Fuente: Catholic.net | Autor: P. Felipe Santos |
Etimológicamente significa “
Dios es misericordia”. Viene de la lengua hebrea.
En vez de encender un fuego con paja, da tu vida hasta el fin; día tras día,
ella irá convirtiéndose en creación junto con Dios.
Mientras más avanzas en una comunión con Cristo, más serás impulsado a actuar en
lo concreto.
Este joven tomó contacto con los agustinos desde que era un niño. A los 15 ya se
decidió por vivir en la vida religiosa franciscana, sobre todo porque le
fascinaba la reforma que había emprendido el español Pedro de Alcántara.
Tras hacer sus estudios eclesiásticos, lo ordenaron de sacerdote en 1677.
Quería ser muy observante en todo. En un momento de su vida pensó que lo mejor
para su adelanto en las cosas del alma, era retirarse a la soledad.
El lugar en el que estuvo se convirtió en centro de peregrinaciones, que,
afortunadamente continúan hoy en día.
En el 1700, hubo una ruptura entr e los franciscanos que seguían la regla normal
de san Francisco, y los que seguían la reforma emprendida por san Pedro de
Alcántara.
Estuvieron divididos muchos años. Juan José era el jefe de los alcantarinos –
como se autollamaban entre sí.
Lo que distinguió a este santo fue su sapiencia en la dirección espiritual de
nobles, gente sencilla y de grandes eclesiásticos.
Además, el Señor le dotó con dones muy especiales, como la bilocación, es decir,
estar en dos sitios simultáneamente; el don de la profecía, la lectura de los
corazones y las apariciones del Señor y de la Virgen.
En 1722 se volvieron a unir las dos ramas mediante decreto pontificio. El murió
el 5 de marzo del 1734.