Voluntad
INTRODUCCIÓN GENERAL. El estudio científico de la v. humana con sus actos y manifestaciones interesa a diversas ciencias, de. modo especial a la Psicología, la Moral y el Derecho, la Pedagogía y la Teología. Aquí se va a tratar sólo desde el punto de vista de la Psicología, remitiendo para los puntos de vista de las demás ciencias a otros artículos de esta Enciclopedia.
1. Voluntad en Psicología. La parte de la Filosofía
(v.) llamada Psicología (v.) estudia los seres vivos, sus facultades, funciones
y fenómenos vitales, y más en concreto las facultades y fenómenos psicológicos o
psíquicos (dejando las cuestiones de tipo biológico, fisiológico, etc., a otras
ciencias: Bioquímica, Biología, Fisiología, etc.). Y la Psicología estudia los
seres vivos, sus facultades, funciones y fenómenos psíquicos, especialmente los
humanos, en sí mismos, en cuanto psíquicos, tal como se manifiestan,
independientemente de su finalidad, de su ordenación, de su educabilidad y de su
origen o dependencia primera (aunque no puede no dejar constancia de ello, en
general, al menos, y remitir á la )tica, al Derecho, la Pedagogía y la
Teología). Entre las funciones y fenómenos psíquicos humanos, además de los
correspondientes al conocimiento (v.), están como exclusivos y fundamentales del
hombre los correspondientes a la voluntad.
De modo que la Psicología estudia la v. como potencia o facultad del alma con
sus actos y propiedades tal como son y se manifiestan sin más. Aquí hay que
advertir que la Psicología- se ha venido distinguiendo o dividiendo,
equívocamente, en Psicología racional y en Psicología experimental. La
distinción, con esta terminología, arranca de la corriente del racionalismo (v.)
moderno, y más concretamente de Ch. Wolff (v.): como si la primera fuera una
construcción teórico-especulativa, «racional», al margen de la realidad y de lo
empírico, partiendo sólo de las llamadas «verdades de razón» por Leibniz, o a lo
sumo de la pura introspección; y como si la segunda fuese sólo descripción y
agrupación de los fenómenos psíquicos externamente observables.
Esta distinción ha llevado con frecuencia a contraposiciones artificiales entre
«Psicología racional» y «Psicología experimental»; contraposiciones explicables
si la primera no tenía en cuenta lo empírico, las «verdades de hecho» (por
seguir utilizando la terminología de Leibniz), y si la segunda no tenía en
cuenta la realidad en su totalidad, es decir, no sólo los fenómenos, sino las
fuentes de donde proceden, el ser vivo humano en su totalidad.
Por ello la llamada «Psicología racional» debe ser mejor llamada «Psicología
filosófica» (y aun algunos proponen «Filosofía psicológica» o «Metafísica del
viviente»), que debe ser racional y empírica, al mismo tiempo, o, si se quiere
decir con una sola palabra, realista. Es decir, debe partir y parte de los
hechos humanos reales, internos y externos, de la experiencia común, para
penetrar intelectualmente en la realidad del ser humano y de sus facultades,
descubriendo que una de ellas es la voluntad. Y la «Psicología experimental»
debe tener, a su vez, muy en cuenta la investigación filosófico-psicológica, si
no quiere limitarse a ser una simple coleccionista de datos (V. PSICOLOGÍA).
Se presentan, pues, en esta voz sobre la voluntad, dos artículos de Psicología,
uno desde el punto de vista más filosófico y otro desde el más experimental, que
como se verá, teniendo en cuenta lo dicho, se complementan. Se comprenderá
también el título general que se les ha dado: Psicología filosófica al I (parece
mejor que simplemente Filosofía, y que Psicología racional, que por costumbre
quizá podría usarse, pero sabiendo que no debe excluir lo empírico), y
Psicología experimental al II (y no simplemente Psicología, ya que ésta siempre
será la reunión de la filosófica y la experimental; ni Psicología empírica, ya
que la filosófica también lo es).
Pero evidentemente, con estos dos artículos no se agota el estudio de la
voluntad. Dentro de ellos mismos, por un lado, se remitirá a otros artículos en
que se tratan, también psicológicamente, temas pertenecientes o relacionados con
la v. (como amor, intencionalidad, libertad, etc.). Y por otro lado es preciso
aquí recordar brevemente los otros puntos de vista, mencionados al principio,
desde los que se debe estudiar la v., remitiendo a los artículos más
fundamentales para ello.
2. Voluntad en Moral y Derecho. El estudio de la v.
humana es objeto de particular atención para la Ética (v.) y para la Teología
moral (v.). En efecto, toda la psicología humana tiene su acabamiento y último
sentido en la Moral (v.), que la estudia desde el punto de vista de la
finalidad, y más concretamente de la finalidad última de la vida y conducta
humanas (v. PsicoLOGÍA: Intr. 3 y 1, 4). Y - dentro de la psique humana la v.
lleva consigo la libertad (v.), dentro del orden y del modo de ser propios del
hombre, lo que equivale a la responsabilidad (v.); libertad y responsabilidad
hacen que los actos humanos puedan y deban ser calificados de buenos o malos.
Por tanto, la Moral se interesa de forma radical por el estudio y conocimiento
de la v. humana. El estudio de la misma, desde su punto de vista, se incluye
siempre en los tratados de Ética y de Teología moral: han de precisar desde el
comienzo cuándo un acto humano es realmente humano para que sea moralmente
calificable (como bueno o como malo), lo que equivale a estudiar cuándo es
realmente voluntario, es decir, libre y responsable, pues sólo entonces es
moral.
Para este estudio de la v. humana desde el punto de vista moral: véase ACTO
MORAL y VOLUNTARIO ACTO. Para la moralidad en general: véase MORAL I. Y en
estrecha relación con todo ello: véase PECADO; MÉRITO; VIRTUD; LIBERTAD II;
RESPONSABILIDAD III; CONCIENCIA III; PASIONES.
El Derecho (v.), igualmente, en cuanto conservador o reparador de las relaciones
de justicia entre los hombres, favorecedor o protector de la convivencia social,
etc., al estudiar y enjuiciar las leyes humanas y sus transgresiones, los
delitos y penas, etc., necesariamente se ha de ocupar también de las condiciones
en que actúa la v. humana, de los requisitos de la voluntariedad en un acto y de
sus consecuencias, como los límites y alcance de la responsabilidad.
En definitiva, ciertos estudios y conocimientos de la v. humana inciden
necesariamente en el campo del Derecho, y éste ha de ocuparse de ellos. En
relación con esto, ha de verse también VOLUNTARIO, ACTO; y otros artículos,
COMO: LIBERTAD II; RESPONSABILIDAD III; CONDUCTA III; CONTRATO; DELITO; PENA;
CULPABILIDAD; IMPUTABILIDAD; PUNIBILIDAD; etc.
3. Voluntad en Pedagogía. Precisamente la
consideración de la v. humana desde el punto de vista moral y desde el jurídico,
con la profundización que ello supone en lo que son la libertad y la
responsabilidad, muestra en forma aguda lo que en primera aproximación podría
llamarse «moldeabilidad» de la v., que responde a la de toda el ser humano en
general. Cuando la v. elige y realiza el bien, ésta se afirma, se afianza o
«construye», se «realiza» propiamente como v. con libertad; cuando elige y
realiza el mal (pecado), se va autodestruyendo, anquilosando, va perdiendo
libertad. Sólo el bien, que lleva al amor a los demás y a Dios, realiza al
hombre y a su libertad (v. AMOR; BIEN; FELICIDAD).
Es decir, puede contemplarse la v. en sí, -como hace la Psicología
(especialmente la filosófica), apareciendo como una posibilidad, como algo que
puede llegar a ser más o llegar a ser menos; y puede contemplarse la v. en ese
más, en esa realización que puede llegar a ser, como hace la Moral al considerar
el fin último y los medios y caminos que deben seguirse. Pero falta considerar
qué posibilidades tiene la v. de ser educada, formada (o moldeada») para que
siga esos caminos y llegue el hombre a su finalidad o felicidad. Éste es el tema
de la Pedagogía; más en concreto, de la parte de la Pedagogía que trata, no de
la forma de transmitir o adquirir unos conocimientos (una ciencia o un hábito
del entendimiento) sino de la parte de la Pedagogía que trata de ayudar a forjar
un carácter, una personalidad, unas virtudes, una v. firme. Es decir, no se
trata de una instrucción o enseñanza, sino más bien de una educación o
formación; aunque estas palabras se utilizan muchas veces en ambos sentidos (V.
PEDAGOGÍA; ENSEÑANZA; EDUCACIÓN; FORMACIÓN). Ahora bien, en todo caso, el
aspecto de la Pedagogía que estamos considerando no se mantiene ni es posible
desarrollarlo sin un previo conocimiento de la Psicología y de la Moral.
Hemos hablado de posibilidades que tiene la v. para ser educada, de ayudar a
formar una v. firme, porque la Psicología y la Moral muestran que en definitiva
es cada hombre su fundamental y último educador: la libertad y responsabilidad
personales siempre permanecen; de lo contrario la v. no sería tal, sino mero
instinto (v.) o tendencia (v.) como en el animal. Y, por tanto, la educación
sólo puede ofrecer ayudas a las posibilidades de la v., pero no puede
determinarla o «moldearla» de manera absoluta o definitiva. Puede el educador
ayudar a ver errores o dificultades, señalar caminos, proponer metas
progresivas, iluminar la inteligencia, enseñar la distinción entre actos de v.,
estados de ánimo (v.) y sensaciones (v.), entre amor (v.), afectividad (v.) y
pasión (v.), entre voliciones y sentimientos; puede animar y premiar, o corregir
y castigar; etc.; pero no puede forjar la v. y el carácter del educando a su
capricho. Para todo esto hay que remitir a algunos de los artículos señalados al
hablar de la Moral y especialmente voLUNTARIO, ACTO; ACTO MORAL. Y además a
otros como: -LIBERTAD VI; RESPONSABILIDAD IV; CONDUCTA II; PREMIO Y CASTIGO III;
DISCIPLINA ESCOLAR; PERSONALIDAD II; CARÁCTER; MOTIVACIÓN; PASIONES; LUCHA
ASCÉTICA; VIRTUDES; ASCETISMO; además de los ya mencionados (EDUCACIÓN;
FORMACIÓN; ENSEÑANZA; PEDAGOGÍA; a los que pueden añadirse REEDUCACIÓN;
APRENDIZAJE; etc.).
4. Voluntad en Teología. Finalmente, hay que tener en cuenta que la Revelación
(v.) divina y sobrenatural confirma la v. humana y la libertad y
responsabilidad. que le son connaturales y propias. La Revelación se dirige al
hombre proponiendo unas verdades (V. FE) y unas normas de conducta (v. LÉY VII),
es decir, interpretando al entendimiento y a la v. para que el hombre alcance un
fin último sobrenatural, proporcionándole al mismo tiempo medios adecuados para
conseguirlo. Ello supone en la Revelación, a la vez que un descubrirse algo del
misterio de Dios, de su vida y de sus designios, también un desvelamiento de la
propia naturaleza del hombre y de sus posibilidades, con una reafirmación de su
entendimiento y de su voluntad.
Aquí está enormemente implicada la v. humana, que no es coaccionada físicamente,
sino sólo invitada (suaviter et fortiter, coma dice la Escritura, cfr. Sap 8,1);
puede responder sí o no a la fe y moral reveladas. Hay, en la tarea de la
santificación y salvación que la Revelación propone (V. SANTIDAD IV; SALVACIÓN
III), una estrecha conjugación de la v. y designios divinos con la v. humana
(con su libertad y responsabilidad). Por tanto, a través de los datos de la
Revelación divina y de la experiencia humana, la Teología (v.) proporciona un
mayor y más profundo conocimiento de la v. y de sus implicaciones.
Para todo ello han de verse los artículos DIOS IV, 14 (la v. como atributo de
Dios); VOLUNTAD DE DIOS (respecto al hombre); PROVIDENCIA; PREDESTINACIÓN Y
REPROBACIÓN; GRACIA SOBRENATURAL; MÉRITO; PECADO. A ellos pueden añadirse
VOCACIóN; ELECCIÓN DIVINA; ASCETISMO II; MÍSTICA II; ORGANISMO SOBRENATURAL;
JUICIO PARTICULAR Y UNIVERSAL; y HOMBRE III.
JORGE IPAS.
BIBL.: La de los artículos mencionados.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991