SEMIOLOGÍA


Concepto. Es el estudio o ciencia de los signos (del griego semeion). Ello remite a una cuestión básica: lo que sea signo (v.). En lenguaje vulgar y hasta científico, términos tales como estímulo, indicio, síntoma o señal se utilizan como sinónimos de signo; pero éste, en sentido estricto, es todo aquello capaz de llevar un significado, es decir, capaz de despertar en quien lo recibe una imagen, una resonancia, una idea. Los signos son cosas que nos recuerdan o sugieren otras que no son ellas, por lo que tienen un mayor o menor valor sustitutivo que las hace aptas para la transmisión de mensajes sencillos o complejos, concretos o abstractos; gracias al empleo de signos nos comunicamos (v. SIGNO Y SIGNIFICACIÓN I; SIGNO Y SIGNIFICACIÓN LINGÜÍSTICOS). (Para la S. como estudio yconocimiento de los signos y síntomas de las enfermedades, en Medicina, v. DIAGNÓSTICO Y PIZONÓSTICO). Aquí trataremos de la S. como ciencia general de los signos de comunicación.
     
      Ésta es la razón por la que se ha despertado el interés por su estudio y el motivo por el que la S. se ha titulado también ciencia o teoría de la comunicación; en tal caso, agruparía las investigaciones en torno al fenómeno comunicacional y las ramas científicas que se ocupan de él. En sentido lato, la S. abarcaría lo relativo a la comunicación, sea cual fuere su modalidad o su naturaleza; semiológicos serían los estudios sobre comunicación genética, animal o humana, incluso la que se produce entre máquinas, y en ella entrarían la informática (v.) y un sector no pequeño de la cibernética (v.). En sentido estricto, la S. sólo puede y debe ocuparse de los signos en la acepción dicha, esto es, de todo aquello que lleva un significado. De estemodo, quedan fuera la informática, a la que no preocupan los significados, por el contrario, prescinde de ellos; la cibernética, «ciencia del control y la comunicación en el animal y la máquina» (Wiener), aunque sus hallazgos sean útiles para el estudio de la comunicación humana (única en la que juega el significado); y, pese a su nombre, queda excluida la zoosemiótica, que se ocupa de los sistemas comunicativos animales.
     
      Queda, pues, un campo semiológico muy amplio en sus límites, ya que estudia los procesos de la personalidad, de la sociedad y sobre todo de la cultura como procesos de comunicación, sin convertirlos por ello o reducirlos a pura comunicación, sino viéndolos desde esa perspectiva, lo que permite examinarlos a una luz nueva y formular hipótesis explicativas y leyes que nos describen su funcionamiento y nos facilitan su comprensión. Es de señalar que si bien a todo proceso social subyace la comunicación, hay áreas en que lo comunicacional es función primaria del hecho social (así, en el lenguaje, en que toda otra posible función es secundaria) y áreas en que ocurre a la inversa (el aprendizaje, la comunicación, el control, el cambio o el ocio implican comunicación, pero secundariamente, ya que su función primera y principal es otra distinta que la de comunicar). Asimismo, debe evitarse reducir el signo a signo verbal, idiomático, porque usamos continuamente signos que no son verbales; de los idiomas o «lenguas naturales» se ocupa la Lingüística (v.), que, por ello, es una parte importante, pero sólo parte, de la S. en cuanto ciencia general de los signos, que la engloba y comprende.
     
      Clases de signos. Este universo de los signos es muy amplio y abarca: 1) los lenguajes no verbales, los que implican empleo de elementos ópticos, como colores, luces o movimientos (tal el semáforo o los banderines de señales), acústicos, como los ruidos y sonidos que responden a un código por elemental que sea (desde la onomatopeya a la música) u olfativos, gustativos, táctiles, etc.; 2) los tonos, gestos y movimientos corporales, se usen aisladamente (objeto de la prosémica y la cinésica) o asociados a signos verbales (objeto de la paralingüística); 3) las lenguas, sean «naturales» (ámbito de la lingüística) o *«artificiales», que surgen o de una formalización simbólica (matemática, lógica, química, etc.) o de una invención intencionada (Morse, Braylle, lenguaje interespacial, etc.); 4) el simbolismo cultural, consistente en «reglas de cortesía», «etiqueta» y «ceremonial», o en «convencionalizar algún signo no lingüístico» (así, un color: blanco=boda; negro=luto) o en «signos de status» (trajes, coches, joyas, peinados, etc., que delatan o atribuyen una posición social determinada); 5) el arte, o mejor, los mensajes con sentido expresivo o estético. De hecho, y aun en su sentido restringido, sólo quedan fuera de la S. los mensajes que carecen de significado o en los que éste no importa (caso de la informática).
     
      La clasificación hecha se refiere, como se ve, a los signos materialmente considerados. Estas diversas clases o formas de signos, a su vez, pueden clasificarse según el tipo de relación que tengan con sus significados respectivos. Es decir, formalmente considerados los signos pueden ser: 1) naturales, si la relación es natural, de causa a efecto, de semejanza, etc. (así el grito o gesto de dolor respecto al dolor mismo, la huella respecto al pie, el humo respecto al fuego); 2) artificiales, si la relación es convencional o arbitraria (p. ej., los signos de tráfico); 3) mixtos, si la relación es convencional, pero con cierta base natural (rojo símbolo de sangre). Aún habría que considerar, dentro de esta clasificación, la especial clase de signos naturales que son los conceptos (v.) e ideas (v.) respecto a la realidad que expresan, signos llamados por algunos autores signos formales, porque su naturaleza se agota en significar y son la misma forma, poseída por el entendimiento, de la cosa real significada; mientras los demás signos serían signos instrumentales, con una naturaleza previa e independiente de su significación. Pero los conceptos e ideas son más objeto de estudio de la Lógica (v.) y de la Gnoseología (v.) que de la S. (v. SIGNO Y SIGNIFICACIÓN 1, 1-6).
     
      Estructura de la Semiología. El origen del término está en Ferdinand de Saussure (1857-1913), que definió la S. como «ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social». Sin embargo, no desarrolló el concepto y tras él aparecen dos corrientes, la que considera a aquélla como ciencia general de los signos, incluidos los lingüísticos, y la que estudia todos los signos aplicando las leyes del lenguaje (v.), más aún, los propios de la lingüística estructural. Esta contradicción en las escuelas europeas unida al hecho de que la tradición americana (Ch. S. Peirce, Ch. Morris) use el término Semiótica (estudio de los signos en los procesos de interacción individual) ha determinado de momento cierta preferencia por esta última denominación, aunque aceptando el contenido amplio descrito; así, la organización internacional que agrupa a gran parte de los estudiosos del tema, constituida en París en 1969, se llama International Association for Semiotic Studies.
     
      En cualquier caso, la S. (o Semiótica) no está enteramente constituida como ciencia, aunque existan muchos estudios y su progreso sea notable; en vías de formación aún, presenta problemas de objetó, método y delimitación teórica. Objeto, ámbito y direcciones metodológicas ya se han expuesto, tal como se presentan en el estado actual. No carece, sin embargo, de estructuración interna o ramas de estudio; una clasificación aceptada es la que divide el campo en: 1) sintáctica o sintaxis (v.), que es el estudio de las relaciones de los signos entre sí, es decir, cómo se combinan las diversas clases de éstos para formar signos compuestos, haciendo abstracción de su significado, de su uso y sus efectos; 2) el estudio de la relación de los signos con su significado, el significado de los signos, es el objeto de la semántica (v.); 3) el origen, usos y efectos de los signos, esto es, el estudio de la relación de los signos con quien los emplean, es el campo de la pragmática. Obvio es decir que se trata de tres relaciones o ramas, no de tres sustancias o entidades, ya que el acto de comunicación no es puro: o sintáctico o semántico.
     
      La S. como disciplina en formación, aunque tendiendo a constituirse en la ciencia abarcarte de los signos, se beneficia e incorpora las aportaciones procedentes de otros campos. En la «sintáctica» están interesados matemáticos, antropólogos, lingüistas y psicólogos y sobre temas como el signo mismo, los mensajes y su transmisión (señal y ruido; distancia espacial, psicológica y social; ruido; entropía, redundancia y equilibrio; retroacción y control). En la «semántica» -dominio del significado, que es siempre compartido y cultural- se interesan los anteriores, a excepción de los matemáticos, y los psicólogos, porque implica el mundo del simbolismo (v.) y los actos simbólicos, e incluye temas como los códigos y la cultura y las diversas dimensiones del significado (de situación, cognitiva, afectiva). En la «pragmática» se mueven psicólogos y sociólogos, puesto que contempla las reacciones de las gentes ante los signos, sea dentro de grupos pequeños o grandes; se insertan aquí, en consecuencia, el estudio de la comunicación de masas,la comunicación intercultural y las investigaciones sobre opinión pública (v.). En Europa, especialmente en la escuela francesa, hay un predominio del campo de la sintáctica; la busca de estructuras subyacentes a los mensajes es un objetivo necesario aunque no suficiente, pero que complementa la tendencia americana a moverse casi exclusivamente dentro de la pragmática.
     
      Para todo esto, las relaciones de la S. con otras ciencias y para la historia de la formación de la S., v. SIGNO Y SIGNIFICACIÓN I, 6-9, y también SIGNO Y SIGNIFICACIÓN LINGÜÍSTICOS.
     
     

BIBL.: F. SAUSSURE, Curso de lingüística general, Buenos Aires 1961; CH. S. PEIRCE, Collected Papers, Cambridge, Mass. 1931-35; CH. MORRIS, Signos, lenguaje y conducta, Buenos Aires 1962; N. WIENER, Cybernetics or Control and Communication in the Animal and the Machine, Nueva York 1948; E, VERON, Conducta, estructura y comunicación, Buenos Aires 1968; U. Eco, La estructura ausente, Barcelona 1972; y la bibl. de SIGNO Y SIGNIFICACIÓN I.

 

F. SANABRIA MARTÍN.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991