dice que debe usarse solamente agua, como quiera que se encuentre este agua.

El Pastor de Hermas por sinécdoque llama agua al bautismo mismo: "Antes de haber el hombre ostentado el nombre de hijo de Dios, estuvo muerto; y tras haber recibido el sello, abandona la muerte y recobra la vida. Por tanto la señal es el agua; así pues bajan al agua muertos y suben vivos" (D 92).

De idéntico modo Justino, al explicar la liturgia del bautismo, dice: "Después llevamos a los bautizandos adonde hay agua y estos son regenerados del mismo modo de regeneración que nosotros mismos hemos sido regenerados. Pues reciben entonces el lavatorio en agua en el nombre del Padre de todas las cosas, el Señor Dios, y de Nuestro Salvador Jesucristo, y del Espíritu Santo... Ahora bien hemos recibido, de los Apóstoles este modo de recibir el bautismo" (R 126).

Y no de distinta manera hablan otros S.S. Padres del agua del bautismo, Como. cuando comparan el bautismo con la tabla que salva del naufragio, o con el agua que atravesaron los hebreos en el mar Rojo o con la que fluyó del costado de Cristo, etc.

41.- Prueba de la segunda parte: La forma del bautismo consiste en las palabras con las que quede expresada con claridad la unidad y la Trinidad de Dios.

Prueba de la Sagrada Escritura: Mt. 28, 19 dice el Señor a los Apóstoles;

Enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo. Así pues, Cristo mismo enseña la fórmula como debe ser administrado el bautismo; es así que la fórmula o las palabras constituyen la forma del sacramento, según quede claro en los prenotandos; luego la forma bautismal debe constar de estas palabras. Además estas palabras expresan claramente la unidad y la trinidad de las Divinas Personas, pues al decir en el nombre (número singular) se indica la unidad; y cuando se nombran las tres Personas por separado, se designa la Trinidad. Por tanto, si Cristo determinó la forma que había de usarse en el bautismo, no está permitido apartarse de ella, pues lo que Cristo ha instituido no se puede cambiar. Luego la forma debe contener la expresión de la Trinidad y de la unidad de Dios y ciertamente indicada con claridad.

42.- Prueba de la tradición. Según muestran en la primera parte los testimonios de la tradición, los S.S., Padres no sólo nos transmiten por tradición que hay que usar agua en el bautismo sino que también concretan la forma, que es la misma que Cristo mandó. Por ej. La Didajé (R 4), San Justino (R 126) el Pastor de Hermas (.7: 92); a los cuales podemos agregar:

Los cánones de Hipólito: "Siempre que un catecúmeno es bautizado, dice el presbítero: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Tertuliano: "Encarando, que les purificaran haciendo referencia al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, no a uno solo; pues tampoco somos sumergidos una sola vez, sino tres veces al pronunciar cada uno de los nombres de cada una de las Personas".

S. Ambrosio: "Si no ha sido bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no puede recibir el perdón de los pecados ni experimentar el don de la gracia espiritual".

Y es algo tan claro que San Agustín pudo afirmar: "¿Quien puede ignorar que no se trata del bautismo de Cristo si faltan en ese rito las palabras evangélicas, de las que consta el símbolo? Sin embargo, se encuentran herejes, los cuales no bauticen, con mas facilidad que alguien que no bautice con estas palabras".

Del mismo nodo, todos los ritos bautismales, tanto en la Liturgia occidental como también en la oriental, emplean a forma que dejo establecido Jesucristo.

43.- Razón Teológica. "El bautismo es consagrado mediante su propia forma, según el texto de Efes. 5,… 26: Purificándola (la Iglesia) mediante el lavado del agua, con la palabra y Agustín dice en el libro acerca del único bautismo, que el bautismo es consagrado por las palabras evangélicas, Ahora bien, dos son las causas de esto: ciertamente una es la causa principal de la cual obtiene el bautismo el poder; ésta es la Sacrosanta Trinidad; y otra instrumental, a saber, el ministro que confiere exteriormente el sacramento, y por ello es conveniente que se haga mención de ambas causas en la forma del bautismo: Se hace mención (el ministro cuando se dice: Yo te bautizo; y se hace mención de le causa principal, al decir: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; de donde esta es la forma conveniente del bautismo: Yo te bautizo en el nombre: del Padre y del Hijo del Espíritu Santo".

44.- Objeciones. 1) Juan dijo que el bautizaba en agua, pero que Cristo bautizaría en Espíritu Santo y fuego (Mt. 3, 11). Luego la materia del bautismo de Cristo no es el agua.

Respuesta: Dist el antec. S. Juan Bautista quería contraponer con estas palabras el efecto de su bautismo al efecto del bautismo de Cristo. Conc. El antc. quería contraponer la materia de ambos bautismos, niego el antecedente. En realidad las palabras de S. Juan Bautista muestran que el efecto del bautismo de Cristo es "per se" espiritual en cuanto que perdona directamente los pecados, mientras que el bautismo administrado él, es un bautismo de agua, esto es, no produce directamente un efecto espiritual, sino solo en cuanto dispone para la contrición o caridad. De este modo se explica . Act. 1, 5; 11, 15 (Cf. N. 20)

2. Para expresar el efecto espiritual que produce el bautismo, basta con que se determine la acción de purificar; luego no es menester emplear la fórmula trinitaria.

Respuesta: Pase el antec.. y niego el consi. Pues no argüimos partiendo de la necesidad de significar el efecto sacramental (el cual estamos de - acuerdo en conceder que está suficientemente significado por las palabras "yo te bautizo" sino partiendo de las palabras de Cristo que ha determinado la forma.

3. Los Apóstoles bautizaban en "el nombre de Jesús"; luego la forma trinitaria no es de esencia del bautismo.

Respuesta: En el escolio (nº 47) se dirá que significa "bautizar en el nombre de Jesús".

4. San Bernardo dijo: "yo tengo por bautizado a éste (a saber, al bautizado bajo esta fórmula: Te bautizo en el nombre de Dios y de la Santa y verdadera cruz)... pues leemos en los Hechos de los Apóstoles que algunos fueron bautizados no sólo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, sino también en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo". Luego no se requiere la forma trinitaria.

Respuesta: Conc, el antec. y niergo el Consig. Esto es, admitimos que las palabras son de San Bernardo (aunque algunos lo ponen en duda), pero negamos que su autoridad en este tema concreto pueda llevarnos partiendo de estas-palabras a una conclusión verdadera.

45.- Escolio 1. Del modo de realizar la ablución en el bautismo. Consta que en los primeros tiempos de la Iglesia generalmente el bautismo fue administrado por inmersión. Mas aún la palabra misma βαπτίζείν y significa sumergir. Por ello, podría surgir la duda sobre si el bautismo administrado de otro modo es válido o no.

a) Ya recomendaba la Didajé "Acerca del bautismo, bautizad así: después
que habéis dicho antes todo esto, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva. Y si no tienes agua viva, bautiza en otra clase de agua; si no puedes en fría, en caliente. Y si no tienes ni una ni otra, derrama sobre la cabeza tres veces agua en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (R 4). Por agua viva se entiende el agua en el río, en el Mar o en otro lugar donde corre el agua; agua no viva será el agua que hay en un cuarto de baño, en una piscina o en un lugar parecido. Si no hay ninguna de las dos clases de agua, a saber, si el bautizando no puede ser sumergido en agua podrá recibir el bautismo por infusión.

Novaciano estando enfermo recibió el bautismo en el lecho (E 547), San Cipriano nos transmite la doctrina general para estos casos, afirmando que no hay que negar la misericordia divina a los que solo pueden ser bautizados por infusión; y en las actas de los mártires, en las vidas de los santos y en otros documentos consta que esta practica se usó en época muy antigua.

Y no faltan ejemplos de la administración del bautismo por aspersión, como probablemente lo hicieron los apóstoles el día de Pentecostés cuando fueron bautizados tres hombres (Act. 2,41). Ladislao Jagellon rey de Polonnia, en el siglo XIV, hizo que fuera bautizada desde lejos una multitud por aspersión. Cf. Ciprian. R59O.

Es también cierto que en la antigüedad cristiana se exigía el bautismo por inmersión:, de tal modo que los clínicos o grabatorios (según se llamaba a los que habían recibido el bautismo por infusión) en alguna ocasión fueron apartados del sacerdocio. Pero incluso en estos casos se le consideraba el bautismo como ciertamente válido y no se permitía la repetición del mismo.

b) También en la antigüedad cristiana se hacia una triple inmersión o bien una triple infusión de agua de forma que San Basilio dijo que esto rito había sido recibido "de la tradición apostólica". No obstante, no se le consideraba al rito como necesario para la esencia del sacramento, según se ve por las palabras de San Gregorio Magno a San Leandro de Sevilla, al aprobar la costumbre española de omitir la triple inmersión, para que no pareciera que usaba el mismo rito que los arrianos. Entre los autores posteriores solo Alcuino estimó esencial la triple inmersión, mientras que Santo Tomás sólo la exigía "sub gravi" para la licitud; en cambio, Escoto siguiendo a Pedro Lombardo afirmaba que era licita tanto la inmersión única como la triple así como también la infusión según las costumbres de los distintos lugares.

c) Por consiguiente, en lo que concierne al desarrollo del rito bautismal, puede establecerse con suficiente probabilidad lo siguiente: hasta el siglo IV el bautismo fue administrado por inmersión total, excepción hecha del caso de necesidad. Desde el siglo IV al VIII se administraba por inmersión parcial en el baptisterio, y al mismo tiempo derramando agua; desde el silo VII al - XI los niños eran sumergidos totalmente en un recipiente, en cambio, por lo que se refiere a los adultos, los cuales no podían ser sumergidos en el recipiente por su tamaño corporal, había distintos usos y costumbres; y esto ocurrió ciertamente a lo largo de todo el medievo. La inmersión de los niños solía ser vertical pero desde el siglo XI al XlII la inmersión, siempre que se usaba, era horizontal lo mismo para los niños que para los adultos (a manera de baño); .durante los siglos XIII y XIV se usaba indiscriminadamente según la costumbre de los distintos lugares la inmersión parcial o total y también la infusión. Y después en los siglos XV y XVI era frecuente la infusión y rara la inmersión; y por último en el siglo XVII apenas se usa la inmersión y sólo se conservó esta en los ritos ambrosiano y mozárabe y en algunas sectas. Y ya en el siglo XIX prevaleció casi exclusivamente la infusión, incluso en aquellas sectas que antes habían tenido la inmersión.

46.- Escolio 2. Bendición del agua bautismal. El Ritual Romano prescribe que el agua del bautismo solemne haya sido bendecida ese mismo año en la Vigilia de Pascua o de Pentecostés, la cual debe conservarse con esmero clara y pura en un recipiente limpio" (2 Tit. 1,5). Esta bendición, que ya es celebra en la antigüedad, no es necesaria, aunque parezca que algunos S.S. Padres la exigían en alguna ocasión como para la esencia del sacramento. Sin embargo hay que decir que estos S.S. Padres emplean el vocablo "bautismo" para referirse a todo el rito bautismal. Por lo demás, sabemos que se usó el bautismo en el río, en el mar, en "agua viva" (R 4), las cuales aguas no era posible que tuvieran esta bendición.

La ley eclesiástica ordena la bendición del agua bautismal, según parece, tal vez "sub gravi" pero de ningún modo para la validez del bautismo. Además esta prescripción se refiere al bautismo solemne, no en cambio al privado. Mas, si puede hacerse, es conveniente que incluso en estos casos se emplee agua destinada al bautismo, o sea, bendita.

47.- Escolio 3. Del bautismo "en el nombre de Jesús" Act. 2. 38; 8,12.16; 10,48; 19,5; y en otros textos se dice que los Apóstoles bautizan en el nombre de Jesús, en el nombre del Señor; de donde los grandes teólogos de la edad media afirmaron que los Apóstoles, por privilegio recibido de Cristo, hablan podido bautizar en el nombre de Jesús en vez de emplear la fórmula trinitaria. Confirmaban esto apoyándose en un testimonio de S. Ambrosio, en otro de Nicolás I a los búlgaros (D 355), y en cierto texto de S. Basilio.

Sin embargo en primer lugar hay que dejar asentado lo siguiente: El Bautismo administrado de esta forma nunca fue válido después de los Apóstoles; así consta de modo patente por toda la tradición de la Iglesia y por los documentos expuestos en la tesis. Y tal rito no puede llevarse a la práctica, puesto que en lo que concierne a la validez de los sacramentos, no está permitido hacer uso de una opinión probable (D 151).

Así pues, se pregunta si en realidad los Apóstoles bautizaban con esta fórmula: "Yo te bautizo en el nombre de Jesús", o bien "Yo te bautizo en al nombre del Señor". Nada ha quedado establecido como cierto, por tanto se puede ser partidario de la validez de esta fórmula para los Apóstoles. Ahora bien, las razones por las que les autores admitían esta probabilida, no son totalmente convincentes y entre los modernos apenas hay ya alguno que admita esta probabilidad.

Los teólogos antiguos, a causa de estos textos citados anteriormente de los Hechos de los Apóstoles, venían a admitir de alguna manera que el bautismo en el nombre de Jesús era válido a no ser que fuera postergada la formula trinitaria por menosprecio o a causa de un error dogmático; los Escolásticos antiguos concedían exclusivamente a los Apóstoles el uso de esta fórmula, ciertamente en virtud de un privilegio o por una especial revelación que les habla sido hecha a ellos; y Sto. Tomás aducía la razón, a fin de que "el nombre de Cristo, que era odioso a los Judíos y gentiles se convirtiera motivo de honor y gloria por el hecho de que la invocación de este se otorgaba el Espíritu Santo en el bautismo". Cayetano quiso renovar la antigua sentencia paro Pío V mandó que esta fuera borrada en la edición Romana de sus obras.

48.- En el siglo XVI fue propuesta otra interpretación: "Bautizar en el nombre de Jesús" es una expresión que contrapone el bautismo de Cristo al bautismo de Juan: y no expresa precisamente la fórmula empleada en la administración del bautismo. Esta interpretación fue la que prevaleció y casi todos los autores modernos la defienden.

En este sentido se interpretan las palabras de S. Ambrosio y de Nicolás I. Este, escribiendo a los Búlgaros, dijo "Decís que muchos han sido bautizados en vuestra patria por un judío no sabéis si cristiano o pagano, y preguntáis que hay que hacer con éstos. Y en verdad, si han sido bautizados en el nombre de la Sacrosanta Trinidad o sólo en nombre de Cristo, como leemos en los Hechos de los Apóstoles (pues es uno solo y el mismo, según expone S. Ambrosio), consta que Éstos no deben ser bautizados de nuevo" (D 335). Aquí "bautizar en nombre de Jesús", o "en el nombre de de la, Sacrosanta Trinidad" evidentemente se refiere a la intención del que bautiza, no a la fórmula empleada. Y el hecho de que aduzca la autoridad de S.. Ambrosio para mostrar une es lo mismo bautizar es nombre de Jesús que en el nombre de la Santísima Trinidad, confirma más la explicación, dada pues S. Ambrosio no trata de la fórmula, que debe expresar el que bautiza, sino de la profesión de fe, que profesaban los bautizandos antes del bautismo"; pues dice "Luego estos (los Efesinos de los que se habla en Act. 19,21) puesto que ni habían sido bautizados en nombre de Cristo, ni hablan sido bautizados con la fe del Espíritu Santo, no pudieron recibir el sacramente del bautismo: Así pues han sido bautizados es nombro de Jesucristo: y no se ha repetido en ellos el bautismo, sino que se ha rehecho, pues hay solo bautismo (Efes.4,5) Ahora bien, cuando el sacramento del bautismo no está completo, ni el principio o bien alguna apariencia del bautismo son tenidos en consideración. Y esta completo el bautismo, si confiesas al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Si niegas a uno solo, anularas todo el sacramento.

Y así como, si citas a uno solo de viva voz, sea al Padre o al Hijo o al Espíritu Santo mas no niegas en el acto de fe ni al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, el sacramento de la fe está completo; así también, aunque cites al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, si tratas de rebajar el poder del Padre, del Hijo, o del Espíritu Santo, todo el misterio resulta sin sentido.

Por ultimo, incluso aquellos mismos que hablan dicho: Ni hemos oído nada del Espíritu Santo, fueron bautizados después en nombre de Nuestro Señor Jesucristo (Act. 19,5). Y esto abundó en orden a la gracia: puesto que ya hablan conocido al Espíritu Santo por la predicación de Pablo. Y no debe parecer lo contrario, pues aunque incluso después no se cite al Espíritu, no obstante se ha creído en El; y lo que se había callado verbalmente, fue expresado por la fe.

En efecto, cuando se dice: En Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, por la unidad del nombré el misterio queda completado: y no se separa al Espíritu del bautismo de Cristo; puesto que Juan bautizó en penitencia, mas Cristo en Espíritu"... Ahora bien, evidentemente estas palabras de S. Ambrosio no pueden referirse a la fórmula bautismal, porque en otro caso también podría decirse que el bautismo conferido en nombre del Espíritu Santo es válido; lo cual ciertamente es inaudito; prosigue, en efecto: "Ahora pasemos a ver si, así como leemos que el sacramento del bautismo en nombre de Cristo esta completo también, del mismo modo, invocando solamente al Espíritu Santo, no falta nada para la plenitud del misterio. Sigamos la explicación; porque el que ha citado a uno, ha designado a la Sacrosanta Trinidad. Si nombras a Jesucristo, también has designado a Dios Padre, por el cual fue ungido el Hijo y al mismo que fue ungido, el Hijo, y al Espíritu Santo por el cual fue ungido. Pues se ha escrito: A Este Jesús de Nazaret, al cual ha ungido Dios por el Espíritu Santo (Act. 10,38). Y si nombras al Padre, también has designado a su Hijo e igualmente al Espíritu de su boca; no obstante, con tal que percibas esto también con el corazón.

Y si nombras al Espíritu, también has nombrado a Dios Padre de quien procede el Espíritu, y al Hijo, porque también es Espíritu del Hijo. De donde a fin de que la autoridad este en conexión con la explicación: La Sagrada indica que podemos bautizar también rectamente en el Espíritu, al decir el Señor: Pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo (Act. 1,5). Y en otro texto el Apóstol dice: Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para constituir un solo cuerpo. (1 Cor. 12,13).

Una sola obra, porque es un solo misterio: un solo Bautismo, porque fue una sola la muerte para la salvación del mundo: por tanto unidad de operación y unidad de predicación, la cual no puede ser separada".. Así pues la argumentación de S. Ambrosio es la siguiente: La unidad de las Personas Divinas es tal que no pueden separarse, si queremos que quede a salvo la fe. Por tanto si tú catecúmeno bautizando profesas tu fe en el Padre, en esta profesión a incluyes al Hijo y al Espíritu Santo, sin hacer mención especial de las tres personas. No se trata de la forma del bautismo, sino de la intención del corazón del bautizando : "No obstante, con tal que percibas esto también con el corazón", esto es, si confiesas la unidad y la Trinidad.

49.- Escolio 4. De las fórmulas equivalentes. a) Los documentos exigen de tal modo la expresión de las tres Divinas Personas y la unidad de estas en la fórmula del bautismo, que deben ser tenidas como enteramente no válidas aquellas fórmulas que no expresen la unidad o la distinción de Persones. Así pues, se tienen como absolutamente no validas las siguientes formas: Yo bautizo te en el nombre de la Trinidad; yo te bautizo y los nombres del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; yo te bautizo en el nombre de las Divinas Personas, etc.

Son dudosas estas expresiones: Yo te bautizo en el nombre del Padre y en el nombre del Hijo y en el nombre del Espíritu Santo; o: en el nombre del no engendrado y del Engendrado y del Paráclito; y otras semejantes. Porque, aunque sean validas consideradas especulativamente, sin embargo u causa de la autoridad de los teólogos que afirman lo contrario, no se pueden usar "simpliciter", y por tanto el bautismo, conferido con estas fórmulas, podría ser repetido "sub condicione" si bien no parece que apremie la obligación estricta de repetir el bautismo.

b) En la forma del bautismo debe expresarse también, de alguna manera el sujeto del bautismo y la acción de bautizar, y en verdad bajo peligro de no validez, en el caso de que se omita uno u otra. Suárez dice que esto es "una conclusión de fe".

Ciertamente consta por los documentos pontificados de Alejandro III (D 793), de Alejandro VIII (D 1317) y de Eugenio IV (D 696); por los cuales se ve que no tiene validez ni ha sido jamás válido el sacramento administrado sin la indicación: Yo te bautizo.

En los rituales y libros litúrgicos antiguos siempre encontramos la fórmula que expresa lo anteriormente indicado. Los occidentales emplean siempre las palabras de Cristo (Mt. 28, 19); Los orientales, principalmente los griegos, dicen: "Seas bautizado, siervo de Dios, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" esta fórmula es ciertamente licita (D 696).

Sto. Tomás deduce la razón de, esto de la necesidad de determinar la significación del uso del agua en orden al signo sacramental.