23 DE ABRIL
-San Jorge, mártir, Nicomedia, 303. -Santos Félix, sacerdote, Fortunato y Aquileo, diáconos, que habiendo sido enviados por San Ireneo a Valancia del Delfinado, y habiendo convertido a muchos habitantes de esta ciudad, fueron acusados al gobernador y ejecutados después de sufrir muchos tormentos, 212. -San Adalberto, obispo de Praga, que predicó el Evangelio en Polonia y en Hungría, y fue martirizado cuando estaba evangelizando entre los paganos de Prusia, 997. -San Márolo, obispo de Milán, 423. -San Gerardo, obispo de Toul, Francia, 994. -Beata Elena, de la tercera Orden de San Agustin, que el mismo día de los funerales de su marido se cortó su espléndida cabellera y la arrojó al ataúd del difunto, diciendo: "La conservaba sólo por ti: llévala a la tumba", 1459. -San Ibar, obispo de Irlanda y director de monjes, s. VI. -Beato Gil, compañero de San Francisco, 1272. Fray Gil se asoció al patriarca en 1209. Fue el tercero de la nueva compañía. Su humildad, aunque a veces se manifestaba en rasgos peregrinos, era extraordinaria. Las anécdotas de las Florecillas nos dan a conocer su espíritu evangélico, su gran austeridad y su amor a la penitencia. Su fama era casi tan grande cómo la de su maestro, y se dice que el mismo San Luis llegó disfrazado a las puertas de su convento, por el gusto de conocerle. Murió en Perusa. -Beato Alejandro Sauli, superior general de los Barnabitas y obispo de Pavía, 1592. -Beato Gil de Saumur, arzobispo de Tiro y legado del papa en Oriente durante las cruzadas de San Luis, 1266. |