23 Febrero
San Policarpo
SAN POLICARPO, Obispo y mártir (año 155)
San Policarpo fue uno de los discípulos del apóstol San Juan Evangelista. Los
fieles le profesaban una gran admiración. Y entre sus discípulos tuvo a San
Ireneo y a varios santos más.
San Policarpo era obispo de la ciudad de Esmirna, en Turquía, y fue a Roma a
dialogar con el Papa Aniceto para ver si podían ponerse de acuerdo para unificar
la fecha de fiesta de Pascua entre los cristianos de Asia y los de Europa. Y
caminando por Roma se encontró con un hereje que negaba varias verdades de la
religión católica. El otro le preguntó: ¿No me conoces? Y el santo le respondió:
¡Si te conozco. Tu eres un hijo de Satanás!
Cuando San Ignacio de Antioquía iba hacia Roma, encadenado para ser martirizado,
San Policarpo salió a recibirlo y besó emocionado sus cadenas. Y por petición de
San Ignacio escribió una carta a los cristianos del Asia, carta que según San
Jerónimo, era sumamente apreciada por los antiguos cristianos.
El pueblo estaba reunido en el estadio y allá fue llevado Policarpo para ser
juzgado. El gobernador le dijo: \"Declare que el César es el Señor\". Policarpo
respondió: \"Yo sólo reconozco como mi Señor a Jesucristo, el Hijo de Dios\".
Añadió el gobernador: ¿Y qué pierde con echar un poco de incienso ante el altar
del César? Renuncie a su Cristo y salvará su vida. A lo cual San Policarpo dio
una respuesta admirable. Dijo así: \"Ochenta y seis años llevo sirviendo a
Jesucristo y El nunca me ha fallado en nada. ¿Cómo le voy yo a fallar a El
ahora? Yo seré siempre amigo de Cristo\".
El gobernador le grita: \"Si no adora al César y sigue adorando a Cristo lo
condenaré a las llamas\",. Y el santo responde: \"Me amenazas con fuego que dura
unos momentos y después se apaga. Yo lo que quiero es no tener que ir nunca al
fuego eterno que nunca se apaga\".
En ese momento el pueblo empezó a gritar: ¡Este es el jefe de los cristianos, el
que prohibe adorar a nuestros dioses. Que lo quemen! Y también los judíos pedían
que lo quemaran vivo. El gobernador les hizo caso y decretó su pena de muerte, y
todos aquellos enemigos de nuestra santa religión se fueron a traer leña de los
hornos y talleres para encender una hoguera y quemarlo.
Hicieron un gran montón de leña y colocaron sobre él a Policarpo. Los verdugos
querían amarrarlo a un palo con cadenas pero él les dijo: \"Por favor: déjenme
así, que el Señor me concederá valora para soportar este tormento sin tratar de
alejarme de él\". Entonces lo único que hicieron fue atarle las manos por
detrás.
Policarpo, elevando los ojos hacia el cielo, oró así en alta voz: \"Señor Dios,
Todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo: yo te bendigo porque me has
permitido llegar a esta situación y me concedes la gracia de formar parte del
grupo de tus mártires, y me das el gran honor de poder participar del cáliz de
amargura que tu propio Hijo Jesús tuvo que tomar antes de llegar a su
resurrección gloriosa. Concédeme la gracia de ser admitido entre el grupo de los
que sacrifican su vida por Ti y haz que este sacrificio te sea totalmente
agradable. Yo te alabo y te bendigo Padre Cestial por tu santísimo Hijo
Jesucristo a quien sea dada la gloria junto al Espíritu Santo, por los siglos de
los siglos\".
\"Tan pronto terminó Policarpo de rezar su oración, prendieron fuego a la leña,
y entonces sucedió un milagro ante nuestros ojos y a la vista de todos los que
estábamos allí presentes (sigue diciendo la carta escrita por los testigos que
presenciaron su martirio): las llamas, haciendo una gran circunferencia,
rodearon al cuerpo del mártir, y el cuerpo de Policarpo ya no parecía un cuerpo
humano quemado sino un hermoso pan tostado, o un pedazo de oro sacado de un
horno ardiente. Y todos los alrededores se llenaron de un agradabilísimo olor
como de un fino incienso. Los verdugos recibieron la orden de atravesar el
corazón del mártir con un lanzazo, y en ese momento vimos salir volando desde
allí hacia lo alto una blanquísima paloma, y al brotar la sangre del corazón del
santo, en seguida la hoguera se apagó\".
\"Los judíos y paganos le pidieron al jefe de la guardia que destruyeran e
hicieran desaparecer el cuerpo del mártir, y el militar lo mandó quemar, pero
nosotros alcanzamos a recoger algunos de sus huesos y los veneramos como un
tesoro más valioso que las más ricas joyas, y los llevamos al sitio donde nos
reunimos para orar\".
El día de su martirio fue el 23 de febrero del año 155. Esta carta, escrita en
el propio tiempo en que sucedió el martirio, es una narración verdaderamente
hermosa y provechosa.
San Policarpo
Oración
Dios y Señor de todo lo creado, que quisiste que San Policarpo fuera contado
entre tus mártires, concédenos, por su intercesión, participar con él en la
pasión de Cristo, para poder así resucitar, también con él, à la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-