SOCIEDAD II. SOCIOLOGÍA. 2. SOCIEDADES INTERMEDIAS.


1. Concepto y significación sociológica. Las s. intermedias son instituciones que aunque tengan un fundamento natural, surgen como producto histórico de un hecho decisivo en la vida dé la humanidad: la civilización (v. CIVILIZACIÓN Y CULTURA II),En el clan arcaico, de tamaño muy reducido (algunos etnólogos encuentran un promedio de 300 miembros), existe como única estructura social el grupo entero, en el que los individuos se hallan plenamente integrados y donde se cumplen todos los fines de la vida en común, como producción, consumo, juego, defensa, etc. Pero eso cambia cuando surge esa construcción compleja que se llama civilización, que incluso en sus formas iniciales presenta núcleos de población más amplios con una forma de vida más complicada. Y esto trae aparejadas dos consecuencias: a) La pluralidad de fines o complejidad teleológica conduce poco a poco a la formación de diversos grupos parciales dentro del grupo total, los cuales asumen la realización especializada de fines concretos que la s. global (v. II, 1) ya no puede realizar directamente. Es el recorrido desde la comunidad cuasi indiferenciada a la pluralidad de asociaciones, como dice el sociólogo MacIver. b) El individuo entonces se aleja del grupo total, pierde su vinculación directa al mismo y a la mayor parte de sus consocios; y por una necesidad sociológica, ha de incorporarse entonces a grupos parciales más pequeños que, en mayor o menor medida, satisfagan la integración, ahora indirecta, con la comunidad. Así lo advirtió ya Durkheim: «Una nación sólo puede mantenerse si se intercalan una serie de grupos secundarios lo suficientemente próximos a los individuos como para atraerlos a su esfera de acción y arrastrarlos, en esa forma, al torrente general de la vida social» (E. Durkheim, Prefacio a la 2a ed. de Division du travail social).
     
      Por ello, las s. intermedias no son únicamente «intermedias» -entre el individuo y el grupo total- sino además «intermediarias» entre ambos. Más aún, se puede sostener -y así lo hacen algunos- que las s. noarcaicas están formadas más que por individuos por grupos intermedios. De ahí la frase de que no hay «sociedad», sino «sociedades»; y ello es cierto en cuanto se quiere señalar así la aparición de los cuerpos intermedios, aunque debe rectificarse de dos maneras: 1) Por encima de las s. intermedias, y abarcándolas, existe la s. global. 2) Desde el punto de vista estructural y organizativo, sobre los grupos parciales existe el grupo supremo y soberano, el Estado. Esto nos libra de una idea «chata» de la convivencia que la ve como pirámide truncada que se integra en una mera pluralidad de s.; pero nos conduce a la vez a una concepción escalonada y jerarquizada: individuo, s. intermedia y Estado.
     
      Lo expuesto se ajusta al parecer común que sitúa esas formaciones intermedias entre el individuo y el Estado; sin embargo, un análisis más refinado del espíritu de las civilizaciones puede llevar a una modificación de importancia. Al romperse el clan gentilicio primitivo resurge poderosa la familia (anterior a él, pero casi sofocada por él mismo) y se inventa el Estado como institución nueva. Familia (v.) y Estado (v.) son las bases de la vida civilizada y puede asegurarse que las s. intermedias se sitúan entre el grupo familiar, que no es tanto s. intermedia cuanto «célula» de la s., y el grupo político supremo. Ya 1. Bodino (v.) definía la República como « familiarum rerumque inter ipsas communium»: unión de familias, no de individuos. Y en su Radiomensaje de Navidad de 1955 Pío XII, al recordar las líneas esenciales de la doctrina católica, habla de la familia y la propiedad, de una parte, y del Estado, de otra, como piezas claves, existiendo entre uno y otro polo las «instituciones locales y profesionales».
     
      2. Las sociedades intermedias antes y después de la Revolución francesa. En la forma de civilización anterior tanto al racionalismo (v.) como a la revolución industrial (v.) las s. intermedias más importantes fueron las locales (municipios; v.) las profesionales (gremios; v.), las universidades (v.) y si se la considera como s. intermedia, la familia. Podrían incluirse también las regiones (v.; antiguos grupos nacionales absorbidos por el Estado moderno, más amplio) y los estamentos (v.), como grandes estratos horizontales de la sociedad.
     
      Veamos qué ha sucedido con las s. intermedias con el advenimiento de la Revolución francesa (v.). Por lo pronto, el racionalismo individualista rompe con la polaridad tradicional familia-Estado. En su lugar, como escride R. Gambra, coloca frente a frente al individuo abstracto y el Estado, como, única forma de organización; los grupos intermedios clásicos se debilitan, extinguen o pierden su valor orgánico, como elementos «intermediarios». No deja de ser interesante que los «intelectuales», representantes del espíritu racionalista, se hayan manifestado siempre hostiles a los grupos intermedios, desde Platón y Aristóteles hasta Rousseau, como ha observado el sociólogo alemán A. von Martin. Por influjo de esas ideas, y de factores económico-sociales, el municipio deja de ser área de vida local comunitaria y se va transformando en pura circunscripción administrativa, en mero elemento del Estado. Los gremios desaparecen pura y simplemente. Las universidades, siguiendo el modelo napoleónico, pierden toda autonomía y vida propia; ya no son s. intermedias, sino dependencias estatales. Las regiones y provincias van siendo absorbidas por el Estado, no sólo en el terreno jurídico-político, sino también en el cultural. Se produce una progresiva nacionalización de la cultura con pérdida del espíritu regional; y lo que de éste se conserva obedece más a razones políticas que estrictamente culturales. Los estamentos quedan plenamente liquidados, y las «clases» (v.) que los sustituyen en la estratificación social no pueden en modo alguno considerarse como s. intermedias, pues no son grupos, sino meras categorías de individuos sin organizar.
     
      3. Nuevas manifestaciones de las sociedades intermedias. Si el racionalismo individualista, unido a las revoluciones industriales que se han ido produciendo, liquidó o degradó las viejas s. intermedias, ello no impide que el juego de la vida social contemporánea haya puesto en funcionamiento nuevos grupos que también vienen a constituir algo intermedio entre el individuo y el Estado, en ocasiones con función claramente «intermediaria» o de enlace. Por lo pronto, los clásicos gremios han sido sustituidos por los modernos sindicatos (v.), que a menudo se presentan como mediadores entre Estado e individuos. Basados sustancialmente en una sociabilidad ideológica, también han aparecido como nuevos grupos intermedios los partidos políticos (v.), que Rousseau (v.) condenaba como elementos indeseables que se interponían entre el ciudadano y la voluntad general. Su carácter intermediario se explica porque por su finalidad y actividad quedan ligados a la vida del Estado y al desempeño de los fines estatales. Esa función depende del pluralismo de partidos, es decir, de que no haya un partido único, pues entonces éste es más bien una parte de la máquina del Estado y no pertenece a la «sociedad». En tercer lugar, la familia, en la medida en que se la pueda considerar como s. intermedia, lo cierto es que, pese a las crisis que puedan padecer algunos de sus aspectos como institución, subsiste y subsistirá siempre como cubierta protectora del individuo frente al Estado (incluso en Rusia, en la Alemania hitleriana, se ha podido constatar dicha función).
     
      Pero las s. intermedias que más merecen la atención del sociólogo dentro del mundo contemporáneo son dos: 1) En los países de economía «libre» (con todas las limitaciones que recibe esa libertad) las empresas (v.), de modo concreto las grandes empresas, las corporations, que dan un carácter «pluralista» a la s. industrial, como dice P. S. Drucker (La nueva sociedad industrial, Buenos Aires 1954; cfr. también J. K. Galbraith, El nuevo Estado industrial, Barcelona 1967); 2) En las naciones socialistas y en los sectores nacionalizados de las que oficialmente no lo son, pueden operar como s. intermedias los llamados organismos autónomos (que corresponden proporcionalmente a los trusts y empresas nacionalizadas soviéticas), que cuando tienen auténtica autonomía se desligan en buena parte de 11 estructura del Estado y quedan como entidades «semiprivadas», intermedias entre aquél y el individuo. En este sentido puede hablarse de una tendencia hacia un «corporativismo administrativo» como forma futura de organización de la s. industrial, quizá prefigurado, al menos en las declaraciones legales, por la autogestión yugoslava (v. SOCIALISMO).
     
      V. t.: FAMILIA; SINDICATO; CORPORACIÓN; COOPERATIVISMO; SUBSIDIARIEDAD, PRINCIPIO DE.
     
     

BIBL.: J. MESSNER, Ética social, política y económica a la luz del Derecho Natural, Madrid 1967; F. MORENO Y DE HERRERA, Los cuerpos intermedios naturales y artificiales, en las instituciones políticas de Norteamérica y de Inglaterra, Madrid 1969; F. CANALS y OTROS, Contribución al estudio de los cuerpos intermedios, Madrid 1968; M. CREUZET, Les corps intermédiaires, París 1964.

 

A. PERPINA RODRÍGUEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991